martes, 28 de diciembre de 2010

LOVE LOVE LOVE ME? [Cap. 4 -FINAL-]

Cap. 4

Sus clases en la universidad transcurrieron con normalidad, entregó su trabajo con éxito y ahora trataba de descansar un poco en la cafetería de la escuela, esta vez estaba solo. No era por que no tuviese amigos, los tenía, pero en momentos así pensaba que era mucho más agradable estar solo, así trataría de despejar su mente, aunque eso estaba resultando bastante difícil, puesto que cierto chico no salía de su cabeza.
-Necesito otro café
Se dijo torpemente mientras se ponía de pie y se disponía a comprar otro, pero entonces, a mitad del camino, su teléfono comenzó a sonar, sin muchos ánimos respondió.
-¿Si?
-¡Kei!
Sabía de quien se trataba, así que con un suspiro de fastidio logró responder.
-¿Qué quieres?
-¡¡Dime que no es verdad que te retiras!! … Supongo que anoche estabas cansado cuando te llame ¿No es así?
-Si, estaba cansado y ocupado, pero aún así mi decisión es definitiva.
-¡No! No me puedes hacer esto…
-Escucha, nada de lo que digas me hará cambiar de opinión, así que por favor deja de llamarme.
Así, bruscamente, colgó, guardando su teléfono en el bolsillo.

Al fin la hora del almuerzo había llegado, de cierta forma estaba ansioso por comer algo, esperando así que aquella sensación desapareciese rápidamente. Guardó rápidamente todas sus cosas y salió del salón rumbo a la cafetería, compro un desayuno y tomó asiento en una mesa vacía, estaba a punto de comenzar cuando la voz de Hikaru lo distrajo.
-¡Ahí esta!
Pudo observar que detrás de Hikaru iban Yabu y después Takaki, poco después los tres llegaron hasta su mesa y tomaron asiento.
-¿Por qué estas solo?
Preguntó Takaki ligeramente distante.
-Lo siento, quise esperarlos pero tengo demasiada hambre.
Mintió. Bueno, no estaba seguro si tenía hambre, pero eso esperaba.
-De acuerdo, Hikaru y yo iremos a comprar algo, Yuya, tu te quedas con Daiki.
Así, Yabu y Hikaru se pusieron de pie y se fueron para comprar algo. Daiki se quedó en silencio unos segundos, aún se sentía inquieto, así que sin esperar más tomó los palillos y su tazón de arroz.
Al primer bocado no sintió algún cambió, esto era extraño, sin embargo continuo comiendo, un poco de carne, curry y más arroz, todo casi al mismo tiempo. Al darse cuenta de la forma en la que estaba comiendo, Takaki lo detuvo.
-Come más despacio o te ahogaras, ¿Tanta hambre tienes? ¿No desayunaste en tu casa?
Daiki tenía la boca llena, por lo que solo respondió moviendo la cabeza de forma afirmativa.
-De acuerdo, aún así tienes que comer más despacio.
Esta vez Yuya sonaba más cercano, pero Daiki no le dio mucha importancia, no dejaba de sentir aquel extraño sentimiento y eso lo estaba desesperando bastante.
Al no poder tragar todo lo que tenía en la boca, tomó un poco de agua, cuando su boca estuvo vacía, dejó los palillos sobre la mesa y bajo la mirada, esto no estaba nada bien, ¿Por qué no dejaba de sentirse así?
-¿Ocurre algo?
Preguntó Yuya un poco preocupado ante la expresión de Daiki.
-Nada… es solo que… algo no anda bien…
-¿Qué sucede?
Preguntó aún más preocupado.
-Siento… algo extraño… aquí…
Daiki se llevo una mano al pecho y miró a Takaki.
-¿Te duele? ¿No puedes respirar?
Ahora Yuya estaba alarmándose demasiado.
-No… no es eso… es un sentimiento extraño… me siento muy inquieto… pensé que era por que no había desayunado, pero ya comí y no desaparece
Takaki trató de asimilar lo que Daiki estaba diciéndole, pero antes de que pudiese decir algo, Hikaru y Yabu tomaron asiento, al parecer habían escuchado lo que Daiki había dicho, por lo tanto fue Hikaru quien habló.
-¿Aun te sientes así?
Yabu y Takaki miraron sorprendidos a Hikaru.
-¿Cómo que aún?
Preguntó Yabu.
-Esta mañana me lo tope y me dijo exactamente lo mismo.
-¿Eso es verdad?
Preguntó Yabu, mirando a Daiki, este solo asintió con la cabeza.
-¿Hay algo que te preocupe?
Preguntó Hikaru.
-No…
Y era verdad, no había algo que lo preocupara, aún así no se explicaba este sentimiento tan agobiante.

Sus clases ya habían terminado, al fin, miró su reloj, era temprano.
-Sus clases terminan en un par de horas.
Dijo para si mientras sonreía.
-Iré a darme un baño.
Volvió a decir en voz baja mientras comenzaba a caminar, tenía el tiempo suficiente así que no llevaba prisa.
En cuanto llegó al edificio en donde vivía, logro ver un auto estacionado, se le hacía familiar pero decidió no darle importancia, después de todo muchos autos eran parecidos y era probable que solo fuese una confusión.
Con normalidad entró al edificio, uso el elevador y llegó a su piso, caminó por el pasillo rumbo a su departamento, sacó la tarjeta llave de su bolsillo, la introdujo en la pequeña hendidura y la puerta se abrió, justo abrió la puerta cuando alguien apareció por detrás y le cubrió la boca, Kei estaba asustado, no quería pensar de quien se trataba, pero sus miedos se volvieron realidad cuando escuchó esa voz.
-Te dije que no podías dejarme, ahora me darás lo que quiero.
Imposible, era ese sujeto, de verdad su perversidad no tenía limite alguno, ¿Cómo era posible que hubiese llegado a ese extremo?
Pues bien, lo era, así que mientras cubría la boca de Inoo, con la otra mano lo tomó de la cintura y lo empujó para que ambos entraran al departamento. De una patada cerró la puerta, aventó a Kei al suelo y sonrió maliciosamente.
-¿Te lo dije cierto?
Kei se puso de pie con dificultad, las piernas le temblaban, sin embargo no estaba dispuesto a mostrar aquel temor.
-Espera un segundo, ¿Qué es lo que quieres?
-Te lo dije por teléfono, es para lo único que te llamo, y te lo advierto, no voy a permitir que te deshagas de mí tan fácilmente.
Dicho esto acarició el rostro de Kei, esto lo hizo sentir realmente repugnante y se alejó con fastidio.
-No voy a hacer nada de lo que tu pides, así que por favor lárgate de una buena vez.
Kei estaba serio y furioso, sin embargo se asustó al ver la sonrisa psicópata de aquel sujeto.
-¿Qué no vas a hacer nada?… bien, eso vamos a comprobarlo.
De pronto, el sujeto, después de soltar una carcajada, tomó a Kei por la fuerza e intentó besarlo, sin embargo este opuso resistencia de inmediato y alejó a aquel sujeto con todas sus fuerzas.
-¡¡Te dije que te largaras!!
Gritó furioso e intentó dirigirse hacia la puerta para salir, pero el sujeto fue más rápido y de un solo movimiento tomó a Kei por la cintura, pegándolo con fuerza a su cuerpo y comenzando a besar lascivamente su cuello.
Kei intentaba alejarse, lo empujaba, lo golpeaba, pero era inútil, aquel sujeto era mucho más fuerte que él. Sin embargo, Kei no tenía intensión de dejar que aquel sujeto se saliese con la suya, así que con habilidad, logró patear a aquel sujeto en la espinilla, su objetivo era lograr golpearlo en su parte baja, pero fue imposible debido a la cercanía de los cuerpos.
-Eres un salvaje Kei-chan… no tenía idea que ahora te gustaban los golpes.
Respondió el sujeto mientras se inclinaba para frotarse un poco la pierna, para ese entonces Kei se había alejado de aquel sujeto, estaba por tomar el teléfono para pedir ayuda cuando recibió un fuerte golpe en la cara, el cual lo hizo caer al suelo y que sangre saliese por la comisura de sus labios.
Aquel golpe había sido demasiado fuerte, a tal grado que el miedo de Inoo era más que evidente, no podía dejar de temblar, deseaba escapar, pero era imposible, justo logró ponerse de pie cuando aquel sujeto lo golpeo de nuevo, esta vez en el estomago, sacándole todo el aire y tirándolo al suelo nuevamente, en dónde después aquel tipo comenzó a patearlo con fuerza mientras aquella sonrisa no desaparecía de su rostro.
-¿Querías golpes no es cierto? Pues bien, ahora no voy a detenerme.
Dicho esto, continuo golpeándolo con brutalidad, Kei trataba de protegerse, pero los golpes lo dejaban sin energía, pronto, quedo casi inconsciente. Cuando el sujeto logro reaccionar ante el daño causado, se dejó caer de rodillas para tomar el rostro de Kei entre sus manos, acercándolo al suyo.
-¿Te lastime demasiado? Traté de no tocar no hermoso rostro… tú comenzaste con esto y yo… no pude parar… quiero que entiendas que soy capaz de hacer cualquier cosa para tenerte.
Dicho esto, besó a Kei en los labios, sin embargo la respuesta de Inoo fue morder al sujeto, ocasionando que su labio sangrara, y como señal de repulsión escupió la sangre mientras lo miraba con odio.
-De-déjame… y… lar-lárgate.
Logró decir Kei con la poca fuerza que aún le quedaba, sin embargo, las cosas parecían empeorar, la forma en la que el sujeto se limpió la sangre del labio y después miró a Kei fue aterradora. Con dificultad Kei tragó saliva, como pudo junto todas las energías que le quedaban, se puso de pie lo más rápido que pudo y corrió hacia la puerta, pero de nueva cuenta el sujeto lo detuvo, golpeándolo con fuerza dándole una fuerte patada en la espalda, haciendo que Kei cayese al suelo.
-No me importa si tengo que matarte para que seas mío… Inoo-chan.

La última clase parecía eterna, por más que miraba el reloj este avanzaba muy poco, sentía que estaba descompuesto o algo. Su impaciencia no desaparecía, ese nerviosismo extraño, esa ansiedad, ¿Qué significaban?
De pronto, de la nada, un escalofrío recorrió su espalda, fue aterrador, un mal presentimiento.
-Kei…
Dijo para si mientras sus ojos se abrían de par en par.
-Tengo que salir de aquí.
Dicho esto, se puso de pie a mitad de la clase.
-Arioka-kun, ¿Qué te sucede?
Preguntó el profesor mientras todos sus compañeros lo observaban.
-Me… me siento mal… ¿Puedo ir a la enfermería?
-¿Qué es lo que tiene?
-En verdad… me siento muy mal…
De no ser por que en verdad Daiki lucía mal, preocupado, ansioso, el profesor no le hubiese creído que estaba enfermo.
-De acuerdo.
-Gracias.
Así, sin guardar sus cosas, salió del salón a paso rápido, pero en cuanto dobló para bajar las escaleras, comenzó a correr.
Justo estaba llegando a la salida cuando se topó con Takaki.
-Dai-chan ¿Qué haces aquí? No me digas que te saltas las clases.
Dijo el mayor en tono de broma, pero cuando menos se lo espero, Daiki pasó corriendo a su lado.
-¡Hey! ¿A dónde vas?
-¡¡Tengo que irme!!
Fue lo único que logró decir, Takaki lo miró alejarse y no pudo evitar el preocuparse, así que miró a su alrededor y comenzó a seguirlo.

Corría con todas sus fuerzas, deseaba llegar, anhelaba que ese mal presentimiento haya sido todo un mal entendido y encontrar sano y salvo a Kei, rogaba tanto por ello.
Sus piernas temblaban un poco, sin embargo no le dio importancia y continuo corriendo. Rápido, cada vez más y más rápido, hasta que al fin logró llegar al edificio en dónde Kei vivía.
-Tiene que estar aquí.
Se dijo mientras presionaba desesperadamente el botón del elevador, sin embargo este estaba tardando demasiado, así que sin más alternativa, subió por las escaleras a toda prisa.

Cuando observó como Daiki entraba en aquel edificio se alarmó un poco, se detuvo para respirar, no se esperaba que Daiki tuviese tanta prisa.
-¿Qué rayos es este lugar?
Se pregunto mientras se apresuraba a entrar, no quería perder a Daiki de vista.
-Va a tener que explicar muy bien todo esto.
Pensó mientras observaba como Daiki subía por las escaleras.

Cansado y agitado, logró llegar al piso correcto, con rapidez corrió hacia el departamento de Kei y tocó el timbre. No hubo respuesta.
-Tiene que estar…
Murmuró mientras continuaba tocando el timbre desesperadamente, de pronto escuchó un ruido extraño, seguido de un grito, no logró distinguir muy bien pero estaba seguro de que esa era la voz de Kei.
-¡¡Kei!! ¡¡Kei!! ¿Estas ahí?
Pegó su oído a la puerta y trató de escuchar.
-¡A-ayúdame!
Dicho esto, escuchó como si alguien lo hubiese golpeado. Tenía que hacer algo y pronto. Miró a su alrededor, como esperando a que alguien pasase para pedir ayuda, pero fue inútil. Trato de abrir la puerta, golpeándola con fuerza, pateándola, pero era inútil, necesitaba la tarjeta llave para conseguir abrirla.
-¿Qué rayos haces Daiki?
Esa voz, no se lo esperaba, sorprendido miró a su alrededor hasta que detrás de el se topó con la fría mirada de Takaki.
-Takaki…
-Te hice una pregunta Arioka.
Estaba molesto, sin embargo eso era lo que menos importaba ahora, necesitaba encontrar la forma de abrir la puerta.
-Tengo que entrar.
-¿Qué? ¿Estas loco? ¿Para que rayos quieres entrar?
Preguntó Takaki con fastidio.
-¡Kei esta en peligro! ¡Tenemos que hacer algo!
Gritó Daiki desesperado, Takaki lo miró fijamente, nunca había visto a Daiki tan preocupado y ansioso por algo. Sin más remedio dejó escapar un suspiro.
-Primero tranquilízate, hay que buscar al dueño para que abra la puerta.
-¡¡No hay tiempo!!
Gritó nuevamente, esta vez las lágrimas desesperadas amenazaban con salir de sus ojos. Así, sin más, volvió a golpear la puerta.
-¡¡No vas a conseguirlo de esa forma Daiki!!
Le gritó Takaki alejando a Daiki y tomándolo con fuerza de los hombros.
-¡¡No hay otra forma!! ¡¡Si no la abro ahora Kei estará demasiado herido!!
Gritó Daiki mientras se aferraba a la camisa de Takaki. Este volvió a suspirar profundo y con voz calmada le dijo.
-Iré con el dueño, mientras sigue intentando abrir la puerta. ¿De acuerdo?
Daiki asintió con la cabeza, fue así como Takaki salió corriendo escaleras abajo, seguramente podrían ayudarlo en la recepción.

Golpeaba con todas sus fuerzas, no dejaba de gritar que abrieran, no paso mucho tiempo cuando Takaki estuvo de regreso con la tarjeta llave y sin esperar más, abrió la puerta. El primero en entrar fue Daiki, se quedó sorprendido al ver a un sujeto encima de Kei, ambos en el suelo. Aquel sujeto besaba el cuello de Inoo mientras le desabotonaba la camisa. El mayor estaba gravemente herido y ligeramente inconsciente.
-¡¡Quítale las manos de encima!!
Gritó Daiki mientras se lanzaba sobre aquel sujeto y lograba hacerlo aun lado de un golpe.
Asustado, miró Kei, este, con voz débil logro decir.
-Es-estas aq-aquí…
-¡Kei!
Exclamó mientras tomaba el débil cuerpo del mayor entre sus brazos con delicadeza.
-Estarás bien.
Le dijo con suavidad mientras acariciaba su rostro.
-¡¡Aparta tus manos de mi Kei!!
Gritó el sujeto abalanzándose contra Daiki, pero fue interceptado por Takaki, quien lo tomó con fuerza.
-¿Este es el loco que te atacó cierto?
Preguntó Takaki mirando a Kei, este asintió con la cabeza.
-Me encargaré de él, Daiki, llama a una ambulancia.
Ante la voz firme de Takaki, Daiki obedeció al instante, de pronto Kei cayó inconsciente.

