Capitulo 5
Al entrar en aquel lujoso restaurante, Yuto se quedó impresionado, el gerente se dirigió hacia ellos y saludó a Ryosuke con una elegante sonrisa.
-Joven Ryosuke, ¿desea el lugar de siempre?-
-Esta vez con dos lugares por favor, traigo compañía-
Dijo con seriedad mientras señalaba a Yuto.
-De acuerdo, síganme por favor-
Así, ambos comenzaron a caminar detrás del gerente, y antes de llegar al asiento, Ryosuke miró de reojo a Yuto, quien se encontraba más que maravillado por el elegante lugar.
-¿Te gusta?-
Le preguntó curioso.
-Nunca había estado en un lugar así…-
Respondió sin dejar de observar, Ryosuke solo dejo salir una pequeña sonrisita y volvió a mirar hacia el frente.
Cuando llegaron a la mesa, tomaron asiento y enseguida les entregaron el menú y llenaron dos copas con agua fresca.
-¿Qué vas a ordenar?-
Le preguntó a Yuto, el cual estaba tratando de elegir algo.
-Todo luce delicioso, no se que pedir-
Ryosuke rió de nuevo y le indico al mesero que volviera dentro de unos minutos en lo que ambos decidían que comerían.
-Al menos me doy cuenta que gracias a la comida olvidarás lo ocurrido con Daiki-
Dijo muy serio mientras ocultaba su rostro con el menú.
-Yo no soy quien para reclamarte nada, simplemente estoy contigo para saldar una deuda, pero el hecho de que me consideres un “juguete nuevo” no es muy agradable-
Respondió con un poco de fastidio mientras leía el menú. Ryosuke bajó el menú y miró a Yuto con firmeza.
-Yo no te considero y no quiero que seas un “simple juguete”, simplemente quiero que me acompañes por estos dos meses, no sé de que forma llamarlo para que no pienses que te quiero como un juguete…-
La mirada de Ryosuke ahora esta ligeramente seria, Yuto logró darse cuenta y una sonrisa se dibujo en su rostro.
-Pudiste haberme dicho desde un principio que lo que quieres es un “amigo”, eso hace las cosas más sencillas-
Ryosuke bajó la mirada, estaba avergonzado.
-Yo no sé lo que es un amigo, por eso no puedo pedirlo, así que déjalo solo como mi “compañía temporal” y listo, ¿de acuerdo?-
Yuto miró extrañado a Ryosuke.
-¿Nunca has tenido un amigo?-
Ryosuke no respondió y volvió a ocultar su rostro con el menú. Yuto no podía creer lo que acababa de descubrir, además de estar siempre solo en aquella enorme casa, no tenía amigos, ahora comenzaba a comprender el por que de la actitud arrogante y altanera de Ryosuke.
-Esta bien, seré tu compañía, pero si algún día quieres un amigo puedes decirlo, puedo conseguirte uno-
Dijo en tono de broma, Ryosuke alejó un poco el menú para ver a Yuto, pero este estaba de nueva cuenta tratando de elegir algo para comer.
Minutos más tarde llegó el mesero y ambos pudieron ordenar, después la comida de ambos llego, estaban por comenzar a comer cuando Yuto interrumpió a Ryosuke, quien estaba a punto de cortar su carne y llevársela a la boca.
-Espera un segundo-
-¿Qué?-
Preguntó con fastidio sin soltar los cubiertos.
-Supongo que esta es la primera vez que tienes compañía ala hora de comer ¿cierto?-
Ryosuke se quedó en silencio y miró confundido a Yuto.
-Antes de que comiences a comer, hagamos un brindis-
-¿Perdón?-
Preguntó extrañado y fastidiado.
-Si, un brindis-
En ese momento Yuto tomó su copa con agua y la levantó un poco, dirigiéndola hacia el centro.
-Vamos, por tu primer comida con tan agradable compañía-
Ante tal comentario, Ryosuke bufó un poco y esbozó una sonrisa burlona.
-¿No crees que tienes el ego ligeramente elevado?-
Yuto simplemente sonrió ante tal comentario y continuo levantando su copa, ante tal situación Ryosuke no tuvo alternativa, con un suspiro dejó sus cubiertos a un lado, tomó su copa con agua y tímidamente la acercó a la de Yuto.
-No creo que brindar con agua sea lo más elegante-
Dijo con fastidio, en cambió solo Yuto continuo sonriente.
-Si brindamos con vino no será especial, así que anda-
-De acuerdo…-
Dijo tratando de lucir fastidiado solo para ocultar lo avergonzado que se sentía.
-Por tu primer comida con una compañía tan agradable ¡Salud!-
-Salud…-
Dijo de mala gana mientras ambas copas chocaban un poco, Yuto sonrió y bebió un poco de agua, Ryosuke solo sonrió un poco y también tomo agua.
-¿Ahora ya puedo comer?-
-Por supuesto-
Así, con una aparente cara de fastidio, Ryosuke comenzó a comer, observando de reojo como Yuto también comía alegremente.
“-Es tan simple-”
Pensó mientras sonreía un poco.
Cuando terminaron de comer, el chofer de Ryosuke se acercó a ellos y dijo en voz baja.
-Joven, su próxima clase esta por iniciar-
Ryosuke dejó salir un suspiro de fastidio y le dijo.
-Nos iremos directo a la casa, no tengo ganas de volver a clases-
Ante tal comentario, Yuto se sorprendió.
-¿No volveremos a clases? ¿Qué pasará con nuestras cosas?-
-Tranquilo, mandaré a Hiroshi a recoger nuestras cosas, ¿Acaso tu si quieres regresar a las clases?-
Preguntó con fastidio, Yuto rodó los ojos y suspiro.
-Como quieras, me da igual, todo eso ya me lo sé-
Ryosuke se sorprendió ante tal comentario.
-¿Ah si? ¿Por qué?-
-¿Por qué que?-
Preguntó Yuto extrañado.
-¿Por qué dices que todo ya te lo sabes?-
Preguntó desafiante.
-Pues por que esas lecciones ya las tomé… de hecho… aunque no he ido nunca a una escuela, hubo alguien que me dio sus lecciones hasta la universidad-
-¿A si? ¿Y quien?-
Preguntó con fastidio.
-Un… amigo…-
Respondió con la mirada distante y cierto tono de melancolía.
-¿Y quien es tu amigo? ¿Por qué permitió que esos tipos te persiguieran y trataran de matarte?-
Al escuchar las preguntas de Ryosuke, Yuto lo miró con seriedad.
-Gracias a ese amigo pude salir del lugar en donde me encontraba, gracias a su sacrificio pude salir con vida-
Ryosuke quedó sorprendido ante tal declaración, así que esta vez preguntó en un tono más amable.
-Dices que… ¿se sacrificó por ti?… eso quiere decir que el…-
-Esta vivo, lo sé, por eso quiero buscarlo, debo hacerle saber que estoy bien-
La voz de Yuto ahora era ligeramente melancólica y su mirada distante.
-¿Eso quiere decir que vas a volver de donde viniste solo para decirle que estas bien?-
-No puedo volver a ese lugar, pero buscaré la forma de hacérselo saber-
Ryosuke observó curioso la expresión de Yuto, aquella mirada llena de decisión, no había ningún rastro de la sonrisa de hace unos minutos.
-De acuerdo, puedes hacer lo que quieras, mientras permanezcas con vida y cumplas con tu deuda, no tengo por que interferir en tus decisiones-
Dijo Ryosuke con seriedad, se puso de pie y comenzó a caminar rumbo a la salida, Yuto lo observó por unos instantes, después se puso de pie y le dio alcance a Ryosuke. Así ambos salieron de aquel lugar y subieron al lujoso auto.
Ya dentro, el auto arrancó y comenzaron a dirigirse rumbo a la casa de Ryosuke, ambos iban en silencio, cada uno mirando fijamente por su respectiva ventana.
Mientras observaba a la gente, autos y edificios pasar, Yuto reflexionó lo que le había dicho a Ryosuke anteriormente.
“-He hablado demasiado, seguro ahora querrá saber más…-”
Pensó mientras dejaba escapar un suspiro.
-Yuto…-
Dijo Ryosuke con voz distante. Yuto se giró para verlo, esperando escuchar muchas preguntas.
-¿Si?-
Ryosuke dejó escapar un suspiro y lo miró muy serio.
-Necesitas ropa-
-¿Eh?-
Ante tal respuesta Yuto estaba completamente sorprendido.
-Así es, no tengo ropa para prestarte, eres mucho más alto que yo, así que haremos una pequeña parada para comprarte algo quieras o no, ¿entendido?-
Completamente sorprendido, asintió torpemente con la cabeza, Ryosuke le regaló una sonrisa traviesa y comenzó a darle indicaciones al chofer de a donde deseaba ir.
“-Creí que iba a preguntar… seguro lo hará más tarde…-”
Pensó Yuto mientras observaba como Ryosuke regresaba su mirada de nuevo hacia la ventana, después de unos segundos el hizo lo mismo y el auto continuo avanzando.
Minutos más tarde el auto se detuvo justo frente a una lujosa tienda de ropa para caballero, el chofer bajo del auto y le abrió la puerta a Ryosuke y después a Yuto. Ambos bajaron y Ryosuke comenzó a caminar hacia la tienda, con paso torpe Yuto lo siguió.
En cuanto entraron, las empleadas saludaron amablemente a Ryosuke y una de ellas se acercó.
-Joven Yamada, que gusto que vuelva, pensábamos que no volvería hasta la próxima temporada-
-Bueno, si, solo que hoy vengo por algo especial, quiero ropa para él-
Dijo señalando a Yuto, el cual miró torpemente a la empleada.
-Venga conmigo, le mostraré lo que tenemos-
Dijo refiriéndose a Yuto, el cual dijo torpemente.
-Si… si-
Y comenzó a caminar detrás de la señorita, Ryosuke solo se cruzó de brazos y camino hacia un pequeño sillón color vino, solo debía esperar.
Pasados unos instantes, Yuto se dirigía hacia los probadores con un montón de ropa en los brazos. Antes de entras miró a Ryosuke, quien continuaba de brazos cruzados, sentado en aquel sillón.
-¿Esta bien que me pruebe todo esto? ¿No crees que es demasiado?-
-Lo que no te guste pues simplemente no lo compro y escoges otra cosa-
Dijo con fastidio mientras desviaba la mirada, Yuto simplemente dejó escapar un suspiro de resignación y entro al probador con toda esa ropa. Al paso de unos minutos salió.
-Eso le queda perfecto joven-
Le dijo la señorita mientras Yuto se miraba en el espejo.
-Pues… si me gusta…-
Dijo un poco apenado, Ryosuke se puso de pie y se acercó a el.
-Te ves bien, al menos considera que jamás has usado ropa de esta clase, así que quédatela-
Yuto bajo la mirada, sabía muy bien que Ryosuke solo decía todo esto para avergonzarlo y más delante de la gente, pero no estaba dispuesto a permitirlo, y aprovechando que la empleada estaba un poco ocupada acomodando lo siguiente que Yuto se probaría, se acercó un poco a el y le susurro al oído con voz seductora.
-Entonces debería agradecértelo de alguna forma-
Ante tales palabras Ryosuke se ruborizó por completo y pudo sentir como un escalofrío recorría su espalda.
-¿Qué… que-
-Olvídalo-
Le dijo con una sonrisa traviesa y se alejó de el, volviendo a entrar en el probador.
Ryosuke aún nervioso por aquello, trato de recuperar la calma, y con pasos torpes regreso a aquel sillón, se cruzo de brazos y trato de lucir tranquilo.
Poco después Yuto salió con otra ropa, y así lo hizo durante varias veces, cada vez dejando a Ryosuke sin aliento. Perdiéndose en lo bien que el chico lucia con todo lo que se probaba.
Al termino de una hora, terminaron las compras y ambos ya se encontraban arriba del auto, camino a casa de Ryosuke.
Cuando llegaron a casa de Ryosuke, fueron recibidos por toda la servidumbre, a lo cual Yuto no estaba acostumbrado y se avergonzó un poco.
-Estaré en mi habitación, necesito dormir un poco, si necesito algo se los haré saber-
Dijo con fastidio y se dirigió a las enormes escaleras, comenzando a subir lentamente sin esperar a que Yuto lo siguiera.
“-Supongo que yo puedo hacer otra cosa-”
Dijo pensativo mientras continuaba de pie observando como Ryosuke subía las escaleras, de pronto un par de hombres se acercaron a el con las bolsas de compra.
-Joven Yuto, ¿podemos dejar esto en su habitación?-
-Eh… si, gracias-
Respondió tímidamente y los hombres se alejaron, subiendo las escaleras.
-¿Y ahora que hago yo?-
Se preguntó mientras dejaba escapar un suspiro, y sin nada en su mente, también subió por las escaleras, se sentía cansado, a pesar de que era temprano, miró su reloj, eran las tres de la tarde.
-Es temprano y me siento muy cansado…-
Al decir estas palabras, se dio cuenta de que ya estaba frente a su habitación, con pesar abrió la puerta y la cerró detrás de si, caminó directamente hacia la cama y se recostó mirando hacia el techo, lentamente cerró sus ojos y lo primero que apareció en su mente fue Ryosuke, aquel beso, esa sonrisa, esa mirada, su calidez, todo, estaba completamente capturado por todo eso.
-Me estoy volviendo loco-
Se dijo mientras sonreía torpemente, se cubrió los ojos con el brazo y nuevas imágenes aparecieron en su mente.
Esta vez acababa de recordar a aquel amigo que lo había salvado, aquel amigo que siempre lo cuido y protegió, aquel amigo que se preocupó siempre por el.
-Yabu…-
Murmuró, lentamente se reincorporó hasta quedar sentado sobre la suave cama.
-Tengo que buscarlo, decirle que estoy bien, debe seguir ahí… después de todo mi tío no lo dejará ir tan fácilmente…-
Así, lleno de preocupación se puso de pie, sin querer se miró en el largo espejo que estaba pegado a la pared.
-Tengo que cambiarme…-
Comenzó a quitarse el uniforme y un poco indeciso tomo un pantalón y camisas de las bolsas de compra.
-Sé que esta mal tomar esto así como así, pero ya le agradeceré más tarde-
Dicho esto una sonrisa se dibujó en su rostro y terminó de cambiarse.
Rato después salió de su habitación y comenzó a caminar por el pasillo, de pronto estuvo frente a la habitación de Ryosuke y se quedó pensativo.
“-¿Será buena idea avisarle?-”
Pensó mientras observaba aquella puerta.
-No creo que tenga por qué negarse-
Dijo en voz baja y tocó la puerta, espero un poco pero no hubo respuesta, toco nuevamente y nada.
-Debe estar dormido…-
Murmuró mientras tomaba la perilla y la giraba lentamente, con delicadeza abrió la puerta y entro silenciosamente, cerrando la puerta tras de si.
Al caminar un poco, visualizó a Ryosuke recostado en la cama.
-Lo sabia-
Dijo en voz baja, se acercó a el y lo observó unos segundos.
-Yamada-kun…. Despierta…-
Dijo suavemente pero nada, Ryosuke no se movió ni un centímetro, entonces se acercó un poco más y le dijo al oído.
-Yamada-kun… despierta-
Pero nada, el chico no se movió, entonces en un acto desesperado lo movió un poco, pero solo logró escuchar unos quejidos por parte de Ryosuke mientras se acomodaba mejor en la cama. Resignado a hacer lo inevitable, tomo aire y dijo con voz fuerte.
-¡Yamada-kun!-
Lentamente Ryosuke abrió los ojos, y al toparse con el rostro de Yuto un poco cerca del suyo se sorprendió bastante.
-¿Qué haces aquí?-
Preguntó con fastidio mientras trataba de agudizar su vista.
-Quiero decirte que tengo que salir un momento, pero prometo volver temprano-
-¿Qué?-
Preguntó mientras se reincorporaba para sentarse sobre la cama.
-Es algo… muy importante, pero te prometo regresar pronto-
Ryosuke miró a Yuto con desconfianza.
-Iré contigo-
-No es necesario, en verdad te prometo volver, después de todo tengo que hacerlo, soy un hombre de palabra-
Ryosuke observó la mirada desesperada de Yuto, dejó escapar un suspiro de resignación y le dijo.
-¿Qué me garantiza que realmente piensas volver?-
-Te doy mi palabra-
-Eso no me sirve-
Dijo con fastidio mientras se cruzaba de brazos y desviaba la mirada.
-Bien, entonces ¿Qué te parece esto?-
Dijo Yuto con voz suave al mismo tiempo que depositaba un cálido beso en la mejilla de Ryosuke, provocando que este se ruborizara por completo.
Antes de alejarse por completo, le susurro al oído.
-Prometo que volveré, y cuando lo haga puedo darte uno mejor-
La voz de Yuto provocó un nuevo escalofrío el cual recorrió todo su cuerpo, pero tratando de ocultar tal sorpresa, dijo un poco torpe.
-Es… esta bien, puedes ir…-
-Gracias-
Le dijo Yuto con una amplia sonrisa, Ryosuke se quedó observándolo por unos segundos y después le dijo un poco tímido.
-Debes volver para la cena, te estaré esperando-
Yuto asintió con la cabeza y sonrió.
-Prometo hacerlo-
Dicho esto se dio media vuelta y comenzó a caminar rumbo a la puerta. Antes de que saliera Ryosuke le gritó.
-¡Más te vale cumplir tu palabra!-
Yuto se giró para sonreírle y afirmar con la cabeza, después salió, dejando a Ryosuke solo en aquella habitación.
Cuando salió de la casa de Ryosuke, comenzó a caminar por la ciudad, aprendiéndose muy bien el camino para no perderse de regreso.
Después de un rato estuvo cerca del lugar en el cual deseaba estar.
-Ahora solo tengo que esperar, no debe tardar en salir… tiene que salir-
Dijo mientras miraba su reloj y se escondía detrás de una pared, solo para poder observar bien un pequeño restaurante.
Mientras esperaba, la gente lo observaba extrañada, después de todo era un chico bien vestido, cualquiera pensaría que era uno de esos chicos ricos explorando los barrios bajos de la ciudad.
-No debí ponerme esto…-
Se lamentó al ver como un par de colegialas lo observaban.
Después de un rato de esperar, al fin la persona que esperaba salió, así que rápidamente trató de seguirlo, tomando un camino diferente para lograr interceptarlo en la siguiente calle, en donde nadie los viera.
-Tengo que lograr alcanzarlo…-
Se dijo mientras caminaba de prisa, al llegar al final de la calle, decidió esperar en la esquina, y segundos después aquel chico paso justo frente a el, al parecer no lo había reconocido puesto que se siguió de lado, pero Yuto no iba a permitir que se alejara así que se acercó un poco más y lo llamó.
-¡Yabu-kun!-
Aquel chico se detuvo en seco y se giró lentamente, extrañado miró a Yuto y lo miró fijamente.
Al no escuchar nada por parte de Yabu, Yuto decidió acercarse a el.
-Yabu-kun, ¿Todo bien?-
-Yu… ¿Yuto-kun?-
Preguntó extrañado.
-Si-
Dijo con una sonrisa.
-¿Qué haces aquí?-
Preguntó aún sorprendido.
-Solo vine a buscarte para decirte que estoy bien, y que estoy en deuda contigo por lo que hiciste-
-Oh Yuto-kun, ¡no digas eso!-
Esta vez la voz de Yabu era más animada, y sin poder contenerse más, Yuto abrazó al mayor con fuerza.
-Tenía miedo de que te hubiesen hecho algo-
Dijo tratando de contener las lágrimas.
-No pienses eso, nunca sospecharían de mi, lo importante es que ahora estas fuera, y más te vale no andar por aquí, podrían verte y hacerte algo-
Ahora también Yabu abrazaba con fuerza a Yuto.
-Pero es que tenía que verte-
-Podemos vernos en otros lugares, sabes que por estos rumbos pueden verte-
Y con esto, ambos se separaron y se sonrieron.
-Pero me alegra ver que estas bien-
-Si, todo gracias a ti, y a alguien que me ayudó en un momento critico-
-Escuché que estaban a punto de atraparte ese día, pero que subiste a un auto y escapaste, ¿es eso cierto?-
-Si…-
Dijo Yuto tímidamente.
-Todos piensan que esos dos se inventaron esa historia para excusarse por haber fallado al atraparte-
Yabu sonrió un poco y Yuto solo se rasco la cabeza.
-Aún no se por que, pero el dueño de ese auto decidió ayudarme y me llevo con el, ahora me quedaré con el al menos un par de meses-
-¿Ah si?-
De pronto Yabu miró a su alrededor y observó como un par de sujetos se acercaban.
-Mejor platiquemos en otro lugar, aquí te pueden ver-
-Si-
Dijo Yuto un poco temeroso, entonces Yabu tomó su mano y se lo llevó lejos a paso veloz, poco después ambos tomaron un autobús y se alejaron de aquel barrio.
Ya estando un poco más retirados, se bajaron y entraron a un sencillo restaurante de ramen.
-¿Quieres comer algo?-
Preguntó Yabu mientras ordenaba.
-No, come tú, yo estoy bien-
-Ahora que eres libre debes comer mejor-
Dijo Yabu con seriedad.
-Lo sé, pero hace poco comí bastante y no tengo hambre-
Dijo Yuto mientras se frotaba el estomago.
-De acuerdo-
Así, Yuto solo observó como Yabu comía.
-¿Y quien es el sujeto que te recogió?-
Preguntó curioso.
-Es un chico de mi edad, se llama Yamada Ryosuke, es algo caprichoso pero estoy bien con el-
-Yamada…. Yamada… ¿No será el Yamada de esos ricos que son dueños de varios hoteles?-
Yuto miró a Yabu confundido.
-No lo se… no le he preguntado, aunque si es algo rico, tiene una casa enorme-
-Pues entonces no te va tan mal-
Dijo Yabu con una sonrisa burlona. Yuto solo sonrió torpemente.
-Yabu-kun… tu también deberías huir conmigo, salgamos juntos de esta ciudad-
-Yo no puedo hacerlo, es mucho más fácil que me encuentren a mi que a ti, después de todo yo tengo más confianza con el jefe, y ya sabes lo que le hace a los traidores que lo abandonan, a partir de ahora debes hacer lo posible por mantenerte oculto, tu tío te busca cuando puede, debes tener precaución-
-Pero…-
-Nada, las cosas son así, ahora es hora de que me vaya, tengo cosas que hacer, pero tu debes regresar de donde viniste y mantenerte ahí el tiempo que sea necesario, ¿entendiste?-
-Pero… ¿y si quiero comunicarme contigo?-
Ante la mirada suplicante de Yuto, Yabu tomó una servilleta, sacó un bolígrafo de su bolsillo y escribió algo, después se lo entregó a Yuto.
-Ese es el número de mi celular, puedes llamarme cuando quieras-
Yuto miro sonriente a Yabu.
-Gracias…-
-Ahora vámonos de aquí, será mejor tomar caminos separados, por precaución-
-De acuerdo-
Así, Yabu termino su plato de ramen y ambos salieron del restaurante, afuera, Yuto abrazó de nueva cuenta a Yabu con fuerza y al separarse le dijo.
-Estaré en contacto contigo-
-Eso espero, por favor cuídate mucho-
Dijo Yabu con una sonrisa, le revolvió el cabello a Yuto, se dio media vuelta y se marcho. Yuto lo observó por unos segundos y también se dio media vuelta para volver a casa de Ryosuke.
Estaba de regreso, en aquel barrio, cuando un par de sujetos le bloquearon el camino, tenían una mala cara, pero esto no intimidó a Yabu, al contrario, se acercó a ellos como si nada.
-¿En dónde estabas?-
-Eso no les importa-
Respondió con frialdad.
-El jefe te busca-
-Ya lo sé, antes de ir con el dime una cosa, ¿en dónde esta el señor Nakajima?-
-En su lugar de siempre, cuidando el restaurante-
-Gracias-
Dicho esto se alejo con paso calmado.
-Ese viejo debe estar bebiendo otra vez… -
Estaba por llegar a la casa de Ryosuke, guardó con cuidado la servilleta con el número de Yabu en el bolsillo de la camisa y con un suspiro continuo con su camino.
-Espero no llegar tarde-
Ya faltaba poco para llegar y sin explicación aparente, se sentía emocionado.
En cuanto llegó lo recibió el mayordomo y lo guió hacia el gran comedor.
-Ya era hora, estoy muriendo de hambre-
Dijo Ryosuke con fastidio, discretamente Yuto miró su reloj, eran las siete con diez minutos.
-Lo siento, ya estoy aquí-
-Más te vale-
Dijo con indiferencia y enseguida hizo una señal para que comenzaran a servir la cena.
Yuto tomó asiento y miró la expresión de Ryosuke y sin poder evitarlo dejó escapar una risita.
-¿De que te ríes?-
-De nada-
Dijo desviando la mirada y aguantándose un poco la risa.
Acababa de salir de la oficina del jefe cuando de nuevo el par de sujetos se acercaron a el.
-¿Con quien estabas hace rato?-
Preguntó uno de ellos.
