sábado, 29 de diciembre de 2012

[OneShot] He's So Mean

Titulo: He's so mean
Extensión: OneShot
Autora: Ayaa [Poseida por el aburrimiento!]
Pareja: Hikaru Yaotome – Okamoto Keito [HikaTo]
Género: Yaoi-Lemmon
Nota: Canción que me inspiró para este oneshot: She's so Mean –Matchbox Twenty





He's so mean.

Se había encerrado en aquel estudio, estaba demasiado estresado, escuela, trabajo y más trabajo, estaba llegando a su limite, solo había una forma de desahogarse, así que tomó su guitarra y comenzó a tocar algunas canciones, comenzando por algo tranquilo hasta acelerase y perderse por completo en cada acorde, tocar la guitarra lo volvía loco, lo transformaba, en esos momentos Okamoto Keito era otro, alguien que nadie había conocido antes puesto que nadie se atrevía a interrumpirlo debido a ciertas experiencias no muy agradables.

-¿Y Keito?-
Preguntó Hikaru un poco extrañados, estaban todos menos él y no era normal.
-Debe estar encerrado-
Respondió Yabu con normalidad.
-¿Encerrado?-
Al parecer, el único que no se enteraba de nada era Hikaru.
-Como siempre, solo dejalo, no tardara en venir-
En ese momento Yabu se puse de pie y se acercó al centro de aquel salón de ensayos.
-¡Vamos a ensayar de nuevo!-
Todos respondieron, se pusieron de pie y comenzaron a acomodarse, el único que parecía no saber en donde estaba “encerrado” Keito era Hikaru.
Miró curioso a su alrededor, clavó su mirada en la puerta pero el chico jamás llegó, terminaron de ensayar, afinaron detalles pero Okamoto no regresaba.
Todo el mundo parecía saber en donde estaba y porqué no aparecía menos él, eso no le gustaba, en lo absoluto, odiaba sentirse excluido, y más cuando se trataban de cosas del grupo.
Ahora todos descansaban, estaban a minutos de poder irse a sus casas, pero antes de recoger sus cosas decidieron ponerse a conversar un poco, pero Hikaru aprovechó el momento y salió del lugar si ser visto. ¿A dónde podría ir? Pensó un poco, la verdad es que no tenía idea de donde buscar, pero tenía que comenzar a hacerlo si deseaba encontrarlo, quería saber porque el menor se había salido a mitad del ensayo, ¿Acaso no era la primera vez que lo hacía? Entonces, ¿Por qué no lo había notado?
Aparentemente, no hace mucho, Keito comenzó a llamar su atención, a causarle interés, más del que se imaginaba, desde que había comenzado a tratar con él para tocar juntos en la banda lo había descubierto un poco más, haciendo que ese interés incrementara, cosa que antes seguramente pasaba desapercibido.
Buscó por los alrededores pero no estaba por ningún lado, en aquel piso todos los salones de baile estaban vacíos, pensó un poco y subió por las escaleras al piso de arriba, tal vez ahí podría encontrarlo.
Por un momento pensó que podría estar buscando en el lugar equivocado, todo parecía estar solitario, hasta que llegó al estudio, la puerta estaba cerrada pero no tenía seguro.
Giró lentamente la perilla y al entrar pudo escuchar el sonido de una guitarra, sabía quien podía hacer, ese estilo era inconfundible, terminó por comprobar su presentimiento cuando entró por completo y lo vio, estaba tan concentrado, completamente perdido, jamás lo había visto así, estaba seguro que jamás había puesto esa expresión cuando ensayaban todos juntos, eso resultaba ser fascinante, en verdad era bueno.

Cuando Keito terminó de tocar se quedó inmóvil, con la guitarra aún entre sus manos. Hikaru le aplaudió orgulloso y se acercó a el.
-¡Fantástico Keito! No sabía que podías tocar así, si por esto te escapaste de los ensayos creo que puedo perdonarte-
Dicho esto, el mayor le dio una palmada en la espalda, pero por alguna extraña razón el menor no decía nada, estaba inmóvil aún y aquello era extraño, demasiado. Un escalofrío recorrió su espalda pero ignoró aquel presentimiento y continuó hablando.
-¿Puedes volverr a tocar otra cosa? Me gustaría escucharte desde el principio-
Justo en ese momento Keito levantó la mirada y clavó sus ojos en los de Hikaru, éste se sorprendió y con dificultad tragó saliva.
-¿Estás enojado o algo? ¿No debí entrar?-
Preguntó sintiéndose amenazado por aquella mirada tan seria.
-Exactamente, no debiste entrar, ahora...-
Respondió Keito al fin con una voz que jamás había escuchado antes, con esa sensualidad que desconocía y que aún así aceleró sus sentidos.
Lentamente Keito arrinconó a Hikaru contra la pared, aún sostenía su guitarra, tan solo la hizo a un lado, recargandola suavemente en la pared, justo a un lado de Hikaru.
-¿Q-qué te pasa?-
Preguntó nervioso, se sentía amenazado e incapaz de escapar, ¿Por que aquellos ojos tenían que inmovilizarlo de esa manera?
-No tengas miedo, solo voy a-
No terminó de decir aquello cuando de inmediato posó sus labios sobre los de Hikaru, éste aún estaba extrañado, sorprendido, pero Keito no pensaba darle tiempo de procesar la situación así que no tardó en tomar el rostro del mayor con ambas manos al mismo tiempo que intensificaba aquel contacto, abrió sus labios y los de Hikaru hicieron lo mismo, enredó sus dedos en el cabello del menor mientras lo besaba con tanta pasión que no parecía detenerse ni apagarse en ningún momento.
A pesar de lo asombrado que estaba, Hikaru lo estaba disfrutando, no comprendía a que se debía aquello pero no iba a pensarlo más, no podía luchar, se estaba dejando llevar con tanta facilidad que en segundos tomó la cintura de Keito y comenzó a pegarlo más a su cuerpo.
En un instante ambas partes rozaron y gimieron al mismo tiempo, estaban tan excitados ahora que definitivamente no iban a detenerse por nada.

Aquel beso tan profundo, pasional, jugando con sus lenguas, explorando cada parte de sus bocas solo hacía subir la temperatura en cada uno.
Keito estaba ansioso, así que comenzó a infiltrar sus manos por debajo de la camisa de Hikaru, tocando su abdomen hasta llegar a los pezones, los cuales comenzó a acariciar en forma circular, exitándolo aún más.
Por otra parte, Hikaru estaba tan extasiado, jamás imagino que Keito pudiera hacer semejantes cosas, todo tan placentero, su mente aún estaba en blanco, de alguna manera quería permanecer así.
Keito cortó aquel beso solo para dirigirse de inmediato al cuello de Hikaru, lamiendo y besando de a poco al mismo tiempo que acariciaba la espalda del mayor, el cuál estaba a punto de enloquecer, no podía negarlo, deseaba aún más.
Todo estaba marchando a la perfección, estaba seguro de que experimentaría el mejor sexo en mucho tiempo, pero vaya sorpresa se llevó cuando sintió algo vibrar dentro de su bolsillo, al mismo tiempo que aquella tonadita sobresalía.
-N-necesito contestar-
Logró decir Hikaru al notar que Keito no se detenía.
-Pues responde-
Le dijo mirándolo a los ojos y volviéndolo a besar tan fogosamente.
Con un gran esfuerzo, Hikaru logró sacar su teléfono y cuando Keito dejó de besarlo respondió, tremendo susto se llevó cuando alguien le gritó del otro lado de la línea, sabía bien de quien se trataba, el líder del grupo, Yabu.
-¡¿En dónde rayos estás Hikaru Yaotome?!-
-Ah... pues...-
No sabía que decir.
-¡¡Será mejor que te des prisa, todos estamos esperándote, no se puede ir la camioneta si no estamos todos!!-
Dicho esto Yabu cortó la llamada.
-E-es hora de irnos-
Hikaru dijo estás palabras mientras miraba a Keito, este suspiró pesadamente y se alejó, acomodó su camisa y tomó la guitarra para ponerla en su lugar.
Ambos permanecieron en silencio, Hikaru quería decir algo pero no sabía qué, fue entonces que recordó que sus cosas aún estaban en el salón de ensayos, así que sin más, salió corriendo.

Cuando llegó al estacionamiento, Yabu lo recibió con mala cara.
-Si ya sabes que tenemos que estar todos puntuales para poder irnos y tú te tardas, ¿En dónde estabas?-
No sabía que responder, le avergonzaba decir la verdad.
-Ah, por ahí, pero ya estoy aquí-
Sin más, entro a la camioneta, Keito ya estaba ahí, sentado junto a la ventana, como siempre, al parecer había vuelto a la normalidad, o al menos eso quería pensar puesto que platicaba tranquilamente con Yuto y con Chinen, todo bajo control, pero Hikaru no estaba bajo control, estaba en estado de schok, aún podía sentir los fogosos labios de Keito sobre los suyos y aquellos fríos dedos tocar su cuerpo, definitivamente no había sido un sueño, pero como el menor se comportaba como si nada, tal ves era mejor creer que si lo había sido.

El día siguiente lo tenían libre, así que pudo despertar más tarde de lo acostumbrado, tomó un desayuno ligero, se vistió y salió a la calle, no le gustaba quedarse encerrado, necesitaba ropa así que fue a buscar algo de su gusto.
Por más que intentaba distraerse no lo conseguía, hasta había tenido un sueño bastante húmedo por la experiencia del día anterior, Hikaru no comprendía nada, estaba ansioso, confundido, pero no había nada que pudiera hacer.
Pasó frente a una tienda musical y miró las guitarras, recordando, sin duda, aquella experiencia, todo aún se sentía tan real, sacudió su cabeza y avergonzado de su propia perversidad, continuó caminando.
Poco después recibió una llamada a su teléfono, como siempre, era Yabu.
-¿Estás ocupado?-
-No, salir a comprar algunas cosas, pero nada importante, ¿Pasa algo?-
-Takaki y yo estamos por comer algo delicioso, ¿Quieres venir?-
Hikaru no lo pensó mucho y respondió.
-Está bien, en dónde estarán-
En seguida Yabu le indico en donde y a que hora se verían, pero antes de colgar le dijo algo en tono preocupado.
-Hikaru... ayer, ¿En dónde te metiste?-
Se sorprendió por aquella pregunta y se sintió nervioso.
-Ah, por... por ahí-
-De casualidad tú... ¿Te encontraste con Keito?-
Vaya, una nueva sorpresa, ¿Cómo podía imaginarse algo así?
-Bueno, eso mejor lo hablamos en persona, nos vemos-
Yabu colgó pero solo dejó a Hikaru confundido e intrigado.

Cuando llegó a aquel restaurante, lo llevaron hacia la mesa en donde Takaki y Yabu se encontraban, se saludaron y Hikaru tomó asiento.
-Te ves serio, ¿Pasó algo malo?-
Preguntó Takaki con sorpresa, para Hikaru era inevitable no mostrarse así, quería tocar el tema rápidamente pero no sabía como hacerlo.
-Yabu me dejó con una duda-
En ese momento el líder se sorprendió y entonces comprendió todo.
-Entonces si te encontraste con Keito ayer...-
Hikaru no respondió pero al ver la reacción tanto de Yabu como de Takaki se sintió intrigado y de alguna manera, preocupado, ¿Acaso lo habían visto o escuchado algo?
-Dime que no entraste cuando estaba tocando la guitarra...-
-Pues... si, lo vi tocando la guitarra-
Esto era extraño, ahora Takaki parecía saber también.
-Así que ya somos todos ahora si-
Suspiró Yabu con derrota.
-Ese Keito no tiene limites-
Hikaru no comprendía bien de lo que hablaban sus amigos, así que exigió una explicación.
-¿De qué hablan?-
Entonces, al ver la expresión de sus amigos logró comprender, sorprendido, no pudo evitar el preguntar.
-¿Acaso a ustedes les hizo-
-¡No lo digas en voz alta!-
Exclamó Yabu mientras Takaki se cubría los oídos, fue entonces que Hikaru terminó de sorprenderse y quedarse sin habla.
-Eras el único que faltaba, creí que jamás te entraría la curiosidad de buscarlo, pero lo hiciste... y en el peor de sus momentos, creo que es culpa mía por no advertirte antes-
Yabu sonaba culpable. Al fin Hikaru recupero el habla.
-Dejame ver si entendí, ¿Keito ya.... a todos?-
Hikaru trató de expresar aquello con un gesto el cual fue completamente entendible para Yabu y Takaki, los cuales asintieron.
-Espera un momento, ¿Por qué soy el único que no sabía?-
-Nadie sabía hasta que lo platicamos sin querer-
Confesó Takaki.
-La situación es la siguiente, Keito se vuelve... extraño, solo cuando esta tocando la guitarra-
-¡Eso es una tontería! ¡Siempre ha tocado la guitarra! ¡Hasta en los conciertos! Jamás se ha puesto... extraño-
Yabu suspiró y continuó explicando.
-Solo le pasa cuando esta solo y toca lo que se le da la gana, al primero que le paso fue a Yuto, después fue Chinen, después fui yo, luego Yamada, tiempo después al parecer tuvo un...-
Yabu se detuvo, le avergonzaba continuar, así que fue Takaki quien lo dijo.
-Tuvo un trío con Inoo y Daiki-
-¡¿Qué?!-
Hikaru se puso de pie sorprendido ante lo que acababa de escuchar, ésto era demasiado.
-Sientate-
Le dijo Yabu en voz calmada, Hikaru tomó asiento y respiró profundo.
-Después de esos dos siguió Takaki-
Hikaru no pudo evitar girarse para mirar a un avergonzado Takaki que de inmediato bajó la cabeza.
-¿Por qué si ya había pasado todo eso nadie me dijo nada?-
-Porque eres la última persona que buscaría a Keito o se acercaría a él, la mayor parte del tiempo solo estás ocupado en tus asuntos, no creí que también te tocaría a ti...-
Yabu respiró y miro hacia otro lado.
-Pero no es nada grave, solo toquetea a la gente, no llega a más, al menos eso nos pasó a todos-
Dijo Takaki queriendo, de alguna manera, ser un poco optimista, pero no se ganó más que una mirada de enojo por parte de Yabu.
-Resulta ser un poco salvaje pero después te habla como si nada, parece que no lo recuerda o no sé, igual es mejor evitarlo cuando este solo-
Dijo Takaki.
-Es mejor tratarlo cuando no esta en ese trance, no es que sea una mala persona o alguien a quien temer, pero es una experiencia un poco... traumantizante-
Hikaru miró atentamente a Yabu y a Takaki, no podía guardarse la duda así que pregunto.
-¿Qué tanto les hizo? ¿Fue salvaje o algo así?-
Ambos chicos abrieron sus ojos con sorpresa y comenzaron a toser de nervios.
-¡No es necesario que te lo digamos! Seguramente también te lo hizo a ti-
Le dijo Yabu con cierta vergüenza.
-Es que... a mi no me hizo nada, solo nos besamos, supongo que estaba por empezar cuando me llamaste y se detuvo, entonces yo me salí porque olvidé mis cosas y cuando lo volví a ver ya estaba en la camioneta como si nada, por eso no me puedo imaginar la razón de su trauma-
Takaki miraba detenidamente a Hikaru mientras que Yabu tomaba un poco de agua.
-No creo que hagan falta los detalles, supongo que eres el único afortunado así que está bien, solo evita encontrarte con él de nuevo y tu trasero estará a salvo, ¿entendiste?-
Ante las palabras de Yabu, se sorprendió y adivinó un poco que pudo haber sido tan “traumatizante”.
-Ya veo, así que él les dio a todos-
Takaki escupió su agua sin poder evitarlo tras escuchar las palabras de Hikaru.
-¡No lo digas en un lugar público!-
Lo regañó Yabu, fue así como Hikaru no se atrevió a preguntar más, al menos lo escencial ya lo sabía.

