lunes, 23 de agosto de 2010

Obsess [Cap. 7]

Capitulo 7

Ante la inesperada pregunta de Takaki, dejó de doblar aquel elegante pantalón y dirigió lentamente su mirada hacia el, topándose con una mirada suplicante, en ese momento no pudo más, ahora estaba seguro de que podía llamarlo con naturalidad, así que sonriendo amablemente le respondió.
-Yuya-sama… ¿Por qué habría de odiarlo?-
Takaki estaba sorprendido, la sonrisa de Chinen era tan hermosa, lo hipnotizaba, y ahora, que estaba elegantemente arreglado, le causaba una sensación más extraña que la habitual.
-Bueno… creo que yo-
-No importa, ahora no importa-
Lo interrumpió Chinen con el mismo tono amable en la voz, tomó la ropa, se dio media vuelta y se acercó al enorme closet de madera, abrió uno de los cajones y comenzó a guardar la ropa.
Takaki solo lo observaba, cuando se dio cuenta de que el chico estaba por terminar, se puso de pie, y lentamente se fue acercando hacia el menor.
En cuanto Chinen terminó, cerró aquel cajón, estaba dispuesto a girarse cuando observó un brazo bloquearle el camino, indudablemente se trataba de Takaki.
-Yuya-sama… ¿Qué ocurre?-
Dijo aún estando de espaldas.
-No te muevas-
Le dijo con voz suave, Chinen hizo caso, no se movió, incluso cuando sintió como Takaki recargaba su rostro sobre su hombro, aquello lo hacía sentir tan bien, que instintivamente solo cerro los ojos y ladeo un poco su cabeza para que esta quedara sobre la cabeza de Takaki.
-Perdóname…-
Al escuchar estas palabras, Chinen reincorporó su cabeza, al mismo tiempo Takaki se alejó un poco del menor, permitiendo que así se girará para verlo al fin.
-Yuya-sama, no hay nada que perdonar, yo no soy digno de escuchar una disculpa de su parte-
-Claro que lo eres-
Le dijo con voz suave mientras lo miraba con ternura.
-No debí hablarte de esa manera… es solo que yo-
-Usted puede hablarme como quiera Yuya-sama, yo no tengo por que objetar nada-
La voz de Chinen era tranquila, hecho por el cual Takaki se sentía aún peor.
-No digas eso…-
Le dijo mientras le acariciaba el rostro y lo miraba con cierta suplica. Chinen observó fijamente a Takaki, perdiéndose como siempre, en aquellos hermosos ojos.
-Quiero que sepas que el solo hecho de verte tan sonriente con esa mujer… con alguien más… hace que me hierva la sangre… a veces quiciera que…-
Takaki sonaba desesperado, trataba de volver a guardar la calma, pero el tan solo hecho de recordar como se comportaba Chinen ante aquella joven lo hacía enfurecer.
-Yuya-sama…-
Dijo Chinen un poco preocupado, después de todo se notaba el esfuerzo que Takaki hacía por tratar de no exaltarse, la forma en la que cerraba sus ojos y su puño eran pruebas suficientes.
-Sé que esto no esta bien… nada bien, pero ya no puedo más… Yuri…-
Al decir estas palabras, Takaki se relajó por completo y su voz se volvió mas suave, al mismo tiempo que acariciaba con ternura la mejilla de Chinen y se acercaba lentamente a su rostro.
-Yuri… quiero que solo me veas a mi, que solo me sonrías a mi… que solo me pertenezcas a mi-
Ante tales palabras, Chinen se quedó sorprendido, pero Takaki no le dio oportunidad de decir algo, puesto que selló sus labios con un profundo beso, al cual Chinen respondió casi de forma inmediata, uniéndose en un suave, lento y dulce beso. Con movimientos lentos y acompasados, ambos se besaban sin deseos de separarse, simplemente era la sensación más hermosa que ambos podían sentir cada que se tenían tan cerca.
Lentamente Takaki tomó el rostro de Chinen con ambas manos, tratando de acercar más al chico, como si así aquel beso pudiese hacerse más profundo. Cuando lograron separarse solo un poco para recobrar el aliento, se miraron fijamente, Takaki pudo percibir aquel brillo en la mirada de Chinen, y sin poder evitarlo, sonrió y juntó su frente con la del menor.
-Yuri yo… yo-
Dejó escapar un suspiró y cerró los ojos.
