jueves, 13 de enero de 2011

Obsess [Cap. 11]

Capitulo 11

Había regresado a aquella habitación para terminar con su limpieza secreta, poco a poco toda la servidumbre se retiraba de sus labores, nadie más que Ryosuke sabían que él se encontraba en el salón de música, un lugar prohibido por el padre de Kei.

Ryosuke estaba sirviendo un poco de leche tibia para dársela a Ryutaro, cuando repentinamente Kei entró a la cocina.
-Joven… ¿Se le ofrece algo?-
Kei miró a Ryosuke.
-¿Eso es para ti? Creí que ya habías cenado-
-No… es para Ryutaro… el aún no ha cenado-
Kei se sorprendió ante tal comentario.
-¿En dónde esta?-
Preguntó serio mientras se disponía a salir de la cocina.
-Eh… pues… yo creo que… digo… él… esta en su habitación-
Respondió con torpeza. Inoo miró fijamente a Ryosuke, sabía que algo andaba mal.
-Te preguntaré de nuevo y espero esta vez respondas con la verdad, ¿En dónde esta Ryutaro?-
-En su habitación… creo…-
Mintió Ryosuke con nerviosismo mientras sentía la penetrante mirada de Kei.
-Iré a verlo-
Dijo Kei mientras se daba media vuelta y se disponía a marcharse, Ryosuke tenía que hacer algo y pronto.
-¡Espere! ¡No puede!-
Extrañado, Kei se giró para mirar a Ryosuke.
-¿Por qué no puedo?-
Preguntó mientras arqueaba la ceja.
-Es que… dijo que… se bañaría… debe estar con eso ahora-
-Oh…-
Dijo Kei con cierta sorpresa, después se giró nuevamente y dijo.
-Dile que mañana tengo que hablar con el, ¿entendido?-
-Si-
Dijo Yamada con timidez mientras observaba como Kei se alejaba.

En los últimos días Takaki se comportaba distante con Chinen, era algo inevitable, ese maldito compromiso rondaba por su cabeza.
-¿Qué es lo que voy a hacer ahora?-
Se preguntaba mientras caminaba de un lado a otro en su habitación, estaba presionado, desesperado, tenía que hacer algo. De pronto alguien tocó a la puerta y con fastidio dijo.
-No quiero ver a nadie-
Al parecer la persona que tocaba no estaba decidida a marcharse-
-¡Quiero estar solo!-
Gritó mientras se desplomaba sobre el sillón, después escuchó una voz que lo hizo reaccionar.
-Yuya-sama… traigo su cena…-
Esa voz, era Chinen, se puso de pie y rápidamente abrió la puerta.
-Lo siento…-
Dijo con tristeza mientras miraba al menor.
-Descuide, dejaré esto y me marcharé-
Sin poder decir nada solo se hizo a un lado para que Chinen pasara, en cuanto este dejó la bandeja con comida en una pequeña mesa se reverencio ante Yuya y se dispuso a marcharse, sin embargo, justo cuando paso junto a Takaki, este lo detuvo tomándolo del brazo y cerrando la puerta al mismo tiempo.
-Espera… quédate…-
Pidió con desesperación, Chinen observó la mirada triste de Takaki y sonrió.
-¿Sucede algo?-
Takaki desvió la mirada y soltó el brazo de Chinen.
-Desde que tu madre vino a verte estas muy… extraño… me evitas… necesito saber que sucede-
Pidió Chinen con desesperación, entonces Takaki lo miró nuevamente y solo lo abrazó con fuerza, acariciando su cabeza con suavidad.
-No es nada de lo que debas preocuparte Yuri… estoy bien… solo que… a veces siento que no merezco tal felicidad…-
Mintió, no podía decirle lo del compromiso, no hasta no haber hecho algo para evitarlo, pero ¿Cómo iba a explicar la repentina llegada de aquella chica? No quería lastimar a Yuri, necesitaba pensar en algo y pronto.
-Yuya… si tu eres feliz a mi lado entonces no eres capaz de imaginar como me siento… siempre he sido feliz a tu lado y justo ahora… es un sentimiento que no podría describirte-
Dicho esto se aferró con más fuerza al cuerpo de Yuya.
-Yuri… te amo-
Dijo Yuya con cierta desesperación mientras abrazaba con más fuerza a Yuri.

