jueves, 10 de octubre de 2013

Fated [Cap. 7]


Capitulo 7

Todo alrededor estaba en silencio, a pesar de que el viento llevaba consigo señales de guerra, para ambos no era así.
Se besaban de una forma diferente a la habitual, con un sentimiento de deseo impregnado en cada poro de su piel. Al separarse, se miraron a los ojos, como si así pudieran detener el tiempo, incluso, partir a otro lugar mucho más lejano.
-Lo que está por comenzar lo olvidaré por un instante, ahora solo quiero pensar y llenarme de ti, guardar este momento para siempre en mi memoria-
Los ojos de Takaki se cristalizaron ante las palabras del menor y sin más lo abrazó con fuerza, deseando que de alguna manera tuviesen la oportunidad de vivir en un sitio lejos de conflictos.
-Tal vez entiendo tu sentimiento del deber, de alguna manera yo también lo tengo, pero si tan solo pudieras hacerlo a un lado y hacer lo que te digo entonces-
-No puedo-
Lo interrumpió Chinen con voz débil.
-Yo tengo un pasado, y por ende una deuda con el padre de Yamada, no puedo abandonarlo, lo he jurado en su tumba…-
La voz de Chinen sonaba triste, sin embargo solo se aferró al cuerpo de Takaki, tratando de transmitir con ese acto su sentimiento de desesperación.
-Entiendo eso… pero… ¿Acaso comprendes lo que significa? Si esto sigue así tu y yo tendremos que enfrentarnos hasta morir… yo no soy capaz de hacerte daño, no a ti-
La desesperación en Takaki era tal que le erizaba la piel a Chinen y un nudo se formaba en su garganta.
-No sé lo que vaya a pasar, no quiero pensarlo ahora, lo único que quiero… es estar a tu lado, dejar esos pensamientos a un lado y llenarme solo de ti. ¿Qué demonios me hiciste para que me sienta así?-
Chinen pronunció estas últimas palabras solo para después alejarse del cuerpo de Yuya y lograr besarlo. Aquello significó tener que ponerse de puntillas para alcanzarlo. Yuya le respondió aquel beso y al separarse, le acarició el rostro mientras lo miraba con ternura.
-Es lo mismo que yo te pregunto, es curioso que con tan solo haberte visto una vez este sentimiento despertara en mi interior, deseo protegerte, tenerte a mi lado para siempre-
Fue entonces que Takaki lo besó, con anhelo, desesperación y deseo, todo al mismo tiempo. Aquel beso fue respondió de inmediato por Chinen, con el mismo sentimiento oprimiéndole el corazón.
Yuya rodeó con sus brazos la cintura de Yuri, quería tenerlo así para toda la eternidad, si existía la posibilidad de que esta fuera la última vez que podrían estar así, quería disfrutarlo, porque sin lugar a dudas y muy a su pesar, ambos tenían un deber con sus respectivos lideres, un lazo inquebrantable como guerreros.

