lunes, 21 de marzo de 2011

A new song [Cap. 7]

Capítulo 7

Al llegar, ambos se detuvieron frente a la puerta del departamento, Jun sacó sus llaves y abrió.
-Iré por tu ropa… ¿Quieres entrar?-
-Ah… esperaré aquí afuera-
Respondió Jin con un poco de nerviosismo, Jun trató de no darle demasiada importancia y entró, dejando la puerta emparejada.
Con paso ligeramente apresurado se dirigió a su habitación, al entrar buscó la ropa de Akanishi.
-¿En dónde la dejé?... Estoy seguro de que la puse por aquí…-
Dijo para sí mientras continuaba buscando.

Mientras tanto, Jin continuaba esperando, pero al parecer Matsumoto estaba tardando demasiado, así que sin pensar bien en lo que hacía, entró, cerrando la puerta tras de sí.
Tímidamente miró a su alrededor, todo lucía igual que la primera vez que entró, todo en un orden perfecto.
Estaba por tomar asiento en el sillón, pero su curiosidad fue grande, así que decidió echar un vistazo en la habitación de Jun, para su fortuna, esta estaba abierta.
Observó cómo Jun doblaba la ropa con cuidado, casi perfectamente, después como la guardaba en una bolsa de cartón.
-Listo-
Dijo con una sonrisa en los labios, al ver la sonrisa de Jun pudo sentir algo extraño que le oprimía el pecho, y sin más, entró en la habitación, sigilosamente.

Estaba dispuesto a darse la vuelta y salir de la habitación, cuando de pronto pudo sentir una suave respiración muy cerca de su cuello. Esto provocó que un escalofrío recorriera su espalda, al mismo tiempo se puso ligeramente nervioso. Trago saliva con dificultad, deseaba voltear, era un hecho que Jin estaba detrás de él, pero su cuerpo no reaccionó, la constante respiración de Jin sobre su cuello lo ponía extrañamente nervioso, y esto incrementó cuando escuchó su voz muy cerca de su oído.
-¿La encontraste?-
No sabía porque preguntaba eso, ni siquiera sabía porque estaba tan cerca de Jun, simplemente se estaba dejando llevar por aquel extraño impulso, el mismo que esa tarde.
-Si… si, aquí esta-
Respondió Jun torpemente mientras se giraba, dando un paso hacia atrás para mantener su distancia.
Con una torpe sonrisa le entregó a Jin la bolsa, este lentamente la tomó y se disculpó.
-Gracias y… lo siento…-
Jun miró confundido a Akanishi, ¿De qué se estaba disculpando?
-¿Por qué te disculpas?-
Preguntó Jun con curiosidad y con un cierto temor de que fuese por lo ocurrido esa tarde. Sin embargo la respuesta de Akanishi lo hizo reír.
-Por haber entrado aquí sin permiso… lo siento-
Sin temor a ocultar su alivio, Jun sonrió.
-No importa, está bien-
Al ver la sonrisa de Jun, también sonrío.
-Bueno, es hora de marcharme… no quiero perder el último tren-
-Está bien-
Le dijo Jun, ambos se miraron a los ojos, esa extraña atracción los estaba envolviendo nuevamente, ninguno de los dos lograba comprender del todo lo que ocurría. Todo era silencio hasta que Jin habló.
-Nos vemos luego-
Torpemente Jun solo asintió con la cabeza, Jin sonrió y dio media vuelta para salir de la habitación, detrás de él caminaba Jun con pasos torpes.
Cuando llegaron a la puerta, Jin abrió, se giró y volvió a despedirse de Jun.
-Gracias por haberme ayudado esta tarde, siento que hayas perdido un día de trabajo, has sido de gran ayuda-
Jun sonrió ante tales palabras.
-Descuida, no pude evitarlo, no soporto ver un lugar tan desordenado, lo hice sin pensar, has de creer que soy un maniaco o algo parecido, digo, ni siquiera nos conocemos y ya me metí con tus cosas, de verdad lo siento-
Dicho esto Jun hizo una pequeña reverencia.
-No hay problema, no pienso eso de ti, curiosamente contigo me siento muy… bien, eres agradable… de verdad-
Lentamente la alegre expresión de Akanishi se volvió tímida.
-¿Eso piensas de mí?-
Preguntó Jun con curiosidad.
-Bueno, no suelo prestarle mi ropa a cualquier persona, además de que no cualquiera toca mis cosas y las pone en orden, de hecho, eres la primera persona que hace algo así-
Jun bajó la mirada ante tales palabras y preguntó tímidamente.
-¿Ni siquiera tu… novio?-
Jin se sorprendió, era cierto, ni siquiera Kame se había metido con sus cosas, nunca se lo había permitido, siempre le decía que dejara las cosas tal cual, que su desorden le gustaba.
-Bueno, Kame es… diferente-
-¿Diferente?-
-Si… bueno… él no está acostumbrado a hacer esta clase de cosas… ya sabes, limpiar y todo eso… él es más… delicado-
Respondió con torpeza mientras se rascaba la cabeza.
-Ya veo…-
-Si…-
De pronto ambos se quedaron en silencio, uno bastante incómodo, ninguno de los dos sabía que decir, se observaron por unos instantes y después desviaron la mirada.
-Será mejor que me vaya a casa, antes de que sea más tarde-
Jun asintió y miró a Jin.
-Pronto se hará tarde, ¿No querrás perder de nuevo el tren cierto?-
Bromeo Jun mientras reía, Jin lo observó un poco y también rió.
-¿Nos veremos otro día?-
Preguntó Jin.
-Supongo…-
Respondió un poco tímido mientras desviaba la mirada.
-¿Por qué luces tan tímido?-
Preguntó Jin con curiosidad, aunque él también estaba nervioso, y todo tenía una sola razón: el beso de aquella tarde.
-Debe ser tu imaginación, estoy perfectamente normal-
-¿Acaso es por lo de…-
Jin no pudo completar su pregunta puesto que Jun lo interrumpió.
-Será mejor que olvidemos ese asunto, ¿te parece? Debemos estar conscientes de que no debió suceder-
Jun sonaba bastante seguro de lo que decía, aunque en el fondo no lo estaba, sin embargo no podía olvidar el hecho de que Akanishi tenía a alguien y que además era completamente absurdo sentirse avergonzado por algo así, ni siquiera se conocían, no había forma de sentir algo diferente con respecto a Jin.
-¿Quieres decir que no significó nada para ti?-
-¿Por qué debería de significar algo? Tú tienes a alguien a tu lado, y yo… yo también… no tiene caso preocuparse ni darle importancia a un simple beso, ¿Acaso no piensas así?-
-Entonces, si las cosas son así, ¿Por qué estás tan exaltado?-
Jun desvió la mirada, estaba cansado de tantas preguntas, de la insistencia de Jin, era cierto que estaba exaltado, pero no solo eso, también preocupado, no sabía que sentir, la sola presencia de Jin lo ponía extraño, inquieto, y de solo recordar aquel beso sentía como algo le oprimía el pecho.
-¿Por qué haces tantas preguntas? ¿No puedes simplemente olvidarlo todo y actuar como si nada hubiese ocurrido?-
Preguntó con cierto fastidio, la expresión de Jin se volvió seria y respondió.
-No, no puedo hacer eso, porque para mí no fue cualquier cosa, no fue solo un simple beso-
-¡Pues debería serlo!-
Gritó Jun con desesperación, la insistencia de Jin lo estaba poniendo demasiado nervioso.
-¿Eso es lo que quieres?-
Preguntó Jin con voz suave, después de todo estaba mucho más calmado que Jun.
-No se trata de lo que yo quiera, es que así tiene que ser ¿Por qué no lo puedes comprender?-
-De acuerdo, tienes razón, me alegra saber que eres firme en tus decisiones y que sobre todo tienes tus sentimientos claros hacia la persona que amas, no sabes cómo te envidio por eso… bueno, es hora de marcharme… nos vemos luego, cuídate-
Dicho esto, se dio media vuelta, abrió la puerta y salió del departamento de Jun, dejando a este solo, con la respiración entrecortada y un doloroso nudo en la garganta.
-Maldición… ¿Por qué?... ¡¿Por qué?!-
Gritó mientras se dejaba caer de rodillas al suelo, si, definitivamente estaba confundido y Jin pensaba todo lo contrario, sin embargo no podía sentir nada por alguien que ya tenía pareja, eso era algo imposible e imperdonable.
-Yo no soy firme en nada… en estos momentos… no sé qué sentir… no tienes nada que envidiarme porque… no sé nada…-
Al dejar salir estas leves palabras, las lágrimas comenzaron a correr por su rostro, de una forma desesperada, al mismo tiempo que una fuerte opresión en el pecho le impedía respirar.

Jin subió al elevador y presionó el botón de planta baja, cerró los ojos mientras se recargaba en una de las paredes y suspiró profundo.
-¿Qué rayos me está pasando?... ¿Por qué?-
Se preguntó mientras el elevador continuaba descendiendo, de cierta forma, se sentía decepcionado, estaba consciente de que en esos momentos esperaba que Jun le dijese que aquel beso le había gustado, e incluso había tenido la tentación de acercarse nuevamente a él y besarlo, deseaba tanto volver a probar aquellos labios.
-Y sin embargo él me rechaza…-
Cerró los ojos y trato de ya no pensar en lo mismo, necesitaba sacar a Matsumoto de su cabeza.