Llegó a su casa cansado, se había enterado de algo tan... increíble, jamás imaginó que Keito tuviera esa personalidad tan... sexualmente activa.
De cierta forma se sentía extraño, ¿Por qué a todos ya les había pasado algo así con Keito menos a él?
-Y pensar que lo tratan como si nada cuando estamos todos, ¿Acaso son hipócritas o qué?-
Se dijo en voz baja mientras se tiraba sobre el sillón boca abajo, ya no quería pensar en eso pero era inevitable.
En ese momento su teléfono sonó, no quería responder pero no tenía esa mala costumbre, así que respondió.
-¿Si?-
-Hikaru, ya tengo el arreglo de guitarra para la canción, ¿quieres escuchar?-
Se sorprendió tanto al escuchar su voz que casi se cae del sillón en un intentó por sentarse, después de lo que había escuchado no estaba preparado para saber de Keito en las próximas horas.
-Ah, Keito... eh... si claro, ¿Te parece si mañana me muestras lo que hiciste?-
-Está bien, te veo mañana en el estudio-
Justo después ambos colgaron, Hikaru sintió como su corazón aún latía agitado, se había puesto muy nervioso, pero trato de despejar su mente, ahora que sabía la verdad tenía conocimiento de lo que debía evitar a toda costa, pero aún no caía en la cuenta de que acababa de cometer un grave error, y sin darse cuenta solo se relajó y descansó el resto del día.

Llegó al estudio y estaba vacío, al parecer Keito aún no había llegado, entonces entró como si nada, se sentía más tranquilo, se había dedicado a escribir canciones, componer, hacer lo que siempre le había gustado así que practicamente lo del día anterior estaba olvidado.
Se acercó tranquilamente a la guitarra, miró el bajo y lo tomó, había comenzado a afinar un poco cuando Keito entró.
-Perdón, ¿Me tardé?-
El chico se veía bastante normal, por que Hikaru no se preocupó en lo absoluto.
-No, acabo de llegar, muéstrame lo que hiciste, después veremos si queda con lo que yo hice, ¿Está bien?-
-Si-
Keito dejó sus cosas a un lado, sacó unas partituras, tomó la guitarra y comenzó a tocar tranquilamente, para Hikaru todo era absolutamente normal.
-Está perfecto, ¿Te parece si tocamos juntos desde esta parte? Me gustaría probar que tal suena-
Hikaru señaló una parte en la partitura y Keito aceptó.
-Está bien, yo igual quiero saber como suena con el bajo-
Así pues, ambos comenzaron a tocar tranquilamente, siguiendo la partitura, todo parecía perfecto, no había problema alguno.

Transcurrieron un par de horas y ambos terminaron con los arreglos necesarios.
-Genial, suena bastante bien-
Dijo Hikaru bastante convencido y sonriente.
-Si, a mi también me gusta-
Ambos se miraron y sonrieron, después Hikaru dejó el bajo a un lado y se puso de pie.
-Tengo sed, ¿Tú no?-
-No, estoy bien, si quieres ve a comprar algo, aquí te espero-
Le dijo Keito con tanta normalidad.
-De acuerdo, voy a comprar agua, no tardo. ¿Seguro que no quieres nada?-
Keito negó con la cabeza y sonrió, Hikaru le sonrió de vuelta y salió del estudio con pasos alegres, en verdad que se la pasaba muy bien con Keito, lo del día anterior practicamente estaba olvidado, aunque aún estaba en su mente las palabras de sus amigos, pensó en ignorarlas, todo estaba bien ahora, eso de que Keito solo se pone así cuando toca la guitarra y está solo debe ser una mala imagen que tienen todos, no podía ser verdad, aunque debía haber otro motivo.
De nuevo se sintió intrigado, pero descubrió que no tenía caso pensar más en ello, así que compró su bebida en la máquina más cercana y emprendió el camino de regreso.

Ya estaba cerca cuando escucho el sonido de una guitarra, sonaba igual que aquel día, un escalofrío recorrió su espalda pero aún así continuo, entró al estudio y cerró la puerta, observo completamente sorprendido a un Keito tan concentrado en lo que hacía, por un instante Hikaru se perdió completamente en aquella imagen, que ni cómo negarlo, era en extremo sensual.
Lo observó sin parpadear, no deseaba perderse de absolutamente nada, hasta que el menor hubo terminado fue cuando se atrevió a hablar, pero sin acercarse.
-De verdad lo haces muy bien, has vuelto a impresionarme Keito-
Y de nuevo ahí estaba esa mirada seductora, clavada directo en sus ojos, se puso nervioso, pensó que tal vez debería salir corriendo, pero sus piernas no le respondían, simplemente se quedó ahí, de pie, sin mover ni un músculo.
Hikaru observó como Keito dejaba su guitarra a un lado y comenzaba a acercarse a él con pasos lentos, mirándolo como si de una presa se tratara.
-K-Keito... ¿Q-qué te pasa ahora?-
En ese momento observó como una sonrisa traviesa se dibujaba en el rostro del menor y sintió como sus pulsaciones se aceleraban.
-Tú y yo tenemos algo pendiente, contigo es la primera vez que alguien se me escapa pero hoy no va a ser así-
En ese momento se acercó a Hikaru, respiró suavemente sobre su cuello, ocasionando que el mayor se paralizara aún más. Keito sonrió, metió su mano en el bolsillo de Hikaru y sacó su teléfono celular.
-No vas a necesitar esto por un rato-
Sin despegarse mucho de Hikaru, apagó aquel aparato y lo botó lejos.
-¿Qué te pasa? ¿No vas a decir nada?-
Le dijo al oído con aquella voz tan sensual que lo derretía por dentro, sin embargo aún no sabía como reaccionar, solo pudo retroceder torpemente un par de pasos, pero su espalda chocó contra la puerta.
-Si querías escapar lo hubieras hecho rápido, ahora definitivamente no te dejaré ir-
Tras decir esto, Keito le puso seguro a la puerta y se lanzó por los labios de Hikaru, tan feroz como un tigre, lo devoraba con tanta pasión que el mayor estaba reaccionando sin pensarlo, le estaba besando de la misma manera, haciendo que la temperatura subiera rápidamente, no iba a negarlo, el también quería acabar con aquel pendiente, lo deseaba, para su cuerpo era obvio y para su mente también.

Al notar la respuesta de Hikaru, Keito sonrió después de separarse de el, comenzó a besarle el cuello y a infiltrar su mano por debajo de su camisa, acariciando suavemente su abdomen, deslizándose traviesamente hacia uno de los pezones, comenzando a acariciarlo en círculos, jalando un poco de vez en cuando, excitándose con cada gemido del mayor.
Poco a poco logró quitarle la camisa y aquel bronceado torso, que aunque delgado tenía una forma exquisita, quedó a su disposición.
Después de lamer y saborear el cuello de Hikaru, comenzó a deslizarse, más y más lamidas hasta llegar a uno de los pezones, comenzo a morderlo suavemente, después a lamerlo mientras que jugaba con el otro con su mano.
Hikaru sentía enloquecer a cada segundo, no podía esperar a llegar más lejos, sin embargo no iba a precipitarse, necesitaba disfrutarlo y eso hizo.
Después de jugar con sus pezones, Keito bajó un poco más, lamiendo, mordiendo, besando, simplemente saboreando aquel cuerpo que le resultaba tan exquisito, un cuerpo que desde hace mucho no probaba y que en definitiva sería suyo.
Llegó a la cintura y con sus dientes abrió el pantalón de Hikaru, por encima de la ropa lamió su parte baja, la cual estaba tan dura que escuchar los gemidos del mayor lo incitaba a continuar.
Poco a poco bajó el pantalón junto con la ropa interior, quedando frente a él aquel pedazo de carne completamente excitado, sin pensarlo, lo introdujo en su boca y comenzó a saborearlo.
Hikaru gemía, en verdad que el menor sabía lo que estaba haciendo y si que lo hacía bien, aún así, él también quería divertirse con él, quería escucharlo gemir, gritar de placer, así que ya tomaría su turno, solo tenía que disfrutar un poco más.
Keito introducía aquel miembro en su boca una y otra vez, lamía la punta, jugaba con ella y volvía a introducirla, cada vez a un ritmo más acelerado, los gemidos cada vez más fuertes de Hikaru lo hacían acelerar el ritmo.
Dentro de poco, Hikaru sintió aquel placer desbordarse por todo su cuerpo al mismo tiempo que su blanco liquido se derramaba dentro de la boca de Keito, éste lo tragó, lamió su labio y subió para besar al mayor con mucha más intensidad, eso definitivamente aún no había terminado.
Hikaru había notado que Keito deseaba tomar el control, pero no iba a dejar las cosas así, por lo que decidió comenzar a jugar él también.
Mientras lo besaba, le quitó la camisa y acarició cada parte de aquel bien formado torso, aquella piel tan suave y que olía tan bien, lo embriagaba por completo, enseguida, de un solo movimiento, logró recostar a Keito en el suelo, sin lastimarlo, comenzó a besar su cuello hasta dejarle una marca, el menor no pareció protestar por lo que continuo con su deber.
Con ambas manos se puso a jugar con aquellos pezones mientras volvía a besarlo, en esos momentos, evidentemente, Hikaru ya no pensaba con claridad, sin duda Keito había comenzado con el juego, pero estaba seguro de que él iba a terminarlo como se debe.
Sin dejar de besar a Keito, deslizó su mano hasta la entre pierna de este y comenzó a acariciar aquel bulto que estaba tan duro. El menor gemía entre besos y eso a Hikaru le encantaba, lo incitaba a continuar, era su momento de tomar el control.
Después de desabrochar el pantalón de Keito, aún sin dejar de besarlo, introdujo su mano por debajo de la ropa interior y comenzó a tocar aquel erecto miembro. Keito parecía retorcerse de placer, era la primera vez que alguien lograba tomar el control sobre de él, le fascinaba.
Hikaru comenzó a masturbarlo tan placenteramente, no podía evitarlo, se estaba volviendo loco de tanto placer, para ser la primera vez que alguien lo controlaba no estaba nada mal.
Gemía tan fuerte que Hikaru solo optó por besarlo para callarlo un poco, dentro de poco el menor se corrió sobre su mano, así que aprovechando que sus dedos estaban húmedos, dio el siguiente paso.
Con su otra mano le quito por completo el pantalón y la ropa interior a Keito, este sin querer abrió las piernas para lograr deshacerse de las prendas cuando Hikaru aprovechó e introdujo uno de sus dedos en la entrada del menor.
Keito gritó de dolor, al parecer era la primera vez que alguien hacia eso, pero Hikaru no iba a detenerse, así que empezó a mover su dedo, en círculos, entrando y saliendo, mientras intentaba opacar el dolor del menor besando su cuelo, sus labios, todo lo que estaba a su alcance.
-¿Así que es la primera vez que alguien va a tomarte?-
Hikaru estaba tan envuelto en aquella pasión que ahora su voz sonaba tan seductora, algo que termino por complacer a Keito.
-Serás el primero, más te vale hacerlo bien-
Le respondió Keito con la misma voz llena de placer mientras jadeaba.
-Lo vas a disfrutar-
Dicho esto, Hikaru introdujo un segundo dedo, y para evitar que Keito gritara, lo besó.
Poco a poco el cuerpo de Keito se acostumbraba a tal intromisión, los dedos de Hikaru tocaban en lo más profundo, pero sabía que podía sentir más, así que el movimiento de sus caderas le indicaron al mayor que estaba listo para recibir aún más.
Sin perder más tiempo, sacó sus dedos, abrió aún más las piernas de Keito, acercó su miembro a su entrada, pero antes, miró al menor fijamente a los ojos.
-Dámelo ahora-
Le pidió Keito con aquella mirada tan seductora. Hikaru sonrió, lo besó y al mismo tiempo, de un solo movimiento, entró en el cuerpo de Keito, haciéndolo gemir de dolor.
-¿Te duele mucho?-
Preguntó Hikaru un poco preocupado mientras luchaba por no continuar, la estrechez del menor aprisionando su miembro era tan deliciosa que se moría por continuar.
-No importa, sólo dame más-
Le pidió Keito entre gemidos mientras rodeaba su cuello con ambos brazos y lo besaba. Hikaru lo besó con la misma pasión y comenzó a moverse lentamente. Keito no pudo más, dejó de besarlo y solo se aferró a él, arañando su espalda, deseando sentirlo más adentro, más placer, quería más, se había acostumbrado rápido así que movía sus caderas exigente, rodeó la cintura del mayor con sus piernas y se movió más rápido.
A Hikaru, el sentir que Keito pedía más, solo lo excitaba, él también quería más, así que también comenzó a embestirlo más rápido.
Se detuvieron un poco gracias a un movimiento de Keito, quien solo intercambió lugares.
-El hecho de que seas tú quien entre no significa que debas estar arriba-
Hikaru lo miró y observó como ahora Keito se sentaba sobre de él y lentamente se penetraba con su miembro. Aquello fue sumamente placentero. Keito apoyó sus manos sobre el pecho de Hikaru y comenzó a moverse de arriba hacia abajo, primero lento y poco a poco tomó más velocidad.
Hikaru decidió aumentar el placer del menor tomando su miembro y acariciándolo rápidamente, de arriba hacia abajo, podía escuchar los gemidos de Keito cada vez más fuertes.
Continuaron a ese ritmo por un momento más, hasta que ambos sentían que tanto placer ya no podía permanecer dentro de sus cuerpos, así que Keito terminó por correrse sobre la mano de Hikaru y éste en el interior del menor.
Jadeante, logró sacar el miembro de Hikaru de su interior y se dejó caer sobre su cuerpo.
-Al fin alguien me complace como se debe-
Hikaru miró a Keito.
-Ya me enteré que se lo hiciste a todos-
-Ah, ya te contaron... ya se habían tardado supongo-
Al parecer la voz de Keito volvía a la normalidad.
-Pero de todas las veces, ésta ha sido la mejor-
Keito miró a Hikaru con aquella sensualidad, el mayor sonrió y le revolvió los cabellos.
-Eres tan directo-
Ambos se miraron y sonrieron.
-De ahora en adelante, si vas a tocar la guitarra tienes que avisarme, yo vendré, nada de que alguien más este contigo-
Keito soltó una pequeña carcajada.
-¿Eso que quiere decir?-
-No voy a dejar que alguien más descubra lo loco que estás, imaginate, pueden llevarte a una clínica y jamás podrás tocar la guitarra de nuevo-
Bromeó Hikaru.
-Estás exagerando, solo dí que quieres que me acueste contigo nada más-
Keito miró como el rostro de Hikaru se sonrojaba.
-En verdad eres tan directo-
Dicho esto, pudo sentir como Keito lo besaba.
-Si solo quieres que lo haga contigo, solo tienes que decirlo, la guitarra es solo un pretexto para advertir que quiero algo de diversión-
-Entonces, solo tocarás la guitarra frente a mi, no asustes más a los demás-
-Bien, trato hecho, más te vale que te prepares porque ésto es solo el comienzo-
Hikaru sonrió un poco nervioso, pero la idea no le desagradaba, Keito podría estar loco, psicópata, solo tal vez, pero eso no importaba, le gustaba, y al parecer él aceptaba estar solo con el, definitivamente estos ya no serían solo encuentros para tener sexo, puesto que era evidente que entre ambos, había un sentimiento de por medio.

