miércoles, 11 de agosto de 2010

Mi melodía eres tú [Cap. 6]

Capitulo 6

Esa mañana, Daiki despertó a buena hora, apagó su despertador y salió de la cama, una vez más había sido imposible dormir bien, por más que intentaba no pensar más en todo lo sucedido el día anterior no podía, todo en su cabeza daba vueltas, estaba comenzando a cansarse de todo.
Mientras terminaba de ponerse el uniforme, miró hacia su escritorio, ahí estaba aquella invitación, de aquel pianista misterioso, del cual estaba seguro de que no era Yuto.
-Kei Inoo… no, creo que… aaah necesito pensar ya en mejores cosas-
Dijo para sí, y es que tan solo el hecho de pensar en Kei era recordar aquella tarde, aquel abrazo, pensar en que tal vez el pudiese ser lo que el esperaba, pero ya no quería seguir pensando en ello, así que tomó su mochila y salió de su habitación para desayunar algo y después ir a clase.

En el camino a la escuela, sorpresivamente, fue alcanzado por Ryosuke.
-¡Buenos días Dai-chan!-
-Ah… Ryosuke… buenos días-
Respondió débilmente.
-¿Te sientes mal?-
-No, es solo que no dormí muy bien, pero nada de que preocuparse-
-Bueno, entonces si tu dices que no es de cuidado, te creo-
Dijo el chico con una sonrisa, Daiki le sonrió de igual forma. Poco después ambos estaban llegando a la escuela, y en la entrada se toparon con Kei y Yuto.
-Buenos días Daiki-
Lo saludó Kei con una sonrisa, sin embargo Daiki desvió la mirada y continuo con su camino, ignorándolo por completo.
Ante esta reacción, Kei miró extrañado hacia donde Daiki se alejaba.
-Te ignoró por completo…-
Le murmuró Yuto.
-Gracias por ayudarme a llegar a esa conclusión-
Dijo Kei mientras reía sarcásticamente.
-¿Crees que ya lo haya descubierto todo? Que tu eres…-
Dijo Yuto preocupado mientras caminaba junto a Kei.
-No lo sé, es difícil de saber, de todas formas, lo averiguaré más tarde-
Dicho esto, Kei se adelantó y comenzó a subir las escaleras, Yuto lo observó por unos instantes y después continuo caminando.
“-¿Es bueno que lo deje así? Me da miedo…-”
Pensó con preocupación mientras entraba a su salón.

Daiki ya estaba en su lugar, intentando poner atención a la platica de Ryosuke y de otros dos chicos, pero era inútil, simplemente no podía concentrarse en nada. De pronto la profesora entró y todos regresaron a sus lugares, así, la primera clase dio inicio. Con pesar, Daiki sacó su libro de texto, estaba dispuesto a tomar lo mejor posible sus clases, pero en el momento en el que sus ojos se posaron sobre aquellas letras, comenzó a pensar aquella invitación, el sonido tan agradable de aquel piano, y sobre todo, a pensar en Kei.
“-Esto es una tontería-”
Pensó mientras sacudía su cabeza, intentaba concentrarse, pero le era imposible.
El resto de la mañana continuo de la misma forma, al grado de que fue reprendido en más de una ocasión por los profesores. Al fin, el descanso llego, y con el, un momento de relajarse y de poner su mente en orden.
-Dai-chan ¿Almorzamos juntos?-
Le peguntó Ryosuke.
-Lo siento, quiero estar solo un rato, de verdad lo siento-
Dicho esto, se puso de pie y salió del salón. Caminando por los pasillos, pasando por entre la gente, llegó a la cafetería, compró un pan y se fue, continuo caminando mientras comía lentamente su pan, después de un rato llego a uno de los jardines y tomó asiento debajo de un gran árbol.
-Esta es la soledad que necesito, tengo que dejar de pensar en todo eso… no tiene caso ahora…-
-¿Qué no tiene caso?-
Ante aquella voz, Daiki se sorprendió y levantó la mirada solo para toparse con la amable sonrisa de Kei, quien estaba de pie frente a el, de inmediato desvió la mirada y respondió con frialdad.
-Nada que te importe-
Dicho esto, se puso de pie y sacudió un poco su pantalón, estaba dispuesto a marcharse, pero Kei lo tomó del brazo.
-Espera, ¿por qué te vas?-
-Por que quiero, ahora suéltame-
Así, Daiki movió su brazo con un poco de brusquedad y logró liberarse del agarre de Kei.
-¿Por qué tratas de evitarme?-
Le preguntó seriamente, Daiki solo había dado unos cuantos pasos, y al escuchar esa pregunta se detuvo.
-No te estoy evitando, simplemente quiero estar solo-
Dijo sin mirar atrás y continuo con su camino, Kei simplemente observó como se alejaba, dejó salir un suspiro y una débil sonrisa se dibujó en su rostro.
-Ya falta poco… solo espera un poco más-
Murmuró para sí y comenzó a alejarse de aquel lugar a paso lento.