Instantes después de que las cobijas cayeran al suelo y de haber correspondido por unos segundos al beso de Kame, logró tomar al chico de los hombros y suavemente cortó aquel contacto, alejándolo de él.
-No hagas esto Kame… no a mí-
Dijo Yamashita con voz suplicante mientras bajaba la mirada.
-¿Por qué no? ¿Tú me quieres cierto?-
-Sabes la respuesta… pero ese no es el punto… tú no haces esto porque sientas algo por mí… solo quieres desahogar tu sufrimiento causado por Jin… ¿Creíste que no me daría cuenta?-
Kame abrió sus ojos de par en par, esta sorprendido ante las palabras de Yamapi.
-Te conozco mejor que nadie Kame… por eso mismo te pido que no me hagas esto… entiende que no quiero ser utilizado de esta manera…-
Dicho esto, recogió las cobijas del suelo, paso junto a Kame, le revolvió los cabellos con una delicada caricia y salió de la habitación, cerrando la puerta tras de sí.
-¿Por qué todos me dejan solo?-
Dijo Kame en voz baja mientras caminaba hacia la cama y se recostaba.
-No quiero quedarme solo… Yamapi…-
-No te voy a dejar solo-
Sorprendido, Kame se reincorporó rápidamente, encontrándose con Yamashita junto a la puerta; había regresado.
-Mientes… creí que eras el único que no me abandonaría… pero también te vas-
-Solo entré por mi pijama y a darte algo de ropa cómoda, dormiré en la sala, si me necesitas puedes llamarme-
Yamashita sonrió amablemente, atravesó la habitación y sacó ropa cómoda para Kame y para él.
-¡No me trates como la gente de mi casa! ¡Si vine aquí es porque quiero estar contigo! No que duermas afuera y me digas “Llámame si me necesitas”-
Yamapi bajó la mirada.
-Lo siento… pero sabes que yo jamás te abandonaría, pero tampoco estoy dispuesto a soportar que me uses de esta manera… tu amas a Jin y es por eso que no puedes andar haciendo conmigo lo que no puedes hacer con él-
La voz de Yamashita continuaba siendo débil y miraba a Kame con cierta suplica.
-¡De acuerdo! Ya entendí… siento mucho lo que hice… estoy desesperado…-
-Lo se… pero yo no puedo hacer nada… solo escucharte-
En ese momento, cuando Yamapi dejaba la ropa para Kame sobre la cama, este lo tomó del brazo y le dijo con voz débil.
-Entonces… ¿Me escucharás?-
Yamapi sonrió y asintió con la cabeza, al mismo tiempo tomo asiento sobre la cama.
-Jin ha cambiado… ya no es el mismo, ya no me trata como antes, se fastidia de mí, ya no dice que me ama como antes solía hacerlo una y otra vez… ¿Qué puedo hacer?-
La voz de Kame reflejaba una profunda tristeza, al mismo tiempo que luchaba por contener las lágrimas, sin embargo Yamapi solo dejó escapar un suspiro, ver a Kame así le dolía, demasiado, simplemente no podía soportarlo, tenía tanto que decir, pero sabía que si expresaba todo su odio por Jin frente a Kame, este se molestaría y comenzarían a discutir, como siempre solía suceder cada que se atrevía a expresar su enojo hacia Jin.
-Kame… no quiero verte así… siento que no mereces esto… ¿Por qué no lo dejas de una vez? Trata de ser feliz-
Yamapi esperaba que Kame reaccionara violentamente, sin embargo no fue así, solo bajó la cabeza y cubrió su rostro con ambas manos.
-No quiero imaginar mi vida sin Jin… si eso llegase a suceder… voy a morir-
Estas palabras alarmaron a Yamashita.
-No digas eso, Kame, me tienes a mí, soy tu amigo, sé que lograrás superarlo, piensa un poco en Jin, no seas egoísta…-
Kame no dijo nada, simplemente comenzó a llorar silenciosamente, solo dejando salir pequeños sollozos llenos de dolor.
-Yo sé que no me ama… pero aún me quiere… tengo que recuperar su amor… después de todo él no puede estar con nadie más que conmigo… por mí él está con vida…-
En ese momento las lágrimas dejaron de Kame dejaron de caer y su voz se volvió seria.
-No puedes atarlo a ti por algo así… Kame… entiende-
-¡¡El me pertenece!! ¡¡No puede dejarme!!-
Yamashita suspiró profundo, sabía que el intentar que Kame comprendiera que estaba equivocado era una batalla perdida, así que resignado, se puso de pie.
-Mejor descansa, buenas noches-
Así, salió de la habitación, dejando a Kame solo nuevamente, después de todo, le dolía escucharlo hablar así, le dolía saber que jamás podría obtener su amor, por mucho que luchase por conseguirlo, ya era algo que no podría ganar jamás.
-Y aun así sigo amándote tanto-
Murmuró para sí, apagó la luz y se acomodó sobre el sillón, cerró sus ojos y comenzó a quedarse dormido.

A la mañana siguiente, Jin despertó con una inquietud extraña, no había logrado dormir bien, y para colmo sus sueños estaban relacionados con Jun.
-Maldita sea… ¿Qué me está pasando?-
Se preguntó mientras se rascaba la cabeza y tomaba un poco de leche fría.
Sabía que necesitaba distraerse, salir, despejar su mente, olvidarse de todo, curioso, miró su reloj, eran las ocho en punto, era raro que se despertara tan temprano, más cuando normalmente se levantaba a medio día, con un profundo suspiro, entró al baño y se dio una buena ducha con agua tibia, después se vistió con ropa cómoda, tomó su reproductor de mp3, sus audífonos, su llaves y salió del departamento.
Cuando salió del edificio escuchaba su música a un volumen bastante elevado, pero poco le importó, no deseaba escuchar ningún ruido de la ciudad, solo caminar entre la gente, observando a todos, sin escuchar nada más que su música.
Mientras caminaba, pudo visualizar a alguien bastante familiar, no podía creerlo, ¿Por qué ahora? Cuando más deseaba alejarse y despejar su mente de todo pensamiento relacionado con él, se lo encuentra en la calle donde tanta gente va y viene, ¿Por qué? ¿Una mala jugada del destino? O alguien intentaba burlarse de él.
Al pensar esto último, miró de reojo hacia el cielo y sonrió torpemente, había pensado en acercarse a él, pero al ver como Jun hablaba por teléfono mientras caminaba le hizo suponer que se encontraba apresurado y ocupado, después de todo ayer no había asistido a su trabajo y seguramente estaba lleno de pendientes, y con lo perfeccionista que sabía que era, seguramente se aseguraba de que no hubiese nada fuera de orden por su ausencia.
Sin embargo, sintió curiosidad, y sin pensarlo mucho, comenzó a seguirlo sigilosamente, sin dejar de escuchar su música, cuidándose de no ser descubierto, en ocasiones se pasaba a la acera de enfrente y de esa manera lo seguía, otras se escondía entre la multitud de gente para no ser visto, aunque al parecer Matsumoto nunca se sintió vigilado, estaba tan absorto en sus propios pensamientos que en el momento que entro al edificio de la compañía no tomó en cuenta a la recepcionista que lo saludaba como de costumbre.
Por otro lado, Jin se quedó observando el edificio en donde Jun trabajaba.
-Es enorme…-
Dijo para sí mientras se quitaba los audífonos, después de eso, decidió dar una vuelta por los alrededores, estaba seguro de que encontraría algo interesante que hacer por ahí, sentía curiosidad de imaginar la cara de Jun al verlo afuera del lugar en donde trabaja.
-Seguramente pensara que soy un psicópata y que ahora voy a acosarlo sexualmente-
Pensó mientras sonreía y caminaba, alejándose de aquel gran edificio.

Toda la mañana estuvo llena de trabajo, la gran consecuencia de haber faltado un día entero recaía sobre sus hombros, ahora sentía que no terminaría pronto. Tuvo que inventar un resfriado para justificar su falta, y como él nunca solía faltar, fue perdonado rápidamente, pero eso no incluía todo el trabajo que se le había acumulado, cuando logró dar un respiro, ya eran las tres de la tarde, su estómago imploraba por algo de comer para esa hora.
Estiró los brazos y se levantó de su lugar, se quitó el saco y lo dejó en el respaldo de su silla.
-¿Vas a comer?-
Le preguntó uno de sus compañeros de oficina.
-Sí, volveré en treinta minutos-
-De acuerdo-
Así, Jun comenzó a caminar rumbo al elevador, justo al entrar, su teléfono comenzó a sonar, curioso, lo sacó de su bolsillo y sin ver quien llamaba respondió.
-¿Si?-
-¿Saldrás a comer?-
Preguntó la voz de Sho con bastante ánimo.
-Sí, justo ahora voy saliendo-
-Bien, estoy afuera, ¿Comemos juntos?-
Esto provocó una alegría en el interior de Jun y sonriente respondió.
-De acuerdo, estaré ahí en cinco minutos-
Al finalizar la llamada Jun no pudo evitar el sonreír ampliamente, era rara la ocasión en la que Sho lo llamaba para comer juntos, después de todo el trabajo de este siempre era mucho más demandante que el suyo.
Justo al bajar del elevador recordó las palabras de Sho y que este pedía una respuesta, de la cual dudaba, pero aun así se sentía feliz por verlo, después de todo aquel sentimiento por él aún existía, tal vez no con la misma intensidad que antes puesto que Jin ocupaba gran parte de sus pensamientos desde aquel beso.
Al salir del edificio miró a su alrededor, Sho le hizo señas con el brazo estirado y entonces caminó de prisa para estar con él, al verlo se extrañó bastante, vestía de una forma bastante casual, normalmente siempre andaba de traje, y más por su trabajo, fue entonces cuando recordó que Sho le había llamado anoche, primero pidiendo una respuesta y después para decirle que tendría el día libre y que quería verlo.
-Luces sorprendido, ¿Olvidaste que no trabajaría hoy cierto?-
Preguntó Sho con una sonrisa.
-Lo siento, han pasado tantas cosas por mi cabeza que… lo olvidé-
-Eso suena interesante, ¿Qué tipo de cosas?-
Preguntó curioso mientras pasaba su brazo por el cuello de Jun y comenzaba a caminar junto a él.
-Bueno… demasiado trabajo…-
-Lo supuse-
Rió Sho, mientras tanto Jun bajó tímidamente la mirada, no podía decirle que también había un chico que lo confundía y que además lo había besado, sería demasiado cruel si hacia algo así.
-¿A dónde quieres ir?-
Preguntó Sho.
-Pues no lo sé, mientras haya algo de comer no pido nada en específico-
-Esto es extraño, normalmente eres muy exigente con este tipo de cosas, lo que quiere decir que dejas a mi elección lo que comeremos hoy, ¿Estas bien con eso?-
-Bueno, ya me conoces lo suficiente y sabes muy bien lo que me gusta, así que pondré a prueba tu entrenamiento-
Dijo Jun en tono de broma mientras sonreía, Sho hizo lo mismo.
-Bien, entonces será fácil-
Así, continuaron caminando, Sho abrazando a Jun fraternalmente, lo cual no lo incomodaba, al contrario, se sentía bien, tranquilo, siempre que estaba con Sho una paz inexplicable invadía el ambiente, podía respirar con tranquilidad y en automático todas sus preocupaciones desaparecían, tan vez por esta razón Jun comenzó a sentirse atraído por Sho, y ahora que este sentía lo mismo no sabía qué hacer, de alguna forma no podía creerlo y por otro lado estaba confundido.
Sin embargo, por ahora no existía otra cosa más que la agradable compañía de Sho, tanto así que no logró darse cuenta de que alguien lo estaba observando desde lejos.

“-Así que él es… lo supe desde aquel día… con él sonríes y no sufres confusión alguna… ahora todo está más claro…-“
Pensó Jin mientras observaba como Jun y Sho se marchaban, no podía evitar el sentirse frustrado y desesperado, deseaba más que nada poder estar así con Jun, no sabía porque pero así era.
Sin nada por hacer, se dio media vuelta y se marchó, quería estar solo, volver a casa, a su ahora ordenado departamento, no quería seguir pensando en Jun, ahora era inútil, no había motivos para pensar en él.