-¿Así que practicamente ya tienen una relación?-
Le preguntó Yabu por teléfono.
-Algo así-
Respondió Hikaru mientras sonreía, colgó y dejó su teléfono sobre la mesita de noche, se giró para ver a Keito, quien dormía profundamente a su lado, ambos, enredados entre las sabanas, a pesar de ser medio día, necesitaban descansar, ya habían pasado dos meses y no dejaban de divertirse, tanto en la cama como en la música, simplemente, era perfecto para ambos.

F I N

------------------------
Esta vez si es un oneshot cortito para no aburrir~ xD Supongo que no quedó tan sensual como esperaba, a la mera hora el final quedo simple -w- lo siento, sabes que no se hacer fics sensuales y con buenos finales xD
Igual es un HikaTo que se me vino a la mente gracias a la cancion que les puse arriba, no es completamente igual pero me inspiró~ :3
Espero y lo hayan disfrutado, ya casi se acaba el año~ ojalá pueda traerles algo más antes :D

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Obsess [Cap.19]

Capitulo 19

Con un poco de dificultad logró avanzar un paso y llegar hacia donde Kei y Ryutaro se encontraban, intentó hablar con normalidad, sonriente como siempre.
-Kei-
Escuchar la voz de Daiki lo hizo reaccionar de inmediato, desviando la mirada para verlo, casi olvidando que Ryutaro estaba junto a él.
-Daiki, que sorpresa-
-¿Qué hacen?-
Preguntó mirando a Ryutaro, quien de inmediato bajó la mirada e hizo una pequeña reverencia hacia Daiki.
-Ah, le agradecía a Ryutaro por acompañarme a un lugar-
Sonrió Kei dando un paso adelante para acercarse a Daiki.
-Es hora de retirarme, con permiso-
Dijo Ryutaro y sin más se marchó, entrando rápidamente a la casa, sabía muy bien que su rostro estaba comenzando a ruborizarse y no deseaba ser notado.
-¿Y a donde fueron?-
Preguntó Daiki curioso.
-Ah, a dejar algo, ¿Quieres pasar?-
Le estaba ocultando algo, era evidente, sin embargo Daiki ya no quiso pensar más en ello.
-Si, por eso vine-
-¿Te pasa algo? Luces extraño-
Observó Kei con detenimiento, después de todo la expresión de Daiki era seria, más de lo normal.
-No es nada, solo estoy cansado-
Fue lo único que dijo, necesitaba relajarse y recordar el propósito que lo había llevado a casa de Kei.
-¿Seguro? No tienes buena cara, ¿En verdad está todo bien?-
Insistió Inoo, después de todo no era normal que Daiki se mostrara así de serio.
-Bueno, en verdad hay algo que quiero decirte, pero mejor entremos-
Dicho esto, se adelantó, dejando atrás a un Kei confundido e intrigado, muy pocas veces Daiki parecía querer hablar de algo serio, era extraño y de cierta forma preocupante, trato de despejar los malos pensamientos y mejor lo siguió.

-Muchas gracias por la comida, te debo un gran favor supongo-
Dijo Yuya mientras caminaba hacia la puerta.
-Me has escuchado y eso es suficiente para quedar a mano-
Respondió Kota con una sonrisa débil.
-¿Qué pasará a partir de ahora entre ustedes? ¿En verdad Daiki dejará a Kei por ti?-
Aquello no sonaba bien, sentía que era un traidor con esas palabras, odiaba verlo así, pero en realidad él había amado a esa persona mucho antes de tener que irse, mucho antes de dejarlo en brazos de Kei… viéndolo desde ese punto, no estaba haciendo nada malo, tan solo expresaba sus verdaderos sentimientos, lo que en verdad había querido decir desde hace tantos años y estaba seguro de que era correspondido.
-Todo estará bien, creo que dejare de sentirme culpable…-
Fue lo único que respondió, Yuya asintió con la cabeza y soltó un suspiro.
-Si lo has decidido entonces no hay marcha atrás amigo, por ahora será mejor irme, quiero pasar a otro lugar antes de tener que regresar a la batalla-
Ambos se sonrieron, como buenos amigos, después Yuya se marchó rumbo a un lugar que necesitaba ir, después de todo había una persona a la cual necesitaba ver para recuperar energías, necesitaba de aquella sonrisa para sobrevivir el resto del día.

El camino fue largo, o más bien así lo sintió, sus ansias de verlo era tan grandes, pero aún así lo deseaba correr, tan solo intento controlarse, puesto que solo sería momentáneo, después de todo tendría que volver a dejarlo y regresar solo.
Cuando llegó a la pequeña casita, tocó la puerta tímidamente y después de unos segundos salió la madre de Chinen.
-¡Joven Yuya! ¡Qué sorpresa!-
Exclamo la señora.
-Disculpe la molestia, ¿Se encuentra Yuri?-
-Oh, no está, fue por un poco de agua, si gusta esperarlo-
-¿Por donde se fue?-
Preguntó Yuya de inmediato, un poco sorprendida, la señora le señaló el camino.
-No muy lejos hay un río, debe estar ahí-
-Gracias, hasta luego-
Se despidió con cortesía y emprendió el camino a paso apresurado.
Después de caminar un rato logró visualizar el río, antes de avanzar más buscó con la mirada y entonces ahí estaba lo que tanto anhelaba encontrar, sentado a la orilla mientras lanzaba piedras al agua.
-¿Se puede saber por qué pierdes el tiempo así?-
Aquello pareció sorprender a Chinen, quien de inmediato se puso de pie y se giró para mirarlo, sus ojos brillaban y sonrió ampliamente.
-Estoy aburrido, desde que no puedo servirte no hay nada interesante que hacer-
Takaki sonrió, en verdad lo había extrañado tanto.
-Pronto vendré para llevarte de regreso, por ahora solo disfruta de tu tiempo libre, que después no te dejaré tranquilo ni un instante-
Dicho esto, el mayor lo abrazó con ternura, le encantaba sentir aquel pequeño cuerpo entre sus brazos, sentir su calor, respirar su aroma.
-Yuya, ¿Pasa algo malo?-
Preguntó el menor con cierta curiosidad, después de todo sentía algo diferente en el comportamiento de Takaki y quería estar seguro de que al menos todo andaba bien.
-Descuida, tú no tienes que preocuparte por nada, yo tengo todo bajo control y definitivamente te tendré a mi lado para siempre-
Estas palabras lo hicieron sonrojarse, la suave voz de Takaki tan cerca de su oído le erizaba la piel.
-No hace falta que lo digas, de todas formas yo pensaba estar a tu lado pase lo que pase-
Aquello conmovió a Yuya, esa era la razón por la cual no podía rendirse, la razón por la que tenía que ser fuerte y oponer resistencia ante la imposición de su encaprichada madre, tenía que hacerlo por él.
-Yuri-
Lo llamó dulcemente mientras tomaba aquel delicado y fino rostro entre sus manos solo para depositar y un pequeño beso sobre sus labios.
Siempre que era besado por Takaki algo se revolvía en su interior, le encantaba, se sentía tan bien.
-¿En verdad tengo que quedarme aquí más tiempo?-
Preguntó Yuri con voz triste.
-Solo un poco más, solo tienes que esperarme un poco más, prometo que pronto regresaré por ti-
Dicho esto, besó su frente y volvió a abrazarlo con ternura, cerró sus ojos y respiró profundo.
-Todo va a estar bien-
Aquello fue incomprensible para Chinen, sin embargo no preguntó, simplemente cerró los ojos y se aferró al cuerpo de Takaki, lo extrañaba tanto, sentía que debía aprovechar aquel momento para sentirlo tan cerca.

-¿Qué es lo que quieres decirme?-
Preguntó Inoo mientras tomaba un poco de té.
-Ah… bueno… es que…-
No, se estaba poniendo nervioso, no sabía como abordar el tema, antes había estado decidido pero ahora… estaba dudando.
-¿Pasa algo malo?-
Inoo evidentemente comenzaba a preocuparse, no era normal que Daiki estuviese así, tan nervioso, como si algo no anduviese bien.
-Verás… hay algo importante que debo decirte-
Respiró profundo y al fin lo miró a los ojos.
-Adelante, te escucho-
-Yo… mis sentimientos…-
Le faltaba el aire, no podía hablar con claridad, cerró con fuerza los ojos y trato de encontrar algo de valor en su interior, pero resultaba complicado, después de todo era la primera vez que se veía en semejante situación.
Por otro lado, Inoo observó fijamente a Daiki, tenía un presentimiento, desde hace tiempo que era así, trató de estar tranquilo y preguntó.
-¿Acaso tus sentimientos ya no son para mi? ¿Vienes a decirme eso?-
Anhelaba en su interior una respuesta negativa, deseaba que solo fuese su mala intuición y que se tratara de otra cosa.
Daiki lo miró abriendo sus ojos lentamente al mismo tiempo que levantaba la cabeza, Kei resultaba ser tan intuitivo a veces.
-Si…-
Dijo en voz baja mientras volvía a bajar la mirada. En ese mismo instante su mundo se vino abajo, no quería creer lo que estaba pasando ahora así que una parte en su cabeza le decía que debía asegurarse.
-¿Estás hablando en serio? ¿En verdad ya no… ya no me quieres?-
Daiki solo asintió con la cabeza, era incapaz de mirarlo a los ojos, le estaba haciendo daño, pero ya no había marcha atrás.
-Lo siento… tenía que ser honesto contigo…-
Fue lo único que logró decir en voz baja, tragó saliva con dificultad, se puso de pie, se disponía a salir de aquella habitación, ya no tenía sentido permanecer ahí, sin embargo fue detenido por Kei, quien sostenía fuertemente su brazo.
-¿Por qué? ¿Por qué me dices esto?-
Su voz estaba llena de dolor, Daiki observó como luchaba para no verlo a la cara, parecía que en cualquier momento se desmoronaría, en verdad le estaba causando un gran dolor, pero no podía retractarse, no ahora.
-Porque es la verdad, es lo que siento, no puedo vivir engañado más tiempo, lo que sentía por ti… se ha terminado-
En ese momento Inoo lo soltó.
-Esto es algo… inesperado… pero si así lo has decidido no voy a detenerte, eres libre Daiki… ahora vete, antes de que me arrepienta…-
Solo escuchar estas palabras fueron suficiente para salir rápidamente de aquella habitación y para abandonar aquella mansión lo más rápido posible.