Aquel beso tierno y anhelante se convirtió poco a poco en algo más. Se besaron con intensidad, con amor. Un conjunto de emociones los invadió y decidieron que solo por ese momento lo olvidarían todo, su deber, su honor, su lealtad, absolutamente todo aquello que los convertía en enemigos, tenían que hacerlo.
Las manos de Yuya acariciaban su espalda por encima de sus ropas, Yuri disfrutaba de esa sensación, esos labios tan húmedos, fríos y dulces lo hacían perder el control de si mismo a cada minuto. Poco a poco sus brazos rodearon el cuello de Yuya, tomó un poco de impulso para lograr juntar más su cuerpo al del mayor, quería sentir más de ese calor tan único que solo se desprendía del cuerpo de Yuya.
Más besos, más suspiros e incontables caricias. Ahora ambos estaban recostados sobre la fría hierba. Takaki lo despojó de la parte superior de sus ropas, dejando su desnudo torso al descubierto, el cual no dudo en llenar de besos y caricias. Aquella piel tan suave, tan blanca y en apariencia tan frágil lo hacían querer tratarla con cuidado, y eso hizo. Sus caricias eran delicadas, como si estuviese tocando el material más frágil del mundo.
Chinen suspiraba al sentir los labios de Takaki besar su piel desnuda, era una sensación única, especial y que en definitiva lo volvía loco.
La temperatura en ambos comenzó a subir, a pesar de la fría brisa de la noche, ambos estaban ardiendo desde el interior de sus corazones, haciendo caso a esa voz que gritaba desde lo más profundo de su ser, que deseaban.
Las manos de Chinen acariciaban la piel de Takaki por debajo de sus ropas hasta que logró despojarlo de ellas. Yuya hizo lo mismo con Yuri.
Sin intensión de ocultarse y siendo cálidamente iluminados por la luz de la luna, sus cuerpos ya desnudos se unieron. Rodaron hasta que Yuya quedó encima de Yuri, lo miró a los ojos y pudo percibir un leve sonrojo dibujado en sus mejillas, lo cual lo hizo sonreír, acarició su rostro, lo beso con ternura y le dijo al oído.
-Eres tan hermoso-
Los ojos de Yuri se cristalizaron, observó el sonriente rostro de Yuya y cerró los ojos al notar su cercanía, besándose una vez más. Un beso profundo, de esos que encienden hasta la piel, ya era el momento de dar el paso más importante y ambos estaban preparados.
-No quiero lastimarte-
Susurró Yuya con cierta preocupación.
-No lo harás, confío en ti-
Fue entonces que Yuri separó ambas piernas, deseaba sentir a Yuya por completo y esa fue la manera en que se lo demostró.
Yuya se inclinó, le dio un beso en la mejilla, acomodó su cuerpo y poco a poco su miembro, tras encontrar la entrada del menor, comenzó a penetrarlo.
Yuri se aferró a la espalda del mayor, esa sensación era por mucho diferente a lo que siempre pasaba con su líder, pensó entonces que este debía de ser el verdadero placer, el verdadero amor.
Cuando estuvo por completo en el interior del menor, Yuya pudo sentir esa estrechez aprisionar su miembro, era una sensación exquisita, quería moverse pero no quería ser brusco, así que permaneció dentro un poco más. Miró el rostro de Yuri y con esos ojos llenos de anhelo y deseo, comprendió que podía proseguir, el menor lo deseaba al igual que él.
Los movimientos de Yuya eran tan sutiles, delicados y cuidadosos. La respiración de Yuri se agitaba, el placer lo ahogaba, necesitaba más, así que tomó el rostro del mayor, lo besó de una forma apasionada, como nunca antes, aprovechó que el mayor se sorprendía y de un rápido y ágil movimiento logró cambiar de posición, ahora Yuya se encontraba recostado y Yuri encima de él, apoyando las manos en el pecho del mayor, moviéndose de arriba hacia abajo, sintiendo ese infinito placer recorrer su cuerpo como un escalofrío.
La mente de Yuya se quedó en blanco, el placer que el menor de otorgaba era demasiado para él, creía que en cualquier momento podría enloquecer y romperlo en pedacitos. Sin embargo eso no iba a suceder, tan solo lo sujeto de la cintura y continuó sintiendo el placer recorrer hasta la punta de sus cabellos.
Poco a poco los movimientos de Yuri incrementaron, los gemidos de ambos se sincronizaron al igual que su respiración. Antes de poder sentir aquello que tanto deseaban, Yuya logró cambiar de posiciones rápidamente, sin perder el ritmo de las penetraciones, volvió a tener a Yuri debajo de su cuerpo, el menor se aferraba a su espalda con fuerza y rodeó su cintura con ambas piernas.
Embestidas descarriadas, gemidos, besos y respiraciones entrecortadas, todo eso al mismo tiempo y de pronto, llegó al punto máximo, sus cuerpos se tensaron, Yuri gimió con fuerza, sin importar nada, incluso Yuya lo hizo.
Lo habían hecho, sonreían satisfechos, con un brillo especial en la mirada y a pesar de su agotamiento no se desplomaron al instante. Lentamente Yuya se separó de Yuri y se recostó a su lado, tomándolo entre sus brazos. El menor lo abrazó de vuelta y hundió su rostro en el pecho del mayor. Ahí, podía escuchar los latidos de su corazón, tan alterado, emocionado, justo igual que el suyo.
Sonrió y levanto la mirada, ahí se topo con la mirada de Yuya, ambos se sonrieron y se besaron.
-Sé que palabras debo decir ahora, pero no quiero decirlas ahora-
Dijo Yuri con voz débil mientras volvía a esconder su rostro.
-Deberías decirlas, puede que te arrepientas-
De inmediato Yuri miró a Yuya con alarmada reacción.
-¿Qué quieres decir?-
-Que mañana tal vez no tengamos oportunidad-
Sin querer dijo esas palabras, a pesar de que no deseaba que ese sentimiento regresara, tenía que hacerlo, era su realidad.
-Sé que podré decirlas, habrá tiempo, todo terminara y nosotros-
Yuya lo calló con un beso, sentía que no tenía caso continuar hablando de eso, no ahora.
-Duerme, olvida todo y duerme-
Y así lo hicieron, se abrazaron con fuerza, cobijados con sus ropas y hundiéndose en un profundo sueño, en donde no era necesario pensar en el mañana.