No supo cuanto tiempo paso, le dolía todo el cuerpo, sin embargo la extrañeza de estar sobre una suave cama y un extraño olor a alcohol lo hizo despertar.
Lentamente abrió los ojos, topándose con un techo poco familiar, al mirar más detenidamente a su alrededor, pudo notar que estaba en un hospital. Trató de reincorporarse, pero no pudo, su cuerpo estaba débil y además dolía, a pesar de que ya había sido atendido el dolor era persistente.
Sin moverse demasiado, miró a su alrededor, estaba solo, al menos así lo fue hasta que la puerta se abrió, por ella entró Daiki, quien al ver a Kei despierto sonrió y se acercó a el.
-Al fin despiertas, me tenías preocupado.
-Daiki… ¿Qué haces aquí?
Preguntó confundido, había pensado que la aparición de Daiki había sido alguna clase de sueño.
-¿Qué clase de pregunta es esa? Estoy cuidando de ti ¿Qué no es evidente?
-Eso quiere decir… que no fue un sueño… ¿cierto?
Daiki negó con la cabeza.
-Cuando logré entrar ese tipo te había golpeado y… él estaba…
-No lo digas, ya sé lo que estaba haciendo conmigo.
-Takaki y yo entramos a tiempo, ahora esta arrestado, Takaki se encargó de todo, no volverá a lastimarte.
Kei miró fijamente a Daiki y no dijo nada, solo sonrió débilmente. De pronto la puerta se abrió nuevamente, ahora quien entraba era Takaki, quien miraba serio a Kei.
-Vaya, despertaste… Daiki ¿Puedes ir a traer algo de beber? No logro encontrar un lugar en donde comprar.
Daiki miró confundido a Takaki.
-Pero si hay una máquina expendedora a la vuelta del pasillo…
-Por favor.
Dijo Takaki con una sonrisa suplicante, Daiki dejó escapar un suspiro y sin más remedio dijo
-De acuerdo…
Dicho esto salió.
Takaki se acercó a Kei y tomó asiento en el banco que estaba junto a la cama.
-Gracias por la ayuda, tú debes ser Takaki.
Dijo Kei mientras sonreía amablemente.
-Y tú el sujeto que se mete en problemas con un psicópata sexual.
Ahora la expresión de Takaki era seria. Ante tal comentario Inoo bajó la mirada.
-Sé lo que haces, ese sujeto declaró que te pagaba por cumplir sus deseos sexuales pero que ahora tú ya no querías continuar y que por esa razón te ataco, de todas formas estará arrestado.
Takaki suspiró y se cruzo de brazos mientras su mirada fría hacia Kei continuaba.
-¿Daiki lo sabe?
Preguntó con frialdad. Kei asintió con la cabeza y después dijo.
-No con detalles pero si, lo sabe.
-¿Ahora te das cuenta de lo peligroso que es que alguien como Daiki este con alguien como tu? No es por ofenderte, pero ese sujeto pudo enterarse de lo que hay entre Daiki y tu y entonces ahora…
-Sé a lo que te refieres.
Interrumpió Kei mientras bajaba la cabeza.
-Si lo sabes entonces sabes lo que tienes que hacer.
Lentamente Kei levantó la mirada, topándose con la fría mirada de Takaki.
-¿Te preocupa que algo como esto se repita?
Preguntó Inoo, en respuesta Takaki bufó y con una sonrisa burlona le dijo.
-¿Acaso me vas a negar que ese sujeto es el único “cliente” que tienes? Es evidente que toda esa gente esta enferma y harán lo que sea para tenerte cada que les plazca, tú no eres adecuado para estar con Daiki.
De pronto la puerta se abrió y entró Daiki, lucía molesto, había escuchado aquel comentario de Takaki, y no estaba dispuesto a quedarse callado, así que con voz firme le dijo.
-Tú no eres quien decide con quien sería “adecuado” estar, lo que sucedió fue un accidente y no es culpa de nadie.
-Claro que es culpa de alguien, ¡El es el culpable desde un principio por dedicarse a algo como eso!-
Gritó Takaki señalando a Inoo.
-¡Estas equivocado! ¡No sabes lo que dices!
Gritó Daiki en respuesta.
-¡¿Y tu si sabes?! Te lo diré claramente, un sujeto como él no debe estar a tu lado, nunca sabrás cuando se canse de ti y cuando menos lo esperes te dejará.
-¡Esas son tonterias!
Exclamó Daiki furioso. Kei estaba cansado de escuchar aquella conversación.
-¿Pueden salir de aquí por favor?
Pidió Kei mientras permanecía con la cabeza baja sin mirar a nadie.
-Yo no voy a irme.
Dijo Daiki decidido mientras se cruzaba de brazos, fue así como Kei levantó lentamente la mirada y miró a Daiki.
-Por favor… quiero descansar…
Sin mas remedio, Daiki asintió.
-De acuerdo, pero vendré mañana, puedes contar con eso.
Dijo esto último mirando a Takaki con cierto desafío, Kei simplemente sonrió débilmente. Entonces Daiki se acercó a la cama, haciendo a Takaki a un lado y le dio un tierno beso en la frente, después le dijo en voz baja.
-Estarás bien, mañana vendré a verte, te dije que no te ibas a deshacer de mi tan fácil y este no va a ser el motivo.
De nueva cuenta Inoo solo sonrió y no dijo nada. Daiki se alejó y caminó hacia la puerta, antes de abrirla se giró para ver a Takaki, después la abrió y salió primero, dejando abierto para que Takaki saliese enseguida.
Antes de salir, miró a Kei con seriedad.
-Espero y pienses lo que te dije.
Así, salió, cerrando la puerta tras de si.

Al fin estaba solo, dejó escapar un suspiro mientras dirigía su mirada hacia la ventana, en donde el sol del atardecer lo deslumbro un poco.
-Tiene razón… lo supe desde el principio… nadie puede estar a mi lado ahora.
Murmuró para si mientras cerraba los ojos y dejaba escapar un pesado suspiro, quiso pensar en otra cosa, pero lo primero que venía a su mente siempre era la sonrisa de Daiki, la forma en la que le había hablado cuando le dijo que le gustaba y que nada más importaba.
-Es evidente que lo demás si importa… Daiki…
Suspiró al mismo tiempo que un dolor le oprimía el pecho, se sentía triste, le dolía el hecho de pensar que alejarse de Daiki era lo correcto, si deseaba que el menor estuviese a salvo esa era la solución.

Ambos caminaban por la calle, Takaki había recibido una llamada de Yabu, a ambos los esperaba en la entrada de la escuela con las cosas de Daiki, sonaba preocupado por la desaparición tan repentina de ambos.
Cuando llegaron a la escuela, Daiki se acercó a Yabu y tomó sus cosas.
-Gracias.
Dijo distante, estaba dispuesto a marcharse sin despedirse pero Yabu habló.
-¿Ocurre algo Daiki?
Este miró a Yabu con timidez y le dijo.
-Lo siento, no es nada.
Estaba por marcharse cuando Takaki habló.
-Espero y no regreses para verlo, quiero que entiendas que él y tu.
No pudo continuar, la fría mirada que Daiki le lanzó lo dejo callado, así, sin decir nada se marcho sin más.
-¿Se puede saber ahora que le hiciste?
Preguntó Yabu mientras se cruzaba de brazos y miraba de forma reprobatoria a Takaki.
-Es solo que…
Takaki respiró profundo.
-¿Podemos ir a otro lugar?
-De acuerdo.
Dijo Yabu aún molesto, así, ambos se dirigieron al parque que estaba cerca de la escuela. Fue ahí donde Takaki comenzó a contar todo lo ocurrido, expresando su opinión acerca de Kei y lo mucho que reprobaba el hecho de que Daiki saliera con él.
Yabu escuchó con atención todo lo que Takaki decía, dejó que este se desahogara y cuando supuso que había terminado habló.
-¿Te das cuenta de lo mal que estas?
Preguntó con tranquilidad, Takaki lo miró alarmado.
-¿Mal? ¿Yo?
-Si, tú.
-¿Y eso por qué?
-No te has dado cuenta de nada, para empezar, tú no eres quien para prohibirle cosas a Daiki, y mucho menos si se trata de ver a la persona que quiere, Takaki, no eres su padre, si Daiki te trató de esa forma por un tiempo fue por la ausencia de su verdadero padre en gran parte de su vida, y te lo tomaste más en serio cuando sus padres se separaron, sin embargo, tu eres solo su amigo, para él ahora es así, no puedes imponerle cosas así.
-Pero yo solo…
-Se que tratas de evitar que salga lastimado, temes que algo le pase, pero ¿No has pensado que tal vez ese chico, Inoo-kun, haga todo por protegerlo? Tú mismo dices que el chico dejó aquel trabajo solo por Daiki, de todas formas, si algo llegase a ocurrir, Daiki nos tiene a nosotros, sus amigos.
La voz tranquila de Yabu estaba logrando su objetivo, hacer recapacitar a Takaki sobre sus duras palabras hacia Kei y hacia Daiki.
-¿Acaso no recuerdas lo sonriente que esta desde que conoce a ese chico?
Yuya bajó la mirada, era cierto, Daiki lucía realmente feliz.
-Lo se. Tienes razón, estoy exagerando…
-Al menos te has dado cuenta.
Ambos se sonrieron y Yabu le dio una palmadita en la espalda a Takaki para demostrarle apoyo y animarlo un poco.

Cansado, llegó a su casa, saludó a su madre y subió a su habitación, se cambió de ropa y bajó para comer algo.
-¿Sucede algo?
Preguntó su madre preocupada al verlo tan serio y distante.
-Estoy preocupado.
Dijo sinceramente mientras comía un poco de arroz.
-¿Por qué?
-Es que mi… amigo, esta hospitalizado… tuvo un accidente y… esta solo…
-¿Quién? ¿Takaki-kun?
Preguntó la señora un poco alarmada.
-No, él esta bien…
Dijo con cierto resentimiento mientras comía un poco más.
-No lo conoces.
Dijo para evitar que su madre mencionara a otra persona
-¿Y sus padres?
-No lo se…
Daiki suspiró y tomó un poco de agua.
-¿Quieres ir con él cierto?
Preguntó su madre al ver a Daiki con la mirada distante.
-Me gustaría estar con él…
Su madre, tras escuchar la respuesta, suspiró profundo.
-Deberías ir entonces, es tu amigo, los amigos se acompañan en situaciones como estas, ¿no es verdad?
En ese momento Daiki tragó con dificultad mientras miraba a su madre, estaba sorprendido, no se lo esperaba.
-Quiere decir que puedo…
-Termina de cenar y vas, si sucede algo por favor llámame ¿de acuerdo?
Sonriente, Daiki asintió con la cabeza y continuo comiendo, esta vez estaba desesperado por terminar y salir corriendo de vuelta al hospital.

Al fin había logrado conciliar el sueño después de mucho pensar, estaba decidido a hacer algo, las palabras de Takaki daban vuelta por su cabeza y no dejaba de pensar en que tenía razón en todo, después de todo lo sabía desde el principio, esto nunca fue una buena idea. Sin embargo no lograba imaginar un día sin ver a Daiki, sin abrazarlo, ver su sonrisa, hacerlo sonrojar, haciéndolo feliz.
Así, con los ojos cerrados, pudo sentir como una lágrima se deslizaba por su mejilla. De pronto, algo extraño sucedió, pudo sentir como algo suave, similar a unos dedos, acariciaban su rostro, limpiando el rastro de aquella lágrima.
Poco a poco abrió los ojos, se llevó una gran sorpresa cuando se topó con la tierna mirada de Daiki.
-Volviste…
Dijo con voz ronca y un poco adormilada.
Daiki asintió con la cabeza.
-¿Por qué lo hiciste? Si tu amigo se entera se molestará.
En ese momento Daiki frunció el ceño.
-Eso no me importa, yo sé lo que hago.
Con trabajo y esfuerzo Kei logró sentarse, el dolor ya era menos gracias a los medicamentos.
-No Daiki, no sabes lo que haces, será mejor que vuelvas a tu casa y no vuelvas.
-No voy a hacer eso, no quieras alejarme de esta manera solo por lo que dijo Takaki, él no sabe lo que dice.
Kei cerró sus ojos y suspiró profundo.
-¿Tú que crees que ocurra la próxima vez? Ese sujeto no es el único cliente con quien me acostaba cada que querían, ¿Qué te hace pensar que el próximo no te atacará?
Realmente Kei no deseaba decir estas palabras, le oprimía el pecho mientras hablaba.
-No sucederá, y si piensas que soy un niño débil que no sabe cuidarse estas muy equivocado.
-No se trata de que seas fuerte o no… entiende que las cosas no son tan fáciles.
-Nada es fácil, yo acepté estar contigo desde el principio, no importo las veces que me lo preguntaste ayer, mi respuesta siempre fue la misma y seguirá siendo igual.
-¡¡Entiende de una vez que las cosas no son así!!
Gritó Kei de forma desesperada.
-¿Qué es lo que tengo que entender?
Preguntó Daiki de forma suplicante.
-Tienes que irte.
-No voy a hacerlo.
Dijo cruzándose de brazos.
-Por favor Daiki.
-Ya te dije que no.
Insistió, mirando a Kei con firmeza.
-¡¡Entiende que no quiero que salgas lastimado!!
-¡No tengo porque salir lastimado! ¿Acaso no estarás ahí para protegerme en caso de ser necesario?
Daiki miraba a Kei de forma suplicante, este intentó desviar la mirada pero fue completamente absorbido por los ojos de Daiki.
-Tú dijiste que te gustaba, ¿No es cierto? Entonces debes estar dispuesto a protegerme ¿cierto?
Dijo Daiki con la voz quebrada mientras se abalanzaba para abrazar a Kei. Este intentó no responder el abrazo, pero al sentir como las lágrimas de Daiki mojaban su pecho, no pudo resistirse más así que lo abrazó de vuelta, acariciando su cabeza con ternura.
-Por favor… trata de entenderme… no quiero que nada te suceda…
Daiki se aferró con más fuerza a Inoo al escuchar estas palabras y dijo.
-No tiene por que suceder nada malo si permaneces a mi lado… jamás he tenido un sentimiento así, te lo dije, es la primera vez que me gusta alguien… no puedo dejar que esto termine así… no quiero separarme de ti.
Kei dejó escapar un suspiro.
-Yo también… es la primera vez que siento algo así… pero… tengo miedo.
Al escuchar estas palabras, Daiki se alejó un poco de Kei y se sentó a su lado.
-Kei… ¿A que le tienes miedo exactamente?
Ante tal pregunta Inoo bajó la mirada, pensó un poco. Sin embargo, al no escuchar una respuesta volvió a preguntar.
-¿Tienes miedo de que algo me suceda? O es que acaso… ¿Tienes miedo de sentir algo por mi?
Kei se quedó en silencio, con la mirada baja, Daiki no dejó de contemplarlo en la espera de alguna respuesta, al no haberla y quedar ambos en un incomodo silencio, por primera vez Daiki tomó el rostro de Kei entre sus manos.
-¿Tienes miedo de quererme?
Sin poder evitarlo, Kei fue absorbido por la suplicante mirada de Daiki, lo observó fijamente y respondió al fin.
-Si… pero no solo eso… lo que más me da miedo es que tu no me quieras de la misma forma… que algún día te des cuenta que no vale la pena estar a mi lado… y después tú…
Estaba por terminar aquella frase cuando los labios de Daiki se posaron sobre los suyos, besándolo con ternura. Lentamente Kei respondió a aquel contacto, tomando a Daiki de la cintura y después subiendo lentamente hasta llegar a su cuello y tomarlo con suavidad.
Lentamente ambos se separaron y juntaron sus frentes.
-Es imposible que deje de quererte… aún ahora siento algo extraño dentro de mi… es como si aumentara a cada segundo…
Kei besó la frente de Daiki y lo abrazó con ternura.
-Daiki… no sé… si esto este bien… de lo único que estoy seguro… es que quiero que estés a mi lado… sin importar nada…
Con una enorme sonrisa en los labios, Daiki abrazó con un poco más de fuerza a Kei, cuidando de no lastimarlo, después de todo continuaba herido.
-De todas formas no pensaba alejarme de ti aunque lo pidieras.
Lentamente ambos se recostaron sobre la pequeña cama, Daiki se acomodó junto a Kei y ambos se quedaron ahí, abrazados, juntos, sin decir nada más que solo disfrutar del calor del otro, así hasta quedarse profundamente dormidos.