-¿Por qué se va así? ¿No acaba de llegar?-
Preguntó Yamada quien no se encontraba muy lejos de ahí. Al igual que Ryutaro, quien tenía un mal presentimiento, levantó su mirada hacia las escaleras pero fue incapaz de moverse.
-Será mejor continuar con lo que tenemos que hacer, no podemos meternos en cosas que no nos incumben-
Le dijo a Yamada y prácticamente se lo llevó arrastrando hacia la cocina.

Corrió lo más rápido que sus piernas se lo permitían, lo había dicho, sin poder evitarlo más el daño estaba hecho y solo podía dirigirse hacia un lugar, necesitaba verlo.
Tocó un poco desesperado a la puerta y una de las criadas lo atendió.
-¿Se encuentra Yabu?-
Pero tan solo preguntó aquello cuando éste apareció detrás de aquella criada.
-Daiki, ¿Qué haces aquí?-
Pero tan solo vio al mayor sus ojos se llenaron de agua, al notarlo simplemente lo tomó del brazo y se lo llevó lejos de la casa, quería un lugar más alejado y privado para averiguar lo que le pasaba a Daiki, aunque ya podía darse una idea.
Cuando llegaron a un lugar apartado y solitario, Daiki comenzó a llorar, preocupando a Yabu.
-No me digas que… ya le dijiste-
Daiki asintió con la cabeza y con torpeza limpió sus lágrimas.
-Daiki-
Lo llamó con voz dulce y lo abrazó con ternura, le dolía tanto verlo tan triste.
-Le hice daño… yo no quería pero… le hice daño…-
Sollozaba mientras se aferraba al cuerpo de Yabu y hundía su rostro en el pecho del mayor.
-Lo sé… le hemos hecho daño… pero ya no hay marcha atrás, yo quiero estar contigo… ¿Y tú?-
Yabu separó a Daiki de su cuerpo para poder mirarlo a los ojos, éste sonrió y después de respirar profundo respondió con una sonrisa.
-Yo también quiero estar contigo-
Fue así como Daiki abrazó a Yabu y se sintió de alguna manera renovado, sería difícil continuar los siguientes días, pero al menos estando juntos, todo podía ser más fácil.

El resto de la tarde pasó y casi al anochecer llegó a su casa, todo estaba en silencio, estaba seguro de que no iba a ser recibido ni atendido por nadie así que solo se dirigió a su habitación, pero para su sorpresa, su madre lo esperaba justo dentro de ésta.
-¿Qué haces aquí? ¿Aún no te vas?-
-No me iré de aquí hasta que se realice la boda, solo vine a avisarte que ya me disculpe en tu nombre y que pronto tendremos visitas, más te vale te comportes como se debe-
-No lo haré, no recibiré a nadie, ésta es mi casa, si vas a tener invitados que sea en la tuya, a mí déjame en paz-
Yuya trataba de guardar la calma, no quería ser más grosero pero era difícil, muy difícil.
-Cómo sea, vendrán mañana, más te vale que ahí estés o me encargaré de que te quedes en la calle y mueras de hambre-
Dicho esto la señora se marchó, Yuya estaba en graves problemas, su madre era capas de cualquier cosa con tal de alcanzar sus ambiciones, necesitaba pensar, hacer algo, pedir ayuda… ¿Pero a quién?

La cena ya estaba servida pero Kei no bajaba, no había dado señales de vida desde que Daiki se marchó de la casa, esto preocupaba a todos, en especial a Ryutaro.
-Deberías ir a ver si se encuentra bien-
Le sugirió Yamada, quien ya estaba cansado de aquel semblante en el rostro del menor.
-Ha rechazado a toda la servidumbre, es evidente que no quiere que nadie lo moleste-
Ryutaro suspiró y trató de concentrarse en su propia cena.
-Pero, ¿No crees que es extraño? Normalmente cuando el joven Daiki viene de visita él está de muy buen humor, sonriente y amigable, más que de costumbre, pero ahora las cosas no se ven muy bien, creo que tienes que ir-
-¿Y por qué habría de ir yo? No creo poder ser de ayuda-
-¿Entonces vas a dejar que se quede sin comer?-
Preguntó Yamada, solo esto fue suficiente para despertar a Ryutaro y hacerlo reaccionar.
-Tienes razón-
Dicho esto, se puso de pie y se acerco a las criadas que preocupadas, cuchicheaban en el comedor sin saber que hacer.
-Yo le llevaré la cena-
Les dijo interrumpiéndolas.
-Pero no quiere ver a nadie-
Le dijo una de ellas.
-Está bien, trataré de convencerlo, no podemos dejarlo sin cenar, eso no está bien-
Esto pareció convencer a las criadas así que comenzaron a acomodarlo todo sobre una bandeja de metal, la cual le entregaron a Ryutaro.
Decidido, comenzó a subir por las escaleras, con sumo cuidado de no derramar nada, necesitaba llegar con la cena intacta, aunque ahora lo que realmente le preocupaba era el hecho de que su joven amo no dejaba entrar a nadie, ¿cómo iba a conseguir que le abriera la puerta?
Después del angustiante recorrido, al fin llegó a la habitación de su amo y temeroso tocó a la puerta, esperó por una respuesta pero no la hubo, así que se atrevió y tocó de nuevo. Nada, no había respuesta, tocó una vez más, esperó pero el resultado fue el mismo, no había respuesta, esto no era normal, sabía bien que siempre respondía cuando tocaban a la puerta, en definitiva algo no andaba bien, así que sin más, tomó la perilla de la puerta, la giró y pudo abrir, asomó un poco la cabeza pero todo estaba obscuro, ¿Acaso ya estaba dormido?-
-Joven Kei… ¿En dónde está?-
Preguntó en voz baja mientras entraba y cerraba la puerta tras de sí. No se escuchaba absolutamente nada, esto lo asustó un poco, sin embargo fue valiente y continuó adentrándose en aquella habitación. Como pudo, encontró la mesita de centro que y ahí colocó la bandeja con la cena, logró encontrar una vela y con uno de los cerillos que estaba junto á ésta, la encendió. Fue entonces que encontró lo que buscaba, recostado sobre el sillón, con un semblante triste, eso no era normal ¿Qué le habría pasado?
-Joven Kei… despierte… le traje su cena… no debe dormir con el estomago vacío-
Ryutaro movía con cuidado el cuerpo de su amo.
Poco a poco éste comenzó a despertar y se sorprendió un poco al ver a Ryutaro.
-¿Qué haces aquí?-
-Perdón por entrar así, pero le he traído la cena-
-No tengo hambre, llévatela-
Le ordenó Kei con voz firme mientras se sentaba sobre el sillón y cubría su rostro con ambas manos.
-Disculpe pero, no puedo permitir que se quede sin cenar, eso no está bien-
Insistió Ryutaro.
-No tengo hambre, ya te dije, puedes irte-
-No puedo volver y decirles a todos que usted no quiere comer, todos estamos muy preocupados por usted, no puedo permitir que deje de comer, definitivamente eso no está bien-
Inoo miró a Ryutaro, éste tenía una mirada suplicante, sabía bien que el menor no iba a rendirse tan fácilmente.
-Ryutaro, ¿Quién te enseñó a ser tan insistente?-
Al parecer al fin sonreía, débilmente pero lo hizo. Esto calmó un poco el corazón de Ryutaro y solo le sonrió de vuelta.
-¿Quiere que le preparé un baño mientras cena?-
Inoo comenzaba a comer un poco y miró a Ryutaro.
-No, me bañaré mañana, por ahora solo cenaré, así podrás dejarme tranquilo-
-Entonces lo dejaré cenando, volveré más tarde para llevarme todo-
Ryutaro se disponía a marcharse cuando Inoo le habló con voz débil.
-¿No te quedarás? Creo que tu compañía me vendría muy bien ahora-
Esto lo sorprendió bastante, sin embargo no podía negarse, por lo cual asintió y tomó asiento frente a Inoo.
-Disculpe si soy un entrometido pero… ¿Ha pasado algo malo?-
Inoo, quien ya casi terminaba de comer, levantó la mirada.
-¿Por qué preguntas?-
-Bueno, cuando le pasa algo malo… se encierra en su habitación y no sonríe… -
-¿En serio? No lo había notado, parece que tú me conoces mejor que yo mismo-
Sonrió débilmente mientras terminaba su cena.
-No sé lo que le haya pasado, pero usted sabe que yo siempre estaré a su lado, pase lo que pase, no hay nada que no anhele más que estar a su servicio-
Sin querer, Ryutaro estaba reconfortando a Inoo con esas palabras, y por otro lado, el menor estaba siendo sincero, haciendo notar ligeramente sus profundos sentimientos.
-¿Lo dices en serio? No creo que quieras estar a mi lado para siempre, nadie quiere hacerlo, mi madre me abandonó arrastrada por la muerte, mi padre me ignora y prefiere estar lejos de mi y ahora… la única persona con la que podía sentirme feliz, querido… acompañado… también me ha abandonado. Seguramente tú lo harás algún día-
Inoo bajó la cabeza y cerró los ojos, el dolor estaba volviendo, se sentía tan miserable que solo sentía como su corazón se hundía cada vez más en la desolación.
-¡Yo jamás voy a dejarlo solo! ¡No existe persona que me importe más que usted!-
Exclamó Ryutaro con seguridad, ahora entendía la tristeza de su joven amo y al verlo así, un profundo dolor aparecía en su pecho, no era justo, ¿Por qué tenía que sufrir tanto? Aunque ya se imaginaba que esto podía suceder, puesto que había sido testigo de una escena no muy agradable entre Daiki y Yabu, aún así esperaba que todo fuese una confusión.
-Eso dices ahora, pero después de un tiempo, cuando crezcas, encontraras a una persona que signifique algo importante para ti y terminarás por irte, así son todos, en realidad nadie desea estar a mi lado…-
La voz de Inoo sonaba tan triste que Ryutaro no podía soportarlo más, así que sin pensarlo dos veces, se acercó a su joven amo, se arrodillo frente a él y lo abrazó cálidamente, sintiendo la cabeza de éste sobre su hombro.
-Yo jamás lo abandonaré, lo juro. Para mi… tu eres lo más importante que tengo en la vida, lo más valioso, a quien deseo cuidar por el resto de mi vida, yo te protegeré de ahora en adelante, confía en mi-
Sin darse cuenta, le hablaba con tanta naturalidad, haciendo a un lado las formalidades, sus sentimientos estaban desbordándose en ese preciso momento y ya no había marcha atrás, era solo resultado de su desesperado intento por evitar que Kei se hundiera más en aquella tristeza que podría terminar con él.
Las palabras de Ryutaro resonaron en su cabeza una y otra vez, cerró sus ojos y le devolvió el abrazó al menor, rodeando su delgado cuerpo con ambos brazos mientras se dejaba caer de rodillas al suelo.