-Eso no te importa-
-Claro que me importa, que no se te olvide quien es tu superior Yabu-
-Tranquilo Takaki, solo estaba con alguien que nos traeré beneficios con el jefe-
-¿De que hablas?-
Preguntó el otro un poco extrañado.
-Encontré a Yuto, y les va a gustar saber en donde y con quien esta-
-¿Yuto? ¿Lo encontraste?-
-¿Ya le dijiste al jefe?-
Yabu se cruzó de brazos y dijo con voz tranquila.
-Por ahora no, tengo que sacar un poco de provecho de la situación ¿no lo creen?-
Los dos chicos miraron extrañados a Yabu.
-¿Si ibas a hacer esto para que lo ayudaste a escapar?-
-Lo ayudé a escapar por que me estorbaba, pero jamás imaginé que se fuera a refugiar a casa de la familia Yamada, los ricos dueños de la famosa cadena de hoteles-
-¿Hablas en serio?-
Pregunto uno de ellos sorprendido.
-Yo nunca bromeo Hikaru, ahora tenemos algo grande, solo imagina lo que dirá el jefe cuando se entere que tenemos en nuestro control a esa familia-
Ambos chicos miraron confundidos a Yabu, quien reía maliciosamente.
Ambos terminaron de cenar y estaban subiendo las escaleras, cuando estuvieron cerca de la habitación de Ryosuke, este se detuvo.
-¿Puedo saber a donde fuiste?-
Preguntó con indiferencia mientras se cruzaba de brazos.
-¿Recuerdas el amigo que te conté esta tarde?-
-Si-
Respondió con la misma indiferencia.
-Fui a verlo, ahora sabe que estoy bien y el también lo esta-
-Vaya, que bueno, felicidades-
Dijo Ryosuke con fastidio mientras continuaba con su camino, confundido Yuto lo siguió.
-Me iré a dormir, nos vemos mañana-
Así, Ryosuke abrió la puerta de su habitación, estaba a punto de entrar cuando Yuto le dijo.
-Que descanses, y…-
-¿Qué?-
Preguntó Ryosuke, girándose para ver a Yuto, pero cuando menos se lo esperaba, este le había plantado un suave beso en los labios. De manera torpe, Ryosuke logró responder a aquel beso, el cual no duró mucho, así que al separarse Yuto le dijo con una sonrisa.
-Gracias por la ropa, hasta mañana-
Así, se alejó de Ryosuke y se dirigió a su habitación, este entro como pudo a su habitación, cerró la puerta y sacudió su cabeza.
-¿Pero que me esta pasando?-
Dijo mientras caminaba hacia la cama y se dejaba caer sobre ella.
Yuto entró a su habitación, apagó la luz y se dejó caer sobre la cama.
-Definitivamente me estoy volviendo loco… me tiene completamente atrapado…-
Y con una torpe sonrisa, cerró sus ojos y poco a poco se quedó dormido.
miércoles, 25 de agosto de 2010
lunes, 23 de agosto de 2010
Obsess [Cap. 7]
Capitulo 7
Ante la inesperada pregunta de Takaki, dejó de doblar aquel elegante pantalón y dirigió lentamente su mirada hacia el, topándose con una mirada suplicante, en ese momento no pudo más, ahora estaba seguro de que podía llamarlo con naturalidad, así que sonriendo amablemente le respondió.
-Yuya-sama… ¿Por qué habría de odiarlo?-
Takaki estaba sorprendido, la sonrisa de Chinen era tan hermosa, lo hipnotizaba, y ahora, que estaba elegantemente arreglado, le causaba una sensación más extraña que la habitual.
-Bueno… creo que yo-
-No importa, ahora no importa-
Lo interrumpió Chinen con el mismo tono amable en la voz, tomó la ropa, se dio media vuelta y se acercó al enorme closet de madera, abrió uno de los cajones y comenzó a guardar la ropa.
Takaki solo lo observaba, cuando se dio cuenta de que el chico estaba por terminar, se puso de pie, y lentamente se fue acercando hacia el menor.
En cuanto Chinen terminó, cerró aquel cajón, estaba dispuesto a girarse cuando observó un brazo bloquearle el camino, indudablemente se trataba de Takaki.
-Yuya-sama… ¿Qué ocurre?-
Dijo aún estando de espaldas.
-No te muevas-
Le dijo con voz suave, Chinen hizo caso, no se movió, incluso cuando sintió como Takaki recargaba su rostro sobre su hombro, aquello lo hacía sentir tan bien, que instintivamente solo cerro los ojos y ladeo un poco su cabeza para que esta quedara sobre la cabeza de Takaki.
-Perdóname…-
Al escuchar estas palabras, Chinen reincorporó su cabeza, al mismo tiempo Takaki se alejó un poco del menor, permitiendo que así se girará para verlo al fin.
-Yuya-sama, no hay nada que perdonar, yo no soy digno de escuchar una disculpa de su parte-
-Claro que lo eres-
Le dijo con voz suave mientras lo miraba con ternura.
-No debí hablarte de esa manera… es solo que yo-
-Usted puede hablarme como quiera Yuya-sama, yo no tengo por que objetar nada-
La voz de Chinen era tranquila, hecho por el cual Takaki se sentía aún peor.
-No digas eso…-
Le dijo mientras le acariciaba el rostro y lo miraba con cierta suplica. Chinen observó fijamente a Takaki, perdiéndose como siempre, en aquellos hermosos ojos.
-Quiero que sepas que el solo hecho de verte tan sonriente con esa mujer… con alguien más… hace que me hierva la sangre… a veces quiciera que…-
Takaki sonaba desesperado, trataba de volver a guardar la calma, pero el tan solo hecho de recordar como se comportaba Chinen ante aquella joven lo hacía enfurecer.
-Yuya-sama…-
Dijo Chinen un poco preocupado, después de todo se notaba el esfuerzo que Takaki hacía por tratar de no exaltarse, la forma en la que cerraba sus ojos y su puño eran pruebas suficientes.
-Sé que esto no esta bien… nada bien, pero ya no puedo más… Yuri…-
Al decir estas palabras, Takaki se relajó por completo y su voz se volvió mas suave, al mismo tiempo que acariciaba con ternura la mejilla de Chinen y se acercaba lentamente a su rostro.
-Yuri… quiero que solo me veas a mi, que solo me sonrías a mi… que solo me pertenezcas a mi-
Ante tales palabras, Chinen se quedó sorprendido, pero Takaki no le dio oportunidad de decir algo, puesto que selló sus labios con un profundo beso, al cual Chinen respondió casi de forma inmediata, uniéndose en un suave, lento y dulce beso. Con movimientos lentos y acompasados, ambos se besaban sin deseos de separarse, simplemente era la sensación más hermosa que ambos podían sentir cada que se tenían tan cerca.
Lentamente Takaki tomó el rostro de Chinen con ambas manos, tratando de acercar más al chico, como si así aquel beso pudiese hacerse más profundo. Cuando lograron separarse solo un poco para recobrar el aliento, se miraron fijamente, Takaki pudo percibir aquel brillo en la mirada de Chinen, y sin poder evitarlo, sonrió y juntó su frente con la del menor.
-Yuri yo… yo-
Dejó escapar un suspiró y cerró los ojos.
-Quiero que sepas que aquí…-
Mientras decía estas palabras tomó la mano de Chinen y la colocó sobre su pecho, el menor simplemente observaba con cuidado los movimientos de Yuya, sintiendo los suaves latidos del mayor con su mano.
-Aquí… hay algo que simplemente ya no puedo controlar, algo que pide a gritos salir y no sé que hacer, por que a pesar de todo, tengo miedo-
La voz suave y ligeramente seria de Yuya preocupó a Chinen.
-¿Qué ocurre Yuya-sama?-
Preguntó mientras abría más los ojos, entonces Takaki se separó unos pocos centímetros del rostro de Chinen, lo observó fijamente y continuo.
-No quiero que te alejes de mi, ese es mi miedo, ¿sabes por qué?-
Preguntó con una pequeña sonrisa, Chinen negó con la cabeza sin dejar de observa a Takaki.
-Por que yo… al fin lo he comprendido-
Chinen estaba confundido, las palabras de Takaki eran extrañas, nunca decía cosas así, y antes de que hubiese sido capaz de decir algo, Takaki volvió a besarlo, un beso suave y lento, al cual Chinen no pudo resistirse, ni siquiera lo intentó.
En cuanto aquel beso terminó, Takaki besó su mejilla y le susurro suavemente al oído.
-Te amo-
Con estas simples palabras Chinen se sintió extraño, su mente entró en un estado de conmoción en el cual dudaba si en verdad había escuchado aquellas palabras, simplemente era algo que jamás imaginó ser capaz de escuchar, su corazón comenzó a acelerarse considerablemente, le faltaba el aliento y sentía sus mejillas terriblemente calientes, no era capaz de mover ni un solo músculo.
Takaki se alejó un poco solo para mirarlo a los ojos y la sorpresa del menor fue más que evidente.
-Yuri… ¿Estas bien?-
Preguntó con voz suave, entonces Chinen logró reaccionar un poco, parpadeo un poco y tragó saliva.
-Yo… yo… no lo sé… yo….-
Yuya dejó escapar un suspiro y se alejó más de Chinen.
-Discúlpame, no quería que te sintieras incómodo, de verdad… solo… olvida lo que dije por favor-
Dicho esto Takaki se dio media vuelta al mismo tiempo que se llevaba una mano a la cabeza y se revolvía el cabello.
Justo en ese momento, Chinen sintió que debía hacer algo para evitar que Takaki se alejara y simplemente todo terminara en el olvido, así que actuando rápidamente, abrazó al mayor por la espalda, con cierta fuerza, entonces logró decir con voz débil.
-¿Cómo me pide que olvide unas palabras tan bellas?-
Ante tal pregunta y al sentir los brazos de Chinen rodear su cintura, se detuvo en seco y se quedo bastante sorprendido, sin embargo Chinen continuo hablando.
-Acaba de decir que… que me ama… Yuya-sama…-
Takaki pudo sentir como Chinen lo abrazaba con más fuerza, entonces, con una sonrisa más aliviada, Yuya tomó las manos de Chinen para lograr liberarse de aquel agarre, al hacerlo se giró lentamente y ambos se miraron a los ojos.
-Si, lo dije, ¿Acaso tienes algo que agregar?-
Preguntó con ternura, Chinen sonrió y por primera vez tomó la iniciativa de ponerse ligeramente de puntillas solo para lograr rodear el cuello de Yuya con ambos brazos y acercarse provocativamente a su rostro, entonces, justo antes de besarlo, le dijo en un susurro.
-Te amo-
Y sin más juntó sus labios con los de Yuya, en un suave y torpe beso, el cual intentaba liderar, pero era inútil, así que pronto Takaki tomó el control como de costumbre, esta vez haciendo de aquel beso algo más profundo, cambiando de un ritmo suave y lento, a uno lentamente pasional, lleno de aquel deseo que comenzaba a despertar para ambos.
Chinen se aferraba con fuerza al cuello de Takaki mientras este rodeaba su cintura y lo pegaba más a su cuerpo y sin darse cuenta, después de unos segundos, se encontraba acariciando la espalda de Chinen suavemente, y este comenzó a jugar con el cabello de Yuya, entrelazando sus dedos con aquellos suaves mechones de cabello.
Ambos no tenían idea de lo que estaba por comenzar, jamás habían hecho algo parecido en su vida, simplemente se estaban dejando llevar por aquel sentimiento, por aquel deseo de simplemente sentirse el uno al otro sin importar nada más.
Lentamente la temperatura de ambos subía, causándoles nuevas sensaciones, un deseo nuevo, pero definitivamente ambos deseaban continuar, anhelaban llegar hasta el final, puesto que ahora nada era capaz de apagar esta nueva sensación, esta pasión que poco a poco incrementaba, con cada beso, con cada caricia.
Pronto, ambos dejaron de besarse, pero solo para continuar. Delicadamente Takaki comenzó a desabrochar el elegante saco que llevaba Chinen y se lo quitó, así procedió con el chaleco y la camisa, desabotonando lentamente, y mientras se la quitaba por completo, se acercó de nueva cuenta solo para besar su cuello. Al sentir los húmedos labios de Takaki sobre su piel pudo sentir como un ligero escalofrío recorría su espalda y el resto de su cuerpo, pero a medida que este continuaba repartiéndole suaves besos por todo su cuello.
Mientras besaba lentamente el cuello de Chinen, con una de sus manos comenzaba a deslizar la camina hasta quitarla, al mismo tiempo que acariciaba suavemente los brazos del menor. La sensación de aquella suave piel sobre sus dedos era única, maravillosa, deseaba sentir más, así que continuo, esta vez acariciando la espalda de Yuri.
Poco a poco, Chinen comenzaba a desear poder tocar más que el rostro de Takaki, así que mientras este volvía a besar sus labios, lentamente deslizo sus manos al interior de la bata de dormir de Yuya y comenzó a acariciar su cálido pecho.
Al sentir los fríos dedos de Yuri acariciar su pecho, un leve suspiro salió de sus labios mientras besaba al menor. Una vez más se separaron y esta vez fue Chinen quien comenzó a besar el cuello de Takaki, lenta y suavemente, saboreando cada centímetro, embriagándose con el suave aroma de Yuya. Mientras tanto, Takaki comenzó a guiar a Chinen lentamente hacia la cama, lentamente tomó asiento en la orilla y automáticamente Chinen se sentó sobre sus piernas, tomando el rostro de Takaki con ambas manos mientras dejaba de besar su cuello para dirigirse una vez más a sus labios, volviendo a besarse con intensidad, cada beso pedía algo más, y mientras se besaban Chinen deslizó la bata de Takaki para poder acariciar sus brazos, su espalda, su pecho, disfrutar de esa cálida piel.
Pasados unos cuantos minutos, ambos se encontraban completamente desnudos, recostados sobre la cama, Takaki encima de Chinen, repartiéndole besos por todo el pecho mientras acariciaba sus piernas lentamente, provocando que el menor dejara salir leves gemidos que le indicaban a Takaki que continuara, lo cual hizo, mientras bajaba lentamente, besando su abdomen hasta que se topó de frente con el ya despierto miembro de Chinen, el cual no dudó en lamer traviesamente, provocando un gemido más profundo por parte de Chinen. Este gemido le pareció realmente placentero para sus oídos, así que continuó lamiéndolo lentamente, mientras que los gemidos de Chinen eran cada vez más placenteros y deseando poder escuchar más, introdujo aquel erecto miembro dentro de su boca y comenzó a succionarlo a un ritmo lento, subiendo y bajando, lamiendo la punta. Esto para Chinen era realmente delicioso, y cansado de apretar las sabanas de la cama, dirigió sus manos hacia la cabeza de Takaki y comenzó a intentar moverla a un ritmo más acelerado, a lo cuan Yuya accedió y comenzó a succionar el miembro de Chinen cada vez más rápido, hasta que de pronto pudo sentir como el miembro de Chinen dejaba salir toda su esencia y un gemido mucho más fuerte que los anteriores salió de la boca del menor. Takaki saboreo aquel blanco liquido y observó la agitada respiración de Chinen, subió un poco y volvió a capturar los labios del menor, ambos tenían sus cuerpos bañados en sudor, sus respiraciones agitadas, pero aún así continuaban llenándose de besos y caricias.
Poco después, Takaki volvió a besar el cuello de Chinen, pero esta vez, dejando una pequeña maraca en el, y mientras acariciaba la pierna del menor, se dirigió lentamente a su entrada y con uno de sus dedos comenzó a penetrarlo. Al sentir el primer dedo dentro, Chinen no pudo evitar el gritar ante tal intromisión, causando que Takaki se asustara un poco e intentara sacarlo, pero lo detuvo diciendo con gran esfuerzo.
-Con… continua-
Ante tal suplica, Takaki miró a Chinen con ternura y continuó, moviendo su dedo en círculos, entrando y saliendo lentamente, después introdujo un tercer dedo y al igual que la primera vez, Chinen dejó escapar un pequeño grito, esta vez más placentero que el primero. Al paso de unos minutos sacó ambos dedos, besó la mejilla de Chinen, lo miró a los ojos y le sonrió, este también lo hizo de vuelta y antes de continuar logró decir con voz suave.
-Tal vez esto duela demasiado… no quiero lastimarte, podemos detenernos ahora si tu quieres-
Chinen sonrió ampliamente y respondió.
-Quiero continuar-
Takaki le sonrió de vuelta, le dio un pequeño beso en los labios, entonces, se posicionó y acercó su miembro hacia la entrada de Chinen, este como respuesta abrió un poco las piernas. Podía sentir la punta del miembro de Takaki rozar su entrada, era algo realmente nuevo y placentero, estaba comenzando a desear más, lo cual fue concedido casi de inmediato cuando Takaki comenzó a penetrarlo lentamente, provocándole un terrible dolor ante tal intromisión, tanto que no pudo evitar el curvear su espalda y aferrarse a las sabanas, deseaba gritar pero sabía que si lo hacía Takaki se detendría y no quería que eso sucediera. Pero inevitablemente Takaki pudo notar como Chinen se contenía para no gritar, de igual forma a Yuya le costaba respirar, la estreches de Yuri era deliciosa, así que comenzó a moverse lentamente.
Ante las suaves embestidas, Chinen se acostumbraba a aquella sensación, poco a poco el dolor fue desapareciendo, dejando en su lugar una sensación realmente placentera, incluso, después de unos segundos, se aferró a la espalda de Takaki, tratado de pegarse más a su cuerpo y así poder sentirlo cada vez más adentro.
Las embestidas iban en aumento, Chinen no dejaba de gemir al igual que Takaki, fuerte, cada vez más fuerte y rápido, hasta que de pronto Takaki dejó salir su esencia dentro del cuerpo de Chinen, este solo pudo sentir aquel cálido liquido expandirse en su interior, dejando escapar un último grito de placer.
Ambos, completamente agotados, sus respiraciones agitadas y sus cuerpos bañados en sudor, dejaron descansar sus desnudos cuerpos. Takaki se recostó torpemente a un lado de Chinen y lo abrazó con las pocas fuerzas que le quedaban, y antes de caer completamente dormido le susurró al oído.
-Yuri, te amo-
-Yuya-sama…-
Dijo Chinen con la misma voz suave mientras se giraba lentamente para poder ver el rostro de Takaki, pudo ver la cálida sonrisa de este.
-¿Cuándo será el día en que solo sea “Yuya” para ti?-
Chinen se ruborizó un poco, tragó saliva y entonces, con mucho esfuerzo logró decir.
-Yu… Yuya-
-¿Si?-
Preguntó mientras acercaba su rostro al de Chinen.
-Te amo-
Así, ambos se besaron por última vez en esa noche y antes de quedarse completamente dormidos, Takaki habló.
-Quédate a mi lado Yuri-
-Lo haré, Yuya-
La avergonzada voz de Chinen hizo sonreír a Yuya, así, ambos se quedaron dormidos, abrazados y con una sonrisa dibujada en los labios.
Esa mañana, salió de prisa de la cama, corrió hacia la cocina, tomó una bandeja, la puso sobre la mesa y en ella puso unas cuantas piezas de pan, un vaso con leche fresca y una manzana.
-¿A dónde vas con eso?-
Ignoró por completo la pregunta de una de las criadas y caminó de prisa rumbo a la habitación de Ryutaro. Al llegar tocó la puerta, no espero por una respuesta y como pudo la abrió, dejó la bandeja sobre la pequeña mesita de madera y vio como su amigo dormía profundamente.
-Ryutaro, es hora del desayuno-
Dijo con voz suave, pero el menor parecía no querer despertar por lo que se giró para darle la espalda y taparse mejor con la cobija.
Con un suspiro de resignación se acercó y de un solo movimiento le quitó a Ryutaro la cobija y se acercó a la pequeña ventana para correr la cortina y dejar que la luz del sol entrará.
-Es hora de despertar-
Fastidiado, abrió los ojos y se topo con el sonriente rostro de Ryosuke muy cerca del suyo.
-¿Por qué vienes tan temprano?-
Preguntó con fastidio.
-No es tan temprano, es hora del desayuno, anda levántate-
Le dijo animadamente mientras se alejaba de el y le acercaba la mesita de madera.
-Esto es raro… estas de buen humor a esta hora… das miedo ¿sabias?-
Dijo mientras se tallaba un poco los ojos y se sentaba sobre la cama.
-No tiene nada de malo amanecer de buen humor-
Respondió Ryosuke muy tranquilamente mientras se cruzaba de brazos.
-Tratándose de ti, simplemente es algo aterrador-
-No seas exagerado, hablas como si fuera la peor persona en las mañanas-
-Lo digo por que es así-
-Claro que no-
Se defendió mientras miraba a Ryutaro en forma de puchero.
-Por supuesto que si, ¿acaso olvidas las veces que he ido a despertarte?-
En eso Ryosuke miró hacia el techo e intentó recordar, y efectivamente, no habían sido experiencias muy agradables para Ryutaro.
-De acuerdo, si tengo mal despertar, pero hoy no es así por lo tanto deberías estar agradecido-
-No sé si estar agradecido o asustado-
Respondió Ryutaro en tono de broma mientras tomaba una pieza de pan y comenzaba a comérsela.
-Simplemente me siento de buen humor, ¿no puedes sencillamente aceptarlo y ya?-
-Esta bien, lo acepto, pero algo me dice que no es solo por que sí-
Dicho esto, Ryutaro bebió un poco de su leche mientras que las mejillas de Ryosuke se ruborizaban un poco.
-No… no sé a que te refieres-
Dijo desviando la mirada.
-Puede ser que pasó algo muy bueno con Yuto-kun para que estés así-
Con estas palabras Ryosuke se ruborizó aún más, haciendo su nerviosismo más notorio para Ryutaro.
-Eso quiere decir que tengo la razón, eres tan predecible-
Dijo Ryutaro comiendo otra pieza de pan y tomando más leche.
-No sabes lo que dices-
Respondió Ryosuke refunfuñando un poco, Ryutaro simplemente sonrió ante tal actitud y continuo tomando su desayuno.
Esa mañana también despertó temprano, se alistó y salió de su habitación, atravesó el pasillo y comenzó a bajar las escaleras, al pisar el vestíbulo, uno de los mayordomos se acercó a el con una carta en la mano.
-Joven Kei, su padre le ha mandado esto-
-Gracias-
Dijo mientras tomaba aquella carta y caminaba rumbo al comedor. Al verlo entrar las criadas comenzaron a servirle el desayuno.
-Buenos días joven Kei-
Lo saludó una de ellas.
-Buenos días-
Respondió sonriente mientras hacía la carta a un lado y se disponía a comenzar con su fruta fresca. Mientras comía, miró a su alrededor, extrañaba ver a Ryutaro por los alrededores, entonces eso le hizo recordar que la noche anterior no había ido para ayudarlo con su pie.
-Tengo que disculparme…-
Murmuró mientras se comía el último trozo de manzana.
-¿Disculparse con quien?-
Preguntó una criada curiosa mientras le servía un poco de jugo.
-Con nadie, mejor dime una cosa, ¿en dónde esta Ryosuke?-
-¿Ryosuke? Bueno, se despertó muy temprano y de un muy buen humor le llevó el desayuno a Ryutaro, supongo que debe seguir con el-
-Vaya…-
Dijo Kei mientras tomaba un poco de jugo.
-¿Quiere que lo llame?-
-No, no es necesario, solo era curiosidad, estaré en la biblioteca un rato, si vienen a buscarme avísame antes ¿de acuerdo?-
Indico mientras se ponía de pie.
-¿Incluso si es el joven Daiki?-
-Si, solo dígale que me espere en la sala-
-Como ordene joven Kei-
Así, Kei se dirigió rumbo a la biblioteca junto con la carta que le había enviado su padre en la mano.
-¿Ahora que quiere?-
Murmuró mientras salía del comedor y caminaba a paso lento rumbo a la biblioteca.
En la gran casa de la familia Yabu, todos desayunaban en harmonía.
-¿Qué tal la velada Kota?-
Preguntó su madre mientras tomaba un poco de té.
-Maravillosa madre, muchas gracias, al fin pude ver a mis amigos y conversamos cosas interesantes-
-Me alegra, pero dime, ¿conociste a alguna chica que llamara tu atención?-
-No madre, a decir verdad no estuve muy al pendiente de ese detalle, pero no te preocupes-
-Así es, deja de molestarlo con eso, el encontrará a la mujer de su vida cuando llegue el momento, así que no lo presiones-
Dijo su padre mientras se limpiaba un poco y se ponía de pie.
-¿Ya se va padre?-
-Debo ir con el ministro a arreglar unos asuntos, ¿quieres venir conmigo?-
-No padre, si no le molesta me gustaría dar un paseo por los alrededores antes de dedicarme a ayudarle-
Dijo con una sonrisa.
-Como quieras, no quiero presionarte, entonces, nos veremos más tarde-
-Que tengas un buen día-
Dijo su madre mientras sonreía, después el señor salió del comedor y se marcho.
-Bien madre, yo también me retiro, quiero dar una vuelta a caballo si no te molesta-
-Adelante hijo, yo estaré en el jardín, hay unas rosas preciosas-
Ambos sonrieron, Kota se puso de pie y salió del comedor rumbo a las caballerizas. Estando ahí tomó a su caballo favorito, le acarició la cabeza y lo saludó.