El día llegó con un clima frío, a pesar de ser otoño, se notaba que este estaba por terminar dando así poco a poco la bienvenida al frío invierno.
Cuando los días amanecían así de nublados y fríos, prefería dormir hasta tarde, sin embargo en su casa no se acostumbraba eso, así que lo despertaron a la hora acostumbrada.
-¿Por qué no puedo quedarme en mi cama por más tiempo?-
Preguntó mientras tomaba asiento en el comedor.
-No esta bien que duermas tanto Kota, aprovecha el día-
Le dijo su madre mientras tomaba un poco de jugo de naranja fresco.
-¿Quieres acompañarme hoy a la ciudad?-
Preguntó su padre mientras se limpiaba con la servilleta.
-¿A que ciudad?-
Preguntó curioso mientras le llevaban el desayuno.
-La que esta a unos cuantos kilómetros de aquí, necesito ver a unos accionistas, al parecer la importación de pescado da sus frutos-
-¿Pero no se supone que nos dedicamos a la madera?-
Preguntó Yabu.
-Bueno, he estado incursionando en nuevos mercados Kota, todo ha salido como lo esperaba-
-¿Es necesario que te acompañe?-
Su padre termino de tragar bocado y volvió a limpiarse.
-No es necesario, solo quiero saber si quieres venir-
-Deberías ir con tu padre-
Sugirió su madre.
-No lo se, ir allá es para volver hasta mañana ¿no es así?-
-Bueno, tu sabes, los negocios son así, y no me gusta salir de noche, dicen que hay una pandilla de ladrones por el bosque, además no me gusta abusar de mis caballos-
Kota rió con tal comentario.
-Tal vez te acompañé la próxima vez, hoy quiero visitar a Yuya, iré junto a Kei y Daiki, pero la próxima vez te acompañaré-
El padre de Kota suspiró y dejó la servilleta sobre la mesa, terminó de beber su café y dijo con resignación.
-De acuerdo, solo ten en cuenta que no siempre estarás divirtiéndote con tus amigos, además, ellos también tienen cosas que hacer, por lo que se el señor Inoo ha estado en negocios importantes, seguramente debe tener a Kei con eso también-
Ante este comentario, Kota suspiró y con fastidio dijo.
-Ese señor esta muy mal padre, abusa del cariño de su hijo, lo alejó del arte por simple capricho, eso esta muy mal-
-Si, algo sé de eso-
Dijo la madre de Yabu con un aire de tristeza.
-Su madre era adorable, incluso el señor Inoo lucía feliz, pero en cuanto murió todo cambió, fue una bendición saber que Kei había nacido con el mismo don que su madre para tocar el piano, aún no comprendo por que se lo prohíbe y lo trata de esa forma-
Terminó de decir la señora con la mirada distante.
-Es una pena, pero cada quien sabe que hacer por su familia y es algo en lo que no hay que meternos, ¿Entendiste Kota?-
Dijo su padre con seriedad al notar la furia en su rostro por la triste situación de Kei.
-Pero es que no es justo padre, Kei merece hacer lo que tanto le gusta-
-Eso es lo que tu piensas porque eres su amigo, su padre debe tener sus razones para no permitirle tocar el piano y meterlo en los negocios familiares, te pido de favor que controles tu sentido de justicia y no te metas en los asuntos de la familia Inoo ¿Entendido?-
Kota suspiró resignado y continuo comiendo.
-Ahora debo irme, volveré mañana por la tarde, Kota, ya sabes, no metas tus narices en donde no te llaman, no quiero problemas con esa familia-
-Si padre…-
Dijo Kota con resignación, así, su padre se puso de pie, besó a su esposa y revolvió los cabellos de su hijo, después se marcho.
-¿Ya esta listo el carruaje?-
Preguntó al mayordomo.
-Todo esta listo señor-
Yabu miró como su padre se marchaba desde la ventana del gran comedor.
-¿Qué has sabido de Daiki?-
Preguntó su madre con curiosidad.
-Esta bien, no sé que haga ahora su familia, no he platicado con él de eso-
Respondió Yabu con tranquilidad.
-Sé que su padre continua con las investigaciones, junto a esa gente, pero afortunadamente los ataques a su familia se detuvieron-
-La gente de este lugar no sabe apreciar los avances científicos, por eso viven aislados-
Comentó Kota con rudeza.