Habían pasado el resto de la tarde juntos, caminando por el bosque, tomados de la mano y recordando viejos tiempos.
-¡Yo no lloré por eso!-
Exclamó Daiki.
-Claro que lloraste, ¿A quien fuiste a ver corriendo después de eso?-
Yabu sonreía divertido.
-Si no lo recuerdo entonces no es verdad-
-¿Qué significa eso? Eres tan infantil-
Ambos rieron y se detuvieron a mitad de camino.
-Ya es tarde, deberíamos volver-
Dijo Yabu mientras miraba al cielo.
-No quiero volver…-
Dijo Daiki con voz débil.
-¿Por qué no?-
Ante la pregunta de Yabu, se ruborizó ligeramente.
-No puede ser que este día terminé tan rápido, quiero estar contigo más tiempo-
Yabu sonrió.
-¿Eso que significa?-
Daiki soltó su mano, se colocó frente a él y lo abrazó, rodeando su cuello con ambos brazos, aunque eso significara tener que ponerse de puntillas para alcanzarlo.
-Significa que quiero estar a tu lado más tiempo, ¿No puedo?-
Yabu se sonrojó un poco, después abrazó de vuelta al menor y le dijo al oído.
-¿Vas a ser tan descarado?-
-No soy descarado, soy sincero, quiero estar contigo más tiempo, solo hemos pasado la tarde juntos-
Reprochó Daiki.
-¿Acaso no te parece suficiente?-
Preguntó Yabu divertido.
-No, estuve demasiado tiempo lejos de ti, necesito recuperar ese tiempo-
-Pero no fue tiempo perdido, no olvides que al menos fuiste feliz en mi ausencia-
Yabu dijo aquello con seriedad mientras alejaba a Daiki para mirarlo a los ojos, este entendió el mensaje y bajó apenado la mirada, casi había olvidado lo ocurrido anteriormente.
-Lo sé, y no me arrepiento, realmente… él me hizo muy feliz… y ahora le he hecho daño… soy lo peor… ¿Verdad?-
No podía darle la razón, si acaso alguien debería sentirse como basura debería ser él y no Daiki.
-Si yo… si yo no te hubiese dicho nada… ¿Qué hubieras hecho?-
Preguntó Yabu con curiosidad.
-No lo sé… creo que… lo mismo que hiciste tú… si tú no me buscabas yo terminaría por hacerlo…-
Ambos se miraron y sonrieron.
-Daiki, no podemos sentirnos culpables toda la vida, nos disculparemos como debe ser con Inoo y arreglaremos todo, tenemos que ser sinceros con él, lo merece-
La voz tan tranquila de Yabu le relajaba el corazón, asintió con la cabeza y volvió a abrazarlo.
-Por hoy, por este instante, quiero ser egoísta y no pensar en nada más que en este momento ¿Está mal?-
Yabu respiró profundo y disfruto tanto el sentir a Daiki entre sus brazos de esa forma, de respirar su agradable aroma, de sentir su calor, que tan solo sonrió y negó con la cabeza.
-Yo quiero lo mismo, jamás debí dejarte, no sabes el miedo que tenía de que te pasara algo malo de nuevo y no estar ahí para ayudarte-
-Nada malo pasó ni pasará, sé cuidarme, la gente del pueblo ha dejado a mi padre en paz y al parecer su trabajo es reconocido poco a poco, aunque aún falta mucho-
Ambos continuaron abrazados un poco más, no deseaban separarse y hacían aquel momento lo más largo que podían.

Al día siguiente despertó gracias a los rayos del sol que pegaban contra su rostro, lentamente abrió los ojos, no sentía la suavidad de su cama, sin embargo había algo cálido entre sus brazos lo cual hacia que se sintiera cómodo. Al abrir los ojos por completo pudo darse cuenta de lo que pasaba, al parecer se había quedado dormido sobre el suelo y tenía entre sus brazos a Ryutaro. ¿Por qué? ¿Cómo es que habían llegado a esta situación?
Fue entonces que recordó las palabras del menor, aquel abrazo y como al sentirse así, lentamente se quedó dormido.
Sonrió al ver el rostro del menor hundido en un profundo sueño, al parecer era temprano, miró a su alrededor y con cuidado de no despertarlo, se puso de pie, después lo tomó entre sus brazos y lo llevó a la cama, lo cubrió gentilmente con las cobijas y sin poder contenerse, le besó la frente.
-Gracias-
Le susurró mientras se recostaba junto a él y volvía a tomarlo entre sus brazos, era una sensación sumamente agradable para él, no podía explicarlo, no era la primera vez que se sentía así estando junto a Ryutaro, pero le gustaba sentir aquello, gracias a su compañía había sido fácil pasar la noche y sentía que podría soportar el ya no tener a Daiki a su lado.

Sabía que el día sería pesado, su madre ya lo había amenazado y aún tenía la mente en blanco, era realmente difícil oponerse a ella.
Salió de su habitación, bajó a la sala y todos los sirvientes hacían limpieza, al parecer bajo las ordenes de su madre. Caminó hacia la cocina y tomó un pan y un poco de leche casi a escondidas, sabía que si alguien lo veía lo delatarían con su madre y podría armarse un escándalo.
Como pudo se logró escapar y salió de la casa, tenía que pensar, pero nada se le ocurría, hasta que sus pasos lo llevaron como siempre, a casa de Yabu.
Tocó a la puerta y lo dejaron entrar, después su amigo lo recibió en la sala.
-¿Qué te trae tan temprano? ¿Pasa algo?-
Yuya asintió con la cabeza.
-Esto se pone difícil, no sé que voy a hacer, al parecer esta tarde quiere concretar el compromiso, ha invitado a la familia de esa chica y no parece que se detendrá ante nada, me ha amenazado con dejarme en la calle si continuo oponiéndome-
-¡No puede hacerlo! ¡Esa casa es tuya y de tu padre!-
-Es una manipuladora, sé que encontrará los medios para lograr lo que quiere, sé que lo hará-
Yabu no sabía como apoyar a su amigo, esta preocupado de verlo aparentemente derrotado.
-Vas a tener que hablar con Chinen al respecto, no puedes mantenerlo ajeno a todo, algún día va a tener que enterarse-
-Chinen es el último en quien pienso en esta situación, no quiero preocuparlo, por ahora esta bien que no sepa nada, en dado caso que deba quedarme en la calle para evitar que mi madre se salga con la suya casándome con esa chica, entonces hablaré con él-
Yabu negó con la cabeza, pero no podía hacer nada.
-Cambiando de tema, yo también tengo algo que contarte-
Yuya lo miró con atención y Kota comenzó a hablar.
-Daiki… ha terminado con Kei y ahora…-
-Ya sé, ya sé, ahora viven un feliz romance juntos a pesar de todo. Vaya… no puedo creerlo… ¿Cómo está Kei? ¿Sabe que Daiki ahora está contigo?-
-No, aún no-
-Seguramente se lo imagina-
Yabu bajó la mirada.
-Aún así, quiero hablar con él, ser sincero, después de todo es mi amigo-
-No sé como vaya a reaccionar pero espero que todo salga bien-
Ambos amigos se miraron y sonrieron.

-Joven Kei, el desayuno está servido-
Escuchó decir a una criada del otro lado de la puerta.
-Está bien, bajaré enseguida-
Respondió con su habitual tono de voz, miró a Ryutaro, quien aún parecía dormir profundamente, o al menos eso hacía puesto que comenzaba a despertar y el verlo tan confundido resulto ser una adorable imagen.
-Buenos días-
Lo saludó con voz dulce. Al parecer el menor se sorprendió tanto que casi sale disparado de la cama.
-¡Lo siento! Me debí haber quedado dormido anoche… ¡Lo siento mucho!-
Se disculpó mientras salía de la cama y se reverenciaba una y otra vez.
-Deja de hacer eso, me haces sentir mal, es hora del desayuno, debes tener hambre-
-¿Es tan tarde?-
Preguntó alarmado.
-No es tarde, es solo el desayuno-
Sin embargo el menor continuaba alarmado.
-Debería estar haciendo mis deberes ahora, debo irme, con permiso-
Ryutaro estuvo a punto de salir corriendo de la habitación cuando la voz de Inoo hizo que se detuviera en seco.
-¿Entonces eso de que estarás a mi lado para siempre fue mentira?-
Inoo miraba al menor con una sonrisa mientras este se giraba lentamente para verlo.
-Ah… si, lo estaré, pero ahora tengo que ayudar con lo de siempre….-
Aquella apariencia tan frágil, asustado y responsable a pesar de todo lo hizo sentir algo extraño en su interior, sabía que no podía retenerlo así que lo dejó ir.
-De acuerdo, pero más te vale estar libre para más tarde, voy a necesitar tu ayuda para algo-
Ryutaro sonrió ampliamente y asintió con la cabeza, se reverenció una vez más y salió de la habitación.
En definitiva, ver esa sonrisa, tan radiante y llena de energía era algo maravilloso, al menos podía notar aquello, sin querer las palabras dichas por Ryutaro volvieron a su cabeza y pudo sentir algo en su interior, no sabía de que se trataba pero no pudo evitar el sonreír.

La mañana transcurrió tranquila, trabajaba como de costumbre cuando miró a Ryutaro correr.
-¡Hey! ¿A dónde vas con tanta prisa?-
-Tengo que recoger la correspondencia-
Respondió el menor sin dejar de correr.
-Pero no tienes que correr tan desesperado, esas cartas no se irán a ningún lado-
Dijo Ryosuke para si mientras observaba curioso la actitud tan enérgica de  Ryutaro y entonces adivinó. Lo único que ponía a Ryutaro tan feliz, tan lleno de energía era solo, el joven Kei, no pensaba quedarse con la duda así que cuando el menor venía de regreso, igual a paso apresurado, Ryosuke lo tomó sorpresivamente y se lo llevó.
-¿Qué te pasa? ¡Suéltame!-
Pedía el menor, pero Ryosuke era más fuerte y cuando estuvieron alejados, lo soltó y lo atacó con preguntas rápidamente.
-¿Qué ha pasado? ¿Algo bueno verdad? ¿Te volviste a quedar con el en la noche verdad? ¿Qué pasará ahora? ¿Le dijiste lo que sientes?-
Ryutaro se sintió agobiado con tantas preguntas.
-¡Al menos dí una por una! Eres tan entrometido, no ha pasado nada, no entiendo porque siempre crees eso-
-Ryutaro, eres tan transparente como el agua, se nota que estás rebosante de felicidad y sé que se debe al joven Kei, ¿Qué ha pasado?-
Ryutaro se sonrojó, odiaba ser descubierto tan fácilmente por Yamada.
-Tan solo, pude ayudarlo, está pasando por un momento difícil y me permitió ser su apoyo, eso es todo-
-¿Momento difícil? ¿No será que el joven Daiki lo ha dejado?-
Ryosuke estaba tan curioso, que Ryutaro solo lo miró con fastidio.
-En verdad eres muy entrometido, mejor preocúpate por tus propios asuntos, seguramente van a enviarte de nuevo al pueblo a comprar comida-
-¿Eh? ¿Cómo sabes?-
Preguntó sorprendido.
-Porque voy a decir que no tienes nada que hacer y que puedes ir sin problema-
Dicho esto, Ryutaro comenzó a irse, dejando a Ryosuke en una crisis emocional.
-¡Pero si tengo cosas que hacer!-
Le gritó mientras intentaba darle alcance, pero el menor comenzó a correr con la correspondencia en la mano.

-¿Vas a hablar hoy con él?-
Preguntó Takaki.
-Tengo que hacerlo, pero no sé como debo comenzar-
-Bueno, simplemente vas a decirle que has tomado a Daiki de regreso, gracias por haberlo cuidado pero que ahora ya no es necesario que se preocupe por él, le sonríes y te vas-
-¡No puedo hacerlo así!-
Reprochó Yabu ante las palabras de Takaki.
-Obviamente-
Ambos se miraron y Yabu suspiró.
-Tengo que pensar bien lo que voy a decirle-
-No lo pienses, solo dile la verdad, eso es todo, no inventes nada, no mientas, no te andes con rodeos-
-¿Va a odiarme verdad?-
Takaki suspiró y le dio una palmada en la espalda.
-¿Tú que crees?-
En ese momento escucharon que alguien tocaba a la puerta, una de las criadas abrió y era Daiki, a quien guió hacia donde Yabu y Takaki se encontraban.
-Daiki…-
Lo saludó Yabu rápidamente al mismo tiempo que se ponía de pie.
-Vaya, creo que alguien sobra aquí, será mejor irme-
Dijo Takaki al verlos, sin embargo, lo que Daiki dijo lo detuvo y no pudo marcharse.
-Vine por ti, hay alguien a quien debemos ver-
Yabu abrió sus ojos de par en par, estaba sorprendido, de igual forma lo estaba Takaki.
-Espera un momento, es muy temprano, seguramente sigue recogiendo los pedazos de su alma para poder comenzar bien el día, además luces precipitado, ¿No sería mejor esperar?-
Takaki trataba de calmar a Daiki, pero éste no iba a ceder.
-Entre más tardemos, entre más vueltas le demos, más difícil va a ser-
Yabu volvió a sentarse y Takaki hizo lo mismo.
-Daiki, esto no es fácil, para nadie, dejemos al menos que pase un poco el día, iremos más tarde ¿Te parece?-
Daiki bajó la mirada y se mordió el labio, después miró a Yabu y le dijo.
-Sé que no es fácil, pero no sé que más hacer, he estado pensando toda la noche y cada vez me siento peor-
En ese momento Takaki se puso de pie, se acercó a Daiki y con voz firme le dijo.
-Si ibas a terminar sintiéndote mal, desde un principio no lo hubieras aceptado, ahora ya está hecho, deja de arrepentirte, no eres el único que se siente miserable-
Señaló con la mirada a Yabu y volvió a mirar a Daiki.
-Si se precipitan será peor, usa la cabeza-
Dicho esto, Takaki se dispuso a marcharse.
-Nos vemos luego-
Yabu solo lo miró alejarse y se puso de pie para acercarse a Daiki.
-Ven-
Lo tomó del brazo y comenzó a llevarlo a un lugar más privado, su habitación.
Al entrar, Yabu cerró la puerta y tomó a Daiki entre sus brazos.
-Sé que te sientes mal por él, yo me siento igual, pero no podemos llegar así solo para decirle que estaremos juntos, deja que sea yo quien hable con él primero, después encontraremos el momento para presentarnos juntos, ¿De acuerdo?-
Daiki se aferró al cuerpo de Yabu y solo asintió con la cabeza.
-¿Cómo crees que se sentirá si nos recibe ahora a los dos? No podemos causarle más dolor, no lo merece-
-Lo sé, tienes razón, esto pudo evitarse, si yo no me hubiese dejado llevar por él… si me hubiese mantenido fuerte y esperarte… esto no estaría pasando-
-Daiki-
Lo llamó suavemente y lo separó de su cuerpo para mirarlo a los ojos.
-El hubiera ya no existe, las cosas son así y hemos de afrontarlas, no queda más. Todo va a estar bien-
Daiki sonrió, siempre había sido así, siempre era Yabu quien le transmitía tanta seguridad, tranquilidad, tanta paz.