-Quiero que sepas que aquí…-
Mientras decía estas palabras tomó la mano de Chinen y la colocó sobre su pecho, el menor simplemente observaba con cuidado los movimientos de Yuya, sintiendo los suaves latidos del mayor con su mano.
-Aquí… hay algo que simplemente ya no puedo controlar, algo que pide a gritos salir y no sé que hacer, por que a pesar de todo, tengo miedo-
La voz suave y ligeramente seria de Yuya preocupó a Chinen.
-¿Qué ocurre Yuya-sama?-
Preguntó mientras abría más los ojos, entonces Takaki se separó unos pocos centímetros del rostro de Chinen, lo observó fijamente y continuo.
-No quiero que te alejes de mi, ese es mi miedo, ¿sabes por qué?-
Preguntó con una pequeña sonrisa, Chinen negó con la cabeza sin dejar de observa a Takaki.
-Por que yo… al fin lo he comprendido-
Chinen estaba confundido, las palabras de Takaki eran extrañas, nunca decía cosas así, y antes de que hubiese sido capaz de decir algo, Takaki volvió a besarlo, un beso suave y lento, al cual Chinen no pudo resistirse, ni siquiera lo intentó.
En cuanto aquel beso terminó, Takaki besó su mejilla y le susurro suavemente al oído.
-Te amo-
Con estas simples palabras Chinen se sintió extraño, su mente entró en un estado de conmoción en el cual dudaba si en verdad había escuchado aquellas palabras, simplemente era algo que jamás imaginó ser capaz de escuchar, su corazón comenzó a acelerarse considerablemente, le faltaba el aliento y sentía sus mejillas terriblemente calientes, no era capaz de mover ni un solo músculo.
Takaki se alejó un poco solo para mirarlo a los ojos y la sorpresa del menor fue más que evidente.
-Yuri… ¿Estas bien?-
Preguntó con voz suave, entonces Chinen logró reaccionar un poco, parpadeo un poco y tragó saliva.
-Yo… yo… no lo sé… yo….-
Yuya dejó escapar un suspiro y se alejó más de Chinen.
-Discúlpame, no quería que te sintieras incómodo, de verdad… solo… olvida lo que dije por favor-
Dicho esto Takaki se dio media vuelta al mismo tiempo que se llevaba una mano a la cabeza y se revolvía el cabello.
Justo en ese momento, Chinen sintió que debía hacer algo para evitar que Takaki se alejara y simplemente todo terminara en el olvido, así que actuando rápidamente, abrazó al mayor por la espalda, con cierta fuerza, entonces logró decir con voz débil.
-¿Cómo me pide que olvide unas palabras tan bellas?-
Ante tal pregunta y al sentir los brazos de Chinen rodear su cintura, se detuvo en seco y se quedo bastante sorprendido, sin embargo Chinen continuo hablando.
-Acaba de decir que… que me ama… Yuya-sama…-
Takaki pudo sentir como Chinen lo abrazaba con más fuerza, entonces, con una sonrisa más aliviada, Yuya tomó las manos de Chinen para lograr liberarse de aquel agarre, al hacerlo se giró lentamente y ambos se miraron a los ojos.
-Si, lo dije, ¿Acaso tienes algo que agregar?-
Preguntó con ternura, Chinen sonrió y por primera vez tomó la iniciativa de ponerse ligeramente de puntillas solo para lograr rodear el cuello de Yuya con ambos brazos y acercarse provocativamente a su rostro, entonces, justo antes de besarlo, le dijo en un susurro.
-Te amo-
Y sin más juntó sus labios con los de Yuya, en un suave y torpe beso, el cual intentaba liderar, pero era inútil, así que pronto Takaki tomó el control como de costumbre, esta vez haciendo de aquel beso algo más profundo, cambiando de un ritmo suave y lento, a uno lentamente pasional, lleno de aquel deseo que comenzaba a despertar para ambos.
Chinen se aferraba con fuerza al cuello de Takaki mientras este rodeaba su cintura y lo pegaba más a su cuerpo y sin darse cuenta, después de unos segundos, se encontraba acariciando la espalda de Chinen suavemente, y este comenzó a jugar con el cabello de Yuya, entrelazando sus dedos con aquellos suaves mechones de cabello.
Ambos no tenían idea de lo que estaba por comenzar, jamás habían hecho algo parecido en su vida, simplemente se estaban dejando llevar por aquel sentimiento, por aquel deseo de simplemente sentirse el uno al otro sin importar nada más.
