martes, 27 de julio de 2010

Obsess [Cap. 5]

Capitulo 5

Muy amenamente la familia Yabu, al fin completa después de cuatro años, almorzaba, conversando, riendo, todo en una armonía que ya se extrañaba en aquella casa.
Cuando terminaron, la madre de Kota se retiro puesto que tenía qué ir a recoger un elegante vestido para esa noche.
-Joven Kota, sus cosas ya están en su habitación-
Le dijo Yuto mientras Yabu se ponía de pie.
-Muchas gracias Yuto, por ahora quiero descansar un poco y sobre todo tomar un baño, después quiero salir un poco-
-De acuerdo, mandare a alguien a prepararle un baño-
Dijo Yuto con una pequeña reverencia.
-Gracias-
Dicho esto, Yabu se marchó a su habitación y Yuto se dirigió a un par de criadas dándoles las instrucciones para preparar el baño del joven Kota.

Ryosuke estaba terminando de acomodar, como siempre, más costales de verdura en la cocina.
“-Ah… Ryutaro quiere un libro… ¿Pero cual?-”
Recordó mientras se masajeaba el cuello. Salió de la cocina y comenzó a acercarse a la biblioteca, al estar ahí notó que Kei estaba dentro, haciendo unas anotaciones. Se asomó un poco y tocó suavemente la puerta, provocando que Kei dejara de escribir para mirarlo.
-Disculpe joven… ¿Puedo pasar?-
-Adelante-
Le dijo Kei con una sonrisa. Ryosuke entró tímidamente y se acercó a el.
-¿Qué ocurre?-
Preguntó Kei mientras regresaba a su trabajo.
-Lo que pasa es que… necesito que me preste un libro-
-Adelante, toma el que gustes-
Respondió Kei sin dejar de escribir.
-Gracias-
Dijo Ryosuke y comenzó a caminar entre los estantes, buscando.
“-¿Y que se supone que debo llevarle?… Debí preguntarle antes de venir…-”
Pensaba mientras veía titulo tras titulo sin saber que libro escoger. De pronto, Kei dejo de escribir y observó curioso a Ryosuke, quien se veía completamente perdido.
-¿Puedo preguntarte que libro buscas?-
Preguntó Kei con curiosidad mientras recargaba ambos codos sobre el escritorio y posaba su barbilla sobre sus manos.
-Eh… lo que pasa es que… no lo sé…-
Admitió avergonzado. Kei lo miró extrañado.
-¿Entonces a que vienes?-
-Lo que pasa es que Ryutaro me pidió que le llevara un libro… pero no tengo idea de lo que a ese chico le gusta leer…-
-Vaya-
Dijo Kei dejando salir una sonrisa.
-Debiste decirlo desde un principio-
Dicho esto, se puso de pie y camino hacia un estante, buscó un poco, tomo un libro y se lo dio a Ryosuke.
-Toma, esto te ayudara, es la clase de libros que a el le gustan, además de que prometí prestárselo algún día-
-Gracias joven Kei-
Dijo Ryosuke con una sonrisa.
-De nada, dile que lo disfrute-
Así, Kei se dio media vuelta y regreso a su escritorio, Ryosuke estaba por salir de la biblioteca, no sin antes atreverse a preguntar.
-Disculpe que lo moleste pero, ¿Piensa continuar con las lecciones que le daba a Ryutaro?-
Kei despego de nuevo la mirada de su trabajo y miró a Ryosuke pensativo.
-Supongo que por hoy no, pero por ahora no puedo hacerlo, debo hacer unas cosas antes, pero retomaré las lecciones pronto-
-Es un alivio, el disfruta mucho de esas lecciones-
Dijo Ryosuke con una sonrisa, hizo una pequeña reverencia y salió de la biblioteca. Kei se quedó con una sonrisa en el rostro y volvió a su trabajo.

Mientras tanto, en la casa de Takaki, un joven mensajero tocaba a la puerta, a diferencia de las demás casas, la de Yuya contaba con muy poco personal, ya que así el lo prefería, así que fue Chinen quien abrió la puerta.
-Traigo una invitación para el joven Yuya-
-Gracias-
Dijo Chinen mientras tomaba aquel sobre y entraba de nuevo a la casa, camino hasta llegar al jardín, en donde Takaki estaba jugando con su pequeño perro.
-Yuya-sama, le han mandado algo-
Takaki interrumpió su juego y se acercó a Chinen.
-¿Quién lo manda?-
-No lo se, el mensajero solo dijo que era una invitación-
-Vaya… creo saber de que se trata…-
Dijo mientras abría el sobre y leía el contenido.
-Y yo que pensé que se habían olvidado de invitarme-
-¿Es para la fiesta de el joven Kota?-
-Así es-
-¿Irá?-
-No lo sé, sabes que esas cosas no son muy de mi agrado-
Dijo Takaki con cierto tono de fastidio.
-Pero se trata del joven Kota, debería ir-
Takaki miró a Chinen.
-¿Vendrías conmigo?-
-Yuya-sama, esos eventos son para la gente como usted, los empleados como yo no somos bien recibidos-
-Pero no tienen por qué saberlo-
-Yuya-sama… todo el mundo sabe que yo-
En ese momento Yuya cayó a Chinen con un suave y corto beso en los labios.
-Por favor-
Chinen sentía perderse ante la tierna mirada de Takaki.
-Yuya-sama… no puedo… no tengo ese derecho-
Respondió bajando la mirada.
-Por supuesto que lo tienes, tu obligación es cuidar de mi ¿no es así?-
-No precisamente…-
Dijo Chinen un poco serio.
-Bien, entonces, ¿Cuál es tu trabajo en esta casa?-
Preguntó Takaki con una sonrisa traviesa.
-Servirle en lo que usted necesite-
-¿Y que no es lo mismo?-
-Pues…-
Chinen desvió la mirada intentando pensar.
-Por favor, ven conmigo-
La mirada suplicante de Takaki hacían a Chinen dudar.
-Yuya-sama… es que entienda… yo no…-
-Solo será por un momento, prometo que regresaremos rápido-
Chinen dejó salir un suspiro de resignación y miró a Takaki no muy convencido.
-Si eso lo hace feliz… iré-
-No sabes cuanto-
Le dijo con una sonrisa infantil y abrazó tiernamente a Chinen, este aún no estaba muy convencido de aquella decisión, pero en el fondo le alegraba ver la sonrisa de Yuya.
-Ahora tenemos que buscar algo para ti, ¿te parece si vamos a buscar algo?-
Dijo Takaki mientras se separaba de Chinen.
-Pero no es-
-Si es necesario, así que vamos-
Lo interrumpió, lo tomó de la mano y se lo llevó. Antes de llegar con uno de los mayordomos, ambos se soltaron.
-Prepara el carruaje, iremos al pueblo-
-Si joven Yuya-
Dicho esto, el mayordomo se marchó.
-¿Iremos al pueblo?-
-Así es-
Antes de que Chinen pudiese objetar algo, el mayordomo se acerco a ellos.
-Esta listo joven-
-Gracias-
Dijo con cierto tono de elegancia y comenzó a caminar, Chinen lo siguió a cierta distancia, después subieron al carruaje y se marcharon rumbo al pueblo.

-Joven Daiki, su madre lo busca-
Daiki se encontraba en el jardín leyendo un poco cuando aquella criada lo sacó de su tranquilidad.
-Iré enseguida-
Dicho esto, cerro su libro y con pesar se puso de pie, entró a la casa y divisó a su madre sentada en la sala.
-¿Me llamaba, madre?-
-Daiki, me sorprende que estés aquí, normalmente a esta hora estas con Kei-
-¿Se le ofrece algo?-
Pregunto fríamente.
-Escuché que el hijo de la familia Yabu volvió, y que hay un baile esta noche, ¿Asistirás cierto?-
-Si madre-
-Muy bien hijo, al fin haces algo bueno por la familia-
Daiki miró con recelo a su madre.
-¿A que se refiere?-
-Sabes que esa familia es buena, y tener buena amistad con ellos puede traernos recompensas, no olvides mencionar las investigaciones de tu padre, tal vez les interese invertir un poco-
Daiki trato de no ser grosero ante el comentario de su madre.
-No creo que a mi padre le agrade la idea, sabes lo que él piensa acerca de su trabajo-
-Tu padre simplemente no sabe lo que dice, además de que si cree que vamos a vivir con lo que esta ganando pronto estaremos en la ruina y no podemos permitirlo-
-¿Qué quieres decir? Creí que la investigación de mi padre iba a la perfección-
-De eso no se bien, a mi no me cuenta nada, pero no me da buena espina todo lo que hace, se esta metiendo en un terreno peligroso y pueden llamarnos herejes por su culpa-
Daiki se sorprendió ante tal comentario.
-¿Por qué habrían de hacerlo?-
-No lo se, simplemente eso pienso, si no fuera por que yo vengo de buena familia, y que tu abuelo nos ayuda, estaríamos en la calle, no siempre aceptan sus trabajos y eso bien lo sabes-
-¿Es por eso que quieres que trate de hacer que la familia Yabu se interese en las investigaciones de mi padre?-
-Sería muy sensato si lo hicieras, nunca te preocupas por esta familia y es hora que lo vayas haciendo-
-Madre, pienso que tal vez pueda estar exagerando las cosas-
-Si, claro, siempre la que exagera soy yo, pero el día en el que nos quedemos en la calle tu serás uno de los responsables, después de tu padre-
Daiki estaba a punto de perder la paciencia, siempre era así, y es que su madre no estaba de acuerdo con el trabajo de su padre, siempre le encontraba alguna queja, pero a pesar de todo, hasta el momento, las investigaciones y publicaciones que hacía eran bien recibidas, pero algunas veces no y eso implicaba perder dinero, cosa que la señora no toleraba, como típica mujer noble, odiaba tener que perder dinero en cosas tan absurdas.
-Espero y sigas el buen camino y decidas ayudar a esta familia-
Daiki dejó salir un suspiro.
-Tengo que irme, nos veremos en la cena-
Y antes de que su madre tuviese oportunidad de objetar, salió del lugar a prisa, pensó en ir caminando, necesitaba sacar la voz y palabras de su madre que eran realmente desagradables, decidió tomar el camino largo para poder despejarse tranquilamente.

Kei aún estaba en la biblioteca, trabajando en unas cosas para su padre, así al menos se evitaría un reproche de su padre cuando este volviera.
Estaba tan concentrado en su trabajo, que no se dio cuenta de que alguien había entrado y lo observaba fijamente desde la puerta.
-¿Se puede?-
-Si, adelante-
Respondió indiferente, estaba muy concentrado en sus escritos.
-Disculpe que lo moleste joven Kei, espero y no este muy ocupado-
-En lo absoluto, ¿Qué sucede?-
Dijo mientras continuaba escribiendo, esto hizo sonreír al chico que le hablaba.
-Bueno, yo venía a visitarlo un poco, pero veo que esta usted ocupado, así que creo que volveré otro día-
-Ah…. Si claro…-
Respondió distante, después de un par de segundos logró reaccionar, esa voz, indudablemente era de Daiki, así que dejó de escribir y levantó la mirada rápidamente.
-¡¡Dai-chan!!-
Daiki aún lo observaba con una sonrisa.
-Veo que estas muy ocupado, ¿puedo saber que es lo que te tiene tan ocupado?-
-Ah… solo unos cuantos papeles que dejo mi padre, pero estoy a punto de terminar, solo espérame unos minutos ¿de acuerdo?-
-Bien-
Dijo Daiki mientras tomaba asiento y solo se dedicaba a observar como Kei terminaba su trabajo.

Al fin bañado y bien descansado, Kota se encontraba de humor para salir un poco.
-¿Crees que sea buena idea ir a visitar a Kei? Seguramente Daiki también estará con el-
-Bueno, solo faltan unas horas más para el baile de esta noche, y ellos están invitados, yo pienso que sería bueno esperar un poco, joven Kota-
Le dijo Yuto con una sonrisa.
-Creo que tienes razón, ¿tu no piensas salir a visitar a tus amigos? Después de todo también hace mucho que no los ves-
-Bueno, por ahora debo encargarme de unas cosas que me encargo su madre, además, ya tendré tiempo de verlos-
Yabu observó un poco sorprendido a Yuto.
-Creí que la emoción por ver a Yamada-kun era grande-
Le dijo con una sonrisa traviesa, Yuto solo bajo la mirada y sonrió torpemente.
-Y realmente lo es joven Kota, pero ahora eso puede esperar-
-Bien, entonces bajemos, quiero conversar un poco con mi padre-
-De acuerdo-
De inmediato Yuto se puso de pie, abrió la puerta de la habitación y se hizo a un lado para que Yabu pudiese salir, después salió detrás de el.

Ryutaro se encontraba, como era de esperarse, en su pequeño cuarto, solo, en silencio, tratando de dormir, pero era imposible, simplemente no estaba acostumbrado a quedarse quieto por tanto tiempo. Estaba a punto de desesperarse e intentar ponerse de pie cuando la puerta se abrió.
-¿Qué crees que haces?-
Le pregunto Ryosuke muy serio al ver que el menor intentaba ponerse un zapato.
-Nada…-
Dijo con fastidio y termino por aventar el zapato debajo de la cama.
-Te he traído esto-
Le dijo mientras le daba el libro.
-Gracias-
Respondió con una sonrisa, miró la portada del libro y sus ojos se abrieron de par en par, estaba sorprendido.
-¿Pero como sup-
-No lo sabía-
Lo interrumpió Ryosuke mientras dejaba salir un suspiro y tomaba asiento en la pequeña silla de madera.
-El joven Kei lo eligió para ti-
Ante tal respuesta, Ryutaro se quedó sin palabras.
-Gracias…-
-Si le quieres agradecer a alguien, es a el y no a mi-
Dijo Ryosuke con una risita traviesa, Ryutaro simplemente bajó la mirada.
-¿Cómo te has sentido?-
Preguntó con preocupación.
-Mejor, ya no duele tanto, siento que dentro de poco seré capaz de ponerme en pie-
-No quieras apresurarte tanto, recuerda tomar las cosas con calma-
-Si, eso lo sé…-
-Bien, tengo que irme, aún hay cosas que hacer, volveré más tarde-
-De acuerdo-
Ambos se sonrieron amistosamente y Ryosuke salió del cuarto, dejando a Ryutaro solo, con aquel libro entre la manos mientras miraba el cielo a través de su pequeña ventana y un pequeño suspiro se escapaba de su boca.

-Terminé-
Dijo Kei mientras estiraba sus brazos y recargaba la cabeza en el escritorio.
-Buen trabajo-
Le dijo Daiki con una sonrisa mientras cerraba el libro que leía.
-Ahora si, soy todo tuyo-
Le dijo con una sonrisa mientras se ponía de pie con un poco de pereza.
-Creo que ya es un poco tarde para salir a caballo, así que, por qué no mejor vas a tu habitación, tomas un baño y después salimos a caminar un poco, ¿te parece?-
-Bien, entonces hagámoslo-
Dijo Kei con una sonrisa, se acercó a Daiki, le dio un suave beso en la frente, tomo su mano y comenzó a caminar, Daiki simplemente se dejó llevar por Kei.
En el camino, Kei ordenó a un par de criadas que le preparan el baño, para su fortuna, ninguna de las dos había notado el pequeño detalle de que Kei y Daiki estaban tomados de la mano, y para evitar problemas, se apresuraron a subir por las escaleras. En cuanto llegaron a la habitación de Kei, se sonrieron y Daiki tomo asiento en el pequeño sillón que se encontraba junto a la gran ventana.
-Siento como si hubiésemos hecho una especie de travesura-
Dijo Daiki mientras reía.
-Bueno, el evitar que los sirvientes vean más de lo que deben saber es divertido-
Dijo Kei mientras se sentaba a su lado.
-Supongo que tienes razón-
Dicho esto, Kei buscó la mano de Daiki y la tomo con suavidad, para después ambos entrelazar sus dedos.
-¿Te gusta tanto estar conmigo?-
Preguntó Kei con la mirada perdida, Daiki lo miró confundido pero respondió con una sonrisa.
-Por supuesto, si no me agradara tu presencia simplemente no vendría aquí todos los días-
Ante tal respuesta Kei sonrió.
-¿Será así siempre?-
Esta vez preguntó mirando tiernamente a Daiki.
-Por supuesto-
Dicho esto, ambos juntaron sus frentes y sonrieron, después, lentamente, con su mano libre, Kei acaricio el rostro de Daiki.
-No se que sería de mi si tu te alejaras de mi lado-
Daiki no entendía bien el por que de repente Kei actuaba de esa manera, podía percibir cierto dolor en su voz.
-Kei-chan… ¿todo esta bien?-
El mayor dejó salir un suspiro, acarició con delicadeza la mejilla de Daiki y acercó más sus labios a los del menor.
-Mientras estés a mi lado, todo va a estar bien siempre-
Y dicho esto, Kei besó suavemente a Daiki, este tardo un par de segundos en responder, pero al hacerlo, comenzó a mover sus labios al ritmo lento y acompasado que Kei le marcaba, abriendo poco a poco su boca para hacer de aquel contacto cada vez más profundo, después, la húmeda lengua de Kei comenzó a entrar en la boca de Daiki, y así, ambos comenzaron aquel jugueteo, besándose con ternura. Esto hubiese podido continuar así por un buen rato, pero alguien tocaba a la puerta, obligando a ambos chicos a separarse lentamente, se miraron y sonrieron, después Kei dijo.
-Adelante-
-Su baño esta listo joven-
Dijo una de las criadas, Kei se puso de pie.
-Volveré en unos minutos-
Dicho esto, salió de la habitación, dejando a Daiki solo, aún con la sensación de los suaves labios de Kei sobre los suyos, provocando que una tierna sonrisa se dibujara en sus labios.

