martes, 2 de febrero de 2010

Beside You [Cap. 8]

Capitulo 8

Después de avisarle a su madre que se quedaría en casa de Ryosuke guardo tu telefono en la maleta.
-¿Quieres algo de cenar?-
Preguntó Ryosuke, no podía ocultar su nerviosismo.
-No... estoy bien-
Respondió Yuto con el mismo nerviosismo.
-Entonces iré a... acomodarte la cama para que duermas-
-Te acompaño-
Dijo Yuto mientras caminaba detras de Ryosuke.
Cuando ambos entraron a la habitación Yuto tomo asiento en la silla del escritorio, Ryosuke comenzó a acomodar la cama, después buscó ropa para prestarle a Yuto, pero después de buscar y buscar se dió por vencido, recostandose en la cama.
-Imposible! Nada de lo que tengo sirve!-
Avergonzado Yuto dijo.
-Lo siento... soy demasiado alto...-
-No tienes de que disculparte-
Dijo Ryosuke rapidamente mientras se reincorporaba para ver a Yuto.
-Es mi culpa por ser tan pequeño, pero no te preocupes, iré a la habitación de mis padres, seguro y algo de mi padre si te quedara-
Dijo muy animado mientras salía de la habitación.
-No... no es necesario...-
Pero Ryosuke no le hizo caso y en cuestión de minutos ya iba de regreso con una pijama de su padre.
-Supongo que esto servirá-
Dijo muy animado.
-Gracias-
Respondió Yuto con una amplia sonrisa, después ambos se qudaron imoviles por unos segundos, se miraban timidamente, a Yuto le daba un poco de vergüenza comenzar a vestirse, instantes después Ryosuke comprendió y lleno de nervios dijo.
-Ah!...yo... voy a cambiarme a la habitación de mi hermana-
Y sin más, salió.

-¿Que es lo que quieres hablar conmigo que no puede esperar a mañana?-
Preguntó Ryutaro tratando de sonar indiferente.
-No puedo esperar, estoy comenzando a cansarme de eso ¿sabes?-
Dijo Chinen bastante serio.
-¿A que te refieres?-
-No se que es lo que pasa contigo, primero eres amabale conmigo, después haces cosas que no comprendo como lo de hace rato, y después me hablas friamente, ¿podrías dejarme las cosas claras de una buena vez?-
Chinen lucía muy serio, más de lo normal, eso sorprendió bastante a Ryutaro.
-¿Que acaso te quejas de mi forma de ser?-
Preguntó, aún manteniendo la misma frialdad.
-Te equivocas, tu no eres así, el Ryutaro que conosco no es así, estoy seguro que es algo más-
-¿A si? ¿Eso es lo que piensas? ¿De verdad crees que me conoces bien?-
El tono en la voz de Ryutaro era frio, al mismo tiempo que decía estas palabras se acercaba muy provocativamente a Chinen, este al sentir la aproximación de Ryutaro no tuvo la intensión de alejarse, tenía el presentimiento de lo que pasaría si se alejaba, esta era la ocasión perfecta para dejar las cosas en claro, pero de repente, Ryutaro se detuvo a escasos centimetros de él, mirandolo directamente a los ojos, sin decir nada, de igual forma Chinen lo obserbava fijamente.