-¿Cómo has estado Jupiter? Te extrañé-
El caballo relinchó como si así respondiese a la pregunta de Yabu, este lo acarició un poco más, después abrió la puerta y lo sacó, tomó una silla y se la puso, después lo montó y comenzó a cabalgar por los alrededores de la casa, a un trote lento, disfrutando del sol de la mañana.
Estaba por avanzar un poco más lejos cuando Yuto se acercó a el.
-Joven Kota-
-Yuto, buenos días, ¿Qué ocurre?-
Preguntó con una sonrisa.
-Solo pensé que le gustaría un poco de compañía.
-Muchas gracias, ve por tu caballo y salgamos a dar una vuelta ¿te parece?-
Yuto sonrió y asintió animadamente con la cabeza, se dio media vuelta y fue por su caballo.
Los suave rayos del sol entraban por la ventana, sentía que había dormido demasiado, pero estaba feliz, y antes de abrir lo ojos, buscó a la persona que le daba tal felicidad, pero después de palpar por toda la cama no lo encontró, sorprendido abrió los ojos y descubrió que estaba solo.
Por un minuto paso por su mente la idea de que todo hubiese sido un sueño, pero al salir de la cama notó que estaba desnudo, el jamás dormía desnudo, así que lo de anoche definitivamente no había sido un sueño. Buscó su bata y se la puso, miró a su alrededor, entro al baño y nada, Yuri no estaba por ningún lado.
-¿A dónde se fue?-
Murmuró mientras abría la puerta de su habitación y salía. En cuanto llego a la sala se topó con un mayordomo.
-Buenos días joven Yuya-
-Buenos días-
Respondió distante, y antes de que el mayordomo se alejara le preguntó.
-¿En donde esta Yuri?-
-En el comedor joven, como todas las mañanas ayudando a poner la mesa-
-Gracias-
Dijo con una sonrisa y comenzó a caminar rumbo al comedor. Al llegar ahí estaba, poniendo un poco de pan sobre la mesa mientras otra criada ponía la jarra con leche fresca.
-Buenos días-
Dijo con voz amable, al escucharlo Yuri levantó la mirada y se topó con la amplia sonrisa de Yuya, sonrisa a la cual no dudó en responder con otra.
-Buenos días Yuya-sama-
Al escuchar eso Takaki frunció un poco el ceño, pero después comprendió que así estaba bien, después de todo lo pasado entre ambos era solo entre ellos y los demás no tenían por que enterarse.
-¿Ya desayunaste?-
Preguntó tranquilo mientras tomaba asiento.
-Si Yuya-sama-
-Vaya, debiste haber despertado muy temprano-
Ante tal comentario Chinen se ruborizó un poco y bajo la mirada.
-Tenía que hacerlo-
-Si esta bien, ve a preparar mi baño, subiré en cuanto termine-
-Si Yuya-sama-
Dijo Chinen, hizo una pequeña reverencia y corrió hacia la cocina para calentar el agua.
Takaki simplemente sonrió y continuo con su desayuno.
Al estar solo en la biblioteca, dejó escapar un suspiro mientras miraba aquel sobre, con pesar lo abrió y leyó.
“Quiero que hagas lo siguiente, son unos pendientes importantes. Cuento contigo”
De ahí se desglosaba una enorme lista de cosas por hacer, escritos por elaborar, papeles por revisar, cuentas por elaborar, en fin, era demasiado. No tenía opción, si no quería problemas con su padre debía cumplir con aquella lista de deberes antes de su regreso. Así que sin más, se puso a trabajar.
-No es posible que me deje todo esto a mi…-
Murmuró mientras sentía un gran fastidio, molestia, simplemente odiaba hacer esas cosas, pero lo que a el le gustaba hacer no podía hacerlo, así que resignado continuo trabajando.
Ryosuke ya había dejado a Ryutaro solo, después de haberlo molestado un rato se escapó con la excusa de que tenía trabajo por hacer.
-Supongo que… ya debo ser capaz de moverme-
Murmuro mientras estiraba su pierna y comenzaba a mover en círculos su tobillo, el dolor ya no era tan fuerte, aunque aún estaba presente.
-Creí que vendría… pero es obvio que es algo que no le preocupe demasiado-
Dijo con melancolía, recordando que la noche anterior había esperado a que Kei llegase a ayudarlo como la vez anterior, pero eso jamás ocurrió y tuvo que hacerlo solo, únicamente le pidió ayuda a una criada para que le llevase agua caliente, el resto lo hizo el mismo.
-Quiero verlo…-
Dijo con melancolía mientras sentía un pequeño dolor en su pecho, la ansiedad comenzó a invadirlo e intentó ponerse de pie, y para evitar caerse, se sujetó con fuerza de la pared. Tomó el libro que Ryosuke le había llevado y dijo.
-Tengo que regresarlo, solo eso, después volveré…-
Y guardando el libro dentro de su pantalón comenzó a caminar lentamente, sujetándose a las paredes, haciendo el menor esfuerzo con su pie izquierdo.
Yabu y Yuto paseaban por los alrededores, ya se habían alejado bastante de la casa, pero estaban disfrutando bastante de aquel paseo.
-Hace mucho que no contemplaba este paisaje-
Comentó Yabu.
-Es verdad, yo también extrañaba este lugar-
-Por cierto, ¿En donde estuviste anoche?-
Preguntó curioso, provocando sorpresa en el rostro de Yuto.
-¿Eh? Yo… salí por unos minutos joven Kota, perdón por no haberle pedido permiso-
-¿Fuiste a ver a tu amigo?-
Preguntó con una sonrisa. Yuto simplemente asintió con la cabeza.
-¿Y como esta?-
-Muy… diferente… pero igual de despistado-
Yabu no pudo evitar el soltar una pequeña carcajada ante la mirada perdida de Yuto.
-Interesante, lo veras de nuevo si vamos de visita a casa de Kei-
Yuto se ruborizó de inmediato.
-Como usted quiera joven Kota-
Yabu solo sonrió y continuo con el camino.
Daiki estaba llegando a la casa de Kei, el mayordomo lo recibió y lo dejo pasar, entonces una criada se acercó a el y lo saludó.
-Joven Daiki, buenos días-
-Buenos días, ¿Esta Kei?-
-Si, espere un momento, le avisaré que esta usted aquí-
-Mejor dime en donde esta, quiero sorprenderlo-
Con este comentario la sonrisa de la criada desapareció y le dijo un poco seria.
-Disculpe joven Daiki, pero son instrucciones del joven Kei que lo espere en la sala, iré a avisarle que lo espera-
Y con una pequeña reverencia se alejo, un poco extrañado Daiki se dirigió hacia la sala y tomo asiento en uno de los sillones.
Minutos más tarde la criada regreso y le dijo.
-Dice el joven Kei que vendrá en unos minutos, que si gusta esperarlo mientras toma un poco de té-
-Gracias, esperaré-
Dijo Daiki, estaba extrañado, Kei nunca hacía eso, no podía pensar en una razón.
Mientras esperaba, escuchó como la puerta principal se abría, y de pronto Yabu y Yuto lo saludaron alegremente.
-¡Yabu!-
Exclamó sorprendido mientras se ponía de pie, luego observo como la criada se alejaba, tal vez para avisarle a Kei que también Yabu había llegado.
-Pensé que tal vez estarías aquí-
-Si, siempre estoy aquí-
Dijo con una sonrisa torpe.
-¿Y Kei?-
Preguntó extrañado mientras tomaba asiento frente a Daiki.
-No lo sé, solo dice la criada que vendrá en unos minutos-
-Que extraño, el nunca hace eso, debe estar ocupado-
-Debe ser…-
Dijo Daiki, después pensó.
“-¿Ocupado en que?-”
No podía imaginarse en que estaría ocupado Kei. Tratando de no pensar más en lo mismo, miró a Yuto.
-¿Yuto-kun?-
El chico estaba de pie junto a Yabu.
-Buenos días joven Daiki-
-Vaya, que sorpresa, creciste bastante-
Ante tal comentario Yuto se avergonzó un poco y sonrió. Yabu observó a Yuto y sonrió.
-¿Puedes pedir que traigan un poco de agua?-
Le dijo Yabu, Yuto asintió y se alejó.
-Lo tratas bien-
Le dijo Daiki con una sonrisa.
-No tengo por que tratarlo mal-
Ambos sonrieron y comenzaron a conversar.
Al haber encontrado la cocina, miró a su alrededor, al parecer no había nadie.
-Disculpen…. ¿hay alguien?-
De pronto se escuchó un ruido, al parecer algo se había caído, asustado entro y se dirigió hacia donde pensó que se había escuchado el ruido. Al llegar casi al fondo observó que había una persona sepultada un unos cuatro o cinco costales llenos de verdura.
-¿Estas bien?-
Dijo preocupado mientras ayudaba a esa persona, cual fue su sorpresa al toparse con el rostro de Ryosuke.
-Si… gracias-
Respondió torpemente mientras se frotaba la cabeza.
-Deberías tener más cuidado-
Le dijo serio mientras lo ayudaba a ponerse de pie, Ryosuke al ver a Yuto se sorprendió de inmediato.
-¿Qué… que haces aquí?-
-Vengo por agua-
Le respondió con una sonrisa traviesa, Ryosuke parpadeo un par de veces, se acercó a la mesa y tomó un vaso, lo llenó con agua y se lo dio a Yuto.
-Gracias-
Dijo tomando el vaso mientras rozaba un poco los dedos de Ryosuke.
-De… nada…-
Dijo nervioso.
-Nos vemos más tarde-
Y con una sonrisa, Yuto se dio media vuelta y salió de la cocina, dejando a Ryosuke aún sorprendido y ruborizado.
Después de un gran esfuerzo, logró llegar a la biblioteca, tenía la respiración muy agitada, pero ya estaba justo frente a la puerta, y sin imaginarse que Kei estaría dentro, abrió la puerta con cuidado y la cerro con esfuerzo, dejó escapar un suspiro, estaba realmente agotado, se recargó un poco en la pared para poder descansar y recuperar el aliento cuando escucho la voz de Kei.
-¿Ahora que?-
Asustado, dirigió su mirada hacia el escritorio y ahí estaba, completamente concentrado en lo que escribía, con la mirada distante y un semblante triste.
-Solo vengo a dejar esto, me iré enseguida-
Al escuchar esa voz, Kei se sorprendió y dejó de escribir, indudablemente esa voz era la de Ryutaro.
-¿Qué haces aquí?-
Ryutaro aún seguía recargado en la pared, con la respiración un poco agitada.
-Solo vine a regresar el libro que me prestó, me iré en cuanto lo deje-
-No puedes hacer eso-
Dijo Kei aparentemente molesto mientras se ponía de pie y se acercaba a Ryutaro.
-Pero-
-¿Aun te duele cierto?-
Dijo mientras se detenía justo frente al menor.
-Solo… un poco-
Bajó la mirada para ocultar su avergonzado rostro.
-¿Entonces que haces de pie?-
-Solo vine a dejarle esto-
Dijo sacando el libro y dándoselo a Kei. Este dejó escapar un suspiro y trato de no sonar molesto.
-Debes estar fastidiado de estar encerrado ¿cierto?-
Ryutaro solo asintió torpemente con la cabeza, Kei volvió a suspirar con resignación, se acercó más a Ryutaro y le dijo.
-Bien, pues serás mi compañía por un rato-
Y sin dejar que Ryutaro dijese algo, lo tomó en brazos y lo sentó en una pequeña silla.
-Joven Kei… no-
-¿Quieres otro libro?-
Preguntó con una sonrisa, Ryutaro asintió torpemente, entonces Kei se alejó y fue en busca de otro libro, después volvió y se lo dio a Ryutaro.
-Esto te gustara, ahora solo disfrútalo-
Con manos torpes Ryutaro tomó aquel libro.
-Gracias… joven Kei-
-Con esto me disculpo por no haber ido a curarte anoche-
Sorprendido, Ryutaro miró a Kei, este le sonreía amablemente, después lo vio alejarse de vuelta a su escritorio y miro atento como volvía a su trabajo. Pudo notar como esa sonrisa desaparecía por completo, regresando aquel vacío en su mirada y aquella expresión llena de tristeza.
Ryutaro decidió no decir nada, ya lo haría en otra ocasión, así que se dedicó a leer mientras Kei trabajaba, ambos en silencio.
-Parece que Kei no va a salir…-
Dijo Yabu mientras miraba a su alrededor.
-Eso parece…-
Respondió con tristeza. Yabu observó la expresión de Daiki y decidió hacer algo para animarlo un poco.
-Yo creo que si volvemos más tarde ya estará desocupado, te parece que salgamos a dar una vuelta mientras esperamos-
Daiki sonrió débilmente y asintió, Yabu se puso de pie y le sonrió a Daiki.
-Animo, vamos a divertirnos un poco mientras el se desocupa, ya verás que en cuanto volvamos nos contará que estuvo haciendo-
-Tienes razón-
Dijo Daiki con una sonrisa, se puso de pie y salió junto con Yabu de la casa de Kei.
Ante la inesperada pregunta de Takaki, dejó de doblar aquel elegante pantalón y dirigió lentamente su mirada hacia el, topándose con una mirada suplicante, en ese momento no pudo más, ahora estaba seguro de que podía llamarlo con naturalidad, así que sonriendo amablemente le respondió.
-Yuya-sama… ¿Por qué habría de odiarlo?-
Takaki estaba sorprendido, la sonrisa de Chinen era tan hermosa, lo hipnotizaba, y ahora, que estaba elegantemente arreglado, le causaba una sensación más extraña que la habitual.
-Bueno… creo que yo-
-No importa, ahora no importa-
Lo interrumpió Chinen con el mismo tono amable en la voz, tomó la ropa, se dio media vuelta y se acercó al enorme closet de madera, abrió uno de los cajones y comenzó a guardar la ropa.
Takaki solo lo observaba, cuando se dio cuenta de que el chico estaba por terminar, se puso de pie, y lentamente se fue acercando hacia el menor.
En cuanto Chinen terminó, cerró aquel cajón, estaba dispuesto a girarse cuando observó un brazo bloquearle el camino, indudablemente se trataba de Takaki.
-Yuya-sama… ¿Qué ocurre?-
Dijo aún estando de espaldas.
-No te muevas-
Le dijo con voz suave, Chinen hizo caso, no se movió, incluso cuando sintió como Takaki recargaba su rostro sobre su hombro, aquello lo hacía sentir tan bien, que instintivamente solo cerro los ojos y ladeo un poco su cabeza para que esta quedara sobre la cabeza de Takaki.
-Perdóname…-
Al escuchar estas palabras, Chinen reincorporó su cabeza, al mismo tiempo Takaki se alejó un poco del menor, permitiendo que así se girará para verlo al fin.
-Yuya-sama, no hay nada que perdonar, yo no soy digno de escuchar una disculpa de su parte-
-Claro que lo eres-
Le dijo con voz suave mientras lo miraba con ternura.
-No debí hablarte de esa manera… es solo que yo-
-Usted puede hablarme como quiera Yuya-sama, yo no tengo por que objetar nada-
La voz de Chinen era tranquila, hecho por el cual Takaki se sentía aún peor.
-No digas eso…-
Le dijo mientras le acariciaba el rostro y lo miraba con cierta suplica. Chinen observó fijamente a Takaki, perdiéndose como siempre, en aquellos hermosos ojos.
-Quiero que sepas que el solo hecho de verte tan sonriente con esa mujer… con alguien más… hace que me hierva la sangre… a veces quiciera que…-
Takaki sonaba desesperado, trataba de volver a guardar la calma, pero el tan solo hecho de recordar como se comportaba Chinen ante aquella joven lo hacía enfurecer.
-Yuya-sama…-
Dijo Chinen un poco preocupado, después de todo se notaba el esfuerzo que Takaki hacía por tratar de no exaltarse, la forma en la que cerraba sus ojos y su puño eran pruebas suficientes.
-Sé que esto no esta bien… nada bien, pero ya no puedo más… Yuri…-
Al decir estas palabras, Takaki se relajó por completo y su voz se volvió mas suave, al mismo tiempo que acariciaba con ternura la mejilla de Chinen y se acercaba lentamente a su rostro.
-Yuri… quiero que solo me veas a mi, que solo me sonrías a mi… que solo me pertenezcas a mi-
Ante tales palabras, Chinen se quedó sorprendido, pero Takaki no le dio oportunidad de decir algo, puesto que selló sus labios con un profundo beso, al cual Chinen respondió casi de forma inmediata, uniéndose en un suave, lento y dulce beso. Con movimientos lentos y acompasados, ambos se besaban sin deseos de separarse, simplemente era la sensación más hermosa que ambos podían sentir cada que se tenían tan cerca.
Lentamente Takaki tomó el rostro de Chinen con ambas manos, tratando de acercar más al chico, como si así aquel beso pudiese hacerse más profundo. Cuando lograron separarse solo un poco para recobrar el aliento, se miraron fijamente, Takaki pudo percibir aquel brillo en la mirada de Chinen, y sin poder evitarlo, sonrió y juntó su frente con la del menor.
-Yuri yo… yo-
Dejó escapar un suspiró y cerró los ojos.
-Quiero que sepas que aquí…-
Mientras decía estas palabras tomó la mano de Chinen y la colocó sobre su pecho, el menor simplemente observaba con cuidado los movimientos de Yuya, sintiendo los suaves latidos del mayor con su mano.
-Aquí… hay algo que simplemente ya no puedo controlar, algo que pide a gritos salir y no sé que hacer, por que a pesar de todo, tengo miedo-
La voz suave y ligeramente seria de Yuya preocupó a Chinen.
-¿Qué ocurre Yuya-sama?-
Preguntó mientras abría más los ojos, entonces Takaki se separó unos pocos centímetros del rostro de Chinen, lo observó fijamente y continuo.
-No quiero que te alejes de mi, ese es mi miedo, ¿sabes por qué?-
Preguntó con una pequeña sonrisa, Chinen negó con la cabeza sin dejar de observa a Takaki.
-Por que yo… al fin lo he comprendido-
Chinen estaba confundido, las palabras de Takaki eran extrañas, nunca decía cosas así, y antes de que hubiese sido capaz de decir algo, Takaki volvió a besarlo, un beso suave y lento, al cual Chinen no pudo resistirse, ni siquiera lo intentó.
En cuanto aquel beso terminó, Takaki besó su mejilla y le susurro suavemente al oído.
-Te amo-
Con estas simples palabras Chinen se sintió extraño, su mente entró en un estado de conmoción en el cual dudaba si en verdad había escuchado aquellas palabras, simplemente era algo que jamás imaginó ser capaz de escuchar, su corazón comenzó a acelerarse considerablemente, le faltaba el aliento y sentía sus mejillas terriblemente calientes, no era capaz de mover ni un solo músculo.
Takaki se alejó un poco solo para mirarlo a los ojos y la sorpresa del menor fue más que evidente.
-Yuri… ¿Estas bien?-
Preguntó con voz suave, entonces Chinen logró reaccionar un poco, parpadeo un poco y tragó saliva.
-Yo… yo… no lo sé… yo….-
Yuya dejó escapar un suspiro y se alejó más de Chinen.
-Discúlpame, no quería que te sintieras incómodo, de verdad… solo… olvida lo que dije por favor-
Dicho esto Takaki se dio media vuelta al mismo tiempo que se llevaba una mano a la cabeza y se revolvía el cabello.
Justo en ese momento, Chinen sintió que debía hacer algo para evitar que Takaki se alejara y simplemente todo terminara en el olvido, así que actuando rápidamente, abrazó al mayor por la espalda, con cierta fuerza, entonces logró decir con voz débil.
-¿Cómo me pide que olvide unas palabras tan bellas?-
Ante tal pregunta y al sentir los brazos de Chinen rodear su cintura, se detuvo en seco y se quedo bastante sorprendido, sin embargo Chinen continuo hablando.
-Acaba de decir que… que me ama… Yuya-sama…-
Takaki pudo sentir como Chinen lo abrazaba con más fuerza, entonces, con una sonrisa más aliviada, Yuya tomó las manos de Chinen para lograr liberarse de aquel agarre, al hacerlo se giró lentamente y ambos se miraron a los ojos.
-Si, lo dije, ¿Acaso tienes algo que agregar?-
Preguntó con ternura, Chinen sonrió y por primera vez tomó la iniciativa de ponerse ligeramente de puntillas solo para lograr rodear el cuello de Yuya con ambos brazos y acercarse provocativamente a su rostro, entonces, justo antes de besarlo, le dijo en un susurro.
-Te amo-
Y sin más juntó sus labios con los de Yuya, en un suave y torpe beso, el cual intentaba liderar, pero era inútil, así que pronto Takaki tomó el control como de costumbre, esta vez haciendo de aquel beso algo más profundo, cambiando de un ritmo suave y lento, a uno lentamente pasional, lleno de aquel deseo que comenzaba a despertar para ambos.
Chinen se aferraba con fuerza al cuello de Takaki mientras este rodeaba su cintura y lo pegaba más a su cuerpo y sin darse cuenta, después de unos segundos, se encontraba acariciando la espalda de Chinen suavemente, y este comenzó a jugar con el cabello de Yuya, entrelazando sus dedos con aquellos suaves mechones de cabello.
Ambos no tenían idea de lo que estaba por comenzar, jamás habían hecho algo parecido en su vida, simplemente se estaban dejando llevar por aquel sentimiento, por aquel deseo de simplemente sentirse el uno al otro sin importar nada más.
Lentamente la temperatura de ambos subía, causándoles nuevas sensaciones, un deseo nuevo, pero definitivamente ambos deseaban continuar, anhelaban llegar hasta el final, puesto que ahora nada era capaz de apagar esta nueva sensación, esta pasión que poco a poco incrementaba, con cada beso, con cada caricia.
Pronto, ambos dejaron de besarse, pero solo para continuar. Delicadamente Takaki comenzó a desabrochar el elegante saco que llevaba Chinen y se lo quitó, así procedió con el chaleco y la camisa, desabotonando lentamente, y mientras se la quitaba por completo, se acercó de nueva cuenta solo para besar su cuello. Al sentir los húmedos labios de Takaki sobre su piel pudo sentir como un ligero escalofrío recorría su espalda y el resto de su cuerpo, pero a medida que este continuaba repartiéndole suaves besos por todo su cuello.
Mientras besaba lentamente el cuello de Chinen, con una de sus manos comenzaba a deslizar la camina hasta quitarla, al mismo tiempo que acariciaba suavemente los brazos del menor. La sensación de aquella suave piel sobre sus dedos era única, maravillosa, deseaba sentir más, así que continuo, esta vez acariciando la espalda de Yuri.
Poco a poco, Chinen comenzaba a desear poder tocar más que el rostro de Takaki, así que mientras este volvía a besar sus labios, lentamente deslizo sus manos al interior de la bata de dormir de Yuya y comenzó a acariciar su cálido pecho.
Al sentir los fríos dedos de Yuri acariciar su pecho, un leve suspiro salió de sus labios mientras besaba al menor. Una vez más se separaron y esta vez fue Chinen quien comenzó a besar el cuello de Takaki, lenta y suavemente, saboreando cada centímetro, embriagándose con el suave aroma de Yuya. Mientras tanto, Takaki comenzó a guiar a Chinen lentamente hacia la cama, lentamente tomó asiento en la orilla y automáticamente Chinen se sentó sobre sus piernas, tomando el rostro de Takaki con ambas manos mientras dejaba de besar su cuello para dirigirse una vez más a sus labios, volviendo a besarse con intensidad, cada beso pedía algo más, y mientras se besaban Chinen deslizó la bata de Takaki para poder acariciar sus brazos, su espalda, su pecho, disfrutar de esa cálida piel.
Pasados unos cuantos minutos, ambos se encontraban completamente desnudos, recostados sobre la cama, Takaki encima de Chinen, repartiéndole besos por todo el pecho mientras acariciaba sus piernas lentamente, provocando que el menor dejara salir leves gemidos que le indicaban a Takaki que continuara, lo cual hizo, mientras bajaba lentamente, besando su abdomen hasta que se topó de frente con el ya despierto miembro de Chinen, el cual no dudó en lamer traviesamente, provocando un gemido más profundo por parte de Chinen. Este gemido le pareció realmente placentero para sus oídos, así que continuó lamiéndolo lentamente, mientras que los gemidos de Chinen eran cada vez más placenteros y deseando poder escuchar más, introdujo aquel erecto miembro dentro de su boca y comenzó a succionarlo a un ritmo lento, subiendo y bajando, lamiendo la punta. Esto para Chinen era realmente delicioso, y cansado de apretar las sabanas de la cama, dirigió sus manos hacia la cabeza de Takaki y comenzó a intentar moverla a un ritmo más acelerado, a lo cuan Yuya accedió y comenzó a succionar el miembro de Chinen cada vez más rápido, hasta que de pronto pudo sentir como el miembro de Chinen dejaba salir toda su esencia y un gemido mucho más fuerte que los anteriores salió de la boca del menor. Takaki saboreo aquel blanco liquido y observó la agitada respiración de Chinen, subió un poco y volvió a capturar los labios del menor, ambos tenían sus cuerpos bañados en sudor, sus respiraciones agitadas, pero aún así continuaban llenándose de besos y caricias.