-En eso tienes razón, por eso he comentado con tu padre que deberíamos marcharnos de aquí e irnos a la ciudad, pero no me responde-
En ese momento la expresión de Yabu cambió.
-¿Quieres irte de aquí?-
Preguntó sorprendido y casi pálido.
-Bueno, tu acabas de decirlo, la gente de aquí es muy extraña, ¿No piensas que sería un buen cambio?-
Yabu desvió la mirada.
-No lo sé madre… no quiero irme otra vez de aquí… tengo mis amigos y…-
-No toda la vida podrás ver a tus amigos Kota-
-Lo se… pero ahora… no quiero irme…-
Su madre dejó escapar un suspiro.
-No nos iremos ahora, tu padre lo esta pensando, pero si se decide que nos iremos quiero que te prepares-
Yabu no dijo nada, esta sorprendido, no tenía la intención de que con su comentario su madre sacara este tema.
-También he escuchado que la señora Takaki desea casar a Yuya con la hija de los Watanabe-
Este cambio de tema tan drástico confundió a Kota.
-¿Quiere que Yuya se case? No recuerdo a los Watanabe…-
-Son una familia muy bien acomodada, viven a las afueras del pueblo, se dice que su fortuna es tal que no necesitaran trabajar por unas tres generaciones más, sin embargo son una familia que ha luchado por todo lo que tienen, y su hija es muy hermosa, yo había pensado en ella pero cuando la conocí hubo algo en ella que no me agrado-
Yabu miró confuso a su madre.
-¿Algo? ¿Qué fue lo que no te gusto de ella?-
-Tiene un rostro demasiado hermoso, piel blanca y suave, pero su sonrisa, su mirada son… siniestras… hay algo que no me gusta de esa chica… es extraña-
-¿Y la madre de Yuya planea casarlo con esa extraña? Esa señora no tiene limites-
Dijo Yabu con enojó mientras bebía un poco de jugo.
-Es evidente que tiene amoríos por todas partes, es obvio que Yuya no es hijo del señor Takaki, sin embargo este lo cuida como tal-
-Si, Yuya también lo sabe, por eso respeta mucho a su padre, a pesar de que no son de la misma sangre lo cuido y educo adecuadamente, Yuya esta agradecido por eso y de igual forma no tolera el comportamiento de su madre, ¿Por qué todo tiene que ser tan retorcido?-
La madre de Kota puso una expresión triste.
-No lo se Kota… tal vez por que así es la humanidad, tu has tenido la fortuna de tenernos a tu padre y a mi que te queremos más que a nada, espero y todo esto te enseñe que la maldad existe en este mundo y debes cuidarte de ella-
Kota asintió con la cabeza, dejó la servilleta sobre la mesa y terminó con su jugo.

Estaba cansado, los brazos le pesaban, la espalda le dolía demasiado y no lograba despertar, se había quedado dormido sobre el suelo del salón de música. De no haber sido por que escuchó unos pasos cerca no se hubiese despertado en un buen rato más. Lentamente abrió los ojos y pudo ver como la puerta se abría, quien entraba sigilosamente era Ryosuke.
-¿Cómo es posible que te hayas quedado aquí toda la noche?-
Preguntó molesto mientras se acercaba a él.
-Estoy bien, logré terminar… solo mira a tu alrededor, ¿No es hermoso?-
Le dijo Ryutaro con una débil sonrisa, Ryosuke miró sorprendido a su alrededor.
-Limpiaste todo…-
Dijo Ryosuke sorprendido.
-¿Qué hacen aquí?-
Al escuchar esa voz Ryosuke se giró sorprendido para mirar a la puerta, Ryutaro abrió los ojos de par en par pero no pudo ponerse de pie.
-Joven Kei… nosotros… bueno… estábamos…-
Kei estaba de pie junto a la puerta, observando detenidamente a Ryosuke y como Ryutaro estaba en el suelo.
-Este no es lugar para que ustedes dos estén haciendo quien sabe qué, ¿No saben que esta prohibido? Ahora salgan-
Dijo con rudeza.
-No, no es lo que usted piensa… Ryutaro se quedó dormido aquí y yo acabo de llegar-
Admitió Ryosuke con miedo, después de todo para él eran más que suficientes los celos de Yuto hacia Ryutaro, no necesitaba que también su amo pensara cosas que no eran.