Después de haber comprado lo necesario, ambos ya estaban de regreso en casa.
-Yuya-sama… ¿Esta seguro de esto?-
Preguntó Chinen mientras dudaba.
-Completamente, ahora sal, necesito que me digas si te quedó bien-
-Me queda bien… pero no estoy seguro de que sea una buena idea-
Yuya dejó salir un suspiro, trataba de no desesperarse.
-¿Por qué no es una buena idea?-
-Por que esto definitivamente no es correcto-
-Deja de decir tonterias y sal de ahí-
Dijo Yuya mientras abría la puerta y delante de él ahí estaba su pequeño Yuri, vistiendo un traje elegante, color negro, entallado, simplemente lucía hermoso.
-Por eso le dije que no es una buena idea…-
-Yuri… ¿Eres tu?-
El menor asintió con pesar, dejando salir un suspiro de resignación.
-Te queda muy bien, creo que no será necesario presentarte como mi sirviente-
-¿Pero que cosas dice Yuya-sama?-
-”Yuya-sama”… solo por eso no puedo decir que eres un pariente lejano o algo así, ¿Por qué no puedes simplemente llamarme “Yuya”?-
Chinen bajó la cabeza tímidamente.
-Lo siento…-
-Esta bien, esto ya lo hemos discutido antes, déjalo así, ahora solo espérame aquí, iré a bañarme-
-¿Quiere que le prepare el baño?-
Preguntó Chinen con emoción.
-No, ya ordené que lo hicieran, tu solo espérame aquí-
Dicho esto, Yuya se dio media vuelta y se fue rumbo al cuarto de baño, Chinen lo observó, suspiró y tomó asiento sobre la suave cama.
Minutos más tarde, Yuya salió del baño, como de costumbre, con el cabello empapado, al parecer ya era más que una costumbre dejarlo así, hecho el cual alegró a Chinen, así que de inmediato se acercó a Yuya.
-Yuya-sama… su cabello-
-¿Eh?… Ah… de nuevo…-
Chinen sonrió, tomó la toalla que estaba sobre un mueble, Yuya tomó asiento sobre la cama, después Chinen comenzó a secarlo.
-Gracias-
-No es nada, usted siempre me deja secarle el cabello, ya es más una tarea común dentro de la casa-
-¿Ah si?-
Preguntó Yuya curioso mientras Chinen continuaba secándolo.
-Si-
Yuya solo dejó salir una risita, en cuanto Chinen terminó, ambos se quedaron observándose fijamente.
-Yuya-sama… ¿En verdad quiere que lo acompañe?-
-Ya te lo dije, además solo será un poco, prometo que después de saludar a Yabu nos iremos-
-De acuerdo-
Dijo Chinen con un ligero tono de pesar, se alejó de Yuya y antes de salir de la habitación le dijo.
-Lo estaré esperando afuera-
-Aún falta tiempo para irnos, así que tranquilo-
Ante la radiante sonrisa de Yuya, Chinen no hizo más que asentir y salir de la habitación mientras Yuya se vestía.

No había pasado mucho tiempo cuando Kei regresó a la habitación.
-Bien, ¿A dónde quieres ir?-
-Que rápido-
Le dijo Daiki sorprendido.
-¿Te sorprende?-
-Bastante-
Admitió el menor.
-Esta es una de las cosas de las que soy capaz de hacer por ti-
Le dijo con una sonrisa traviesa, provocando un ligero rubor en las mejillas de Daiki.
-¿Y bien? ¿A dónde quieres ir?-
-No lo sé, pensaba en que no estaría mal ir a caminar un poco, después de ahí podríamos ir a casa de Yabu, no falta mucho para que el baile comience-
-Tienes razón-
Dijo Kei un poco sorprendido.
-¿Lo habías olvidado?-
-No… no del todo… solo que perdí la noción del tiempo-
-No tienes remedio-
Le dijo Daiki con una sonrisa mientras se acercaba a el para darle una palmadita en la espalda, provocando que Kei dejase salir una sonrisa torpe.
-¿Esta bien si solo vamos al pueblo?-
Preguntó Daiki.
-¿Quieres ir al pueblo?-
Preguntó Kei extrañado, normalmente Daiki pedía ir a caminar al campo o a un lugar sin tanta gente.
-Solo un poco, si resulta ser muy agobiante nos desviamos-
-De acuerdo-
Dijo Kei, y así ambos salieron de la habitación.
En el camino, ambos iban en silencio, pero no era un silencio incomodo, más bien muy agradable e incluso relajante.
-¿Crees que a Yabu le de gusto vernos?-
-Por supuesto, ¿Olvidas lo que escribió en su última carta? Definitivamente estará feliz de vernos-
-¿Y crees que lo que hay entre tu y yo… le moleste?-
Daiki preguntaba con cierta timidez.
-Bueno, eso no lo sabremos hasta que no se lo digamos, aunque no estoy seguro si sería buena idea contarle…-
Dijo Kei mientras se rascaba la cabeza torpemente.
-¿Lo crees? Pero es nuestro mejor amigo…-
-Si, es verdad, supongo que comprenderá-
Ambos dejaron salir una sonrisa y continuaron con su camino, cuando al fin llegaron al pueblo, este estaba lleno de gente, como siempre, aunque no tanta como en las mañanas.
-¿En verdad quieres continuar?-
Preguntó Kei.
-Si, ya estamos aquí-
Ambos suspiraron y continuaron caminando, paseando, viendo a la gente, que era realmente indiferente ante su presencia, llegaron a la plaza y se sentaron frente a una hermosa fuente.
-Supongo que, no es malo venir de vez en cuando-
Dijo Daiki con una débil sonrisa.
-Me alegra escucharte decir eso, desde esa vez te negabas a venir, realmente estaba preocupado cuando dijiste que querías venir-
-Perdón por preocuparte-
-No tienes nada de que disculparte, yo no estuve contigo esa vez, pero me hubiese gustado estar a tu lado para defenderte como era debido-
-Eso ya es parte del pasado Kei-can, mejor, sigamos caminando-
Dijo Daiki con una sonrisa entusiasta mientras se ponía de pie, Kei lo miro tiernamente y se puso también de pie.
-¿Quieres ir a tomar algo delicioso?-
-No, recuerda que en casa de Yabu lo que sobrará es comida, mejor solo caminemos-
Dijo Daiki, Kei asintió y continuaron caminando, mientras lo hacían, Kei preguntó.
-¿Cómo ha estado tu madre?-
-Bien, como siempre, quejándose de mi padre, desde aquel día…-
-Pero lo peor lo viviste tu, el que debería quejarse eres tu-
Alegó Kei un poco molesto.
-Pero yo no puedo quejarme, después de todo, admiro el trabajo de mi padre, sé que algún día la gente de este pueblo lo reconocerá-
Kei dejó salir un suspiro ante el comentario de Daiki.
-Aun así, te tomó mucho tiempo atreverte a regresar al pueblo… no mereces algo así-
-No tienes por que preocuparte, lo he superado, mira, ahora estoy bien, todo esta bien-
Dijo Daiki con una sonrisa.
-De acuerdo, entonces todo esta bien-
Declaró Kei con un poco de pesar mientras observaba la sonrisa de Daiki.

Al fin el trabajo había terminado, cansado, se dejó caer sobre el suelo.
-Buen trabajo, ya puedes irte a cenar-
Le dijo una de las criadas.
-Gracias, esperaba esas palabras desde hace horas-
Y poniéndose de pie se acercó a la mesita de madera para comenzar a comer, pero antes de hacerlo recordó algo.
-Tengo… que ir… con… ¡Aaah!-
Y de un salto se puso de pie y salió corriendo de la cocina.
-¡Ryosuke! ¿A dónde vas?-
-¡Tengo que hacer algo!-
-¡Espera! ¡Necesito que le lleves la cena a Ryutaro!-
Desafortunadamente, Ryosuke no escuchó los gritos de la criada y continuo corriendo hasta salir de la casa.
-¿Qué ocurre?-
En ese momento, Kei y Daiki iban llegando a la casa.
-Joven Kei, bienvenido-
-Gracias, ¿Por qué gritabas?-
-Es que Ryosuke se fue corriendo a no se donde-
-Si necesitabas algo puedes pedírselo a otra persona-
-Solo era para que le llevara la cena a Ryutaro, supongo que tendré que hacerlo yo-
Dijo la criada con resignación.
-Espera, yo iré-
Dijo Kei con una sonrisa, después se giró para ver a Daiki.
-No tardaré, después de eso nos iremos ¿De acuerdo?-
-Bien, te esperaré en la sala-
Ambos se sonrieron y Kei se dirigió a la cocina mientras Daiki se iba rumbo a la sala.
-¿Esta seguro joven Kei?-
-Esta bien-
Dijo con una sonrisa, tomo la bandeja con comida y comenzó a caminar rumbo al cuarto de Ryutaro.
Al llegar, tocó la puerta, pero no hubo respuesta, toco de nuevo y nada, con cuidado pego su oreja a la puerta y nada, no había ningún sonido, así que con cuidado, se las ingenio para poder abrir silenciosamente la puerta.
En cuanto entró, dejo la bandeja con comida sobre la mesa de madera, después, se dio cuenta de que Ryutaro estaba profundamente dormido, con aquel libro abierto sobre su pecho.
-Sabía que te iba a gustar-
Murmuró Kei con una sonrisa mientras observaba el durmiente rostro de Ryutaro, se acercó con cuidado, pues temía despertarlo, y con delicadeza le quitó el libro de las manos, dejándolo sobre el pequeño buró, sonrió nuevamente y acaricio con suavidad la cabeza del menor.
-Recupérate pronto-
Al decir esto, Ryutaro se movió un poco, pero no se despertó, Kei dejó salir una sonrisa, recordando así la promesa que le había hecho.
-Tiene mucho que no toco el piano, así que no esperes mucho de mi-
Dicho esto, observó a Ryutaro con ternura, aquel chico si que había crecido bastante, aunque solo tuviese ahora quince años, era un joven apuesto.
-Haz crecido bastante-
Dijo con cierta melancolía, después se alejó de él y dio media vuelta para salir de aquel cuarto.

Ryosuke caminaba por aquel camino que llevaba hacia la casa de la familia Yabu, mientras daba un paso más, su estomago se revolvía, estaba nervioso y ansioso al mismo tiempo.
Al llegar a la parte trasera de la casa, se quedó de pie escondiéndose detrás de un gran árbol.
-¿Por qué me escondo? El mismo me pidió que viniera…-
Murmuró para si con cierto nerviosismo, pero aún así sus piernas no reaccionaban, y antes de poder hacerlo, observó como aquel chico alto salía por la puerta y miraba a su alrededor buscando algo.
-Es el… tengo que…-
Pero sus piernas no le respondían, estaba nervioso, muy nervioso.
-No puedo… ¿Por qué no puedo?… él es mi amigo… no tengo por qué estar nervioso-
Dijo para sí, respiró profundo y dio un paso hacia adelante con mucho esfuerzo, pero justo para dar el segundo paso, su pie se enredó con una vieja rama provocando así que cayera sobre el suave pasto cubierto de hojas.
Yuto escuchó aquel ruido y se apresuró a llegar hacia donde se había escuchado.
-¿Ryosuke?-
Preguntó ingenuo, el chico se apresuró para ponerse de pie, ahora estaba todo cubierto de hojas secas. Al verlo, Yuto no pudo evitar reírse un poco.
-¿Por qué siempre eres tan despistado?-
-No es a propósito…-
Respondió en forma de berrinche.
-Eso es un alivio, ¿Estas bien?-
Le dijo Yuto mientras le quitaba algunas hojas que estaban pegadas a su cabello.
-Si, siempre estoy bien-
Respondió con una sonrisa victoriosa.
-Me alegro, por un momento creí que no vendrías-
Dijo Yuto mientras lo observaba fijamente.
-Solo vine por que esta mañana no pudimos conversar bien-
-No has cambiado-
Dijo Yuto con una sonrisa mientras tomaba su mano.
-¿Eh?-
Exclamó Ryosuke al sentir como Yuto comenzaba a llevárselo.
-¿Debes tener hambre cierto?-
-Pero…-
Dijo tratando de oponer resistencia.
-Vamos al pueblo a comer algo, como en los viejos tiempos, ¿te parece?-
Le sonrió Yuto mientras entrelazaba sus dedos con los de Ryosuke.
-Si… pero-
Ryosuke aún trataba de soltarse del agarre de Yuto.
-Anda-
Y con un poco de fuerza, Yuto lo jaló un poco, después de eso, Ryosuke se resigno y terminó por corresponder el agarre de Yuto, así ambos comenzaron a caminar rumbo al pueblo.

Al fin todo estaba listo, los invitados comenzaban a llegar, todos felicitando al joven Kota por su regreso, algunas madres presentando con orgullo a sus bellas hijas, pero lo único que le interesaba a Yabu era al fin poder ver a sus amigos.
-Kota, ven un segundo-
Le dijo su madre, Yabu estaba de pie cerca de la puerta, esperaba que Kei y Daiki llegasen pronto, pero su madre comenzaba a llamarlo con más insistencia así que tuvo que ir con ella.
Minutos después, un carruaje más se detuvo en la entrada de la casa, y de ahí, dos chicos apuestos y elegantes bajaron.
-Hemos llegado-
-Esto es… emocionante-
-Tranquilo, lo veremos pronto-
Le dijo Kei a Daiki, el menor le sonrió y ambos entraron en aquella gran casa, llena de gente vistiendo sus mejores ropas, la suave y agradable música de los violines resonaba por toda la estancia.
-Mira, creo que esta con su madre-
Le dijo Kei a Daiki con discreción.
-Será mejor esperar un poco, mientras, comamos un poco-
Dijo Daiki, Kei asintió y ambos comenzaron a caminar rumbo a la mesa llena de bocadillos elegantes. Mientras comían un poco, Daiki dijo.
-Ya de desocupó, ¡vamos!-
Ante el entusiasmo de Daiki, Kei dejó salir una sonrisa y ambos se dirigieron hacia donde se encontraba su amigo.
Yabu se encontraba de espaldas, así que Daiki le tocó el hombro un poco.
-¿Si?-
Preguntó sin voltear. Entonces Kei habló.
-Buenas noches joven Kota, bienvenido a casa-
Yabu se giró para agradecer el comentario, y se llevo una gran sorpresa.
-¿Kei? ¿Daiki?-
-Bienvenido-
Le dijo Daiki con una sonrisa.
-Es un gusto verlos-
Dijo Yabu con una enorme sonrisa mientras abrazaba fraternalmente a Kei.
-Haz cambiado Kei-
-Tu también Kota-
Le dijo Kei con una sonrisa a la cual Yabu respondió. Después se giró para ver a Daiki.
-Tu casi no has cambiado, al menos te reconozco más fácil Daiki-
Dicho esto, abrazó al menor al igual que lo había hecho con Kei.
-Tu ahora eres más alto-
Dijo Daiki con una sonrisa al alejarse de Yabu.
-En cambio tu sonrisa es la misma-
Ante el comentario, Daiki sonrió tímidamente.
-Entremos, deben tener hambre-
-Un poco-
Dijo Kei.
Los tres sonrieron y comenzaron a caminar, conversando un poco mientras se aproximaban al gran comedor.

martes, 20 de julio de 2010

Obsess [Cap. 4]

Capitulo 4

Al llegar junto a Daiki, suspiró profundo.
-¿Esta todo bien?-
Kei asintió con la cabeza y bajo la mirada.
-¿Qué ocurre?-
Kei miró a su alrededor.
-Acompáñame a mi habitación-
Le dijo mientras lo tomaba de la mano y se lo llevaba, Daiki lo miraba preocupado. Cuando estuvieron en la habitación de Kei, este se dejó caer de rodillas al suelo.
-Debí notar que no se sentía bien, el médico me dijo que aguanto demasiado tiempo el dolor, seguramente fue desde que tu y yo estábamos con él en la biblioteca, debí saberlo-
Dijo lleno de frustración mientras se llevaba las manos a la cara.
-No ganaras nada llenándote de rabia, ahora él estará bien y eso es lo que importa ahora-
-¡¡Es que debí saberlo!!-
Daiki miró a Kei y se arrodillo frente a el.
-No siempre puedes saberlo todo, lo importante es que es solo una lesión que tiene remedio, tranquilo-
Le dijo Daiki mientras lo abrazaba con ternura, Kei hundió su rostro en el pecho de Daiki y trato de calmarse.
-Si tú no estuvieras a mi lado… estaría vuelto loco-
Dijo Kei con un poco más de calma.
-Es por eso que siempre estaré a tu lado-
Dijo Daiki mientras le acariciaba suavemente la cabeza.
-Me siento realmente mal, no quise ser tan duro con Ryutaro… ahora por mi culpa el-
En ese momento Daiki tomó el rostro de Kei entre sus manos.
-No es tu culpa que se haya lastimado, fue solo un accidente-
Le dijo con suavidad.
-Un accidente que pudo evitarse si no lo hubiese mandado a limpiar la biblioteca-
-Deja de buscar razones para culparte, eso no arreglará nada-
En ese momento, Daiki besó la lágrima que corría por la mejilla de Kei.
-Tienes razón-
Dijo con la mirada triste, Daiki le regaló una sonrisa y lentamente fue acercando su rostro al de Kei, mientras aún lo sostenía en sus manos. Lentamente comenzó a acortar la distancia y finalmente posó su labios sobre los de Kei, el cual respondió al suave contacto de manera inmediata, después de eso, ambos se separaron.
-Ahora lo que tienes que hacer es cuidar de él, que esa sea tu forma de pedir perdón, ¿no lo crees?-
-Tienes razón-
Dijo Kei con una sonrisa mientras se aferraba a Daiki y este correspondía a aquel abrazo.
-¿Sabes que te amo?-
Le preguntó con ternura.
-Si, lo sé-
Dijo Daiki con una sonrisa, después alguien tocó a la puerta y ambos se separaron de prisa. Kei se puso de pie al igual que Daiki.
-Joven Kei, ¿aún van a salir con el caballo?-
Kei miró sonriente a Daiki.
-¿Aun quieres tu lección?-
-Claro-
Respondió sonriente.
-Bien, entonces vayamos-
Y así, ambos salieron de la habitación.