Fue así como el resto del día continuo, sin novedad alguna, con un Daiki distante y demasiado tranquilo, afortunadamente nadie notaba esa actitud, aquel sentimiento de vacío, en cuanto menos se dio cuenta, las clases terminaron, y de forma automática, al salir de la escuela, retomo aquel camino que lo llevaba a la melodía que más amaba, sin temer nada, sin pensar en otra cosa.
De nuevo el camino de siempre, lo había extrañado tanto, aquella tranquilidad, estaba a pocos pasos de aquella casa cuando el corazón comenzó a acelerársele terriblemente rápido, acompañado de una sensación muy extraña en el estomago, estaba muy nervioso.
Con pasos lentos se fue aproximando a aquella casa, al estar frente a ella miró su reloj, eran las cuatro con nueve minutos.
-A tiempo…-
Dijo mientras dejaba salir un suspiro y esperaba, recargándose en la pared de aquella casa, simplemente ansioso de poder escuchar aquella melodía que tanto amaba.
Al parecer los minutos pasaban y nada, no se escuchaba absolutamente nada.
-Supongo que hoy no tocará…-
Dijo un poco decepcionado, dejo escapar un nuevo suspiro y comenzó a caminar de regreso, solo había avanzado unos cuantos metros cuando se topo con alguien es su camino, estaba sorprendido.
-¿Qué haces aquí?-
Preguntó sorprendido.
-Daiki… que sorpresa encontrarte-
Le respondió con una sonrisa.
-Te hice una pregunta-
Dijo muy serio.
-Bueno, este es el camino para llegar a mi casa…-
Kei trató de responder con normalidad, sabía que ahora Daiki estaría más que intrigado.
-¿Tú… vives por aquí?-
-Así es-
Aquella sonrisa no desaparecía del rostro de Kei, en el fondo anhelaba que Daiki reaccionara y atara cabos, pero al parecer eso aún no era posible.
-¿Por qué eres tan lento?-
Murmuró mientras se cruzaba de brazos, Daiki no fue capaz de escuchar tal comentario.
-¿Qué dices?-
-Nada, ¿Quieres comer algo delicioso?-
Preguntó Kei mientras se acercaba más a Daiki. Este comenzó a sentirse extrañamente nervioso ante el acercamiento del mayor.
-No qui-
-¡Vamos!-
Dijo con entusiasmo el mayor mientras tomaba la mano de Daiki y comenzaba a llevárselo a paso apresurado.
-No quiero ir ¡Suéltame!-
Gritó Daiki mientras trataba de soltarse del agarre de Kei, pero este no estaba dispuesto a dejarlo escapar, no otra vez, así que continuo caminando a paso veloz, saliendo de aquella calle, a Daiki no le quedó más alternativa que dejarse llevar, una parte de el se sentía bien al tener a Kei a su lado.