No había conseguido dormir en toda la noche, la latente preocupación de la batalla le robó el sueño, pero no solo eso, estaba el hecho de que Daiki se aferraba a participar, no podía impedírselo y eso lo llenaba de coraje.
Deseaba poder amarrarlo y encerrarlo en algún lugar para así evitar que el chico fuese a la batalla, quería protegerlo a como diera lugar, pero tampoco podía hacer aquello, era su líder y aquella había sido una orden, no podía hacer nada.
Impotencia. Eso era lo que sentía y lo llenaba de rabia, pero también de dolor. Sin poder resistirse más, se puso de pie y salió de aquella habitación.
Caminó sigilosamente por los pasillos, silenciosos y fríos. Cuando al fin llego a aquella familiar habitación corrió la puerta con suavidad y entro.
Al cerrar se acercó sigilosamente, ahí estaba, dormido y despreocupado ante la emergencia y el peligro que implicaba una guerra, como si no fuese consiente del todo de la situación.
Con delicadeza acarició su rostro y le sorprendió notar que el menor despertaba. En cuanto lo vio su reacción fue obvia.
-¿Qué haces aquí?-
Preguntó con voz ronca mientras sus ojos se cruzaban con los de Inoo en medio de la oscuridad.
-No se, estoy desesperado y vine a verte-
Le respondió con voz débil y suave.
-No lograrás convencerme de nada, si es que has venido a eso-
Le dijo Daiki con un poco de frialdad. Kei lo miró con cierta suplica, pero se resignó rápidamente.
-Espero que estés consiente de que así pude que sea más complicado que cumpla con mi promesa-
-Aún así no cambiaré de opinión, tienes que ser lo suficientemente hábil y fuerte para cumplir tu palabra, yo haré lo mismo. Entiende que es mi deber, mi padre así lo hubiese querido, no puedo seguir quedándome aquí tranquilo mientras todos luchan en mi nombre-
Kei tragó saliva, bajó la mirada unos instantes, después miró a Daiki y tomó su rostro con manos temblorosas.
-Me asusta que hayas madurado así, me alegra pero también me aterra. Voy a protegerte y te acompañaré por el camino que elijas-
Si Daiki tenía intensión de decir algo, no tuvo la más mínima oportunidad de hacerlo ya que al terminar de hablar, Kei lo besó.
Pudo sentir el anhelo y la desesperación en aquel acto, quería tranquilizarlo, así que lo acercó más a él y lo abrazó con fuerza. Al separarse le dijo.
-Kei, todo va a salir bien, tengo planeado que esta sea la ultima batalla con los de Oeste, quiero terminar con todo de una vez y estoy seguro de que lo conseguiré-
Kei miró a Daiki con tristeza, ambos se recostaron sobre el cálido futón y se abrazaron.
-Espero que así sea-
Le dijo a Daiki mientras lo abrazaba, el menor hizo lo mismo y cerró los ojos, quedando completamente consiente de que a partir del amanecer su vida podría cambiar para siempre.