De camino a su casa no dejaba de pensar, últimamente ocurrían tantas cosas, todo tan rápido y al mismo tiempo, ¿Por qué? ¿Por qué su madre tenía que encapricharse tanto en casarlo con alguien? No tenía sentido, se sentía perdido, esperaba lo peor y con tan solo sentirse así anhelaba poder ver a Chinen, tenerlo entre sus brazos.
-¿Cómo voy a decirle lo que está ocurriendo?-
Se dijo en voz baja. Después de caminar un poco más, llegó a su casa y observó que había un par de carruajes en la entrada, aquello no podía significar otra cosa más que problemas, los invitados de su madre habían llegado. Respiró profundo y entró, de nueva cuenta la servidumbre lo saludaba, todo a ordenes de su madre, habría que mantener las apariencias de lo que realmente sucedía.
-Hijo mío, llegaste, ¿Qué tal tu caminata?-
Su madre lo saludaba con una sonrisa llena de hipocresía, aquella mirada le decía que no se atreviera a decir algo que revelará su situación, estaba perdido, así que solo respondió secamente.
-Bien-
En ese momento, un señor bastante elegante, una señora y la chica.
-Buenas tardes, hemos venido a comer con ustedes, mucho gusto en conocerte al fin-
Lo saludó aquel señor, a Takaki no le quedó alternativa y saludó de vuelta, pero sin dejar ese semblante frío y serio. Podía sentir la mirada amenazante de su madre pero no iba a sonreír con hipocresía como ella lo hacia.
Después una charla sin sentido, de comentarios nada agradables sobre Takaki y “su prometida”, la comida estuvo servida y todos pasaron al elegante comedor.
Todos tomaron asiento, sirvieron un poco de vino a todos, en ese momento Takaki perdió el apetito así que solo jugaba con la comida que estaba en su plato, prestando muy poca atención a lo que se comentaba en la mesa, deseaba correrlos a todos, decir que no pensaba casarse y que todo era un plan de su madre solo para tener más dinero del que ya poseía.
La platica era amena al menos para el resto, hablando de cosas materiales, superficiales, y claro, de matrimonio.
Takaki estaba llegando a su limite, no soportaba más aquello, pero la mirada de su madre lo obligaba a permanecer como hasta ahora.
De pronto, las puertas de la mansión se abrieron, todos en la mesa se miraron entre sí, no esperaban a nadie más. Una criada entró rápidamente al comedor y con voz agitada dijo.
-El señor está aquí-
Los ojos de la madre de Takaki se abrieron tanto, incluso sus manos temblaban.

-----------------------------------

Tarán~ esto es un bonus~
Sé que hay personitas que también querían leer este fic, como ya tenía bastante avanzado ese capitulo pues lo publico ahora :3
Poco a poco todo se pone en su lugar, creo, como dije, no le quedan ya muchos capitulos, gracias a Dios, se hizo eterno este fic pero como ya va llegando a la recta final espero no tardar tanto.
Espero y les haya gustado, yo disfruto tanto escribiendo esto que parece telenovela mal hecha xD pero bueno~ es solo mi punto de vista, ya ustedes me darán el suyo si gustan :3
Ahora si estoy actualizando seguido~ benditas vacaciones xD
Al menos hasta el 21 de Enero estaré activa, después regreso a clases y quien sabe que pasara LOL pero no pensemos en cosas tristes y mejor hay que disfrutar :3

Fated [Cap. 5]

Capitulo 5

Podía sentir un ambiente pesado, estresante y nada agradable a cada paso que daba, podía notar que la gente estaba preocupada, asustada y murmuraba tantas cosas, de inmediato adivinó a que podía deberse.
-Ya no confían en él-
Murmuró para si mientras continuaba caminando, tratando de evitar contacto visual con cualquiera, hasta que de pronto tropezó con alguien.
-Lo siento-
Se disculpó rápidamente, ayudando a aquel chico a ponerse de pie.
-Gracias-
Dijo este con una amigable sonrisa, fue ahí donde se sorprendió, estaba seguro que aquel niño tenía cierto parecido con Morimoto.
Así que antes de que aquel chico se marchara, lo tomó del brazo y no pudo evitar el preguntarle con cierta desesperación.
-¿De casualidad conoces a Morimoto Ryutaro?-
Se sorprendió al notar que aún recordaba su nombre completo, bueno, solía tener buena memoria, pero aún así se sentía extraño.
-¿Eh? Pues es mi hermano, todo el mundo lo sabe…-
Yabu estaba en problemas, había sido descuidado. Por otro lado, aquel chico lo observó detenidamente, como tratando de reconocer su rostro e ingenuamente retiró aquella tela que cubría su rostro.
-¿No eres de aquí verdad?-
Al escuchar esta pregunta, sus ojos se abrieron sorprendidos, pero no pudo reaccionar, aquel chico lo tomó del brazo y comenzó a llevárselo de ahí ¿Acaso iba a entregarlo? Seguramente, pero justo estaba por tratar de zafarse de aquel agarre cuando notó que se acercaban a una pequeña casita, eso definitivamente no podía ser el lugar para entregarlo a los soldados de la aldea.
-¿Por qué me has traído aquí?-
Preguntó Kota ya estando dentro junto con aquel niño.
-Aquí será más seguro hablar puesto que no eres de aquí, ¿De dónde vienes? ¿Cómo te llamas?-
Aquel chico sonreía amablemente mientras tomaba asiento sobre un viejo tatami, Kota hizo lo mismo.
-No puedo decirte mucho, tampoco mi nombre-
-¿Por qué? Ah, debe ser porque no me he presentado primero. Yo soy Shintaro, mucho gusto-
Sonrió al notar que sus nombres rimaban, Ryutaro y Shintaro.
-¿Por qué pareces confiar en mí? No sabes de donde vengo, deberías tener más cuidado-
-Sé que eres una buena persona, lo noto en tu mirada-
Le sorprendió la franqueza con la que hablaba Shintaro, así que no pudo evitar sonreír.
-¿Por qué buscas a mi hermano?-
-Bueno, solo quiero saber… si se encuentra bien-
-Pues supongo que debe estar con Yamada-san en estos momentos, tratando de servirle lo mejor posible-
Yabu pudo sentir la tristeza en estas palabras.
-Parece que no te agrada lo que hace tu hermano-
Comentó con seriedad.
-Bueno, una parte de mi entiende el porqué mi hermano es tan fiel a Yamada-san, yo también tengo ese sentimiento, sin embargo Yamada-san no es justo, le grita, lo trata como si solo fuera alguien que puede ser reemplazado fácilmente, y aún así mi hermano le tiene tanta lealtad, me asusta el pensar a lo que mi hermano pueda llegar con tal de protegerlo, no es justo-
Shintaro bajó la mirada y Kota se sintió triste al verlo y saber aquello, sin embargo quería saber algo más.
-¿Y por qué están aquí? ¿Por qué sirve tu hermano a Yamada con tanta lealtad?-
Shintaro suspiro, se quedó pensativo un instante y miró a Kota con cierta tristeza en los ojos.
-Porque le debemos la vida a su padre-
Aquello sorprendió a Kota, ¿Cómo que le debían la vida? ¿Hasta que grado? Quería saber, necesitaba conocer esa razón, así que no se contuvo y preguntó.
-Nosotros, no nacimos en esta aldea-
Comenzó Shintaro, era la primera vez que contaría su historia. Yabu se dispuso a escuchar atento, deseaba saber.
-Solíamos vivir con nuestros padres en una aldea un poco lejana, hacia el norte, no teníamos problemas con nadie, recuerdo que era una aldea pacifica, hasta que un día fue atacada sorpresivamente por ladrones, de esa gente que solo va de aldea en aldea para robar todo lo que pueda-
-Si, los conozco-
Dijo Yabu recordando las veces que habían intentado robar en la aldea del Sur.
-Mis padres nos ocultaron lo mejor que pudieron, mi hermano trataba de tranquilizarme, era muy pequeño pero aún lo recuerdo perfectamente-
Shintaro guardó silencio, en ese momento Kota se preparó para escuchar lo peor.
-Esos sujetos terminaron por entrar a nuestra casa a la fuerza, mataron a mis padres sin piedad, aunque mi hermano ocultó mi rostro pude escucharlo todo, sentía que aquellos sujetos nos matarían si nos encontraban, pero no lo hicieron, uno de ellos dijo que podían sacarnos provecho así que nos ataron y nos arrastraron con ellos, creímos que robarían más niños pero nosotros fuimos los únicos, aún no sé porqué solo se quedaron con nosotros y mataron a todos los demás-
Kota estaba sin aliento, imaginando aquella situación.
-Todo el tiempo que estuvimos con esos sujetos, yo lloraba, la muerte de mis padres fue tan difícil, sin embargo mi hermano siempre se mantuvo sereno conmigo, me consolaba y mostraba fortaleza, él siempre había sido así, a él nunca lo he visto llorar desde aquel día…-
Shintaro suspiró con melancolía.
-Después de unos días, nos llevaron a una aldea extraña, llena de mercaderes y ahí comenzaron a ofrecernos por separado, intentaban venderme a mí primero pero mi hermano no se los permitía, me sujetaba fuertemente y a pesar de que uno de esos sujetos lo golpeaba él no cedía… yo estaba desesperado y no podía hacer más que llorar y gritar por ayuda. Justo cuando pensé que nadie atendería a mis gritos, alguien se acercó, alejó al sujeto que golpeaba a mi hermano y nos miró, estábamos asustados, no sabíamos quienes eran y ya no podíamos confiar en nadie-
-Aquel sujeto era… ¿El padre de Yamada?-
Adivinó Yabu. Shintaro asintió y continuo.
-Supongo que al vernos se compadeció de nosotros y nos compró, aquel sujeto no quería vendernos juntos pero al final el señor Yamada lo logró. Gentilmente nos tomó de la mano a cada uno, en ese momento me sentí seguro y mi hermano también. Después de un largo camino nos trajo a esta aldea, cuidó de nosotros, nos alimento y enseñó muchas cosas. En un principio, su hijo, nos trataba bien, en especial con mi hermano, lo cuidaba y enseñaba muchas cosas, pudimos sobrevivir y encontrar tranquilidad gracias a él, es por eso que mi hermano le tiene tanta lealtad a su hijo, lo protege porque se lo debe a su padre-
Ahora todo le quedaba claro, aquello no era más que una deuda pendiente de por vida, aún así no era justo, no para alguien tan frágil como Ryutaro.
-Dime una cosa, ¿Quién le enseñó a tu hermano a pelear?-
-Aprendió solo, mirando a escondidas los entrenamientos de los soldados que antes eran dirigidos por el señor Yamada, después de que éste murió mi hermano se unió a las tropas por voluntad propia, le dieron su espada y ha jurado dar su vida para proteger a su hijo-
La voz de Shintaro era triste.
-Pero eso a ti no te gusta. ¿Verdad?-
El menor asintió con la cabeza mientras bajaba la mirada.
-Es mi hermano mayor, siempre cuida de mi, si el muere por proteger a alguien más entonces yo me quedaré tan solo, no quiero que mi hermano muera protegiendo a alguien tan cruel como ese sujeto-
Podía sentirse un poco de rencor en la voz de Shintaro al decir éstas últimas palabras.
-¿Yamada es cruel con tu hermano?-
-Lo trata mal, lo desprecia, ha cambiado mucho, desde que su padre murió y asumió el poder es una persona diferente, puedo jurar que él no era así, mi hermano lo sabe y esta desesperado por hacerlo volver a la normalidad, pero entre más lo intenta, entre más se acerca a él, más lo trata mal y mas frustración obtiene a cambio, odio eso-
Yabu se acercó más al pequeño y le acarició suavemente la cabeza.
-Tienes toda la razón al sentirte así, creo que puedo entender lo que sientes-
Shintaro levantó la mirada y clavó sus ojos en los de Yabu.
-¿De dónde conoces a mi hermano?-
Ante ésta pregunta tan directa, titubeo, sin embargo tenía que decir la verdad, sentía que por ahora solo podía confiar en Shintaro, simplemente le daba confianza.
-Una noche, mientras vigilaba los alrededores de mi aldea, me encontré a tu hermano, mi deber como soldado al servicio de Arioka era matarlo por ser el enemigo, pero no pude hacerlo, tu hermano se desmayó frente a mi, me impresionó ver lo joven que es así que… termine cuidándolo-
-¡¿De verdad?!-
Preguntó Shintaro con cierto brillo en la mirada, al parecer no le importaba que el mayor fuese de la aldea del Sur.
Kota asintió torpemente con la cabeza y miró confundido a Shintaro.
-¡Me alegra tanto saber que alguien cuidó de mi hermano esa noche! Yo estaba tan preocupado, pero ahora puedo sentirme feliz, gracias por cuidar de él-
Shintaro sonreía ampliamente y Yabu se sintió feliz.
-Tu hermano se exige demasiado, sé que tiene habilidades pero descuida su cuerpo y eso no está bien, ¿Te puedo pedir un favor, Shintaro?-
El menor asintió y escuchó atento.
-No dejes que se quede sin comer para nada, si lo tienes que obligar a hacerlo entonces sé fuerte y no dejes de insistir hasta que lo haga, yo… yo no puedo asegurarte que lo protegeré… en mi situación podría ser considerado como traición si lo hago, es por eso que al menos debes procurar que se mantenga sano, eso le dará aún más fuerza, ¿Lo harás?-
Shintaro asintió con la cabeza.
-Yo sé que tú también protegerás a mi hermano, estoy seguro de que tú no lo dejaras morir-
Yabu sonrió débilmente, le sorprendía la franqueza con la que Shintaro hablaba y aseguraba aquello.
-¿En dónde puedo encontrar a tu hermano?-
-En donde están los aposentos de Yamada-san, es fácil llegar, puedo llevarte ahí-
-Descuida, no es necesario, no quiero meterte en problemas si llegan a descubrirme, con que solo me muestres el camino está bien, podré con el resto-
Shintaro aceptó y al salir de la casita, le mostró a Kota el camino, éste se despidió del menor con una sonrisa amable y revolviéndole el cabello, ahora solo debía ver a Ryutaro, necesitaba verlo aunque solo fuese de lejos.