Poco después, Sho y Jun terminaban de comer, habían conversado amenamente, sin embargo el tiempo de Matsumoto había terminado, debía volver a trabajar.
-Tengo que regresar… hay montañas de expedientes esperándome en mi escritorio-
Dijo con pesadez mientras terminaba de tomarse su agua.
-¿Saldrás tarde?-
Preguntó Sho.
-Es probable, tengo demasiado trabajo y tendré que quedarme horas extra… lo siento mucho, sé que querías estar conmigo hoy…-
Sho sonrió débilmente ante la explicación de Jun.
-Descuida… supongo que así te sentías tu cuando yo te cancelaba por quedarme trabajando, no te preocupes, al menos ya te vi ahora y me siento feliz de eso-
Jun miró tímidamente a Sho, este ahora sonreía ampliamente.
-¿Podemos vernos el fin de semana?-
Preguntó Jun, Sho se quedó pensativo y rato después su rostro entristeció un poco.
-Lo siento, tengo que salir a Sendai mañana y no volveré hasta la siguiente semana-
-Ya veo…-
-¿Quieres… venir conmigo?-
Preguntó Sho con ilusión en la mirada, sin embargo Jun sabía que no podía faltar tanto tiempo a su trabajo, y menos ahora que todo estaba acumulado, no quería imaginarse la cantidad de trabajo que llegaría a encontrar si se marchase por cinco días completos.
-Lo siento pero no puedo…-
-Está bien, de todas formas, cuando vuelva tendré otro día de descanso, podemos vernos después de mi viaje-
Jun sonrió y asintió con la cabeza.
-Sabes… antes de irme… quisiera saber si ya tienes una respuesta…-
En ese momento, Jun sintió como su corazón se detenía, la respiración le faltaba y la mirada suplicante de Sho le causaba una opresión en el pecho, tenía que darle una respuesta, ¿Pero cuál?
-Sho… yo… siempre te he querido, desde hace mucho tiempo he guardado mis sentimientos hacia ti, siempre esperaba el momento de poder expresarlos pero nunca era conveniente, y sin embargo ahora tu eres quien me dice que me quiere… a decir verdad nunca lo esperé de ti y ahora… no sé qué decir…-
-Di que aceptas mis sentimientos, que podemos estar juntos, acabas de decir que siempre me has querido… vamos a intentarlo-
En ese momento Sho tomó la mano de Jun y le dio un suave beso.
-Sho…-
Dijo Jun con voz débil, no sabía cómo sentirse, una parte de él estaba feliz y la otra parte confundida y con ganas de salir corriendo de aquel lugar.
Justo después de pensar esto, con su otra mano, Sho acarició el rostro de Jun, y sin importar si la gente los veía, acercó su rostro y lo beso tiernamente.
Jun tardó en reaccionar, hasta que lentamente comenzó a cerrar sus ojos, pero justo al hacerlo una extraña sensación lo invadió y entonces olvidó a Sho por completo, comenzando a recordad la sensación de los labios de Jin sobre los suyos.
Pero justo antes de dejarse llevar por aquel sentimiento, abrió lentamente los ojos y se separó de Sho, tratando de no reaccionar tan bruscamente.
-¿Me aceptaras ahora?-
Preguntó Sho con cierto tono suplicante, Jun bajó la mirada y no dijo nada, se sentía mal, ¿Por qué había tenido que recordar a Jin? ¿Por qué?
-¿Podrás darme un poco más de tiempo? No puedo explicarte muy bien pero lo necesito… tengo que aclarar mis ideas… y todo… en cuanto regreses, te aseguro que tendrás tu respuesta-
Al decir estas últimas palabras, miró a Sho con timidez, este sonrió y se alejó.
-De acuerdo, no voy a preguntarte nada, seré paciente y esperaré-
Jun sonrió débilmente.
-Gracias-
Sho sonrió y cambió el tema.
-Vamos, te acompaño de regreso-

Cuando Jin llegó a su departamento lo primero que hizo fue tumbarse sobre su cama, miró su reloj, eran casi las cuatro de la tarde, no había hecho mucho durante toda la mañana y parte de la tarde, solo caminar y caminar, pensando en Jun todo el tiempo.
-Ya no puedo continuar así…-
Se dijo, cerró los ojos y comenzó a quedarse dormido, tratando nuevamente de dejar su mente en blanco, alejándose de toda clase de pensamiento referente a Jun.

sábado, 5 de marzo de 2011

Recuérdame [Cap. 2 -FINAL-]

Capitulo 2 -FINAL-

No logró concentrarse en sus clases, era de esperarse, acababa de descubrir algo asombroso de su pasado, trataba de hacer memoria, recordar desde cuando conoció a Takaki, ¿Cómo fue? ¿Por qué?
Incluso le asombrara el hecho de la naturaleza del chico, sin temor a equivocarse estaba seguro de que el era un ser sobrenatural, viviendo en las sombras, bebiendo sangre. Sabía, por sentido común, que eso era imposible, sin embargo era real, aún así no sentía temor alguno, al contrario, era agradable la presencia de Takaki, sus ojos, su sonrisa, su voz, todo eso despertaba algo dentro de él, algo calido.
-No olviden que el reporte es para mañana.
Se escuchó de voz del profesor, todos se pusieron de pie e hicieron una corta reverencia, al darse cuenta, de forma torpe, Chinen hizo lo mismo. Al fin las clases habían finalizado, esta vez le tocaba volver solo, Kei no estaría para llevarlo a casa como ya era costumbre.
“-Y justo ahora quiero hablar con el-”
Pensó mientras salía del salón de clases, estaba seguro de que Kei tendría que decirle todo aquello que no lograba recordar, después de todo eran sus recuerdos.
-Chii.
Al escuchar se giró sorprendido, después sonrió al ver a su amigo Yamada con una débil sonrisa en el rostro.
-¿En donde estuviste en el descanso? Te estuve esperando…
-Lo siento, es que… me quedé dormido… algo sin importancia.
Respondió Chinen con una amplia sonrisa, esperaba así sacar toda preocupación del rostro de su amigo.
-¿Estas seguro de que todo esta bien?
Preguntó aún preocupado, Chinen solo asintió con la cabeza y sonrió.
-De acuerdo, no preguntaré más.
Dicho esto, Ryosuke comenzó a caminar, se acercó más a Chinen y le pregunto con una sonrisa.
-¿Volvemos juntos?
-De acuerdo, hoy Kei no vendrá.
Así, sin más, ambos chicos comenzaron a caminar, para cambiar el tema, Chinen comenzó a preguntarle cosas sobre las tareas, sus practicas con el equipo de fútbol y cosas así, a lo cual Ryosuke respondía amablemente y de una forma más relajada.

En cuanto ambos llegaron a una esquina, en donde ambos debían tomar caminos separados, se despidieron.
-Nos vemos mañana, y no vuelvas a desaparecer de esa manera.
Le dijo Yamada con una expresión de puchero mientras inflaba un poco los cachetes y se cruzaba de brazos, Chinen solo río débilmente y le respondió.
-Lo prometo, y de verdad lo siento, no era mi intensión preocuparte.
-Esta bien, ya no hablemos del tema, nos vemos mañana.
Se despidió Yamada con una amplia sonrisa, le dio una palmada en la espalda a Chinen y tomó su camino.
En cuanto Chinen llegó a su casa, se dejó caer sobre el suave sillón, estaba agotado, sentía la cabeza pesada, después de todo el recordar todo aquello lo había agotado, cerró un poco sus ojos y antes de poder pensar en algo, su teléfono celular comenzó a sonar. Con pereza logró sacarlo de su bolsillo y respondió sin fijarse en quien llamaba.
-¿Si?
-¿Ya estas en casa?
Conocía esa voz, era Kei.
-Si, estaba por llamarte, acabo de llegar.
Chinen logró escuchar como Inoo suspiraba con alivio.
-No tienes porque preocuparte tanto por mi, ya te dije que estaré bien, por favor trata de calmarte y concéntrate en tus cosas.
-Estoy concentrado, solo me acordé de ti y llamé, ¿Te molesta?
La voz de Inoo era ligeramente triste.
-No, no me molesta, sin embargo me gustaría que dejaras de preocuparte tanto por mi.
Pidió Chinen con amabilidad.
-Tengo mis razones para cuidarte.
De pronto Chinen recordó aquellas razones, sin embargo no deseaba contarle a Inoo que había recordado los acontecimientos de aquel día y mucho menos decirle que había visto a Takaki, no tenía un buen presentimiento si Kei se enteraba así que decidió guardarlo como un secreto.
-Esta bien, entonces nos veremos luego, tengo hambre y voy a comer ahora.
-De acuerdo, nos vemos.
Así, ambos terminaron con la llamada, sin embargo Chinen no se dirigió a la cocina para comer, en realidad no tenía hambre, a pesar de que no había comido nada en la escuela no tenía apetito, estaba cansado, con mucho sueño, sabía que eso no estaba bien, que debía comer algo, así que haciendo un esfuerzo, decidió al fin si ir a la cocina para prepararse algo rápido.

Mientras tanto, Takaki se encontraba encerrado en su habitación, con las cortinas corridas para impedir que el sol entrase. Estaba recostado sobre su cama, pensando, recordando, no podía evitar el sentirse feliz, emocionado, sin embargo también tenía miedo.
De pronto, alguien tocó a la puerta, haciendo que Takaki saliese de todo pensamiento y se reincorporara rápidamente.
-Adelante.
Dijo con voz suave, la puerta se abrió y por ella entró Yabu.
-¿En dónde estuviste Yuya?
Preguntó con curiosidad mientras se detenía frente a Takaki.
-Solo por ahí.
Respondió con indiferencia mientras desviaba la mirada.
-¿Lo has encontrado?
Preguntó con una sonrisa maliciosa dibujada en el rostro.
-¿A que te refieres?
-Al niño ese, al que tanto cuidaste y al final perdiste de vista.
Dijo Yabu con fastidio mientras se cruzaba de brazos, era evidente que Takaki jamás había perdido de vista a Chinen, sin embargo se había esmerado en aparentar que era así.
-No, he dejado de buscarlo.
Yabu miró a Takaki intrigado.
-No te creo, jamás has dejado de buscarlo, dí la verdad.
Exigió con voz seria.
-Te estoy diciendo la verdad, si no quieres creerme es tu problema.
Respondió Takaki con fastidio mientras se ponía de pie.
-Estas mintiendo, lo sé, puedo verlo en tus ojos Yuya, a pesar de lo que eres continuas siendo muy transparente, tu alma es demasiado pura.
En ese momento, Takaki miró a Yabu con molestia y con un fastidio total le respondió.
-Si no quieres creerme no me importa.
Yabu observó a Takaki fijamente a los ojos, esperando encontrar alguna pista de que estaba mintiendo, sin embargo este desvió la mirada rápidamente y se alejó.
-¿A dónde vas?
Preguntó Yabu con voz de mando.
-No creo que te interese o mejor aún, que te incumba.
Así, sin más, Yuya salió de la habitación, dejando la puerta abierta.
-Yo se que escondes algo… puedo asegurar que te ves de nuevo con ese niño…
Murmuró para si mientras esbozaba una sonrisa maliciosa y salía de la habitación de Yuya.