Una noche inquieta fue también para Yabu, que por más que cambiaba de posición el sueño no llegaba a él. Esa extraña preocupación lo acosaba a cada segundo, le presentaba alucinaciones espantosas y todas relacionadas con Ryutaro. Aquel niño que era tan leal a Yamada y que estaba dispuesto a dar su vida a pesar de que jamás fuese recompensado por ello.
-No… no… no-
Se decía una y otra vez. Sentía que estaba tan cerca de la locura que de pronto actúo por impulso, cosa rara en él pero no podía más con ello, sabía que necesitaba hacer algo y pronto.
No tardo mucho en estar de nuevo en el bosque, recordaba bien el lugar donde había ocultado aquellas ropas, miró a su alrededor, sabía que nadie podría verlo así que se cambió rápidamente. Con el corazón latiendo rápidamente y un extraño dolor de cabeza, comenzó a acercarse hacia aquella aldea, al oeste.
Mientras tanto, en aquella pequeña casita vieja, Ryutaro decidió salir a caminar un poco, no tenía sueño, así que lo hizo sigilosamente, teniendo cuidado de no despertar a su hermano, quien dormía profundamente como de costumbre. Desde la visita inesperada de Yabu aquel día no se quitaba la sensación de que lo vería de nuevo. Su corazón estaba ansioso, lo cual intentaba opacar con otros pensamientos, pero era inútil.
Caminaba por la aldea silenciosa hasta que de pronto escuchó un ruido, miró a su alrededor y estudió su entorno, si era algún intruso debía saberlo a tiempo para poder atacar.
El ruido parecía provenir de entre los arbustos en los alrededores, de nueva cuenta la idea de que tal vez podría tratarse de Yabu lo hizo sentir un extraño anhelo.
Se acercó más y más hasta que vio una sombra, había alguien ahí.
-¿Quién es?-
Preguntó con rudeza, pero no hubo respuesta. Desenvainó su espada y se acercó un poco más.
-Te hice una pregunta. ¿Quién eres?-
Se acercó un poco más hasta que aquella persona habló.
-Guarda eso, no te va bien-
Conocía esa voz, la había escuchado hasta en sus sueños más profundos. Pudo sentir un extraño nerviosismo apoderarse de él, no supo que decir, simplemente se quedó congelado ahí.
-Soy yo-
Le dijo al acercarse más a él.
-¿Qué diablos haces aquí? Te advertí que si te veía de nuevo-
-Eso no importa ahora-
Lo interrumpió Yabu con tono serio.
-Recoge lo más importante, ve por tu hermano, te sacaré de aquí-
-¿Qué tonterías estás diciendo?-
Preguntó Ryutaro algo exaltado, no se esperaba escuchar algo semejante.
-Lo que escuchaste, no hay tiempo que perder-
Al parecer Yabu no bromeaba, pero entonces… ¿A que se debía aquello?
-No voy a hacer lo que tu digas, vete de aquí-
Le respondió Ryutaro con frialdad mientras se daba media vuelta, sin embargo Yabu no iba a dejar las cosas así. Lo tomó del brazo y sin pensar lo abrazó por la espalda.
-Tienes que hacerme caso, no puedo explicarte, solo tengo que sacarte de aquí lo más rápido posible-
La respiración de Ryutaro se detuvo por un segundo, sus ojos se abrieron de par en par hasta casi dolerle, no entendía, quería hacerlo, también quería alejarlo y salir huyendo de ahí, pero simplemente era incapaz de moverse.
-Suéltame-
Le ordenó con voz débil, perdía fuerzas, estaba siendo vencido por algo tan simple, pero ni siquiera podía sentirse mal por ello.
-No lo haré, haz lo que te digo, rápido-
Le dijo Yabu muy cerca al oído, estaba desesperado, necesitaba que el menor accediera, sabía muy bien que si le daba detalles más se negaría, quería protegerlo…
-No se que es lo que piensas, pero no voy a hacer lo que dices-
La voz de Ryutaro fue firme y suave al mismo tiempo, tomó las manos de Yabu, las apartó de su cuerpo y se alejó unos pasos, después se giró para verlo.
-No voy a irme, si no quieres morir será mejor que te vayas-
En los ojos de Ryutaro había temor, Yabu lo percibió y sin embargo supo que sería inútil tratar de convencerlo de buena manera.
-¿Por qué no dejas de hacerte el niño fuerte? Entiende que esto no es para ti-
La voz de Yabu se quebró un poco, estaba desesperado.
-No soy un niño débil, sé pelear a la altura de alguien como tú. No me subestimes-
No había más que hacer, no iba a poder convencerlo. Resignado, se cruzó de brazos, caminó en círculos y después dijo con fastidio.
-¡Está bien! ¡Como quieras!-
Tras exclamar aquello retrocedió unos pasos, pero antes de marcharse lo miró fijamente y le dijo.
-No importa lo que pase, yo voy a protegerte, así que más te vale ser tan fuerte como dices y lograr sobrevivir mientras llego a tu lado-
Ryutaro lo miró extrañado, quiso preguntar pero entonces Yabu se marchó rápidamente, dejando su aroma impregnado en el aire.
Confundido, emprendió el camino de regreso a su pequeña casa, en donde su hermano aún dormía tranquilamente. Un mal presentimiento le apuñaló el pecho, pero aun así decidió dormir un poco, tal vez así lograría despejar aquellos pensamientos.

-¿Qué habrá querido decir Keito con eso? ¿Algo va a ocurrir pronto? ¿Qué?-
Se cuestionaba mientras caminaba de un lado a otro.
-¿Qué demonios te sucede? ¿Qué acaso no tienes nada mejor que hacer?-
Era la voz de Yamada quien lo sacó de sus pensamientos, lo miró con asombro y le preguntó.
-¿Qué haces despierto?-
-Eso no te incumbe, deja de merodear por ahí y ve a hacer algo, o ve a dormir, lo que sea pero sal de mi vista-
En esos momentos las frías palabras de Ryosuke no lo hicieron sentir mal, su preocupación era más fuerte que eso.
-¿Vas a dormir ya?-
Le preguntó con gentileza mientras lo observaba alejarse.
-Eso tampoco de incumbe-
Respondió Ryosuke, entró a sus aposentos y cerró la puerta.
Yuto se quedó ahí parado un poco más, intentaba despejar su mente, deseando que el presentimiento de Keito estuviese equivocado. Por muy preparado que pudiese estar Ryosuke, aún no era suficientemente fuerte, ni mental ni físicamente, para afrontar una batalla, seguía siendo de mente débil a pesar de su aparente fortaleza exterior.