En aquel pequeño cuarto, Ryutaro se encontraba recostado en su cama, la fiebre había cedido al igual que el dolor en su tobillo, simplemente estaba dormido, Ryosuke había tenido que dejarlo solo por unos momentos puesto que aún tenía trabajo por hacer.
Al abrir despacio los ojos, trató de reincorporarse, miró a su alrededor.
-¿Cómo… llegue aquí?-
Se sentó sobre la cama y sintió un ligero dolor en su tobillo, trató de tocarlo, dejó salir un suspiró y volvió a recostarse sobre la cama, dejó salir un suspiro y se llevo un brazo a la frente.
De pronto, escuchó como la puerta se habría lentamente, se reincorporó lentamente y miró al chico que entraba.
-Ryosuke-
Dijo un poco sorprendido.
-¡Ryutaro!-
Exclamó el chico aliviado, llevaba consigo una bandeja con un poco de comida y un vaso con leche caliente, la dejó sobre la pequeña mesita de madera y se acercó a su amigo.
-Que bueno que despertaste, haz estado inconciente casi todo el día-
Le dijo Ryosuke mientras tocaba su frente con delicadeza.
-Al fin cedió la fiebre, debes tener hambre-
-Un poco… ¿Cómo llegue aquí?-
Preguntó confundido.
-Yo te traje, al verte inconciente sobre el suelo me asusté mucho, de verdad, pero ya te atendió el médico, es probable que el joven Kei venga más tarde-
Al escuchar esto ultimo, los ojos de Ryutaro se abrieron de par en par.
-¿El sabe lo que me paso?-
-Si, de hecho vino a verte cuando recién el médico te había atendido, de verdad se veía preocupado-
Ryutaro dejó salir un suspiro e intento salir de la cama, pero en el momento en el que su pie toco el suelo, le dolió.
-Aún no debes ponerte de pie, el doctor dijo que necesitas reposo, así que anda, mejor come algo-
Ryutaro se quedó sentado en la orilla de la cama mientras Ryosuke acercaba la mesita de madera para que el menor pudiese comer algo y el tomó asiento en la pequeña sillita.
-¿Cómo fue que me encontraste?-
Preguntó mientras se llevaba un poco de comida a la boca.
-Iba a buscarte para contarte algo cuando te vi tirado en el suelo…-
-¿Ah si? ¿Qué ibas a contarme?-
Preguntó Ryutaro curioso mientras masticaba.
-Por ahora olvídalo-
Respondió Ryosuke mientras se sonrojaba un poco.
-Mmm… esto es sospechoso… anda, cuéntame-
Ryosuke miró de manera suplicante a Ryutaro, pero este no estaba dispuesto a ceder ante tal curiosidad.
-Escuche que… la mitad del equipaje del joven Yabu llegó hoy y… su acompañante también…-
-Vaya, por eso estas tan nervioso ¿cierto?-
Dijo Ryutaro mientras continuaba comiendo.
-¡No estoy nervioso!-
-Entonces estas que brincas de alegría-
Dijo Ryutaro con una sonrisa burlona.
-Es obvio que este feliz, después de todo tiene mucho tiempo que no lo veo…-
-Si claro…-
Exclamó Ryutaro con cierta intriga.
-¿Y que más escuchaste?-
-Nada más…-
Dijo Ryosuke tímidamente, Ryutaro lo miró incrédulo.
-Mientes-
Dijo mientras tomaba un poco de leche, Ryosuke dejó salir un suspiro.
-¡Ah! Pues si no me crees no lo hagas, ahora voy por agua caliente para tu pie-
Dicho esto, Ryosuke se puso de pie y salió de la habitación, Ryutaro solo se quedó sonriente mientras terminaba con el ultimo pedazo de pan.

Las clases de equitación habían terminado y Kei llevaba a Daiki a casa.
-No tenías por que traerme, haces que parezca una chica-
Reprochó Daiki mientras se cruzaba de brazos mientras caminaba.
-No lo veas de esa forma, esta a punto de obscurecer y no puedo quedarme tranquilo si vuelves solo-
Daiki miró de reojo a Kei el cual le sonreía, entonces se detuvo y un par de pasos después Kei también se detuvo.
-¿Qué ocurre?-
Preguntó extrañado, Daiki seguía de brazos cruzados mientras desviaba la mirada.
-¿Tanto te molesta que te acompañe a casa?-
Preguntó preocupado, entonces Daiki lo miró con ternura.
-Por supuesto que no me molesta, tu eres mi mejor compañía-
Terminó con una amplia sonrisa, Kei se acercó a el y recargo sus manos sobre los hombros del menor.
-¿Entonces que ocurre?-
-Solo quería detenerme para…-
Mientras decía esto, jaló a Kei del cuello de su saco y lo acercó lentamente a su rostro.
-Alguien puede vernos-
Dijo Kei en voz baja pero sin dejar de mirar a Daiki.
-No hay nadie-
Respondió Daiki con voz seductora, después acercó más a Kei hasta que al fin logró besarlo dulcemente. El mayor respondió a aquel beso de forma inmediata mientras que con sus manos tomaba el rostro de Daiki. Ambos se besaban dulcemente, despacio, a un solo ritmo, repartiéndose besos cortos y profundos, entrelazando sus lenguas suavemente, hasta que lentamente se separaron y se miraron fijamente.
-Si esto va a ocurrir cada que te acompañe a casa, lo haré más seguido-
Daiki dejo salir una risita.
-Mejor continuemos con nuestro camino, comienza a obscurecer y tu aún debes ir de regreso-
Kei asintió sonriente, ambos se separaron y continuaron con su camino, mientras lo hacían, la mano de Kei buscó la de Daiki, ambos entrelazaron sus dedos y continuaron caminando.

Las cosas en la casa de la familia Yabu estaban demasiado apresuradas, a pesar de que pronto seria hora de descansar, la servidumbre no dejaba de ir de un lado a otro, preparando todo para le llegada del joven Kota, la madre estaba más que ilusionada con tal acontecimiento.
Mientras que el joven sirviente de Kota, se encontraba en su habitación, desempacando sus pertenencias, acomodando sus libros, en cuanto terminó, recordó lo sucedido aquella mañana.
-Después de cuatro año vuelvo a verte… Ryosuke… no puedo creer que no me hayas reconocido…-
Dijo para si mientras observaba su reflejo en un pequeño espejo.
-Bueno, han pasado cuatro años, pero ahora puedo buscarte, al fin serás mío, este tiempo me he dado cuenta lo mucho que te necesito… Ryosuke-
Dicho esto dejó salir un suspiro.
-Mañana, cuando el joven Kota vuelva, le pediré permiso para salir-
Y con una sonrisa, se sentó sobre un pequeño escritorio, abrió un pequeño cajón y sacó de el una carta vieja.
-Aún recuerdo cuantas veces intenté enviarte esto… pero siempre es mejor hacer estas cosas frente a frente-
Con un nuevo suspiro, guardó de nuevo aquella carta, sonrió de nuevo y salió de su habitación, era hora de cenar y la señora quería verlo para platicar acerca del joven Kota.

Ya estaba casi completamente obscuro y Kei apenas llegaba a casa.
-Joven Kei, la cena esta servida-
-Gracias, muero de hambre-
Dijo amablemente mientras se dirigía al comedor.
-¿Qué hacías tan tarde afuera?-
Al escuchar esa voz, Kei se congeló.
-Padre…-
-Te hice una pregunta-
Dijo el señor fríamente.
-Solo salí caminar un poco, tarde más de lo debido, discúlpeme-
Dijo mientras se inclinaba un poco.
-¿De nuevo con el hijo de la familia Arioka?-
Kei se quedó en silencio y solo asintió con la cabeza.
-Últimamente te dedicas a jugar demasiado, cuando hay cosas que debes hacer, que no se te olvide que primero son tus obligaciones-
-Eso nunca lo he olvidado padre-
Dijo Kei serio mientras tomaba asiento.
-Bien, me alegra al menos escuchar eso, ahora cenemos en paz, tengo hambre y mañana temprano debo partir-
-¿Un nuevo viaje?-
Preguntó Kei curioso.
-Debo cerrar un negocio en la capital, deberías acompañarme-
Kei miró asustado a su padre, no deseaba ir.
-No puedo padre, estoy invitado a una cena mañana y no puedo faltar, de verdad lo siento-
-¿Una cena?-
-Mañana vuelve el hijo de la familia Yabu, y harán un baile en su honor-
-Bien, me agrada que te relaciones con esa familia, tienen negocios interesantes, deberías tratar de negociar con ellos de alguna manera-
Kei bajó la mirada, odiaba esa actitud en su padre, pero no podía hacer nada, después la criadas llegaron con la cena y ambos comenzaron a comer en silencio.
Al terminar, el padre de Kei se puso de pie y se marchó sin decir nada, Kei se quedó unos minutos más en el comedor mientras dejaba salir un suspiro, de pronto una de las criadas se acercó a él y le dijo amablemente.
-Joven Kei, ¿desea un poco de chocolate caliente? Tal vez eso lo ayude un poco-
Kei le sonrió a la criada.
-Esta bien, tengo algo que hacer, mejor prepara un poco de agua caliente-
La criada asintió y ambos se dirigieron a la cocina, pero justo ahí estaba Ryosuke, quien llevaba un bote con agua caliente en los brazos.
-¿A dónde vas con eso?-
Le preguntó Kei.
-Joven Kei, voy con Ryutaro, es hora de lavarle el pie como indicó el médico-
-Dame eso, yo lo haré-
Dijo con una sonrisa.
-Pero joven… ¿usted?-
Preguntó Ryosuke incrédulo.
-¿Qué?-
Preguntó con frialdad.
-No, eh… esta bien joven…-
Dicho esto, Ryosuke le dio el bote con agua a Kei.
-Ya puedes ir a descansar-
Dijo Kei mientras se marchaba rumbo a la habitación de Ryutaro. Ryosuke solo se reverenció y lo observo alejarse, después dejó salir un suspiro.
-Primero lo castiga y después quiere cuidarlo…-
Al murmurar esto, sintió un gran dolor en su cabeza, una de las criadas lo había golpeado en la cabeza.
-No digas esas cosas, sabes que todo lo que el joven Kei hace es por el bien de Ryutaro-
-Eso lo dudo…-
Dijo Ryosuke mientras se frotaba la cabeza y se marchaba a su pequeño cuarto.

Kei llegó al pequeño cuarto de Ryutaro, y como pudo abrió la puerta, observó como el chico estaba sentado en la orilla de la cama, con una vela encendida mientras leía un libro. Al parecer el menor no le había tomado importancia al sonido de la puerta.
-Te tardaste…. Pensé que ya no vendrías-
Dijo mientras sus ojos seguían clavados en su lectura.
-¿Qué? ¿Ahora no llegas quejándote de nada? Al menos dí algo-
Continuo Ryutaro aún leyendo, entonces Kei se aclaró la garganta.
-De lo único que debo quejarme ahora es de la desagradable cena que acabo de tener-
Ryutaro conocía perfectamente esa voz y era obvio que no era la de Ryosuke, de pronto sintió como su respiración se detuvo y bajó lentamente su libro para girarse y ver hacia la puerta, se quedo aún más helado al ver a Kei ahí de pie.
-¡Joven Kei!-
Exclamó Ryutaro al mismo tiempo que trataba de ponerse de pie rápidamente, pero su tobillo le dolió de inmediato y estuvo a punto de caer al suelo, de no ser por que Kei dejó el bote en el suelo y se apresuró para atrapar a Ryutaro para que no cayera.
-Ten más cuidado, no debes moverte demasiado-
Dicho esto, lo ayudó a sentarse de nuevo sobre la cama.
-Lo siento… joven Kei-
Dijo Ryutaro mientras bajaba la mirada.
-No tienes por que disculparte… soy yo quien te debe una disculpa-
Dijo Kei mientras se sentaba en la pequeña sillita de madera quedando así frente a Ryutaro, separados únicamente por la mesita de madera.
-No diga eso joven Kei… yo fui el único que no tuvo cuidado… perdón por los problemas ocasionados-
-Ya deja de disculparte, mejor hagamos esto a un lado y…-
Dicho esto Kei levantó la pequeña mesita y la hizo a un lado.
-Perfecto, ahora solo falta el agua y tu medicina-
-¿Eh?-
Exclamo Ryutaro confundido mientras observaba como Kei se acercaba el bote con agua caliente y tomaba un trapo que estaba sobre la cama, de nuevo tomo asiento y miró a Ryutaro.
-Anda, sube tu pie, con cuidado-
-¿Qué? ¡Joven Kei! ¡Usted no puede-
-Si puedo, así que solo guarda silencio-
Lo interrumpió Kei mientras tomaba con delicadeza el pie de Ryutaro y lo colocaba sobre su pierna, con suavidad comenzó a quitarle los vendajes, los dejó sobre la mesita de madera, exprimió el trapo y comenzó a frotar suavemente el tobillo de Ryutaro.
-Si te duele dímelo, no quiero lastimarme-
Ryutaro estaba ligeramente ruborizado.
-Usted jamás le lastimaría, después de todo las manos de un pianista son suaves y delicadas-
Ante tal comentario, Kei dejo salir una sonrisa mientras continuaba frotando suavemente el tobillo de Ryutaro.
-Yo ya no soy un pianista, nunca lo fui-
Dijo con melancolía.
-Por supuesto que lo es, solo que usted no lo quiere ver así-
Las palabras de Ryutaro eran firmes.
-Ahora veo que Takaki no es el único que piensa reprocharme eso-
-Yo no soy quien para reprocharle nada joven, simplemente dí mi punto de vista-
Dijo con firmeza, Kei simplemente sonrió. Así, continuo curando el pie de Ryutaro.
-Joven… ¿su padre ha vuelto?-
Preguntó con cierta timidez.
-Solo para cenar, al parecer se marcha mañana temprano, pero con una cena tuve suficiente, es realmente desagradable-
-¿De nuevo lo molesto con los negocios?-
Kei miró fijamente a Ryutaro y le dijo sonriente.
-¿Cómo lo sabes?-
-Bueno, es de lo único que habla con su padre, siempre he estado presente lo molesta con ese tema-
Declaró Ryutaro un poco serio y apenado. Kei simplemente dejó escapar un suspiro.
-Pues si, mi padre solo habla de eso conmigo, ¿pero que puedo hacer?-
-Dígale lo que realmente desea de su vida, no puede continuar así joven-
-Hablas como si fueras mas grande que yo-
Dijo Kei con melancolía mientras dejaba de frotar el pie de Ryutaro solo para remojar de nuevo el trapo en el agua caliente.
-No es eso joven, simplemente que me preocupo por usted-
En ese momento Ryutaro se dio cuenta de sus palabras y se apresuró a decir.
-Todos nos preocupamos por usted…-
-Gracias, pero por ahora estoy bien tal y como estoy-
Dicho esto, Kei dejo el trapo a un lado.
-Supongo que con esto es suficiente…-
Después comenzó a buscar con la mirada el frasco que el medico había dejado y lo vio sobre el pequeño buró.
-¿Podrías darme aquel frasco?-
Ryutaro miró hacia su buró, se acercó y tomo el frasco, se lo entregó a Kei, y este al tomarlo, rozó un poco los dedos del menor, provocando que este se sonrojara, pero Kei no sintió nada en especial.
Después pudo sentir la fría pomada sobre su tobillo y los largos y finos dedos de Kei sobre su piel.
-¿Duele?-
Preguntó Kei preocupado, Ryutaro solo negó con la cabeza. Al terminar, tomó de nueva cuenta las vendas y comenzó a cubrir el pie de Ryutaro, cuando terminó le sonrió al menor.
-Bien, listo, ahora será mejor que descanses-
Y así, bajó delicadamente el pie de Ryutaro y lo ayudó a recostarse, este simplemente se dejó llevar por las atenciones de Kei.
-Ahora a dormir, pediré que traigan tu desayuno a buena hora, nos veremos mañana-
Dijo Kei con una sonrisa mientras arropaba a Ryutaro con las cobijas.
-Gracias joven Kei-
-No es nada, ahora duerme-
Dicho esto, Kei terminaba de acomodar las cobijas, dándole una palmadita a Ryutaro en el pecho, este sacó su mano y tomó delicadamente la mano de Kei.
-Joven Kei, ¿puedo pedirle algo?-
Kei estaba sorprendido ante el contacto de Ryutaro.
-¿Qué ocurre?-
Preguntó ligeramente atónito.
-¿Tocará el piano para mi algún día?-
Ryutaro no se atrevía a mirar a Kei, este le sonrió y le dijo con voz amable.
-Cuando te recuperes-
Dicho esto, se soltó del suave agarre de Ryutaro, apagó la vela y antes de salir dijo.
-Buenas noches-
-Buenas noches… joven Kei-
Y así, Kei salió de aquel cuarto y comenzó a caminar de regreso a su habitación, con una amplia sonrisa en los labios, aún sintiendo la cálida mano de Ryutaro sobre la suya.