Al fin, después de toda una tarde, había terminado con sus deberes escolares, se sentía satisfecho, lo cual reflejó al levantarse de la silla y estirar sus brazos hacia arriba mientras bostezaba. De pronto, sin querer, miró el reloj que estaba sobre el escritorio, eran las ocho en punto.
-Ya es de noche…
Murmuró mientras miraba por la ventana, sus ojos se clavaron sobre la radiante luna llena.
-No creo que venga.
Se dijo mientras se daba media vuelta, se disponía a salir de su habitación cuando escuchó un ruidito, como algo golpeando suavemente contra el vidrio de su ventana, al principio imaginó que podría tratarse de su imaginación, pero al escucharlo nuevamente no pudo contenerse más y se giró para ver de que se trataba.
Tremendo susto se llevó al ver a Takaki tocar por la ventana con una sonrisa en el rostro.
-Pero… pero… ¿Qué haces ahí?
Exclamó con total sorpresa mientras señalaba a Takaki, este solo sonrió torpemente y volvió a tocar el vidrio.
Cautelosamente Chinen se acercó a la ventana y lentamente la abrió. Se relajó al ver que Takaki no flotaba como aparentaba, solo estaba apoyado en una de las ramas de un árbol, peligrosamente a punto de romperse.
-Hola.
Le dijo Takaki con una sonrisa, Chinen se sonrojó un poco, era totalmente hermoso y atractivo, sin embargo logró calmarse un poco y con molestia le dijo.
-¿Por qué no tocas la puerta? ¿Por qué por aquí?
Takaki respondió tranquilamente ante la pregunta de Chinen.
-Porque es algo que no te esperabas, deseaba sorprenderte, y lo logré.
Chinen frunció un poco el ceño para ocultar el rubor de sus mejillas.
-¿Puedo pasar?
Preguntó Takaki tímidamente. Chinen lo observó fijamente y pudo notar que la rama en donde el mayor estaba apoyado estaba a poco de romperse.
-¿Morirás si te caes desde aquí?
Preguntó Chinen mientras arqueaba la ceja y se cruzaba de brazos. Esta curiosa pregunta solo hizo que la mirada de Takaki se volviera seria.
-Sabes la respuesta.
Le respondió con voz débil.
-No lo sé, por eso pregunto.
-¿Quieres comprobarlo?
Preguntó Yuya con voz y expresión seria, Chinen lo observó detenidamente, no esperaba una demostración de un intento de suicidio justo frente a sus ojos, estaba seguro de que el mayor no podía morir. Sin embargo, al ver como este comenzaba a brincar sobre aquella rama débil, y como esta crujía, en como estaba a punto de romperse, el corazón de Chinen se llenó de preocupación. Su razón le decía que el mayor no podía morir, sin embargo al verlo al borde del peligro alteraba sus nervios, entonces, justo cuando la rama estaba por romperse y Takaki se disponía a dar el brinco final para romperla, Chinen actuó rápidamente, se estiró y tomó al mayor de la chamarra para así jalarlo hacia él, entrando ambos a la habitación con un movimiento brusco, al mismo tiempo que se escuchaba como la rama se rompía y caía al suelo.
La posición en la que estaban era incómoda, Takaki estaba encima de Chinen, este con la respiración agitada, se había asustado de tan solo pensar en ver la caída del mayor, al mismo tiempo continuaba aferrado a la chamarra de Takaki.
-Tranquilo.
Dijo Takaki con voz suave mientras tomaba las manos de Chinen y las apretaba ligeramente.
-No va a pasarme nada, eso lo sabes.
Sorprendido, Chinen clavó su mirada sobre los ojos tranquilos de Takaki.
-Es que… yo… pensé que… tú ibas a…
-Eso no va a suceder, al menos no así.
Dijo Takaki con tranquilidad mientras continuaba sosteniendo las manos de Chinen.
-Me asusté… temí perderte… otra vez
Chinen no lograba explicarse lo que estaba sintiendo, era una desesperación, tristeza y ganas de abrazar con fuerza a Takaki que no sabía por cuando tiempo iba a poder controlarse.
-Jamás me has perdido, siempre, desde el primer día que nos conocimos he estado a tu lado, solo que en este tiempo tu no te diste cuenta, siempre he sido tuyo y siempre será así.
Dijo Takaki mientras apretaba más las manos de Chinen, este de inmediato se ruborizó, estaba nervioso y al mismo tiempo cautivado.
-Quiero recordar.
Dijo con voz suave mientras no dejaba de mirar a Takaki.
-Si pudiera ayudarte lo haría.
Le respondió el mayor con melancolía. En ese instante, Chinen al fin reaccionó ante la cercanía de Takaki, esta no era incomoda, en lo absoluto, observó fijamente su rostro, fue cuando se dio cuenta que la mayoría del tiempo la expresión del mayor era triste y desesperada.
-No me gusta… que estés triste… eres… muy hermoso cuando sonríes.
Dijo Chinen con voz suave mientras lograba que Takaki soltase una de sus manos, así, con una mano libre, pudo acariciar tiernamente el rostro del mayor, este solo cerró sus ojos ante tal contacto.
-Dime una cosa… ¿Qué sientes por mi?
Preguntó mientras mantenía su mano sobre la mejilla de Takaki, este abrió lentamente los ojos y miró fijamente a Chinen.
-Yo soy incapaz de sentir lo que esperas escuchar, alguien como yo solo puede…
Pero Chinen lo interrumpió.
-Tú no eres un monstruo sin sentimientos, si estas aquí ahora pidiendo que te recuerde es por que tu debes amarme.
La voz del menor era firme, tal, que dejo a Takaki completamente sin habla y con los ojos muy abiertos.
-¿O es que acaso me equivoco?
Resignado, dejó escapar un suspiro y sonrió.
-Has dicho algo a lo que me he negado durante todo este tiempo, pero si tanto deseas escucharlo pues si, tienes razón… te amo.
La forma en la que Takaki miraba a Chinen le causó escalofríos, su corazón comenzó a latir con fuerza y pudo sentir como su cara ardía de vergüenza, al mismo tiempo un terrible caos se despertaba en su estomago, si, estaba nervioso, pero también algo cálido despertaba en su pecho, era agradable y lo hacía feliz.
-¿Por qué?
Preguntó tímidamente.
-Desde que te conocí… no pude evitarlo.
Chinen se perdió en la profunda mirada de Takaki, tanto, que no pudo sentir cuando este comenzó a acercar su rostro al de él, hasta que sin querer su mano resbaló, tocando ahora el suave cabello del mayor.
-Tú fuiste el único que no me tenía miedo… para ti yo no era lo que evidentemente soy… siempre sonreías para mi.
-Quiero recordar.
Dijo Chinen en voz baja mientras cerraba poco a poco sus ojos, era inevitable resistirse al acercamiento de Takaki.
-Solo tienes que desearlo para conseguirlo… recuérdame…
Y así, Takaki acercó más su rostro al de Chinen, rozando sus labios con delicadeza, para entonces ya tenía sus ojos completamente cerrados, solo esperaba aquel contacto, pero al sentir que Takaki se detenía y solo respiraba suavemente sobre su rostro, tomó la iniciativa, y con un movimiento de su mano pudo acercar el rostro de Takaki al suyo para así ambos unir sus labios en un suave contacto.

Caminaba por las calles de regreso a casa, ya era de noche, sus clases y actividades al fin habían terminado, se detuvo en la parada del autobús, miró el tablero de los horarios y suspiró aliviado.
-Bien, alcanzaré el último-
Miró curioso a su alrededor, no había gente, sin embargo no le dio importancia así que sin más, tomó asiento, ahora solo quedaba esperar a que el autobús llegase.
De pronto, algo llamó su atención, un chico de pinta misteriosa caminaba por la acerca de enfrente, intentó no darle importancia, pero había algo en su aura que le causaba escalofríos, y así, de la nada, aquel chico se detuvo y lentamente se giró para ver a Kei.
-No puede ser…-
Murmuró en voz baja sin apartar la mirada de aquel sujeto, que continuaba observándolo con detenimiento mientras esbozaba una sonrisa traviesa.
-Vaya… que sorpresas da la vida-
Dijo aquel chico mientras atravesaba la avenida con tranquilidad. Kei tembló un poco, se puso de pie pero no pudo correr, sus piernas no le reaccionaban.
-Yo te he visto antes-
Kei se quedó sin habla, ahora tenía a aquel chico frente a el, sonriéndole con malicia.
-Tu… eres el sujeto de aquella vez…-
Logró decir Kei.
-Oh, pero que mal educado soy, no me he presentado, mi nombre es Kota, Yabu Kota mi querido Inoo Kei-
-¿Co-cómo sabes mi nombre?-
Preguntó con miedo, estaba realmente asustado, deseaba correr, huir lejos, estaba seguro de que ese sujeto era realmente peligroso, lo recordaba bastante bien, era aquel que deseaba hacerle daño a Chinen, ¿Cómo era posible que hubiese aparecido de nuevo y tan cerca?
-Solo, lo sé, la forma en que lo sé no tiene importancia, pero ahora que te observo, haz crecido bastante, cuantos años tienes ¿veinte?-
-Eso no te importa, ¿Qué quieres? ¿Por qué estás aquí?-
Preguntó Inoo de forma defensiva mientras intentaba ocular su temor.
-Vaya, alguien no esta de humor para charlas, y yo que intentaba ser amable-
-Dudo mucho que alguien como tú pueda ser amable con las personas, ¿Qué es lo que haces aquí?-
Ante la dureza y firme voz de Kei, Yabu solamente esbozo una sonrisa burlona.
-Directo al grano ¿cierto? Bien, entonces seré directo, simplemente ando buscando a mi viejo amigo, desapareció desde hace algunas horas, pensaba que si encontraba a tu amiguito podría encontrarlo-
-¿De que estás hablando?-
Pregunto Kei con sorpresa.
-Que estoy buscando a Yuya, pero no logro encontrarlo, trato de seguir su olor pero me puso una trampa, pensaba en rastrear a tu amiguito, tal vez este con él, pero es bastante difícil, tal vez y tu puedas ayudarme a encontrarlo-
Dijo Yabu con tranquilidad mientras se cruzaba de brazos y aquella sonrisa no desaparecía de su rostro.
-No se de que hablas, pero aunque lo supiera jamás te ayudaría, intentaste dañar a la persona que más quiero y eso jamás te lo voy a perdonar-
Declaró Inoo con agresividad mientras miraba a Yabu de forma desafiante y lleno de furia.
-Vaya, vaya, nunca imaginé escuchar tales palabras tan desagradables, me das asco, por eso los humanos son de lo peor, llenos de sentimientos y emociones inútiles, pero sabes, eso puedo solucionarlo, ¿No te gustaría pasar una eternidad… a mi lado?-
Dicho esto, Yabu acarició con suavidad el cuello de Kei, al sentir semejante contacto y después de haber escuchado tales palabras, alejó la mano de Yabu con brusquedad y dio un paso hacia atrás.
-Prefiero morir a tener que verte por toda una eternidad, te sugiero que mejor tú y tu amigo se alejen de Chinen, ¿Entendiste? No pienso permitir que le hagan daño-
Yabu simplemente sonrió burlonamente ante la fría mirada de Kei.
-Bueno, para tu fortuna no he podido encontrar al pequeño niño desde aquel día, Yuya debió haber hecho algo para evitar que yo siguiera su olor, estoy seguro que no bebió su sangre, él jamás bebe sangre humana, así que no puedo encontrarlo por ningún lado aunque quiciera, es complicado, sin embargo pensé que tu podías ayudarme puesto que estoy seguro de que ahora ellos están juntos-
Al escuchar las palabras de Kota, se enojó bastante, a tal grado que tomó el cuello de la camisa del mayor y le dijo con rudeza.
-No digas estupideces, es imposible, que te quede claro, no voy a permitir que ni tú ni Yuya se acerquen a Chinen-
Dicho esto empujó a Yabu con fuerza, pero lejos de asustarse o sorprenderse, simplemente comenzó a reírse con fuerza.
-Humano idiota, si tan seguro estás de lo que dices, ¿Por qué no vas con tu amiguito? Puedo asegurar que te llevaras una gran sorpresa-
Nuevamente volvió a reír, se acomodó bien la camisa y comenzó a alejarse, continuando con su camino mientras agitaba su mano de un lado a otro, despidiéndose sin dejar de reír.
Kei suspiró profundo, debía calmarse, después de todo él no era rival para alguien como Yabu, además sería solo arriesgar su vida sin sentido alguno, así que para lograr calmarse, volvió a tomar asiento en la banca y respiró profundo.
“-Tengo que calmarme…-”
Un par de minutos después el autobús llegó, se abrieron las puertas y tratando de lucir normal, se puso de pie y subió. En cuanto tomó asiento volvió a suspirar profundo, miró por la ventana, tenía que distraerse. No podía ir a casa de Chinen, no ahora, estaba seguro de que aquel sujeto lo seguiría y eso sería poner al menor en peligro, así que sin más que hacer, sacó su teléfono móvil del bolsillo de su pantalón y escribió un mensaje, al ser enviado, lo cerró y volvió a guardarlo.
-Sé que estas bien… yo lo sé-
Dijo para si mientras cerraba sus ojos y trataba de despejar su mente.