En cuanto entró en sus aposentos, Ryosuke se dejó caer sobre el futón, estaba cansado, había dado el paso más importante para ganarse de nuevo la confianza de sus soldados y demás gente que aquello había significado más esfuerzo mental de que se imaginaba. Aún así se sentía bien, al fin tenía la sensación de estar haciendo lo correcto.
Cerró sus ojos y sin más, se hundió en un profundo sueño, un sueño en el que Ryosuke podía volver a su mundo de antes, su vida tranquila y pacífica, en donde había dejado los recuerdos más significativos. Los sueños era el único lugar en donde se sentía seguro de recordar y añorar aquellos días, porque definitivamente la realidad era tan diferente para él, tenía ahora una gran responsabilidad y a penas la estaba afrontando debidamente, no tenía tiempo de otras cosas, no podía permitírselo.

El tiempo transcurrió y esa inquietud no desaparecía, estaba preocupado y no había forma de apaciguar ese sentimiento. Sin deseos de darle más vueltas en su cabeza, emprendió el camino rumbo a la habitación de Ryosuke, quería expresarle sus inquietudes y cerciorarse de que el menor pudiese estar al menos preparado para alguna emergencia.
Al llegar a los aposentos de Yamada abrió lentamente la puerta y dijo.
-¿Puedo pasar? Es importante-
Pero no hubo respuesta.
-Por favor, prometo que no voy a molestarte con cosas sin sentido, solo necesito hablar contigo de algo-
Y continuó sin escuchar nada, así que tomó la iniciativa de abrir la puerta y entrar, mentalizándose de que tendría que atenerse a las consecuencias por lo que estaba haciendo. Sin embargo Ryosuke estaba profundamente dormido, aquello lo tranquilizó. Los pasos de Yuto fueron sumamente sigilosos, se sentó cerca de él y acarició su rostro con ternura, tal vez así el menor podría despertar, y así lo hizo.
-¿Qué haces aquí?-
Le pregunto aún medio dormido y tratando de abrir los ojos.
-Siento despertarte, solo quería hablar contigo de algo… importante-
Parpadeó con fuerza y poco a poco se reincorporó hasta sentarse sobre el futón, miró a Yuto con el mismo semblante de siempre y le pregunto un poco golpeado.
-¿De qué quieres hablar ahora?-
Yuto suspiró, tragó saliva y dijo.
-Hoy Keito me ha dicho algo que no me deja tranquilo-
La expresión de Ryosuke empeoró, ahora lucía más molesto, sin embargo permitió que Yuto continuara hablando.
-Sabes que él es muy intuitivo a cuanto peleas se refiere y esas cosas, además de que tiene una extraña fascinación por luchar y por la sangre-
Ryosuke suspiró con fastidio.
-¿Has venido a hablar de tu extenso conocimiento sobre Okamoto? Porque si es así puedes mejor largarte, no me interesa-
Yuto continuó hablando.
-Lo que dijo es que es probable que una batalla se aproxime, que algo va a suceder-
Ryosuke miró a Yuto con el mismo fastidio.
-¿Y eso que tiene que ver conmigo?-
-Tiene que ver en el aspecto de que si nos atacan, tenemos que estar preparados-
-Y lo estamos-
Dijo Ryosuke rápidamente.
-No del todo y lo sabes, a penas hoy hiciste planes pero no están completamente organizados, el hecho de que hayas dado el primer paso no quiere decir que estés preparado para cualquier cosa-
-¿A qué quieres llegar?-
Yuto respiró profundo.
-Pase lo que pase, vas a tener que continuar manteniéndote firme, dejar que los demás te apoyen-
-Eso ya lo sé-
Ryosuke parecía fastidiado.
-Entiende que no vengo a decirte esto para molestarte, necesito sentirme seguro de que harás lo posible por mantearte a salvo-
-Para eso estás tú, ¿O no?-
Había una pizca de sarcasmo y burla en su voz, Yuto lo notó y no pudo evitar el responderle lo más serio que pudo.
-Por supuesto. Yo soy capaz de dar mi vida por la tuya en cualquier circunstancia-
De nueva cuenta la mueca de fastidio apareció en el rostro de Ryosuke.
-Y ya te dije que eso no me importa en lo más mínimo, haz lo que quieras, tu vida no me interesa y si mueres me dará igual-
Esas palabras dolieron, fueron peor que un puñetazo en la cara, era como si alguien le hubiese clavado una daga directo al corazón y aún así era incapaz de morir por ello.
-¿Por qué eres así conmigo?-
Preguntó Yuto con la mirada baja, tratando de controlarse.
-Eso no te incumbe. Ahora, si ya terminaste de hablar será mejor que te largues, quiero dormir-
Pero Yuto no se movió ni un centímetro, parecía estar juntando fuerzas pero era imposible moverse. Ryosuke lo observó y antes de poder decirle que se fuera una vez más, Yuto se lazó sobre de él, tirándolo sobre el futón y presionando con fuerza sus hombros con las manos.
Ryosuke miró asustando el rostro de Yuto, el cual quedaba ligeramente oculto por sus cabellos. Con voz temblorosa comenzó a decir.
-Me queda claro que me odias y qué lo que yo pueda hacer o no hacer por ti no te importa. Lo que no me queda claro es la razón de tu actitud, siempre te he dado todo lo que tengo, te he entregado hasta mi alma y todo lo que eso implica. Mi amor, mi más profundo amor es enteramente tuyo y lo ha sido siempre. Aún así tu te has empeñado en desecharlo como si fuera cualquier insecto, me pisoteas a pesar de estar muriendo, no dejas de hacerlo y tal parece que no te detendrás hasta que en verdad me veas muerto a tus pies. ¡¿Cuál es tu maldito propósito?! ¡Si esto pensabas hacer desde el primer día que aceptaste mis sentimientos mejor no lo hubieras hecho! ¡No quiero pensar que todo lo que pasó entre nosotros fue mentira, un juego para ti!-