Lentamente la temperatura de ambos subía, causándoles nuevas sensaciones, un deseo nuevo, pero definitivamente ambos deseaban continuar, anhelaban llegar hasta el final, puesto que ahora nada era capaz de apagar esta nueva sensación, esta pasión que poco a poco incrementaba, con cada beso, con cada caricia.
Pronto, ambos dejaron de besarse, pero solo para continuar. Delicadamente Takaki comenzó a desabrochar el elegante saco que llevaba Chinen y se lo quitó, así procedió con el chaleco y la camisa, desabotonando lentamente, y mientras se la quitaba por completo, se acercó de nueva cuenta solo para besar su cuello. Al sentir los húmedos labios de Takaki sobre su piel pudo sentir como un ligero escalofrío recorría su espalda y el resto de su cuerpo, pero a medida que este continuaba repartiéndole suaves besos por todo su cuello.
Mientras besaba lentamente el cuello de Chinen, con una de sus manos comenzaba a deslizar la camina hasta quitarla, al mismo tiempo que acariciaba suavemente los brazos del menor. La sensación de aquella suave piel sobre sus dedos era única, maravillosa, deseaba sentir más, así que continuo, esta vez acariciando la espalda de Yuri.
Poco a poco, Chinen comenzaba a desear poder tocar más que el rostro de Takaki, así que mientras este volvía a besar sus labios, lentamente deslizo sus manos al interior de la bata de dormir de Yuya y comenzó a acariciar su cálido pecho.
Al sentir los fríos dedos de Yuri acariciar su pecho, un leve suspiro salió de sus labios mientras besaba al menor. Una vez más se separaron y esta vez fue Chinen quien comenzó a besar el cuello de Takaki, lenta y suavemente, saboreando cada centímetro, embriagándose con el suave aroma de Yuya. Mientras tanto, Takaki comenzó a guiar a Chinen lentamente hacia la cama, lentamente tomó asiento en la orilla y automáticamente Chinen se sentó sobre sus piernas, tomando el rostro de Takaki con ambas manos mientras dejaba de besar su cuello para dirigirse una vez más a sus labios, volviendo a besarse con intensidad, cada beso pedía algo más, y mientras se besaban Chinen deslizó la bata de Takaki para poder acariciar sus brazos, su espalda, su pecho, disfrutar de esa cálida piel.
Pasados unos cuantos minutos, ambos se encontraban completamente desnudos, recostados sobre la cama, Takaki encima de Chinen, repartiéndole besos por todo el pecho mientras acariciaba sus piernas lentamente, provocando que el menor dejara salir leves gemidos que le indicaban a Takaki que continuara, lo cual hizo, mientras bajaba lentamente, besando su abdomen hasta que se topó de frente con el ya despierto miembro de Chinen, el cual no dudó en lamer traviesamente, provocando un gemido más profundo por parte de Chinen. Este gemido le pareció realmente placentero para sus oídos, así que continuó lamiéndolo lentamente, mientras que los gemidos de Chinen eran cada vez más placenteros y deseando poder escuchar más, introdujo aquel erecto miembro dentro de su boca y comenzó a succionarlo a un ritmo lento, subiendo y bajando, lamiendo la punta. Esto para Chinen era realmente delicioso, y cansado de apretar las sabanas de la cama, dirigió sus manos hacia la cabeza de Takaki y comenzó a intentar moverla a un ritmo más acelerado, a lo cuan Yuya accedió y comenzó a succionar el miembro de Chinen cada vez más rápido, hasta que de pronto pudo sentir como el miembro de Chinen dejaba salir toda su esencia y un gemido mucho más fuerte que los anteriores salió de la boca del menor. Takaki saboreo aquel blanco liquido y observó la agitada respiración de Chinen, subió un poco y volvió a capturar los labios del menor, ambos tenían sus cuerpos bañados en sudor, sus respiraciones agitadas, pero aún así continuaban llenándose de besos y caricias.
Poco después, Takaki volvió a besar el cuello de Chinen, pero esta vez, dejando una pequeña maraca en el, y mientras acariciaba la pierna del menor, se dirigió lentamente a su entrada y con uno de sus dedos comenzó a penetrarlo. Al sentir el primer dedo dentro, Chinen no pudo evitar el gritar ante tal intromisión, causando que Takaki se asustara un poco e intentara sacarlo, pero lo detuvo diciendo con gran esfuerzo.