Su cuerpo estaba reaccionando solo, pudo sentir como lentamente sus brazos intentaban corresponder a ese abrazo, pero un escalofrío recorrió su espalda como señal de alerta y rápidamente de alejó de Takaki.
Aquel sentimiento que comenzaba a invadir su ser lo asustaba demasiado al ser completamente desconocido para él.
-Yuri-
Volvió a llamarlo con anhelo, definitivamente no iba a permitir que se separara de su lado, así que lo tomó del brazo solo para pegarlo a su cuerpo de nuevo y así abrazarlo.
El escuchar su nombre en aquella voz que le causaba escalofríos, le erizaba la piel y despertaba en su interior un sentimiento tan desconocido y a la vez aterrador, le quitaba toda fuerza, simplemente, caía rendido sin poder evitarlo.
-No digas mi nombre…-
Pidió Chinen con la poca voluntad que le quedaba, sin embargo aquella no era suficiente para moverse y alejar a Takaki de su lado, así que solo se quedó ahí, dejando que su cabeza descansara sobre el hombro del mayor mientras se sentía completamente indefenso, por primera vez.
-¿Por qué no? Me gusta, lo diré siempre que te tenga a mi lado. Yuri-
La voz de Takaki, tan cerca de su oído, tan suave, lo embriagaba, no podía contenerse, deseaba más.
-No… no lo digas…-
Sin importar nada más, dejando por primera vez su mente completamente en blanco, cerró los ojos y se aferró al cuerpo de Takaki, respiro el aroma que su cuerpo desprendía y lo guardó muy bien en su memoria, estaba seguro que jamás lo olvidaría.
Sentir que Chinen lo abrazaba con tal intensidad lo hizo cerrar sus ojos y sentir por completo el cuerpo de éste con sus brazos, su calor, su delicada figura tan cerca de su cuerpo, definitivamente era incapaz de usar su razón y admitir que era parte del enemigo, para él, Yuri solo era Yuri y nada más.
-Yuri-
Lo llamó una vez más. Su cuerpo se sentía cada vez más frágil, perdía fuerza al escuchar a Takaki pronunciar su nombre tan claramente y con tanto anhelo.
-Yu… Yuya-
Lo llamó con voz quebrada, lo más cerca de su oído, el decir su nombre le provocaba tantas emociones, le hacía sentirse más cerca del mayor de lo que físicamente ya se encontraba.
Para Yuya fue una sorpresa tan grande que se congeló en ese instante, su corazón latía lentamente pero con un rotundo “bum” que recorría todo su cuerpo.
Lentamente separó a Chinen, al menos lo suficiente para tomar su rostro entre sus manos, lo miró fijamente a los ojos, lo deseaba para él, quería pertenecerle y que este le perteneciera.
-Yuri-
Lo llamó una vez más, Chinen respondió enseguida con el poco aliento que le quedaba.
-Yuya-
Era un sentimiento tan agradable, invadía todo su cuerpo y no podía detenerlo, se estaba dejando llevar sin darse cuenta que ya no habría retorno.
Justo en ese instante, juntaron sus labios en un beso tan delicioso, único y definitivamente, especial para ambos.
Sentir el aliento del otro era una sensación incomparable, sus labios húmedos, su lengua jugando con la del otro sin querer detenerse.
De nueva cuenta dejaron de besarse, respiraron profundo y Takaki juntó su frente con la de Chinen.
-¿Qué me has hecho?-
Preguntó el menor mientras mantenía sus ojos entrecerrados, sintiendo su cuerpo tan frágil.
-Conocerte-
Le respondió Yuya con voz suave, de alguna forma a Yuri comenzaba a gustarle tanto esa voz, le provocaba un sinfín de emociones y todas eran maravillosas.
Por un instante regresó a la realidad, recordó la situación en la que se encontraban, así que alejó a Takaki con lentitud y bajó la mirada para evitar caer de nuevo.
-No, tienes que alejarte de mi, yo no puedo traicionarlo, no debo… pero tampoco puedo matarte, no tengo el valor de terminar con tu vida… el solo saberlo me aterra… no quiero esto-
Takaki sintió como la realidad caía sobre sus hombros, Chinen tenía razón, él también tenía que mantener su lealtad con Arioka, pero era difícil cuando tenía al menor tan cerca de él.
-Si algún día he de morir defendiendo a Arioka, dado que es mi deber luchar para él, deseo morir en tus manos, si el destino nos enfrenta seré incapaz de pelear contra ti así que dejaré que me mates-
Escuchar esto aterró a Chinen y miró a Takaki, quien sonreía tan tranquilamente, como aquel que se ha resignado a morir pronto.
-¡Yo no voy a matarte!-
Exclamó Chinen, quien de inmediato se puso de pie.
-Yuri, desde este momento, te pertenezco-
Al decir estas palabras, Takaki tomó la mano del menor y la llevó a su pecho. Chinen podía sentir los latidos del corazón del mayor, cerró sus ojos con desesperación, no podía dejar que le entregara su vida tan fácilmente, no a él.
-Yo no voy a matarte-
Dicho esto se soltó y retrocedió un par de pasos.
-Entonces solo acéptame por completo, lo que siento por ti en estos momentos va más allá de lo que jamás hubiese imaginado y para sentirme tranquilo, solo dí que me aceptas-
Chinen sintió sus mejillas arder de vergüenza, el semblante tan sereno de Takaki era inexplicable, le encantaba, en definitiva la respuesta era obvia, así que no le quedaba más que expresarlo, ya se había mostrado tan vulnerable anteriormente, no había razón para ser necio ahora.
-Te… te acepto, pero no tomaré tu vida, eso jamás-
Yuya sonrió al ver como a pesar de todo Yuri intentaba mantenerse firme.
-Lo harás, sé que lo harás-
Chinen miró a Takaki, estaba por caer completamente rendido una vez más, pero se contuvo, desvió la mirada y mejor se marchó, esta vez fue diferente a otras ocasiones, ahora no corrió, solo caminó lentamente, era claro que una parte de él deseaba que el mayor lo detuviera y lo envolviera entre sus brazos una vez más.
Sin embargo Takaki se contuvo, por ahora no le quedaba más que verlo marchar, él también necesitaba volver a la aldea, así que giró sobre sus talones, comenzó a caminar en dirección contraria y ambos desaparecieron.

En cuanto vio a Keito salir se acercó a él rápidamente.
-¿No has sido grosero con él verdad?-
Morimoto preguntó de una forma acusadora, sin embargo esto solo hizo sonreír a Okamoto, quien le dio una palmadita en el hombro y se marchó sin decir nada.
Poco después, salió Yamada y Morimoto se acercó a él.
-Yamada-san, ¿Necesita algo?-
El mayor miró a Morimoto con fastidio.
-¿Sabes si… Nakajima la llegó?-
-No señor, no le he visto, ¿Desea que lo busque?-
-No, está bien, mejor… mejor llama a Chinen-
Morimoto bajó la mirada preocupado.
-No sé en donde está, ya tiene mucho rato que no lo veo…-
Yamada suspiró con fastidio.
-Entonces búscalo y tráelo-
-No creo que esté en la aldea… debió haber salido-
Su paciencia era poca y más en el estado en que se encontraba, no quería excusas así que no pensó mucho y le gritó al menor.
-¡¿Acaso es muy difícil buscarlo y traerlo conmigo?! ¡Claramente te di una orden!-
Ryutaro se quedó inmóvil ante los gritos de Yamada, comenzaba a sentirse alterado, sin embargo su reacción estaba tardando de más para la paciencia del mayor.
Y es que ver a Morimoto inmóvil, sin obedecer sus ordenes, lo desesperó a tal grado que sin pensar del todo claro, lo golpeó fuertemente en la mejilla, haciéndolo caer al suelo.
-¡No me sirves para nada!-
Sin más, Yamada se marchó, dejando al menor en el suelo, sintiéndose de lo peor por no serle útil a su amo, por fallar de esa forma.

Kota observó todo, se mantuvo oculto, sabía que si salía causaría un revuelo y eso no era conveniente, su intensión no era llevar problemas a su aldea, así que solo se calmó apretando fuertemente su puño mientras observaba la forma en la que Yamada trataba a Ryutaro. A cada momento se sentía tan furioso, por un segundo lamentó no llevar consigo su espada, pero aún así se mantuvo firme y justo cuando Yamada se fue, no dudó en salir de su escondite.
-Necesitas más ayuda tú que él-
En ese momento levantó a Ryutaro, éste lo reconoció de inmediato, pero antes de poder decir algo, Kota cubrió su boca, lo cargó y se lo llevó lejos de ahí sin ser visto.
Ya en un lugar alejado y solitario, lo soltó y el menor no tardo en reprochar.
-¡¿Qué haces aquí?!-
Buscó desesperado su espada pero no la llevaba consigo, aún así tenía que hacer algo, un enemigo estaba en la aldea.
-Cálmate, no vengo a hacerte daño, ¿Puedes tranquilizarte un poco? Me pones nervioso, no sé como tratar con niños-
La palabra “niño” hizo enfadar a Ryutaro y le lanzó un golpe en el estomago a Kota, el cual no se lo esperaba y tan solo se dobló de dolor.
-No soy ningún niño, ¿Qué demonios haces aquí? ¿A que has venido?-
-¿Si te lo digo prometes no volver a golpearme?-
Preguntó Kota mientras hacia una mueca de dolor mientras se reincorporaba.
Ryutaro solo lo observó guardando distancia, era conciente de donde provenía y sabía que podría tratarse de una trampa.
Sin embargo, en cuanto Yabu se reincorporó lo primero que hizo fue acariciar la cabeza de Ryutaro al mismo tiempo que sonreía.
-¿Qué voy a hacer contigo?-
Para el menor esto fue tan extraño, no se lo esperaba, ver esa sonrisa, sentir esa mano tan cálida sobre su cabeza, resultaba extraño… pero no era desagradable.
-No me toques-
Logró decir mientras daba un paso hacia atrás y miraba a Yabu con extrañeza.
-No has respondido a mi pregunta, si no hablas ahora pediré ayuda y seguramente te matarán enseguida-
-No creo que esos soldados puedan conmigo, pero no vengo a nada de eso de todas formas, solo he venido a verte, quería saber si estabas bien-
Ryutaro abrió sus ojos de par en par, estaba más que sorprendido, ¿Cómo que solo venía para ver si se encontraba bien? ¿Para qué? ¿Con que motivo?
-Si vuelvo a saber que ese sujeto vuelve a tocarte para lastimarte, te llevaré lejos de aquí-
Ante las palabras de Yabu, trató de reaccionar.
-¿Qué tonterias estás diciendo?-
-Es todo lo que voy a decirte-
Le sonrió gentilmente y volvió a acercarse a él para revolverle el cabello juguetonamente.
Ryutaro fue incapaz de moverse, era una sensación extraña pero poco a poco se volvía familiar. ¿Por qué?
-Voy a irme ahora, espero verte pronto. Cuídate-
Así, sonriéndole por última vez, se marchó, ocultándose entre los árboles, dejando a Ryutaro completamente solo, sorprendido y con la sensación de aquella mano sobre su cabeza.

Con pasos desganados, llegó a la aldea, al fin estaba de regreso, el ambiente era el mismo pero no lo notó, su mente estaba en otra parte.
-¡Chinen!-
Escuchó que lo llamaron, pero no reaccionó, a pesar de saber bien de quien se trataba, fue incapaz de volver por completo a la realidad y solo siguió caminando, hasta que sintió una mano tomar su brazo con fuerza.
-¡Te estoy hablando!-
De golpe reaccionó y miró a un Yamada furioso, aquello no era bueno, en lo absoluto.
-Lo siento… ¿Pasa algo?-
-Te has escapado otra vez, tengo curiosidad por saber en donde te metes tanto tiempo-
Chinen desvió la mirada y solo dijo.
-Solo cuido los alrededores, no hago nada más-
Yamada se mantuvo incrédulo, pero no iba a insistir, así que lo soltó.
-Ven conmigo-
Fue así como comenzó a caminar, a Chinen no le quedó otra alternativa más que seguirlo, podía imaginarse para que lo quería, como siempre.