La voz de Yuto sonaba fuerte, pero al mismo tiempo quebrada y temblorosa, parecía estar conteniéndose aún más para no gritar más cosas. Ryosuke lo miró sorprendido y asustado, jamás se imaginó ver a Yuto así.
-¿Crees que eres el único que está sufriendo?-
Preguntó con una amarga sonrisa mientras desviaba la mirada.
-¡¿Qué tanto puedes estar sufriendo cuando el origen de todo eres tú?!-
Yuto parecía no notar la mirada de Ryosuke.
-¡Tú no sabes nada! ¡Crees que con amor puedes solucionarlo todo! ¡Que con tu amor puedes hacerme fuerte! ¡Que con eso todo va a estar bien aunque mi padre haya muerto y yo esté ocupando su lugar! ¡Tu no sabes absolutamente nada de mi!-
Ahora era la voz de Ryosuke la que temblaba. Gritaba con dolor y Yuto pudo sentirlo, sabía que continuar gritando no iba a solucionar nada, así que respiró profundo, se tragó el doloroso nudo en su garganta y le dijo.
-¿Por qué piensas eso? ¿Es que acaso mi amor no es suficiente para ti?-
Para Ryosuke comenzaba a ser difícil respirar, algo pesado le oprimía el pecho, necesitaba sacarlo, ya no había escapatoria.
-Tu piensas que hago esto para hacerte sufrir… cuando todo lo que quiero es mantenerte a salvo…-
Yuto se quedó sin aliento, su cerebro no terminaba de procesar correctamente aquellas palabras. Ryosuke continúo hablando.
-Es verdad que de cierta manera sentí que Keito te apartó de mi lado, pero yo hice la mayor parte-
Las palabras parecían salir solas, aún no estaba del todo consiente de lo que estaba haciendo.
-Keito jamás me apartó de tu lado, eso es absurdo-
Murmuró Yuto mientras sentía que las fuerzas se le iban.
-Lo sé, pero fue la excusa más cómoda que encontré para apartarte de mi lado-
La voz de Ryosuke se quebró más, sus ojos ardían y el dolor en su pecho no disminuía.
-Mis sentimientos por ti, en su momento, fueron sinceros, jamás pretendí engañarte o divertirme-
-Entonces explícame que significa tu actitud, si no me lo dices yo-
-¡Tan solo quería protegerte!-
Gritó con la poca voz que le quedaba, sus ojos no pudieron contener más las lágrimas y estas comenzaron a brotar desesperadamente.
-¡El hecho de que mi padre muriera significaba que yo tomaría su lugar, que tendría que hacer todo por proteger esta aldea y vengar su muerte, debería pelear y morir si era necesario, acepté eso pero hay una sola cosa que no soy capaz de aceptar nunca!-
Se quedó en silencio, las lagrimas no lo dejaban hablar, el nudo en su garganta seguía provocándole dolor. Respiró profundo y juntó fuerzas para continuar, mientras los ojos de Yuto lo observaban expectantes, sorprendidos y cristalinos.
-Si yo peleaba eso significaba que tú también tendrías que hacerlo y entonces me pregunte que pasaría si morías. Fue aterrador, no pude soportar la idea así que hice todo lo que pude para mantenerte lejos de mi, hacerte ver que no tenías razón para quedarte aquí, esperaba que te marcharas lejos, me abandonaras e hicieras tu vida en otro lugar, así yo podría pelear sin temor alguno… pero no ha resultado, todo lo contrario, te la pasas a mi alrededor, mirándome con tristeza, rogando por mi atención, preocupándote por mi, salvando mi vida e incluso jurando que morirás por mi…-
Se detuvo, no podía hablar más, el llanto lo ahogaba. Yuto lo observó, jamás se imaginó que todo aquello pasara por la mente de Ryosuke a cada momento.
Conmovido hasta los huesos, tomó al menor con fuerza y lo abrazó. Sentía que con mayor razón debía protegerlo, cuidarlo, amarlo.
Así, ambos estaban sentados sobre el futón, Yuto abrazándolo con fuerza mientras le acariciaba la cabeza, consolándole, le dijo al oído.
-¿Por qué te obligaste a sufrir todo esto tu solo? Eres lo más importante que tengo y aunque me trates como la peor escoria aún así seguiría a tu lado-
Ryosuke no pudo decir nada, tan solo abrazó de vuelta a Yuto, se aferró a él como tanto había deseado hacerlo desde la muerte de su padre. Continuó llorando en sus brazos mientras Yuto le hablaba.
-Si es por proteger tu vida, puedo luchar al doble y continuar con la mía solo para permanecer a tu lado-
En ese momento, Ryosuke se alejó de Yuto y al fin pudo mirarlo a los ojos.
-¿Luchar al doble? No bromees, no eres tan fuerte-
Su voz sonaba más relajada, igual de infantil que al Ryosuke que había conocido años atrás.
-Claro que soy fuerte, solo que no me has prestado la suficiente atención-
Le dijo Yuto con una sonrisa, le acarició el rostro y limpió el rastro de las lagrimas que aún quedaban. Se acercó a él y sin más, lo besó tiernamente, como si fuera la primera vez que lo hacía.
Para Ryosuke fue como estar dentro de uno de sus tantos sueños, no parecía real, al menos hasta que Yuto quiso profundizar el beso, entonces cerró por completo los ojos, dejo que su cuerpo respondiera por si solo y rodeó su cuello con ambos brazos. En verdad había anhelado demasiado tiempo vivir un momento así que no terminaba por creérselo.
Al separarse, Yuto acarició de nuevo su rostro.
-No vuelvas a intentar alejarme de ti, jamás-
Ryosuke bajó la mirada.
-Quédate conmigo-
Le dijo con un poco de vergüenza, sin embargo Yuto asintió y se acomodó sobre el futón. Ryosuke hizo lo mismo y buscó el cuerpo del menor solo para acurrucarse a su lado.
-No importa si mañana mismo debemos pelear, creo que al fin mi mente está tranquila-
Susurró Ryosuke, no supo si Yuto lo escuchó o no. Cerró sus ojos y se sumergió en un profundo sueño.