Más tarde, ambos estaban dentro de un restaurante agradable, para Daiki era la primera vez que visitaba esa clase de lugar.
-Pide lo que quieras, te invito-
Le dijo Kei con una sonrisa mientras abría la carta del menú, Daiki lo miró extrañado, pero sin decir nada, desvió su mirada, tomó el menú y comenzó a leer, se llevo una gran sorpresa al notar los precios de todo lo que se vendía ahí, era increíblemente…
-¿Sorprendido?-
Preguntó Kei mientras no despegaba la mirada del menú.
-No puedo creerlo… ¿Cómo es posible que… este lugar sea tan…-
-¿Económico?-
-Si… yo esperaba-
-¿Encontrar precios más elevados?-
Daiki solo se limitó a afirmar con la cabeza.
-Bueno, no todo es lo que parece, a veces necesitas abrir bien los ojos para darte cuenta de lo que tienes en frente-
Esta vez, Kei observaba detenidamente a Daiki.
-Si… ya veo…-
Respondió Daiki, algo en Kei no lo dejaba tranquilo, sin embargo, esa mirada, esa sonrisa, todo, cada vez se sentía más absorbido por aquel chico.
-Dime una cosa… ¿Por qué eres así conmigo?-
-No comprendo a que te refieres-
Dijo Kei volviendo su atención al menú.
-Desde que llegaste a la escuela, te comportas… como si…-
-¿Cómo si te conociera?-
-S… si…-
El rostro de Daiki se torno extrañado ante la inesperada pregunta de Kei.
-¿Cómo-
-Bueno, déjame decirte que hay algo llamado “primera impresión” y yo, desde la primera vez que te vi… sentí que… bueno, que ya me agradabas-
Estas palabras provocaron que un ligero rubor apareciese en las mejillas de Daiki, acompañado de un ligero nerviosismo y revoltijo en el estomago.
-¿Alguna otra pregunta?-
-Supongo que no… por ahora-
-Bien-
Dijo Kei con una sonrisa, Daiki sonrió débilmente, segundos después un mesero se acercó a ellos y les tomo la orden.
Durante la comida, ambos no hablaron mucho, pero se dirigían miradas discretas de vez en cuando, y cuando Daiki era sorprendido por Kei, de inmediato tosía un poco y desviaba la mirada, o tomaba un poco de agua, siempre tratando de aparentar que era un error, que en realidad no miraba a Kei si no que trataba de pasar bien su bocado o cosas así.
Cuando terminaron de comer, Daiki salió de lugar y esperaba a Kei mientras este pagaba la cuenta, tal y como lo había prometido.

Al salir, le sonrió a Kei.
-Gracias por la compañía, aunque no hablabas mucho, fue agradable-
-Gracias… por invitarme-
Dijo ligeramente avergonzado.
-¿Te parece bien si caminamos de regreso?-
Daiki asintió con la cabeza, así, ambos se pusieron en marcha, extrañamente a paso lento, como si ambos deseasen así alargar más el camino.
-Y… ¿Cuándo dijiste que era tu evento importante?-
Preguntó Daiki para intentar romper con el silencio.
-Mañana, creí que no recordarías lo que te conté ese día-
“-¿Cómo olvidarlo?-”
Pensó Daiki.
-Bueno, lo recuerdo, así que será mañana… mañana…-
Repitió con cierta melancolía en la voz.
-¿Ocurre algo?-
Preguntó Kei preocupado.
-Nada… no es nada, solo que…-
No terminó de decir aquello, solo dejó salir un suspiro.
-¿Pasará algo mañana?-
Preguntó Kei tratando de lucir extrañado, sin embargo Daiki se detuvo y bajó la mirada, de inmediato Kei también se detuvo y lo observó curioso, entonces, de pronto, Daiki levantó la mirada, y observó a Kei, como si esperara a que el le diese las palabras que deseaba escuchar en el fondo de su ser.
-¿Te sientes bien?-
Preguntó Kei ligeramente preocupado, sin embargo, Daiki continuo observándolo durante un par de segundos más, después decidió darse por vencido.
-Olvídalo, no es nada-
Y así, continuo con su camino.