Ryutaro miró furioso a Yamada y con esfuerzo se puso de pie.
-¿Eso es verdad?-
Preguntó Kei mirando a Ryutaro, este desvió la mirada y respondió sin más alternativa.
-Si… lo siento-
Kei suspiró enojado, cerró los ojos intentando calmarse mientras bajaba la cabeza.
-Ryosuke sal de aquí-
Dijo con seriedad aún con los ojos cerrados, el nombrado miró a Ryutaro con preocupación, este le indicó con la cabeza que se fuera.
-Si…-
Dijo y después salió a paso apresurado, cerrando la puerta tras de sí.
-Me vas a explicar que estabas haciendo aquí, ahora-
Pidió Kei con frialdad mientras abría los ojos para mirar duramente a Ryutaro.
-Yo solo vine a limpiar, es mi trabajo hacerlo, eso es todo-
Dijo con la misma seriedad, manteniendo la mirada baja.
-Sabes muy bien que la entrada a este lugar esta estrictamente prohibida, ¿Qué hubiese pasado si mi padre te encuentra aquí? ¡Eh! ¡Ahora mismo estarías en la calle y todo lo que he hecho por ti no habría significado nada!-
Gritó Inoo, estaba muy molesto, no podía contenerse, ¿Por qué siempre tenía que discutir con Ryutaro?
-Lo siento-
Dijo con voz baja sin mirar a Kei.
-No, tú no lo sientes, no eres conciente de nada, ¡¿Qué tengo que hacer para que entiendas?!-
Ryutaro no respondió, se sentía mal, triste, deseoso de soltarse a llorar, de salir corriendo, pero no, no iba a hacerlo, no iba a mostrar su debilidad, debía ser fuerte y aguantar la furia de Kei, aunque esto significase salir herido con cada palabra, sabía que debía soportarlo.
-Espero y no vuelvas a desobedecer las ordenes de mi padre, no quiero que vuelvas a esta habitación, ¿entendiste?-
Ryutaro no respondió, no se movió si quiera.
-Te estoy hablando-
Dijo Kei con seriedad.
-Entonces… debo deducir… que su promesa… fueron solo palabras… ¿cierto?-
Dijo Ryutaro aún con la cabeza baja. Kei lo miró confuso.
-¿De que promesa hablas?-
-Si no puede recordar algo tan simple esta bien, yo prometo no volver a este lugar, si eso lo hace feliz eso haré, estoy dispuesto a hacer cualquier cosa por usted, lo que sea-
Al decir estas palabras Ryutaro miró a Kei a los ojos, con una mirada suplicante e inocente.
-Yo siempre estaré a su lado, siempre, no importa si usted ya no me necesita, si le enoja mi presencia, yo vivo para usted-
La mirada de Ryutaro y su débil sonrisa lo hicieron sentirse mal, culpable por haberle hablado de esa forma, por siempre discutir con él.
-No digas eso… por favor no…-
Dijo Kei con voz baja y suplicante.
-Es la verdad-
Afirmó Ryutaro con firmeza.
-Ahora, debo retirarme, mis deberes no se harán solos, si necesita algo puede decirme-
Dicho esto Ryutaro se reverenció, caminó lentamente, paso junto a Kei y al llegar a la puerta, giró la perilla, abrió y salió de la habitación, cerrando de nuevo la puerta.
Al estar completamente solo levantó la mirada y miró a su alrededor.
-Esta… como antes…-
Dijo con un nudo en la garganta mientras caminaba alrededor de aquel salón.
Los libros, las partituras, el piano, todo era como antes, limpio y reluciente. Sin poder contenerse, tomó asiento en el banquillo frente al piano, con cuidado levantó la tapa, todo estaba perfectamente limpio. Con las manos temblorosas, rozó las teclas con la yema de sus dedos, cerró los ojos, la nostalgia comenzó invadirlo, extrañaba tanto aquellos días, así que sin esperar más, con uno de sus dedos, tocó una de las teclas. El piano estaba bien afinado a pesar del tiempo, el resonar de aquel cálido sonido por toda la habitación le hizo respirar profundo y disfrutarlo. Después abrió los ojos lentamente, sabía que tenía que salir de ese lugar, así que lentamente se puso de pie, no sin antes recordar aquella promesa.