Así, tranquilamente dos días transcurrieron, Daiki visitó a Kei sin falta, le hacía compañía y ambos conversaban, cosa que les ayudaba a descubrir cosas nuevas del otro.
La tarde que al fin Kei pudo salir del hospital, Daiki lo acompañó a su departamento. Justo al llegar, en la puerta, Kei se detuvo y miro a Daiki.
-¿Recuerdas cuando te dije que lo que más me gustaba hacer era tocar el piano?
Asombrado, Daiki asintió con la cabeza.
-También dijiste que no podía decir que eso era sorprendente hasta que no te escuchara tocar.
Kei sonrió ante el comentario de Daiki.
-Tu memoria es buena.
-Me preocuparía que no lo fuese.
Dijo Daiki con una sonrisa burlona.
-Bien.
Dicho esto, Kei abrió el departamento, así ambos entraron.
-Ven, hay algo que quiero mostrarte.
Así, tomó la mano de Daiki, entrelazando sus dedos y comenzó a subir por la escalera, extrañamente el corazón del menor latía con fuerza, estaba ansioso por descubrir lo que Kei deseaba mostrarle.

Al llegar, Daiki miró a su alrededor, bien, todo estaba muy normal, las tres habitaciones como siempre. Imagino que se dirigirían a la habitación de Kei, pero las cosas fueron diferentes, estaban acercándose hacia la habitación que se encontraba cerrada. Estaba nervoso pero sobre todo una curiosidad muy grande lo inundaba, deseaba descubrir lo que encontraría detrás de esa puerta.
En cuanto se detuvieron, lentamente Kei giró la perilla, pero justo antes de decidir abrirla, dijo con voz suave.
-Cierra los ojos.
Daiki se sorprendió un poco.
-Por favor.
Dijo Kei con voz suplicante y una sonrisa en el rostro, ante tal petición Daiki no pudo negarse, así que sin más, cerró lo ojos. Kei lo tomó de ambas manos después de abrir la puerta. Con pasos lentos lo encaminó dentro de la habitación. Cuando se detuvo Daiki preguntó.
-¿Ya puedo abrirlos?
-Espera un segundo.
Dijo Kei mientras lo soltaba y se alejaba, Daiki tenía demasiada curiosidad, deseaba poder abrir los ojos cuanto antes. De pronto pudo sentir como el lugar se iluminaba, eso despertó aún más su curiosidad.
-¿Puedo abrirlos ahora?
Preguntó con insistencia.
-Solo un poco más.
Dijo Kei mientras se movía de lugar. Con los ojos cerrados Daiki pudo escuchar un sonido extraño, después de cómo al parecer Kei tomaba asiento.
-¿Qué sucede? ¿Ya puedo abrir los ojos?
Preguntó aún más impaciente, sin embargo esta vez no obtuvo respuesta, en su lugar, una suave melodía se esparció por toda la habitación, estaba seguro de que era el sonido de un piano.
Lentamente abrió los ojos y quedó maravillado con lo que logro apreciar. Kei sentado frente a un hermoso piano, tocando con los ojos cerrados y una tierna sonrisa dibujada en el rostro.
Miró a su alrededor, la habitación era amplia, con muy pocos muebles, bien iluminada.
Con pasos lentos se acercó a Kei y tímidamente se sentó a su lado, cerró los ojos y continuo disfrutando de aquella relajante y hermosa melodía.

Cuando Kei termino, dejó escapar un suspiro, lentamente Daiki abrió los ojos y miró a Kei.
-Es sorprendente.
Declaró con tranquilidad y una sonrisa dibujada en el rostro.
-Gracias.
Respondió con amabilidad mientras le daba un beso en la frente a Daiki.
-No esperaba esto… no imaginé que aquí tenías un piano…
-Bueno, nadie lo sabe, solo tú.
Daiki se sorprendió ante tal declaración.
-¿De verdad?
Kei asintió con la cabeza.
-¿Todo esto… lo tienes gracias a lo que tu…
-No, lo que ganaba con mi “trabajo” lo gastaba en cosas triviales como salir con mis amigos y comprar cosas inútiles, todo este departamento me lo regalo mi padre en realidad.
Daiki quedó sorprendido.
-No me lo esperaba…
Kei sonrió ante el asombro de Daiki.
-Bueno, hay muchas cosas que no te esperas de mi.
Daiki observó la sonrisa en el rostro de Kei y lentamente se acercó para juntar su frente con la del mayor.
-Eso lo hace aún más interesante.
Dijo con voz suave.
-Daiki…
Murmuró Kei, pero antes de decir algo más, ambos se acercaron hasta juntar sus labios en un tímido contacto.
Lentamente aquello se profundizó, convirtiéndose en un beso más profundo. Poco a poco abrieron sus bocas, sintiendo el suave aliento del otro, comenzando un lento juego con sus lenguas, besándose con el anhelo de no separarse jamás.
Mientras se besaban, Kei tomó las manos de Daiki y entrelazando sus dedos las dirigió hacia su pecho, después las soltó y abrazó a Daiki para poder tenerlo mucho más cerca.
La forma en la que continuaban besándose era única, intercambiando suspiros, embriagándose con el aroma del otro. Lentamente Daiki abrazó a Kei, rodeando su cuello con ambos brazos, por otro lado Kei abrazó a Daiki rodeando su cintura. Ambos estaban deseosos de sentir más, el sentimiento que crecía dentro de ellos estaba por explotar. Sin embargo quien terminó con todo al darse cuenta a donde los llevaría esto fue Kei, quien lentamente dejó de besar a Daiki y se alejó unos centímetros de su rostro.
-Es mejor detenernos.
Daiki miró confundido a Kei y le preguntó.
-¿Por qué?
-No… no esta bien… te lo dije desde el principio… no deseo ensuciar a alguien como tu… así que mejor dejemos las cosas así.
Lentamente Kei soltó la cintura de Daiki, su intención era alejarse pero el menor no se lo permitió puesto que él, en ningún momento soltó a Kei.
-¿Por qué piensas de esa manera? ¿Acaso mis sentimientos no cuentan?
Kei miró a Daiki tímidamente.
-No creo que comprendas lo que estas sintiendo… es mejor así…
-Eso no es verdad, Kei…. yo…
Daiki estaba por decir algo, pero Kei lo interrumpió.
-No esta bien lo que quieres continuar Daiki… no conmigo… yo me he acostado con demasiadas personas, no es justo que alguien como yo
-Te amo.
Lo interrumpió Daiki con voz firme mientras de nueva cuenta juntaba su frente con la de Kei, este estaba sorprendido, impactado, aquellas dos sencillas palabras seguían resonando en su cabeza, como si de un eco se tratase, no lograba pensar en otra cosa, al mismo tiempo un cálido sentimiento se esparcía en su interior.
Cuando logró reaccionar, con esfuerzo preguntó.
-¿Tú… t-tú me… me amas?
No podía creer lo que había escuchado, pensaba que tal vez había sido su imaginación o que incluso ahora Daiki se arrepintiera de decir esas palabras. Sin embargo eso no sucedió, al contrario, tímidamente Daiki respondió en voz baja.
-Si…
No lograba creerlo, estaba en un estado de shock muy grande, era la primera vez que alguien le decía esas palabras.
-¿En… en verdad tú… tú me amas?
-En verdad.
Respondió Daiki.
-Pero… ¿Por… por qué?
Preguntó confundido mientras se alejaba un poco del rostro de Daiki solo para lograr verlo a los ojos.
-No te lo puedo explicar… solo sé que es verdad.
Dijo Daiki mientras soltaba a Kei lentamente y se llevaba una mano al pecho.
Kei miró fijamente a Daiki, perdiéndose en su dulce mirada, de pronto, con voz suplicante dijo.
-Dilo de nuevo.
Daiki se ruborizó por completo, estaba nervioso, su estomago era un caos, su corazón latía con fuerza. Con esfuerzo tragó saliva y suspirando profundo, dijo con los ojos cerrados.
-Te amo.
Kei sonrió, el rostro de Daiki era tan tierno, lentamente tomó su rostro entre sus manos y le dio un pequeño beso en los labios. Al separarse le dijo mirándolo a los ojos.
-Mírame y dilo de nuevo… por favor.
Daiki miró a Kei con los ojos muy abiertos, sin embargo la sonrisa del mayor lo tranquilizo bastante, así que un poco más tranquilo logró decir nuevamente, mirando a Kei fijamente a los ojos.
-Te amo.
Esta vez con voz suave, una sonrisa dibujada en el rostro. De inmediato Kei sonrió y abrazó con fuerza a Daiki.
-Esto… es una locura… ¿Estas de verdad seguro de lo que dices?
De no ser por que la voz de Kei sonaba alegre hubiese pensado en responder más serio, sin embargo abrazó de vuelta al mayor y le dijo con voz tranquila.
-Si, completamente.
-¿En verdad me amas?
Ahora la pregunta de Kei era acompañada por su voz infantil, esto hizo reír a Daiki y respondió.
-En verdad te amo.
-¿Me amas? ¿Me amas? ¿Me amas?
-Te amo, te amo, te amo
Respondió Daiki con la misma emoción que Kei preguntaba. Lentamente se alejó del mayor y con una mirada sería le preguntó.
-¿Y tú?
Kei miró a Daiki a los ojos, antes de responder cualquier cosa, lo besó tiernamente, de forma inmediata Daiki respondió a aquel beso, como si en él estuviese la respuesta que deseaba escuchar. Sin embargo, aún así, deseaba escucharla.
Al terminar de besarse, Inoo miró fijamente a Daiki, acarició su rostro y con voz suave le dijo.
-Te amo… sé que es una locura… que tal vez no tenga sentido… pero es verdad, lo siento, y al igual que tu no tengo una explicación lógica… solo… estoy agradecido por haberte encontrado… le has dado a mi vida el sentido que tanto necesitaba encontrar.
Daiki sonrió y besó a Kei con ternura. Al separarse se miraron a los ojos, sin decir una palabra, solo mirándose fijamente.
-Quiero estar contigo… siempre.
Dijo Daiki en casi un susurro, Kei, al escuchar estas palabras, sonrió.
-Bueno, no es algo imposible.
Respondió con una sonrisa.
-También… quiero… quiero que aceptes todo de mi…
Daiki no sabía como expresar aquel sentimiento, pero para Kei fue algo fácil de entender.
-Por ahora… será mejor dejarlo así… son demasiadas emociones por un día… además…
Daiki observó fijamente a Kei, este se quedó en silencio y un ruido bastante peculiar se escuchó, al parecer era proveniente del estomago de Inoo.
-Tengo hambre…
-Te dije que comieras antes de salir del hospital.
Le reprochó Daiki mientras fruncía un poco los labios y se cruzaba de brazos.
-Pero… la comida del hospital es… es… bueno… no es mi comida favorita…
Daiki suspiró en forma de resignación.
-De acuerdo, entonces haz algo de comer, debes tener algo en la cocina.
Torpemente Kei negó con la cabeza.
-Esta bien… vayamos a comprar algo para comer entonces.
Kei sonrió como si fuese un niño pequeño, ambos se pusieron de pie y salieron de la habitación.
En el camino, Daiki se sentía bien, tal vez era demasiado pronto para llegar más lejos con Kei, aún este se sentía incómodo por pensar en ello, y bueno, Daiki estaba dispuesto a esperar, después de todo, tenían toda una vida por delante y no estaba dispuesto a separase de él por ningún motivo.

A la semana siguiente, Daiki estaba por salir de la escuela, como cada tarde, se vería con Kei en algún lugar. Sin embargo, sus amigos lo interceptaron justo en la entrada, el primero en hablar fue Yabu.
-¿A dónde vas Dai-chan?
-Eh… chicos…
Dijo con una sonrisa nerviosa.
-¿Vas a ver a ese chico cierto?
Preguntó Hikaru con una sonrisa traviesa, Daiki intentó no mostrar demasiado su nerviosismo, sin embargo este era evidente.
-Pues…
De pronto, Takaki habló, desde aquel día Daiki no había charlado con él, de hecho lo evitaba y Takaki no hacía nada por acercarse a él. Sin embargo esta vez fue diferente.
-¿Y cuando piensas pasar un poco de tiempo con tus amigos?
La voz de Takaki era seria, tenía los brazos cruzados y miraba hacia otro lado menos a Daiki.
-Pues… es que justo ahora…
-No nos dejes tan abandonado Dai-chan.
Le dijo Yabu mientras lo abrazaba por los hombros.
-Lo siento…
Se disculpó torpemente.
-¿Todo esta bien?
Preguntó Takaki con su mismo tono de voz, Daiki respondió tímidamente.
-Si… no hay ningún problema…
-¡¡Eso es maravilloso!!
Expresó Hikaru abrazando también a Daiki.
-No olvides que si algo sucede… lo que sea… por muy pequeño que parezca…
Mientras hablaba, Takaki hizo una pausa para ver a Daiki a los ojos, después continuo.
-Tus amigos siempre estaremos a tu lado pase lo que pase.
A Daiki le alegró en demasía escuchar estas palabras, y más por que era Takaki, esto quería decir que él ahora estaba de acuerdo con su relación con Kei.
-Eso ya lo se.
Dijo Daiki mientras le daba una palmada en la espalda a Takaki y sonreía.
-¿Tienes mucha prisa Dai-chan?
Le preguntó Yabu con curiosidad.
-Algo así…
-Vaya…
Dijo Hikaru mientras soltaba a Daiki.
-De acuerdo, puedes irte ahora, pero promete que este fin de semana podremos verte ¿De acuerdo?
Dijo Yabu con una sonrisa en los labios mientras soltaba a Daiki.
-De acuerdo, es una promesa.
-¡Genial! ¡Iremos al karaoke!
Exclamó Hikaru. Todos sonrieron y sin más dejaron que Daiki se marchara.

Un poco más tarde, Daiki había llegado al lugar en donde Kei lo esperaba. Una pequeña cafetería cerca del departamento del mayor.
-Perdona la espera…
Dijo con esfuerzo mientras tomaba asiento.
-No importa, yo también acabo de llegar.
Le dijo Kei con una sonrisa.
-Sobre lo del fin de semana… ¿podemos posponerlo?
Kei miró confundido a Daiki.
-¿Ocurre algo?
-Es que… mis amigos quieren ir al Karaoke y no pude decirles que no…
Kei dejó escapar un suspiro.
-Esta bien… supongo que es normal… ¿Tu amigo… Takaki… te habla de nuevo?
Con una gran sonrisa, Daiki asintió.
-Fue raro al principio, pero todo parece indicar que ya no le molesta.
-Se preocupa por ti, eso es normal, esos son los verdaderos amigos.
Dijo Kei con un suspiro mientras tomaba un poco de su malteada.
-Ahora que lo pienso… no conozco a tus amigos.
-No tienes que conocerlos, son… normales.
Daiki miró con curiosidad a Kei.
-¿Con normales a que te refieres?
-A que son unos simples estudiantes como yo.
-Ya veo…
Dijo Daiki ante la respuesta tranquila de Inoo.
-¿Pedirás algo?
Preguntó Kei mientras se terminaba su malteada de chocolate.
-No.
Respondió tranquilamente.
-¿Entonces que quieres hacer?
Preguntó Kei curioso.
-Bueno, no tengo nada en mente… solo quiero estar contigo… para mí con eso basta.
Kei sonrió al ver el rubor en las mejillas de Daiki al decir estas palabras.
-Bien, entonces vayamos a mi departamento.
Daiki asintió y se puso de pie, al mismo tiempo Kei lo hizo, dejó unas monedas sobre la mesa y así, ambos salieron del lugar.