Sus presentimientos eran cada vez más fuertes, podía sentirlo en el ambiente, pronto habría una gran batalla y no había nada que lo emocionara más. Aún así, Keito se daba el lujo de pasear por el bosque, jugando con su espada mientras cortaba algunas ramas.
Caminó y caminó sin darse cuenta del rumbo que tomaba, hasta que de pronto el sonido de unas ramas lo detuvo, miró a su alrededor y de un gran árbol descendió una persona.
-Vaya, vaya, pero si es Okamoto quien ha venido a jugar un rato-
Esa voz la recordaba perfectamente, se giró y se encontró con Yaotome.
-Vaya, hasta que al fin te veo, no me di cuenta de que ya había llegado a tu territorio. Me disculpo por eso-
-No tienes que ser educado conmigo, el que llegaras justo ahora me hace pensar que mi suerte será buena, de alguna forma esperaba verte pronto, pero no tanto-
-Creo que podemos jugar un rato-
Dijo Keito con emoción mientras desenvainaba su espada y lamía sus labios.
-Oh, nada me encantaría más que eso, justo acabo de afilar mi espada-
Sonrió Hikaru de vuelta mientras se acercaba a Keito.
-Pero es demasiado pronto, no seas impaciente que pronto tendremos mucha acción y te dejare, literalmente, extasiado de placer hasta que mueras-
Keito se sorprendió ante tales palabras y pudo sentir sus mejillas arder. Aún así ignoró aquello y acercó su espada al cuello de Hikaru.
-¿Te vas a negar a jugar conmigo?-
Hikaru sonrió una vez más, de un movimiento rápido desarmó a Keito, haciendo que este bajara su espada, lo tomó por ambos hombros y lo recargó en el tronco de un árbol con un brusco movimiento, que sin embargo no causó dolor en el menor.
-No es que me niegue, es solo que me reservo para el momento especial que vendrá al amanecer-
Sabía bien que tal vez estaba dando información de más, pero eso no le importaba.
-¿Van a atacar al amanecer verdad?-
Preguntó Keito con tranquilidad mientras sentía la respiración de Hikaru muy cerca de su cuello, aquello lo excitaba, no podía negarlo.
-¿Tu intuición es muy buena o te gusta espiar?-
-Lo dejaré a tu imaginación-
Le respondió Keito con una sonrisa burlona. Hikaru lo miró más de cerca y la misma sonrisa también se dibujó en su rostro.
-Eres muy interesante, más te vale que me demuestres todo lo que tienes-
-No hace falta que lo digas, lo haré y espero que tu hagas lo mismo, no quiero que después de matarte me sienta insatisfecho-
Hikaru soltó una carcajada.
-Bueno, yo te mataré primero así que tal vez te ahorre el sentimiento-
Keito mantuvo esa sonrisa, bajó la mirada y observó detalladamente cada facción del mayor hasta detenerse a mirar sus labios, los deseaba. No se contuvo, ni siquiera quería hacerlo, lo jaló de sus ropas y al acercarlo rápidamente tomó posesión de sus labios, besándolo de una forma salvaje. Hikaru no se sorprendió, de alguna forma se lo esperaba, el hecho de que Keito hiciera el primer movimiento le ahorro el hecho de empezar él.
Se besaron apasionadamente unos instantes, después se separaron y se sonrieron.
-Nuestro próximo encuentro será en el campo de batalla, más te vale estar preparado-
Dicho eso, Hikaru se alejó hasta desaparecer entre los árboles.
-Tenlo por seguro-
Fue así como Keito emprendió el camino de regreso, Hikaru le había proporcionado cierta satisfacción y motivación para pelear en serio, cosa que jamás había sucedido. Estaba emocionado, deseoso de que el amanecer llegara.