Yuto caminaba junto a Keito, no tenían mucho de haberse encontrado.
-¿Se puede saber por qué no regresaron juntos?-
-No quiero hablar de eso-
Yuto bajo la mirada y continuó caminando.
-Jamás voy a comprender tus sentimientos por él, es un idiota, pero en el fondo está tan asustado-
Yuto miró a Keito intrigado y este continuo hablando.
-Es tan miedoso como un conejo, no tiene idea de que hacer y por eso todo le sale mal, alguien tiene que ponerlo en orden o todo será un desperdicio, francamente no pienso desperdiciar mi energía en una batalla inútil-
Yuto río con amargura al escuchar las palabras de Keito.
-Para ti lo único que importa es pelear con todas tus fuerzas ¿Verdad?-
-No sé hacer otra cosa y lo sabes, si no puedo satisfacer ese placer estando aquí terminaré por tomar mi propio camino-
En ese momento Yuto se detuvo, no por las palabras de Keito, acababa de cruzarse con Yamada, pero este al verlo tan solo le dedicó una fría mirada y continuo con su camino, con Chinen siguiéndolo.
-Y ahí va tu estupida lealtad, a revolcarse con otro, que patético-
Dijo Keito mientras continuaba con su camino, Yuto hizo lo mismo, le dolía ver a Yamada así, deseaba correr tras él y apartarlo de Chinen, aunque sabía que este no tenía culpa de nada, tan solo seguía los caprichos de Ryosuke, pero aún así, le enojaba, y entre más se enojaba, más se frustraba por no poder hacer nada, incrementando su dolor y tristeza, tan solo sintiéndose miserable.
-Sé que es inútil que te lo diga, que no vas a escucharme, pero necesitas volverte fuerte y dejar de ser tan débil por algo tan insignificante-
Yuto sonrió de lado y miró a Keito con tristeza.
-Si fuera tan fácil como dices, ya lo hubiera hecho, me gustaría ser tan fuerte y despreocupado como tú-
-No tienes que ser como yo, solo hazte fuerte, ten coraje, valor, eso es lo que necesitas-
Sin querer, lo estaba motivando, alentándolo para ser fuerte, para no temer.
-No puedes pensar antes de actuar, no en esta situación, sigue tus impulsos o nada va a solucionarse-
Yuto se detuvo en seco, Keito tenía tanta razón, no podía simplemente seguir observando en silencio, tenía que seguir intentando, luchando, quería volver a tener a Ryosuke solo para él, no podía rendirse y solo sentir tristeza, en ese momento se vio patético y no le gustó.

Yamada entró en sus aposentos, Chinen lo hizo detrás de él y apenas cerró la puerta el líder se lanzó sobre de él, tomando sus labios con lujuria, solo era eso, no había sentimiento alguno más que despecho, solo por eso se acostaba con el bajito, era conciente de ello y sin embargo no iba a detenerse.
Chinen respondía a aquel beso sin tener alternativa, pero en definitiva, era una sensación en extremo diferente, los labios de Yuya resultaban ser tan dulces, húmedos y fríos pero agradables. En cambio los de Yamada no tenían sabor, eran insípidos, fríos en su totalidad y sin emoción alguna, ni siquiera era capaz de cerrar los ojos, pero tampoco podía apartarlo, no sabía como hacerlo.
Yamada recostó a Chinen sobre el tatami mientras continuaba besándolo con extrema lujuria, desesperado, comenzaba a acariciar su pierna cuando de pronto, la puerta se abrió de golpe, asustado levantó la mirada, sus ojos se abrieron tanto que casi se salen de su orbita.
No pudo decir nada, era imposible, la impresión fue tal que solo sentía su garganta seca.

Tras abrir la puerta, sabía bien con lo que se encontraría, más no le importó y lo hizo, al ver a Ryosuke, lo observó un instante, respiró profundo y entró, lo tomó del brazo para ponerlo de pie de un solo movimiento y juntando energías, lo cargo con facilidad, llevándolo sobre su hombro como cualquier bulto.

Chinen se quedó inmóvil sobre el tatami, sin prestarle importancia a lo que había sucedido, tan solo se llevo su mano a la boca y presionó sus labios, intentando limpiar aquella desagradable sensación, cerró sus ojos y solo pudo decir en voz baja.
-Yuya…-
Se abrazó a si mismo y se quedó ahí, sintiendo que lo extrañaba tanto, y al mismo tiempo sintiéndose débil, indefenso.

Logró reaccionar cuando notó que era llevado lejos de la aldea.
-¡¿Qué te pasa Nakajima?! ¡Bájame!-
Pataleaba con fuerza y golpeaba la espalda del alto con sus puños, pero no logró lo que quería, al menos no hasta que estuvieron más alejados, fue entonces cuando Yuto lo bajó y lo primero que hizo al sentir sus pies sobre el suelo fue golpear, con el puño cerrado, el rostro del menor.
-¡¿Qué demonios te sucede?!-
Yuto no dijo nada, mantuvo su vista desviada, asimilando el punzante ardor sobre su mejilla.
-¡¿En que demonios piensas?! ¡¿Crees que puedes hacer lo que te plazca conmigo?!-
Ryosuke gritaba casi histérico, estaba por lanzarle otro golpe a Yuto pero esta vez logró esquivarlo, tomando la mano del mayor y de un movimiento rápido, lo pegó a su cuerpo, abrazándolo con fuerza.
Ryosuke no supo que hacer, por un corto instante se quedó inmóvil, hace tanto que no sentía el cuerpo de Yuto así, en un abrazo… como antes… antes…
Pensar en ello lo hizo reaccionar y comenzó a luchar para alejarse de Yuto, pero este no se lo permitió, al contrarió, lo abrazó con mayor fuerza mientras sentía los golpes por su espalda y como le daba patadas en las piernas.
Poco a poco Yuto cayó de rodillas al suelo, aún sin soltar a Ryosuke, sabía que aquellos golpes no se comparaban con el dolor en su corazón.
Aún estando de rodillas sobre la tierra, no dejó de luchar, a pesar de que sentía que sus fuerzas desaparecían a medida que su cuerpo se acostumbraba al calor de Yuto, no dejaba de golpearlo.
Hasta que de pronto, en voz baja y débil, Yuto le dijo.
-Me lastimas-
Esa voz llena de tristeza, de dolor, llego a Ryosuke y se detuvo, quedando congelado sin saber que hacer en ese instante.
-Ryosuke, detente… por favor-
La suplica de Yuto era demasiado dolorosa, pudo sentir como lo abrazaba con más fuerza y por un instante dejó de sentirse enojado.
-¿Por qué haces todo esto? Quiero entenderte, estar a tu lado, pero si sigues así me dejas confundido, estoy perdido Ryosuke, dime… ¿Qué debo hacer?-
Ryosuke cerró sus ojos, hace tanto que la voz de Yuto no sonaba tan cerca de su oído, cada palabra entró en su cerebro y resonaba cálidamente.
-¿Por qué me odias tanto? ¿Qué te he hecho? ¿Acaso fue una falta tan grave como para ganarme tanto desprecio? Te suplico me digas una razón, deja de hacerme daño… estoy llegando a mi limite-
Ryosuke era incapaz de responder, su orgullo era más grande que todo, no podía hacerlo, a pesar de que el dolor de Yuto era tan evidente, tan tangible, no podía decir nada.
-¿No me lo dirás? Creo que lo merezco-
-No, no lo mereces. Suéltame-
La voz fría de Ryosuke fue como un golpe en el estomago, se quedó sin aliento, dolía demasiado.
-¿Tanto me odias?-
Ryosuke no respondió.
-No me rendiré, no dejaré de luchar por ti, si he de morir de dolor algún día al menos ahora ya estás enterado, no pienso dejarte tranquilo-
Dicho esto, Yuto se separó de él un poco, depositó un suave beso sobre sus labios, sabía que no obtendría respuesta así que se alejó después de unos segundos.
-Aún así, te protegeré, aunque no te importe, voy a servirte incondicionalmente, te entrego mi vida y todo lo que soy-
Ryosuke miró a Yuto por primera vez y se perdió en aquellos ojos negros tan profundos, tan hermosos.
-Si me das tu vida, solo será una más que está sobre mis hombros, así que no la quiero, ve a entregarle tu vida a alguien más, yo no necesito algo así-
Con las piernas aún temblándole se puso de pie y se marchó de regreso a la aldea, sin mirar atrás, sin titubear, solo quería regresar y estar solo, completamente solo.

-¿Sigues comiendo manzanas allá arriba?-
Le dijo a Hikaru, quien parecía sumergido en sus pensamientos.
-Todo está muy tranquilo, no hay nada que hacer-
Respondió desde aquella rama.
-Podrías buscar algo más productivo, ¿En donde está Yabu?-
Preguntó mientras se cruzaba de brazos, enseguida Yaotome bajó del árbol de un solo salto.
-No sé, salió, no llevaba su espada y dijo que no se tardaría-
-Eso es muy extraño… ¿Y Takaki?-
-No lo he visto para nada-
Respondió Yaotome, pero justamente en ese instante logró ver de quien hablaban y lo señaló.
-Ahí viene-
Inoo se giró y lo analizó con la mirada.
-Te tardaste demasiado, ¿Qué has estado haciendo?-
-Ya te dije que iba a vigilar, pero todo esta demasiado tranquilo y me aburrí, tengo hambre así que voy a comer-
Takaki planeaba escaparse fácilmente, sin embargo Inoo no se lo permitió, tomándolo del brazo y diciéndole seriamente.
-¿Sabes lo que le sucede a los traidores verdad?-
Yaotome abrió sus ojos sorprendido, ¿Por qué Inoo le decía algo así a Takaki?
-No hay razón para tu pregunta, pero si es una prueba para saber si estoy consiente de las reglas, sí, lo sé, solo queda la muerte por traición y tu te encargarás de eso en dado caso de descubrir a uno-
Takaki e Inoo se miraron fijamente, el único que no comprendía la tensa situación era Yaotome, no sabía que decir o que hacer para terminar con aquella atmosfera.
-¿Qué hacen aquí?-
Aquella voz fue un total alivio para Hikaru, ya no soportaba tanta tensión.
-¡Ko-chan!-
-¡Ya te dije que no me llames así!-
Replicó Kota con fastidio, solo así Takaki e Inoo cortaron aquellas miradas.
-¿En donde estuviste Yabu?-
-Fui a deshacerme de unas cosas, nada importante, ¿Qué pasa aquí?-
Dijo mirando a aquellos dos, sin embargo Takaki no dijo nada y continuo con su camino sin mirar a nadie.
-¿Qué es lo que pasa? ¿Por qué están tan tensos?-
Preguntó Hikaru sin poder contener su curiosidad.
-No es nada, solo tu imaginación, más te vale que hagas algo productivo-
Dicho esto, Inoo se retiro en dirección contraria, quedando tan solo Yabu y Yaotome.
-¿Y tú a dónde fuiste?-
-Ya escuchaste, fui a deshacerme de unas cosas-
-Cierto, ya no llevas contigo ese bulto extraño. ¿Qué era?-
Yabu a veces no soportaba la curiosidad de Hikaru.
-Solo cosas inservibles, nada importante-
Dicho esto se fue, dejándolo solo.
-¿Qué le pasa a todo el mundo?-
Se rascó torpemente la cabeza y volvió a subir al árbol, mientras tomaba otra manzana.

Yabu se encerró en sus aposentos y se recostó sobre el tatami, mirando al techo, se sentía un poco aliviado, al menos Ryutaro estaba bien, pero le preocupaba su situación, no podía soportar que estuviera más tiempo al servicio de Yamada.
-Ese niño…-
Dijo mientras sonreía torpemente y recordaba su rostro, al notar su actitud se puso de pie rápidamente y sacudió su cabeza.
-¡Es una tontería!-
Se dijo, se sentó y recordó lo que Shintaro le había contado, era una historia tan triste.
-Pero aún así no es para que le entregue su vida a ese Yamada…-
Murmuró y su cabeza volvió a llenarse de aquel niño una vez más.

Takaki estaba solo, encerrado, tratando de encontrar tranquilidad, Inoo ya sospechaba de él y eso no era bueno, tenía que ser más discreto de ahora en adelante si deseaba continuar viendo a Chinen en aquel lugar.
-Yuri-
Se dijo mientras cerraba los ojos y recordaba la sensación de aquel delgado cuerpo entre sus brazos, lo anhelaba tanto. Sin embargo había una preocupación en su cabeza, no sabía como terminaría aquello, pero de algo estaba seguro, estaba enamorado y eso era más fuerte que su lealtad a su amo.

Chinen se paseó un poco por la aldea hasta llegar a su pequeña casita, entró y sintió el silencio, el cual lo envolvió tan abrigadoramente. La sensación de los labios de Takaki sobre los suyos estaba tan fresca, olvidando por completo los de Yamada, se extrañaba de sus pensamientos, jamás le había pasado.
-¿Qué va a pasar ahora?
Se dijo mientras se recostaba y cerraba los ojos.

-Nos infiltraremos-
-Pero Yamada-san no lo ha ordenado-
-No tiene porqué saberlo, cuando sepa que hemos matado a Arioka de seguro nos felicita y así habremos terminado con todo este martirio, después lo matamos a él y así nos deshacemos de dos problemas al mismo tiempo-
Aquel grupo de soldados cuchicheaban, ocultos en una casita, sonrieron con malicia y cerraron el plan.

-----
¡Perdón! Ya es 26 LOL
Traté de apresurarme pero surgieron tantas cosas, nunca nadie me llama por skype, pero justo cuando estoy mas inspirada y trabajando duro, me llaman y se tardan horas!! LOL
Ya estaba por terminar pero he de aceptarlo, el chisme estuvo bueno xD por eso publico hasta ahora, son las 3 de la mañana!!
Igual, espero y les haya gustado, la cosa se pone buena y esperen más~