Ya estando en el departamento de Kei, Daiki se dejó caer sobre el sillón, estaba cansado, después de todo también había tenido un día complicado en la escuela.
-¿Cansado?
Preguntó Inoo mientras se sentaba a su lado.
-Un poco… tengo sueño… no dormí anoche, pero al fin los exámenes han terminado.
-Me alegra escuchar eso.
Le dijo Kei con una sonrisa mientras pasaba su brazo por los hombros de Daiki para pegarlo a su cuerpo y recargar su cabeza sobre la del menor.
-¿Tú no estas cansado?
Pregunto curioso.
-Bastante…
Dijo Kei con voz tranquila mientras cerraba los ojos.
-¿Te estás durmiendo?
Preguntó Daiki.
-Tengo sueño…
Dicho esto, Kei se deslizó en el sillón para quedar recostado y encima de él quedó Daiki. Este sin más remedio, acomodó su cabeza en el pecho del mayor y cerró los ojos.
Antes de quedarse dormidos, Kei dijo en voz baja.
-¿Me amas?
Siempre que estaban solos y abrazados, Kei preguntaba, para Daiki ya era algo normal, sin embargo jamás le molestaba aquella pregunta puesto que no se cansaba de repetirle a cada segundo lo que sentía.
-Por supuesto.
Al escuchar esta respuesta, Kei abrazó con más fuerza a Daiki.
-Yo también te amo.
Esta era una de las pocas veces que Inoo decía esas palabras, y cada vez que Daiki era capaz de escucharlas, algo dentro de él explotaba, así que lentamente levanto la cabeza y se acercó al rostro de Inoo solo para besarlo tiernamente.
Aquel beso fue largo, dulce, profundo y lleno de aquel sentimiento que inundaba a ambos. En cuanto se separaron, Daiki volvió a acomodarse, Kei abrazó a Daiki y así, se quedaron profundamente dormidos, juntos, dispuestos a superar cualquier obstáculo, pero sobre todo, agradecidos por el hecho de haberse encontrado, aunque de una forma extraña, desde esa noche sus vidas estaban destinadas a cambiar, ambos lograron encontrar lo que tanto necesitaban, alguien a quien amar y ahora estaban dispuestos a hacerlo sin importar nada mas.

F I N

viernes, 24 de diciembre de 2010

Recuérdame [Cap. 1]

Recuérdame.

Capitulo 1

“Viviendo un infierno, cada día de mi vida ha sido igual, desde que tengo memoria, desde que aquello sucedió, es verdaderamente difícil olvidar las cosas, pero especialmente me cuesta demasiado olvidarme de ti. Aunque puedo apostar a que tu ya te has olvidado de mi, sin embargo, yo no puedo, en toda mi larga vida jamás había conocido a alguien como tu, pero ahora solo puedo quedarme con tu recuerdo… solo con eso.”

Cansado, dejó escapar un suspiro.
-¿Qué pasa Yuya? ¿Recordando aquello de nuevo?
Al escuchar aquella voz, giró la cabeza, encontrándose con su único amigo y tal vez el culpable de todo.
-Oh… Yabu, estas aquí
-Eso es evidente, no tenías por que decirlo
Dicho esto, Yabu tomó asiento junto a Takaki.
-¿Hasta cuando dejarás de recordarlo?
-No lo se… me queda demasiado tiempo de vida para mi gusto…
Suspiro y desvió la mirada.
-Sabes que la solución es bastante sencilla.
En ese momento, Yuya miró a Kota con bastante frialdad, como si al fin hubiese comprendido algo.
-¿Tu se lo dijiste?
En ese momento una sonrisa traviesa se dibujo en el rostro de Kota, se puso de pie y acarició el rostro de Yuya.
-¿Y si lo hice que? No tiene nada de malo.
Con fastidio, Yuya alejó la mano de Kota de su rostro.
-No quiero verte.
Y sin más, se puso de pie bruscamente, hizo a Yabu a un lado y salió de aquella habitación azotando la puerta.
-De todas formas, no puedes remediar el pasado Yuya, acéptalo.
Murmuró para si mientras observaba por la ventana.

Yuya se detuvo en la entrada de la biblioteca, estaba a punto de entrar, pero no lo hizo, solo se quedó ahí, de pie, sin moverse, clavando su mirada en el enorme ventanal que tenía frente a el.
-Hay demasiada luz…
Murmuró, cerró su puño y entonces decidió entrar.
En cuanto dio el primer paso, su cuerpo comenzó a temblar, sin embargo ya no tenía ganas de nada, si debía desaparecer por el simple contacto de la luz solar, era preferible que vivir una eternidad sin la persona que más amaba.
Al sentir los primeros rayos del sol sobre su piel, sintió el dolor, sin embargo no se detuvo, estaba decidido, así, mientras continuaba avanzando, su cuerpo ardía lentamente, causando pequeños daños, mientras que las lágrimas caían lentamente de sus ojos, así, los recuerdos comenzaron a invadir su mente, deseando así volver al lado de aquella persona.

-Un mes antes-

Al fin las tediosas clases habían terminado, estaba cansado y ansioso por salir, por alguna extraña razón tenía un presentimiento, no podía expresarlo claramente, simplemente lo sentía y era de cierta manera emocionante.
En cuanto terminó de guardar sus cosas, salió del salón de clases, sin embargo, cuando estaba por atravesar el pasillo, alguien lo llamó.
-¡Chinen-kun! ¿Te vas tan rápido?
Sonriente, miró a su compañero y le respondió.
-Lo siento Yama-chan, tengo algo que hacer, nos veremos mañana.
Mintió, no tenía nada que hacer, sin embargo quería salir rápido, y el hecho de esperar a Yamada era quedarse hasta que su practica de futbol terminase.
-De acuerdo, ¡Hasta mañana!
Le grito, Chinen sonrió de nuevo y continuo con su camino. De pronto Yamada gritó.
-¡Oye! ¿No tienes que esperarlo?
Pero fue inútil, Chinen ya iba demasiado lejos.

Justo cuando caminaba rumbo a la salida, al doblar en la esquina del último pasillo, chocó con alguien bruscamente, cayendo al suelo inevitablemente.
-¿Estás bien?
Escuchó a un chico preguntar, lentamente levantó la mirada, era un chico alto, castaño, de mirada ligeramente fría y vacía, pero sin embargo bastante apuesto.
-Ah… estoy bien.
Dijo torpemente mientras se ponía de pie, al hacerlo pudo observar detenidamente a aquel chico, su vestimenta era demasiado… cubierta… a pesar de que el clima era bueno, el chico cubría cada parte de su piel a excepción de su cara, pero para eso llevaba un sobrero blanco, el cual no llevaba puesto pero que sostenía con la mano, era extraño.
-¿Seguro que estas bien?
Preguntó aquel chico, Chinen salió de aquel transe y respondió sonriente.
-Si, de verdad lo siento.
-Ten más cuidado.
Así, aquel chico le revolvió los cabellos con delicadeza y se alejó, Chinen lo observó por unos instantes y después continuo con su camino.

Al estar fuera, caminaba de forma más tranquila, de pronto olvidó por que necesitaba salir tan de prisa, sin embargo trato de no darle mucha importancia y continuar con su camino, pero de pronto, su teléfono comenzó a sonar, así que respondió sin fijarse en quien llamaba.
-¿Si?
-¿En dónde estas?
-Ah… ¿Por qué preguntas?
-Vine por ti pero me dijeron que saliste antes, ¿en dónde estas?
-Pues no muy lejos de la escuela, en la siguiente cuadra.
-De acuerdo, no te muevas, voy para allá.
-Espera Inoo.
Pero fue demasiado tarde, la llamada había terminado, así que sin más opción, se hizo a un lado y espero. No tuvo que esperar mucho, puesto que Inoo llegó a los tres minutos, cansado, había corrido con todas sus fuerzas.
-Hola.
Saludó Chinen con una sonrisa en el rostro, Inoo trató de recuperar el aliento y después de unos segundos más logró hablar.
-¿Olvidaste que vendría por ti?
-Eh… creo que si…
En ese momento Inoo se cruzó de brazos y miró a Chinen con cierta molestia.
-Claramente te dije ayer que hoy vendría por ti, ¿Por qué lo olvidaste si siempre lo hago?
Chinen bajó la mirada y respondió.
-No lo se…
En ese momento Inoo se acercó a Chinen y le dijo muy cerca del oído.
-¿Acaso pensabas en alguien más y te olvidaste de mi?
De inmediato las mejillas de Chinen se tornaron rojas y sus ojos se abrieron sorprendidos.
-¿Q-qué?
-De acuerdo, solo bromeaba, vamos, te acompaño a casa.
Un poco nervioso aún, asintió, así ambos comenzaron a caminar lentamente, platicando de otras cosas.
Sin embargo, Chinen no dejaba de observar a Inoo, siempre lo hacía y le gustaba hacerlo, lo admiraba, no podía negar esa atracción que sentía por el, pero era una atracción diferente, le gustaba, pero no al grado como para decírselo.

Cuando ambos llegaron a casa de Chinen, después de haber reído durante todo el camino con las ocurrencias de Inoo y los comentarios que Chinen solía complementar, ambos dejaron escapar un suspiro.
-Bien, joven Yuri, esta usted a salvo en su casa como lo prometí.
Ante tal comentario, Kei se reverencio un poco mientras sonreía, esto solo hizo a Chinen reír un poco.
-Muchas gracias señor Kei, buen trabajo.
Dijo esto en un cierto tono de mando pero sin dejar de ser un juego.
Ambos se miraron y sonrieron, después el teléfono de Kei comenzó a sonar, era un mensaje.
-Bueno, ya que mi misión ha sido completada, debo irme, me esperan en la facultad, nos veremos mañana, como siempre, esta vez no lo olvides y espérame.
Chinen sonrió y dijo con voz fuerte.
-Prometo no hacerlo.
-Bien, hasta mañana.
Así, con una sonrisa, Inoo se despidió de Chinen, este al ver que el mayor ya estaba lejos, decidió entrar a la casa.

Como siempre, estaba vacía, ya no era extraño, simplemente algo normal.
Dejó su mochila sobre el sillón y se dirigió a la cocina para tomar un poco de agua, mientras bebía pensaba.
“-¿Cómo es que olvidé que Kei iría por mi?”
Era extraño, Inoo siempre, desde que era pequeño, iba por el a la escuela, desde aquel día el mayor juró ir siempre por el a la escuela, a pesar de que ahora Chinen tenía diecisiete años Kei continuaba cuidando de él como siempre.
-Ahora que lo pienso… ¿Qué fue lo que sucedió exactamente aquel día?
Dijo para sí mientras dejaba el vaso sobre la mesa del comedor, trató de hacer memoria, pero todo era muy confuso, imágenes borrosas, la sensación de que alguien lo seguía, una desesperación ante un peligro latente, y después… un fuerte dolor en la cabeza lo hizo salir de aquellos recuerdos.
-Duele…
Se dijo mientras tocaba su cabeza, siempre que intentaba recordar sucedía lo mismo, ¿Por qué no podía recordar? Quería hacerlo, deseaba recordar, no es normal perder una parte de tu vida, deseaba saber más, sin embargo cada que le preguntaba a Inoo este le respondía:
“-No le des importancia, yo estoy para protegerte y eso es todo lo que debes saber-”
Después siempre cambiaba el tema.
-Necesito dejar de pensar en tantas cosas.
Dijo para sí mientras caminaba hacia las escaleras, subió y entró a su habitación.

Al cambiarse de ropa y dejar el uniforme en el lugar de siempre, se dejó caer sobre su cama, aún le dolía un poco la cabeza, así que solo cerró sus ojos e intentó dejar su mente en blanco, pensaba que esa sería la mejor solución. De pronto, algo extraño sucedió en el, una extraña opresión en el pecho, una angustia inexplicable lo invadió. Se reincorporó de golpe y miró a su alrededor, no había nada, estaba solo, pero no dejaba de sentirse inquieto ¿Por qué?
Torpemente se puso de pie, caminó rumbo a la ventana y observó, no había nada.
-Creo que necesito buscar algo que hacer… me estoy volviendo loco.
Se dijo mientras cerraba los ojos y se daba media vuelta, de pronto, escuchó un ruido, era como una voz, algo que se quejaba. A pesar de no ser muy normal, no le dio miedo, al contrario, solo despertó su curiosidad.
-¿Qué?
La voz trataba de decir algo, pero no lograba distinguir bien sus palabras, así que trató de concentrarse.
“-A-ayúdame…-”
De golpe abrió los ojos y de nuevo miro a su alrededor.
-¿Quién esta ahí?
Preguntó con voz temblorosa.
“-Ayuda… me”
De pronto la voz de desvaneció, Chinen estaba confundido, de pronto, se giró de nueva cuenta para ver por la ventana, y lo que logro distinguir lo asustó, alguien acababa de desplomarse justo frente a la casa. Sin pensar claramente las cosas salió corriendo de su habitación, bajo las escaleras y salió de casa sin zapatos. Al estar cerca de esa persona, primero trato de hablarle.
-¿Se encuentra bien?
Tuvo miedo de tocarlo, podría estar muerto, eso fue lo primero que pensó, pero al observarlo detenidamente, pudo darse cuenta de que respiraba. Ante tal descubrimiento dejó salir un suspiro de alivio.
-Oye…
Intentó moverlo un poco, pero fue inútil, estaba inconsciente, así que sin más, lo levantó con cuidado y lo llevó al interior de la casa.

Al estar dentro, lo recostó sobre el sillón, lo miró detenidamente y se llevó una gran sorpresa.
-Es el chico… que vi en la escuela…
Con delicadeza le quitó aquel sobrero de la cabeza, si, definitivamente era él.
-¿Qué tendrá?… Se ve… pálido…
No sabía que hacer, le tocó la frente pero el chico no tenía fiebre, buscó alguna herida pero no había nada.
-¿Será… que se desmayó por hambre?
Al decir esto, lentamente aquel chico comenzó a abrir los ojos.
-¿En… donde estoy?
Preguntó mientras intentaba sentarse, pero fue inútil, no tenía fuerzas.
-Cuidado, no te levantes, estas en mi casa… te desmayaste… ¿estas enfermo?
El chico miró detenidamente a Chinen.
-Tu… te he visto antes.
Chinen solo asintió con la cabeza.
-Que coincidencia, nos encontramos hoy hace unas horas y ahora estas aquí en mi casa, enfermo…
-No estoy enfermo, solo algo débil.
Respondió el chico, esta vez logrando sentarse sin caer, clavando su mirada fijamente en el rostro de Chinen.
-¿Cómo te llamas?
Pregunto el chico curioso.
-Chinen… Yuri ¿y tu?
-Takaki Yuya, mucho gusto Yuri.
Chinen estaba sorprendido, era la primera vez que alguien lo llamaba por su nombre de esa forma, con un tono de voz muy diferente, sincero, seductor, agradable, sin razón alguna su corazón comenzó a latir más rápido, a cada segundo encontraba a ese chico más atractivo.
-Igual…
Ambos se miraron fijamente, Chinen se sentía absorbido por la mirada de Takaki, y este sentía algo especial en el menor.
-¿Co-cómo te sientes?
Preguntó torpemente desviando la mirada.
-Ya te dije, me siento débil.
-¿Quieres que te lleve al hospital?
-Si quieres ver una desgracia entonces llévame.
-¿Una desgracia?
Preguntó incrédulo.
-Olvídalo, mejor solo… déjame así, tengo que irme.
-¿Te irás así?
-Solo tengo hambre pequeño, no es nada importante.
Al escuchar la palabra “pequeño” Chinen se molestó un poco, aunque también hace mucho que nadie lo llamaba de esa forma.
-No soy pequeño, tengo diecisiete años.
Reprochó. Yuya solo sonrió ante tal comentario.
-Eres pequeño de todas formas, yo soy más grande que tu.
-No creo que seas tan grande cómo para tomarte el atrevimiento de llamarme pequeño.
Reclamó mientras se cruzaba de brazos y le lanzaba una mirada desafiante a Takaki.
-¿En verdad lo crees?
Preguntó Yuya con normalidad.
-Debes tener… unos veinte.
Calculó sin miedo a equivocarse, sin embargo Takaki solo sonrió y dijo.
-Bueno, si, tengo veinte, podría decirse…
-¿Cómo que podría?
-Si, eso es lo que dije, ahora debo irme.
Dicho esto, Yuya se puso torpemente de pie, estuvo a punto de volver a tropezar pero logró detenerse.
-¿Seguro que estarás bien?
-Se arreglará en cuanto me alimente.
-Bueno, si ese es el caso… ¿quieres comer conmigo? Estaba a punto de preparar la cena, si quieres… puedes quedarte.
Yuya miró a Chinen, estaba asombrado.
-Que interesante y temerario de tu parte al invitar a un completo desconocido, ¿No crees que podría ser peligroso?
Dicho esto, Takaki sintió como Chinen lo observaba fijamente, como si lo analizara, y eso hacia, después de unos segundos dijo con toda su seguridad.
-No eres una mala persona.
Sorprendido y curioso por tal respuesta, Yuya preguntó.
-¿Qué te hace estar tan seguro?
-Lo sé… no tienes la mirada de una mala persona.
-¿Eso crees?
-Si lo fueras, ya hubieses hecho algo, ¿O me equivoco?
Takaki sonrió ante tal comentario.
-Agradezco tu ofrecimiento, pero debo irme.
-No puedes irte así.
Insistió, extrañamente le preocupaba demasiado que Yuya saliese en tal estado.
-Come un poco y después podrás irte, si sales así volverás a colapsar.
-No puedo quedarme.
Respondió fríamente mientras bajaba la mirada.
-Esta bien… como quieras.
-Gracias por preocuparte por un desconocido.
Esta vez la frialdad había desaparecido de su rostro y en su lugar había una cálida sonrisa, así, a paso lento y torpe, se dirigió a la puerta, y sin más, salió.
Chinen no dejaba de sentirse extraño, ¿Cómo era posible encontrarse dos veces con la misma persona en situaciones así? Y además, ¿acaso había escuchado la voz de Takaki pidiendo ayuda?
Esto no dejaba de alterarlo, estaba ansioso, nervioso y preocupado.