Ambos continuaron caminando juntos, en silencio, pero de pronto, Kei miró de reojo a Daiki, ahí estaba de nuevo, aquella expresión vacía, odiaba verlo de esa manera, estaba convencido de que el estado emocional de Daiki era en parte su culpa, sin embargo ya faltaba muy poco, aunque se sentía realmente tentado a decirle toda la verdad en esos momentos al menor, algo lo hizo contenerse, y en lugar de ponerse a gritar lo que deseaba, hizo algo, que desde su punto de vista, era mucho mejor, y si sentía alguna respuesta, eso quería decir que lo que tenía planeado para el día siguiente, tal vez sería un éxito. Así que sin más, se acercó un poco más a Daiki mientras caminaban, este no logró notarlo, iba tan absorto en sus pensamientos y confusiones, que lo único que lo hizo volver a la realidad, fue el suave contacto que sintió en su mano.
Kei había tomado delicadamente su mano, Daiki lo miró de inmediato, estaba sorprendido, pero Kei no lo miró y solo sonrió un poco mientras continuaba caminando.
-¿Hoy también tienes frío en las manos?-
Preguntó Daiki con una indiferencia fingida.
-Eso creo, ¿tu que dices?-
Daiki se sonrojó levemente y volvió a mirar hacia el frente.
-Bueno… supongo que aún hace un poco de frío…-
Dicho esto, tomo de vuelta la mano de Kei, sintiendo en el estomago un pequeño remolino al mismo tiempo que sus mejillas le ardían ligeramente.
Kei no dijo nada y solo continuo caminando, al igual que Daiki, no comprendía que estaba pasando, pero la compañía de Kei siempre era tan agradable, y siempre lo hacía sentir extraño.
Calles y calles pasaron y ambos continuaban tomados de la mano, para su fortuna no había mucha gente caminando en los alrededores, por lo que no tuvieron que fijarse mucho, mientras tanto, Daiki continuaba sin lograr entender el por qué seguía tomando su mano y el por qué no objetaba nada al respecto, se estaba convirtiendo en un sentimiento bastante inquietante.
-Bien, hemos llegado, aquí nos separamos ¿no es así?-
Dijo Kei mirando a Daiki.
-¿Eh?… Ah… si, es verdad, yo debo tomar este camino-
Dijo Daiki señalando hacia su derecha.
-Yo yo debo ir por allá-
Dijo Kei señalando a la izquierda.
-Bien-
Daiki suspiró un poco, pero ninguno de los dos se movía, como si no deseasen separarse, pero tenían que hacerlo, pero de nueva cuenta, fue Kei quien hizo el movimiento, soltándose lentamente de la mano de Daiki.
-Nos veremos-
Daiki asintió con la cabeza mientras mantenía su mirada baja, entonces Kei lo miró con una leve sonrisa y le dijo.
-Daiki… yo…-
Esto hizo que el menor levantase la vista y mirará a Kei con una pizca de esperanza.
-Yo… yo… me encantaría acompañarte, pero no puedo, nos vemos luego-
Y sin más, se acercó al rostro de Daiki, y le dio un suave beso en la mejilla, provocando que el menor se ruborizara por completo.
-Hasta pronto-
Así, Kei se dio media vuelta y se alejó lentamente, de nueva cuenta había dejado a Daiki sin palabras, completamente inmóvil a mitad de la calle.

A la mañana siguiente, de forma automática, Daiki abrió los ojos, curiosamente había logrado dormir un poco mejor que en noches anteriores, y a pesar de que ese día no tenía clase, sentía que debía levantarse.
Al bajar para tomar el desayuno, se encontró con una nota sobre la mesa de centro de la pequeña sala.

“Daiki.
Tuvimos que salir, tu abuela esta algo enferma, salimos esta madrugada, no quisimos despertarte, pero en cuanto tengamos buenas noticias nos contactaremos contigo, volveremos lo más pronto posible.
Mama.”

Daiki dejó escapar un suspiro y volvió a dejar la nota sobre la mesa al mismo tiempo que se dejaba caer sobre el sillón.
-Ahora mis padres están en Yokohama… y yo aquí… bueno, supongo que me relajaré más estando solo…-
Lentamente se dejó caer sobre el sillón, cerró sus ojos, y comenzó a recordar a Kei, sus ojos, su sonrisa, su aroma, el roce de su mano, su voz, todo, y de pronto, eso desapareció, dejando solo una sombra y una hermosa melodía de fondo.
-La… melodía…-
Susurró, de pronto abrió los ojos de golpe y se reincorporó de inmediato.
-¿A que hora era?-
Rápidamente se levantó y subió corriendo las escaleras, entró a su habitación y tomó de nueva cuenta la invitación que se encontraba sobre su escritorio.
-Seis de la tarde…-
Al saber la hora, se relajó por completo.
-Creo que me presioné demasiado, será mejor que desayune algo…-
Dicho esto, bajó de nueva cuenta, se dirigió a la cocina para prepararse algo y comenzar a desayunar.