-Sé que prometí tocar para ti… pero tengo miedo… sin embargo te has esforzado tanto que yo… voy a hacerlo… por ti-
Murmuró mientras le echaba un último vistazo a aquella habitación, después salió, cerrando la puerta con cuidado.

Yuya se encontraba en su habitación leyendo un poco, eso lo relajaría, al menos eso esperaba, aunque era inevitable el pensar que cada vez faltaba menos para que su madre llegase con aquella chica.
“-Tengo que evitar este maldito compromiso…-”
Pensó mientras cerraba su libro y lo dejaba sobre sus piernas.
-Yuya… Aquí esta el agua ¿Necesitas algo más?-
Preguntó Chinen mientras entraba a la habitación de Takaki.
-Si, ven aquí-
Respondió señalando un lugar a su lado en aquel sillón, Chinen dejó los baldes con agua caliente en el baño y se acercó a Yuya. Tímidamente tomó asiento y miró al mayor a los ojos.
-Te ocurre algo… estoy seguro-
Dijo Chinen con firmeza, Takaki solo dejó escapar un suspiró y tomó al menor entre sus brazos, acariciando con suavidad su cabeza.
-No es nada, es tu imaginación eso es todo-
-Te equivocas, yo sé que algo malo esta sucediendo, tu mirada me lo dice todo, estas muy pensativo, ¿Acaso es algo que no puedes contarme?-
Ante la suplicante voz de Yuri, solo pudo suspirar y tratando de hacer sus preocupaciones a un lado, se separó de el y le dijo con una amplia sonrisa en el rostro.
-En verdad es solo tu imaginación, ahora quiero bañarme, anda-
Dicho esto, se puso de pie y tomó la mano de Chinen, poniéndolo también de pie.
Cuando ambos llegaron al baño, Takaki comenzó a desabotonarse la camisa mientras que Chinen aprovechó para llenar la tina con el agua caliente que había traído.
-Yuri-
Dijo Yuya mientras se quitaba la camisa y miraba al menor.
-¿Si?-
-¿Quieres bañarte conmigo?-
Ante tal pregunta, Chinen pudo sentir como el calor se le subía a la cara, no sabía bien que responder así que solo atino a expresar su asombro.
-Anda, ven-
Dijo Yuya mientras tomaba a Chinen y lo acercaba a él. Este con timidez tocó el desnudo pecho del mayor puesto que estuvo a punto de tropezar.
-Es que… yo…-
-No seas tímido, es solo un baño, además ya he visto tu cuerpo antes-
Dijo Takaki con tranquilidad mientras terminaba de desvestirse.
-No… no es por eso… es que… es… raro…-
-¿Eh? ¿A que te refieres con raro?-
Preguntó torpemente mientras se metía a la tina con agua caliente.
-Ese espacio… es solo para una persona…-
Dijo Chinen avergonzado mientras señalaba la tina, y si, Takaki ocupaba todo el espacio, sin embargo esto no pareció importarle al mayor, puesto que dobló un poco sus piernas para hacer espacio.
-Listo, problema solucionado, ahora entra o el agua va a enfriarse-
Takaki sonreía ampliamente, Chinen observó por unos segundos y ruborizado completamente, comenzó a quitarse la ropa.
En cuanto ambos estuvieron dentro de la pequeña tina, Takaki tomó el jabón y comenzó a limpiar uno de los brazos de Chinen, jalándolo un poco para acercarlo a él.
Chinen miraba la concentración de Yuya con mucha atención, intentaba encontrar algo diferente en su mirada, pero el chico lucía tan concentrado en lo que hacía que todo parecía indicar que se encontraba tranquilo, como siempre.
-Yuya…-
Dijo Chinen con voz baja mientras acariciaba el rostro del mayor con su mano mojada. Al sentir la mano del menor sobre su rostro lo miro a los ojos.