Lentamente aquel contacto se convirtió en un delicado beso, con movimientos lentos, era como si ambos desearan congelar el tiempo y guardar aquella sensación para siempre, fue entonces que Chinen pudo sentir algo extraño dentro de su cabeza, al fin los recuerdos comenzaban a llegar, mientras se embriagaba por completo por el aroma de Takaki y la sensación de sus labios sobre los suyos.

“Cuando solo tenía cinco años de edad fue cuando todo comenzó, una fría tarde de otoño, se encontraba jugando en el parque cercano a su casa, jugaba a explorar el lugar, imaginando que se trataba de un bosque lleno de criaturas extrañas. Justo pasaba entre los árboles de aquel lugar cuando pudo escuchar un ruido bastante peculiar, era como si alguien hubiese caído al suelo.
Asustado, se dirigió sigilosamente hacia donde creía, había escuchado aquel ruido, se quedó sorprendido al ver a un joven inconciente sobre el pasto.
-Oye… ¿E-estas… bien?-
Preguntó tímidamente mientras se acercaba, pero aquel joven nunca respondió, estaba inconciente.
Cuando estuvo lo suficientemente cerca, se atrevió a tocar su mejilla con su pequeño dedo, tratando así de obtener una respuesta.
-Oye… despierta… hace frío… si sigues dormido aquí te resfriarás…-
Pero nada, aquel joven no abría los ojos, el pequeño Yuri comenzó a asustarse, lo observó mejor, no estaba herido, se veía demasiado pálido y cansado.
-Tengo que ir por ayuda…-
Se dijo asustado, así, se alejó lo más rápido que pudo, trató de buscar a alguien pero ahora el parque estaba solo, miró cuidadosamente a su alrededor mientras pensaba.
-Tengo que ayudarlo… ¿pero como? ¿Qué debo hacer?-
Se preguntaba, y entre más lo pensaba más preocupado se sentía, así que, al no encontrar una clara respuesta, decidió regresar a aquel lugar.
Para su alivio el joven seguía ahí, aunque inconciente aún.
-Lo llevaré a casa-
Se dijo con decisión y juntando toda la fuerza que tenía, logró levantar a aquel joven, o al menos a la mitad de su cuerpo, arrastrándolo así hasta su casa.

Al llegar, con esfuerzo logró recostarlo sobre la alfombra, no tenía la fuerza suficiente para subirlo a uno de los sillones. Ahora estaba agotado, era la primera vez que cargaba a una persona más grande que él.
Tomó uno de los cojines del sillón y acomodó la cabeza del joven con cuidado, parecía como dormido.
-¿Y si está perdido?-
Se pregunto mientras lo observaba.
-Espero que despiertes pronto y vayas a casa, tu mamá y tu papá deben estar preocupados… aunque ya se ve grande…-
Dijo en voz baja mientras lo observaba, de pronto, aquel joven comenzó a reaccionar, esto alegró al pequeño Yuri.
-¡Estas vivo!-
Expresó con alegría mientras sonreía ampliamente, aquel joven se reincorporó poco a poco, quedando sentado sobre la alfombra, observando fijamente al pequeño niño.
-¿Y por que debería estar muerto?-
Preguntó con cierto fastidio mientras se llevaba una mano a la cabeza.
-Te encontré tirado en el parque, dime, ¿Estas bien? ¿Estas perdido?-
Aquel joven observó fijamente a aquel sonriente niño, su mirada curiosa y llena de inocencia provocaron que sonriera amablemente.
-Estoy bien… es que… no he comido y creo que me desmayé-
-Ya veo, ¿Quieres comer algo?-
Preguntó el niño con una amplia sonrisa.
-N-no… gracias…-
-Ah. No me he presentado, mi nombre es Chinen Yuri, tengo cinco años, mucho gusto-
Aquel joven sonrió ante la presentación del pequeño Yuri.
-Mucho gusto…-
-¿No vas a presentarte? Mi mamá dice que es de mala educación no presentarse correctamente-
Dijo el pequeño, esta vez con seriedad en su rostro.
-Ah… lo siento. Takaki Yuya, mucho gusto-
El pequeño sonrió en forma de respuesta.
-¿Cuántos años tienes?-
Preguntó curioso.
-Ah… pues… veinte, tengo veinte años-
Respondió con un ligero nerviosismo.
-Entonces ya eres un adulto, ¿Qué hacías en un parque si ya eres grande?-
-Bueno… solo pasaba por ahí-
-Ya veo… Bien, ya que nos hemos presentado, es hora de servir la cena-
Dicho esto, el pequeño se puso de pie de un solo salto y caminó hacía la cocina.
-Ven, ya que eres un adulto, tienes que ayudarme-
Yuya no encontraba la forma de rechazar al pequeño Yuri, así que sin más remedio, se puso de pie y fue a ayudarle a preparar la cena.
Cuando terminaron, Yuri comenzó a lavar los platos.
-Déjame hacerlo-
Dijo Yuya, haciendo a un lado al pequeño Yuri.
-Gracias, eres de gran ayuda-
Fue así como ambos terminaron de limpiar lo que habían ocupado para la cena.
-¿Tienes que irte ahora?-
Preguntó Yuri con curiosidad.
-Si, me esperan, pero la cena estuvo deliciosa-
-¿Volverás a visitarme? Sabes, mi mamá casi no esta en casa, recientemente mi mejor amigo esta muy ocupado con la escuela, no tengo con quien jugar, me preguntaba si te gustaría ser mi amigo-
Yuya miró al pequeño, esa mirada tan tierna le impedía dar una respuesta negativa, así que se puso de cuclillas, revolvió el cabello del pequeño niño y con una sonrisa le dijo.
-De acuerdo, seamos amigos-
El pequeño sonrió y abrazó con fuerza a Yuya, este correspondió torpemente a aquel abrazo, era la primera vez en toda su vida que abrazaba a un niño tan pequeño.

Así fue el primer día que se conocieron, Yuri hizo de Yuya su amigo, le contaba cosas, lo hacía reír, jugaban juntos en el parque, cuando se lo presentó a su mejor amigo, Kei, este miró a Yuya con desconfianza.
-No puedes tener a un amigo de veinte años Chii-
Yuya sintió que esas palabras tenían lógica, sin embargo el pequeño Yuri salió en su defensa.
-Tú también eres más grande que yo y somos amigos-
-Si, pero nuestra diferencia de edades no es tan grande, ¿Qué sabes de él? ¿Qué tal si es de esos sujetos que se roban niños?-
-¡Yuya no roba nada! ¡Es mi amigo!-
Yuya no sabía que decir, algo le decía que no debía interferir en una discusión de niños.
Con el tiempo, Kei aceptó a Yuya, tal vez no al grado en el que Yuri lo aceptaba, pero al menos dejó de discutir al respecto.

Un año había pasado, los tres se llevaban bien, pero un día, mientras Yuri, Kei y Yuya jugaban en el parque, este último se desmayó de nueva cuenta.
-¡Yuya!-
Gritó Chinen desesperado, corriendo hacia él.
-Iré por ayuda-
Dijo Kei mientras se iba corriendo.
Yuri se arrodilló junto a Yuya y tomó su mano.
-Despierta… ¿Qué tienes?-
Poco a poco Yuya comenzó a abrir los ojos, cuando Yuri lo vio, no pudo sentir alivio, al contrario, estaba sorprendido, los ojos del mayor habían dejado de ser los mismos, era una mirada completamente diferente.
-¿Qué pasa Yuya?-
Preguntó un poco asustado. Lentamente Yuya comenzó a reincorporarse, mirando fijamente a Yuri, su mirada estaba perdida, era como si se tratase de otra persona.
-¿Yuya?-
Preguntó asustado, de pronto, cuando tuvo el rostro de Yuya de frente, pudo ver algo realmente sorprendente, un par de filosos colmillos se dejaron ver. En ese momento Yuri se quedó inmóvil, estaba asustado, pero a la vez preocupado con su amigo, al parecer, el mayor había perdido conciencia de con quien estaba, era como si solo actuase por instinto.
Lentamente se acercaba a Yuri de una forma amenazadora, el pequeño no podía articular palabra, sabía en el fondo que debería tener miedo, más sin embargo no lo tenía, porque después de todo, se trataba de su querido Yuya.
Cuando este estuvo a punto de morder al pequeño Yuri, este dijo con voz temblorosa.
-No lo hagas… Yuya…-
De alguna manera, la voz del pequeño, esas palabras, hicieron reaccionar a Yuya, ¿Qué diablos estaba haciendo?
Cuando pudo recuperar la conciencia, se alejó bruscamente del pequeño y ocultó su rostro, dándole la espalda.
-Lo siento-
Dijo arrepentido.
-No pasa nada… ¿te sientes mejor?-
-Lo siento Yuri… tengo que irme…-
-¿Por qué?-
Preguntó el pequeño mientras miraba confundido a Yuya.
-Será mejor que no vuelva a acercarme a ti, casi te hago daño… no quiero eso, adiós-
Pero justo antes de que el mayor se marchara, el pequeño lo tomó del brazo.
-¡No digas que no volverás! ¡No puedes! ¡Eres mi amigo! ¡No importa si eres diferente, yo te quiero tal y como eres!-
Yuri trataba de contener las lágrimas, al verlo, Yuya trató de ser fuerte.
-¡¡No puedes dejarme solo!!-
Gritó desesperado mientras rompía en llanto, no había más que hacer, había perdido, su cariño por el pequeño era tal, que se arrodilló para abrazarlo fuertemente.
-De acuerdo… ya no llores…-
-¡Tienes que prometerlo!-
-¿Esta bien para ti tener a un amigo como yo?-
Preguntó Yuya en voz baja.
-No importa, eso no importa, porque eres Yuya-
Dicho esto, el pequeño se aferró al mayor y lo abrazó con fuerza.
A partir de ese momento, Yuri supo el pequeño secreto de Yuya, siempre le preguntaba si se sentía bien, a lo que el mayor respondía con una sonrisa, era la primera vez que se sentía tan bien, y todo hubiese continuado de la misma forma de no ser por que Yabu apareció aquel día, poniendo a Yuri en peligro.”