Poco después, Takaki volvió a besar el cuello de Chinen, pero esta vez, dejando una pequeña maraca en el, y mientras acariciaba la pierna del menor, se dirigió lentamente a su entrada y con uno de sus dedos comenzó a penetrarlo. Al sentir el primer dedo dentro, Chinen no pudo evitar el gritar ante tal intromisión, causando que Takaki se asustara un poco e intentara sacarlo, pero lo detuvo diciendo con gran esfuerzo.
-Con… continua-
Ante tal suplica, Takaki miró a Chinen con ternura y continuó, moviendo su dedo en círculos, entrando y saliendo lentamente, después introdujo un tercer dedo y al igual que la primera vez, Chinen dejó escapar un pequeño grito, esta vez más placentero que el primero. Al paso de unos minutos sacó ambos dedos, besó la mejilla de Chinen, lo miró a los ojos y le sonrió, este también lo hizo de vuelta y antes de continuar logró decir con voz suave.
-Tal vez esto duela demasiado… no quiero lastimarte, podemos detenernos ahora si tu quieres-
Chinen sonrió ampliamente y respondió.
-Quiero continuar-
Takaki le sonrió de vuelta, le dio un pequeño beso en los labios, entonces, se posicionó y acercó su miembro hacia la entrada de Chinen, este como respuesta abrió un poco las piernas. Podía sentir la punta del miembro de Takaki rozar su entrada, era algo realmente nuevo y placentero, estaba comenzando a desear más, lo cual fue concedido casi de inmediato cuando Takaki comenzó a penetrarlo lentamente, provocándole un terrible dolor ante tal intromisión, tanto que no pudo evitar el curvear su espalda y aferrarse a las sabanas, deseaba gritar pero sabía que si lo hacía Takaki se detendría y no quería que eso sucediera. Pero inevitablemente Takaki pudo notar como Chinen se contenía para no gritar, de igual forma a Yuya le costaba respirar, la estreches de Yuri era deliciosa, así que comenzó a moverse lentamente.
Ante las suaves embestidas, Chinen se acostumbraba a aquella sensación, poco a poco el dolor fue desapareciendo, dejando en su lugar una sensación realmente placentera, incluso, después de unos segundos, se aferró a la espalda de Takaki, tratado de pegarse más a su cuerpo y así poder sentirlo cada vez más adentro.
Las embestidas iban en aumento, Chinen no dejaba de gemir al igual que Takaki, fuerte, cada vez más fuerte y rápido, hasta que de pronto Takaki dejó salir su esencia dentro del cuerpo de Chinen, este solo pudo sentir aquel cálido liquido expandirse en su interior, dejando escapar un último grito de placer.
Ambos, completamente agotados, sus respiraciones agitadas y sus cuerpos bañados en sudor, dejaron descansar sus desnudos cuerpos. Takaki se recostó torpemente a un lado de Chinen y lo abrazó con las pocas fuerzas que le quedaban, y antes de caer completamente dormido le susurró al oído.
-Yuri, te amo-
-Yuya-sama…-
Dijo Chinen con la misma voz suave mientras se giraba lentamente para poder ver el rostro de Takaki, pudo ver la cálida sonrisa de este.
-¿Cuándo será el día en que solo sea “Yuya” para ti?-
Chinen se ruborizó un poco, tragó saliva y entonces, con mucho esfuerzo logró decir.
-Yu… Yuya-
-¿Si?-
Preguntó mientras acercaba su rostro al de Chinen.
-Te amo-
Así, ambos se besaron por última vez en esa noche y antes de quedarse completamente dormidos, Takaki habló.
-Quédate a mi lado Yuri-
-Lo haré, Yuya-
La avergonzada voz de Chinen hizo sonreír a Yuya, así, ambos se quedaron dormidos, abrazados y con una sonrisa dibujada en los labios.
Esa mañana, salió de prisa de la cama, corrió hacia la cocina, tomó una bandeja, la puso sobre la mesa y en ella puso unas cuantas piezas de pan, un vaso con leche fresca y una manzana.
-¿A dónde vas con eso?-
Ignoró por completo la pregunta de una de las criadas y caminó de prisa rumbo a la habitación de Ryutaro. Al llegar tocó la puerta, no espero por una respuesta y como pudo la abrió, dejó la bandeja sobre la pequeña mesita de madera y vio como su amigo dormía profundamente.
-Ryutaro, es hora del desayuno-
Dijo con voz suave, pero el menor parecía no querer despertar por lo que se giró para darle la espalda y taparse mejor con la cobija.
Con un suspiro de resignación se acercó y de un solo movimiento le quitó a Ryutaro la cobija y se acercó a la pequeña ventana para correr la cortina y dejar que la luz del sol entrará.
-Es hora de despertar-
Fastidiado, abrió los ojos y se topo con el sonriente rostro de Ryosuke muy cerca del suyo.
-¿Por qué vienes tan temprano?-
Preguntó con fastidio.
-No es tan temprano, es hora del desayuno, anda levántate-
Le dijo animadamente mientras se alejaba de el y le acercaba la mesita de madera.
-Esto es raro… estas de buen humor a esta hora… das miedo ¿sabias?-
Dijo mientras se tallaba un poco los ojos y se sentaba sobre la cama.
-No tiene nada de malo amanecer de buen humor-
Respondió Ryosuke muy tranquilamente mientras se cruzaba de brazos.
-Tratándose de ti, simplemente es algo aterrador-
-No seas exagerado, hablas como si fuera la peor persona en las mañanas-
-Lo digo por que es así-
-Claro que no-
Se defendió mientras miraba a Ryutaro en forma de puchero.
-Por supuesto que si, ¿acaso olvidas las veces que he ido a despertarte?-
En eso Ryosuke miró hacia el techo e intentó recordar, y efectivamente, no habían sido experiencias muy agradables para Ryutaro.
-De acuerdo, si tengo mal despertar, pero hoy no es así por lo tanto deberías estar agradecido-
-No sé si estar agradecido o asustado-
Respondió Ryutaro en tono de broma mientras tomaba una pieza de pan y comenzaba a comérsela.
-Simplemente me siento de buen humor, ¿no puedes sencillamente aceptarlo y ya?-
-Esta bien, lo acepto, pero algo me dice que no es solo por que sí-
Dicho esto, Ryutaro bebió un poco de su leche mientras que las mejillas de Ryosuke se ruborizaban un poco.
-No… no sé a que te refieres-
Dijo desviando la mirada.
-Puede ser que pasó algo muy bueno con Yuto-kun para que estés así-
Con estas palabras Ryosuke se ruborizó aún más, haciendo su nerviosismo más notorio para Ryutaro.
-Eso quiere decir que tengo la razón, eres tan predecible-
Dijo Ryutaro comiendo otra pieza de pan y tomando más leche.
-No sabes lo que dices-
Respondió Ryosuke refunfuñando un poco, Ryutaro simplemente sonrió ante tal actitud y continuo tomando su desayuno.
Esa mañana también despertó temprano, se alistó y salió de su habitación, atravesó el pasillo y comenzó a bajar las escaleras, al pisar el vestíbulo, uno de los mayordomos se acercó a el con una carta en la mano.
-Joven Kei, su padre le ha mandado esto-
-Gracias-
Dijo mientras tomaba aquella carta y caminaba rumbo al comedor. Al verlo entrar las criadas comenzaron a servirle el desayuno.
-Buenos días joven Kei-
Lo saludó una de ellas.
-Buenos días-
Respondió sonriente mientras hacía la carta a un lado y se disponía a comenzar con su fruta fresca. Mientras comía, miró a su alrededor, extrañaba ver a Ryutaro por los alrededores, entonces eso le hizo recordar que la noche anterior no había ido para ayudarlo con su pie.
-Tengo que disculparme…-
Murmuró mientras se comía el último trozo de manzana.
-¿Disculparse con quien?-
Preguntó una criada curiosa mientras le servía un poco de jugo.
-Con nadie, mejor dime una cosa, ¿en dónde esta Ryosuke?-
-¿Ryosuke? Bueno, se despertó muy temprano y de un muy buen humor le llevó el desayuno a Ryutaro, supongo que debe seguir con el-
-Vaya…-
Dijo Kei mientras tomaba un poco de jugo.
-¿Quiere que lo llame?-
-No, no es necesario, solo era curiosidad, estaré en la biblioteca un rato, si vienen a buscarme avísame antes ¿de acuerdo?-
Indico mientras se ponía de pie.
-¿Incluso si es el joven Daiki?-
-Si, solo dígale que me espere en la sala-
-Como ordene joven Kei-
Así, Kei se dirigió rumbo a la biblioteca junto con la carta que le había enviado su padre en la mano.
-¿Ahora que quiere?-
Murmuró mientras salía del comedor y caminaba a paso lento rumbo a la biblioteca.
En la gran casa de la familia Yabu, todos desayunaban en harmonía.
-¿Qué tal la velada Kota?-
Preguntó su madre mientras tomaba un poco de té.
-Maravillosa madre, muchas gracias, al fin pude ver a mis amigos y conversamos cosas interesantes-
-Me alegra, pero dime, ¿conociste a alguna chica que llamara tu atención?-
-No madre, a decir verdad no estuve muy al pendiente de ese detalle, pero no te preocupes-
-Así es, deja de molestarlo con eso, el encontrará a la mujer de su vida cuando llegue el momento, así que no lo presiones-
Dijo su padre mientras se limpiaba un poco y se ponía de pie.
-¿Ya se va padre?-
-Debo ir con el ministro a arreglar unos asuntos, ¿quieres venir conmigo?-
-No padre, si no le molesta me gustaría dar un paseo por los alrededores antes de dedicarme a ayudarle-
Dijo con una sonrisa.
-Como quieras, no quiero presionarte, entonces, nos veremos más tarde-
-Que tengas un buen día-
Dijo su madre mientras sonreía, después el señor salió del comedor y se marcho.
-Bien madre, yo también me retiro, quiero dar una vuelta a caballo si no te molesta-
-Adelante hijo, yo estaré en el jardín, hay unas rosas preciosas-
Ambos sonrieron, Kota se puso de pie y salió del comedor rumbo a las caballerizas. Estando ahí tomó a su caballo favorito, le acarició la cabeza y lo saludó.
-¿Cómo has estado Jupiter? Te extrañé-
El caballo relinchó como si así respondiese a la pregunta de Yabu, este lo acarició un poco más, después abrió la puerta y lo sacó, tomó una silla y se la puso, después lo montó y comenzó a cabalgar por los alrededores de la casa, a un trote lento, disfrutando del sol de la mañana.
Estaba por avanzar un poco más lejos cuando Yuto se acercó a el.
-Joven Kota-
-Yuto, buenos días, ¿Qué ocurre?-
Preguntó con una sonrisa.
-Solo pensé que le gustaría un poco de compañía.
-Muchas gracias, ve por tu caballo y salgamos a dar una vuelta ¿te parece?-
Yuto sonrió y asintió animadamente con la cabeza, se dio media vuelta y fue por su caballo.
Los suave rayos del sol entraban por la ventana, sentía que había dormido demasiado, pero estaba feliz, y antes de abrir lo ojos, buscó a la persona que le daba tal felicidad, pero después de palpar por toda la cama no lo encontró, sorprendido abrió los ojos y descubrió que estaba solo.
Por un minuto paso por su mente la idea de que todo hubiese sido un sueño, pero al salir de la cama notó que estaba desnudo, el jamás dormía desnudo, así que lo de anoche definitivamente no había sido un sueño. Buscó su bata y se la puso, miró a su alrededor, entro al baño y nada, Yuri no estaba por ningún lado.
-¿A dónde se fue?-
Murmuró mientras abría la puerta de su habitación y salía. En cuanto llego a la sala se topó con un mayordomo.
-Buenos días joven Yuya-
-Buenos días-
Respondió distante, y antes de que el mayordomo se alejara le preguntó.
-¿En donde esta Yuri?-
-En el comedor joven, como todas las mañanas ayudando a poner la mesa-
-Gracias-
Dijo con una sonrisa y comenzó a caminar rumbo al comedor. Al llegar ahí estaba, poniendo un poco de pan sobre la mesa mientras otra criada ponía la jarra con leche fresca.
-Buenos días-
Dijo con voz amable, al escucharlo Yuri levantó la mirada y se topó con la amplia sonrisa de Yuya, sonrisa a la cual no dudó en responder con otra.
-Buenos días Yuya-sama-
Al escuchar eso Takaki frunció un poco el ceño, pero después comprendió que así estaba bien, después de todo lo pasado entre ambos era solo entre ellos y los demás no tenían por que enterarse.
-¿Ya desayunaste?-
Preguntó tranquilo mientras tomaba asiento.
-Si Yuya-sama-
-Vaya, debiste haber despertado muy temprano-
Ante tal comentario Chinen se ruborizó un poco y bajo la mirada.
-Tenía que hacerlo-
-Si esta bien, ve a preparar mi baño, subiré en cuanto termine-
-Si Yuya-sama-
Dijo Chinen, hizo una pequeña reverencia y corrió hacia la cocina para calentar el agua.
Takaki simplemente sonrió y continuo con su desayuno.
Al estar solo en la biblioteca, dejó escapar un suspiro mientras miraba aquel sobre, con pesar lo abrió y leyó.
“Quiero que hagas lo siguiente, son unos pendientes importantes. Cuento contigo”
De ahí se desglosaba una enorme lista de cosas por hacer, escritos por elaborar, papeles por revisar, cuentas por elaborar, en fin, era demasiado. No tenía opción, si no quería problemas con su padre debía cumplir con aquella lista de deberes antes de su regreso. Así que sin más, se puso a trabajar.
-No es posible que me deje todo esto a mi…-
Murmuró mientras sentía un gran fastidio, molestia, simplemente odiaba hacer esas cosas, pero lo que a el le gustaba hacer no podía hacerlo, así que resignado continuo trabajando.
Ryosuke ya había dejado a Ryutaro solo, después de haberlo molestado un rato se escapó con la excusa de que tenía trabajo por hacer.
-Supongo que… ya debo ser capaz de moverme-
Murmuro mientras estiraba su pierna y comenzaba a mover en círculos su tobillo, el dolor ya no era tan fuerte, aunque aún estaba presente.
-Creí que vendría… pero es obvio que es algo que no le preocupe demasiado-
Dijo con melancolía, recordando que la noche anterior había esperado a que Kei llegase a ayudarlo como la vez anterior, pero eso jamás ocurrió y tuvo que hacerlo solo, únicamente le pidió ayuda a una criada para que le llevase agua caliente, el resto lo hizo el mismo.
-Quiero verlo…-
Dijo con melancolía mientras sentía un pequeño dolor en su pecho, la ansiedad comenzó a invadirlo e intentó ponerse de pie, y para evitar caerse, se sujetó con fuerza de la pared. Tomó el libro que Ryosuke le había llevado y dijo.
-Tengo que regresarlo, solo eso, después volveré…-
Y guardando el libro dentro de su pantalón comenzó a caminar lentamente, sujetándose a las paredes, haciendo el menor esfuerzo con su pie izquierdo.
Yabu y Yuto paseaban por los alrededores, ya se habían alejado bastante de la casa, pero estaban disfrutando bastante de aquel paseo.
-Hace mucho que no contemplaba este paisaje-
Comentó Yabu.
-Es verdad, yo también extrañaba este lugar-
-Por cierto, ¿En donde estuviste anoche?-
Preguntó curioso, provocando sorpresa en el rostro de Yuto.
-¿Eh? Yo… salí por unos minutos joven Kota, perdón por no haberle pedido permiso-
-¿Fuiste a ver a tu amigo?-
Preguntó con una sonrisa. Yuto simplemente asintió con la cabeza.
-¿Y como esta?-
-Muy… diferente… pero igual de despistado-
Yabu no pudo evitar el soltar una pequeña carcajada ante la mirada perdida de Yuto.
-Interesante, lo veras de nuevo si vamos de visita a casa de Kei-
Yuto se ruborizó de inmediato.
-Como usted quiera joven Kota-
Yabu solo sonrió y continuo con el camino.
Daiki estaba llegando a la casa de Kei, el mayordomo lo recibió y lo dejo pasar, entonces una criada se acercó a el y lo saludó.
-Joven Daiki, buenos días-
-Buenos días, ¿Esta Kei?-
-Si, espere un momento, le avisaré que esta usted aquí-
-Mejor dime en donde esta, quiero sorprenderlo-
Con este comentario la sonrisa de la criada desapareció y le dijo un poco seria.
-Disculpe joven Daiki, pero son instrucciones del joven Kei que lo espere en la sala, iré a avisarle que lo espera-
Y con una pequeña reverencia se alejo, un poco extrañado Daiki se dirigió hacia la sala y tomo asiento en uno de los sillones.
Minutos más tarde la criada regreso y le dijo.
-Dice el joven Kei que vendrá en unos minutos, que si gusta esperarlo mientras toma un poco de té-
-Gracias, esperaré-
Dijo Daiki, estaba extrañado, Kei nunca hacía eso, no podía pensar en una razón.
Mientras esperaba, escuchó como la puerta principal se abría, y de pronto Yabu y Yuto lo saludaron alegremente.
-¡Yabu!-
Exclamó sorprendido mientras se ponía de pie, luego observo como la criada se alejaba, tal vez para avisarle a Kei que también Yabu había llegado.
-Pensé que tal vez estarías aquí-
-Si, siempre estoy aquí-
Dijo con una sonrisa torpe.
-¿Y Kei?-
Preguntó extrañado mientras tomaba asiento frente a Daiki.
-No lo sé, solo dice la criada que vendrá en unos minutos-
-Que extraño, el nunca hace eso, debe estar ocupado-
-Debe ser…-
Dijo Daiki, después pensó.
“-¿Ocupado en que?-”
No podía imaginarse en que estaría ocupado Kei. Tratando de no pensar más en lo mismo, miró a Yuto.
-¿Yuto-kun?-
El chico estaba de pie junto a Yabu.
-Buenos días joven Daiki-
-Vaya, que sorpresa, creciste bastante-
Ante tal comentario Yuto se avergonzó un poco y sonrió. Yabu observó a Yuto y sonrió.
-¿Puedes pedir que traigan un poco de agua?-
Le dijo Yabu, Yuto asintió y se alejó.
-Lo tratas bien-
Le dijo Daiki con una sonrisa.
-No tengo por que tratarlo mal-
Ambos sonrieron y comenzaron a conversar.
Al haber encontrado la cocina, miró a su alrededor, al parecer no había nadie.
-Disculpen…. ¿hay alguien?-
De pronto se escuchó un ruido, al parecer algo se había caído, asustado entro y se dirigió hacia donde pensó que se había escuchado el ruido. Al llegar casi al fondo observó que había una persona sepultada un unos cuatro o cinco costales llenos de verdura.
-¿Estas bien?-
Dijo preocupado mientras ayudaba a esa persona, cual fue su sorpresa al toparse con el rostro de Ryosuke.
-Si… gracias-
Respondió torpemente mientras se frotaba la cabeza.
-Deberías tener más cuidado-
Le dijo serio mientras lo ayudaba a ponerse de pie, Ryosuke al ver a Yuto se sorprendió de inmediato.
-¿Qué… que haces aquí?-
-Vengo por agua-
Le respondió con una sonrisa traviesa, Ryosuke parpadeo un par de veces, se acercó a la mesa y tomó un vaso, lo llenó con agua y se lo dio a Yuto.
-Gracias-
Dijo tomando el vaso mientras rozaba un poco los dedos de Ryosuke.
-De… nada…-
Dijo nervioso.
-Nos vemos más tarde-
Y con una sonrisa, Yuto se dio media vuelta y salió de la cocina, dejando a Ryosuke aún sorprendido y ruborizado.
Después de un gran esfuerzo, logró llegar a la biblioteca, tenía la respiración muy agitada, pero ya estaba justo frente a la puerta, y sin imaginarse que Kei estaría dentro, abrió la puerta con cuidado y la cerro con esfuerzo, dejó escapar un suspiro, estaba realmente agotado, se recargó un poco en la pared para poder descansar y recuperar el aliento cuando escucho la voz de Kei.
-¿Ahora que?-
Asustado, dirigió su mirada hacia el escritorio y ahí estaba, completamente concentrado en lo que escribía, con la mirada distante y un semblante triste.
-Solo vengo a dejar esto, me iré enseguida-
Al escuchar esa voz, Kei se sorprendió y dejó de escribir, indudablemente esa voz era la de Ryutaro.
-¿Qué haces aquí?-
Ryutaro aún seguía recargado en la pared, con la respiración un poco agitada.
-Solo vine a regresar el libro que me prestó, me iré en cuanto lo deje-
-No puedes hacer eso-
Dijo Kei aparentemente molesto mientras se ponía de pie y se acercaba a Ryutaro.
-Pero-
-¿Aun te duele cierto?-
Dijo mientras se detenía justo frente al menor.
-Solo… un poco-
Bajó la mirada para ocultar su avergonzado rostro.
-¿Entonces que haces de pie?-
-Solo vine a dejarle esto-
Dijo sacando el libro y dándoselo a Kei. Este dejó escapar un suspiro y trato de no sonar molesto.
-Debes estar fastidiado de estar encerrado ¿cierto?-
Ryutaro solo asintió torpemente con la cabeza, Kei volvió a suspirar con resignación, se acercó más a Ryutaro y le dijo.
-Bien, pues serás mi compañía por un rato-
Y sin dejar que Ryutaro dijese algo, lo tomó en brazos y lo sentó en una pequeña silla.
-Joven Kei… no-
-¿Quieres otro libro?-
Preguntó con una sonrisa, Ryutaro asintió torpemente, entonces Kei se alejó y fue en busca de otro libro, después volvió y se lo dio a Ryutaro.
-Esto te gustara, ahora solo disfrútalo-
Con manos torpes Ryutaro tomó aquel libro.
-Gracias… joven Kei-
-Con esto me disculpo por no haber ido a curarte anoche-
Sorprendido, Ryutaro miró a Kei, este le sonreía amablemente, después lo vio alejarse de vuelta a su escritorio y miro atento como volvía a su trabajo. Pudo notar como esa sonrisa desaparecía por completo, regresando aquel vacío en su mirada y aquella expresión llena de tristeza.
Ryutaro decidió no decir nada, ya lo haría en otra ocasión, así que se dedicó a leer mientras Kei trabajaba, ambos en silencio.
-Parece que Kei no va a salir…-
Dijo Yabu mientras miraba a su alrededor.
-Eso parece…-
Respondió con tristeza. Yabu observó la expresión de Daiki y decidió hacer algo para animarlo un poco.
-Yo creo que si volvemos más tarde ya estará desocupado, te parece que salgamos a dar una vuelta mientras esperamos-
Daiki sonrió débilmente y asintió, Yabu se puso de pie y le sonrió a Daiki.
-Animo, vamos a divertirnos un poco mientras el se desocupa, ya verás que en cuanto volvamos nos contará que estuvo haciendo-
-Tienes razón-
Dijo Daiki con una sonrisa, se puso de pie y salió junto con Yabu de la casa de Kei.
jueves, 12 de agosto de 2010
Mi melodía eres tú [Cap. 7]
Capitulo 7 -FINAL-
No dejaba de observar su reloj con insistencia, los minutos pasaban uno tras otro, pronto la hora de salir al escenario llegaría, y estaba seguro de que Daiki no estaba ahí.
En un último intento, tomó su teléfono y comenzó a escribirle un mensaje a Yuto.
“¿Ya esta aquí?”
Presionó el botón de enviar y espero por su respuesta, la cual no tardo mucho en llegar.
“No… pero debe llegar pronto”
Sonrió melancólicamente mientras volvía a echarle un vistazo a su reloj. Ya faltaban dos minutos para las seis de la tarde.
-No vendrá…-
Murmuró, sentía como algo le oprimía el pecho, pero era de esperarse, después de todo Daiki no tenía idea de a quien iría a ver, estaba triste, decepcionado, no estaba seguro de querer salir al escenario, pero de pronto, una de las personas encargadas se acercó a el.
-Kei-san, sales en un minuto, por favor toma tu lugar-
Kei simplemente asintió con la cabeza, observo como esa persona se iba mientras hablaba por radio, observó a los chicos del coro prepararse y dándose ánimos mutuamente, cerró sus ojos por un segundo, suspiró profundo, estiró sus brazos y se preparó mentalmente.
-Aunque no estés aquí… debo hacerlo-
Daiki ya estaba en el autobús, con el corazón latiéndole muy aceleradamente, mirando por la ventana, estando cada vez más cerca, pero de pronto, el autobús se detuvo.
-¿Qué?-
Expresó Daiki mientras se ponía de pie y trataba de ver por qué el autobús se había detenido, la respuesta, había un gran embotellamiento, muchos autos detenidos en filas, ninguno avanzaba, miró hacia atrás y observó como los autos se formaban detrás del autobús.
“-Llegaré tarde… y aún esta lejos…-”
Pensó mientras trataba de pensar, no sabía que hacer, si se quedaba en el autobús no llegaría, tal vez si de salía y comenzaba a correr llegaría a tiempo, miró su reloj.