-Con… continua-
Ante tal suplica, Takaki miró a Chinen con ternura y continuó, moviendo su dedo en círculos, entrando y saliendo lentamente, después introdujo un tercer dedo y al igual que la primera vez, Chinen dejó escapar un pequeño grito, esta vez más placentero que el primero. Al paso de unos minutos sacó ambos dedos, besó la mejilla de Chinen, lo miró a los ojos y le sonrió, este también lo hizo de vuelta y antes de continuar logró decir con voz suave.
-Tal vez esto duela demasiado… no quiero lastimarte, podemos detenernos ahora si tu quieres-
Chinen sonrió ampliamente y respondió.
-Quiero continuar-
Takaki le sonrió de vuelta, le dio un pequeño beso en los labios, entonces, se posicionó y acercó su miembro hacia la entrada de Chinen, este como respuesta abrió un poco las piernas. Podía sentir la punta del miembro de Takaki rozar su entrada, era algo realmente nuevo y placentero, estaba comenzando a desear más, lo cual fue concedido casi de inmediato cuando Takaki comenzó a penetrarlo lentamente, provocándole un terrible dolor ante tal intromisión, tanto que no pudo evitar el curvear su espalda y aferrarse a las sabanas, deseaba gritar pero sabía que si lo hacía Takaki se detendría y no quería que eso sucediera. Pero inevitablemente Takaki pudo notar como Chinen se contenía para no gritar, de igual forma a Yuya le costaba respirar, la estreches de Yuri era deliciosa, así que comenzó a moverse lentamente.
Ante las suaves embestidas, Chinen se acostumbraba a aquella sensación, poco a poco el dolor fue desapareciendo, dejando en su lugar una sensación realmente placentera, incluso, después de unos segundos, se aferró a la espalda de Takaki, tratado de pegarse más a su cuerpo y así poder sentirlo cada vez más adentro.
Las embestidas iban en aumento, Chinen no dejaba de gemir al igual que Takaki, fuerte, cada vez más fuerte y rápido, hasta que de pronto Takaki dejó salir su esencia dentro del cuerpo de Chinen, este solo pudo sentir aquel cálido liquido expandirse en su interior, dejando escapar un último grito de placer.
Ambos, completamente agotados, sus respiraciones agitadas y sus cuerpos bañados en sudor, dejaron descansar sus desnudos cuerpos. Takaki se recostó torpemente a un lado de Chinen y lo abrazó con las pocas fuerzas que le quedaban, y antes de caer completamente dormido le susurró al oído.
-Yuri, te amo-
-Yuya-sama…-
Dijo Chinen con la misma voz suave mientras se giraba lentamente para poder ver el rostro de Takaki, pudo ver la cálida sonrisa de este.
-¿Cuándo será el día en que solo sea “Yuya” para ti?-
Chinen se ruborizó un poco, tragó saliva y entonces, con mucho esfuerzo logró decir.
-Yu… Yuya-
-¿Si?-
Preguntó mientras acercaba su rostro al de Chinen.
-Te amo-
Así, ambos se besaron por última vez en esa noche y antes de quedarse completamente dormidos, Takaki habló.
-Quédate a mi lado Yuri-
-Lo haré, Yuya-
La avergonzada voz de Chinen hizo sonreír a Yuya, así, ambos se quedaron dormidos, abrazados y con una sonrisa dibujada en los labios.

Esa mañana, salió de prisa de la cama, corrió hacia la cocina, tomó una bandeja, la puso sobre la mesa y en ella puso unas cuantas piezas de pan, un vaso con leche fresca y una manzana.
-¿A dónde vas con eso?-
Ignoró por completo la pregunta de una de las criadas y caminó de prisa rumbo a la habitación de Ryutaro. Al llegar tocó la puerta, no espero por una respuesta y como pudo la abrió, dejó la bandeja sobre la pequeña mesita de madera y vio como su amigo dormía profundamente.
-Ryutaro, es hora del desayuno-
Dijo con voz suave, pero el menor parecía no querer despertar por lo que se giró para darle la espalda y taparse mejor con la cobija.
Con un suspiro de resignación se acercó y de un solo movimiento le quitó a Ryutaro la cobija y se acercó a la pequeña ventana para correr la cortina y dejar que la luz del sol entrará.
-Es hora de despertar-
Fastidiado, abrió los ojos y se topo con el sonriente rostro de Ryosuke muy cerca del suyo.