Corrió lo más rápido que pudo por las calles, su estrategía era llegar hasta la compañia y recorrer el camino de regreso que debía seguir Daiki, seguro lo encontraría cerca de ahi.
La lluvia no dejaba de caer, estaba completamente empapado, pero eso no le importaba, su prioridad ahora era encontrar a Daiki y llevarlo a casa, sentía una angustia muy grande de tan solo saber que el chico se encontraba solo, en algun lugar, y sobre todo, que seguro estaba llorando, eso le oprimía más el pecho, sabía que eso era por su culpa, por haberle hablado tan duro cuándo lo que más necesitaba era su apoyo.
Corría y corría por las calles, buscando entre la gente, deteniendose frente a las tiendas para hechar un vistazo, pero nada, Daiki no estaba en ningun lugar, intento llamarlo de nuevo pero este no respondió, desesperado, no tenía más opción que seguir buscandolo.
Pasaba por las mismas calles una y otra vez, de tanto correr bajo la lluvía comenzaba a cansarse, pero no podía detenerse, debía encontrarlo, una vez más volvió a correr, esta vez un poco más lejos, recordo que no muy lejos de ahi había un parque, seguro ahi lo podría encontrar.
Cansado, llego al parque, la lluvia seguía cayendo pero ahora con menos fuerza, ahora era más ligera, desesperado, volvio a llamar a Daiki, mientras entraba la llamada caminaba por los alrededores, pero el seguía sin responder, hasta que de pronto, un sonido lo hizo detenerse, era como el tono de un celular, siguió llamando y tratando de dirigirse al lugar de donde provenía aquel sonido.
Después de caminar un poco, ahí estaba, sentado en una banca, tratando de refugiarse del agua bajo un arbol que quedaba junto a la banca, con la cabeza agachada y el celular entre las manos.
Tranquilizandose un poco, se acercó lentamente, tratando de que Daiki no notara su presencia, cuándo estuvo lo suficientemente cerca, lo cubrió cuidadosamente con el abrigo extra que llevaba bajo el brazo, milagrosamente estaba seco.
Al sentir como algo lo abrigaba, reaccionó de inmediato y levanto la vista, solo para encontrarse con el rostro lleno de tranquilidad de Keito, y sin poder evitarlo, los ojos se le comenzaron a llenar de lagrimas, pero hizo un gran esfuerzo para que estas no salieran.
-¿Que haces aqui?-
Preguntó Daiki mientras observaba a Keito.
-¿No es obvio? Te estuve buscando por todas partes, estaba muy preocupado por ti-
En ese momento Keito se puso de rodillas para quedar a la altura de Daiki y tiernamente lo abrazo.
-No vuelvas a desaparecer de esta manera-
Le susurro al oído mientras lo abrazaba con más fuerza.
Daiki no podía resistirse, el sentir de nuevo a Keito tan cerca de el era un sentimiento completamente dulce, tranquilizante, cálido, simplemente se sentía muy bien.
-Por un momento creí que me odiabas-
Expresó Daiki, mientras que sin poderse contener más, las lágrimas comenzaron a salir.
Keito pudo sentir unas calidas gotas caer sobre su cuello, así que separandose un poco de Daiki, con su mano, comenzó a limpiar el rastro de aquellas lagrimas.
-No llores por favor, yo jamás te odiaría, no puedo hacerlo, te quiero demasiado como para odiarte-
Esas palabras resonaron en la cabeza y corazón de Daiki, tanto, que de inmediato se ruborizó un poco, estaba sorprendido.
-¿Tu... me quieres?-