Se separaron lentamente, Yuri se perdió en la profunda mirada de Yuya, este acarició su rostro y le sonrió.
-¿Lo recordaste?-
Chinen asintió, de pronto una lágrima se deslizó por su mejilla, y antes de que Yuya pudiese decir o hacer algo, se aferró con fuerza a su cuello.
-Te eché de menos… Yuya…-
El mayor sonrió y correspondió al abrazo, incorporándose lentamente, ambos quedaron sentados sobre el piso, abrazados.
-No llores…-
-No estoy llorando-
Dijo Chinen con la voz quebrada y aferrandose más al cuello de Yuya, este sonrió y le dio unas palmaditas en la cabeza para tranquilizarlo.
-Prometiste que no me ibas a dejar y lo hiciste…-
-Tuve que hacerlo… tu vida corría peligro, no podía permitir que te hicieran daño por mi culpa… eso jamás… perdóname-
Ambos continuaron abrazados, al parecer Yuri había dejado de llorar.
-¿En dónde estuviste todo este tiempo?-
-Ya te lo dije… observándote… desde las sombras, cuidando de ti desde lejos, es lo único que podía hacer-
Lentamente Chinen se alejó de Takaki, lo suficiente para verlo a los ojos.
-¿Todo esta bien ahora? ¿Puedes prometer que no volverás a dejarme?-
Yuya bajó la mirada.
-No puedo prometerte tal cosa…-
-¿Por qué no?-
Preguntó desesperado.
-Porque yo no puedo estar a tu lado para siempre… no así-
-¿Así? ¿Te refieres a que tu eres un-
-Si, a eso-
Lo interrumpió Yuya con la mirada baja.
-Eso a mi no me importa…-
-Me alimento de la sangre de los seres humanos, no puedo estar cerca de ti, ¿Qué pasará si vuelvo a perder el control? Aquella vez fui capaz de contenerme, pero no te aseguro que vuelva a suceder-
Chinen bajó la mirada, no sabía que decir.
-¿Lo ves? Por más que anhele estar a tu lado, no puedo…-
Dicho esto, Yuya miró por la ventana y se puso de pie.
-Tengo que irme, ya es tarde, tu necesitas dormir y yo tengo que volver antes de que sospechen de mi ausencia-
-¿Sospechen? ¿Quiénes?-
Preguntó curioso mientras permanecía en el suelo.
-Los que son igual a mi, vivimos todos juntos en la mansión de allá-
Respondió Yuya mientras señalaba por la ventana, Yuri se levantó y pudo ver a lo lejos una gran mansión que sobresalía del resto de las casas.
-¿Vives ahí?-
Yuya asintió con la cabeza.
-¿Ahí también esta aquel chico?-
-Si… y si no vuelvo ahora… va a sospechar y-
De pronto la visión de Takaki fue borrosa, estaba perdiendo fuerzas, se tambaleó un poco, pero logró apoyarse en el librero de Chinen para no caer, este, al darse cuenta, se acercó rápidamente y tomándolo del brazo preguntó preocupado.
-¿Estás bien?-
Como pudo, Yuya logró responder.
-Si… estoy bien, no te preocupes-
-Eres malo mintiendo, no estas bien… ¿Qué es lo que tienes?-
-Nada… estoy bien, ya es hora de irme-
Dijo con esfuerzo mientras caminaba hacia la ventana, Chinen, confundido, no tuvo más opción que dejarlo ir.
-¿Volverás?-
Preguntó antes de que Takaki saliese por la ventana.
-Siempre que quieras-
Dijo con una sonrisa y sin más, desapareció, dejando en su lugar una suave brisa.

Al día siguiente, muy temprano, alguien tocó a la puerta desesperadamente, no deseaba levantarse, imaginó que su madre abriría, y eso hizo, así que se acomodó mejor en la cama y trato de volver a quedarse dormido. Sin embargo alguien tocó la puerta de su habitación.
-Adelante…-
Dijo aún dormido mientras se cubría por completo con las cobijas.
-¿Qué no piensas ir a la escuela?-
Esa voz, sabía muy bien de quien se trataba, así que sorprendido, se reincorporó de golpe, quedando sentado sobre la cama.
-¡Es verdad! ¿Qué hora es?-
-Siete treinta, es tarde, tienes escasos minutos para estar listo-
Chinen giró la cabeza y se encontró con la severa mirada de Kei.
-Por cierto… ¿Qué haces aquí?-
-Estuve esperándote afuera pero no salías, así que decidí entrar-
-Oh… ya veo… Gracias-
Dijo con una sonrisa, salió de la cama, tomó su uniforme y salió de su habitación. Kei dejó escapar un suspiro de alivio, se había preocupado, después de su encuentro con Yabu anoche y de haberle enviado un mensaje a Chinen del cual no obtuvo una respuesta, estaba angustiado, pero ahora, al ver que el chico estaba a salvo pudo sentirse más tranquilo.
-Me alegra saber que estas bien-
Dicho esto, sonrió y salió de la habitación de Chinen.

Ambos caminaban juntos, extrañamente en silencio, pero fue Kei quien habló primero.
-Anoche… te envié un mensaje-
-¿Eh?-
Exclamo sorprendido, sacó su teléfono del bolsillo y miró.
-¡Es verdad!-
-Por un momento imaginé que no deseabas responder-
Chinen bajó la mirada apenado.
-Lo siento mucho, es que… después de hacer mi tarea… me quede profundamente dormido… y no escuché el teléfono-
-De acuerdo, quedas perdonado-
Le dijo Kei con una sonrisa mientras le revolvía el cabello con su mano.
-Bien, yo me voy por este camino, nos veremos más tarde-
-De acuerdo-
Dijo Chinen con una sonrisa y así, ambos tomaron caminos separados. De cierta forma se sentía culpable, le había mentido a Kei, pero tampoco podía decirle que ya recordaba todo y que ahora vería a Takaki de nuevo.
-Lo mantendré en secreto hasta que sea necesario-
Se dijo y continuo con su camino rumbo a la escuela.

Cuando la hora del almuerzo llegó, Chinen guardó sus cosas y cuando se disponía a salir del salón, escuchó la misma voz de aquella vez, pero en esta ocasión no se asustó, solo se sorprendió un poco, pero sonrió al escucharla, obviamente se trataba de Yuya.
“-Arriba-”
Decía, Chinen miró a su alrededor, y antes de que Ryosuke lograse verlo, salió corriendo.
Mientras corría, pudo sentir como su estomago gruñía.
-Mejor compro algo antes de ir con él-
Se dijo mientras se desviaba del camino e iba a toda prisa hacia la cafetería, compró un par de panecillos y dos botecitos de leche y salió corriendo rumbo a la azotea.
Al estar ahí, exhausto, se dejó caer en el suelo.
-¿Por qué corriste?-
Preguntó Yuya curioso mientras se sentaba frente a el.
-Para que nadie me siguiera… además… tuve que comprar esto…-
Dijo con voz agitada mientras dejaba en el suelo los panecillos y la leche.
-¿Uno es para mi?-
Preguntó curioso, Chinen solo asintió con la cabeza y respiró profundo.
-No te hubieras molestado…-
-No te quejes y cómelo-
Dijo Chinen con seriedad, después sonrió.
-No has cambiado-
Sonrió Yuya mientras le revolvía los cabellos y tomaba un pan y lo comía. Sin querer, Chinen se quedó observándolo fijamente.
-¿Pasa algo?-
Preguntó Yuya al sentir la mirada de Chinen.
-N-no… es solo que… comes muy rápido…-
-Ah… lo siento…-
Se disculpó con torpeza.
-No importa, debes tener hambre así que-
Dicho esto, tomo el otro pan y lo partió a la mitad.
-Puedes comerte este-
Yuya observó la otra mitad y la tomó.
-Gracias-
Al ver su sonrisa, Chinen también le sonrió.
Ambos pasaron una amena mañana, conversando, riendo, jugando, como antes, ambos se sentían felices de estar juntos, y así continuaron durante mucho tiempo, Takaki visitaba a Chinen en su casa por las tardes, se veían a medio día a la hora del almuerzo, ambos eran tan felices, a tal grado que Chinen no lograba darse cuenta de lo que realmente sucedía con Yuya.

Una tarde, mientras Chinen hacía sus deberes escolares, Yuya lo observaba desde la ventana, le agradaba verlo tan concentrado que no se atrevía a interrumpirlo, siempre esperaba a que este terminara para poder entrar.
Pero esa vez, de nueva cuenta el hambre que lo inundaba noche tras noche lo invadía lentamente, cada vez era más difícil controlarse, necesitaba sangre, hace tanto que ya no la bebía…
-¡No!-
Se gritó mentalmente mientras sacudía su cabeza, necesitaba despejar aquellos pensamientos, pero era inútil, no podía, después de todo su instinto comenzaba a exigir sangre, y justo frente a el, a escasos metros tenía a un humano, indefenso…
-Tengo que irme de aquí…-
Se dijo débilmente, pero justo cuando se disponía a escapar, golpeo sin querer la ventana, haciendo que Yuri voltease y al verlo esbozara una enorme sonrisa.
-Yuya-
Dijo con alegría mientras caminaba hacia la ventana y la abría, este se alejó rápidamente y solo le dijo.
-¡No te acerques!-
Chinen miró a Yuya con confusión.
-¿Qué ocurre?-
-¡¡No te acerques!!-
Gritó con furia, dicho esto retrocedió unos pasos hacia atrás sobre aquella rama, su respiración era agitada, era como si luchase contra él mismo, y eso era lo que estaba sucediendo, necesitaba encontrar la fuerza para olvidar el olor de la sangre de Chinen y así poder alejarse, tenía que hacerlo.
-Yuya…-
Exclamó con suma preocupación, no entendía por que el mayor se encontraba en tales condiciones.
-Será mejor que me vaya… no puedo estar más aquí…-
Dicho esto, miró a Chinen de reojo, fue así como el menor pudo notar aquella mirada perdida, diferente, al igual que en aquella ocasión, ahora creía comprender lo que estaba sucediendo.
-Necesitas…-
-¡No necesito nada!-
Gritó, así, se dejó caer de aquella rama para después desaparecer, sin decir nada más.