Ya era poco más de media mañana, Kei se encontraba en su casa practicando mientras su padre lo observaba.
-Puedes descansar, ve a darte un baño, aún no te pongas el traje, ¿entendiste?-
-Si-
Dijo con cierto fastidio, salió de aquel salón y comenzó a caminar rumbo a su habitación
-Solo hago esto por que estoy seguro de que él estará ahí-
Dijo con una sonrisa mientras se quitaba la ropa y entraba al baño.

El resto del día transcurrió lentamente para Daiki, de cierta forma, estaba ansioso, nervioso, emocionado, tenía un sinfín de emociones dentro de él temía explotar en cualquier momento.
Después de hacer un poco de tarea, de bañarse, de comer un poco, terminó recostado sobre el sillón, encendió el televisor y se entretuvo un rato con uno de esos programas de entretenimiento, hasta que lentamente fue quedándose dormido.

Eran las cinco de la tarde, Kei ya se encontraba llegando a aquel lugar junto con sus padres, vestía aquel elegante traje, lucía muy apuesto, en cuando bajó del auto, las chicas comenzaron a murmurar, después de todo ya era bien conocido, al menos de vista.
-Kei, tu camerino es el de siempre, tu madre y yo estaremos en nuestros lugares, ya sabes como debes hacerlo-
-De acuerdo-
Dijo Kei con una leve reverencia y comenzó a caminar, antes de llegar al pasillo, alguien lo llamó.
-¡¡¡Inoo-chan!!!-
Al escuchar esa voz, se detuvo y miró sorprendido.
-Yuto-kun, estas aquí-
-Te dije que no faltaría-
Respondió sonriente.
-Pero aún falta para que todo comience-
-Si, pero quise venir para desearte suerte-
-Gracias amigo-
Kei le sonrió amigablemente a Yuto, y este lo hizo de vuelta.
-Tranquilo, vendrá, y si no viene iré yo por el-
Le dijo Yuto mientras le daba una palmada en la espalda, Kei solo sonrió torpemente.
-Tengo que irme, nos veremos en cuanto termine-
-Por supuesto-
Y así, Kei continuo con su camino mientras Yuto iba de regreso.
-Definitivamente debes estar aquí… Daiki-
Dijo Kei en voz baja mientras cerraba la puerta de su camerino.

Después de esa pequeña siesta, Daiki despertó con dificultad, se sentía mareado y ligeramente pesado.
-¿Qué hora es?-
Murmuró torpemente mientras buscaba algún reloj, al visualizar el que estaba colgando de la pared, se sorprendió bastante.
-¿Las cinco cuarenta?-
Gritó mientras sacudía la cabeza, salió del sillón de un solo brinco y corrió a su habitación, necesitaba ponerse algo más decente, aquellos pantalones cortos y playera holgada no eran muy formales para tal evento.
-Tengo que darme prisa-
Dijo mientras buscaba algo que ponerse.

El lugar estaba cada vez más lleno, poco a poco los elegantes invitados llegaban al lugar, era cuestión de minutos para que el espectáculo comenzara.
Kei, curioso, se asomó un poco para ver al publico, visualizó a sus padres y a Yuto, quien lo miró y con señas preguntó por Daiki, recibiendo una respuesta negativa y una palabra de ánimo.
-Tienes que venir…-
Murmuró mientras regresaba a su lugar.

No había logrado encontrar algo muy elegante, solo unos jeans negros y una camisa no tan fuera de lugar, se puso su chaqueta, tomó la invitación y salió corriendo de su casa.
-Tengo que llegar….-
Murmuró mientras corría más rápido hacia la parada del autobús.

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