Así, sin decir nada más, se acerco al rostro de Takaki y lo besó con ternura, de forma inmediata el mayor correspondió al beso con la misma ternura, tomando el cuello de Chinen para así acercarlo más a su cuerpo. Mientras tanto Yuri tomó el rostro de Yuya con ambas manos y continuo besándolo. Lentamente ambos profundizaban aquel suave contacto, abriendo sus bocas a un mismo ritmo, entrelazando sus lenguas, intercambiando suspiros, la felicidad que invadía el interior de Yuya era inmenso, tal que todo problema desapareció de su cabeza, era como si en el mundo solo existieran ellos dos y nada más, justo en ese momento Takaki pudo comprender que debía haber algo que hacer para no permitir ese compromiso, después de todo la persona que amaba se encontraba justo a su lado, besándolo con ternura, viviendo solo por él, tal y como él lo hacía.
Lentamente se separaron y se miraron fijamente a los ojos, después juntaron sus frentes y cerraron los ojos.
-Te necesito tanto a mi lado… Yuri-
Murmuró Yuya mientras acariciaba el rostro de Chinen.
-Yuya… te amo tanto-
Estas palabras provocaron que un nudo se formase en la garganta de Takaki, sin embargo se contuvo, no deseaba mostrarle a Chinen aquella preocupación, no sin antes hacer algo para remediar las cosas.
-Igual yo… te amo demasiado-
Dicho esto y antes de que Chinen notase la desesperación en la voz de Yuya, este lo besó con ternura nuevamente.
Al separarse, Yuya dijo con una sonrisa torpe.
-Tengo frío, es hora de salir de aquí-
Chinen también sonrió y asintió con la cabeza. Yuya se puso de pie y salió primero de la tina, tomó rápidamente su bata y se la puso, salió de prisa del baño, tomo una toalla y volvió a entrar, justo Chinen estaba saliendo de la tina cuando lo cubrió con la suave toalla.
-Gracias-
Dijo sonriente.
-Apresúrate antes de que te enfríes-
Así, ambos salieron del baño, secaron sus cuerpos y se vistieron, como Chinen fue el primero en terminar de vestirse, se apresuró en tomar otra toalla, esperaba ansioso por cumplir con su deber. Al notarlo, Yuya lo miró con una sonrisa y le dijo tranquilamente.
-Hoy no quiero que seques mi cabello-
De inmediato la sonrisa se desvaneció del rostro de Chinen, estaba por preguntar el por qué cuando Takaki volvió a hablar.
-Esta vez quiero hacerlo yo, así que ven aquí-
Le dijo mientras tomaba asiento sobre el sillón e invitaba a Chinen a tomar asiento a su lado. Ligeramente ruborizado, el menor sonrió y se acercó a Takaki, sentándose a su lado.
Con delicadeza, Yuya tomó la toalla que Chinen tenía en las manos y así, comenzó a secar su cabello, con movimientos torpes, jamás había hecho esto antes, Chinen no dejaba de reír de vez en cuando, era gracioso sentir las manos torpes de Takaki sobre su cabeza.
-Soy malo con esto… lo siento-
Se disculpó con torpeza mientras continuaba secando el cabello de Yuri.
-Descuida, es agradable que lo hagas-
Así, ambos pasaron un rato agradable, en cuanto Takaki terminó de secar el cabello de Chinen, este hizo lo acostumbrado y los papeles se invirtieron, ambos sonreían, eran felices, ahora Yuya estaba seguro que tenía una gran razón para luchar contra los deseos de su madre, la felicidad que Yuri le daba era suficiente motivo para hacer lo que fuese necesario.

Yabu caminaba por aquel viejo camino que llevaba a casa de Daiki, pensaba pasar a ver si el chico se encontraba en casa, aunque casi podía apostar que se encontraba en casa de Kei como era su costumbre. Sin embargo, para su suerte, justo al llegar a la casa, Daiki salía con una expresión muy seria y pensativa, tal era su concentración en sus propios pensamientos que paso junto a Yabu y no logró notarlo.
Al sentirse ignorado sin razón, decidió hablar para llamar la atención del menor.
-Dai-chan-
Y es que Daiki no había dormido bien, habían tantas cosas en su cabeza, la cercanía de Yabu eran una de esas cosas, después venía Kei, ¿Por qué todo tenía que ser tan complicado?
Pero justo al escuchar la inconfundible voz de Yabu, se detuvo en secó y se giro sobre sus talones para mirar hacia atrás.
-Ya… Yabu…-
-Estas muy distraído, ¿Pasa algo?-
-Si… digo… ¡No! Nada, no pasa nada-
Yabu miró a Daiki con desconfianza mientras se cruzaba de brazos.