Esa noche no pudo conciliar el sueño en un buen rato, no podía dejar de pensar en lo sucedido con Yuya, era imposible dormir, estaba preocupado, demasiado, deseaba saber que ocurría, porque no se lo decía claramente, con tantas cosas en su cabeza fue inevitable que el sueño terminase por vencerlo hasta quedarse profundamente dormido.
A la mañana siguiente, mientras caminaba rumbo a la escuela, se detuvo como de costumbre en la estación del autobús, se sentía cansado pero sobre todo preocupado. Tenía la ligera esperanza de encontrarse con Takaki, así que constantemente miraba a su alrededor, pero nada, él no estaba.
-¿Estará bien?-
Se preguntó mientras dejaba escapar un suspiro.
-Esta bien, al menos aún con vida-
Al escuchar esta voz, se giró rápidamente, encontrándose con un joven alto detrás de el, lo conocía, sabía quien era, de pronto el miedo se apoderó de él y fue incapaz de moverse.
-Al fin te encuentro pequeño-
Dijo Yabu con una enorme sonrisa dibujada en el rostro, con esfuerzo Chinen logró tragar saliva.
-Descuida, no voy a hacerte nada, ya no tengo interés en ti, después de todo ya estoy satisfecho, a diferencia de Yuya, yo si me alimento-
En ese momento el miedo se esfumó y en su lugar apareció la preocupación.
-¿Qué quieres decir con eso?-
-¡Ah! ¿No lo sabes? Se niega a alimentarse, tu sabes…-
Antes de continuar, se inclinó y le dijo al oído.
-Se niega a beber sangre, creí que lo sabías, después de todo no hace otra cosa que estar contigo-
Dicho esto, Yabu se enderezó y miró a Chinen con una sonrisa burlona.
-¿Qué pasa si él… no se alimenta?-
Al escuchar tal pregunta, Yabu no pudo evitar el soltar una carcajada.
-¿Qué no es obvio?-
Chinen miró a Yabu con furia.
-Para mi no lo es, por eso pregunto-
-Pequeño ingenuo, pues lo que sucede con cualquiera que no se alimente-
De nueva cuenta se inclinó y le susurró al oído.
-Morirá… tal vez…-
Al escuchar esto, sus ojos se abrieron de par en par, enseguida Yabu se alejó y le dijo.
-¿Acaso no te sientes culpable? Es por ti que no lo hace… anoche tuve que alimentarlo en contra de su voluntad, fue realmente difícil, pero en cuanto vio la sangre, su instinto despertó, por eso se encuentra dormido ahora-
-¿Quieres decir que… cuando no se alimenta… esta débil?-
-Así es, ¿Por qué crees que se cubre tanto para poder salir de día? Porque de tan solo tener contacto con la luz solar, se haría polvo, por lo mismo que no se alimenta como debe ser-
Tras escuchar estas palabras, Chinen pudo notar que Yabu andaba vestido con demasiada normalidad, no como Takaki, quien llevaba consigo siempre un sombrero y lo mejor cubierto posible.
-¿Por qué me dices todo esto?-
Preguntó enojado, justo en ese momento, y por vez primera, la expresión de Yabu se volvió realmente seria.
-Porque pienso que tu eres el único que puede salvarlo… sabes lo que necesita ahora, ¿Por qué no se lo das tú?-
Yabu miró a Chinen, esta vez no había rastro alguno de aquella sonrisa burlona.
-Pero… si tu mismo acabas de decir que ya lo… alimentaste…-
-Si, pero no es suficiente, no es lo que necesita para sobrevivir, deberías pensarlo, si tanto lo quieres-
Dicho esto, Yabu se dio media vuelta y se fue, desapareciendo a lo lejos, Chinen se quedó solo de nuevo, confundido, pero sobre todo, una gran desesperación despertaba en su interior.
-¿Por qué no me dijiste nada?-
Dijo tratando de contener las lagrimas mientras golpeaba el tablero de los horarios.

No sabía como había llegado a aquel lugar, pero de alguna manera se alegraba de estar en casa.
Lentamente se sentó sobre la suave cama, toda la habitación estaba sumida en la obscuridad, así que al levantarse, encendió la luz de una vela, se sorprendió al ver sobre su buró una copa con lo que parecía ser residuos de sangre.
-Yabu…-
Murmuró mientras miraba fijamente aquella copa.
-Si, fui yo-
Takaki se giró al escuchar esa voz.
-¿Por qué?-
Preguntó Takaki, estaba molesto.
-Porque si no lo hacia ahora estarías muerto-
-Eso es algo que no tiene nada que ver contigo-
Reclamo mientras observaba como Yabu tomaba asiento sobre la cama con tranquilidad.
-No iba a dejarte morir, y lo sabes muy bien-
-No quiero que-
-¿Qué? ¿Qué lo vuelva a hacer? ¿Y entonces qué Yuya? ¿Planeas morir así sin más? ¿Dejando a tu querido mocoso solo?-
Ante esta última pregunta, Takaki bajó la mirada, después, con curiosidad y enojo le preguntó a Yabu.
-¿Acaso ya sabías que yo-
-Por supuesto, y ahora que estuviste débil pude encontrarlo-
Lo interrumpió Yabu.
-Más te vale que no le hayas hecho nada porque si no yo-
-¿Qué? ¿Piensas pelear conmigo en esa condición? ¡Por favor Yuya! Eres patético, descuida, no le hice nada, solo le di un buen consejo-
-¿Qué fue lo que le dijiste?-
Preguntó Yuya mientras se acercaba más a Yabu.
-La verdad-
Enojado, ante la tranquilidad en Yabu, lo tomó del cuello de la camisa y le dijo con bastante enojo.
-¿Qué le dijiste?-
Esto no afectaba en lo absoluto a Yabu, no sentía miedo, así que respondió con la misma tranquilidad.
-Nada importante, ahora suéltame-
Dicho esto, Yabu tomó las manos de Takaki y las apartó de su cuello con bastante fuerza.
-Me encantaría quedarme más tiempo contigo, pero tengo cosas que hacer, hay algo que me tiene ocupado, hasta luego-
Dicho esto, se alejó y salió de la habitación, dejando a Yuya completamente solo de nuevo.

Todo el día paso demasiado lento, las palabras de Yabu no dejaban de rondar por su cabeza, no pudo prestar la debida atención a sus clases. Tuvo la esperanza de ver a Yuya en la azotea, como siempre, pero él jamás llegó.
Mientras caminaba de regreso, junto con Kei, realmente no le prestaba mucha atención a lo que el mayor le decía.
-¿Te sucede algo malo?-
Preguntó el mayor cuando llegaron a la casa de Chinen.
-¿Eh?… Ah… no…-
Respondió tratando de lucir normal, sin embargo esto solo provocó que Kei lo mirase fijamente, con preocupación.
-¿Estas seguro?-
-Si, es solo que es temporada de exámenes y eso me tiene un poco preocupado, no es nada grave-
Mintió mientras sonreía, esperaba que esto lograse convencer a Kei.
-Entiendo, ¡Animo! ¡Tu puedes!-
Dijo sonriente mientras le daba un golpecito en el brazo, esto solo hizo sonreír a Chinen, aunque en el fondo se sentía culpable por mentirle a su amigo de esa forma.
-Ahora debo irme, nos veremos mañana-
-Hasta mañana-
Se despidió, observó como Kei se marchaba y después entro a la casa.

Subió directamente a su habitación y se recostó sobre la cama.
-Yuya…-
Murmuró para sí mientras miraba hacia el techo, deseaba verlo, hablar con él, si lo que Yabu le dijo era cierto, entonces estaba dispuesto a darle su sangre a Yuya.
-Si eso te mantiene con vida…-
Tras decir esto, pudo escuchar como la ventana se abría, rápidamente se reincorporó y se alegró al ver a Yuya dentro de su habitación.
-¡Estas aquí!-
Exclamó mientras se abalanzaba sobre el mayor, abrazándolo con fuerza.
-Claro que estoy aquí, siento mucho lo de ayer-
-¿Todo esta bien ahora cierto?-
Preguntó ingenuo, a pesar de que sabía la respuesta.
-No tienes porque preocuparte por mi… estoy bien-
Realmente le dolía que Yuya le ocultase la verdad, así que se alejó y cerrando fuertemente sus ojos exclamó.
-¡Mientes! ¿Por qué no me dices la verdad?-
Sorprendido, Yuya preguntó.
-¿Qué quieres decir con que miento? Yo de verdad estoy-
-¡No estas bien! Sé lo que esta sucediendo, ¿necesitas sangre cierto?-
Yuri miraba fijamente a Yuya, lucía desesperado, deseaba ayudarlo, por otro lado, el mayor estaba confundido.
-¿C-cómo sabes-
-Eso no importa, sin en verdad la necesitas, no importa, puedes tomarla-
Chinen miraba fijamente a Takaki, entonces, lentamente se puso de puntillas, rodeo con sus brazos el cuello de Yuya, poniendo a su alcance su descubierto cuello.
-No… no puedo hacerlo-
Dijo Takaki con voz débil mientras apartaba lentamente a Chinen.
-Si no lo haces ahora… ¡No quiero perderte Yuya!-
-No vas a perderme-
Le dijo con tranquilidad mientras acariciaba su mejilla.
-Sé que si no bebes la suficiente sangre… puedes morir… ¡No quiero eso!-
Yuya miró extrañado a Chinen.
-¿Quién te dijo eso?-
-No importa como lo sé, quiero ayudarte, sé que puedo ayudarte, por favor Yuya…-
Suplicó Chinen con voz débil.
-No Yuri… no así-
-Pero-
Takaki interrumpió a Chinen abrazándolo con fuerza.
-Entiende… no quiero esta clase de vida para ti… no quiero que la persona que tanto amo viva en un infierno-
Al escuchar estas palabras, Chinen se aferró con fuerza al cuerpo de Takaki y hundió su rostro en el pecho de este.
-Te amo-
Dijo Chinen entre sollozos mientras se aferraba al cuerpo de Takaki.
-Y yo a ti… por eso… debes entender que no quiero que sufras….-
-Si te alejas de mi… sufriré…-
-¿Y quien dice que voy a dejarte? Eso no va a ocurrir-
Al escuchar estas palabras, Chinen se alejó un poco de Takaki, solo para verlo a los ojos.
-¿De verdad?-
Takaki asintió con la cabeza.
-¿Puedes jurarlo?-
Preguntó Chinen desesperado, esto solo hizo sonreír a Yuya.
-Si, de verdad, lo juro-
Dicho esto, acarició el rostro de Chinen, se acercó, y depositó un suave beso sobre sus labios, el cual fue correspondido de forma inmediata por el menor, quien tomo entre sus manos el rostro de Yuya, profundizando así más aquel contacto.
Al finalizar aquel beso, ambos se miraron fijamente a los ojos, sonrieron y se abrazaron, esta vez con ternura y suavidad.
-Quiero estar contigo…-
Murmuró Chinen mientras se acercaba al cuello de Takaki y lo besaba tiernamente.
-N-no…-
Respondió Yuya, sin embargo Chinen no estaba dispuesto a recibir un “No” por respuesta, así que calló a Yuya con un suave beso, el cual el mayor respondió con nerviosismo, fue así como lentamente el menor comenzó a infiltrar sus manos por debajo de la camisa de Takaki, acariciando su pecho con delicadeza. Este, al sentir las manos de Chinen, no supo como reaccionar, sin embargo estaba dejándose caer por el deseo de tener al menor solo para él.
Minutos después, ambos se encontraban completamente desnudos, sobre la cama, llenándose de incontables caricias, besos, roces, uniéndose todo en una sola palabra: amor.
La noche había avanzado y ambos se encontraban abrazados, completamente dormidos, o al menos Chinen lo estaba, porque para Takaki era difícil dormir, fue así como le echó un vistazo a la ventana, miró la luna.
-Es hora de irme-
Dijo para sí, miró a Chinen, el cual estaba profundamente dormido, sus mejillas ligeramente sonrosadas, era tan hermoso.
-Tengo que irme-
Dijo con ternura mientras besaba su frente, se vistió lo más silencioso que pudo y salió por la ventana, se sentía feliz, el amor que le profesaba al menor era tan grande que ya nada importaba. O al menos eso era, hasta que llegó a aquella obscura mansión, justo al cerrar la puerta, uno de los mayores se acercó a el.
-Yuya… ven un segundo-
Confundido, siguió a aquel vampiro mayor, era raro que fuese llamado por uno de ellos.
-¿Ocurre algo?-
Preguntó Takaki cuando llegaron a la gran sala, la cual era alumbrada solo por el fuego de la chimenea.
-¿Y aún lo preguntas?-
La voz de aquel vampiro era seria, como si estuviese enojado, pero Yuya no lograba comprender el por qué.
-No entiendo-
De pronto, aquel vampiro dejó de darle la espalda y se giró bruscamente solo para gritarle.
-¡¡Has estado con un humado todo este tiempo!! ¡¡Has dejado de beber sangre!! ¡¡Eres una deshonra para nuestra raza!! ¿Qué sucede contigo?-
Yuya se exaltó al escuchar tales palabras.
-¡Lo que yo haga o deje de hacer no veo en como les afecte!-
De inmediato aquel vampiro se acero a Yuya de prisa y tomó su rostro con brusquedad.
-Todo lo que hagas nos afecta, eres una basura, no mereces estar entre nosotros, espero y sepas lo que te espera para la siguiente reunión, no creas que vas a vivir por mucho tiempo, no así-
-¡Yo no tengo porque seguir sus absurdas reglas!-
Exclamó mientras quitaba la mano de aquel vampiro de su rostro.
-No me provoques Yuya… mejor prepárate para perder todos tus recuerdos con ese humano y a ser lo que realmente eres, un ser de las tinieblas, alimentándote de humanos, un vampiro-
Dicho esto, el sujeto se fue, dejando a Yuya solo, furioso, no iba a permitir ser controlado de esa manera y mucho menos perder lo que más tenía valor para él, Chinen.
Con pesadez subió a su habitación, tomó asiento junto a la ventana y desde ahí observó el radiante amanecer. Tenía que hacer algo, sabía muy bien que a donde quiera que escapase, no tendría escapatoria, ellos lo encontrarían de inmediato, sabía que solo había una solución para conservar sus recuerdos, sus sentimientos hacia Chinen.