Había terminado de cambiarse, pero no podía dejar de sentirse un poco incomodo, segundos después escucho como Ryosuke tocaba a la puerta.
-Adelante-
Dijo apenado.
-¿Listo?-
-Si...-
-Bien, acomodare todo, solo espera-
Y sin más, Ryosuke se acercó a su cama, comenzó a quitar las almohadas, acomodo las cobijas y puso una almohada.
-Listo, puedes acostarte, yo dormiré en la habitación de mi hermana, así que... bueno... descansa-
Dijo timidamente, Yuto solo le sonrió un poco, Ryosuke dió media vuelta, antes de abrir la puerta apagó la luz.
Por alguna razón Yuto no quería que Ryosuke se fuera, así que actuando por puro impulso, antes de que Ryosuke girará la perilla de la puerta, lo tomó del brazo.
-No... no te vayas... quiero... quiero estar contigo...-
Logró decir timidamente.
Ryosuke se quedó congelado, estaba ahora más nervioso que antes, así que torpemente logró girarse para ver a Yuto.
-De... de acuerdo, entonces, me quedaré contigo-
Y sin más que agregar, corrió hacia la cama, antes tomo otra almohada, y se acomodó dentro de las cobijas.
-Gracias-
Dijo Yuto con una sonrisa, después también se comodó en la cama.
-¿Es muy pequeña cierto?-
Preguntó Ryosuke con timidez.
-Para mi esta bien-
Respondió Yuto con tranquilidad.
-Bueno, esto tiene una solución-
Dijo Ryosuke mientras abrazaba a Yuto, quien le daba la espalda, recargando suavemente su mejilla en la espalda de Yuto y tocaba con sus manos su pecho.
-Mejor así-
Entonces Yuto se giró, se acomodó bien, y abrazó tiernamente a Ryosuke, pegandolo suavemente a el, este sin decir nada, recargo su cabeza en el pecho de Yuto, abrazandolo de la misma manera.
-Gracias por estar a mi lado-
Sususrró Ryosuke mientras cerraba los ojos, Yuto con ternura besó su cabeza y le dijo.
-Siempre estaré a tu lado-
Y así, ambos se quedaron completamente dormidos, abrazados, mientras la lluvia cesaba por completo.

-¿Que? ¿No vas a continuar?-
Preguntó Chinen, sin dejar de observar a Ryutaro, este no dijo nada, era la primera vez que escuchaba a Chinen hablar tan serio.
-Bien-
Dijo Chinen, entonces, sin esperar más, jaló a Ryutaro del cuello y de un solo movimiento lo acerco a su rostro, lo observó por unos segundos, la cara de Ryutaro expresaba mucha sorpresa, Chinen sonrió al verlo, y sin esperar más, lo besó dulcemente, juntando lentamente sus labios con los de Ryutaro.
Al paso de unos segundos, Chinen lo soltó y se separó de el.
-No se tu, pero yo ya no puedo más con esto-
Ryutaro seguía atonito, obserbava muy sorprendido a Chinen, simplemente no podía creerlo.
-Yo...-
-Si tu intensión era provocarme, bien, funcionó, ahora quiero una respuesta Ryutaro-
La voz de Chinen aún era fría, Ryutaro esta impresionado, después de unos pocos segundos pudo relajarse un poco y en su rostro se formo una sonrisa.
-Ahora eres tu quien intenta provocarme-
Y sin más, tomó a Chinen por la cintura y ahora fue el quien lo besó, Chinen respondió de inmediato a este acto, rodeando con sus brazos el cuello de Ryutaro.
Poco a poco, ambos hacian de este beso más profundo, separando sus labios, saboreandose lentamente, después ambos se separaron y fue Ryutaro el primero en hablar.
-Te quiero-
Chinen sonrió ante tal declaración, volvió a besar a Ryutaro, besandose suave y deliciosamente una vez más, después se volvieron a separar y Chinen dijo.
-Yo te quiero más-
Terminando así con una radiante sonrisa, el Chinen de siempre había vuelto, sin poder resistirse, Ryutaro también le sonrió, para despupes abrazarlo con fuerza.
Ambos se sentían tan bien ahora, habían expresando sus sentimientos y se correspondían mutuamente.

Keito estaba completamente seguro de lo que había dicho, efectivamente, esto era lo que más necesitaba para darse cuenta de lo mucho que quería a Daiki.
-Así es, más d elo que jamás me hubiese imaginado-
Ambos se miraron fijamente a los ojos, Daiki sentía como su corazón latía con fuerza.
-Yo... yo....-
Daiki sabía que tenía que decir algo, pero no estaba muy seguro de que decir, por primera vez, no pensaba en lo absoluto en Ryosuke.
De repente, el telefono de Daiki comenzó a sonar, era bastante tarde y sus padres estaban preocupados.
-Te llevaré a casa-
Le dijo Keito mientras se ponía de pie, Daiki hizo lo mismo, se sentía muy avergozado, después ambos comenzaron a caminar, sin decir una palabra.

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