-¿Ahora que es lo que te sucede eh?-
-No es nada… ¿Qué… que haces aquí?-
Cambió el tema rápidamente, Yabu pudo notarlo, pero pensó que si Daiki no deseaba responder no tenía por que insistir.
-Vine a verte, bueno más bien a recogerte para ir a casa de Kei y de ahí ir a ver a Yuya, ¿Olvidaste que ayer quedamos en eso?-
Daiki bajó la mirada y respondió.
-No, no lo olvidé, solo que no esperaba que vinieses a mi casa-
-Bueno, pues aquí estoy así que… ¿Nos vamos? Debes estar ansioso por ver a Kei ¿no es así?-
Por alguna extraña razón, Yabu pronunció estas palabras con pesadez y una sonrisa fingida.
-Si, claro, pero ahora no iba a casa de Kei-
-¿Ah no? ¿A dónde ibas?-
Daiki levantó la mirada torpemente y miró a Yabu con timidez.
-Iba a verte… quería hablar contigo…-
-¿Conmigo? ¿Sucede algo malo?-
Preguntó Yabu preocupado.
-Solo… quería hablar contigo…-
-¿Sobre qué?-
-Ya… ya lo olvidé…-
Respondió mientras desviaba la mirada.
-¿Cómo que lo olvidaste?-
Daiki no respondió, continuo mirando hacia otra dirección, evitando todo contacto visual con Yabu, sin embargo este se estaba preocupando demasiado, así que sin más, se acercó a Daiki y le dijo con voz suave, como siempre solía hablarle.
-Si esta sucediendo algo malo sabes que estoy aquí para escucharte-
Lentamente Daiki dirigió su mirada hacia Yabu, lo cual ahora pensaba que había sido un grave error puesto que había quedado absorbido por aquella mirada sincera, ese rostro que tanto había cambiado en los últimos años y sin embargo continuaba siendo el mismo, su aroma, su sonrisa, todo. Daiki se quedó sin habla, había olvidado todo aquello que vivió en su interior antes de que Yabu se marchase y ahora… todo era extraño.
-¿Por qué volviste?-
Preguntó Daiki con voz distante sin dejar de mirar a Yabu a los ojos, este de igual forma estaba prendido de los ojos de Daiki, aquella inocente mirada, ese rostro que no había cambiado mucho y sin embargo continuaba siendo tan hermoso como siempre.
-Tenía que volver…-
Respondió con la misma voz distante de Daiki, ambos no podían dejar de verse.
-Aquel día… cuando me salvaste… sentí algo… algo húmedo y suave… sobre… mis labios… dime algo Yabu… ¿tu me-
-¿Te bese? ¿Es eso de lo que querías hablar conmigo?-
Lo interrumpió Yabu sin apartar sus ojos de Daiki, este solo asintió lentamente con la cabeza sin dejar de ver al mayor.
-No lo se… no puedo recordarlo… estaba tan preocupado por ti que hice tantas cosas… llame médicos… moví a los criados para que te atendieran… estaba preocupado por ti… no recuerdo semejante cosa… además… ¿Eso importa ahora?-
Al escuchar esta respuesta, Daiki se quedó pensando.
-Tienes razón, lo que hayas hecho ya no importa… si no lo recuerdas es por que no era nada importante y entonces no hiciste nada de lo que yo pensaba, lo cual esta bien-
Daiki fingió sonreír mientras daba un paso hacia atrás.
-Bueno, vámonos, quiero ver a Kei ahora-
Dicho esto, Daiki comenzó a caminar rápidamente, sin embargo Yabu le dio alcance rápidamente y lo tomó del brazo para detenerlo.
-¿Y que sucedería si te digo que te bese? ¿Cambiarías tus sentimientos ahora?-
Daiki se quedó en shock, pudo sentir como su corazón se detenía y su respiración se agitaba.
No pudo responder nada, solo bajó la mirada.
Y es que en cuanto escuchó que Daiki deseaba ver a Kei, ese sentimiento se apoderó de su razón, no comprendía por que hacía esto, estaba conciente de que Daiki estaba con Kei ahora, sabía que lo que el menor significaba para su amigo y lo feliz que era, sabía que había llegado tarde, sin embargo ahora actuaba por puro impulso, sin darse cuenta de la confusión que despertaba dentro de Daiki.