Las horas pasaron, el amanecer estaba cerca. Sus ojos se abrieron y observó a la persona que dormía a su lado. Acarició su rostro y sigilosamente se levantó, se vistió y besando sus labios una vez más, se despidió de él, esperando con todo su corazón que todo terminara bien y no tener que tomar su vida.
Con paso veloz y silencioso, como era su costumbre, se fue de aquel hermoso lugar, con el cálido recuerdo tan fresco en su memoria e impregnado en su piel, jurando en ese momento que encontraría la manera de cambiar el destino, de alguna u otra forma.

Instantes después Yuya despertó, se encontraba solo, el sentimiento de vacío lo invadió aunque de cierta forma ya se lo esperaba.
-Es hora de volver-
Se dijo tras haberse vestido, miró de nuevo aquel lugar, guardó aquel sentimiento tan profundo y regresó a la aldea, con la esperanza de ser capaz de hacer algo hasta el último minuto. Sabía bien que era imposible detener la batalla, pero lo que si podía hacer era salvar la vida de Yuri y eso, lo haría sin lugar a dudas.

---

Un capitulo más, creo que no quedó muy bien pero reservé la pelea para el siguiente.
Ya le queda realmente poco a este fic, si no termina en el próximo de seguro será en el nueve, no más.
¿Les ha gustado? Espero que si, igual espero y me lo hagan saber de alguna forma ^^ ya saben que también recibo señales cósmicas~ 
Tarde muchísimo en actualizar este fic (lo cual no es nada raro en mi -w-) pero asdasd ya saben, cosas de la vida~
Ahora solo me falta ponerme a trabajar en los demás y a ver que más sigue xD
Nos leemos en la próxima publicación :D

sábado, 5 de octubre de 2013

Nuevo diseño y mensaje informativo



¡Hola mundo!
¿Que tal están? Yo feliz, todo va fluyendo poco a poco y no me quejo, espero y no perder el ritmo en mi progreso de fics.
Esta ocasión tocó cambiar la imagen, digo, no es que Yuto me haya aburrido, lo que pasa es que de repente me encontré con esa bonita imagen de Inoo y Yuto y no me pude contener. Sé que no soy la perfección en estas cosas de edición, pero me divierte y al menos a mi me gusta como queda ^^
¡Ojalá y a ustedes también les guste esta nueva imagen!

Y bueno, aprovechando la entrada random-informativa (?)
¿Qué tal les pareció el fic InooJima? Es algo relativamente nuevo, estoy tratando de escribir un poquitín diferente, aunque siento que fallo en el intento xD Aún así espero y la historia les atraiga a medida que avanza.
Y bueno, el YamaJima es más sencillo, como que es raro en mi no llevar un fic de ese par, de alguna forma los extraño, además creo que de las que me leen es lo que más les gusta. (solo creo, no estoy segura del todo xD)

En fin, las cosas van avanzando y tengo preparadas más publicaciones, esta vez de fics pendientes, por ahora solo me enfocare en Fated y Usagui (obviamente también los nuevos)
He recibido mensajes de que por favor continue con "I'm Yours" y con "A new song", esos dos no sé que hacer, no quiero dejarlos perdidos para siempre, pero por ahora no van a ser mi prioridad. Supongo que en cuanto termine Usagui pensaré en alguno de esos.

Creo que eso es todo lo que tengo que decir, por ahora.
Me voy ya que es algo tarde y mañana (aunque sea sábado) tengo clase TT__TT
Así que espero y sigan disfrutando y si gustan hacerme llegar sus opiniones, quejas, cometarios o lo que sea, saben en donde encontrarme. Ya sea aqui, en facebook, twiiter o alguna señal cósmica que de seguro recibiré (juro que no estoy drogada xDD)

Nos leemos pronto!