A la mañana siguiente, las cosas estaban casi listas en la casa de la familia Yabu.
-No se olviden de limpiar perfectamente cada rincón, en espacial las ventanas-
Indicaba la señora.
-¿Ya esta limpia la habitación de mi hijo?-
Preguntó la señora a todos los sirvientes mientras lo observaba trabajar, entonces el sirviente personal de Yabu se acercó a la señora.
-Si señora, todo esta en orden para cuando el joven Kota vuelva-
-Muchas gracias, ¿A que hora dijiste que llegaría?-
Preguntó la señora emocionada.
-Calculo que después de mediodía ya estará aquí señora-
Respondió el chico con amabilidad.
-De acuerdo, aún hay tiempo para organizar una gran merienda-
Dicho esto, la señora comenzó a caminar rumbo a la gran cocina para dar indicaciones acerca del desayuno. El joven caminó detrás de ella.
-Quiero que preparen un gran almuerzo-
Indicó la señora y todos en la cocina dejaron lo que estaban haciendo para seguir las ordenes, de pronto, una criada se acercó a la señora.
-Disculpe usted señora, pero he de decirle que nos faltan unos ingredientes para la cena de esta noche-
-De acuerdo, ve al pueblo y trae todo lo que haga falta-
Dicho esto, la señora tomó su pequeña bolsita que siempre colgaba de su muñeca y de ahí sacó unas cuantas monedas.
-En seguida señora-
Dijo la criada reverenciándose, al ver a la chica alejarse, el joven que acompañaba a la señora tuvo una idea.
-La acompañare por si debe traer cosas pesadas, con su permiso señora-
Esta accedió y el joven salió detrás de la criada.

Mientras tanto, en la casa de la familia Inoo, Ryosuke le llevaba el desayuno a Ryutaro, quien sorprendentemente se encontraba despierto tratando de cambiarse de ropa con cuidado. Cuando Ryosuke entro, el chico se encontraba sin camisa.
-Ah… perdón-
Dijo Ryosuke tras cerrar la puerta.
-Ya terminé-
Respondió Ryutaro mientras se ponía una camisa limpia.
-¿Acaso te pusiste de pie para tomar tu ropa?-
Preguntó Ryosuke de mal humor.
-No, mi ropa limpia siempre esta en este cajón-
Dijo Ryutaro señalando el cajón de un mueble cerca de la cama, un mueble pequeño con solo tres cajones, algo viejo y desgastado.
-Bien, entonces todo esta bien, te he traído el desayuno, no puedo quedarme mucho tiempo-
Dijo esto último con pesar.
-Esta bien, no te preocupes, ve a hacer tus deberes, puedo desayunar solo-
Ryosuke sonrió amargamente, le acercó la mesita de madera para que Ryutaro pudiese comer un poco cómodo.
-Bien, ahora debo irme, tengo que ir por unas frutas al pueblo, ¿quieres que te traiga algo?-
Preguntó con una sonrisa traviesa.
-Estoy bien, pero sabes, podrías traerme un libro de la biblioteca cuando tengas tiempo-
-De acuerdo, nos vemos más tarde-
Dicho esto, Ryosuke se despidió con una sonrisa y salio del cuarto, Ryutaro comenzó a tomar su desayuno con tranquilidad.
Cuando Ryosuke llego a la cocina, una criada le entrego una pequeña lista.
-No te olvides de nada ¿entendido?-
Le dijo mientras le daba un costalito con monedas.
-Si-
Respondió con firmeza.
-No es mucho así que puedes ir solo, no tardes demasiado por que necesitamos eso para el desayuno, el joven Kei no tarda en despertar-
Ryosuke asintió y salió casi corriendo de la cocina.
Al llegar al pueblo comenzó de inmediato a buscar las cosas de la lista, en realidad no era mucho, lo cual era un alivio, al menos por ahora no tendría que cargar costales.
El rato pasó y ya llevaba casi todo lo de la lista en un pequeño costal.
-Ahora solo falta… ¡ah! ¿En dónde venden las especias?-
Se pregunto torpemente mientras caminaba por las calles buscando la tienda de especias, mientras caminaba, escuchó algo, o más bien a alguien, gritando un nombre que hizo que el corazón se le detuviera por un segundo.
-¡¡Yuto-kun, aquí esta!!-
-Tranquila, no hay por que gritar-
Ryosuke se giró de inmediato, sabía que aquella voz provenía de atrás, y al ver al chico se quedó helado.
-Es… es… es él… el mismo de ayer… Yuto-
Murmuró para sí, deseaba acercarse, hablarle, saludarlo, poder decirle algo, pero sus piernas no le reaccionaban, en ese momento solo se quedó perdido observando al chico alto, apuesto que tenía a unos cuantos metros de distancia, sonriente como siempre, con facciones más maduras, pero aún así lindo.
-Estoy aquí…-
Murmuró de nuevo mientras intentaba con todas sus fuerzas que sus piernas reaccionaran, pero fui inútil, entonces, sin darse cuenta que estaba a la mitad de la calle, parado y sin moverse, una carreta chocó contra el, tirándolo al suelo y haciendo un estruendoso ruido.
-¿Niño estas bien?-
Preguntó el señor que llevaba la carreta.
-Si… creo-
Dijo aún en el suelo.
-No deberías quedarte así a la mitad de la calle-
Le dijo el señor molesto, Ryosuke estaba a punto de levantarse cuando vio una mano frente a el.
-¿Estas bien?-
Esa voz, era él. Sorprendido levantó la mirada, sentía como la respiración le faltaba, pero hizo todo lo posible por disimular su asombro, y tomando la mano del joven, se puso de pie y recogió el costal que llevaba con las compras.
-¿No te hiciste daño?-
Preguntó preocupado.
-No… estoy bien, gracias-
Respondió con una sonrisa.
-Me alegra, deberías tener más cuidado-
-Sí, eso ya me lo dijeron-
Respondió torpemente mientras se rascaba la cabeza.
-Bueno, si estas bien me retiro, tengo cosas que hacer-
El joven estaba a punto de marcharse cuando Ryosuke logró hablarle.
-¡Yuto! Tu eres Yuto…. ¿Cierto?-
Preguntó con cierta timidez. Aquel joven lo miró y le sonrió.
-Así es… Ryosuke-
Sí era él, y lo había reconocido, en esos momentos tenía el deseo de abrazarlo y de decirle lo mucho que lo había extrañado, pero no iba a hacerlo delante de todo el pueblo. Además de que podrían pensar que estaba atacando a un joven señor, puesto que a pesar de que ambos eran sirvientes, las ropas de Yuto eran más elegantes que las de Ryosuke.
-Haz… crecido bastante-
Añadió con torpeza.
-Si, eso me dicen todos, en cambio tu no lo haz hecho mucho-
-Lo que pasa es que yo si crecí con normalidad-
Respondió con una sonrisa burlona.
-Vaya, tan sincero como siempre-
Dijo Yuto mientras reía.
-¡Yuto-kun! Debemos irnos-
Escucharon gritar a la criada no muy lejos del lugar.
-Debo irme, de verdad que fue un gusto encontrarte después de tanto tiempo-
Ryosuke se perdió ante la mirada tierna de Yuto.
-Yo… a mi… a mi también me dio gusto verte…-
Dijo con torpeza. Yuto estaba por irse cuando de pronto se acercó a Ryosuke y le susurró al oído.
-Ven esta noche, a la casa de la familia Yabu, te espero en la puerta trasera-
Dicho esto, le dio un pequeño y discreto beso en la mejilla y se marchó. Ryosuke se quedó helado, sentía sus mejillas arder, estaba feliz, torpemente se llevó la mano a la mejilla y se ruborizo aún más.
-Tengo que irme-
Dijo torpemente al sentir que la gente lo observaba, y comenzó a caminar de prisa en busca de lo único que hacia falta comprar, las especias.

Ya eran pasados de medio día y toda la servidumbre, junto con los padres, esperaban al joven Kota con ilusión. Dentro de la casa todos hacían sus deberes, la señora tomaba el té y el señor leía un libro, Yuto estaba mirando por la ventana cuando al fin divisó la carroza.
-El joven Kota ha llegado-
Dijo sonriente acercándose a los señores, quienes se pusieron rápidamente de pie, la señora se arregló el vestido y su elegante sombrero mientras caminaba hacia el gran portón.
-¡Abran la puerta! ¡Mi hijo ha llegado!-
Gritó el señor, y un par de mayordomos abrieron el portón de la casa, dejando entras aún más la radiante luz del sol a la casa, minutos después la carroza se detuvo justo frente a la casa, el chofer bajo despacio y abrió la puerta, saliendo de ahí un joven alto, apuesto, vestido como siempre, elegante.
-Madre, padre, estoy en casa-
Dijo el joven con una sonrisa amable, la señora comenzó a derramar lágrimas y abrazó con fuerza a su amado hijo.
-Kota… cuatro años han pasado y al fin vuelves a mi lado-
-Madre, me alegra ver que se encuentra bien-
Dicho esto, la señora se alejó de su hijo mientras limpiaba con elegancia el resto de sus lágrimas.
-Padre, ¿Cómo ha estado?-
-Feliz de que al fin mi hijo vuelve a casa-
Dijo el señor con una amplia sonrisa mientras abrazaba fuertemente a su hijo.
-Gracias padre, madre, los extrañé-
-Anda, entremos, el almuerzo esta listo y debes tener hambre-
-Claro madre-
Dijo sonriente mientras entraba detrás de sus padres a su casa. En la puerta, Yuto le dio la bienvenida.
-Bienvenido a casa joven Kota-
-Yuto, veo que llegaste bien-
-Así es, ahora vaya a almorzar que debe tener bastante hambre-
Kota le sonrió a Yuto y le dio una palmada en la espalda.
-Se siente bien estar en casa, me muero por ver a Kei y a Daiki-
Dijo sonriente mientras se alejaba y caminaba rumbo al gran comedor.

“Fue así, donde todo dio inicio, muy pronto, una dulce obsesión esta por despertar, cambiándolo todo radicalmente."

domingo, 18 de julio de 2010

En tus manos [Cap. 4]