Dos días transcurrieron de forma normal otra vez, como de costumbre Kei iba por Chinen a la escuela y lo llevaba a casa, al menos así fue hasta que para el tercero Kei tuvo que disculparse de forma demasiado insistente por teléfono aquella noche.
-De verdad lo siento mucho, no puedo evitarlo.
-Tranquilo, no estoy molesto, te comprendo, después de todo tienes tus responsabilidades.
Chinen escuchó a Kei suspirar.
-No lo digas así… tengo una promesa contigo, nunca te he fallado.
-Yo no lo veo de esa forma Inoo-chan, descuida, ¿estarás tranquilo si te llamo en cuanto este en casa?
De nueva cuenta Inoo suspiro.
-De acuerdo, hazlo, pero no lo olvides.
-No lo haré, descuida no me pasará nada.
Antes de colgar, Kei dijo con seriedad.
-Por favor, cuídate mucho.
-Deja de preocuparte tanto, no tiene por que pasarme nada.
-De todas formas, por favor, cuídate, iré a verte en la tarde mañana ¿de acuerdo?
-Esta bien, nos vemos mañana.
-Chinen…
-Dime
La voz de Inoo sonaba algo… diferente, como angustiada.
-Nada, descansa.
-Adiós.
Así, terminó la llamada y se acomodó en la cama, estaba cansado y necesitaba dormir.

A la mañana siguiente, caminando rumbo a la esuela recordó a aquel joven, a Takaki.
-No lo he visto desde ese día…
Pensó, sentía curiosidad por si se encontraba bien. Se detuvo en la parada del autobús y se quedó mirando hacia el frente, realmente no miraba nada, solo se quedo pensando, en su apariencia, su voz, su mirada…
-¿Qué tal?
Esa voz lo sacó de todo pensamiento y observó a la persona que estaba de pie junto a el, increíblemente se trataba de Takaki, llevaba lentes obscuros, un elegante sombrero negro, las manos metidas al los bolsillos del pantalón y una playera que le cubría el cuello y los brazos por completo.
-¡¡Estás aquí!!!
Exclamó sorprendido.
-Bueno, me llamaste y aquí estoy.
Respondió Yuya mientras miraba hacia el frente, Chinen lo observó extrañado.
-Yo… no te llame.
-Pensabas demasiado en mi, así que por eso pude saber en dónde estabas y aquí me tienes.
-¡¡Eso es imposible!!
Exclamó de nueva cuenta, en ese instante Takaki bajó un poco sus lentes y miró a Chinen con una sonrisa en los labios.
-Tienes razón, en realidad pasaba por aquí y te vi, pero tu reacción me dice que si estabas pensando en mi.
De inmediato las mejillas de Chinen se tornaron rojas y desvió la mirada.
-Eso… eso no es cierto.
-Claro.
Dijo Takaki volviendo a colocar sus lentes en su lugar y su vista al frente.
-¿A dónde vas?
Preguntó Chinen tímidamente.
-Pues no lo se, nunca me dirijo a un lugar fijo, simplemente camino por la ciudad, aunque se supone que no debería hacerlo, igual ya no se molestan conmigo, han comprendido que no puedo vivir sin salir a la luz del día.
Las palabras de Takaki eran extrañas, Chinen estaba confundido, pero sobre todo muy curioso por descubrir lo que estas querían decir en realidad.
-¿Tus padres no te permiten salir en el día?
Pregunto curioso, Takaki se giró para verlo y le sonrió burlonamente.
-Yo no tengo padres, pero si lo tengo prohibido.
Chinen estaba completamente lleno de curiosidad, así que, observando a Takaki con detenimiento, logró darse cuenta que siempre vestía de la misma forma, cubriendo su piel de los rayos del sol.
-¿Acaso estas enfermo o algo parecido?
-¿Enfermo yo?
Preguntó Takaki sorprendido mientras reía un poco, después se quedó pensativo, Chinen no dejaba de observarlo.
-Puede ser… pero es una enfermedad que no tiene cura y que tendré por el resto de mis días…
-¿Qué enfermedad es?
Takaki bajó un poco sus lentes y miró a Chinen fijamente, este de igual forma observaba a Takaki, pero con mucha curiosidad y un brillo especial en la mirada
-Mi enfermedad se llama…
Takaki estaba hablando y justo en ese momento el autobús llegó, haciendo ruido y opacando la voz del mayor, Chinen solo pudo observar detenidamente el rostro de Takaki e intentó leer sus labios, la palabra que había logrado distinguir era increíble. Sin embargo mucha gente comenzó a bajar del autobús, así fue como perdió de vista a Yuya, al parecer este se había marchado.
Se encontraba buscándolo entre toda la multitud, pero no lograba verlo, era demasiada gente, de pronto, la voz de aquel día volvió a su cabeza, esta vez con un tono más agradable.
“-¿Acaso no tienes que subir?-”
Esa voz… estaba seguro de que era la voz de Takaki, no había duda alguna, ansioso, continuo buscando a su alrededor, pero no estaba, el autobús estaba por cerrar sus puertas cuando la voz regresó.
“-Si no subes ahora llegaras tarde-
Fue así como logró regresar a la realidad de golpe, tenía que ir a clases, así que rápidamente subió al autobús.

Al estar dentro, logró tomar asiento, se sentía cansado, ¿Cómo era posible que escuchase la voz de Takaki dentro de su cabeza?
Era extraño, imposible, pero aún más extraña era la palabra que había leído en los labios de Takaki al preguntarle sobre su enfermedad.
“Mi enfermedad se llama… Eternidad.”
Su curiosidad estaba al máximo nivel, estaba completamente seguro de que había distinguido bien aquellas palabras antes de que toda esa gente y ruido llegaran, Takaki había dicho “Eternidad”
“-¿Pero que significa?-”
Se quedó pensativo durante todo el trayecto hasta que llegó a la escuela.

Las clases transcurrían con normalidad, pero Chinen no estaba prestando la suficiente atención en ellas. Cuando menos se dio cuenta, la hora del descanso había llegado.
-¿Qué es lo que te sucede Chii?
Al escuchar esa voz, levanto la mirada, encontrando a su amigo Yamada quien lo observaba con preocupación.
-Nada, ¿Por qué la pregunta?
Dijo con una sonrisa.
-Estas muy pensativo, extraño, ¿En verdad todo esta bien?
-Por supuesto, es solo que escuche algo… curioso y eso me tiene algo pensativo.
-¿Algo curioso?
Preguntó Yamada mientras se ponía en cuclillas y se recargaba en el pupitre de Chinen.
-Dime… ¿tu que pensarías… si alguien te dice… que esta enfermo de algo llamado “Eternidad?
La expresión curiosa de Yamada desapareció por una sonrisa burlona.
-Deja de ver tantos dramas Chii, no son buenos para ti si los confundes con la realidad.
-Solo responde a mi pregunta.
Pidió con ansiedad, Yamada lo observó detenidamente, suspiro, se cruzo de brazos y pensó.
-Bueno… lo primero que se me viene a la cabeza al escuchar la palabra “Eternidad” es… un fantasma o un vampiro.
-¿De verdad eso piensas?
Preguntó Chinen mientras comenzaba a pensar.
-Pero no le des mucha importancia a eso, si alguien te lo dijo seguramente te esta jugando una mala broma.
Dijo Yamada mientras le daba una palmada en la espalda a Chinen para animarlo un poco.
-Tienes razón.
Dijo Chinen con una sonrisa fingida mientras Yamada también sonreía.
-Mejor vamos por algo de comer, antes de que sea más tarde y el menú especial termine.
-Tienes razón.
Dijo Chinen mientras se ponía de pie, Yamada hizo lo mismo. Ambos se acercaban a la salida del salón cuando la voz de Takaki volvió a la cabeza de Chinen.
“-¿No tienes curiosidad ahora?-”
Chinen se detuvo en seco, un escalofrío recorrió su espalda.
-¿Qué pasa?
Preguntó Yamada, en cambio, Chinen trató de ocultar su expresión de asombro.
-Nada, no es nada.
Pero la voz de Takaki volvió.
“-Estoy arriba-”
Chinen se detuvo a la mitad del pasillo.
-¿Qué no quieres ir?
Preguntó Yamada con un poco de fastidio, Chinen estaba confundido, ¿En verdad Takaki estaba arriba? Pero… ¿Arriba en dónde?
-Ve tú primero, yo tengo algo que hacer.
Así, sin más, Chinen comenzó a correr en dirección contraria.
-¡¡¿Y qué vas a comer?!!
Le gritó Yamada.
-¡¡¡No tardo!!!
Fue lo único que Chinen logró gritarle antes de doblar en el siguiente pasillo para subir corriendo las escaleras.
“-¿Arriba? ¿Arriba donde?”
Pensó Chinen mientras llegaba al siguiente piso, miraba a su alrededor y corría a las siguientes escaleras. Así lo hizo hasta que llegó a la puerta que daba a la azotea.
“-Tiene que ser aquí… o me volveré loco.”
Pensó mientras tomaba un poco de aire, abrió con cuidado la puerta y así salió a la azotea. Se sorprendió bastante al encontrarse con Takaki recargado en la reja.
-No puede ser…
Dijo Chinen mientras caminaba lentamente hacia Takaki, este lo miró y le sonrió.
-Así que decidiste venir, espero y no te arrepientas.
Le dijo Takaki con una voz seductora. Chinen sentía algo diferente dentro de si cada vez que escuchaba la voz de Takaki, era… como si ya la hubiese escuchado antes… como un recuerdo, algo que le daba paz.
-¿Qu-qué eres?
Preguntó tímidamente al mismo tiempo que se detenía frente a Takaki.
-Bueno, tienes dos opciones según tu amigo, ¿Tú que piensas que es más probable?
La sonrisa en el rostro de Takaki no desaparecía, sin embargo, ligeramente asustado, Chinen dijo.
-¡Ninguna de las dos es probable!
-¿Entonces que soy para ti?
Chinen desvió la mirada, no dejaba de sentirse extraño.
-Tu voz… es demasiado familiar para mi… pero… ¡No puedo recordarlo! Estoy ansioso, mi cabeza dice que debería tener miedo, sin embargo no lo tengo, al contrario, tengo curiosidad… y mi corazón… siente un alivio y una paz al verte… ¡¿Qué rayos significa todo esto?!
Chinen sonaba desesperado, Takaki lo observó fijamente, se acercó un poco más a Chinen y le dijo con voz suave.
-Trata de recordar, en tus recuerdos esta la respuesta de todo.
Chinen miró a Takaki con desesperación.
-¿Quién eres? ¿Qué eres?
-Recuérdalo… recuérdame.
Ante la suave voz de Takaki, Chinen cerró sus ojos y pudo sentir como el mayor depositaba un suave beso sobre su frente, entonces fue así como su mente lo llevó a los recuerdos que se supone estaban perdidos, ahora parecían fluir sin dolor alguno.

“Era pequeño, como seis años tal vez, por primera ocasión se aventuraba solo por la ciudad, su madre estaba ocupada y el deseaba poder ayudar con algo y que mejor que comprar los ingredientes para la cena.
Se sabía el camino de memoria, siempre pasaba por ahí con su madre, sin embargo estaba seguro que si atravesaba por una de la calles, ahorraría tiempo y llegaría más rápido.
De pronto, tuvo la sensación de que alguien lo seguía así que se detuvo, miró a su alrededor pero nada, no había nadie detrás o cerca de él. Intentó no darle importancia pero una voz bastante peculiar hizo que un escalofrío recorriese todo su cuerpo.
-Hola pequeño.
Chinen miró a su alrededor, asustado, no había nadie, sin embargo escuchaba esa voz demasiado cerca, ¿Acaso estaba dentro de su cabeza?
-Eres tan lindo que podría comerte…
Miraba constantemente a su alrededor, hasta que de pronto, como una suave ventisca, alguien apareció frente a él. Era un chico alto, delgado, de cabello corto y color negro, con una sonrisa en el rostro bastante aterradora.
-Creo que si puedo comerte.
De pronto, aquel chico sonrío más ampliamente, ahí fue cuando Chinen logró ver un par de filosos colmillos asomándose por la comisura de sus labios. Ahora tenía más miedo, sentía que si no corría aquel ser lo devoraría, lo mataría, sin embargo su cuerpo no reaccionaba, estaba inmóvil.
-No tengas miedo niño, esto será rápido.
Con pasos lentos, aquel chico se acercaba al pequeño Chinen. Cerca, cada vez más cerca, hasta que de pronto se escuchó un grito furioso muy cerca de ahí.
-¡¿Pero que demonios haces Yabu?!
Sorprendido, el nombrado se detuvo.
-¿Qué se supone que haces tú arruinando mi comida eh?
Preguntó con fastidio girándose para hablarle al chico alto y castaño que se encontraba detrás de él, era Takaki.
-Prometiste no hacerle daño a la gente de esta ciudad, estamos aquí temporalmente, son ordenes.
-Si, pero tengo hambre, además ya esta listo, será rápido.
Chinen estaba asustado, ¿Acaso entre esos dos sujetos iban a matarlo? No, el otro chico era diferente, podía sentirlo, más bien, lo sabía, ¿Lo conocía acaso? No lo comprendía, sin embargo estaba seguro de que no sería dañado por el.

Los ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, tenía demasiado miedo, deseaba gritar por ayuda pero su cuerpo no reaccionaba de ninguna forma.
-Déjalo ir.
-No te metas con mis cosas y lárgate de aquí.
Con un movimiento demasiado rápido, tal que Chinen no pudo distinguirlo con claridad, el castaño lo tomó entre sus brazos, cargándolo de forma protectora.
-No vas a hacerle nada a este niño ni a nadie.
-¿Y quien va a impedirlo?
Preguntó desafiante mientras se cruzaba de brazos. El castaño miró al pequeño Chinen, le sonrió y de pronto un suave viento acarició su rostro, todo era borroso, ¿Acaso se estaban moviendo?
Con fuerza, Chinen solo cerró sus ojos y se aferró al pecho de Takaki, mientras este lo tomaba con más fuerza, de cierta forma se sentía aliviado por ver al mayor, como si estuviese esperando por su aparición desde el principio.
De pronto, ambos estaban en un parque, Takaki bajó al pequeño Chinen.
-Disculpa que haya llegado tarde, ¿Estas bien? ¿No te hizo nada?
Preguntó Takaki preocupado, Chinen solo movió la cabeza en forma negativa.
-Estaba tan preocupado cuando no te vi y comencé a buscarte.
-Pero estoy bien gracias a ti.
Agradeció Chinen con una tierna sonrisa.
-Es un alivio.
Dijo Takaki mientras le sonreía a Chinen. De pronto una voz conocida se escuchó cerca de ellos, era Yabu.
-No creas que voy a permitir que te escapes tan fácilmente.
De inmediato Chinen se ocultó detrás de Takaki.
-¿Aún insistes?
Preguntó Yuya, estaba molesto.
-Solo tengo hambre y ese niño tiene un olor exquisito, ¿Acaso no lo has probado?
-¡Yuya jamás haría eso!
Exclamó el pequeño Chinen, lucía molesto por el comentario de Yabu.
-Eso es lo que tú crees, pero Yuya es igual que yo, comemos gente como tu, es lo que nos mantiene vivos y eternos.
Yabu sonrió ampliamente, mostrando sus filosos colmillos.
-Deja de decir tonterías y lárgate, o le diré a los mayores que has violado las reglas.
-Yo no he violado ninguna regla Takaki, simplemente sigo mi instinto, y eso es lo que siempre nos han enseñado, ahora hazte a un lado para que pueda continuar con lo que estaba haciendo.
Yabu tenía una sonrisa burlona dibujada en el rostro, su voz era tranquila y su mirada seductora.
-¡No voy a permitir que te acerques! Así que no me provoques Kota.
Yabu soltó una carcajada burlona ante las palabras desafiantes de Takaki.
-Solo me llamas por mi nombre cuando estas molesto, ¿Qué pretendes hacer protegiendo a un humano eh? Eso va más en contra de nuestros principios.
Yuya miró con furia a Yabu y oculto a Chinen detrás de él.
-¿Por qué lo proteges tanto? ¿Qué es este humano para ti eh?
Preguntó Yabu, esta vez comenzaba a fastidiarse por la necedad de Yuya.
-No voy a permitir que lo toques.
Dijo Takaki con seriedad y una mirada de odio se clavó sobre Yabu.
-Tú lo pediste.
En ese momento la sonrisa que se dibujo en el rostro de Yabu fue realmente aterradora, así fue como Chinen logró ver también los filosos colmillos de Yuya. Pero… esta no era la primera vez que los veía.