-Lo siento…-
Dijo Kota con tristeza mientras soltaba el brazo de Daiki y daba un paso hacia atrás.
-¿Por qué te disculpas?-
Preguntó Daiki aún dándole la espalda. Yabu no respondió, fue entonces cuando el menor se giró lentamente y miró a Kota con desesperación, al mismo tiempo que dijo con voz baja.
-¿Me besaste?-
Kota solo desvió la mirada y asintió con la cabeza.
-Sé que no tiene caso recordar cosas como esas, éramos unos niños, tal vez lo hice sin pensar, ya deja de darle importancia-
Daiki escuchó las palabras de Yabu y con una sonrisa fingida le dijo.
-Tienes razón, eso ya no importa ahora, bien, me voy a adelantar, nos veremos en casa de Kei-
Y así, sin más, Daiki comenzó a correr, deseaba correr con todas sus fuerzas, así, inevitablemente unas cuantas lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas, ahora más que nunca necesitaba un abrazo, y Kei fue en la primera persona que pensó, sabía que tal vez eso estaba mal, pero era lo único que le quedaba.

Kei se encontraba bajando las escaleras, deseaba ir a los establos y estar un rato con su caballo, cuando de pronto pudo ver como la puerta se abría y Daiki entraba.
-Daiki-
Dijo sorprendido mientras terminaba de bajar las escaleras. En cambio, en cuanto el menor vio a Kei, corrió hacia el y lo abrazó con fuerza, dejando salir así más lágrimas.
Preocupado por el llanto de Daiki, Kei no pudo evitar el preguntar.
-¿Qué ocurre? ¿Te sientes mal? ¿Pasa algo?-
Daiki solo negó con la cabeza y se aferró con más fuerza al cuerpo de Kei. Este, sin comprender bien las cosas, abrazó a Daiki de vuelta, acariciando su cabeza con suavidad, escuchando como este lloraba y como su pecho se humedecía lentamente.
-Tranquilo… todo esta bien… no llores más… por favor Daiki… dime que te ocurre-
Sin embargo Daiki no respondió y solo se aferró con más fuerza al cuerpo de Kei.
En cuanto el mayor notó que las criadas que pasaban alrededor los miraban, decidió soltar a Daiki, con delicadeza lo alejó de su cuerpo, y sin decirle nada, lo tomó de la mano y lo llevó a su habitación.
Al llegar, Kei cerró la puerta y sentó a Daiki sobre el sillón junto a la ventana.
-Ya deja de llorar y dime que te sucede-
Le dijo Kei con dulzura mientras limpiaba su rostro con un pañuelo.
-Solo… quería verte… estar contigo… eso es todo-
Mintió mientras abrazaba de nuevo a Kei con fuerza, haciendo que este se recostase sobre el sillón y Daiki quedase sobre de él.
-Daiki… tranquilo, no tienes que llorar así, actúas como si te fueras a separar de mi-
Dijo Kei con una sonrisa burlona mientras acariciaba la cabeza de Daiki, pero este no respondió nada y solo se aferró más al cuerpo de Kei. Lentamente dejó de llorar hasta que se quedó completamente dormido. Inoo solo acarició su cabeza con ternura, cuidando de sus su sueño y esperando a que el menor se tranquilizara un poco al despertar.
-Eres tan extraño… mi pequeño…-
Murmuró Kei mientras lo abrazaba por completo, instintivamente Daiki se acurrucó en su pecho y continuó abrazándolo.
Pero entonces, sucedió algo inesperado, algo que Kei preferiría no haber presenciado, algo que deseaba no haber escuchado. Justo cuando Daiki se acomodo sobre el pecho de Kei, susurró algo, un nombre, el cual dejó a Kei sorprendido y confundido.
-Ya…bu-
-¿Qué?-
Preguntó confundido, pero Daiki no respondió, ahora estaba profundamente dormido mientras una última lágrima corría por su mejilla.

Al ver a Daiki correr, decidió dejarlo y quedarse ahí, de pie, con la mirada baja.
-Si te bese… es algo que jamás he olvidado… y no olvidaré por el resto de mi vida… Daiki-
Dijo para sí mientras continuaba lentamente con su camino.

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