Capitulo 4

Las clases ya habían iniciado, y Yuto se encontraba dando un recorrido por toda la escuela, pasando por todos los pasillos, observando de reojo las clases que los demás alumnos tomaban mientras que el director no dejaba de hablar, esto realmente lo estaba desesperando.
“-¿Qué este sujeto nunca se calla?-”
Pensó Yuto mientras observaba al director hablar y hablar, elogiando todo lo que podía a la institución, al personal, los diferentes equipos deportivos e intelectuales, en fin, todo, incluso hasta el mobiliario, todo.
-Y bien joven Nakajima, ¿Siente que estará bien en nuestra institución?-
Preguntó mientras lo miraba sonriente.
-Si… claro, estoy más que convencido-
-Bien, entonces solo queda ir a mi oficina a terminar el trámite y podrá comenzar con sus clases-
Yuto lo miró con un ligero fastidio seguido de resignación.
-De acuerdo…-
Y dejando salir un suspiro, comenzó a caminar detrás del director. Después de unos cuantos minutos, salió de aquella oficina, y al caminar un poco fue alcanzado por una secretaria.
-Le mostraré su salón de clases, sígame-
Yuto la miró extrañado, y sin más alternativa, comenzó a seguirla.
Justo la clase estaba terminando cuando llegaron.
-Espere un momento-
Le indico la secretaria mientras ella entraba al salón.
-¡Atención por favor!-
Al decir estas palabras, todos los alumnos que estaban fuera de sus lugares se acomodaron y se dispusieron a prestar atención.
-Bien, hoy a llegado un preciado alumno nuevo y se incorporará a esta clase, así que espero y se ofrezcan amablemente a apoyarlo en todo lo que necesite mientras este con nosotros-
Yuto observaba curioso desde la entrada, después notó que la secretaria le hacia una señal para que entrara, lo cual hizo tímidamente.
-El es Nakajima Yuto, y será su compañero a partir de ahora-
Yuto miró tímidamente a todos los alumnos, estaba ligeramente ruborizado, después de todo era la primera vez que era presentado ante tanta gente.
-Mu… mucho gusto-
Dijo torpemente y se reverenció.
-Bien, ahora toma asiento en esta fila-
Yuto miró a aquella fila y visualizó el asiento vacío, se acercó lentamente y tomó asiento.
-Ahora, todos, esta es su hora libre de estudio, aprovechen bien su tiempo, hasta luego-
Dicho esto, la secretaria se marchó, y segundos después, un montón de alumnas rodearon a Yuto.
-Hola, mucho gusto, mi nombre es Takahara Rika-
-Y yo soy Minobe Nanami-
Así, un montón de chicas comenzaron a presentarse al mismo tiempo, provocando así que Yuto se mareara un poco.
-¿De dónde vienes?-
-¿Tienes algo que ver con Yamada-kun?-
-¿Por qué llegaron juntos?-
-¿En dónde vives?-
-¿Me darías tu número telefónico?-
Todas estas preguntas estaban aturdiéndolo demasiado, no sabía a cual responder primero, y es que todas y más llegaban al mismo tiempo que estaba a punto de perder la cabeza, y fue justo en ese momento cuando se escuchó un fuerte golpe, al parecer alguien había golpeado el pizarrón con mucha fuerza para que todas se callaran, lo cual resultó por que todas dirigieron su atención al origen de aquel ruido.
-Disculpen señoritas, pero Nakajima-kun no tiene por que responder a todas sus preguntas, ahora el debe acompañarme a la biblioteca, así que les pido de favor que se hagan a un lado-
Les dijo Ryosuke de la forma más amable y altanera posible, entonces, todas se hicieron a un lado para que pudiese acercarse a Yuto, al estar frente a el le dijo con voz amable.
-¿Vamos?-
Yuto lo miró ligeramente enojado pero estaba en el fondo agradecido por ello, así que sin más, se puso de pie y ambos salieron del salón, dejando tras de ellos una serie de rumores que eran inevitables.
-¿Ahora si me vas a decir para que rayos me quieres aquí?-
-Ya te lo dije, no puedo dejarte solo en la casa por que sé que escaparías-
-Te dí mi palabra de pagar mi deuda contigo, pero aún no has dado el precio, así que esto no puede continuar-
-Vaya, quieres hablar de negociaciones conmigo, que interesante-
Dijo Ryosuke mientras continuaba caminando con una sonrisa en el rostro.
-Tu no dejas de decir que te debo el favor, que no puedo obtener nada sin darte algo a cambio, pues bien, di lo que quieres, pongamos las cosas claras-
Yuto hablaba lo más firme que podía mientras caminaba detrás de Ryosuke, repentinamente este se detuvo y se acercó a Yuto, levantó su mano y tocó suavemente los labios de este con dos dedos.
-No hables tan fuerte, aquí todos escuchan muy bien todo y para el almuerzo tendremos un chisme completo, vayamos a un lugar más tranquilo para charlar-
Dicho esto, Ryosuke se alejó de Yuto y continuo caminado, este dejó salir un suspiro e hizo lo mismo.
Minutos después, ambos llegaron al extenso y bien cuidado jardín de la escuela, en donde Ryosuke se acercó a una pequeña banca y tomo asiento.
-Bien, aquí nadie viene así que podremos conversar con tranquilidad-
-De acuerdo, continuemos con la conversación de hace unos minutos-
Ryosuke dejó salir una risita.
-Me parece bien, hace un momento estabas hablando de un precio-
-Así es, no dejas de decirme que te debo algo ¿no? Pues bien, dime que es lo que quieres y quitémonos de juegos tontos-
-Vaya, veo que aún no comprendes bien las cosas Yuto-kun, en primer lugar, esto no es un juego tonto, lo que te pido para saldar tu cuenta conmigo es-
Antes de continuar, se puso de pie y se acercó a Yuto, lo tomó de la corbata y lo acerco a su rostro.
-Lo que pido es que seas mi compañía especial-
-¿Qué?-
Preguntó Yuto molesto mientras miraba a Ryosuke con frialdad.
-Así es, eso es todo lo que te pido, tu compañía, que estés conmigo cuando yo quiera, es sencillo ¿no te parece? A cambio, te aseguro que estarás cómodo mientras estés a mi lado-
-¿Pero que tonterias estas diciendo? Si tanto quieres una compañía consíguete una mascota, a mi déjame en paz-
Dicho esto, Yuto trató de liberarse del agarre de Ryosuke, pero este lo tomo con más fuerza y lo acerco más a su rostro.
-¿Acaso me vas a decir que no te agrada mi compañía? Por que ya van dos ocasiones en las que cedes a lo que yo quiero, ¿sabes a lo que me refiero cierto?-
De inmediato, Yuto se ruborizó por completo.
-¿Así que eso es lo que quieres? ¿Qué sea tu juguete personal?-
-Vamos, no lo veas de esa manera Yuto-kun, además, no me vas a negar que la idea te agrada aunque sea un poco, ¿no es verdad?-
En ese momento, Ryosuke acercó más su rostro al de Yuto, ambos podían sentir la suave respiración del otro sobre sus rostros, entonces Ryosuke entrecerró los ojos.
-¿Vez? Ni siquiera opones resistencia-
Ante tal comentario, Yuto se ruborizó levemente, pero trató de mantenerse firme y dijo.
-Bien, ¿Cuánto tiempo?-
-Veamos, ¿Cuánto tiempo vale tu vida?-
Esa era una pregunta extraña, Yuto trató de pensar, pero cuando intentó hacerlo, sintió como los labios de Ryosuke rozaban con los suyos, en esos momentos no había otro pensamiento en su cabeza más que el de poder besarlo de una buena vez.
-¿Cuánto tiempo te crees capaz de estar a mi lado?-
Yuto no podía pensar bien, simplemente era incapaz de hacerlo, se sentía tan deseoso de poder besar a Ryosuke, que sin querer, trató acercarse un poco, hasta que al fin logró besarlo, ambos besándose lentamente, respondiendo de forma automática a los movimientos del otro, era un beso tan delicioso, profundo pero lento, ambos moviendo sus labios a un mismo ritmo, separándose y volviéndose a unir, entrelazando sus lenguas lentamente, aquel beso estaba tan lleno de algo tan dulce, que sin darse cuenta, Yuto rodeo la cintura de Ryosuke con ambos brazos, y este soltó la corbata del menor para rodear su cuello y acercarse un poco más.
Los minutos pasaron y ambos no dejaban de besarse, aquel contacto era tan suave y lento, que no hacia falta separarse por la falta de aliento, al contrario, ambos compartían el mismo aliento, pero como siempre, fue Ryosuke quien terminó con aquel momento.
-En dos meses saldaras tu deuda, en dos meses podrás alejarte de mi, en dos meses volveremos a ser extraños, desconocidos, en dos meses te encargaras de cuidar tu propia vida, que no se te olvide, el tiempo corre a partir del día en el que te encontré, así que este apenas es tu segundo día-
Dicho esto, Ryosuke le sonrió pícaramente a Yuto y se alejó, dejándolo ahí confundido y con el corazón latiéndole muy rápido, aún con la sensación de los suaves labios de Ryosuke sobre los suyos.
Mientras Ryosuke se alejaba, trataba de recuperar el aliento, su corazón latía con fuerza, sentía que sus mejillas ardían demasiado, no podía dejar de tener la sensación de los labios de Yuto sobre los suyos y de sus brazos rodeando su cintura. No podía pensar en nada, así que solo se dedicó a continuar con su camino de regreso al salón.

El resto de la mañana continuo con cierta normalidad, a menos para el resto de los alumnos, Yuto estaba sentado en la segunda fila, en el tercer lugar, mientras que Ryosuke se encontraba en la primera fila en el primer asiento, y mientras tomaba sus apuntes, al mirar al frente, no podía evitar dirigir su mirada hacia aquel chico, el cual no se tomaba la molestia de girarse para verlo.
“-Ya deja de verlo… ya deja de verlo…-”
Se repetía una y otra vez mientras tomaba sus notas. Después de unas cuantas clases más, un suave timbre se escuchó por toda la escuela, Yuto miró a su alrededor, al parecer el descanso había llegado, así que sin poder evitarlo, estiro sus brazos y guardó su libreta en el compartimiento de su escritorio. Al terminar, miró a Ryosuke, el cual también terminaba de guardar sus cuadernos, no sabía si hablarle o no, estaba en un verdadero dilema.
“-No quiero hablarle… pero supongo que como parte de su compañía… debo hacerlo ¿no?-”
Pensaba mientras miraba al suelo, de pronto la voz de un chico llamó su atención.
-Yamada-kun, te esperamos en el área deportiva-
-De acuerdo-
Respondió este, Yuto se quedó observando como Ryosuke se ponía de pie y salía del salón.
“-Bueno, un momento de paz y-”
Pero sus pensamientos fueron interrumpidos.
-Yuto-kun ¿Qué esperas?-
Dirigió la mirada hacia Ryosuke quien se encontraba de pie recargado en el marco de la puerta.
-Vamos-
Dicho esto, Ryosuke dio media vuelta y comenzó a marcharse.
-Lo supuse…-
Murmuró mientras se ponía de pie, después de todo ahora debía ser la compañía de Ryosuke y tal vez eso significaba que debía seguirlo para donde fuera. Dejó escapar un suspiro y comenzó a caminar detrás de Ryosuke.
-No vayas atrás de mi, pensarán que eres mi guardaespaldas-
Reclamó Ryosuke mientras lo miraba con cierto fastidio, Yuto rodó los ojos y caminó hasta estar junto a Ryosuke.
-Mucho mejor-
Dijo con una sonrisa y continuo caminando, ahora Yuto caminaba a su lado.
“-Siento que aún así soy una especie de vigilante-”
Pensó mientras continuaba caminando junto a Ryosuke.
Ambos estaban por llegar a una enorme cancha de fútbol, ante la cual Yuto quedó sorprendido.
-Es… ¡Es enorme!-
Gritó sin poder evitarlo.
-Es una simple cancha de fútbol, no tiene nada de asombroso-
-¿Qué hacemos aquí?-
Preguntó Yuto curioso sin dejar de observar aquella cancha.
-Yo vengo a entrenar, tu solo vienes a sentarte en las gradas de ahí para esperarme-
Respondió con tranquilidad al mismo tiempo que señalaba los lugares para espectadores.
-¿Eh? Pero tengo hambre…-
Dijo tocándose el estomago.
-Eso te pasa por no querer desayunar bien, ahora deberás esperar a que termine, después iremos a desayunar algo, ahora me voy-
Dicho esto, Ryosuke comenzó a alejarse rumbo a los vestidores, Yuto suspiró resignado y se acerco a las gradas para tomar asiento y hacer lo único que quedaba, esperar.

Chinen estaba formado para comprar su comida, cuando alguien lo llamó.
-¡Chinen!-
Se giró sorprendido, después le dedicó una tierna sonrisa al chico que lo llamaba.
-Dai-chan-
-¿Me dejas formarme contigo?-
-De acuerdo, pero tu me comprarás el postre-
Dijo con una sonrisa burlona, ante la cual Daiki aceptó. Después de unos minutos ambos se encontraban en una de las mesas comiendo muy amenamente.
-¿Cómo te sientes?-
Le preguntó Daiki tímidamente, Chinen bajó la mirada y respondió.
-Mucho mejor, gracias-
-¿Me dirás que fue lo que sucedió?-
Chinen no dijo nada y continuo con la mirada baja.
-Todo me indica que Yamada tiene que ver en esto, pero no sabre lo que te hizo si jamás me lo dices-
-No fue nada importante-
Respondió sin mirarlo, Daiki suspiró.
-Sé que te gusta, siempre te ha gustado, y el lo sabe, y lo único que hace es jugar con tus sentimientos, ¿acaso piensas que voy a quedarme de brazos cruzados viendo como solo juega contigo?-
La voz de Daiki era fría y firme.
-Eso lo se bien, se que yo no le gusto, que solo quiere divertirse, por breves momentos me parecía soportable, pero ayer…-
-¿Ayer qué?-
Preguntó Daiki curioso mientras escuchaba con atención, Chinen bajó aún más la cabeza y dijo en voz baja.
-Comenzó a retarme, yo no me deje y le respondí… y entonces me besó… pero yo sé que solo lo hizo para demostrar que no pierde ante nada… aún así… me gusto… pero después me sentí molesto… enojado conmigo mismo y esta mañana le reclamé… pero no me controlé y… lo besé… pero él no respondió…-
-Y por eso llorabas… te duele saber que el no te corresponde…-
Dijo Daiki mientras se cruzaba de brazos y dejaba salir un suspiro, Chinen solo asintió con la cabeza.
-¿Hasta cuando vas a continuar así? ¿Hasta cuando vas a querer ver que Ryosuke no es el único a tu alrededor?-
Ante tales preguntas, Chinen levantó la vista lentamente, Daiki lo observaba fijamente.
-Dai-chan…-
Dijo un poco sorprendido, el mayor desvió la mirada y se puso de pie.
-Olvídalo, me voy, tengo algo que hacer-
Y sin más, se puso de pie y se marchó de la cafetería, dejando a Chinen solo en aquella mesa, sin saber que pensar.

El tiempo pasaba y sentía que no podía más, estaba muriendo de hambre, la cabeza le dolía, necesitaba comida, no estaba acostumbrado a mal pasarse de esa manera, aunque poco pero al menos comía a sus horas, y esta vez desde el desayuno que no comía nada.
-¿A que hora piensa terminar? El descanso terminará y no podré comer nada…-
Se quejó en voz baja mientras tocaba su hambriento estomago, justo en ese momento, observó como todos los del equipo se reunían, decían unas cosas y se separaban, regresando a los vestidores.
-Al fin…-
Dijo con alivio, ahora solo quedaba esperar a que Ryosuke saliese de los vestidores para así poder comer algo. Unos minutos pasaron, alcanzó a ver como al fin Ryosuke salía de los vestidores, estaba por ponerse de pie cuando observó como un chico se acercaba a toda prisa hacia Ryosuke, al parecer se conocían puesto que observó como le sonreía a aquel chico, estaba por sentarse de nuevo cuando algo lo sorprendió, aquel chico le hablaba con dureza a Ryosuke, no podía distinguir bien que era lo que decía pero al ver que lo empujaba un poco sorprendió aún más y decidió acercarse.

Y es que mientras Ryosuke caminaba rumbo a las gradas, fue interceptado por Daiki.
-Daiki, ¿Qué ocurre?-
Preguntó sonriente, pero el mayor no sonreía en lo absoluto.
-Te advertí una vez que si lo hacías sufrir te las ibas a ver conmigo-
Estaba enfadado, pero Ryosuke no le tomo la importancia necesaria.
-¿De que me estas hablando?-
Preguntó con cierto fastidio.
-Sabes muy bien a lo que me refiero, solo aléjate de el y deja de usarlo-
Dicho esto, Daiki aventó un poco a Ryosuke.
-No te quieras pasar de listo Arioka, lo que pase con Chinen no es asunto tuyo, el ni siquiera te corresponde, así que deja de cuidarlo tanto, ¿Qué no vez que tu eres solo su paño de lagrimas?-
Este comentario, más la risita burlona de Ryosuke, provocaron que Daiki se enojara realmente.
-Te lo advierto, déjalo en paz-
Ryosuke bufó ante tal comentario. Esto solo hizo que Daiki perdiera los estribos, levantó su puño, estaba completamente dispuesto a golpearlo, pero en una fracción de segundo, alguien detuvo el golpe, Daiki miró molesto al chico que lo detenía y molestó se apartó un poco.
-No sé quien eres pero no te metas en esto-
La expresión de Yuto era seria, muy seria, incluso Ryosuke estaba asombrado ante tan expresión.
-Sea lo que sea no creo que los golpes sea una buena opción-
-Te dije que no te metas-
Le dijo Daiki molesto.
-Y yo te digo que no voy a permitir que le pongas una mano encima-
Respondió Yuto muy molesto, Ryosuke solo observaba extrañado la actitud de este.
-Vaya, Ryosuke tiene nuevo juguete, que bien, solo ten cuidado, por que este niño no es serio con nadie, el no quiere a nadie mas que a si mismo, no lo olvides-
Dicho esto, Daiki miró con frialdad a Ryosuke y se marchó a gran velocidad, Yuto y Ryosuke solo lo observaron.
-No tenías por que defenderme-
-Tienes razón, así que tómalo como bono extra a cuenta de la deuda-
Respondió Yuto un poco indiferente, la frase “juguete nuevo” no salía de su cabeza.
Ryosuke se colocó frente a el y le dijo de forma indiferente.
-Gracias-
-Ya te dije que no es nada, es solo para pagar la deuda más rápido, ahora vámonos de aquí, tengo hambre-
Dicho esto, Yuto comenzó a caminar, Ryosuke lo alcanzó y comenzó a caminar a su lado.
-Bien, como una especie de compensación, te invito una comida especial-
Dicho esto tomo la mano de Yuto y comenzó a llevárselo mientras sacaba de su bolsillo su teléfono, hizo una llamada rápida. Cuando Yuto se dio cuenta ambos ya estaban saliendo de la escuela y el auto de Ryosuke ya estaba en la entrada.
-¿A dónde vamos?-
-A comer algo, volveremos para la siguiente clase-
Dijo Ryosuke mientras sonaba la campana del fin del descanso, ambos subieron al auto y este arrancó.
-Al lugar de siempre, tenemos hambre y tenemos clase en una hora-
-De acuerdo joven Ryosuke-
Dijo el chofer y comenzó a conducir.