-Faltan diez minutos… tengo que hacer algo…-
Murmuró, tenía que hacer algo, estaba desesperado, así que sin más, bajó del autobús y comenzó a correr con todas sus fuerzas, tenía poco tiempo y aún había mucho camino por recorrer, solo anhelaba llegar a tiempo.
-Tengo que llegar… ¡¡¡Tengo que llegar!!!-
Gritó mientras corría lo más rápido que sus piernas se lo permitían, estaba dispuesto a darlo todo con tal de llegar a tiempo, incluso si el tiempo y la distancia no estaban a su favor.
La hora había llegado, Kei estaba sentado en el banquillo frente al hermoso piano color negro azabache, al escuchar los aplausos de la gente, esbozo una gran sonrisa, después cerró los ojos, sintió el calor del reflector sobre su cuerpo, estaba seguro de que Daiki no estaba ahí, pero estaba dispuesto a tocar lo mejor posible. Dejó escapar un suspiro melancólico, colocó sus dedos sobre las teclas de aquel piano y de forma suave, harmónica y elegante, comenzó con la melodía, aquella melodía que practicaba todos los días.
La gente del público estaba emocionada, conmovida, era una melodía suave, delicada, que les erizaba la piel con cada nota, la forma en la que los dedos de Kei se deslizaban por aquellas teclas era divinamente elegante.
Sabía que estaba complaciendo al público, pero no se complacía a sí mismo, puesto que la persona que más deseaba que lo escuchara, no se encontraba ahí. Al parecer el que percibía estas emociones era Yuto, a pesar de que la melodía sonaba perfecta, Yuto sabía que su amigo se sentía vacío, desanimado, y todo por qué Daiki no había llegado.
“-¿Por qué no llegó?-”
Se preguntó Yuto mientras observaba como Kei continuaba tocando aquella pieza, complaciendo al público, y en especial a sus padres.
Al fin la melodía termino con aquel sentimiento melancólico, provocando que la gente se pusiese de pie mientras aplaudían emocionados. En respuesta, Kei se puso de pie y se reverencio ante el público, mostró su mejor sonrisa, se dio media vuelta y regresó a su lugar, frente al piano, enseguida los chicos y chicas del coro estudiantil entró en escena, esperaron a que la gente dejara de aplaudir, y segundos después, el espectáculo continuo, Kei solo acompañó al coro en una canción, después salió del escenario y la pequeña orquesta hizo su aparición especial.
Aún escuchaba los aplausos de la gente resonar en su cabeza, ahora se encontraba encerrado en su pequeño camerino, quería permanecer ahí, solo, pensando en una sola persona, Daiki.
-Quería que estuvieras aquí… debí decírtelo desde el principio… Daiki-
Murmuró mientras suspiraba, bajaba la mirada y se hundía más en aquel pequeño sillón.
Al parecer el evento ya había terminado, dos horas de música y emociones, que para Kei fueron casi eternas, encerrado en su pequeño camerino. De pronto alguien tocó a la puerta.
-Kei, ya es hora de irnos-
Era la voz de su padre.
-Llegaré a casa más tarde, no se preocupen-
Respondió sin levantarse, no deseaba moverse.
-De acuerdo, felicidades hijo, estuviste espectacular-
Kei percibió la felicidad en la voz de su padre.
-Gracias… padre-
-No llegues tarde a casa, esto hay que celebrarlo-
-Si…-
Y así, escucho como su padre se alejaba, dejó escapar un suspiró y segundos después alguien toco a la puerta.
-Inoo-chan… soy yo, Yuto, ¿puedo pasar?-
-Claro-
Dijo aparentando un poco de ánimo, entonces la puerta se abrió y Yuto entró, cerrando la puerta detrás de si.
-Felicidades, como siempre te llevaste el premio grande-
Yuto sonrió gentilmente.
-Yo no lo creo amigo-
Respondió Kei con una sonrisa melancólica y desganada.
-¿Estas decepcionado por que no vino?-
-No. Una parte de mi, muy pequeña, estaba convencido de que esto podía ocurrir, pero una gran parte de mi, de verdad, esperaba verlo entre el público-
Yuto solo observó como Kei bajaba la mirada.
-A lo mejor… se le presentó algo urgente… o se perdió en el camino…-
-¿Eso crees? Por que mi teoría es otra-
-Inoo-chan… anímate, el lunes podrás hablar con el…-
-No lo creo, no creo que sea buena idea volver a esa escuela…-
-Pero… ¿lo quieres cierto? Por que no lo intentas de nuevo, esta vez se directo, déjate de juegos y solo ve por el-
Kei miró a Yuto y le sonrió débilmente.
-Para que te sientas mejor, te invito a cenar algo, lo que tu quieras, yo pagaré-
Yuto sonreía ampliamente, tratando de cualquier forma animar a su amigo.
-De acuerdo, solo dame unos minutos ¿de acuerdo? Espérame afuera-
-Bien, te espero, no tardes demasiado-
Dijo Yuto dándole una palmadita en el hombro y saliendo de aquel camerino, dejando a Kei nuevamente solo, como el lo había pedido.
Ya estaba muy cerca, podía ver el lugar a lo lejos, estaba comenzando a cansarse, pero no estaba dispuesto a detenerse por eso, sabía muy bien que ya era demasiado tarde, comenzaba a atardecer, pero aún sentía que debía llegar.
Al estar frente al lugar, vio a Yuto salir y se sorprendió bastante, se detuvo en seco y trato de recuperar el aliento, recargándose en sus rodillas.
Yuto logró visualizar al chico, quien lucía realmente agotado.
-Dai… Daiki… ¿eres tu?-
Al escuchar su nombre, se reincorporó y miró a Yuto.
-Si… eso creo…-
Aún no recuperaba por completo el aliento, después de todo había corrido demasiado.
-¿Por qué llegas hasta ahorita?-
Le preguntó Yuto mientras se acercaba a el.
-Hubo un gran embotellamiento, tuve que bajarme del autobús… comencé a correr… pero… creo que llegué tarde… ¿aún esta él aquí?-
-¿Te refieres a-
-¡Kei! ¿Aún esta aquí?-
Yuto estaba completamente sorprendido.
-¿Lo… lo sabes?-
Daiki asintió con la cabeza. No estaba muy seguro de cómo, pero lo sabía, siempre lo supo, y ahora Yuto se lo confirmaba, ahora sus ganas de ver a Kei incrementaron mucho más.
-Esta en su camerino, entra, rápido, solo sigue aquel pasillo hasta el fondo-
-Gracias-
Y así, Daiki se marchó de prisa, corriendo de nuevo, sentía en sus estomago aquel nerviosismo, deseaba ver a Kei de nuevo, deseaba abrazarlo, ¿por qué?
“-Eso no importa ahora-”
Pensó mientras continuaba corriendo por aquel pasillo, estaba por llegar al lugar que Yuto le había indicado, pero de pronto la puerta se abrió y él se detuvo en seco.
Ahí estaba Kei, cerrando la puerta, con aquel elegante traje puesto, lucía realmente elegante, al parecer aún no notaba su presencia, puesto que observó como dejaba salir un suspiro con los ojos cerrados y se disponía a continuar con su camino.
Y es que ya no quedaba más por hacer o esperar, debía continuar, Yuto lo esperaba afuera, su buen amigo Yuto, pero gran sorpresa que se llevó al momento de mirar al frente y solo dar un paso, ahí estaba aquel chico, de pie, mirándolo con cierto nerviosismo en el rostro.
-Daiki…-
Logró decir con asombro aún en el rostro.
-Perdón por llegar tarde… no quería llegar tan tarde… pero… estoy aquí y… ¿aún… puedes tocar para mí?-
Mientras hablaba, Daiki se acercaba lentamente a Kei, hasta quedar justo frente a el.
-¿Cómo lo-
-Creo que siempre lo supe, solo que nunca quise darme cuenta…-
Daiki bajó la mirada y Kei sonrió torpemente.
-Creí que no vendrías…-
Daiki levantó la mirada y miró a Kei.
-Perdón-
Y dicho esto, de forma completamente inesperada para Kei, Daiki lo abrazó tiernamente, hundiendo su rostro en su pecho y aferrandose a la espalda de Kei. Aún si poder comprender si aquello era real, lentamente levantó sus brazos y abrazó de vuelta a Daiki.
-¿Aún puedo escuchar aquella melodía?-
Preguntó tímidamente.
-Las veces que quieras-
Al escuchar tal respuesta, Daiki se separo solo un poco del cuerpo de Kei, entonces le dedicó una enorme sonrisa, aquella sonrisa que Kei tanto amaba y anhelaba ver.
Así que instintivamente, Kei acarició suavemente el rostro de Daiki mientras se acercaba lentamente. Al notar tal acercamiento, Daiki comenzó a ruborizarse, pero no estaba dispuesto a alejarse, así que simplemente se dejó llevar, y justo cuando los labios de Kei estaban a escasos centímetros de los suyos, cerró sus ojos, sintiendo la suave respiración del mayor sobre su rostro mientras que su corazón latía con fuerza, estaba ansioso por completar aquel contacto, pero antes de hacerlo, Kei habló.
-¿Me quieres Daiki?-
El menor estaba por abrir los ojos y responder, cuado los labios de Kei se posaron sobre los suyos, uniéndose ambos en un suave contacto llamado beso.
Lo que al principio era un simple contacto, lentamente fue volviéndose más profundo, a un solo ritmo, suave, sin prisas, solamente disfrutando de aquel momento, regalándose besos cortos, otros profundos, entrelazando tímidamente sus lenguas, dejándose llevar por ese único sentimiento.
Minutos después, ambos se separaron lentamente y se miraron, Kei sonrió.
-Ahora sé la respuesta, pero aún así deseo escucharla-
Daiki se ruborizó un poco, bajó un poco la mirada un par de segundos, y después volvió a mirar a Kei.
-Si… te quiero…-
Logró decir con esfuerzo, para después sonreír tímidamente.
-Bien, ahora, ven conmigo-
Le dijo Kei con una sonrisa, tomó su mano y comenzó a llevarlo hacia el escenario, lo llevó hacia las butacas y le hizo tomar asiento en primera fila.
Daiki estaba emocionado, al fin lo vería con sus propios ojos, simplemente sentía que no podía esperar más, era como si se tratase de un niño pequeño esperando a ver su espectáculo preferido.
Elegantemente, Kei subió al escenario, miró a Daiki con una sonrisa, se acercó al piano y tomo, de nueva cuenta, asiento en aquel banquillo, cerró sus ojos, respiró profundo, colocó sus dedos en las teclas indicadas, y sin esperar más, aquella melodía comenzó a sonar por todo el lugar, la melodía que tanto amaba Daiki, interpretada por la persona que lo había cambiado completamente, desde la primera vez que lo escuchó tocar.
El resto de la melodía continuo, provocando en Daiki una gran emoción, era algo maravilloso, ver a Kei tocando de esa manera, le erizaba la piel y sentía como sus ojos se humedecían lentamente.
Mientras tanto Kei tocaba con el corazón, esta vez tocaba como deseaba hacerlo, solo y exclusivamente para la persona que lo contemplaba, la melodía sonaba diferente, a pesar de ser la misma, había algo diferente, esta vez había más emoción, mas sentimiento, mas entrega, con cierto toque de amor entre aquellas notas. Esta era su melodía de amor por Daiki.
Daiki estaba emocionado, feliz, sumamente feliz. En cuando la melodía termino, lentamente, Kei se puso de pie, se acercó a la orilla del escenario, miró a Daiki con una sonrisa y estiró su mano, el menor comprendió el mensaje, así que torpemente se puso de pie, se acercó y tomó la mano de Kei, quien con fuerza lo ayudo a subir al escenario y lo abrazó fuerte, pegándolo a su cuerpo.
-¿Te gustó?-
Daiki sonrió y abrazó a Kei de vuelta.
-Siempre me ha gustado, es una melodía hermosa, mi favorita-
-Hay muchas más, pero solo has logrado escuchar esta-
-Por que con esta te conocí-
-Igual yo, cuando te vi de pie afuera de mi casa, escuchándome, con esa sonrisa en tu rostro, desde ese momento siento que… me enamoré de ti-
Ante tal confesión, Daiki se sorprendió y se alejó un poco de Kei para mirarlo tímidamente.
-Me viste desde la primera vez y… ¿te sentiste así?-
Kei solo asintió.
-Tenía que decirlo de alguna forma-
Daiki se sonrojó un poco, Kei se acercó de nuevo a su rostro y lo besó dulcemente, de forma casi inmediata Daiki respondió a aquel contacto.
Al separarse, un ruidito muy particular proveniente del estomago de Daiki rompió con aquella atmosfera.
-¿Quieres comer algo?-
Preguntó Kei con una sonrisa traviesa.
-Pero esta vez invito yo-
Respondió Daiki con la misma sonrisa dibujada en los labios.
-De acuerdo-
Dijo Kei mientras tomaba la mano de Daiki, estaba tan acostumbrado a sentir la mano del mayor sobre la suya, que amaba cuando hacía eso.
Ambos salieron del lugar aún tomados de las manos.
-Creo que Yuto se cansó de esperar-
Dijo Kei en voz baja mientras sonreía.
-¿Eh?-
Daiki no había escuchado bien lo que Kei había dicho.
-No es nada, solo hablaba solo-
-Eres raro…-
Dijo Daiki mientras sonreía burlonamente.
-¿Apenas lo notas?-
Preguntó Kei sorprendido, después sonrió. Así, ambos comenzaron a caminar.
-¿A dónde iremos?-
-A un lugar que me gusta mucho desde que soy pequeño, suelo ir ahí con mi familia, te gustará-
Le respondió Daiki mientras sonreía, sentía que desde hace mucho tiempo no sonreía de esa manera, y todo gracias a Kei.
Después de haber caminado bastante, Kei comenzaba a desesperarse.
-¿Seguro que sabes hacia donde vamos?-
-Por supuesto, aún falta un poco, esta cerca de mi casa-
-Dai-chan… llevamos caminando más de una hora-
-Tranquilo, valdrá la pena-
-¿Por qué no tomamos el autobús desde un principio?-
Preguntó Kei sonando ligeramente molesto, Daiki lo miró y le sonrió.
-Por que si tomábamos el autobús, nos perderíamos del agradable atardecer, además de que me gusta caminar contigo así-
Por primera vez Kei se ruborizó levemente y no dijo nada más.
Cuando llegaron, Kei estaba ligeramente sorprendido y a la vez emocionado, era un pequeño restaurante familiar en donde la especialidad era el ramen de toda clase.
-¿Cómo sabes que me gusta el ramen?-
Preguntó Kei extrañado.
-No lo sabía, simplemente pensé en traerte aquí-
Respondió Daiki ligeramente extrañado.
-Bueno, entremos que tengo mucha hambre yo también-
Daiki dejó escapar una risita al ver la expresión de Kei, así, ambos entraron al lugar, Kei llamaba a sobre manera la atención, pues no era normal que un chico de su edad vistiera tan elegantemente y entrara a comer ramen, pero no le dio importancia y tomo asiento frente a Daiki, después pidieron cada quien su plato de ramen, y en cuanto llegó, comenzaron a comer, conversando de vez en cuando, diciendo cualquier cosa y riendo como tontos.
Mientras terminaban de cenar, afuera, comenzaba a llover con fuerza. Kei fue el primero en darse cuenta.
-Debemos irnos ahora…-
Daiki miró hacia una de las ventanas, llovía con fuerza y no parecía querer detenerse pronto.
-Yo opino que nos esperemos un poco, esta lloviendo demasiado-
-¿Tu casa este cerca cierto?-
-Si… a una calle de aquí… pero no pienso salir con este clima-
Kei miró traviesamente a Daiki.
-Y yo no pienso quedarme aquí-
-¿Qué?-
-Lo que escuchaste, así que vámonos ahora-
Dicho esto, tomo a Daiki de la mano y comenzaba a llevárselo hacia la salida.
-¡Espera un momento!-
-¿Qué?-
Pregunto Kei sorprendido por el grito de Daiki.
-Al menos espera a que pague la cuenta-
Dicho esto se soltó del agarre de Kei y se dirigió a la mesa, tomó la nota y se fue a la caja para pagar.
Al terminar, se acercó de nueva cuenta a Kei.
-No entiendo por que no te puedes esperar un poco-
-Por que la gente me ve raro y ya me cansé, así que anda!-
-De acuerdo-
Dijo Daiki con pesar, suspiró profundo y siguió a Kei rumbo a la salida. Al estar afuera, la estruendosa lluvia los recibió.
-¿¡Seguro que no prefieres esperarte un poco!?-
-¡No!-
Ambos se gritaban, la fuerte tormenta no les permitía hablar con voz normal.
-¡¿Hacia dónde esta tu casa?!-
Preguntó Kei.
-¡Sígueme!-
Le indicó Daiki mientras tomaba su mano y comenzaba a llevárselo, ambos estaban siendo empapados por la fuerte lluvia, y esto al parecer divertía a Kei, quien no dejaba de reír mientras corría siendo llevado por Daiki.
Ambos corrían con todas sus fuerzas, hasta que al fin llegaron a casa de Daiki, este abrió lo más rápido que pudo la puerta y dejo entrar a Kei.
-A salvo…-
Dijo Kei en un suspiro mientras recobraba el aliento-
-Si… pero ahora estamos mojados, y todo por que no te pudiste esperar un poco-
-Lo siento, es que las miradas de la gente comenzaban a marearme-
-Es tu culpa por vestir tan elegante el día de hoy-
Le dijo Daiki en tono de broma mientras subía por las escaleras.
-Ven, te daré algo seco si no enfermarás, y yo también-
-Gracias-
Dijo Kei mientras seguía a Daiki.
Al estar arriba, Daiki abrió la puerta de su habitación y le dijo a Kei que entrara.
-Espera aquí, iré por una toalla y algo de ropa seca, no tardo-
Kei asintió y entró curioso en aquella habitación, no era muy grande, pero el aroma de Daiki estaba impregnado en cada rincón.
Tomó asiento en la silla del escritorio y comenzó a admirar con más detalle lo que había alrededor.
Poco después Daiki llegó con una toalla en la mano junto con un poco de ropa y otra toalla en la cabeza, el ya se había cambiado de ropa, llevaba lo mismo que se había puesto esa tarde, sus pantalones cortos, que terminaban justo debajo de la rodilla, y un playera holgada.
-Toma, esto es de papá, espero y sea suficiente-
-Gracias-
En ese momento Kei se puso de pie, tomó la toalla y la ropa limpia, entonces comenzó a desabotonar su saco, se lo quitó y lo dejó sobre la silla, se quito la corbata, después comenzó a desabotonar su camisa. Extrañamente, Daiki lo observaba, sin ser capaz de mirar en otra dirección o de decir algo. Kei apenas había desabrochado tres botones cuando se detuvo al sentir la mirada de Daiki.
-¿Sucede algo?-
Preguntó un poco serio, provocando un notable rubor en las mejillas de Daiki, quien trató de desviar un poco la mirada.
-Nada-
Respondió rápidamente, esto solo provocó que una leve sonrisa se dibujase en el rostro de Kei, quien lentamente se acercó a Daiki y lo abrazó con ternura, al mismo tiempo que le susurró al oído.
-Estas nervioso-
Esto aumentó el nerviosismo de Daiki.
-Por supuesto que no-
-Oh… ¿seguro?-
Le dijo con cierto tono seductor mientras le mordía la oreja y después besaba su mejilla.
-No… no lo estoy-
Afirmó mientras desviaba la mirada. Kei sonrió traviesamente, le dio un suave beso en los labios y después se deslizó un poco solo para besar el cuello de Daiki.
-¿Y ahora?-
Daiki no respondió y solo cerró sus ojos, Kei regresó y volvió a capturar sus labios. A diferencia de las veces anteriores, ambos chicos se besaban con más intensidad, demostrando el deseo que comenzaba a despertar dentro de ellos.
Después de besarse de esa forma por unos minutos, ambos se separaron, recobraron un poco el aliento y unieron sus frentes mientras mantenían sus ojos abiertos.
-¿Quieres hacerlo?-
Preguntó Kei con voz suave, Daiki se puso ligeramente nervioso, más sin embargo logró responder.
-Si-
-No quiero que te sientas obligado, si piensas que es muy rápido yo-
-Quiero estar contigo-
Lo interrumpió Daiki al mismo tiempo que lo besaba con ternura y un poco de torpeza.
-De acuerdo-
Dijo Kei con una sonrisa ligeramente traviesa y continúo besándolo igual que al principio, Daiki simplemente se dejaba llevar.
De nuevo dejaron de besarse, y esta vez Kei comenzó a besar el cuello de Daiki, no sin antes detenerse un poco para dejar una pequeña marca. Mientras lo hacía, logró colar sus manos por debajo de la playera del menor y comenzó a acariciar su cálido pecho, provocando que este dejara escapar pequeño gemidos.
En cuanto termino de saborear el cuello de Daiki, lo miró fijamente, y de un solo movimiento, le quito la playera, dejando a descubierto su pecho, el cual no dudó en acariciar con ternura mientras volvía a tomar los labios del menor.
Por otra parte, Daiki no iba a quedarse sin hacer nada, así que mientras Kei lo besaba, poco a poco dirigió sus manos hacia el pecho del mayor y comenzó a desabotonarle la camisa, lentamente, al lograr hacerlo, comenzó a rozar con sus dedos el cálido pecho de este, provocando que dejase salir un pequeño suspiro.
Sin embargo en ningún momento tuvieron la más minima intención de detener aquel profundo beso, mientras tanto Daiki le quitaba la camisa a Kei y comenzaba a acariciar su espalda, aferrandose de vez en cuando para tratar de sentir el cuerpo del mayor más cerca del suyo.
Lentamente Kei hizo lo mismo, acariciando suavemente la espalda de Daiki, disfrutando de la suavidad de su piel y de su calor, y con pasos torpes, comenzó a dirigir a Daiki hacia la cama, recostándolo con delicadeza, sin dejar de besarlo, quedando sobre de él. En esos momentos, ninguno de los dos podían pensar en otra cosa más que en el hecho de continuar hasta el final, mientras que la lluvia caía con bastante fuerza acompañada de unos cuantos relámpagos.
Ambos chicos se llenaban de incontables caricias y besos, recorriendo cada parte de su ya desnudo cuerpo. Kei no dejaba de acariciar el cuerpo de Daiki mientras lo besaba, primero en los labios, después el cuello y así descendía lentamente, el menor simplemente se dejaba llevar por aquellas caricias. Pronto, la mano de Kei se encontró con el ya despierto miembro de Daiki, y a un ritmo lento comenzó a masajearlo, de arriba hacia abajo, lentamente, jugando un poco, mientras tanto besaba su pecho y escuchaba los leves gemidos que Daiki dejaba escapar.
Lentamente Kei descendió más y más hasta que se topó de frente con el miembro de Daiki, y sin pensarlo más, lo introdujo en su boca, succionándolo a un ritmo un poco más acelerado, lamiendo y jugando con la punta. Los gemidos de Daiki eran cada vez más fuertes, cuando sintió el momento de correrse, sin pensarlo, tomo la cabeza de Kei con ambas manos y comenzó a entrelazar sus dedos con su cabello al mismo tiempo que pretendía que Kei se moviese más rápido, lo cual dio resultado, así, Daiki dejó salir su blanco liquido dentro de la boca del mayor, al mismo tiempo que un gemido lleno de placer salía de su boca, estaba exhausto, su cuerpo bañado en sudor, pero estaba seguro de que eso no era todo, y lo comprobó en el momento en el que Kei volvió a apoderarse de sus labios, esta vez con un beso suave y lento. Entonces, de forma instintiva, Daiki enredó ambas piernas alrededor de la cintura de Kei, sintiendo el miembro de este muy cerca de su entrada.
-¿Estas listo?-
Preguntó Kei con una sonrisa ligeramente traviesa, Daiki asintió con la cabeza y lentamente comenzó a besar el cuello de Kei, este disfrutó de la placentera sensación que los labios de Daiki le regalaban, cerró sus ojos, tomó a Daiki de la cintura, lo levanto un poco y lentamente fue penetrándolo.
Al sentir el miembro de Kei entrar lentamente en el, no pudo evitar el dejar salir un gran grito, el cual fue casi opacado por un estruendoso relámpago, que ocasionó que se fuera la luz, y ambos chicos quedaron en plena obscuridad, pero eso no pareció importarles, puesto que Kei continuo moviéndose hasta que al fin logró entrar por completo en Daiki.
-Estas… muy… estrecho…-
-Lo siento-
Se disculpó Daiki con dificultad mientras temblaba un poco.
-No… te disculpes… eso tiene solución-
Le dijo con voz amable y repentinamente comenzó a embestirlo lentamente, obteniendo como resultado que Daiki gritará más fuerte. Aquel dolor era indescriptible, jamás había sentido algo así, pero a medida que las embestidas de Kei aumentaban, aquel dolor desaparecía, dejando en su lugar un poco de placer el cual iba en constante aumento.
Cuando estuvo acostumbrado a aquella sensación, comenzaba a necesitar más, así que comenzó a mover sus caderas a un ritmo más acelerado, ahora esos gritos de dolor, eran gritos de placer.