Cansado, dejó escapar un suspiro.
-¿Qué pasa Yuya? ¿Preocupado?-
Al escuchar aquella voz, giró la cabeza, encontrándose con su único amigo y tal vez el culpable de todo.
-Oh… Yabu, estas aquí-
-Eso es evidente, no tenías por que decirlo-
Dicho esto, Yabu tomó asiento junto a Takaki.
-¿Hasta cuando dejarás de rebelarte?-
-No voy a aceptar lo que ellos piden-
Suspiro y desvió la mirada.
-Sabes que la solución es bastante sencilla-
En ese momento, Yuya miró a Kota con bastante frialdad, como si al fin hubiese comprendido algo.
-¿Tu se lo dijiste? ¿Tú le dijiste todo a Yuri cierto?-
En ese momento una sonrisa traviesa se dibujo en el rostro de Kota, se puso de pie y acarició el rostro de Yuya.
-¿Y si lo hice que? No tiene nada de malo.
Con fastidio, Yuya alejó la mano de Kota de su rostro.
-No quiero verte-
Y sin más, se puso de pie bruscamente, hizo a Yabu a un lado y salió de aquella habitación azotando la puerta.
-De todas formas, no puedes remediar el pasado Yuya, acéptalo, o bebes su sangre o te mueres, y definitivamente no estoy dispuesto a dejar que mueras-
Murmuró para si mientras observaba por la ventana.

Yuya se detuvo en la entrada de la biblioteca, estaba a punto de entrar, pero no lo hizo, solo se quedó ahí, de pie, sin moverse, clavando su mirada en el enorme ventanal que tenía frente a el.
-Hay demasiada luz…-
Murmuró, cerró su puño y entonces decidió entrar.
En cuanto dio el primer paso, su cuerpo comenzó a temblar, sin embargo ya no tenía ganas de nada, si debía desaparecer por el simple contacto de la luz solar, era preferible que vivir una eternidad sin la persona que más amaba, no estaba dispuesto a dejar que borraran todos aquellos momentos que había vivido junto a Chinen, no así, lo amaba, tanto, que estaba dispuesto a morir con ese sentimiento.
Al sentir los primeros rayos del sol sobre su piel, sintió el dolor, sin embargo no se detuvo, estaba decidido, así, mientras continuaba avanzando, su cuerpo ardía lentamente, causando pequeños daños, mientras que las lágrimas caían lentamente de sus ojos.
-Yuri…-
Murmuró mientras continuaba bajó los peligrosos rayos del sol de aquella mañana.

Había despertado solo, deseaba encontrarse a Takaki, pero después recordó lo letal que era para él recibir la luz del sol en el estado en el que se encontraba, así que después de darse una ducha, se puso su uniforme, tenía que ir a la escuela, sin embargo, mientras salía de casa, tuvo un mal presentimiento, una terrible opresión apareció en su pecho, acompañado de una angustia terrible.
-¿Qué es esto?-
De pronto, la voz de Takaki resonó en su cabeza.
“-Yuri… perdóname… no puedo quedarme más tiempo a tu lado… nunca olvides que te amo…-”
La voz sonaba débil.
-¡Pero que rayos dices!-
Gritó mientras miraba al cielo. Entonces, sin importar nada más, comenzó a correr en dirección a aquella mansión, mientras rogaba que su mal presentimiento solo fuese una falsa alarma.
-¡Chinen! ¿A dónde vas?-
No se había dado cuenta que Kei estaba observándolo, ni siquiera fue capaz de escucharlo, lo único que le importaba era ver que Yuya estaba bien, sano y salvo.
Al ver a Chinen correr, Kei decidió seguirlo, le preocupaba el lugar hacia donde se dirigía.

Cuando llegó a aquella gran mansión, tuvo la suerte de que no había nadie, miró a su alrededor y sin pensarlo dos veces, subió por las enormes escaleras que tenía enfrente, justo antes de atravesar todo el pasillo, se topó con la gran biblioteca, fue ahí donde pudo ver a Yuya bajó los rayos del sol, gravemente herido y a punto de desaparecer.
-¡¡¡¡Yuya!!!!-
Gritó desesperado mientras lo abrazaba con fuerza.
-¡¡¡¿Qué rayos estas haciendo?!!!-
Chinen intentó alejarlo, pero fue inútil, no tenía la fuerza para moverlo.
-Lo siento… no puedo cumplir con mi juramento… perdóname-
Chinen miró la sonrisa tranquila de Takaki y las lagrimas amenazaron con salir de sus ojos.
-¡¡No!! ¡¡No puedes hacerme esto!! ¡¡Yo quiero estar contigo!! ¡¡Te amo!!-
Ante la desesperación del menor, Yuya acarició su rostro y lo besó profundamente con la poca fuerza que le quedaba.
Al terminar aquel beso, Yuya le dijo con voz suave.
-Y yo te amo a ti… es por eso que debo desaparecer… no sabes la alegría que siento por haberte conocido… mi pequeño-
Dicho esto, Takaki alejó a Chinen, este estaba desesperado, con lágrimas inundando sus ojos, corriendo desesperadas por sus mejillas.
-¡¡No quiero que me dejes solo!!-
Takaki bajó la mirada, el dolor que sentía en su pecho era más fuerte que su dolor corporal.
-No voy a dejarte solo… siempre voy a estar contigo-
Dicho esto, dejó escapar una mueca de dolor, el fin estaba demasiado cerca, así, en un instante, todo su cuerpo se hizo polvo, desvaneciéndose con el aire.
-¡¡No te vayas!!-
Gritó Chinen desesperado mientras se aferraba a las partículas de polvo que habían quedado en el aire.
-Chinen…-
Susurró Kei, lo había visto todo, sentía un fuerte dolor en su pecho al ver a Chinen tan destrozado.
-¿Desde cuando volvió?-
Pero Chinen no respondió, solo continuo llorando, anhelando volver a sentir a Yuya, deseando que todo solo fuese un absurdo sueño.
-¡Estupido Yuya!-
Cuando Kei escuchó este gritó detrás de él, se le erizo la piel y se giró rápidamente solo para toparse con Yabu, el cual lucía enojado y a la vez desesperado.
-No tenías que hacer esto… ¡Todo es tu culpa!-
Dijo mientras se acercaba amenazador hacia Chinen, pero este ya no sentía miedo, era tanto su dolor que poco le importaba lo que le sucediese ahora.
-¡Si hubieses hecho lo que te dije esto no hubiese ocurrido!-
-Le dije… que tomara mi sangre… pero… no quiso…-
Las lágrimas seguían brotando de los ojos de Chinen.
-¡¿Acaso crees que yo deseaba esto?! ¡El es la persona más importante para mi y ahora ya no esta!-
Gritó Chinen mientras miraba desafiante a Yabu, este comprendió el dolor en las palabras del menor y ya no dijo nada más.
-Será mejor que ustedes dos salgan de aquí, es peligroso-
Dicho esto, miró a Kei, este comprendió el mensaje y tomó a Chinen entre sus brazos.
-Tenemos que irnos-
-¡¡No quiero!!-
-Por favor Chinen… salgamos de aquí…-
Dijo Kei con voz suave, después de todo entendía, muy a su pesar, el dolor de Chinen, sin embargo sabía que si Yabu decía que era peligroso permanecer ahí era porque en verdad tenían que salir. Y así lo hicieron.

La tristeza dentro del corazón de Chinen duró demasiado tiempo, no supo cuanto exactamente, hubo un tiempo en el que no salía de su habitación, sin embargo Kei no dejaba de visitarlo, después de todo estaba preocupado por él.
Cuando logró salir y tratar de continuar con su vida, aquel dolor no era más que pura melancolía, la cual sabía que iba a superar algún día, siempre que tuviera a sus seres queridos cerca, talvez ya no añoraría tanto la presencia de Yuya, aunque resultase difícil imaginarlo por ahora, para su fortuna, Kei siempre estaría ahí para él, tal vez no en la forma en la que el mayor hubiese deseado, pero nunca lo dejó solo.
Poco después de lo sucedido, aquella mansión fue abandonada, y posteriormente demolida, todo rastro de la existencia de Yuya desapareció, quedando todo solo en los recuerdos, lo cual estaba seguro, no olvidaría jamás.

F I N