Mientras ambos estaban en el auto, Yuto se sentía ligeramente incómodo por las palabras de Daiki.
“-Juguete nuevo… el no quiere a nadie mas que a si mismo-”
Repetía en su mente mientras miraba por la ventana.
-¿Piensas en lo que dijo Daiki cierto?-
-¿Eh?-
Reaccionó al escuchar la voz de Ryosuke.
-No dejes que te afecte, el solo esta enojado por que de seguro hice llorar a su querido amigo, pero en verdad te lo digo, no le des importancia a sus palabras, por favor, tu no-
Dijo con la mirada perdida en la ventana, Yuto lo miró confundido, sin embargo no dijo nada y ambos continuaron en silencio hasta llegar a un lujoso restaurante no muy lejos de la escuela.
-Bien, hora de comer-
Dijo Ryosuke mientras bajaba del auto, segundos después Yuto hizo lo mismo.

miércoles, 14 de julio de 2010

Obsess [Cap. 3]

Capitulo 3

A la mañana siguiente, despertó con mucha facilidad, bueno, siempre lo hacia, después de todo el trabajo era importante, muy importante, y estaba acostumbrado a levantarse temprano. Para su gran sorpresa, mientras se encontraba arreglando su cama, alguien abrió su puerta y entro de una forma escandalosa.
-¡Buenos días Ryu-chan!-
Ryutaro miró hacia la puerta y dijo con fastidio.
-No me digas “Ryu-chan”, ¿entendido?-
-De acuerdo, ya entendí-
Dijo Ryosuke de forma torpe mientras cerraba la puerta tras de si.
-¿Ya estas listo?-
-Si… pero…-
Dijo Ryutaro mientras buscaba algo a su alrededor.
-¿Qué?-
-No encuentro mi boina…-
-¿Ya buscaste bien?-
-Si-
Ryosuke intentó ayudar en la búsqueda, pero de pronto Ryutaro recordó algo.
-Debí haberla dejado en aquel lugar ayer-
Dijo pensativo.
-¿El lugar en el que estuviste todo el día de ayer?-
-Si…-
-Olvídalo, no creo que siga ahí-
-Tienes razón-
Dijo Ryutaro en un suspiro.
-Vamos, no le des demasiada importancia, luces mejor sin esa boina-
-Esa boina era de mi padre…-
Dijo mientras se sentaba en la cama y bajaba la cabeza.
-Oh… lo siento, no quise-
-Lo sé, no te preocupes, ya nada se puede hacer-
Dijo Ryutaro resignado mientras se ponía de pie y salía de la habitación, Ryosuke salió detrás de el y mientras caminaban, le dio una palmadita en la espalda.
-Aún así luces mejor de esta forma-
Ryutaro dejo salir una pequeña sonrisa, Ryosuke hizo lo mismo y así ambos continuaron con su camino rumbo a la cocina en donde les darían algo para trabajar.
Todos los que se encontraban en la cocina no dejaban de mirar a Ryutaro y murmurar unas cosas, era de esperarse que ahora todos estuviesen enterados de lo ocurrido.
-Ryutaro, acompáñame al pueblo ¿si?-
Sugirió Ryosuke al notar el ambiente.
-De acuerdo-
Dijo Ryutaro en un suspiro.
Ambos estaban por salir de la casa cuando una de las criadas que iba entrando a la cocina los detuvo.
-¿A dónde creen que van?-
-Al pueblo, solo vamos a dar una caminata y volveremos-
Explicó Ryosuke.
-Ustedes no irán a ningún lado, al menos tu no Ryutaro, el joven Kei ordeno que no se te permitiera salir de la casa hasta nuevo aviso-
-¿Qué?-
Preguntó Ryutaro sorprendido.
-Así es, y tu Ryosuke, no puedes ir a ningún lado sin antes traer un costal de verdura de la bodega, anda-
Indico la criada a Ryosuke, este sin poder negarse miró a Ryutaro diciendo “lo siento” con la mirada y se marchó.
-¿Entonces que haré? Necesito salir para recibir la correspondencia y además-
-Nada de eso, te pondremos a hacer otras cosas dentro de la casa, no puedes dar un paso fuera, son ordenes-
Ryutaro estaba molesto, si esta era una forma de castigarlo, era demasiado.
-Te lo tienes bien merecido, el joven Kei es demasiado amable contigo, de haber sido el señor ya te hubiesen echado de aquí, así que agradece eso-
Dicho eso, la criada comenzó a llevarse a Ryutaro fuera de la cocina.
-¿Y que se supone que voy a hacer?-
Preguntó con fastidio.
-Limpiaras la biblioteca, libro por libro-
Respondió otra voz que no era la de la criada, Ryutaro se sorprendió y miró a la persona que se acercaba, era Kei.
-Buenos días joven Kei-
Saludó la criada.
-Buenos días-
Le respondió Kei con una sonrisa, Ryutaro se dedico a desviar la mirada, estaba molesto.
-No puede hacerme esto, ese no es mi trabajo-
Reclamó enfadado.
-Pues ahora lo es, así que deja de quejarte, no saldrás de esta casa hasta que yo lo ordene, veo que sigues con la misma actitud grosera y no lo voy a permitir-
Dijo Kei con voz suave.
-Si no le gusta mi actitud la solución es muy sencilla, joven-
Dijo Ryutaro en voz baja, pero no lo sufriente puesto que Kei logró escucharlo.
-¿Si quieres que te despida por que no lo dices? Si ya no deseas estar aquí solo dilo-
Le dijo Kei con la misma voz suave.
-Usted sabe que no puedo hacer eso, después de todo yo trabajo para mi familia-
Respondió Ryutaro con frialdad.
-¿Entonces que es lo que quieres?-
-Que deje de tratarme como si fuera un niño-
Kei dejó salir una risita.
-Aún eres un niño, solo tienes quince años, ¿Cómo quieres que te trate eh?-
Ryutaro desvió la mirada.
-Voy a limpiar la biblioteca, con permiso-
Y sin mirar a Kei, se dio media vuelta, estaba dispuesto a marcharse pero Kei lo detuvo.
-Cuando aprendas a saludar correctamente por las mañanas, dejare de tratarte como un niño-
Aún dándole la espalda, Ryutaro respondió.
-Si no deseo saludarlo no puede obligarme-
Dicho eso, comenzó a caminar, Kei solo lo observo y dejó salir un suspiro de resignación.
-¿Yo era así cuando tenía quince años?-
Se preguntó y la criada que aún se encontraba ahí respondió.
-No joven, usted no era así, supongo que anda irritable por que se acerca el día-
Kei miró hacia donde Ryutaro se había alejado.
-Es dentro de una semana ¿cierto?… supongo que cada año es difícil para el-
Suspiró, después se giró para caminar en dirección al comedor.
-¿Ya esta el desayuno?-
Preguntó amablemente a la criada que caminaba detrás de el.
-Estará en unos minutos joven, mientras podemos servirle un poco de fruta fresca-
-Bien, la tomaré-
Dijo Kei mientras tomaba asiento en el enorme comedor y la criada se marchaba a la cocina.

Ryosuke ya había llevado el costal de verduras que le habían encargado, aprovecho que todos estaban ocupados preparando el desayuno y salió de la casa.
-Le traeré algo a Ryutaro, tal vez eso ayude-
Y con paso firme, se marchó rumbo al pueblo. Al estar ahí, comenzó a caminar entre la gente, después de todo siempre estaba agitado por las mañanas. Mientras caminaba por entre los pequeños puestos de fruta, escuchaba los chismes que contaba la gente, en especial, lo que dos criadas decían, se colocó discretamente detrás de ellas simulando escoger la mejor manzana.
-Al fin llegará mañana el joven Kota-
Decía una.
-¿Por eso te piden comprar tanto ahora?-
-Además de eso, harán un baile para mañana en la noche, toda la casa esta vuelta un caos con los preparativos, la señora quiere todo perfecto-
-”¿Un baile?”-
Pensó Ryosuke mientras continuaba escuchando atento.
-Pues debe ser, después de todo su hijo vuelve del extranjero-
-Así es, hoy en la mañana llego la mitad de su equipaje y unos regalos que envió, como siempre los gustos del joven Kota son muy finos-
-¿Qué ha mandado?-
-Solo pude ver unos cuadros y jarrones, me ordenaron venir justo cuando abrían el resto-
Así, ambas comenzaron a reír, Ryosuke continuaba escuchando con atención esperando escuchar alguna señal de la persona que esperaba.
-¿Y que se dice de su prometida?-
-Aún no tiene, al parecer allá tampoco encontró a nadie, simplemente el joven Kota aún no piensa en esas cosas-
-Bueno, pero ya no deben tardar con la noticia de una prometida-
-Debe ser-
-De seguro vuelve más apuesto, después de todo pasaron cuatro años, ahora es un joven de veinte, debe ser realmente apuesto-
-Eso lo veremos mañana, quien me sorprendió fue su sirviente, no se bien como se llama puesto que cuando yo entré a la casa, ellos se iban y solo lo vi una vez-
-¡Ah! Yo si lo conozco, el pequeño que debía hacerle compañía al joven Kota-
Al escuchar eso, Ryosuke tomo una manzana, aparentó observarla con atención mientras trataba de escuchar mejor.
-Si, el volvió junto con el equipaje del joven, me sorprendió mucho ese chico, ahora tiene dieciséis años y también es muy apuesto-
-Tan pequeño que era, ambos si que debieron cambiar mucho-
Dicho esto, ambas criadas continuaron con su camino, mientras que Ryosuke estaba satisfecho con lo que había escuchado.
“-Volvió, ya está aquí-”
Se dijo con entusiasmo mientras se llenaba de ilusión.
“-Quiero verlo…-”
Así, después de ver alejarse a las criadas, miró hacia el frente y el viejo encargado del puesto le preguntó con un tono malhumorado.
-¿Vas a comprarla o seguirás contemplándola?-
Ryosuke rió torpemente, metió la mano a su bolsillo y saco un par de monedas, se las dio al anciano y se alejó.
“-Ya esta aquí-”
Pensó mientras caminaba entre la gente y comía de su manzana que acababa de comprar.
“-Esa criada dijo que ahora es apuesto, ¿Qué tanto pudo haber cambiado? Además…-”
De pronto se detuvo y miró su reflejo en un pequeño espejo que estaba sobre la mesa de un puesto que vendía joyas falsas.
“-Yo también soy apuesto-”
Pensó mientras sonreía al ver su reflejo, después se alejó.
“-Supongo que también se sorprenderá cuando me vea-”
Dicho esto, siguió caminando con una sonrisa en el rostro, al terminar su manzana lanzó lo que había quedado y sin querer golpeo a alguien que iba a unos cuantos pasos delante de el. Aquel chico se froto la cabeza y miró hacia atrás, ante esto, Ryosuke no tuvo más que aceptar su culpa y disculparse ante aquel chico.
-Lo siento, fue un accidente-
Dijo mientras reía torpemente.
-No hay cuidado-
Dijo el chico con una sonrisa. Ryosuke lo miró fijamente, algo de el se le hacia ligeramente familiar, algo en la mirada de aquel chico le decía que ya se conocían. De igual forma, aquel chico observaba con curiosidad a Ryosuke.
-¿De casualidad no nos-
Comenzaba a preguntar aquel chico pero fue interrumpido por los gritos de un señor el cual se acercaba a ellos a toda velocidad.
-¡Ryosuke! No es momento de que estés perdiendo el tiempo, hay trabajo por hacer-
-Si, ya voy-
Respondió con firmeza, le hizo una pequeña reverencia a aquel chico y se fue corriendo junto a aquel señor.
-Es el… ha cambiado… Ryosuke…-
Dijo en voz baja aquel chico mientras observaba como Ryosuke se alejaba a toda prisa y un cálido sentimiento lo inundaba por dentro.
“-Supongo que no me reconoces… pero ahora puedo buscarte más tarde…-”
Pensando así, se dio media vuelta y se fue mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro.

Kei había terminado de almorzar, se encontraba en el establo cepillando a su caballo, cuando de pronto el mayordomo se acercó a el.
-Joven Kei, tiene visita-
Aquellas palabras provocaron que el rostro de Kei se iluminara, sabía perfectamente quien podría ser, así que dejó de cepillar al caballo, y caminó de prisa de vuelta a la casa.

A Daiki le habían dicho que Kei estaba en el establo y que llegaría pronto, así que decidió esperarlo, caminó rumbo a la sala cuando un estruendoso ruido lo asustó, sabía que aquel ruido provenía de la biblioteca así que antes de tomar asiento caminó hacia aquel lugar. Cuando entró se llevó el susto de su vida al ver a un joven tirado en el suelo con montones de libros sobre de el.
-¿Estas bien?-
Pregunto preocupado mientras quitaba los libros de prisa.
-Eso… creo-
Respondió con dificultad mientras intentaba ponerse en pie, pero eso no fue posible, se había lastimado el tobillo y era realmente doloroso.
-¡Ryutaro-kun! Casi no te reconozco, cambias mucho cuando no llevas aquella boina-
Le dijo Daiki con una amable sonrisa.
-Joven Daiki, buenos días, disculpe las molestias, no tiene de que preocuparse-
Dijo mientras juntaba toda su energía para ponerse de pie, tragándose el fuerte dolor que sentía en su tobillo derecho, mientras se apoyaba discretamente de la escalera.
-No es molestia, ¿de verdad te encuentras bien?-
-Si joven, no se preocupe, de verdad estoy bien-
Dijo fingiendo una sonrisa, pero por dentro estaba gritando por aquel dolor.
-Daiki, ¿Qué haces aquí?-
En ese momento entró Kei, y al ver a Daiki conversando con Ryutaro no pudo evitar preguntar aquello.
-Lo que sucede es que Ryutaro acaba de caerse, escuché el ruido y estaba enterrado en montones de libros, ¿no se supone que su trabajo es recibir y entregar correspondencia? ¿Por qué esta aquí limpiando?-
Dijo Daiki confundido mientras señalaba el trapo y que llevaba Ryutaro en las manos.
-Es su pequeña lección de obediencia, ¿cierto Ryutaro?-
El chico desvió la mirada, Daiki lo miró con preocupación.
-¿Qué ocurrió Ryutaro?-
-Nada de lo que deba preocuparse joven Daiki-
Le respondió con una leve sonrisa, Kei se sorprendió al ver tal actitud.
-Así que solo piensas ser grosero e indiferente conmigo ¿verdad?-
Reclamó Kei con voz ligeramente dura.
-No lo regañes, ¿Por qué no me dicen que ocurrió?-
Preguntó Daiki intentando calmar a Kei.
-Bien, que él te lo diga-
Dijo Kei en un tono de burla mientras señalaba a Ryutaro con la mano, este solo bajo la mirada, no aguantaba más el dolor, era realmente insoportable, sentía que el pie terminaría por rompérsele de un momento a otro, era un dolor tan punzante, y como reacción a esto comenzó a sudar en exceso.
-No… pasa nada… joven… Daiki…-
Respondió con dificultad.
-Claro que paso, si no lo dices tú se lo digo yo-
-Kei-chan, espera-
Dijo Daiki calmando a Kei quien al parecer comenzaba a molestarse.
-Sabes, Dai-chan, no pierdas tu tiempo con el, mejor vámonos y dejemos que continúe con lo que debe hacer-
Dicho esto, Kei tomó a Daiki del brazo y comenzó a llevárselo, al parecer no lograba darse cuenta del estado en el que su pequeño sirviente se encontraba.
-Espera, ¿Por qué estas tan molesto?-
-No estoy molesto, simplemente no pienso tolerar más las groserías de este muchacho-
Dijo Kei en un suspiro mientras continuaba llevándose a Daiki, quien observaba preocupado a Ryutaro, el cual no dejaba de sudar y de respirar con dificultad, y todo por producto de aquella lesión que no lograba soportar ni un segundo más. Así, Daiki y Kei salieron de la biblioteca y segundos después, Ryutaro se quejó levemente.
-Aght… duele…-
Dijo mientras se recargaba por completo y dejaba que su pie descansara del esfuerzo, después, con dificultad, intentó darse la vuelta, después de todo debía continuar con su trabajo, pero era inútil, el dolor era terriblemente fuerte, de pronto, la vista comenzó a nublarse, los oídos se le taparon y solo escuchaba un zumbido, lentamente todo comenzaba a volverse obscuro, sintiendo un poco de temor, trato recuperarse, pero era imposible, y sin más, calló al suelo, desmayado.

Daiki y Kei estaban en la sala.
-¿Qué fue lo que ocurrió?-
Preguntó Daiki un poco serio.
-Ayer se desapareció, estuvo en los limites del terreno todo el día, al perecer se quedó dormido, preocupando a todo el mundo, después se comportó de una forma muy grosera y por ahora tiene prohibido salir hasta que yo lo ordene-
-¿Y sabes por que se fue a esconder todo el día?-
-Bueno, no sé si se estaba escondiendo o solo escapando de su trabajo, pero lo que hizo fue una falta muy grave-
Daiki dejó salir un suspiro.
-Sabes que Ryutaro no es de los que se escapan del trabajo, debe haber una razón-
Con las palabras de Daiki, Kei recordó las lágrimas de Ryutaro.
-Puede ser… estaba llorando dormido…-
-¿Lo vez?-
-Debe ser por que… el aniversario de la muerte de sus padres se acerca-
-¿Otra vez? No recordaba que fuese tan pronto-
Dijo Daiki con tristeza.
-Si, es dentro de una semana-
Dijo Kei con pesar.
-¿No crees que estas siendo un poco injusto con él?-
Le dijo Daiki mientras se acercaba un poco a Kei.
-Creo que si…-
Dijo con arrepentimiento.
-Joven Kei, el caballo esta listo para la lección del joven Daiki-
-Discúlpate con el más tarde ¿de acuerdo?-
Le dijo Daiki mientras se ponía de pie, Kei le sonrió y afirmo con la cabeza, así, ambos salieron de la casa a tomar la siguiente lección para Daiki en el caballo.