Los dos continuaron de esa forma por mucho tiempo, al punto en el que ambos gemían fuertemente, mientras la gran tormenta caía afuera.
Ambos estaban a punto de alcanzar aquel placer tan exquisito, y para tratar de elevarlo, ambos se movían más y más rápido, hasta que de pronto llegó. Kei y Daiki dejaron escapar un gemido ahogado en placer, sus cuerpos se tensaron por unos segundos y fue cuando Daiki pudo sentir como el cálido líquido de Kei se esparcía en su interior, después, respiraron agitadamente, y antes de caer completamente rendidos, Kei le sonrió a Daiki, le dio un pequeño beso en los labios, el cual fue respondido de forma automática, y de nuevo con una sonrisa le dijo al menor.
-Te amo tanto-
Al escuchar estas palabras, los ojos de Daiki se humedecieron ligeramente, al mismo tiempo que sentía sus mejillas arder y como algo explotaba en su interior, se sentía feliz, realmente feliz, así sonrío ampliamente, rodeo el cuello de Kei con ambos brazos, lo miró fijamente y respondió.
-Igual yo… te amo-
Esto provocó que igual los ojos de Kei se humedecieran ligeramente y que sonriera.
Sin más, se besaron una vez más, lentamente, con más suavidad, y al separarse, Kei se dejó caer a un lado de Daiki, este logró sacar una de las cobijas de la cama y cubrió ambos cuerpos. Kei abrazó a Daiki con ternura, embriagándose de su dulce aroma, y Daiki simplemente disfrutaba estar entra los brazos de Kei. Así, ambos se quedaron completamente dormidos, mientras la lluvia continuaba cayendo en la calle, esta vez, más lentamente, la tormenta estaba pasando. Por primera vez en mucho tiempo, al fin, Daiki sería capaz de dormir tranquilamente, y para mejorar las cosas, junto a la persona que mas amaba.
Lunes por la mañana. Daiki se levantó temprano, desayunó, tomo sus cosas y salió rumbo a la escuela, esta vez, con una amplia sonrisa en el rostro, con un brillo especial en la mirada.
A mitad del camino, se topó con alguien que le hizo esbozar una gran sonrisa y de inmediato se acercó a el.
-Buenos días-
-Buenos días Dai-chan-
Le dijo Kei con la misma gran sonrisa, ambos se miraron por unos segundos y emprendieron el camino rumbo a la escuela.
Casi en la entrada se toparon con Yuto, quien también iba llegando.
-Buenos días Yuto-
-Inoo-chan… Dai-chan, buenos días-
Les dijo con una sonrisa, y los tres entraron juntos, pero siempre Kei junto a Daiki.
A media mañana, en la hora del almuerzo, Kei y Daiki se vieron en el salón de música después de haber comido un poco.
-¿Tocaras para mi?-
-Supongo que puedo hacerlo, pero esta vez no será gratis-
Daiki miró confundido a Kei.
-¿Ahora vas a cobrarme?-
-Por supuesto-
Dijo Kei con una sonrisa traviesa, se acercó a Daiki directo a los ojos y sin que se lo esperara le dio un pequeño beso.
-Tomaré esto como un adelanto-
Dicho esto, se dio media vuelta y camino hacia el piano, Daiki ligeramente ruborizado, tomo asiento junto a el y observó como se preparaba para comenzar.
Cuando aquella melodía comenzó, Daiki cerró sus ojos, amaba aquella pieza, si pudiera vivir el resto de su vida escuchándola no tendría queja alguna, simplemente la amaba, tanto como amaba a la persona que ahora estaba a su lado.
Kei tocaba con aquel sentimiento resonando en su pecho, se sentía feliz al poder tocar solo para Daiki.
Al terminar, ambos se miraron fijamente y se besaron, esta vez un poco más profundo, Kei tomó el rostro de Daiki entre sus manos e hizo de aquel beso más profundo.
-Bueno, ahora ya no me debes nada-
Daiki rió torpemente ante tal comentario.
-¿Tocaras siempre para mi?-
-Por supuesto, siempre y cuando estés siempre a mi lado, por que gracias a ti puedo tocar de esta manera, tu lo eres todo para mí, simplemente mi melodía eres tú-
Ambos sonrieron, juntaron sus frentes y respiraron profundo. Estaban seguros de querer permanecer juntos durante todo el tiempo necesario, creando nuevas melodías, pero en especial, escuchando todos los días aquella hermosa melodía llena de amor para ambos.
F I N
No dejaba de observar su reloj con insistencia, los minutos pasaban uno tras otro, pronto la hora de salir al escenario llegaría, y estaba seguro de que Daiki no estaba ahí.
En un último intento, tomó su teléfono y comenzó a escribirle un mensaje a Yuto.
“¿Ya esta aquí?”
Presionó el botón de enviar y espero por su respuesta, la cual no tardo mucho en llegar.
“No… pero debe llegar pronto”
Sonrió melancólicamente mientras volvía a echarle un vistazo a su reloj. Ya faltaban dos minutos para las seis de la tarde.
-No vendrá…-
Murmuró, sentía como algo le oprimía el pecho, pero era de esperarse, después de todo Daiki no tenía idea de a quien iría a ver, estaba triste, decepcionado, no estaba seguro de querer salir al escenario, pero de pronto, una de las personas encargadas se acercó a el.
-Kei-san, sales en un minuto, por favor toma tu lugar-
Kei simplemente asintió con la cabeza, observo como esa persona se iba mientras hablaba por radio, observó a los chicos del coro prepararse y dándose ánimos mutuamente, cerró sus ojos por un segundo, suspiró profundo, estiró sus brazos y se preparó mentalmente.
-Aunque no estés aquí… debo hacerlo-
Daiki ya estaba en el autobús, con el corazón latiéndole muy aceleradamente, mirando por la ventana, estando cada vez más cerca, pero de pronto, el autobús se detuvo.
-¿Qué?-
Expresó Daiki mientras se ponía de pie y trataba de ver por qué el autobús se había detenido, la respuesta, había un gran embotellamiento, muchos autos detenidos en filas, ninguno avanzaba, miró hacia atrás y observó como los autos se formaban detrás del autobús.
“-Llegaré tarde… y aún esta lejos…-”
Pensó mientras trataba de pensar, no sabía que hacer, si se quedaba en el autobús no llegaría, tal vez si de salía y comenzaba a correr llegaría a tiempo, miró su reloj.
-Faltan diez minutos… tengo que hacer algo…-
Murmuró, tenía que hacer algo, estaba desesperado, así que sin más, bajó del autobús y comenzó a correr con todas sus fuerzas, tenía poco tiempo y aún había mucho camino por recorrer, solo anhelaba llegar a tiempo.
-Tengo que llegar… ¡¡¡Tengo que llegar!!!-
Gritó mientras corría lo más rápido que sus piernas se lo permitían, estaba dispuesto a darlo todo con tal de llegar a tiempo, incluso si el tiempo y la distancia no estaban a su favor.
La hora había llegado, Kei estaba sentado en el banquillo frente al hermoso piano color negro azabache, al escuchar los aplausos de la gente, esbozo una gran sonrisa, después cerró los ojos, sintió el calor del reflector sobre su cuerpo, estaba seguro de que Daiki no estaba ahí, pero estaba dispuesto a tocar lo mejor posible. Dejó escapar un suspiro melancólico, colocó sus dedos sobre las teclas de aquel piano y de forma suave, harmónica y elegante, comenzó con la melodía, aquella melodía que practicaba todos los días.
La gente del público estaba emocionada, conmovida, era una melodía suave, delicada, que les erizaba la piel con cada nota, la forma en la que los dedos de Kei se deslizaban por aquellas teclas era divinamente elegante.
Sabía que estaba complaciendo al público, pero no se complacía a sí mismo, puesto que la persona que más deseaba que lo escuchara, no se encontraba ahí. Al parecer el que percibía estas emociones era Yuto, a pesar de que la melodía sonaba perfecta, Yuto sabía que su amigo se sentía vacío, desanimado, y todo por qué Daiki no había llegado.
“-¿Por qué no llegó?-”
Se preguntó Yuto mientras observaba como Kei continuaba tocando aquella pieza, complaciendo al público, y en especial a sus padres.
Al fin la melodía termino con aquel sentimiento melancólico, provocando que la gente se pusiese de pie mientras aplaudían emocionados. En respuesta, Kei se puso de pie y se reverencio ante el público, mostró su mejor sonrisa, se dio media vuelta y regresó a su lugar, frente al piano, enseguida los chicos y chicas del coro estudiantil entró en escena, esperaron a que la gente dejara de aplaudir, y segundos después, el espectáculo continuo, Kei solo acompañó al coro en una canción, después salió del escenario y la pequeña orquesta hizo su aparición especial.
Aún escuchaba los aplausos de la gente resonar en su cabeza, ahora se encontraba encerrado en su pequeño camerino, quería permanecer ahí, solo, pensando en una sola persona, Daiki.
-Quería que estuvieras aquí… debí decírtelo desde el principio… Daiki-
Murmuró mientras suspiraba, bajaba la mirada y se hundía más en aquel pequeño sillón.
Al parecer el evento ya había terminado, dos horas de música y emociones, que para Kei fueron casi eternas, encerrado en su pequeño camerino. De pronto alguien tocó a la puerta.
-Kei, ya es hora de irnos-
Era la voz de su padre.
-Llegaré a casa más tarde, no se preocupen-
Respondió sin levantarse, no deseaba moverse.
-De acuerdo, felicidades hijo, estuviste espectacular-
Kei percibió la felicidad en la voz de su padre.
-Gracias… padre-
-No llegues tarde a casa, esto hay que celebrarlo-
-Si…-
Y así, escucho como su padre se alejaba, dejó escapar un suspiró y segundos después alguien toco a la puerta.
-Inoo-chan… soy yo, Yuto, ¿puedo pasar?-
-Claro-
Dijo aparentando un poco de ánimo, entonces la puerta se abrió y Yuto entró, cerrando la puerta detrás de si.
-Felicidades, como siempre te llevaste el premio grande-
Yuto sonrió gentilmente.
-Yo no lo creo amigo-
Respondió Kei con una sonrisa melancólica y desganada.
-¿Estas decepcionado por que no vino?-
-No. Una parte de mi, muy pequeña, estaba convencido de que esto podía ocurrir, pero una gran parte de mi, de verdad, esperaba verlo entre el público-
Yuto solo observó como Kei bajaba la mirada.
-A lo mejor… se le presentó algo urgente… o se perdió en el camino…-
-¿Eso crees? Por que mi teoría es otra-
-Inoo-chan… anímate, el lunes podrás hablar con el…-
-No lo creo, no creo que sea buena idea volver a esa escuela…-
-Pero… ¿lo quieres cierto? Por que no lo intentas de nuevo, esta vez se directo, déjate de juegos y solo ve por el-
Kei miró a Yuto y le sonrió débilmente.
-Para que te sientas mejor, te invito a cenar algo, lo que tu quieras, yo pagaré-
Yuto sonreía ampliamente, tratando de cualquier forma animar a su amigo.
-De acuerdo, solo dame unos minutos ¿de acuerdo? Espérame afuera-
-Bien, te espero, no tardes demasiado-
Dijo Yuto dándole una palmadita en el hombro y saliendo de aquel camerino, dejando a Kei nuevamente solo, como el lo había pedido.
Ya estaba muy cerca, podía ver el lugar a lo lejos, estaba comenzando a cansarse, pero no estaba dispuesto a detenerse por eso, sabía muy bien que ya era demasiado tarde, comenzaba a atardecer, pero aún sentía que debía llegar.
Al estar frente al lugar, vio a Yuto salir y se sorprendió bastante, se detuvo en seco y trato de recuperar el aliento, recargándose en sus rodillas.
Yuto logró visualizar al chico, quien lucía realmente agotado.
-Dai… Daiki… ¿eres tu?-
Al escuchar su nombre, se reincorporó y miró a Yuto.
-Si… eso creo…-
Aún no recuperaba por completo el aliento, después de todo había corrido demasiado.
-¿Por qué llegas hasta ahorita?-
Le preguntó Yuto mientras se acercaba a el.
-Hubo un gran embotellamiento, tuve que bajarme del autobús… comencé a correr… pero… creo que llegué tarde… ¿aún esta él aquí?-
-¿Te refieres a-
-¡Kei! ¿Aún esta aquí?-
Yuto estaba completamente sorprendido.
-¿Lo… lo sabes?-
Daiki asintió con la cabeza. No estaba muy seguro de cómo, pero lo sabía, siempre lo supo, y ahora Yuto se lo confirmaba, ahora sus ganas de ver a Kei incrementaron mucho más.
-Esta en su camerino, entra, rápido, solo sigue aquel pasillo hasta el fondo-
-Gracias-
Y así, Daiki se marchó de prisa, corriendo de nuevo, sentía en sus estomago aquel nerviosismo, deseaba ver a Kei de nuevo, deseaba abrazarlo, ¿por qué?
“-Eso no importa ahora-”
Pensó mientras continuaba corriendo por aquel pasillo, estaba por llegar al lugar que Yuto le había indicado, pero de pronto la puerta se abrió y él se detuvo en seco.
Ahí estaba Kei, cerrando la puerta, con aquel elegante traje puesto, lucía realmente elegante, al parecer aún no notaba su presencia, puesto que observó como dejaba salir un suspiro con los ojos cerrados y se disponía a continuar con su camino.
Y es que ya no quedaba más por hacer o esperar, debía continuar, Yuto lo esperaba afuera, su buen amigo Yuto, pero gran sorpresa que se llevó al momento de mirar al frente y solo dar un paso, ahí estaba aquel chico, de pie, mirándolo con cierto nerviosismo en el rostro.
-Daiki…-
Logró decir con asombro aún en el rostro.
-Perdón por llegar tarde… no quería llegar tan tarde… pero… estoy aquí y… ¿aún… puedes tocar para mí?-
Mientras hablaba, Daiki se acercaba lentamente a Kei, hasta quedar justo frente a el.
-¿Cómo lo-
-Creo que siempre lo supe, solo que nunca quise darme cuenta…-
Daiki bajó la mirada y Kei sonrió torpemente.
-Creí que no vendrías…-
Daiki levantó la mirada y miró a Kei.
-Perdón-
Y dicho esto, de forma completamente inesperada para Kei, Daiki lo abrazó tiernamente, hundiendo su rostro en su pecho y aferrandose a la espalda de Kei. Aún si poder comprender si aquello era real, lentamente levantó sus brazos y abrazó de vuelta a Daiki.
-¿Aún puedo escuchar aquella melodía?-
Preguntó tímidamente.
-Las veces que quieras-
Al escuchar tal respuesta, Daiki se separo solo un poco del cuerpo de Kei, entonces le dedicó una enorme sonrisa, aquella sonrisa que Kei tanto amaba y anhelaba ver.
Así que instintivamente, Kei acarició suavemente el rostro de Daiki mientras se acercaba lentamente. Al notar tal acercamiento, Daiki comenzó a ruborizarse, pero no estaba dispuesto a alejarse, así que simplemente se dejó llevar, y justo cuando los labios de Kei estaban a escasos centímetros de los suyos, cerró sus ojos, sintiendo la suave respiración del mayor sobre su rostro mientras que su corazón latía con fuerza, estaba ansioso por completar aquel contacto, pero antes de hacerlo, Kei habló.
-¿Me quieres Daiki?-
El menor estaba por abrir los ojos y responder, cuado los labios de Kei se posaron sobre los suyos, uniéndose ambos en un suave contacto llamado beso.
Lo que al principio era un simple contacto, lentamente fue volviéndose más profundo, a un solo ritmo, suave, sin prisas, solamente disfrutando de aquel momento, regalándose besos cortos, otros profundos, entrelazando tímidamente sus lenguas, dejándose llevar por ese único sentimiento.
Minutos después, ambos se separaron lentamente y se miraron, Kei sonrió.
-Ahora sé la respuesta, pero aún así deseo escucharla-
Daiki se ruborizó un poco, bajó un poco la mirada un par de segundos, y después volvió a mirar a Kei.
-Si… te quiero…-
Logró decir con esfuerzo, para después sonreír tímidamente.
-Bien, ahora, ven conmigo-
Le dijo Kei con una sonrisa, tomó su mano y comenzó a llevarlo hacia el escenario, lo llevó hacia las butacas y le hizo tomar asiento en primera fila.
Daiki estaba emocionado, al fin lo vería con sus propios ojos, simplemente sentía que no podía esperar más, era como si se tratase de un niño pequeño esperando a ver su espectáculo preferido.
Elegantemente, Kei subió al escenario, miró a Daiki con una sonrisa, se acercó al piano y tomo, de nueva cuenta, asiento en aquel banquillo, cerró sus ojos, respiró profundo, colocó sus dedos en las teclas indicadas, y sin esperar más, aquella melodía comenzó a sonar por todo el lugar, la melodía que tanto amaba Daiki, interpretada por la persona que lo había cambiado completamente, desde la primera vez que lo escuchó tocar.
El resto de la melodía continuo, provocando en Daiki una gran emoción, era algo maravilloso, ver a Kei tocando de esa manera, le erizaba la piel y sentía como sus ojos se humedecían lentamente.
Mientras tanto Kei tocaba con el corazón, esta vez tocaba como deseaba hacerlo, solo y exclusivamente para la persona que lo contemplaba, la melodía sonaba diferente, a pesar de ser la misma, había algo diferente, esta vez había más emoción, mas sentimiento, mas entrega, con cierto toque de amor entre aquellas notas. Esta era su melodía de amor por Daiki.
Daiki estaba emocionado, feliz, sumamente feliz. En cuando la melodía termino, lentamente, Kei se puso de pie, se acercó a la orilla del escenario, miró a Daiki con una sonrisa y estiró su mano, el menor comprendió el mensaje, así que torpemente se puso de pie, se acercó y tomó la mano de Kei, quien con fuerza lo ayudo a subir al escenario y lo abrazó fuerte, pegándolo a su cuerpo.
-¿Te gustó?-
Daiki sonrió y abrazó a Kei de vuelta.
-Siempre me ha gustado, es una melodía hermosa, mi favorita-
-Hay muchas más, pero solo has logrado escuchar esta-
-Por que con esta te conocí-
-Igual yo, cuando te vi de pie afuera de mi casa, escuchándome, con esa sonrisa en tu rostro, desde ese momento siento que… me enamoré de ti-
Ante tal confesión, Daiki se sorprendió y se alejó un poco de Kei para mirarlo tímidamente.
-Me viste desde la primera vez y… ¿te sentiste así?-
Kei solo asintió.
-Tenía que decirlo de alguna forma-
Daiki se sonrojó un poco, Kei se acercó de nuevo a su rostro y lo besó dulcemente, de forma casi inmediata Daiki respondió a aquel contacto.
Al separarse, un ruidito muy particular proveniente del estomago de Daiki rompió con aquella atmosfera.
-¿Quieres comer algo?-
Preguntó Kei con una sonrisa traviesa.
-Pero esta vez invito yo-
Respondió Daiki con la misma sonrisa dibujada en los labios.
-De acuerdo-
Dijo Kei mientras tomaba la mano de Daiki, estaba tan acostumbrado a sentir la mano del mayor sobre la suya, que amaba cuando hacía eso.
Ambos salieron del lugar aún tomados de las manos.
-Creo que Yuto se cansó de esperar-
Dijo Kei en voz baja mientras sonreía.
-¿Eh?-
Daiki no había escuchado bien lo que Kei había dicho.
-No es nada, solo hablaba solo-
-Eres raro…-
Dijo Daiki mientras sonreía burlonamente.
-¿Apenas lo notas?-
Preguntó Kei sorprendido, después sonrió. Así, ambos comenzaron a caminar.
-¿A dónde iremos?-
-A un lugar que me gusta mucho desde que soy pequeño, suelo ir ahí con mi familia, te gustará-
Le respondió Daiki mientras sonreía, sentía que desde hace mucho tiempo no sonreía de esa manera, y todo gracias a Kei.
Después de haber caminado bastante, Kei comenzaba a desesperarse.
-¿Seguro que sabes hacia donde vamos?-
-Por supuesto, aún falta un poco, esta cerca de mi casa-
-Dai-chan… llevamos caminando más de una hora-
-Tranquilo, valdrá la pena-
-¿Por qué no tomamos el autobús desde un principio?-
Preguntó Kei sonando ligeramente molesto, Daiki lo miró y le sonrió.
-Por que si tomábamos el autobús, nos perderíamos del agradable atardecer, además de que me gusta caminar contigo así-
Por primera vez Kei se ruborizó levemente y no dijo nada más.
Cuando llegaron, Kei estaba ligeramente sorprendido y a la vez emocionado, era un pequeño restaurante familiar en donde la especialidad era el ramen de toda clase.
-¿Cómo sabes que me gusta el ramen?-
Preguntó Kei extrañado.
-No lo sabía, simplemente pensé en traerte aquí-
Respondió Daiki ligeramente extrañado.
-Bueno, entremos que tengo mucha hambre yo también-
Daiki dejó escapar una risita al ver la expresión de Kei, así, ambos entraron al lugar, Kei llamaba a sobre manera la atención, pues no era normal que un chico de su edad vistiera tan elegantemente y entrara a comer ramen, pero no le dio importancia y tomo asiento frente a Daiki, después pidieron cada quien su plato de ramen, y en cuanto llegó, comenzaron a comer, conversando de vez en cuando, diciendo cualquier cosa y riendo como tontos.
Mientras terminaban de cenar, afuera, comenzaba a llover con fuerza. Kei fue el primero en darse cuenta.
-Debemos irnos ahora…-
Daiki miró hacia una de las ventanas, llovía con fuerza y no parecía querer detenerse pronto.
-Yo opino que nos esperemos un poco, esta lloviendo demasiado-
-¿Tu casa este cerca cierto?-
-Si… a una calle de aquí… pero no pienso salir con este clima-
Kei miró traviesamente a Daiki.
-Y yo no pienso quedarme aquí-
-¿Qué?-
-Lo que escuchaste, así que vámonos ahora-
Dicho esto, tomo a Daiki de la mano y comenzaba a llevárselo hacia la salida.
-¡Espera un momento!-
-¿Qué?-
Pregunto Kei sorprendido por el grito de Daiki.
-Al menos espera a que pague la cuenta-
Dicho esto se soltó del agarre de Kei y se dirigió a la mesa, tomó la nota y se fue a la caja para pagar.
Al terminar, se acercó de nueva cuenta a Kei.
-No entiendo por que no te puedes esperar un poco-
-Por que la gente me ve raro y ya me cansé, así que anda!-
-De acuerdo-
Dijo Daiki con pesar, suspiró profundo y siguió a Kei rumbo a la salida. Al estar afuera, la estruendosa lluvia los recibió.
-¿¡Seguro que no prefieres esperarte un poco!?-
-¡No!-
Ambos se gritaban, la fuerte tormenta no les permitía hablar con voz normal.
-¡¿Hacia dónde esta tu casa?!-
Preguntó Kei.
-¡Sígueme!-
Le indicó Daiki mientras tomaba su mano y comenzaba a llevárselo, ambos estaban siendo empapados por la fuerte lluvia, y esto al parecer divertía a Kei, quien no dejaba de reír mientras corría siendo llevado por Daiki.
Ambos corrían con todas sus fuerzas, hasta que al fin llegaron a casa de Daiki, este abrió lo más rápido que pudo la puerta y dejo entrar a Kei.
-A salvo…-
Dijo Kei en un suspiro mientras recobraba el aliento-
-Si… pero ahora estamos mojados, y todo por que no te pudiste esperar un poco-
-Lo siento, es que las miradas de la gente comenzaban a marearme-
-Es tu culpa por vestir tan elegante el día de hoy-
Le dijo Daiki en tono de broma mientras subía por las escaleras.
-Ven, te daré algo seco si no enfermarás, y yo también-
-Gracias-
Dijo Kei mientras seguía a Daiki.
Al estar arriba, Daiki abrió la puerta de su habitación y le dijo a Kei que entrara.
-Espera aquí, iré por una toalla y algo de ropa seca, no tardo-
Kei asintió y entró curioso en aquella habitación, no era muy grande, pero el aroma de Daiki estaba impregnado en cada rincón.
Tomó asiento en la silla del escritorio y comenzó a admirar con más detalle lo que había alrededor.
Poco después Daiki llegó con una toalla en la mano junto con un poco de ropa y otra toalla en la cabeza, el ya se había cambiado de ropa, llevaba lo mismo que se había puesto esa tarde, sus pantalones cortos, que terminaban justo debajo de la rodilla, y un playera holgada.
-Toma, esto es de papá, espero y sea suficiente-
-Gracias-
En ese momento Kei se puso de pie, tomó la toalla y la ropa limpia, entonces comenzó a desabotonar su saco, se lo quitó y lo dejó sobre la silla, se quito la corbata, después comenzó a desabotonar su camisa. Extrañamente, Daiki lo observaba, sin ser capaz de mirar en otra dirección o de decir algo. Kei apenas había desabrochado tres botones cuando se detuvo al sentir la mirada de Daiki.
-¿Sucede algo?-
Preguntó un poco serio, provocando un notable rubor en las mejillas de Daiki, quien trató de desviar un poco la mirada.