Todo sucedió muy rápido, los minutos pasaban y Yuya estaba gravemente herido, más sin embargo las heridas de Yabu eran superficiales, estaba asustado ante la situación, no podía permitir que siguiesen lastimando de esa forma a Takaki, quien estaba exponiendo su vida por protegerlo. Quería llorar, era lo único que podía hacer, le dolía ver a Takaki tan mal herido y aún así dispuesto a protegerlo.
-¡¡¡Detente!!!
Gritó desesperado, con lágrimas en los ojos, Takaki lo había alejado un poco para evitar que saliera herido, sin embargo no podía más, deseaba acercarse al mayor, y eso hizo, estaba por llegar cuando Takaki, quien estaba en el suelo, le gritó.
-¡¡No vengas!! ¡¡Corre!! ¡¡Vete de aquí!!
-¡¡No voy a irme así!!
Gritó Chinen, mientras se acercaba a Takaki, Yabu sonrió triunfante, esta era su oportunidad de tomar al niño, estaba a punto de tomarlo cuando alguien más lo tomó y lo apartó de prisa.
-Inoo-chan…
Dijo Chinen con voz débil, Inoo lo abrazaba con fuerza y no decía nada, solo observaba a Yabu como si lo retara a acercarse.
-Vaya, vaya, un humano más, esto se pone interesante.
-¡¡Llévatelo!! ¡¡Ahora!!
Le gritó Takaki a Inoo mientras con toda la poca fuerza que le quedaba tomaba a Yabu para inmovilizarlo.
-¡¿Qué te pasa Yuya?! ¡Suéltame!
Gritó Yabu mientras intentaba zafarse de aquel agarre, pero Inoo actúo rápido y tomando a Chinen en sus brazos salió corriendo.
-Te dije que no iba a permitir que le hicieras daño.
Dicho esto, Takaki juntó todas sus fuerzas y así, sin más, ambos desaparecieron.

Chinen e Inoo estaban por salir de aquel parque, Kei no soltaba al pequeño Chinen, mientras que este se había desmayado ante semejante impresión.
Cuando recupero el conocimiento, estaba junto a Kei.
-¿Qué sucedió?
Preguntó con voz débil.
-Nada… ya todo esta bien.
Así, abrazó con fuerza al pequeño y le dijo.
-Yo voy a protegerte.
Tras escuchar estas palabras, cayó inconciente de nuevo.”

Ahora lo había recordado, ¿Por qué lo había olvidado? Al abrir los ojos se dio cuenta que estaba de rodillas en el suelo, con lágrimas en los ojos.
-¿Recordaste?
Le preguntó Takaki con voz tímida mientras se ponía en cuclillas para verlo a los ojos.
-Si… ese día… tú apareciste… me protegiste del otro chico… ¿Por qué me protegiste?
Ambos se miraron fijamente a los ojos, entonces Takaki dejó escapar un suspiro y bajó la mirada.
-Aún no lo recuerdas todo…
Extrañado, Chinen tomó a Takaki de los hombros y desesperado preguntó.
-¿Qué es todo? ¿Es que acaso hay más que recordar?
Takaki miró a Chinen con ternura y le dijo suavemente.
-Recordaste solo el último día que nos vimos… ¿En verdad borraste de tu mente los días anteriores?
Chinen estaba atónito, lentamente soltó a Takaki y se sentó sobré el suelo, bajó la cabeza y dijo con voz temblorosa.
-No sé porque no recuerdo nada… solo de algo estoy seguro… dentro de mi… estoy… feliz… feliz de verte otra vez… ¿Por qué?
Al hacer esta pregunta levanto la cabeza y miró fijamente a Takaki, este sonrió y le dijo con una débil sonrisa.
-Yo te prometí que volvería… tarde porque necesitaba estar seguro de que esta vez nadie te encontraría, todo este tiempo solo he estado en las sombras, cuidando de ti.
Chinen abrió sus ojos de par en par, estaba asombrado.
-¿Siempre… desde las sombras? ¿Haz cuidado de mi? Pero… ¿Cómo?
Takaki suspiró profundo y respondió.
-Solo… te observo desde lejos.
Estaba sorprendido.
-Sé que después de eso… Estuve dormido tres días… y cuando desperté ya no recordaba nada… ¿Tú hiciste que yo olvidara todo?
Preguntó incrédulo.
-No, yo jamás hubiese hecho que me olvidaras, no así, fuiste tú mismo, eras muy pequeño y para protegerte, tu subconsciente reprimió todo lo relacionado conmigo, por eso cada que tratas recordar algo tu cabeza dolía.
Chinen desvió la mirada.
-Tú… eres un…
-No lo digas… por favor… ya es suficiente condena con vivirlo todos los días… por favor no lo digas ahora.
La voz de Takaki era débil y suplicante, Chinen lo observó detenidamente, era tan hermoso, le dolía escucharlo hablar así.
-Tú… ¿Por qué me has buscado de nuevo?… dices que prometiste volver pero… ¿Por qué? ¿Por qué querer estar junto a alguien como yo?
-Porque tú eres lo más preciado que tengo desde que soy así… vivir siempre en la obscuridad, matando gente, viviendo sin un motivo, tú me lo diste.
Chinen miraba fijamente los ojos suplicantes de Takaki, algo diferente, extraño, pero cálido, comenzó a invadirlo por dentro.
-Hablas como… como si tú me…
En ese momento la campana que indicaba el fin del descanso resonó por toda la escuela. De inmediato Takaki se puso de pie y le sonrió a Chinen.
-Debes volver.
-No quiero, necesito respuestas.
Dijo poniéndose de pie y mirando seriamente a Takaki.
-Debes volver, tu amigo ya esta suficientemente preocupado por tu ausencia, anda, ve.
Chinen pensó en Yamada, lo había dejado solo sin decir a donde iría, si, seguramente estaba preocupado.
-De acuerdo, me voy.
Con fastidio, Chinen se dio media vuelta, caminó hacia la puerta pero se detuvo antes de abrirla, se giró y miró a Takaki.
-¿Volveré a verte?
Takaki sonrió y le dijo.
-Te veré en la noche.
Así, sin más, Takaki desapareció, Chinen miró a su alrededor, todo esto era increíble, sin embargo no podía dejar de sentir aquella felicidad al pensar que lo vería de nuevo, ahora necesitaba concentrarse más en sus recuerdos, sin embargo en lo único que lograba concentrarse era en Yuya.

[MiniFic] Recuérdame



Titulo: "Recuérdame"
Genero: Yaoi / Lemmon / Suspenso
Pareja: Takaki Yuya / Chinen Yuri (TakaChii)
Capitulos: Dos
Autora: Ayaa
Nota: Mini-fic dedicado a Soany~ se lo debo desde su cumpleaños

Capitulo 01
Capitulo 02

lunes, 20 de diciembre de 2010

Obsess [Cap. 10]

Capitulo 10

Ambos se separaron lentamente, Ryutaro intentó ocultar el rubor de sus mejillas bajando la mirada, la reacción de Kei fue solo decir.
-Gracias-
-No tiene de que agradecer…-
Dijo tímidamente manteniendo la mirada baja.
-¿Cómo sigues de tu pie? ¿Aún te duele?-
-No, ya no mucho, pude llegar hasta aquí sin problemas, mañana planeo continuar con mis actividades normales-
Kei miró con preocupación a Ryutaro.
-¿Estás seguro? Aún puedes descansar más tiempo si es necesario-
-Ya descansé lo suficiente, ya estoy harto de quedarme sin hacer nada-
Al decir estas palabras, Ryutaro miró a Kei con firmeza, este solo sonrió y le dijo amablemente.
-De acuerdo, si así lo quieres esta bien, no me opondré, pero promete cuidarte de ahora en adelante-
Ryutaro asintió con la cabeza y sonrió.
-Ahora debes ir a dormir, no puedes quedarte aquí toda la noche, si mañana planeas retomar tus obligaciones debes comenzar temprano, así que anda, ve a descansar-
Dicho esto Kei volvió a tomar asiento, miró a Ryutaro con amabilidad, este tenía una expresión de disgusto en el rostro, sin embargo no podía hacer nada, Kei quería estar solo, pero al menos había ayudado un poco para no hacer su noche tan pesada.
-Entendido, no se duerma muy tarde-
Kei le revolvió los cabellos y le dijo.
-Anda, ve a dormir niño-
Ryutaro sonrió tímidamente, se dio media vuelta y con pasos torpes aún por el leve dolor que aun persistía, salió de la biblioteca, dejando a Kei solo, trabajando nuevamente, esta vez con mejor ánimo.

Despertó a causa del terrible dolor en su cuello y espalda, al momento de abrir los ojos la radiante luz del sol le hizo cerrarlos de nuevo, lentamente trató de enderezarse y se estiró un poco, se había quedado dormido sobre el escritorio, encima de todos aquellos papeles, pero al fin había terminado, eso lo hacía sentir satisfecho.
-Tengo hambre…-
Murmuró para si mientras se ponía de pie, se estiró otro poco y caminó hacia la salida.
Todo en la casa estaba normal, los sirvientes hacían sus tareas correspondientes, todos iban y venían, al parecer ninguno había notado la presencia de Kei hasta que este entró al comedor.
-¡Buenos días joven!-
Lo saludó la cocinera quien llevaba el pan a la mesa.
-Buenos días…-
Respondió con pesar mientras se frotaba el adolorido cuello.
-¿Se encuentra bien?-
Preguntó preocupada.
-No mucho, dormí en la biblioteca toda la noche y estoy adolorido, ¿Qué hay para el desayuno?-
-¡¡Por Dios!!-
Exclamó la cocinera mientras se cubría la boca, después se acercó a Kei y le dijo casi exaltada.
-Debe ir a descansar, usted no se preocupe, le diré a las demás que le manden su desayuno a su habitación, ande, ande-
Decía mientras empujaba a Kei fuera del comedor, este no tuvo oportunidad de decir absolutamente nada, cuando menos se dio cuenta estaba frente a las escaleras principales.
-Pero que remedio…-
Dijo para sí mientras sonreía y comenzaba a subir las escaleras.

-¡Rápido! ¡Preparen el desayuno y súbanlo a la habitación del joven Kei!-
Gritó la cocinera por toda la cocina mientras dos chicas servían el desayuno. Una preparaba la leche tibia y el pan, otra servía los alimentos y acomodaba los cubiertos.
En ese momento Ryutaro entraba en la cocina, con pasos lentos, al verlo, una de las criadas se le acercó con expresión preocupada
-Ryutaro-kun… ¿Te encuentras mejor?-
-Si, ya puedo caminar mejor, aunque no muy rápido-
La otra criada estaba a punto de decir algo cuando la cocinera gritó de nuevo.
-¡¡¿Pero que esperan par de lentas?!! ¡¡El joven Kei necesita su desayuno!! ¡¡Dense prisa!!-
Las pobres criadas asintieron y en dos charolas, una cada quien, llevaban el desayuno, con cuidado salieron de la cocina.
-¿Qué es lo que sucede?-
Preguntó Ryutaro curioso, la criada que estaba a su lado le respondió.
-Al parecer el joven durmió en la biblioteca toda la noche y ahora le llevaran el desayuno a la cama-
-¡¿Qué?!-
Exclamó Ryutaro preocupado.
-Pobre… todo lo que debe hacer para ser aceptado por su padre…-
Dijo la criada mientras suspiraba con pena y se marchaba para ayudar a limpiar la cocina.
Ryutaro se quedó pensativo, ¿Cómo era posible que Kei sufriera de esa manera en silencio?
-Tengo que hacer algo… debe haber algo que pueda hacer…-
Murmuró mientras observaba el movimiento de la cocina, después notó como una de las criadas llevaba la charola con el desayuno de Kei con dificultad, así que se apresuró en alcanzarla, y antes de que esta tirará todo.
-¿Estas bien?-
Le preguntó a la criada mientras tomaba la charola con cuidado de que nada se cayera.
-Yo lo llevaré por ti, descuida-
-Muchas gracias-
Dijo la criada, estaba apenada por su torpeza, pero Ryutaro le sonrió con amabilidad.
Así, Ryutaro y la otra criada llevaron el desayuno a la habitación de Kei.

Kei se cambió de ropa, se puso algo cómodo y se metió a la cama. Al sentir la suavidad y calidez de esta, cerró los ojos, estaba cansado, no supo exactamente cuanto tiempo durmió pero sabía que había sido poco.
Comenzaba a perderse lentamente, cuando el sonido de alguien tocando a la puerta lo regresó rápidamente.
-Adelante-
Dijo con pereza mientras se enderezaba y se sentaba sobre la cama, se sorprendió al ver entrar a Ryutaro detrás de la criada con una charola.
-¿Y tu que haces aquí eh?-
Preguntó Kei mientras se ponía de pie y se acercaba a Ryutaro, mientras que este colocaba con cuidado la charola sobre la pequeña mesa de madera que se encontraba al centro de la habitación.
-Buenos días joven Kei-
Saludó la otra criada con una reverencia.
-Tú puedes irte, gracias-
Le indicó Kei a la criada, esta se reverenció una vez más y se marcho.
-¿Qué es lo que haces?-
-Solo ayudé a traer su desayuno…-
Respondió un poco tímido ante el enojo evidente de Kei.
-No hagas cosas tan pesadas, si, recuerdo que estuve de acuerdo en que comiences con tus actividades nuevamente, pero pudiste lastimarte mientras subías las escaleras, te dije que te cuidares, sé más prudente por favor-
Ryutaro bajó la mirada, y como si de un niño regañado por su padre se tratase, dijo con voz baja.
-Pero quise ayudar… además no me lastime… no debe preocuparse tanto por mi…-
-¡Por supuesto que me preocupo! ¡Prometí cuidar de ti y eso haré!-
-¡Yo soy quien debe cuidar de usted, es mi trabajo, no confunda las cosas por favor joven!-
Dijo Ryutaro con voz fuerte mientras levantaba la mirada, Kei se sorprendió, después dejó escapar un suspiro y tomó asiento en el pequeño sillón.
-No estoy confundiendo nada, eres un niño, alguien debe cuidarte-
-Yo siempre me he cuidado solo, no es necesario que usted se preocupe tanto por mi-
Respondió Ryutaro con rudeza.
-No entiendes, por lo mismo que siempre haz sido tan independiente quiero cuidarte, no es justo que seas tan independiente a tu edad-
-¡Tengo quince años, no soy un niño!-
Exclamó con fuerza, Kei suspiró nuevamente y cerró los ojos para intentar calmarse.
-De acuerdo, entonces ve, haz lo que quieras, pero si te lastimas no vengas llorando-
-Yo jamás he venido llorando con usted, que disfrute su desayuno-
Dicho esto, Ryutaro hizo una pequeña reverencia y se marchó de la habitación con paso firme, al menos lo mejor que pudo, no quería admitirlo pero el subir las escaleras le había producido que el dolor en su tobillo se intensificara un poco, sin embargo no iba a demostrarlo, al menos no hasta estar completamente solo.

Ryosuke entraba a la cocina de buen humor, extrañamente, cuando vio a Ryutaro entrar con paso lento.
-¿Y tú que haces aquí?-
Preguntó sorprendido.
-¿Tú también?-
Expresó con fastidió mientras desviaba la mirada y tomaba asiento en el pequeño banco de madera que se encontraba junto a una pequeña mesa redonda igual de madera.
-Bueno, ¿Aún te duele cierto?-
Preguntó Ryosuke mientras también tomaba asiento en otro banco.
-Solo un poco, es soportable, puedo caminar y eso es lo importante-
Ryosuke observó detenidamente el rostro enojado de Ryutaro, fue así como pudo adivinar lo que sucedía.
-¿Discutiste de nuevo con el joven Kei cierto?-
Ryutaro miró sorprendido a Ryosuke, pero enseguida desvió una vez más la mirada.
-¿Por qué lo dices?-
Ryosuke río ante la reacción del menor y se puso de pie.
-Siempre que discutes con él te pones así, bueno, yo me voy, tengo cosas que hacer, no te esfuerces demasiado ¿entendido?-
Ryutaro miró tímidamente a Ryosuke y sin más opción asintió con la cabeza, el mayor sonrió y salió de la cocina por la puerta trasera, la que daba al patio trasero.
Al estar solo, estiró su pierna y trató de mover en círculos su pie, aún dolía un poco, sin embargo a medida que lo movía más era soportable, así que cuando sintió que estaba listo y que no habría problema, se puso de pie y salió de la cocina.