Después de hacer unas cosas que le habían pedido, se dejó caer sobre el suelo.
“-Ese chico… ¿Por qué me es tan familiar?-”
Se pregunto mientras cerraba los ojos.
“-Se lo contaré a Ryutaro-”
Pensó decidido mientras se ponía en pie.
-¿En dónde esta Ryutaro?-
Preguntó Ryosuke a una de las criadas.
-Esta en la biblioteca limpiando-
-Gracias-
Dijo con una sonrisa y se apresuró para llegar al lugar. Pero al abrir la puerta, se llevó una cruel sorpresa, Ryutaro estaba tirado en el piso, completamente inconciente.
-¡¡¡Ryutaro!!!-
Gritó Ryosuke y corrió a su lado, tomó su rostro y trató de despertarlo.
-¡¡¿Qué te ocurrió?!! ¡¡Despierta!!-
Dijo con desesperación, pero el chico no reaccionaba.
-Necesito ayuda-
Y de un solo brinco se puso de pie y salió corriendo mientras gritaba.
-¡¡Ayuda!! ¡¡Alguien que me ayude!! ¡¡Rápido!!-
De prisa dos criadas se acercaron alarmadas, Ryosuke estaba muy alterado.
-¡Ve por un médico! ¡¡¡Ryutaro no despierta!!! ¡Hay que hacer algo!-
-Cálmate un poco, Haruka, ve por el médico del pueblo, vamos a llevarlo a su habitación, todo va a estar bien, tranquilo-
Dijo la criada mientras trataba de calmar a Ryosuke quien temblaba un poco.
-Si…-
Dijo tratando de calmarse y caminó de prisa de vuelta a la biblioteca, con toda su fuerza tomó a Ryutaro en brazos.
-¿Puedes solo?-
Le pregunto la criada preocupada.
-Si… vamos-
Respondió Ryosuke con esfuerzo y así, salieron de la biblioteca y caminaron de prisa a la habitación de Ryutaro.

Al llegar, Ryosuke lo recostó sobre la cama con delicadeza.
-Ryutaro despierta…-
Dijo mientras un nudo se formaba en su garganta.
-Tiene fiebre… iré por un poco de agua fría, tu quédate con él-
Le dijo la criada mientras salía del cuarto, Ryosuke tocó con delicadeza la ardiente frente de su amigo.
-¿Qué fue lo que te paso?… tienes que estar bien, ahora si quiero hablar de “ese” tema contigo-
De pronto la criada llego con un balde lleno de agua y un trapo, lo humedeció, lo exprimió y lo colocó sobre la frente del chico.
-Estará bien, pronto llegará el médico-
Dijo la criada tratando de tranquilizar a Ryosuke.

Mientras tanto, Daiki y Kei estaban por salir, ahora Daiki montaba solo el caballo y Kei caminaba a su lado, cuando de pronto, una de las criadas llegó corriendo junto con un medico.
-Haruka ¿Qué ocurre?-
-Joven Kei, Ryutaro esta enfermo, no sabemos que tiene, Ryosuke lo encontró tirado en el suelo de la biblioteca, por eso he traído al médico-
-¿Qué?-
En ese momento Kei se quedó congelado mientras la criada se alejaba corriendo junto con el medico.
-Tienes que ir-
Le dijo Daiki quien ya había bajado del caballo y lo miraba preocupado.
-Volveré enseguida, solo espérame aquí-
Daiki asintió, y enseguida Kei se fue corriendo detrás de la criada y del medico.
Al llegar, el doctor ya estaba examinando al chico, se sintió realmente mal al verlo inconciente sobre la cama, las criadas ya se habían marchado pero Ryosuke seguía ahí.
-Joven Kei, ¿Qué hace aquí?-
Preguntó Ryosuke aún con lágrimas en los ojos.
-Eso no importa ahora, ¿Qué fue lo que sucedió?-
-Al parecer tiene fracturado el tobillo derecho, e hizo un gran esfuerzo por ignorar la lesión, se desmayó al no soportar tanto dolor, pero estará bien, solo debe descansar estos días hasta que su pie mejore-
Dijo el medico mientras se ponía de pie.
-Ya lo he vendado, solo no debe hacer ninguna clase de esfuerzo, de preferencia debe estar en cama, deben untarle esta medicina cada noche, antes se debe lavar el pie con agua caliente-
Dijo el doctor mientras dejaba el pequeño frasco de medicina sobre una mesita de madera.
-Muchas gracias doctor-
Le dijo Kei mientras lo acompañaba a la salida. Ryosuke suspiró aliviado y se dejó caer al suelo, Ryutaro aún se encontraba inconciente, después de unos minutos, Kei estuvo de regreso.
-Bien, ahora estará bien-
-No se preocupe por el joven Kei, yo puedo cuidarlo, ahora el joven Daiki debe estarlo esperando-
Dijo Ryosuke amablemente.
-Si, tienes razón, vendré a verlo más tarde-
Dijo fríamente, y sin más, se marchó.

sábado, 10 de julio de 2010

Obsess [Cap. 2]

Capitulo 2

Al llegar de regreso a la biblioteca, se encontró con Daiki concentrado leyendo las notas de Ryutaro.
-Si tan interesado estas en el aprendizaje de Ryutaro puedo cederte el puesto de profesor-
Dijo Kei con una sonrisa.
-No lo hagas, sabes que no soy bueno explicando este tipo de cosas-
-Bueno, en eso te doy la razón-
Daiki observaba a Kei y notó el sobre que llevaba en la mano.
-¿Otra carta?-
-Si, me la acaban de dar, no sé que sea-
Dijo Kei observando de nuevo aquel sobre.
-Si lo abres lo sabremos-
-Tienes razón-
Dijo Kei mientras le guiñaba un ojo a Daiki, este simplemente sonrió y observo como el mayor abría aquel sobre con delicadeza.
-Es de la familia de Yabu… dice que han organizado un baile en honor al regreso de su hijo el cual es, dentro de dos días… que rápido-
Dijo Kei con sorpresa.
-Vaya, apenas hoy en la mañana recibiste su carta con la noticia de que llegaría y sus padres ya tienen hasta un baile preparado para dentro de dos días-
-Bueno, lo importante es que ahora falta menos para al fin poder verlo-
-Si-
Dijo Daiki muy animado, de pronto el mayordomo toco la puerta, a pesar de que esta estaba abierta, ambos chicos lo miraron.
-Joven, el carruaje esta listo-
-Bien, gracias Hiroshi-
El mayordomo se reverencio y se hizo a un lado para dejar que los dos chicos salieran de la biblioteca.

El camino fue un poco largo, pero aun no anochecía así que estaba bien. En cuanto llegaron a su destino, bajaron despacio del carruaje y de inmediato fueron recibidos por un chico muy sonriente.
-Joven Kei, joven Daiki, ¡Que sorpresa! A Yuya-sama le va a gustar verlos, adelante-
-Gracias Chinen-kun, tan amable como siempre, si que haz… cambiado-
Dijo Daiki evitando decir que había crecido, puesto que eso no era muy notable.
-Gracias joven Daiki-
Después Chinen miró a Kei.
-Joven Kei, luce muy bien ahora-
-Gracias Chinen-
Después Kei recordó que a Ryutaro no lo encontraban por ningún lado.
-Chinen-kun, ¿Tu hermano vino a verte hoy?-
-¿Ryutaro? No joven, no lo he visto en bastante tiempo-
-Ya veo…-
-¿Ha pasado algo?-
-Solo que hace un rato no lo encontraba, debió de haber ido al pueblo por algún encargo-
-Joven Kei, quiero agradecerle por cuidar tanto de Ryutaro, a pesar de que no es mi hermano de sangre, es como si lo fuera, y el saber que usted lo cuida me alivia mucho-
Dicho esto, Chinen se reverenció ante Kei.
-No hagas eso Chinen-kun, es fácil cuidar a Ryutaro-
Dijo Kei con una sonrisa, mientras tanto Daiki se limitaba a observar en silencio.
-Bien, iré a avisarle a Yuya-sama que están aquí-
Dicho esto, Chinen entró corriendo a la casa, y antes de correr hacia la habitación de Yuya, dejó la puerta abierta y espero a que Kei y Daiki entraran. Ambos tomaron asiento en la sala y Daiki no dejaba de observar a su alrededor.
-¿Cuánto tiempo tiene que no veníamos?-
-¿Un año?-
Preguntó Kei con cierta confusión.
-Eso creo…-
-Pero aún así nada ha cambiado-
-Así es, Chinen sigue diciéndole “Yuya-sama”-
Dijo Daiki con una risita.
-Es verdad-
Respondió Kei riéndose un poco.
-¿Hay algún problema con eso?-
A escuchar esa voz, ambos chicos voltearon a ver al chico que entraba en aquella sala, alto, de cabello un poco castaño, de mirada fría, con un gran porte, pero que en el fondo era la persona más amable y atenta.
-Yuya-
Exclamó Kei poniéndose de pie, Daiki hizo lo mismo.
-Bueno, al menos aún recuerdan mi nombre-
Dijo en tono de burla.
-Yuya-sama, ¿quiere que traiga algo?-
Preguntó Chinen con entusiasmo.
-¿Ustedes quieren algo?-
Preguntó Takaki dirigiéndose a Kei y a Daiki.
-¿Aún sueles tener de aquellos dulces que tanto me gustan?-
Preguntó Kei.
-Por supuesto-
Dijo Takaki con orgullo.
-Perfecto, hace mucho que no los como-
Dicho esto, Takaki miró a Chinen y sin necesidad de palabras, este se dio media vuelta y se marchó en busca de aquellos dulces.
-¿Y qué los trae por aquí?-
Dijo Takaki mientras tomaba asiento, enseguida Daiki y Kei hicieron lo mismo.
-Recibí una carta de Yabu, esta mañana, dice que volverá-
Dijo Kei con una sonrisa.
-Vaya, al fin vuelve el hijo prodigo de la familia Yabu, de seguro que Kota es todo un hombre ahora-
-Debe ser, sabemos que su madre organizará algo para recibirlo-
Dijo Daiki.
-Así es, recibí la invitación hace un rato-
Dijo Kei recordando aquella invitación, buscó en su bolsillo de su abrigo y la encontró.
-Pues si, en dos días será la cena para recibir a Yabu, dice que estamos invitados cordialmente, incluso habrá un baile-
Dijo Kei mientras volvía a guardar aquella invitación en su bolsillo.
-Bueno, en dos días vuelve el-
-No lo digas de nuevo-
Dijo Kei.
-De acuerdo-
Daiki dejó salir una risita.
-¿Por qué no quieres escuchar como Yuya halaga a Yabu?-
Por primera vez, Kei miró con un ligero resentimiento a Daiki.
-Por nada, simplemente siento que exagera las cosas-
Respondió.
-¿Exagero las cosas? Por favor Kei, tu podrías estar volviendo de Nueva York ahora mismo y ser un pianista reconocido en los mejores lugares, pero no, eres necio-
Dijo Takaki mientras se recargaba en el respaldo de aquel sillón y cruzaba su pierna.
-No es cierto, además, estoy bien solo siendo lo que soy-
-Un pobre estudiante universitario esperando conocer el mundo entero junto a su arquitectura, Kei, sabes que eres más que eso-
-Yuya, basta, no estamos aquí para que continúes criticándome como siempre, ahora recuerdo por que no venía a verte-
Dijo Kei con fastidio, Takaki estaba a punto de decir algo cuando Chinen entró al lugar.
-Yuya-sama, aquí están los dulces-
Así, los puso sobre la larga mesa de centro y se marcó.
-Gracias Chinen-kun, que oportuno eres-
Dijo Daiki sintiéndose realmente aliviado, estaba a punto de estallar una batalla campal entre Takaki y Kei y eso no era bueno.
-Bueno, ahora mejor cambiemos de tema, cuéntanos mejor acerca de lo que haces ahora-
Dijo Daiki mientras tomaba un dulce, Kei y Yuya suspiraron profundo e igual tomaron un dulce, siempre era Daiki quien detenía sus pequeñas peleas, y siempre después de pelear se sentían avergonzados con el.
-Pues ahora solo estoy al pendiente de algunos negocios familiares, mi padre me lo ha pedido antes de marcharse a la capital a arreglar unos asuntos-
-Así que siempre sí aceptas tomar el negocio familiar-
Dijo Kei en un suspiro.
-Bueno, no es que me estén obligando, además de que es un apoyo a mi padre-
-Si, pero eso es por que tu no haz querido hacer algo por tu propia cuenta, jamás has sabido hacia donde ir, y ese es un grave problema-
Le dijo Kei muy serio.
-Bueno, el hecho de que me lo diga quien desperdicio la oportunidad de su vida no es muy alentador, ¿no lo crees?-
Y ahí iban de nuevo, Daiki y Chinen se miraron y con la sola mirada se pusieron de acuerdo.
-Bueno, Kei-chan, ya es tarde, tenemos que irnos-
Dijo Daiki poniéndose de pie y jalando a Kei del brazo para que también se pusiera de pie.
-Joven Yuya, creo que ya es hora de su baño-
Dijo Chinen mientras levantaba también a Takaki y comenzaba a llevárselo.
-Bien, entonces nosotros ya nos vamos, gracias por los dulces Yuya-
Dijo Daiki mientras se llevaba consigo a Kei hacia la salida.
-Gracias por su visita joven Daiki, joven Kei-
Dijo Chinen mientras se llevaba a Takaki hacia las escaleras.
-Nos vemos-
Y dicho esto, Daiki cerró la puerta.

-Vamos Yuya-sama, un baño le caerá muy bien-
Dijo Chinen mientras llevaba a Takaki por las escaleras, atravesaban el enorme pasillo, entraban en la habitación de Takaki y se dirigían al baño.
De inmediato Chinen comenzó a prepararlo todo.
-Vamos Yuya-sama, un baño lo relajará-
Dicho esto, Chinen salió de la habitación con un par de cubetas hechas de madera. Al quedarse solo, Takaki dejó salir un suspiro, dejó salir una sonrisa y comenzó a desvestirse, al estar completamente desnudo, tomo su bata de dormir y se la puso. Un poco después, Chinen llegó a la habitación con el par de baldes llenos con agua caliente, entró al baño y llenó la tina.
-Listo Yuya-sama-
Dijo Chinen con una sonrisa mientras trataba de recuperar el aliento.
-Gracias Yuri-
Dicho esto, le revolvió los cabellos con una mano y entró al baño, Chinen se quedó afuera, no cerro la puerta, puesto que a Takaki no le gustaba, en cambio solo se recargó en la pared cerca de la puerta y se dedicó a observar la habitación de Takaki mientras escuchaba como este se bañaba.
-Sabes, me sorprende lo bien que te entiendes con Daiki-
Escuchó decir a Takaki.
-En una situación como esa, teníamos que pensar rápido-
-Lo sé, y te lo agradezco, de no estar ustedes no sé como hubiésemos terminado Kei y yo-
Dijo con una risita Takaki.
-Pero a pesar de todo, usted lo aprecia y no sería capaz de hacerle daño-
-En eso te doy la razón, es un buen amigo, pero de verdad me desespera que no haya aprovechado aquella oportunidad solo por que…-
Yuya se quedó callado y Chinen comprendió aquella frase.
-Es normal que no hubiese querido separarse del joven Daiki, después de todo es una persona muy importante para el-
-Eso lo sé-
Dijo Yuya con resignación, después Chinen escuchó el sonido del agua derramarse, eso significaba que Takaki ya había terminado con su baño, así que se apresuró a tomar una toalla más, a pesar de que ya había una, Takaki siempre olvidaba secarse el cabello, o al menos eso parecía aparentar.
Instantes después, como siempre, Takaki salió con su bata de dormir puesta, pero con el cabello completamente mojado, al verlo, Chinen se aproximó rápidamente a el y colocó aquella toalla sobre su cabeza.
-Lo olvidé de nuevo-
Dijo Yuya con torpeza.
-No importa, puedo hacerlo, pero…-
Dijo Chinen mientras esperaba a que Takaki tomará asiento.
-Lo siento, aún no eres capaz de alcanzarme-
Le dijo en tono de broma mientras se acercaba a la cama y tomaba asiento en la orilla. Chinen se detuvo frente a el y comenzó a secarle el cabello con delicadeza.
-Pero algún día lo alcanzaré-
Dijo Chinen con decisión, Takaki solo dejó escapar una risita.
-Yuya-sama… ¿Le molesta que el joven Kei quiera tanto al joven Daiki?-
Se atrevió a preguntar, Takaki solo dejó salir un suspiro.
-No es que me moleste, lo que no puedo tolerar es que abandone todo por el, es algo que no esta bien-
-Usted lo dice por que no esta dispuesto a dejarlo todo por alguien Yuya-sama-
Respondió Chinen con una sonrisa.
-Mi caso es diferente, yo no tengo un talento especial por el cual tenga un futuro brillante lejos de aquí-
-Claro que lo tiene, es bueno escribiendo, yo lo sé, es solo que usted no tiene deseos de sobresalir en nada y solo encargarse de los negocios familiares por su padre-
En ese momento Takaki suspiró profundo.
-Me conoces tan bien Yuri… no sé que haría sin ti-
-Seguramente su vida sería un completo desastre-
Respondió Chinen mientras continuaba secando el cabello de Takaki. De pronto este tomó a Chinen de la cintura y levantó la cabeza, provocando que la toalla cayera de su cabeza y que el menor se ruborizara levemente.
-Eso es algo que no me atrevo a negar-
-Yuya-sama…-
Dijo Chinen mientras sentía que se perdía en aquella mirada tan gentil.
-No vuelvas a decir que no estoy dispuesto a dejarlo todo por alguien, por que eso no es verdad-
Dijo Takaki con voz suave, Chinen se quedó sorprendido ante aquellas palabras, pero antes de poder decir algo, Takaki lo acercó más y con una mano acarició su rostro mientras que con la otra aún lo agarraba de la cintura.
-Yuya-sama… yo-
Estaba por decir algo cuando Takaki tomó su barbilla y lentamente se acercaba a su rostro, para después unir sus labios en un agradable y tierno beso. Al principio Chinen no supo que hacer, esta no era la primera vez que Takaki lo besaba, pero siempre que lo hacía lo tomaba desprevenido y sin saber como reaccionar. Pero lentamente Takaki comenzó a mover sus labios en busca de una respuesta, la cual no se hizo esperar cuando Chinen comenzó a mover sus labios mientras que con sus manos tocaba los hombros de Takaki. Besos cortos y largos, unos cada vez más profundos y otros no tanto, entrelazando suavemente sus lenguas a un mismo compás, era una sensación muy placentera para ambos.
Después de unos minutos, ambos se separaron lentamente y se miraron fijamente a los ojos para después sonreírse.
-Yuri, ¿siempre estarás aquí para mi?-
Ante aquella pregunta con un ligero tono infantil, Chinen sonrió.
-Por supuesto Yuya-sama, siempre que Yuya-sama me necesite aquí estaré-
Takaki sonrió.
-Bueno, por ahora te dejaré ir con esa respuesta-
Chinen no comprendió del todo.
-Ahora ve a descansar, ha sido un día pesado-
Chinen asintió con la cabeza, y antes de que Takaki lo soltará, le dio un pequeño beso en los labios, después lo dejo ir.
-Buenas noches Yuya-sama-
Dijo Chinen mientras salía de la habitación y cerraba la puerta lentamente. Al quedarse solo, dejó escapar un suspiro junto con una sonrisa, se levantó para apagar las velas de alrededor, dejando encendida la que estaba cerca de la cama, sacó las cobijas de la cama, se acomodó y apagó la última vela, quedando completamente a obscuras y cerrando los ojos para así dormir profundamente.