-Nada-
Respondió rápidamente, esto solo provocó que una leve sonrisa se dibujase en el rostro de Kei, quien lentamente se acercó a Daiki y lo abrazó con ternura, al mismo tiempo que le susurró al oído.
-Estas nervioso-
Esto aumentó el nerviosismo de Daiki.
-Por supuesto que no-
-Oh… ¿seguro?-
Le dijo con cierto tono seductor mientras le mordía la oreja y después besaba su mejilla.
-No… no lo estoy-
Afirmó mientras desviaba la mirada. Kei sonrió traviesamente, le dio un suave beso en los labios y después se deslizó un poco solo para besar el cuello de Daiki.
-¿Y ahora?-
Daiki no respondió y solo cerró sus ojos, Kei regresó y volvió a capturar sus labios. A diferencia de las veces anteriores, ambos chicos se besaban con más intensidad, demostrando el deseo que comenzaba a despertar dentro de ellos.
Después de besarse de esa forma por unos minutos, ambos se separaron, recobraron un poco el aliento y unieron sus frentes mientras mantenían sus ojos abiertos.
-¿Quieres hacerlo?-
Preguntó Kei con voz suave, Daiki se puso ligeramente nervioso, más sin embargo logró responder.
-Si-
-No quiero que te sientas obligado, si piensas que es muy rápido yo-
-Quiero estar contigo-
Lo interrumpió Daiki al mismo tiempo que lo besaba con ternura y un poco de torpeza.
-De acuerdo-
Dijo Kei con una sonrisa ligeramente traviesa y continúo besándolo igual que al principio, Daiki simplemente se dejaba llevar.
De nuevo dejaron de besarse, y esta vez Kei comenzó a besar el cuello de Daiki, no sin antes detenerse un poco para dejar una pequeña marca. Mientras lo hacía, logró colar sus manos por debajo de la playera del menor y comenzó a acariciar su cálido pecho, provocando que este dejara escapar pequeño gemidos.
En cuanto termino de saborear el cuello de Daiki, lo miró fijamente, y de un solo movimiento, le quito la playera, dejando a descubierto su pecho, el cual no dudó en acariciar con ternura mientras volvía a tomar los labios del menor.
Por otra parte, Daiki no iba a quedarse sin hacer nada, así que mientras Kei lo besaba, poco a poco dirigió sus manos hacia el pecho del mayor y comenzó a desabotonarle la camisa, lentamente, al lograr hacerlo, comenzó a rozar con sus dedos el cálido pecho de este, provocando que dejase salir un pequeño suspiro.
Sin embargo en ningún momento tuvieron la más minima intención de detener aquel profundo beso, mientras tanto Daiki le quitaba la camisa a Kei y comenzaba a acariciar su espalda, aferrandose de vez en cuando para tratar de sentir el cuerpo del mayor más cerca del suyo.
Lentamente Kei hizo lo mismo, acariciando suavemente la espalda de Daiki, disfrutando de la suavidad de su piel y de su calor, y con pasos torpes, comenzó a dirigir a Daiki hacia la cama, recostándolo con delicadeza, sin dejar de besarlo, quedando sobre de él. En esos momentos, ninguno de los dos podían pensar en otra cosa más que en el hecho de continuar hasta el final, mientras que la lluvia caía con bastante fuerza acompañada de unos cuantos relámpagos.
Ambos chicos se llenaban de incontables caricias y besos, recorriendo cada parte de su ya desnudo cuerpo. Kei no dejaba de acariciar el cuerpo de Daiki mientras lo besaba, primero en los labios, después el cuello y así descendía lentamente, el menor simplemente se dejaba llevar por aquellas caricias. Pronto, la mano de Kei se encontró con el ya despierto miembro de Daiki, y a un ritmo lento comenzó a masajearlo, de arriba hacia abajo, lentamente, jugando un poco, mientras tanto besaba su pecho y escuchaba los leves gemidos que Daiki dejaba escapar.
Lentamente Kei descendió más y más hasta que se topó de frente con el miembro de Daiki, y sin pensarlo más, lo introdujo en su boca, succionándolo a un ritmo un poco más acelerado, lamiendo y jugando con la punta. Los gemidos de Daiki eran cada vez más fuertes, cuando sintió el momento de correrse, sin pensarlo, tomo la cabeza de Kei con ambas manos y comenzó a entrelazar sus dedos con su cabello al mismo tiempo que pretendía que Kei se moviese más rápido, lo cual dio resultado, así, Daiki dejó salir su blanco liquido dentro de la boca del mayor, al mismo tiempo que un gemido lleno de placer salía de su boca, estaba exhausto, su cuerpo bañado en sudor, pero estaba seguro de que eso no era todo, y lo comprobó en el momento en el que Kei volvió a apoderarse de sus labios, esta vez con un beso suave y lento. Entonces, de forma instintiva, Daiki enredó ambas piernas alrededor de la cintura de Kei, sintiendo el miembro de este muy cerca de su entrada.
-¿Estas listo?-
Preguntó Kei con una sonrisa ligeramente traviesa, Daiki asintió con la cabeza y lentamente comenzó a besar el cuello de Kei, este disfrutó de la placentera sensación que los labios de Daiki le regalaban, cerró sus ojos, tomó a Daiki de la cintura, lo levanto un poco y lentamente fue penetrándolo.
Al sentir el miembro de Kei entrar lentamente en el, no pudo evitar el dejar salir un gran grito, el cual fue casi opacado por un estruendoso relámpago, que ocasionó que se fuera la luz, y ambos chicos quedaron en plena obscuridad, pero eso no pareció importarles, puesto que Kei continuo moviéndose hasta que al fin logró entrar por completo en Daiki.
-Estas… muy… estrecho…-
-Lo siento-
Se disculpó Daiki con dificultad mientras temblaba un poco.
-No… te disculpes… eso tiene solución-
Le dijo con voz amable y repentinamente comenzó a embestirlo lentamente, obteniendo como resultado que Daiki gritará más fuerte. Aquel dolor era indescriptible, jamás había sentido algo así, pero a medida que las embestidas de Kei aumentaban, aquel dolor desaparecía, dejando en su lugar un poco de placer el cual iba en constante aumento.
Cuando estuvo acostumbrado a aquella sensación, comenzaba a necesitar más, así que comenzó a mover sus caderas a un ritmo más acelerado, ahora esos gritos de dolor, eran gritos de placer.
Los dos continuaron de esa forma por mucho tiempo, al punto en el que ambos gemían fuertemente, mientras la gran tormenta caía afuera.
Ambos estaban a punto de alcanzar aquel placer tan exquisito, y para tratar de elevarlo, ambos se movían más y más rápido, hasta que de pronto llegó. Kei y Daiki dejaron escapar un gemido ahogado en placer, sus cuerpos se tensaron por unos segundos y fue cuando Daiki pudo sentir como el cálido líquido de Kei se esparcía en su interior, después, respiraron agitadamente, y antes de caer completamente rendidos, Kei le sonrió a Daiki, le dio un pequeño beso en los labios, el cual fue respondido de forma automática, y de nuevo con una sonrisa le dijo al menor.
-Te amo tanto-
Al escuchar estas palabras, los ojos de Daiki se humedecieron ligeramente, al mismo tiempo que sentía sus mejillas arder y como algo explotaba en su interior, se sentía feliz, realmente feliz, así sonrío ampliamente, rodeo el cuello de Kei con ambos brazos, lo miró fijamente y respondió.
-Igual yo… te amo-
Esto provocó que igual los ojos de Kei se humedecieran ligeramente y que sonriera.
Sin más, se besaron una vez más, lentamente, con más suavidad, y al separarse, Kei se dejó caer a un lado de Daiki, este logró sacar una de las cobijas de la cama y cubrió ambos cuerpos. Kei abrazó a Daiki con ternura, embriagándose de su dulce aroma, y Daiki simplemente disfrutaba estar entra los brazos de Kei. Así, ambos se quedaron completamente dormidos, mientras la lluvia continuaba cayendo en la calle, esta vez, más lentamente, la tormenta estaba pasando. Por primera vez en mucho tiempo, al fin, Daiki sería capaz de dormir tranquilamente, y para mejorar las cosas, junto a la persona que mas amaba.
Lunes por la mañana. Daiki se levantó temprano, desayunó, tomo sus cosas y salió rumbo a la escuela, esta vez, con una amplia sonrisa en el rostro, con un brillo especial en la mirada.
A mitad del camino, se topó con alguien que le hizo esbozar una gran sonrisa y de inmediato se acercó a el.
-Buenos días-
-Buenos días Dai-chan-
Le dijo Kei con la misma gran sonrisa, ambos se miraron por unos segundos y emprendieron el camino rumbo a la escuela.
Casi en la entrada se toparon con Yuto, quien también iba llegando.
-Buenos días Yuto-
-Inoo-chan… Dai-chan, buenos días-
Les dijo con una sonrisa, y los tres entraron juntos, pero siempre Kei junto a Daiki.
A media mañana, en la hora del almuerzo, Kei y Daiki se vieron en el salón de música después de haber comido un poco.
-¿Tocaras para mi?-
-Supongo que puedo hacerlo, pero esta vez no será gratis-
Daiki miró confundido a Kei.
-¿Ahora vas a cobrarme?-
-Por supuesto-
Dijo Kei con una sonrisa traviesa, se acercó a Daiki directo a los ojos y sin que se lo esperara le dio un pequeño beso.
-Tomaré esto como un adelanto-
Dicho esto, se dio media vuelta y camino hacia el piano, Daiki ligeramente ruborizado, tomo asiento junto a el y observó como se preparaba para comenzar.
Cuando aquella melodía comenzó, Daiki cerró sus ojos, amaba aquella pieza, si pudiera vivir el resto de su vida escuchándola no tendría queja alguna, simplemente la amaba, tanto como amaba a la persona que ahora estaba a su lado.
Kei tocaba con aquel sentimiento resonando en su pecho, se sentía feliz al poder tocar solo para Daiki.
Al terminar, ambos se miraron fijamente y se besaron, esta vez un poco más profundo, Kei tomó el rostro de Daiki entre sus manos e hizo de aquel beso más profundo.
-Bueno, ahora ya no me debes nada-
Daiki rió torpemente ante tal comentario.
-¿Tocaras siempre para mi?-
-Por supuesto, siempre y cuando estés siempre a mi lado, por que gracias a ti puedo tocar de esta manera, tu lo eres todo para mí, simplemente mi melodía eres tú-
Ambos sonrieron, juntaron sus frentes y respiraron profundo. Estaban seguros de querer permanecer juntos durante todo el tiempo necesario, creando nuevas melodías, pero en especial, escuchando todos los días aquella hermosa melodía llena de amor para ambos.
F I N
miércoles, 11 de agosto de 2010
Mi melodía eres tú [Cap. 6]
Capitulo 6
Esa mañana, Daiki despertó a buena hora, apagó su despertador y salió de la cama, una vez más había sido imposible dormir bien, por más que intentaba no pensar más en todo lo sucedido el día anterior no podía, todo en su cabeza daba vueltas, estaba comenzando a cansarse de todo.
Mientras terminaba de ponerse el uniforme, miró hacia su escritorio, ahí estaba aquella invitación, de aquel pianista misterioso, del cual estaba seguro de que no era Yuto.
-Kei Inoo… no, creo que… aaah necesito pensar ya en mejores cosas-
Dijo para sí, y es que tan solo el hecho de pensar en Kei era recordar aquella tarde, aquel abrazo, pensar en que tal vez el pudiese ser lo que el esperaba, pero ya no quería seguir pensando en ello, así que tomó su mochila y salió de su habitación para desayunar algo y después ir a clase.
En el camino a la escuela, sorpresivamente, fue alcanzado por Ryosuke.
-¡Buenos días Dai-chan!-
-Ah… Ryosuke… buenos días-
Respondió débilmente.
-¿Te sientes mal?-
-No, es solo que no dormí muy bien, pero nada de que preocuparse-
-Bueno, entonces si tu dices que no es de cuidado, te creo-
Dijo el chico con una sonrisa, Daiki le sonrió de igual forma. Poco después ambos estaban llegando a la escuela, y en la entrada se toparon con Kei y Yuto.
-Buenos días Daiki-
Lo saludó Kei con una sonrisa, sin embargo Daiki desvió la mirada y continuo con su camino, ignorándolo por completo.
Ante esta reacción, Kei miró extrañado hacia donde Daiki se alejaba.
-Te ignoró por completo…-
Le murmuró Yuto.
-Gracias por ayudarme a llegar a esa conclusión-
Dijo Kei mientras reía sarcásticamente.
-¿Crees que ya lo haya descubierto todo? Que tu eres…-
Dijo Yuto preocupado mientras caminaba junto a Kei.
-No lo sé, es difícil de saber, de todas formas, lo averiguaré más tarde-
Dicho esto, Kei se adelantó y comenzó a subir las escaleras, Yuto lo observó por unos instantes y después continuo caminando.
“-¿Es bueno que lo deje así? Me da miedo…-”
Pensó con preocupación mientras entraba a su salón.
Daiki ya estaba en su lugar, intentando poner atención a la platica de Ryosuke y de otros dos chicos, pero era inútil, simplemente no podía concentrarse en nada. De pronto la profesora entró y todos regresaron a sus lugares, así, la primera clase dio inicio. Con pesar, Daiki sacó su libro de texto, estaba dispuesto a tomar lo mejor posible sus clases, pero en el momento en el que sus ojos se posaron sobre aquellas letras, comenzó a pensar aquella invitación, el sonido tan agradable de aquel piano, y sobre todo, a pensar en Kei.
“-Esto es una tontería-”
Pensó mientras sacudía su cabeza, intentaba concentrarse, pero le era imposible.
El resto de la mañana continuo de la misma forma, al grado de que fue reprendido en más de una ocasión por los profesores. Al fin, el descanso llego, y con el, un momento de relajarse y de poner su mente en orden.
-Dai-chan ¿Almorzamos juntos?-
Le peguntó Ryosuke.
-Lo siento, quiero estar solo un rato, de verdad lo siento-
Dicho esto, se puso de pie y salió del salón. Caminando por los pasillos, pasando por entre la gente, llegó a la cafetería, compró un pan y se fue, continuo caminando mientras comía lentamente su pan, después de un rato llego a uno de los jardines y tomó asiento debajo de un gran árbol.
-Esta es la soledad que necesito, tengo que dejar de pensar en todo eso… no tiene caso ahora…-
-¿Qué no tiene caso?-
Ante aquella voz, Daiki se sorprendió y levantó la mirada solo para toparse con la amable sonrisa de Kei, quien estaba de pie frente a el, de inmediato desvió la mirada y respondió con frialdad.
-Nada que te importe-
Dicho esto, se puso de pie y sacudió un poco su pantalón, estaba dispuesto a marcharse, pero Kei lo tomó del brazo.
-Espera, ¿por qué te vas?-
-Por que quiero, ahora suéltame-
Así, Daiki movió su brazo con un poco de brusquedad y logró liberarse del agarre de Kei.
-¿Por qué tratas de evitarme?-
Le preguntó seriamente, Daiki solo había dado unos cuantos pasos, y al escuchar esa pregunta se detuvo.
-No te estoy evitando, simplemente quiero estar solo-
Dijo sin mirar atrás y continuo con su camino, Kei simplemente observó como se alejaba, dejó salir un suspiro y una débil sonrisa se dibujó en su rostro.
-Ya falta poco… solo espera un poco más-
Murmuró para sí y comenzó a alejarse de aquel lugar a paso lento.
Fue así como el resto del día continuo, sin novedad alguna, con un Daiki distante y demasiado tranquilo, afortunadamente nadie notaba esa actitud, aquel sentimiento de vacío, en cuanto menos se dio cuenta, las clases terminaron, y de forma automática, al salir de la escuela, retomo aquel camino que lo llevaba a la melodía que más amaba, sin temer nada, sin pensar en otra cosa.
De nuevo el camino de siempre, lo había extrañado tanto, aquella tranquilidad, estaba a pocos pasos de aquella casa cuando el corazón comenzó a acelerársele terriblemente rápido, acompañado de una sensación muy extraña en el estomago, estaba muy nervioso.
Con pasos lentos se fue aproximando a aquella casa, al estar frente a ella miró su reloj, eran las cuatro con nueve minutos.
-A tiempo…-
Dijo mientras dejaba salir un suspiro y esperaba, recargándose en la pared de aquella casa, simplemente ansioso de poder escuchar aquella melodía que tanto amaba.
Al parecer los minutos pasaban y nada, no se escuchaba absolutamente nada.
-Supongo que hoy no tocará…-
Dijo un poco decepcionado, dejo escapar un nuevo suspiro y comenzó a caminar de regreso, solo había avanzado unos cuantos metros cuando se topo con alguien es su camino, estaba sorprendido.
-¿Qué haces aquí?-
Preguntó sorprendido.
-Daiki… que sorpresa encontrarte-
Le respondió con una sonrisa.
-Te hice una pregunta-
Dijo muy serio.
-Bueno, este es el camino para llegar a mi casa…-
Kei trató de responder con normalidad, sabía que ahora Daiki estaría más que intrigado.
-¿Tú… vives por aquí?-
-Así es-
Aquella sonrisa no desaparecía del rostro de Kei, en el fondo anhelaba que Daiki reaccionara y atara cabos, pero al parecer eso aún no era posible.
-¿Por qué eres tan lento?-
Murmuró mientras se cruzaba de brazos, Daiki no fue capaz de escuchar tal comentario.
-¿Qué dices?-
-Nada, ¿Quieres comer algo delicioso?-
Preguntó Kei mientras se acercaba más a Daiki. Este comenzó a sentirse extrañamente nervioso ante el acercamiento del mayor.
-No qui-
-¡Vamos!-
Dijo con entusiasmo el mayor mientras tomaba la mano de Daiki y comenzaba a llevárselo a paso apresurado.
-No quiero ir ¡Suéltame!-
Gritó Daiki mientras trataba de soltarse del agarre de Kei, pero este no estaba dispuesto a dejarlo escapar, no otra vez, así que continuo caminando a paso veloz, saliendo de aquella calle, a Daiki no le quedó más alternativa que dejarse llevar, una parte de el se sentía bien al tener a Kei a su lado.
Más tarde, ambos estaban dentro de un restaurante agradable, para Daiki era la primera vez que visitaba esa clase de lugar.
-Pide lo que quieras, te invito-
Le dijo Kei con una sonrisa mientras abría la carta del menú, Daiki lo miró extrañado, pero sin decir nada, desvió su mirada, tomó el menú y comenzó a leer, se llevo una gran sorpresa al notar los precios de todo lo que se vendía ahí, era increíblemente…
-¿Sorprendido?-
Preguntó Kei mientras no despegaba la mirada del menú.
-No puedo creerlo… ¿Cómo es posible que… este lugar sea tan…-
-¿Económico?-
-Si… yo esperaba-
-¿Encontrar precios más elevados?-
Daiki solo se limitó a afirmar con la cabeza.
-Bueno, no todo es lo que parece, a veces necesitas abrir bien los ojos para darte cuenta de lo que tienes en frente-
Esta vez, Kei observaba detenidamente a Daiki.
-Si… ya veo…-
Respondió Daiki, algo en Kei no lo dejaba tranquilo, sin embargo, esa mirada, esa sonrisa, todo, cada vez se sentía más absorbido por aquel chico.
-Dime una cosa… ¿Por qué eres así conmigo?-
-No comprendo a que te refieres-
Dijo Kei volviendo su atención al menú.
-Desde que llegaste a la escuela, te comportas… como si…-
-¿Cómo si te conociera?-
-S… si…-
El rostro de Daiki se torno extrañado ante la inesperada pregunta de Kei.
-¿Cómo-
-Bueno, déjame decirte que hay algo llamado “primera impresión” y yo, desde la primera vez que te vi… sentí que… bueno, que ya me agradabas-
Estas palabras provocaron que un ligero rubor apareciese en las mejillas de Daiki, acompañado de un ligero nerviosismo y revoltijo en el estomago.
-¿Alguna otra pregunta?-
-Supongo que no… por ahora-
-Bien-
Dijo Kei con una sonrisa, Daiki sonrió débilmente, segundos después un mesero se acercó a ellos y les tomo la orden.
Durante la comida, ambos no hablaron mucho, pero se dirigían miradas discretas de vez en cuando, y cuando Daiki era sorprendido por Kei, de inmediato tosía un poco y desviaba la mirada, o tomaba un poco de agua, siempre tratando de aparentar que era un error, que en realidad no miraba a Kei si no que trataba de pasar bien su bocado o cosas así.
Cuando terminaron de comer, Daiki salió de lugar y esperaba a Kei mientras este pagaba la cuenta, tal y como lo había prometido.
Al salir, le sonrió a Kei.
-Gracias por la compañía, aunque no hablabas mucho, fue agradable-
-Gracias… por invitarme-
Dijo ligeramente avergonzado.
-¿Te parece bien si caminamos de regreso?-
Daiki asintió con la cabeza, así, ambos se pusieron en marcha, extrañamente a paso lento, como si ambos deseasen así alargar más el camino.
-Y… ¿Cuándo dijiste que era tu evento importante?-
Preguntó Daiki para intentar romper con el silencio.
-Mañana, creí que no recordarías lo que te conté ese día-
“-¿Cómo olvidarlo?-”
Pensó Daiki.
-Bueno, lo recuerdo, así que será mañana… mañana…-
Repitió con cierta melancolía en la voz.
-¿Ocurre algo?-
Preguntó Kei preocupado.
-Nada… no es nada, solo que…-
No terminó de decir aquello, solo dejó salir un suspiro.
-¿Pasará algo mañana?-
Preguntó Kei tratando de lucir extrañado, sin embargo Daiki se detuvo y bajó la mirada, de inmediato Kei también se detuvo y lo observó curioso, entonces, de pronto, Daiki levantó la mirada, y observó a Kei, como si esperara a que el le diese las palabras que deseaba escuchar en el fondo de su ser.
-¿Te sientes bien?-
Preguntó Kei ligeramente preocupado, sin embargo, Daiki continuo observándolo durante un par de segundos más, después decidió darse por vencido.
-Olvídalo, no es nada-
Y así, continuo con su camino.
Ambos continuaron caminando juntos, en silencio, pero de pronto, Kei miró de reojo a Daiki, ahí estaba de nuevo, aquella expresión vacía, odiaba verlo de esa manera, estaba convencido de que el estado emocional de Daiki era en parte su culpa, sin embargo ya faltaba muy poco, aunque se sentía realmente tentado a decirle toda la verdad en esos momentos al menor, algo lo hizo contenerse, y en lugar de ponerse a gritar lo que deseaba, hizo algo, que desde su punto de vista, era mucho mejor, y si sentía alguna respuesta, eso quería decir que lo que tenía planeado para el día siguiente, tal vez sería un éxito. Así que sin más, se acercó un poco más a Daiki mientras caminaban, este no logró notarlo, iba tan absorto en sus pensamientos y confusiones, que lo único que lo hizo volver a la realidad, fue el suave contacto que sintió en su mano.
Kei había tomado delicadamente su mano, Daiki lo miró de inmediato, estaba sorprendido, pero Kei no lo miró y solo sonrió un poco mientras continuaba caminando.
-¿Hoy también tienes frío en las manos?-
Preguntó Daiki con una indiferencia fingida.
-Eso creo, ¿tu que dices?-
Daiki se sonrojó levemente y volvió a mirar hacia el frente.
-Bueno… supongo que aún hace un poco de frío…-
Dicho esto, tomo de vuelta la mano de Kei, sintiendo en el estomago un pequeño remolino al mismo tiempo que sus mejillas le ardían ligeramente.
Kei no dijo nada y solo continuo caminando, al igual que Daiki, no comprendía que estaba pasando, pero la compañía de Kei siempre era tan agradable, y siempre lo hacía sentir extraño.
Calles y calles pasaron y ambos continuaban tomados de la mano, para su fortuna no había mucha gente caminando en los alrededores, por lo que no tuvieron que fijarse mucho, mientras tanto, Daiki continuaba sin lograr entender el por qué seguía tomando su mano y el por qué no objetaba nada al respecto, se estaba convirtiendo en un sentimiento bastante inquietante.
-Bien, hemos llegado, aquí nos separamos ¿no es así?-
Dijo Kei mirando a Daiki.
-¿Eh?… Ah… si, es verdad, yo debo tomar este camino-
Dijo Daiki señalando hacia su derecha.
-Yo yo debo ir por allá-
Dijo Kei señalando a la izquierda.
-Bien-
Daiki suspiró un poco, pero ninguno de los dos se movía, como si no deseasen separarse, pero tenían que hacerlo, pero de nueva cuenta, fue Kei quien hizo el movimiento, soltándose lentamente de la mano de Daiki.
-Nos veremos-
Daiki asintió con la cabeza mientras mantenía su mirada baja, entonces Kei lo miró con una leve sonrisa y le dijo.
-Daiki… yo…-
Esto hizo que el menor levantase la vista y mirará a Kei con una pizca de esperanza.
-Yo… yo… me encantaría acompañarte, pero no puedo, nos vemos luego-
Y sin más, se acercó al rostro de Daiki, y le dio un suave beso en la mejilla, provocando que el menor se ruborizara por completo.