-¿Por qué vienes tan temprano?-
Preguntó con fastidio.
-No es tan temprano, es hora del desayuno, anda levántate-
Le dijo animadamente mientras se alejaba de el y le acercaba la mesita de madera.
-Esto es raro… estas de buen humor a esta hora… das miedo ¿sabias?-
Dijo mientras se tallaba un poco los ojos y se sentaba sobre la cama.
-No tiene nada de malo amanecer de buen humor-
Respondió Ryosuke muy tranquilamente mientras se cruzaba de brazos.
-Tratándose de ti, simplemente es algo aterrador-
-No seas exagerado, hablas como si fuera la peor persona en las mañanas-
-Lo digo por que es así-
-Claro que no-
Se defendió mientras miraba a Ryutaro en forma de puchero.
-Por supuesto que si, ¿acaso olvidas las veces que he ido a despertarte?-
En eso Ryosuke miró hacia el techo e intentó recordar, y efectivamente, no habían sido experiencias muy agradables para Ryutaro.
-De acuerdo, si tengo mal despertar, pero hoy no es así por lo tanto deberías estar agradecido-
-No sé si estar agradecido o asustado-
Respondió Ryutaro en tono de broma mientras tomaba una pieza de pan y comenzaba a comérsela.
-Simplemente me siento de buen humor, ¿no puedes sencillamente aceptarlo y ya?-
-Esta bien, lo acepto, pero algo me dice que no es solo por que sí-
Dicho esto, Ryutaro bebió un poco de su leche mientras que las mejillas de Ryosuke se ruborizaban un poco.
-No… no sé a que te refieres-
Dijo desviando la mirada.
-Puede ser que pasó algo muy bueno con Yuto-kun para que estés así-
Con estas palabras Ryosuke se ruborizó aún más, haciendo su nerviosismo más notorio para Ryutaro.
-Eso quiere decir que tengo la razón, eres tan predecible-
Dijo Ryutaro comiendo otra pieza de pan y tomando más leche.
-No sabes lo que dices-
Respondió Ryosuke refunfuñando un poco, Ryutaro simplemente sonrió ante tal actitud y continuo tomando su desayuno.

Esa mañana también despertó temprano, se alistó y salió de su habitación, atravesó el pasillo y comenzó a bajar las escaleras, al pisar el vestíbulo, uno de los mayordomos se acercó a el con una carta en la mano.
-Joven Kei, su padre le ha mandado esto-
-Gracias-
Dijo mientras tomaba aquella carta y caminaba rumbo al comedor. Al verlo entrar las criadas comenzaron a servirle el desayuno.
-Buenos días joven Kei-
Lo saludó una de ellas.
-Buenos días-
Respondió sonriente mientras hacía la carta a un lado y se disponía a comenzar con su fruta fresca. Mientras comía, miró a su alrededor, extrañaba ver a Ryutaro por los alrededores, entonces eso le hizo recordar que la noche anterior no había ido para ayudarlo con su pie.
-Tengo que disculparme…-
Murmuró mientras se comía el último trozo de manzana.
-¿Disculparse con quien?-
Preguntó una criada curiosa mientras le servía un poco de jugo.
-Con nadie, mejor dime una cosa, ¿en dónde esta Ryosuke?-
-¿Ryosuke? Bueno, se despertó muy temprano y de un muy buen humor le llevó el desayuno a Ryutaro, supongo que debe seguir con el-
-Vaya…-
Dijo Kei mientras tomaba un poco de jugo.
-¿Quiere que lo llame?-
-No, no es necesario, solo era curiosidad, estaré en la biblioteca un rato, si vienen a buscarme avísame antes ¿de acuerdo?-
Indico mientras se ponía de pie.
-¿Incluso si es el joven Daiki?-
-Si, solo dígale que me espere en la sala-
-Como ordene joven Kei-
Así, Kei se dirigió rumbo a la biblioteca junto con la carta que le había enviado su padre en la mano.
-¿Ahora que quiere?-
Murmuró mientras salía del comedor y caminaba a paso lento rumbo a la biblioteca.

En la gran casa de la familia Yabu, todos desayunaban en harmonía.
-¿Qué tal la velada Kota?-
Preguntó su madre mientras tomaba un poco de té.