Caminó por el gran recibidor, no sabía que hacer, todo el mundo estaba tan concentrado en sus actividades que no lo notaban. De pronto, pasó frente a la biblioteca, observó detenidamente la puerta, miró a su alrededor, como si no quiciera que nadie lo viese entrar. Giró la perilla con precaución, abrió un poco la puerta y entró sigilosamente.
Toda la gran habitación estaba iluminaba por los radiantes rayos del sol, todos los libros perfectamente acomodados en cada repisa, miró hacia el escritorio y todo lo que Kei había estado haciendo esa noche estaba bien acomodado en una esquina.
Se acercó al escritorio de Kei y se quedó de pie frente a él, recordando lo sucedido la noche pasada, sin querer, sus mejillas se ruborizaron un poco y su corazón latió con fuerza. Aquel sentimiento gritaba por salir, por ser expresado de alguna manera, estaba ansioso, aquel sentimiento lo estaba ahogando en una desesperación que cada vez era más difícil de contener.
Lentamente se acercó a la silla y tomo asiento, miró hacía el enorme ventanal, el aroma de Kei aún estaba presente en aquel lugar, suave y agradable, poco a poco Ryutaro cerró los ojos y sin más, los recuerdos de aquel pasado llegaron a su mente.

“Hacía frío aquella noche de invierno, sus padres estaban muertos, asesinados cruelmente frente a sus ojos, todo parecía una terrible pesadilla.
Justo antes de que todo sucediera, el se encontraba dormido en su pequeña cama, solo tenía cinco años, de pronto, escuchó como alguien tocaba a la puerta con fuerza, eso lo asustó y salió de la cama, encendió la vela de su habitación. Abrió la puerta y vio a su padre pasar frente a su habitación, detrás de el iba su madre, asustada. Al ver al pequeño Ryutaro despierto, se acercó a el.
-Ryutaro, ve a la cama, todo esta bien, anda, ve a dormir-
Por más dulce que fuese la voz de su madre, Ryutaro pudo sentir la preocupación en ella, ¿Qué estaba sucediendo?
Fingió que entraba a su habitación, dejó la puerta entrecerrada y observó como su madre se acercaba a donde estaba su padre.
De pronto, todo fue muy rápido, tres sujetos entraron a la fuerza, gritando, su madre suplicaba y su padre intentaba calmar a aquellos sujetos.
Ryutaro no lograba distinguir con claridad lo que todos decían, estaba asustado, sin embargo, nunca lloró.
Pronto, las cosas se pusieron peor, uno de los sujetos sacó un gran machete y amenazó a su padre y madre, ellos suplicaron de rodillas, su madre lloraba, Ryutaro observaba esta escena con atención, quería moverse, correr para defender a sus padres, sin embargo su cuerpo no reaccionó, se quedó inmóvil junto a la puerta, observándolo todo.
Después de gritos, jaloneos y golpes, aquel sujeto golpeo a su padre con aquel machete, atravesándole el pecho sin piedad alguna. El grito ahogado de su madre resonó por toda la casa, Ryutaro estaba asustado, temblaba, pero no podía moverse, su cuerpo continuaba sin reaccionar. Lentamente el cuerpo inerte de su padre cayó al suelo, cubierto de sangre. Aquel sujeto parecía loco, un psicópata talvez, su madre intentó escapar, el deseo por proteger a su hijo la inundó, logró ver al asustado Ryutaro mirar por la puerta de su habitación, intentó correr para cerrarle la puerta por completo y así evitar que aquellos sujetos lograran verlo, sin embargo, apenas logró tocar la puerta, aquel tipo con el machete atravesó con aquella arma la espalda de la señora, haciéndola caer al suelo, inconsciente, muerta.
¿Por qué sucedía todo esto? ¿Ahora que? ¿Seguía el? Estaba asustado, sus padres estaban muertos, cruelmente asesinados, ¿Qué podía hacer? Su cuerpo no reaccionaba, de pronto, escuchó más voces, muchos pasos afuera de la habitación, después comenzó a hacer demasiado calor, escuchó con atención y al parecer no había nadie en casa, era un silencio aterrador. Como pudo, logró abrir la puerta nuevamente, solo para toparse de frente con unas feroces llamas, su casa se estaba incendiando, el cuerpo de su padre fue el primero en desaparecer entre las llamas. El fuego avanzaba, quemándolo todo a su paso.
A paso lento se acercó al inerte cuerpo de su madre, comprobó lo evidente, estaba muerta, llena de sangre, con lágrimas en los ojos. Con ternura se arrodilló y acarició el rostro de su querida madre después escuchó más gritos, sin embargo no logró distinguir nada, lentamente todo se volvía silencioso, ni siquiera escuchaba el sonido del fuego quemarlo todo, era como si estuviese entrando en un gran y obscuro silencio.
“¿Acaso así es la muerte?”
Pensó mientras observaba el quemado cuerpo de su padre y como el de su madre era consumido lentamente por las llamas.
El fuego estaba cerca, muy cerca, respirar era difícil, todo a su alrededor no era más que fuego, estaba seguro de que moriría, así que solo cerró sus ojos y espero el momento.
Sin embargo, antes de que el calor lo ahogase aún más, pudo sentir como alguien lo tomaba entre sus brazos, trató de ver de quien se trataba pero esa persona estaba cubierta por trapos mojados.
-Descuida, estarás bien-
Le dijo, era un niño quien le hablaba y lo cargaba, sin embargo Ryutaro no dijo ni hizo nada.
Cuando estuvieron fuera, aquel niño lo bajó al suelo, Ryutaro observó como las llamas terminaban de consumir su pequeña casa, lo que había sido su querido hogar.
Los vecinos trataban frenéticamente de apagar el fuego, arrojando agua desesperadamente.
-¿Dónde están tus padres?-
Le preguntó aquel niño mientras se quitaba los trapos mojados de encima y se arrodillaba para verlo de frente.
Con la mirada vacía, Ryutaro miró a aquel niño, parecía de una buena familia, llevaba finas ropas y su rostro era hermoso.
Después de observarlo, desvió la mirada hacia su destruida casa y con frialdad solo dijo.
-Están muertos-
El otro niño lo abrazó con fuerza y le dijo al oído.
-Lo importante es que tu estas bien… dime ¿Cómo te llamas?-
Aquel niño se alejó de Ryutaro para verlo nuevamente de frente.
-No lo se…-
Respondió Ryutaro con la mirada vacía.
-Descuida, estarás bien…-
-No… No…. ¡¡¡No!!!-
Gritó desesperadamente apartando a aquel niño de su lado. De forma inesperada el pánico comenzaba a invadirlo.
-¡¡¡Mamá!!! ¡¡¡Papá!!! ¡¡¡No mueran!!!-
Gritó una vez más, estaba enojado, desesperado, asustado, sin embargo ni una sola lágrima salió de sus pequeños ojos.
-Tranquilo… estarás bien-
Aquel niño trató de calmar a Ryutaro, pero era imposible, no dejaba de gritar lo mismo una y otra vez.
Pronto, un señor elegante, con rostro y expresión dura se acerco.
-¿Se puede saber que haces aquí Kei?-
El otro niño se puso de pie rápidamente y miró a aquel señor con temor, Ryutaro dejó de gritar y observó con atención.
-Lo siento padre, solo ayudaba a este niño… su casa se incendió y…-
-No pierdas tu tiempo con esa gente, tenemos que irnos ahora, tu madre esta delicada y quiere verte-
Ryutaro observó como aquel niño cual nombre era Kei, bajaba la mirada, aquel señor se alejó con paso firme.
Después Kei se giró y miró a Ryutaro.
-Haz dejado de gritar, ¿Te sientes mejor?-
Ryutaro estaba sorprendido, aquel niño aún sonreía para él, después de lo duro que lo había tratado su padre, ¿Cómo era posible?
Tímidamente, Ryutaro asintió con la cabeza.
Kei miró a su alrededor, la gente observaba con tristeza lo que había sucedido en la casa del pequeño Ryutaro.
-Ven, te llevaré con alguien-
Kei tomó la pequeña mano de Ryutaro y lo encaminó hacia donde una señora estaba de pie cerca de ahí con su hijo detrás de ella. Amablemente Kei le sonrió y la señora inclinó un poco su cabeza, al parecer se conocían.
-Hikari-san… ¿Cree que pueda encargarse de este pequeño?-
La señora se reverencio ante el niño y dijo.
-Joven Kei, por supuesto, si usted me lo pide-
-Confío en ti, yo lo haría pero mi padre… cuando este lo suficientemente grande lo mandarás a mi casa a trabajar y ahí yo cuidaré de él, ¿De acuerdo?-
La señora asintió y tomó la mano del pequeño Ryutaro para acercarla a ella, se arrodillo y le dijo con ternura.
-Pequeño… tranquilo, todo va a estar bien-
Así, como si de su madre se tratase, lo abrazó con ternura y lo cargó en sus brazos. Instintivamente, el pequeño Ryutaro de tan solo cinco años se aferró a aquella señora con fuerza.
-Gracias Hikari-san-
Agradeció Kei con una sonrisa, después se marchó para alcanzar a su enojado padre.”

Lentamente abrió los ojos, sus mejillas estaban húmedas, había llorado al recordar todo. Era la primera vez que lloraba al recordarlo, aún era duro, difícil, después de eso, estuvo a cargo de la señora Hikari, quien había trabajado en la casa de los Inoo hace tiempo, se había salido para cuidar a su pequeño hijo, de aquel entonces siete años, Yuri.
Fue recibido con amor en aquella casa, le tomó tiempo recordar su nombre y apellido, sin embargo nunca fue forzado a recordar, el pequeño Yuri lo cuidaba como si de su hermano se tratase, hasta que su lazo fue igual de fuerte que el de dos hermanos.
-Todo fue tan rápido…-
Dijo para sí mientras se ponía de pie y se acercaba más al ventanal. La radiante luz del sol parecía cegarlo, sin embargo un par de lágrimas más salieron de sus ojos.
Torpemente limpió su rostro, sacudió la cabeza y salió de la biblioteca.

Caminó por el vestíbulo y se detuvo frente a las escaleras, miró hacia arriba y decidido comenzó a subir con cuidado.
Al estar frente a la habitación de Kei tocó a la puerta tímidamente, no escuchó respuesta alguna así que tocó nuevamente, nada, no hubo respuesta, así que sin más, abrió la puerta lentamente, se asomó un poco y dijo con voz baja.
-Joven Kei…-
Miró con curiosidad y pudo darse cuenta que Kei estaba profundamente dormido en su cama, así que sin más, entró en la habitación sin hacer ruido.
Se acercó sigilosamente hacia la mesa en dónde estaban las dos charolas y trastes del desayuno. Mientras acomodaba los platos en una charola, no pudo evitar sonreír, le alegraba saber que Kei ya había desayunado y ahora estaba descansando. Al terminar, miró hacia la cama, Kei estaba profundamente dormido, lucía cansado.
-Todo lo que hace por su padre…-
Dijo en voz baja mientras tomaba las dos charolas, una encima de la otra, y los trates sucios. Con cuidado se dio media vuelta, pero solo había dado el primer paso cuando escuchó la voz de Kei.
-¿Esta mal lo que hago?-
Asustado, se giró con cuidado, topándose con la triste mirada de Kei.
-Joven… yo… siento haberlo despertado-
Dijo torpemente mientras se inclinaba un poco y bajaba la mirada.
-No te preocupes, ya estaba despierto desde hace rato, solo dormitaba un poco-
Dicho esto, Kei salió de la cama y se acercó a Ryutaro.
-Otra vez haz venido hasta aquí, ¿Acaso no comprendes que el esfuerzo por subir las escaleras puede hacerte daño?-
Ryutaro continuo con la mirada baja y con timidez dijo.
-¿Y usted no se da cuenta que si continua permitiendo que su padre lo siga tratando así terminará por perder su sonrisa?-
Kei miró a Ryutaro con seriedad.
-Es mi padre… y yo…-
-Y usted su hijo… no su juguete-
Ryutaro miraba con firmeza a Kei.
-¿Eso piensas? ¿Piensas que mi padre me ve como un juguete?-
Kei miraba al menor de forma suplicante.
-Solo le puedo decir que un padre no le prohíbe a su hijo hacer lo que más le gusta y no lo deja solo por tanto tiempo para después venir solo a regañarlo y encargarle cosas que debería hacer él-
Ryutaro continuaba mirando con firmeza a Kei, este no dijo nada, solo desvió la mirada y dio un paso hacia atrás.
-Disculpe que le hable de esa forma… pero no es justo que alguien como usted sea tratado de esa manera…-
Ahora la voz de Ryutaro era más suave. Kei dejó escapar un suspiro y miró a Ryutaro.
-Baja con cuidado, no quiero que te lastimes otra vez-
Dicho esto, le dio la espalda y se cruzó de brazos, su voz era triste, al igual que su mirada, no había nada que Ryutaro pudiese hacer ahora, deseaba poder hacerlo pero no era correcto, así que simplemente inclinó un poco la cabeza y salió despacio de la habitación de Kei.

Al bajar las escaleras, se cruzó con Ryosuke, quien cargaba un costal con verduras.
-Ryutaro, ¿Qué haces? No puedes andar subiendo y bajando escaleras-
-Lo se…-
Dijo distante y continuo con su camino rumbo a la cocina, rápidamente Ryosuke le dio alcance.
-¿Ocurrió algo?-
Preguntó, estaba preocupado por la expresión distante del menor. Ryutaro solo bajó un poco la mirada y continuo caminando, dejo la charola con los trastes en la cocina, no había nadie cerca así que se desplomó de nueva cuenta sobre el banco de madera mientras bajaba la cabeza.
-¿Qué ocurre?-
Preguntó Ryosuke, dejando aquel costal en el suelo y sentándose junto a Ryutaro.
-No sé que hacer… todo lo que hago o digo esta mal… no hay forma en que alguien como yo pueda serle de apoyo… estoy desesperado, quiciera poder hacer algo más pero no puedo…-
-¿Otra vez preocupado por el joven Kei cierto?-
Preguntó Ryosuke mientras le daba unas palmaditas en la espalda al menor.
-No es tu culpa, es solo que él no sabe darse cuenta de lo que realmente sientes, de lo mucho que lo cuidas y te preocupas por él-
Ryutaro levantó la cabeza y miró a Ryosuke, aquellos ojos estaban llenos de tristeza e impotencia.
-¿Qué hago? ¿Qué puedo hacer?-
Ryosuke bajó un poco la mirada, tratando de buscar una respuesta.
-Ven, vamos con los caballos, hace mucho que no te relajas cepillando el caballo del joven Kei, anda, tal vez así encuentres la respuesta que busques-
Ryosuke sonreía para Ryutaro, tratando de animarlo, sabía que el menor necesitaba despejar su mente.
-De acuerdo…-
Dijo con resignación, se puso con cuidado de pie, el dolor en su tobillo ya era muy insignificante así que caminó sin problema.

Justo estaban llegando a los establos cuando la voz de una de las criadas llamó la atención de Ryutaro.
-Joven Daiki, que gusto verlo-
Ryutaro miró en dirección a la entrada principal y justo Daiki iba llegando.
-Gracias, ¿se encuentra Kei?-
-Si, esta en su habitación, enseguida mando a alguien para que le avise-
En ese momento la criada visualizo a Ryutaro y a Ryosuke.
-Ryutaro, ve con el joven Kei y avísale que tiene visitas-
-Yo iré, Ryutaro no pued-
Dijo Ryosuke rápidamente, sin embargo Ryutaro lo interrumpió y dijo seriamente.
-De acuerdo-
-Pero…-
-Estoy bien-
Dijo con una sonrisa, tranquilizando un poco a Ryosuke. Al acercarse un poco, Daiki logró verlo.
-Ryutaro-kun, me alegra ver que estas mejor-
-Muchas gracias…-
Dijo inclinando la cabeza un poco, sin más, continuo con su camino, entro a la casa seguido de Daiki, este decidió esperar en el vestíbulo, Ryutaro suspiró profundo antes de subir el primer escalón y comenzó a subir con cuidado.