Chinen caminaba hacia su pequeña habitación que se encontraba en la parte de atrás de la gran casa, casi en el sótano, entró con una vela en la mano y la dejó sobre una pequeña mesita de madera, permitiendo así que el pequeño cuarto se llenara con su luz.
-Yuya-sama…-
Dijo en voz baja mientras se llevaba dos dedos a los labios, después sacudió la cabeza, sonrió un poco y mejor se dirigió a su pequeña cama, sacó la única cobija que tenía, acomodo su pequeña almohada, apagó la luz de aquella vela y se recostó en su cama, y antes de cerrar los ojos, no dejaba de sentirse feliz por el beso de hace unos momentos, siempre que Takaki lo besaba lo hacia sentirse lleno de felicidad, y así, comenzó a recordar la primera vez que Takaki lo hizo.

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Hace unos años, cuando Chinen llegó por primera vez a aquella casa, tenía alrededor de diez años, proveniente de una familia humilde, tuvo que salir de casa para ayudar a su familia, estaba bien, aunque tenía un poco de miedo, estaba dispuesto a hacer lo que fuese con tal de ayudar a su madre.
-Bien, Chinen-kun, aquí dormirás-
Le indicó el mayordomo y así lo dejó solo en aquel pequeño cuarto. Chinen lo miró atento, era pequeño, pero el estaba acostumbrado a cosas así de pequeñas, así que estaba bien.
Después de que le mostraran lo que debía hacer, lo cual no era mucho puesto que aún era pequeño, solo unas cuantas tareas en la cocina como acomodar los platos limpios, ir al pueblo por algunos pequeños mandados, ayudar al mensajero de la casa el cual era un viejo algo grande y ya no podía recorrer grandes distancias a pie. Un día, una de las criadas le ordenó llevar un jugo y unos dulces a la habitación del señor, el cual acababa de llegar junto con su madre.
Temeroso, tocó a la puerta y la voz de un chico se escuchó dentro de la habitación.
-Adelante-
-Disculpe joven, aquí están sus dulces-
Dijo el pequeño Chinen mientras con esfuerzos abría la puerta y con la otra sostenía la charola. Al ver que el pequeño sirviente no podía, el jovencito se levantó de su asiento y caminó de prisa para ayudarlo.
-Eres muy pequeño, estas bien-
En el momento en el que el joven le quito la charola al pequeño Chinen y regresaba a su lugar, poniendo los dulces y su jugo sobre la mesita de aquella habitación, Chinen lo miró asustado, después de todo estaba mal que el joven hiciera su trabajo, así que con lágrimas en los ojos, se dejó caer de rodillas al suelo y sin poder contener las lágrimas, comenzó a llorar mientras decía.
-Lo siento joven, por favor perdóneme, lo haré mejor para la próxima, pero por favor perdóneme-
El joven se sintió mal por aquel pobre niño así que tomo un dulce y se acercó a el hincándose para tomar su rostro y limpiar aquellas lágrimas.
-No llores, no estoy molesto contigo, yo solo quise ayudarte, mira, toma esto y ya no llores más ¿de acuerdo?-
En ese momento Chinen se quedó sorprendido, aquel joven era realmente atractivo y muy amable, se esperaba todo menos alguien tan noble. Se puso lentamente de pie ayudado por el joven y ambos caminaron a la pequeña salita, en donde Chinen tomó asiento en un sillón pequeño y el joven en otro frente a el.
-¿Qué edad tienes? Te vez muy pequeño-
-Diez años joven-
-Increíble, yo tengo trece, creí que eras mucho menor pero ahora veo que no-
Chinen solo sonrió, en ese momento el joven quedó prendido de aquella sonrisa.
-Ah, y deja de decirme “joven” me llamo Yuya-
Chinen miró a Yuya.
-Yuya-sama-
-No, solo Yuya-
El rostro de Chinen mostró un poco de aflicción.
-Yuya…-s-sama-
-De acuerdo, dejémoslo así, ¿y tu te llamas?-
-Chinen Yuri-
-Yuri, bien, ahora ya sabemos nuestros nombres-
Dicho esto Takaki le sonrió, Chinen también lo hizo, desde ese día, ambos se llevaron realmente bien, el pequeño Chinen siempre cuidando del joven Yuya, siempre detrás de el.
Un par de años después, Chinen ya tenía doce años y Takaki quince, el mayor tomaba su baño como de costumbre, pero al escuchar un estruendoso ruido, salió de la tina y se puso su bata para salir rápidamente, solo para encontrarse a Chinen tirado en el suelo con todas las toallas encima.
-Yuri, ¿Estas bien?-
-Lo siento Yuya-sama, creí que alcanzaría una toalla para usted pero…-
-No te preocupes, solo respóndeme si estas bien-
Dijo Takaki preocupado mientras ayudaba a Chinen a ponerse de pie.
-Estoy bien Yuya-sama, no me ha pasado nada-
Respondió sonriente, Yuya dejó salir un suspiro de alivio y se dejó caer de rodillas al suelo.
-Yuya-sama ¿Se siente mal?-
-No, solo que me asustaste-
Dijo Takaki en un suspiro.
-Lo siento Yuya-sama, no era mi intensión, perdóneme-
-No hay nada que perdonar, no pasa nada ¿de acuerdo?-
Takaki le sonrió a Chinen y este también lo hizo, en ese momento Chinen notó que Takaki tenía el cabello empapado. Tomo una toalla del suelo y se acercó a el, comenzado así a secarlo suavemente.
-Si sale así enfermará Yuya-sama-
Takaki se quedó helado, las manos de Chinen sobre su cabeza era una sensación agradable, tener al chico tan cerca fue muy agradable y sin saber el por que lo hacía, tomó las manos de Chinen y las bajó lentamente junto con la toalla. El menor estaba sorprendido y su corazón dio un fuerte latido al sentir las manos de Takaki sobre las suyas, después, de un solo movimiento, el mayor jaló a Chinen hacia su rostro y lo besó dulcemente.
Esa fue la primera de muchas ocasiones en las que Takaki besó a Chinen, este sin oponer resistencia alguna, lentamente esos besos se hacían más duraderos y siempre era realmente agradable para ambos esas situaciones.

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Con aquellos recuerdos, Chinen sonrió, cerró sus ojos y comenzó a quedarse dormido lentamente, estaba realmente feliz de poder estar junto a Takaki, siempre esperando con anhelo el siguiente día.

Al bajar del carruaje, después de haber llevado a Daiki a su casa y de haber sido regañado dos veces, primero por Daiki durante todo el camino, y después por la madre de Daiki por llevarlo tan tarde.
-Eso de regañar a las personas seguro viene de familia….-
Murmuró Kei mientras atravesaba el recibidor, antes de llegar a las escaleras, una de las criadas se acercó a el.
-Joven Kei, bienvenido-
-Gracias, ¿sucede algo?-
-Solo quería informarle que no encontramos a Ryutaro por ningún lado, no ha llegado a su habitación y estamos preocupados-
En ese momento Kei también se lleno de preocupación.
-¿Cómo que no ha llegado? ¿En donde esta Ryosuke?-
-Esta en la cocina tomando su cena-
-Bien, ve a buscar por los sótanos, yo hablare con Ryosuke-
-Si joven-
Dicho esto, la criada se fue y Kei comenzó a dirigirse hacia la cocina. Al entrar se encontró con Ryosuke quien lavaba los platos que había utilizado.
-Ryosuke-kun-
El aludido se giró y al ver a Kei se sorprendió y dejó de lavar su plato.
-Joven Kei, ¿se le ofrece algo?-
Preguntó con timidez.
-Tranquilo, escuché que Ryutaro no aparece por ningún lado, ¿tienes idea de en donde puede estar?-
-Bueno, ya busqué en todos los lugares en donde solimos ir juntos, pero no hay pista de el, a decir verdad, usted lo sabe, es un chico muy reservado, el suele estar en lugares que ni siquiera yo sé en donde quedan, por que normalmente le gusta estar solo, pero estoy… preocupado… la última vez que lo ví… se veía… triste-
-¿Triste?-
Preguntó Kei preocupado.
-Si…-
Ryosuke no se atrevió a decir más, después de todo no era quien para decirle al joven Kei los sentimientos de Ryutaro.
-Trataré de ayudar en la búsqueda, por favor, ve con los otros trabajadores al pueblo a buscar otra vez-
-Si joven Kei-
Dijo Ryosuke con firmeza y salió de la cocina en busca de trabajadores para ir al pueblo.
“-¿En dónde te metiste Ryutaro?”-
Pensó Kei mientras miraba por la puerta de la cocina, la cual estaba abierta y se veía el enorme campo que rodeaba la casa.
“-Todos han buscado dentro de la casa… ¿pero y los alrededores?-”-
Pensó, y como si un rayo de luz lo iluminará, salió por la puerta de la cocina rumbo a aquel inmenso campo con la esperanza de que sus suposiciones fuesen ciertas.

Y es que después de haber llorado todo lo que tenía por llorar, recargó su cabeza en aquel árbol, desdobló sus rodillas y cerró los ojos, lentamente se quedó profundamente dormido, pero algunas lágrimas seguían escapando de vez en cuando, puesto que sus sueños estaban llenos de recuerdos acerca de Kei. Pronto comenzaba a anochecer y el no se percataba de ello.
Después de haber buscado y caminado bastante, divisó el árbol que marcaba el fin de su terreno, estaba a punto de darse por vencido y regresar, pero vio una sombra sentada al pie de aquel majestuoso árbol la cual llamó su atención. A paso lento se fue aproximando, hasta que reconoció aquella sombra y comenzó a correr en dirección a aquel árbol.
-Ryutaro…. Ryutaro….-
Dijo con la respiración entrecortada, después de todo si había corrido un buen pedazo. Se arrodilló para tratar de despertar al chico.
-Ryutaro, Ryutaro despierta-
Dijo suavemente, de pronto pudo observar como una, de las tantas lágrimas, se derramaba y corría por la mejilla de Ryutaro, Kei se sorprendió y la limpió con ternura.
-Ryutaro, ¿te sientes mal? Despierta por favor-
Kei comenzaba a preocuparse, pero de pronto Ryutaro comenzó a abrir los ojos lentamente.
-Ryutaro, estas bien-
Al abrir por completo los ojos se sorprendió.
-¡Joven Kei!-
-Con que aquí estuviste todo este tiempo, no sabes lo preocupado que estaba-
Y sin más, abrazó al chico con fuerza, este se ruborizó de inmediato, estaba a punto de perder la razón y corresponder a tal abrazo, pero recobró la razón y en lugar de responder, alejó a Kei.
-Lo siento mucho joven Kei, no era mi intención-
-Ya hablaremos en la casa, ahora será mejor que volvamos, ya es muy tarde y no sabemos que podrá pasar por aquí-
Dicho esto, se puso de pie al mismo tiempo que tomaba la mano de Ryutaro y lo ayudaba a levantarse, y sin soltarlo, comenzó a caminar de regreso a la casa, jalando a Ryutaro el cual sabía que debía soltarlo, pero no deseaba hacerlo, así que solo se dejó llevar.

Al llegar a la casa, una de las criadas los recibió y de inmediato Kei soltó su mano.
-Joven Kei, Ryutaro, han vuelto-
-No te preocupes, todo esta bien, solo se quedó dormido bajo un árbol, supongo que olvidaron buscar en los alrededores-
-Lo siento mucho joven Kei-
-No hay problema, lo importante es que ya esta de regreso, y le espera una larga charla conmigo, así que tu ya puedes ir a descansar-
La criada se reverenció y se marcho, Ryutaro bajó la cabeza.
-Anda, vamos-
Y sin más opción, comenzó a seguir a Kei, al cruzar la cocina, pudo visualizar a Ryosuke, quien observaba un poco preocupado la situación.
Después de un largo camino por el recibidor, ambos llegaron a la biblioteca, Kei entró primero, Ryutaro se quedó de pie en la entrada.
-Pasa-
Le indico Kei mientras se sentaba en su silla detrás del gran escritorio, Ryutaro entró con la cabeza baja.
-Toma asiento-
Le dijo serio, Ryutaro suspiró y tomo asiento frente a el.
-Lo que has hecho hoy ha preocupado a todo el mundo, ¿estas conciente de ello?-
-Si joven Kei-
-¿Por qué te fuiste tan lejos? Entiendo que te guste estar solo pero esto es demasiado ¿no lo crees?-
-Lo siento joven Kei-
Kei dejó salir un suspiro.
-Me tenías muy preocupado, ¿Qué haría yo si algo te pasa?-
Ryutaro sabía la respuesta fácil, y sin saber lo que hacía la dijo.
-Buscar a otro mensajero, es fácil encontrar a alguien quien ocupe mi lugar-
Esta vez su tono de voz había sonado ligeramente rebelde, por lo que Kei se puso de pie, se acercó a el y le dio una fuerte bofetada.
-No vuelvas a hablar de esa manera-
Ryutaro se llevó la mano a la mejilla, la cual le ardía horriblemente, pero más le dolía el pecho que la mejilla.
-Lo siento-
Dijo débilmente mientras bajaba la mirada. Entonces Kei lo abrazó con ternura.
-Entiende que a ti no te puedo reemplazar con nada Ryutaro, para mi eres más que un trabajador de esta casa, eres como un hermano pequeño-
“Un hermano pequeño” esas palabras resonaron en su cabeza, y con fastidio alejó a Kei de el.
-Yo no necesito a un hermano como usted-
Dijo muy serio mientras se ponía de pie.
-Con permiso-
Dicho esto, salió de la biblioteca, dejando de Kei solo y muy sorprendido por la actitud de Ryutaro.
-¿Qué es lo que le esta pasando? El no es así-
Y comenzó a preocuparse por Ryutaro, debía saber lo que pasaba con el menor, después de todo el chico era muy importante para el, solo como un hermano.

Ryutaro comenzó a caminar rumbo a su cuarto tragándose las lágrimas, cuando Ryosuke lo detuvo a mitad del camino.
-Ryutaro…-
-¡¡Suéltame!!-
Le gritó, intentó zafarse pero Ryosuke no se lo permitió y lo jaló con fuerza hasta abrazarlo.
-Deja de llorar solo, ¿Qué no somos amigos? Los amigos estamos ahí para llorar juntos si es necesario, no te encierres en ti mismo, yo puedo escucharte-
Y con esas palabras, Ryutaro hundió su rostro en el hombro de Ryosuke mientras este le daba pequeñas palmaditas en la espalda.
Kei había decidido ir tras Ryutaro, pero al toparse con tal escena, retrocedió un poco.
-Esos dos…-
Dijo para sí, y sintiéndose ligeramente molesto decidió volver a su habitación, ahora sabía que Ryutaro si le contaba todo a Ryosuke mientras que a él no lo aceptaba ni como hermano.