-Hasta pronto-
Así, Kei se dio media vuelta y se alejó lentamente, de nueva cuenta había dejado a Daiki sin palabras, completamente inmóvil a mitad de la calle.
A la mañana siguiente, de forma automática, Daiki abrió los ojos, curiosamente había logrado dormir un poco mejor que en noches anteriores, y a pesar de que ese día no tenía clase, sentía que debía levantarse.
Al bajar para tomar el desayuno, se encontró con una nota sobre la mesa de centro de la pequeña sala.
“Daiki.
Tuvimos que salir, tu abuela esta algo enferma, salimos esta madrugada, no quisimos despertarte, pero en cuanto tengamos buenas noticias nos contactaremos contigo, volveremos lo más pronto posible.
Mama.”
Daiki dejó escapar un suspiro y volvió a dejar la nota sobre la mesa al mismo tiempo que se dejaba caer sobre el sillón.
-Ahora mis padres están en Yokohama… y yo aquí… bueno, supongo que me relajaré más estando solo…-
Lentamente se dejó caer sobre el sillón, cerró sus ojos, y comenzó a recordar a Kei, sus ojos, su sonrisa, su aroma, el roce de su mano, su voz, todo, y de pronto, eso desapareció, dejando solo una sombra y una hermosa melodía de fondo.
-La… melodía…-
Susurró, de pronto abrió los ojos de golpe y se reincorporó de inmediato.
-¿A que hora era?-
Rápidamente se levantó y subió corriendo las escaleras, entró a su habitación y tomó de nueva cuenta la invitación que se encontraba sobre su escritorio.
-Seis de la tarde…-
Al saber la hora, se relajó por completo.
-Creo que me presioné demasiado, será mejor que desayune algo…-
Dicho esto, bajó de nueva cuenta, se dirigió a la cocina para prepararse algo y comenzar a desayunar.
Ya era poco más de media mañana, Kei se encontraba en su casa practicando mientras su padre lo observaba.
-Puedes descansar, ve a darte un baño, aún no te pongas el traje, ¿entendiste?-
-Si-
Dijo con cierto fastidio, salió de aquel salón y comenzó a caminar rumbo a su habitación
-Solo hago esto por que estoy seguro de que él estará ahí-
Dijo con una sonrisa mientras se quitaba la ropa y entraba al baño.
El resto del día transcurrió lentamente para Daiki, de cierta forma, estaba ansioso, nervioso, emocionado, tenía un sinfín de emociones dentro de él temía explotar en cualquier momento.
Después de hacer un poco de tarea, de bañarse, de comer un poco, terminó recostado sobre el sillón, encendió el televisor y se entretuvo un rato con uno de esos programas de entretenimiento, hasta que lentamente fue quedándose dormido.
Eran las cinco de la tarde, Kei ya se encontraba llegando a aquel lugar junto con sus padres, vestía aquel elegante traje, lucía muy apuesto, en cuando bajó del auto, las chicas comenzaron a murmurar, después de todo ya era bien conocido, al menos de vista.
-Kei, tu camerino es el de siempre, tu madre y yo estaremos en nuestros lugares, ya sabes como debes hacerlo-
-De acuerdo-
Dijo Kei con una leve reverencia y comenzó a caminar, antes de llegar al pasillo, alguien lo llamó.
-¡¡¡Inoo-chan!!!-
Al escuchar esa voz, se detuvo y miró sorprendido.
-Yuto-kun, estas aquí-
-Te dije que no faltaría-
Respondió sonriente.
-Pero aún falta para que todo comience-
-Si, pero quise venir para desearte suerte-
-Gracias amigo-
Kei le sonrió amigablemente a Yuto, y este lo hizo de vuelta.
-Tranquilo, vendrá, y si no viene iré yo por el-
Le dijo Yuto mientras le daba una palmada en la espalda, Kei solo sonrió torpemente.
-Tengo que irme, nos veremos en cuanto termine-
-Por supuesto-
Y así, Kei continuo con su camino mientras Yuto iba de regreso.
-Definitivamente debes estar aquí… Daiki-
Dijo Kei en voz baja mientras cerraba la puerta de su camerino.
Después de esa pequeña siesta, Daiki despertó con dificultad, se sentía mareado y ligeramente pesado.
-¿Qué hora es?-
Murmuró torpemente mientras buscaba algún reloj, al visualizar el que estaba colgando de la pared, se sorprendió bastante.
-¿Las cinco cuarenta?-
Gritó mientras sacudía la cabeza, salió del sillón de un solo brinco y corrió a su habitación, necesitaba ponerse algo más decente, aquellos pantalones cortos y playera holgada no eran muy formales para tal evento.
-Tengo que darme prisa-
Dijo mientras buscaba algo que ponerse.
El lugar estaba cada vez más lleno, poco a poco los elegantes invitados llegaban al lugar, era cuestión de minutos para que el espectáculo comenzara.
Kei, curioso, se asomó un poco para ver al publico, visualizó a sus padres y a Yuto, quien lo miró y con señas preguntó por Daiki, recibiendo una respuesta negativa y una palabra de ánimo.
-Tienes que venir…-
Murmuró mientras regresaba a su lugar.
No había logrado encontrar algo muy elegante, solo unos jeans negros y una camisa no tan fuera de lugar, se puso su chaqueta, tomó la invitación y salió corriendo de su casa.
-Tengo que llegar….-
Murmuró mientras corría más rápido hacia la parada del autobús.
Esa mañana, Daiki despertó a buena hora, apagó su despertador y salió de la cama, una vez más había sido imposible dormir bien, por más que intentaba no pensar más en todo lo sucedido el día anterior no podía, todo en su cabeza daba vueltas, estaba comenzando a cansarse de todo.
Mientras terminaba de ponerse el uniforme, miró hacia su escritorio, ahí estaba aquella invitación, de aquel pianista misterioso, del cual estaba seguro de que no era Yuto.
-Kei Inoo… no, creo que… aaah necesito pensar ya en mejores cosas-
Dijo para sí, y es que tan solo el hecho de pensar en Kei era recordar aquella tarde, aquel abrazo, pensar en que tal vez el pudiese ser lo que el esperaba, pero ya no quería seguir pensando en ello, así que tomó su mochila y salió de su habitación para desayunar algo y después ir a clase.
En el camino a la escuela, sorpresivamente, fue alcanzado por Ryosuke.
-¡Buenos días Dai-chan!-
-Ah… Ryosuke… buenos días-
Respondió débilmente.
-¿Te sientes mal?-
-No, es solo que no dormí muy bien, pero nada de que preocuparse-
-Bueno, entonces si tu dices que no es de cuidado, te creo-
Dijo el chico con una sonrisa, Daiki le sonrió de igual forma. Poco después ambos estaban llegando a la escuela, y en la entrada se toparon con Kei y Yuto.
-Buenos días Daiki-
Lo saludó Kei con una sonrisa, sin embargo Daiki desvió la mirada y continuo con su camino, ignorándolo por completo.
Ante esta reacción, Kei miró extrañado hacia donde Daiki se alejaba.
-Te ignoró por completo…-
Le murmuró Yuto.
-Gracias por ayudarme a llegar a esa conclusión-
Dijo Kei mientras reía sarcásticamente.
-¿Crees que ya lo haya descubierto todo? Que tu eres…-
Dijo Yuto preocupado mientras caminaba junto a Kei.
-No lo sé, es difícil de saber, de todas formas, lo averiguaré más tarde-
Dicho esto, Kei se adelantó y comenzó a subir las escaleras, Yuto lo observó por unos instantes y después continuo caminando.
“-¿Es bueno que lo deje así? Me da miedo…-”
Pensó con preocupación mientras entraba a su salón.
Daiki ya estaba en su lugar, intentando poner atención a la platica de Ryosuke y de otros dos chicos, pero era inútil, simplemente no podía concentrarse en nada. De pronto la profesora entró y todos regresaron a sus lugares, así, la primera clase dio inicio. Con pesar, Daiki sacó su libro de texto, estaba dispuesto a tomar lo mejor posible sus clases, pero en el momento en el que sus ojos se posaron sobre aquellas letras, comenzó a pensar aquella invitación, el sonido tan agradable de aquel piano, y sobre todo, a pensar en Kei.
“-Esto es una tontería-”
Pensó mientras sacudía su cabeza, intentaba concentrarse, pero le era imposible.
El resto de la mañana continuo de la misma forma, al grado de que fue reprendido en más de una ocasión por los profesores. Al fin, el descanso llego, y con el, un momento de relajarse y de poner su mente en orden.
-Dai-chan ¿Almorzamos juntos?-
Le peguntó Ryosuke.
-Lo siento, quiero estar solo un rato, de verdad lo siento-
Dicho esto, se puso de pie y salió del salón. Caminando por los pasillos, pasando por entre la gente, llegó a la cafetería, compró un pan y se fue, continuo caminando mientras comía lentamente su pan, después de un rato llego a uno de los jardines y tomó asiento debajo de un gran árbol.
-Esta es la soledad que necesito, tengo que dejar de pensar en todo eso… no tiene caso ahora…-
-¿Qué no tiene caso?-
Ante aquella voz, Daiki se sorprendió y levantó la mirada solo para toparse con la amable sonrisa de Kei, quien estaba de pie frente a el, de inmediato desvió la mirada y respondió con frialdad.
-Nada que te importe-
Dicho esto, se puso de pie y sacudió un poco su pantalón, estaba dispuesto a marcharse, pero Kei lo tomó del brazo.
-Espera, ¿por qué te vas?-
-Por que quiero, ahora suéltame-
Así, Daiki movió su brazo con un poco de brusquedad y logró liberarse del agarre de Kei.
-¿Por qué tratas de evitarme?-
Le preguntó seriamente, Daiki solo había dado unos cuantos pasos, y al escuchar esa pregunta se detuvo.
-No te estoy evitando, simplemente quiero estar solo-
Dijo sin mirar atrás y continuo con su camino, Kei simplemente observó como se alejaba, dejó salir un suspiro y una débil sonrisa se dibujó en su rostro.
-Ya falta poco… solo espera un poco más-
Murmuró para sí y comenzó a alejarse de aquel lugar a paso lento.
Fue así como el resto del día continuo, sin novedad alguna, con un Daiki distante y demasiado tranquilo, afortunadamente nadie notaba esa actitud, aquel sentimiento de vacío, en cuanto menos se dio cuenta, las clases terminaron, y de forma automática, al salir de la escuela, retomo aquel camino que lo llevaba a la melodía que más amaba, sin temer nada, sin pensar en otra cosa.
De nuevo el camino de siempre, lo había extrañado tanto, aquella tranquilidad, estaba a pocos pasos de aquella casa cuando el corazón comenzó a acelerársele terriblemente rápido, acompañado de una sensación muy extraña en el estomago, estaba muy nervioso.
Con pasos lentos se fue aproximando a aquella casa, al estar frente a ella miró su reloj, eran las cuatro con nueve minutos.
-A tiempo…-
Dijo mientras dejaba salir un suspiro y esperaba, recargándose en la pared de aquella casa, simplemente ansioso de poder escuchar aquella melodía que tanto amaba.
Al parecer los minutos pasaban y nada, no se escuchaba absolutamente nada.
-Supongo que hoy no tocará…-
Dijo un poco decepcionado, dejo escapar un nuevo suspiro y comenzó a caminar de regreso, solo había avanzado unos cuantos metros cuando se topo con alguien es su camino, estaba sorprendido.
-¿Qué haces aquí?-
Preguntó sorprendido.
-Daiki… que sorpresa encontrarte-
Le respondió con una sonrisa.
-Te hice una pregunta-
Dijo muy serio.
-Bueno, este es el camino para llegar a mi casa…-
Kei trató de responder con normalidad, sabía que ahora Daiki estaría más que intrigado.
-¿Tú… vives por aquí?-
-Así es-
Aquella sonrisa no desaparecía del rostro de Kei, en el fondo anhelaba que Daiki reaccionara y atara cabos, pero al parecer eso aún no era posible.
-¿Por qué eres tan lento?-
Murmuró mientras se cruzaba de brazos, Daiki no fue capaz de escuchar tal comentario.
-¿Qué dices?-
-Nada, ¿Quieres comer algo delicioso?-
Preguntó Kei mientras se acercaba más a Daiki. Este comenzó a sentirse extrañamente nervioso ante el acercamiento del mayor.
-No qui-
-¡Vamos!-
Dijo con entusiasmo el mayor mientras tomaba la mano de Daiki y comenzaba a llevárselo a paso apresurado.
-No quiero ir ¡Suéltame!-
Gritó Daiki mientras trataba de soltarse del agarre de Kei, pero este no estaba dispuesto a dejarlo escapar, no otra vez, así que continuo caminando a paso veloz, saliendo de aquella calle, a Daiki no le quedó más alternativa que dejarse llevar, una parte de el se sentía bien al tener a Kei a su lado.
Más tarde, ambos estaban dentro de un restaurante agradable, para Daiki era la primera vez que visitaba esa clase de lugar.
-Pide lo que quieras, te invito-
Le dijo Kei con una sonrisa mientras abría la carta del menú, Daiki lo miró extrañado, pero sin decir nada, desvió su mirada, tomó el menú y comenzó a leer, se llevo una gran sorpresa al notar los precios de todo lo que se vendía ahí, era increíblemente…
-¿Sorprendido?-
Preguntó Kei mientras no despegaba la mirada del menú.
-No puedo creerlo… ¿Cómo es posible que… este lugar sea tan…-
-¿Económico?-
-Si… yo esperaba-
-¿Encontrar precios más elevados?-
Daiki solo se limitó a afirmar con la cabeza.
-Bueno, no todo es lo que parece, a veces necesitas abrir bien los ojos para darte cuenta de lo que tienes en frente-
Esta vez, Kei observaba detenidamente a Daiki.
-Si… ya veo…-
Respondió Daiki, algo en Kei no lo dejaba tranquilo, sin embargo, esa mirada, esa sonrisa, todo, cada vez se sentía más absorbido por aquel chico.
-Dime una cosa… ¿Por qué eres así conmigo?-
-No comprendo a que te refieres-
Dijo Kei volviendo su atención al menú.
-Desde que llegaste a la escuela, te comportas… como si…-
-¿Cómo si te conociera?-
-S… si…-
El rostro de Daiki se torno extrañado ante la inesperada pregunta de Kei.
-¿Cómo-
-Bueno, déjame decirte que hay algo llamado “primera impresión” y yo, desde la primera vez que te vi… sentí que… bueno, que ya me agradabas-
Estas palabras provocaron que un ligero rubor apareciese en las mejillas de Daiki, acompañado de un ligero nerviosismo y revoltijo en el estomago.
-¿Alguna otra pregunta?-
-Supongo que no… por ahora-
-Bien-
Dijo Kei con una sonrisa, Daiki sonrió débilmente, segundos después un mesero se acercó a ellos y les tomo la orden.
Durante la comida, ambos no hablaron mucho, pero se dirigían miradas discretas de vez en cuando, y cuando Daiki era sorprendido por Kei, de inmediato tosía un poco y desviaba la mirada, o tomaba un poco de agua, siempre tratando de aparentar que era un error, que en realidad no miraba a Kei si no que trataba de pasar bien su bocado o cosas así.
Cuando terminaron de comer, Daiki salió de lugar y esperaba a Kei mientras este pagaba la cuenta, tal y como lo había prometido.
Al salir, le sonrió a Kei.
-Gracias por la compañía, aunque no hablabas mucho, fue agradable-
-Gracias… por invitarme-
Dijo ligeramente avergonzado.
-¿Te parece bien si caminamos de regreso?-
Daiki asintió con la cabeza, así, ambos se pusieron en marcha, extrañamente a paso lento, como si ambos deseasen así alargar más el camino.
-Y… ¿Cuándo dijiste que era tu evento importante?-
Preguntó Daiki para intentar romper con el silencio.
-Mañana, creí que no recordarías lo que te conté ese día-
“-¿Cómo olvidarlo?-”
Pensó Daiki.
-Bueno, lo recuerdo, así que será mañana… mañana…-
Repitió con cierta melancolía en la voz.
-¿Ocurre algo?-
Preguntó Kei preocupado.
-Nada… no es nada, solo que…-
No terminó de decir aquello, solo dejó salir un suspiro.
-¿Pasará algo mañana?-
Preguntó Kei tratando de lucir extrañado, sin embargo Daiki se detuvo y bajó la mirada, de inmediato Kei también se detuvo y lo observó curioso, entonces, de pronto, Daiki levantó la mirada, y observó a Kei, como si esperara a que el le diese las palabras que deseaba escuchar en el fondo de su ser.
-¿Te sientes bien?-
Preguntó Kei ligeramente preocupado, sin embargo, Daiki continuo observándolo durante un par de segundos más, después decidió darse por vencido.
-Olvídalo, no es nada-
Y así, continuo con su camino.
Ambos continuaron caminando juntos, en silencio, pero de pronto, Kei miró de reojo a Daiki, ahí estaba de nuevo, aquella expresión vacía, odiaba verlo de esa manera, estaba convencido de que el estado emocional de Daiki era en parte su culpa, sin embargo ya faltaba muy poco, aunque se sentía realmente tentado a decirle toda la verdad en esos momentos al menor, algo lo hizo contenerse, y en lugar de ponerse a gritar lo que deseaba, hizo algo, que desde su punto de vista, era mucho mejor, y si sentía alguna respuesta, eso quería decir que lo que tenía planeado para el día siguiente, tal vez sería un éxito. Así que sin más, se acercó un poco más a Daiki mientras caminaban, este no logró notarlo, iba tan absorto en sus pensamientos y confusiones, que lo único que lo hizo volver a la realidad, fue el suave contacto que sintió en su mano.
Kei había tomado delicadamente su mano, Daiki lo miró de inmediato, estaba sorprendido, pero Kei no lo miró y solo sonrió un poco mientras continuaba caminando.
-¿Hoy también tienes frío en las manos?-
Preguntó Daiki con una indiferencia fingida.
-Eso creo, ¿tu que dices?-
Daiki se sonrojó levemente y volvió a mirar hacia el frente.
-Bueno… supongo que aún hace un poco de frío…-
Dicho esto, tomo de vuelta la mano de Kei, sintiendo en el estomago un pequeño remolino al mismo tiempo que sus mejillas le ardían ligeramente.
Kei no dijo nada y solo continuo caminando, al igual que Daiki, no comprendía que estaba pasando, pero la compañía de Kei siempre era tan agradable, y siempre lo hacía sentir extraño.
Calles y calles pasaron y ambos continuaban tomados de la mano, para su fortuna no había mucha gente caminando en los alrededores, por lo que no tuvieron que fijarse mucho, mientras tanto, Daiki continuaba sin lograr entender el por qué seguía tomando su mano y el por qué no objetaba nada al respecto, se estaba convirtiendo en un sentimiento bastante inquietante.
-Bien, hemos llegado, aquí nos separamos ¿no es así?-
Dijo Kei mirando a Daiki.
-¿Eh?… Ah… si, es verdad, yo debo tomar este camino-
Dijo Daiki señalando hacia su derecha.
-Yo yo debo ir por allá-
Dijo Kei señalando a la izquierda.
-Bien-
Daiki suspiró un poco, pero ninguno de los dos se movía, como si no deseasen separarse, pero tenían que hacerlo, pero de nueva cuenta, fue Kei quien hizo el movimiento, soltándose lentamente de la mano de Daiki.
-Nos veremos-
Daiki asintió con la cabeza mientras mantenía su mirada baja, entonces Kei lo miró con una leve sonrisa y le dijo.
-Daiki… yo…-
Esto hizo que el menor levantase la vista y mirará a Kei con una pizca de esperanza.
-Yo… yo… me encantaría acompañarte, pero no puedo, nos vemos luego-
Y sin más, se acercó al rostro de Daiki, y le dio un suave beso en la mejilla, provocando que el menor se ruborizara por completo.
-Hasta pronto-
Así, Kei se dio media vuelta y se alejó lentamente, de nueva cuenta había dejado a Daiki sin palabras, completamente inmóvil a mitad de la calle.
A la mañana siguiente, de forma automática, Daiki abrió los ojos, curiosamente había logrado dormir un poco mejor que en noches anteriores, y a pesar de que ese día no tenía clase, sentía que debía levantarse.
Al bajar para tomar el desayuno, se encontró con una nota sobre la mesa de centro de la pequeña sala.
“Daiki.
Tuvimos que salir, tu abuela esta algo enferma, salimos esta madrugada, no quisimos despertarte, pero en cuanto tengamos buenas noticias nos contactaremos contigo, volveremos lo más pronto posible.
Mama.”
Daiki dejó escapar un suspiro y volvió a dejar la nota sobre la mesa al mismo tiempo que se dejaba caer sobre el sillón.
-Ahora mis padres están en Yokohama… y yo aquí… bueno, supongo que me relajaré más estando solo…-
Lentamente se dejó caer sobre el sillón, cerró sus ojos, y comenzó a recordar a Kei, sus ojos, su sonrisa, su aroma, el roce de su mano, su voz, todo, y de pronto, eso desapareció, dejando solo una sombra y una hermosa melodía de fondo.
-La… melodía…-
Susurró, de pronto abrió los ojos de golpe y se reincorporó de inmediato.
-¿A que hora era?-
Rápidamente se levantó y subió corriendo las escaleras, entró a su habitación y tomó de nueva cuenta la invitación que se encontraba sobre su escritorio.
-Seis de la tarde…-
Al saber la hora, se relajó por completo.
-Creo que me presioné demasiado, será mejor que desayune algo…-
Dicho esto, bajó de nueva cuenta, se dirigió a la cocina para prepararse algo y comenzar a desayunar.
Ya era poco más de media mañana, Kei se encontraba en su casa practicando mientras su padre lo observaba.
-Puedes descansar, ve a darte un baño, aún no te pongas el traje, ¿entendiste?-
-Si-
Dijo con cierto fastidio, salió de aquel salón y comenzó a caminar rumbo a su habitación
-Solo hago esto por que estoy seguro de que él estará ahí-
Dijo con una sonrisa mientras se quitaba la ropa y entraba al baño.
El resto del día transcurrió lentamente para Daiki, de cierta forma, estaba ansioso, nervioso, emocionado, tenía un sinfín de emociones dentro de él temía explotar en cualquier momento.
Después de hacer un poco de tarea, de bañarse, de comer un poco, terminó recostado sobre el sillón, encendió el televisor y se entretuvo un rato con uno de esos programas de entretenimiento, hasta que lentamente fue quedándose dormido.
Eran las cinco de la tarde, Kei ya se encontraba llegando a aquel lugar junto con sus padres, vestía aquel elegante traje, lucía muy apuesto, en cuando bajó del auto, las chicas comenzaron a murmurar, después de todo ya era bien conocido, al menos de vista.
-Kei, tu camerino es el de siempre, tu madre y yo estaremos en nuestros lugares, ya sabes como debes hacerlo-
-De acuerdo-
Dijo Kei con una leve reverencia y comenzó a caminar, antes de llegar al pasillo, alguien lo llamó.
-¡¡¡Inoo-chan!!!-
Al escuchar esa voz, se detuvo y miró sorprendido.
-Yuto-kun, estas aquí-
-Te dije que no faltaría-
Respondió sonriente.
-Pero aún falta para que todo comience-
-Si, pero quise venir para desearte suerte-
-Gracias amigo-
Kei le sonrió amigablemente a Yuto, y este lo hizo de vuelta.
-Tranquilo, vendrá, y si no viene iré yo por el-
Le dijo Yuto mientras le daba una palmada en la espalda, Kei solo sonrió torpemente.
-Tengo que irme, nos veremos en cuanto termine-
-Por supuesto-
Y así, Kei continuo con su camino mientras Yuto iba de regreso.
-Definitivamente debes estar aquí… Daiki-
Dijo Kei en voz baja mientras cerraba la puerta de su camerino.
Después de esa pequeña siesta, Daiki despertó con dificultad, se sentía mareado y ligeramente pesado.
-¿Qué hora es?-
Murmuró torpemente mientras buscaba algún reloj, al visualizar el que estaba colgando de la pared, se sorprendió bastante.
-¿Las cinco cuarenta?-
Gritó mientras sacudía la cabeza, salió del sillón de un solo brinco y corrió a su habitación, necesitaba ponerse algo más decente, aquellos pantalones cortos y playera holgada no eran muy formales para tal evento.
-Tengo que darme prisa-
Dijo mientras buscaba algo que ponerse.
El lugar estaba cada vez más lleno, poco a poco los elegantes invitados llegaban al lugar, era cuestión de minutos para que el espectáculo comenzara.
Kei, curioso, se asomó un poco para ver al publico, visualizó a sus padres y a Yuto, quien lo miró y con señas preguntó por Daiki, recibiendo una respuesta negativa y una palabra de ánimo.
-Tienes que venir…-
Murmuró mientras regresaba a su lugar.
No había logrado encontrar algo muy elegante, solo unos jeans negros y una camisa no tan fuera de lugar, se puso su chaqueta, tomó la invitación y salió corriendo de su casa.
-Tengo que llegar….-
Murmuró mientras corría más rápido hacia la parada del autobús.
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