Cuando logró llegar a la habitación de Kei, tocó a la puerta, esta vez si recibió una respuesta inmediata.
-Adelante-
Así, sin más, abrió la puerta, y sin entrar dijo con seriedad.
-Tiene visitas, el joven Daiki esta aquí-
Ryutaro pudo ver como la mirada de Kei se iluminaba al instante, se levantó rápidamente del sillón, al verlo acercarse, tímidamente Ryutaro se hizo a un lado, y sin decir una palabra, Kei salió a toda prisa, ignorando a Ryutaro por completo.
-Al menos sonríe…-
Dijo Ryutaro para si mientras observaba como Kei se alejaba rápidamente por el pasillo, lentamente cerró la puerta y comenzó a caminar despacio.

Cuando bajó por completo las escaleras, pudo ver como Kei abrazaba con fuerza a Daiki, el solo se limitó a bajar la mirada y alejarse silenciosamente.
Al estar fuera de la casa, se fue rumbo a los establos, Ryosuke aún estaba ahí.
-¿Listo para relajarte un poco?-
Le dijo Ryosuke con una sonrisa mientras le ofrecía el cepillo, Ryutaro bajó la mirada, suspiró y después miró a Ryosuke.
-No estas bien… ¿verdad?-
Ryutaro no respondió, simplemente se acercó, tomó el cepillo y caminó hacia el caballo de Kei.
-Ryutaro… ¿No has considerado que es mejor darse por vencido?-
Le dijo Ryosuke tímidamente mientras cepillaba a uno de los caballos con delicadeza. Ryutaro no dijo nada y continuo haciendo lo mismo.

En cuanto Kei vio a Daiki, no pudo contenerse y lo abrazó con fuerza, había estado anhelando poder tenerlo entre sus brazos desde hace tiempo. Al parecer Daiki no lograba comprender la actitud de Kei.
-¿Qué ocurre?-
Preguntó confundido mientras intentaba corresponder a aquel abrazo.
-No es nada… solo… quería verte-
Así, lo abrazó con más fuerza, tanta, que comenzaba a lastimar un poco a Daiki.
-Kei… no puedo respirar…-
Asustado, soltó a Daiki y lo miró preocupado.
-Lo siento, ¿estas bien?-
-Estoy bien, es raro que me abraces con tanta fuerza, ¿en verdad todo esta bien?-
-Si, todo esta bien, si tu estas aquí todo esta bien ahora-
Daiki miró confundido a Kei, mientras este sonreía ampliamente.
-¿Quieres salir un poco? Por lo que veo hoy no estas ocupado-
-De acuerdo, salgamos, ¿A dónde quieres ir?-
Preguntó Kei con entusiasmo.
-No lo se…-
-¿Quieres caminar por los alrededores?-
-Mejor montemos un rato-
Dijo Daiki con una sonrisa en el rostro.
-¿Ya te sientes muy seguro cierto?-
Daiki asintió con la cabeza y sonrió, Kei se alegró de ver a Daiki tan entusiasmado así que aceptó.
-De acuerdo, pero solo montarás tú, yo iré caminando-
-Pero… así no será divertido-
Dijo Daiki en forma de puchero.
-Pero así podré cuidarte-
Dicho esto, Kei le dio un pequeño beso en la frente a Daiki, este se ruborizó un poco y terminó aceptando.
-Esta bien…-
-Entonces, vayamos por mi caballo-
Así, Kei tomó la mano de Daiki y ambos caminaron hacia afuera de la casa, rumbo a los establos.

Ryutaro y Ryosuke estaban en silencio, el menor estaba por terminar de cepillar al caballo cuando logró escuchar unas voces acercándose.
-Ryutaro… ven-
Dijo Ryosuke rápidamente, tomando a Ryutaro del brazo y alejándolo del caballo de Kei.
Cuando ambos chicos llegaron, notaron a Ryutaro y a Ryosuke.
-Oh… así que aquí estas, ¿Qué haces?-
Preguntó Kei mirando a Ryutaro y como este era sujetado por Ryosuke.
-Terminaba de cepillar su caballo-
-Muy bien, justo ahora voy a usarlo, ¿podrías traer la silla por favor?-
-Si…-
Dijo Ryutaro inclinando un poco la cabeza.
Mientras Ryutaro no estaba, Ryosuke saludó a Daiki.
-Buen día joven Daiki-
-Que tal Ryosuke-kun, ¿Cómo estas?-
-Bien, muchas gracias, usted se ve muy bien también-
-Bueno, de eso se trata, ¿Cómo ha seguido Ryutaro?-
Preguntó curioso, pero antes de que Ryosuke pudiera responder, Kei habló.
-Lo has visto tu mismo, ahora ya puede trabajar sin problema, parece que ya esta en perfectas condiciones-
La voz de Kei era dura, sonaba molesto, Daiki pudo percibirlo pero decidió preguntar después.
Segundos después, Ryutaro llegó con la silla, se la colocó al caballo con cuidado y se alejó para estar junto a Ryosuke.
-Gracias, nos veremos después-
Dijo Kei son seriedad, enseguida le ayudó a Daiki a subir al caballo, tomó las riendas y ambos se alejaron.
Tras lo sucedido, Ryosuke miró preocupado a Ryutaro.
-¿Ahora comprendes que es mejor que te des por vencido? Será mejor así-
Ryutaro de nuevo no dijo nada y solo se dio media vuelta para alejarse, fue entonces que Ryosuke comprendió que el menor tal vez deseaba estar solo.

Mientras avanzaban, Daiki observaba con atención la expresión seria de Kei.
-¿Estas molesto con Ryutaro?-
Preguntó curioso.
-¿Eh?… no… bueno… creo que un poco…-
Daiki río un poco y pregunto.
-¿Por qué? No creo que haya hecho nada malo-
-Solo habla demasiado, y pierde mucho el tiempo con Ryosuke, eso me molesta, ese niño a veces dice cosas que no me gustan-
-Pero deben ser cosas que son ciertas ¿O me equivoco?-
Preguntó Daiki con curiosidad.
-Eso… puede ser…-
Respondió distante mientras se detenía.
-¿Qué fue lo que te dijo para que te molestaras de esa forma con él?-
Kei bajó la mirada y respondió.
-No estoy molesto con el… si no conmigo… por no ver las cosas como él lo hace… por no creer que el es más maduro que yo en algunos aspectos a pesar de que solo es un niño… eso me molesta-
Daiki río con semejante comentario y con cuidado logró bajar del caballo para acercarse a Kei.
-¿Y por qué no dejas de tratarlo como un niño? Tal vez no lo sea y realmente es más maduro que tu… por lo que me has contado Ryutaro ha vivido cosas horribles-
Kei miró a Daiki con tristeza en los ojos.
-Ese niño… pudo haber muerto…-
-Sin embargo ¿Tú lo salvaste cierto? Recuerdo que me dijiste que lo rescataste de un incendio-
Kei asintió con la cabeza.
-Su casa se incendiaba… cuando llegué el estaba solo, su mirada distante, aquellos ojos vacíos me miraron y me dijo con voz fría que sus padres estaban muertos… aún no sé que fue lo que sucedió-
-¿Y eso te preocupa cierto?-
Dijo Daiki mientras acariciaba el rostro de Kei con ternura.
-Yo vi a mi madre morir… y ese niño esta completamente solo… aún no puedo imaginar como murieron sus padres pero sé que debe ser difícil-
La voz de Kei comenzaba a quebrarse, entonces, con ternura, Daiki lo abrazó, Kei correspondió rápidamente a aquel abrazo, tratando de contener las lágrimas que amenazaban con salir.
-Te duele estar enojado con el, te duele ver que es posible que en Ryosuke confíe más que en ti, pero tu no eres su padre, no eres su hermano, solo eres su amo, no hay más que puedas hacer más que protegerlo y cuidarlo hasta donde él te lo permita-
Kei comprendió las palabras de Daiki, lo abrazó con un poco más de fuerza, cuidando de no asfixiarlo como la primera vez.
Después, ambos se separaron un poco, y con una dulce sonrisa Daiki acaricio el rostro de Kei.
-¿Te parece si volvemos y te disculpas con él?-
Kei miró fijamente a Daiki y con una sonrisa negó con la cabeza.
-Ahora estoy contigo, prometo disculparme con él más tarde-
-De acuerdo-
Dijo Daiki, entonces, Kei tomó su rostro con ambas manos y le dijo con ternura.
-Muchas gracias por estar a mi lado-
Daiki se perdió en la dulce mirada de Kei e inevitablemente cerró los ojos ante el beso que este deposito en sus labios.

De nueva cuenta estaba encerrado en la biblioteca, comenzaba a atardecer, pero eso no le preocupó en lo absoluto, no dejaba de mirar el vacío asiento de aquel escritorio.
Dejó escapar un suspiró y murmuró para si.
-¿Es mejor… dejarlo todo?-
No encontraba la respuesta, a Kei le debía la vida, pero inevitablemente se había enamorado de él, de su sonrisa, su forma de ser. Aquel sentimiento lo estaba matando por dentro, puesto que el sabía a la perfección que Kei solo podía mirar a Daiki de la forma que él deseaba ser mirado.
Con un suspiró más, salió de la biblioteca y continuo caminando, observando como las criadas encendían las velas antes de que la noche inundara la casa con su obscuridad.
Caminó sin rumbo por la gran mansión, hasta que sus pasos lo llevaron a un lugar que el consideraba como mágico, el abandonado salón de música.
Estaba casi obscuro, descuidado, con polvo y telarañas, desde que el padre de Kei había prohibido la entrada a cualquiera a ese lugar, todos lo obedecían y nadie entraba.
Le entristeció ver el hermoso piano negro lleno de polvo y telarañas, toda la habitación de un gris enfermo a falta de luz.
Mientras más permanecía ahí comenzaba a sentirse identificado con aquel triste lugar, abandonado, solo y triste, ignorado por el joven Kei, el que tanto amaba tocar el piano.
-De alguna forma… tu y yo somos iguales…-
Dijo mientras quitaba un poco de polvo de aquel gran piano.
-No voy a permitir que sigas así…-
Volvió a decir, y con decisión salió rápidamente de aquel salón, caminó de prisa por los pasillos, entró a la cocina y llenó un pequeño balde con agua, tomó un trapo y caminó de regreso con la misma prisa.
Pero justo cuando pasaba por el vestíbulo, alguien lo saludo, sacándolo de aquella concentración.
-¿Eres Ryutaro?-
Se detuvo rápidamente y miró a aquella persona, estaba sorprendido.
-¡Yabu-san!-
Exclamó mientras se reverenciaba.
-Sabía que eras tú, esos ojos son únicos-
Dijo el mayor con una sonrisa mientras se acercaba a Ryutaro.
-¿A dónde vas con tanta prisa?-
-Es que… hay algo que debo hacer…-
-De acuerdo, no interferiré con tus tareas, solo dime, ¿Sabes en dónde esta Kei?-
Ryutaro bajó la mirada y respondió.
-Salió con el joven Daiki, no deben tardar en volver…-
-Ya veo, bien, supongo que tendré que esperarlos, gracias-
Dijo Yabu con una sonrisa mientras le revolvía el cabello a Ryutaro.
-Con permiso-
Dijo Ryutaro mientras se inclinaba un poco, después continuo con su camino.

Al fin estaba de vuelta en aquel salón, todo estaba un poco más obscuro, así que aprovechó y encendió las velas de alrededor para iluminar la habitación.
-Como antes…-
Murmuró mientras miraba a su alrededor, en su mente apareció la imagen de aquel salón, bien iluminado y con un joven Kei tocando alegremente el piano.
-Yo me encargare de todo ahora-
Dijo con decisión, y sin más, remojo el trapo que llevaba y comenzó a limpiar todo el salón.

Daiki y Kei regresaban después de un largo paseo, en la entrada, el mayordomo le indico a Kei que Yabu los esperaba en la sala principal.
A paso apresurado, ambos entraron a la casa y llegaron a la sala.
-Perdón por la espera-
Dijo Kei mientras saludaba alegremente a Yabu.
-No hay problema, no tiene mucho que estoy aquí, mientras esperaba pude ver a Ryutaro, no lo había visto-
-Bueno, era evidente que lo vieras, trabaja aquí por si no lo recuerdas-
Dijo Kei mientras tomaba asiento, Daiki hizo lo mismo.
-Pero ¿Por qué no lo había visto antes?-
-Estaba enfermo, se lastimó el pie, pero ya esta recuperado-
-Que mal, me hubiese gustado verlo antes, aunque hoy lo vi muy apresurado, bueno, no me extraña, el siempre es así-
Kei suspiró con un poco de fastidio.
-Le dije que no se forzara demasiado y es lo primero que hace-
Yabu soltó una carcajada ante el comentario de Kei.
-¿Aún lo tratas así?-
-Si, aún siente que es su hijo o algo parecido, ¿No es gracioso?-
Comento Daiki mientras sonreía de igual forma que Yabu, Kei los miró algo molesto y decidió cambiar el tema.

Las horas pasaban y Ryutaro no terminaba, sin embargo estaba disfrutando de aquel trabajo, limpiando con dedicación cada rincón, estaba tan concentrado que no escuchó cuando Ryosuke entró.
-¿Pero que haces aquí? Si el señor llegase a venir y te ve serás golpeado-
-Nadie va a verme-
Dijo Ryutaro con tranquilidad mientras continuaba limpiando un librero, acomodando todos los libros de música.
-Deja de hacer esto, te meterás en problemas, mejor vayamos a la cocina, la cena esta lista y el joven Kei preguntó por ti-
-No le digas que estoy aquí, inventa algo, cenaré después-
-Pero…-
-Por favor, déjame solo-
Ante semejante petición, Ryosuke no pudo hacer nada, así que salió de aquel salón, preocupado y pidiendo que el señor no fuese a llegar y lo descubriera ahí.

Los tres chicos terminaron de cenar, era tarde así que era hora de despedirse.
-Muchas gracias por la cena-
Dijo Yabu amablemente.
-No es nada, me alegra que vengan de visita, ¿Les parece si mañana visitamos a Takaki?
-Me extraña que lo pidas…-
Dijo Daiki sorprendido.
-No tiene nada de malo-
Respondió Kei con una sonrisa.
-De acuerdo, mañana iremos a visitar a Yuya-
Dijo Yabu.
-Bien, entonces nos veremos mañana-
Así, los tres se despidieron. Yabu y Daiki salieron juntos de la casa de Kei, mientras este te dirigía a su habitación.

Al estar afuera de la casa de Kei, Daiki y Yabu no se dijeron la mirada, había cierto ambiente de tensión entre ambos.
-¿Ya te sientes mejor?-
-¿Eh?-
Exclamó confuso ante la pregunta de Yabu.
-Nada, olvídalo, te acompaño a tu casa-
-No es necesario, puedo ir solo-
-Solo déjame acompañarte-
Pidió Yabu con tranquilidad, sin más, Daiki asintió con la cabeza. Ambos comenzaban a caminar cuando de pronto, sin querer, Daiki estuvo a punto de tropezar, afortunadamente Yabu logró sujetarlo a tiempo.
-Cuidado, debes fijarte bien en dónde pisas-
Le dijo Yabu con una sonrisa, Daiki lo miró a los ojos y se apoyó en Yabu para enderezarse.
-Gracias, lo siento, fue solo un descuido-
Ambos continuaron demasiado cerca, Yabu no soltaba a Daiki, lo tenía abrazado de la cintura. Se miraban fijamente a los ojos, como si el mundo a su alrededor se detuviese, de pronto, el sonido de unas pisadas los hizo separarse rápidamente, y tímidamente, Yabu se disculpó.
-Lo siento-
Daiki solo negó con la cabeza, así, ambos continuaron con su camino.

Había salido para tirar el agua sucia y llenar el balde con agua limpia, cuando observó como Yabu y Daiki se miraban de una forma poco común, parecía que estaban a punto de hacer algo más que solo mirarse mutuamente.
-No puede ser…-
Murmuró Ryutaro, no era posible que entre Daiki y Yabu hubiese algo diferente, tal vez y solo era su imaginación, sin embargo la forma en la que esos dos se miraban no le agradaba mucho.