-Maravillosa madre, muchas gracias, al fin pude ver a mis amigos y conversamos cosas interesantes-
-Me alegra, pero dime, ¿conociste a alguna chica que llamara tu atención?-
-No madre, a decir verdad no estuve muy al pendiente de ese detalle, pero no te preocupes-
-Así es, deja de molestarlo con eso, el encontrará a la mujer de su vida cuando llegue el momento, así que no lo presiones-
Dijo su padre mientras se limpiaba un poco y se ponía de pie.
-¿Ya se va padre?-
-Debo ir con el ministro a arreglar unos asuntos, ¿quieres venir conmigo?-
-No padre, si no le molesta me gustaría dar un paseo por los alrededores antes de dedicarme a ayudarle-
Dijo con una sonrisa.
-Como quieras, no quiero presionarte, entonces, nos veremos más tarde-
-Que tengas un buen día-
Dijo su madre mientras sonreía, después el señor salió del comedor y se marcho.
-Bien madre, yo también me retiro, quiero dar una vuelta a caballo si no te molesta-
-Adelante hijo, yo estaré en el jardín, hay unas rosas preciosas-
Ambos sonrieron, Kota se puso de pie y salió del comedor rumbo a las caballerizas. Estando ahí tomó a su caballo favorito, le acarició la cabeza y lo saludó.
-¿Cómo has estado Jupiter? Te extrañé-
El caballo relinchó como si así respondiese a la pregunta de Yabu, este lo acarició un poco más, después abrió la puerta y lo sacó, tomó una silla y se la puso, después lo montó y comenzó a cabalgar por los alrededores de la casa, a un trote lento, disfrutando del sol de la mañana.
Estaba por avanzar un poco más lejos cuando Yuto se acercó a el.
-Joven Kota-
-Yuto, buenos días, ¿Qué ocurre?-
Preguntó con una sonrisa.
-Solo pensé que le gustaría un poco de compañía.
-Muchas gracias, ve por tu caballo y salgamos a dar una vuelta ¿te parece?-
Yuto sonrió y asintió animadamente con la cabeza, se dio media vuelta y fue por su caballo.

Los suave rayos del sol entraban por la ventana, sentía que había dormido demasiado, pero estaba feliz, y antes de abrir lo ojos, buscó a la persona que le daba tal felicidad, pero después de palpar por toda la cama no lo encontró, sorprendido abrió los ojos y descubrió que estaba solo.
Por un minuto paso por su mente la idea de que todo hubiese sido un sueño, pero al salir de la cama notó que estaba desnudo, el jamás dormía desnudo, así que lo de anoche definitivamente no había sido un sueño. Buscó su bata y se la puso, miró a su alrededor, entro al baño y nada, Yuri no estaba por ningún lado.
-¿A dónde se fue?-
Murmuró mientras abría la puerta de su habitación y salía. En cuanto llego a la sala se topó con un mayordomo.
-Buenos días joven Yuya-
-Buenos días-
Respondió distante, y antes de que el mayordomo se alejara le preguntó.
-¿En donde esta Yuri?-
-En el comedor joven, como todas las mañanas ayudando a poner la mesa-
-Gracias-
Dijo con una sonrisa y comenzó a caminar rumbo al comedor. Al llegar ahí estaba, poniendo un poco de pan sobre la mesa mientras otra criada ponía la jarra con leche fresca.
-Buenos días-
Dijo con voz amable, al escucharlo Yuri levantó la mirada y se topó con la amplia sonrisa de Yuya, sonrisa a la cual no dudó en responder con otra.
-Buenos días Yuya-sama-
Al escuchar eso Takaki frunció un poco el ceño, pero después comprendió que así estaba bien, después de todo lo pasado entre ambos era solo entre ellos y los demás no tenían por que enterarse.
-¿Ya desayunaste?-
Preguntó tranquilo mientras tomaba asiento.
-Si Yuya-sama-
-Vaya, debiste haber despertado muy temprano-
Ante tal comentario Chinen se ruborizó un poco y bajo la mirada.
-Tenía que hacerlo-
-Si esta bien, ve a preparar mi baño, subiré en cuanto termine-
-Si Yuya-sama-
Dijo Chinen, hizo una pequeña reverencia y corrió hacia la cocina para calentar el agua.
Takaki simplemente sonrió y continuo con su desayuno.

Al estar solo en la biblioteca, dejó escapar un suspiro mientras miraba aquel sobre, con pesar lo abrió y leyó.

“Quiero que hagas lo siguiente, son unos pendientes importantes. Cuento contigo”

De ahí se desglosaba una enorme lista de cosas por hacer, escritos por elaborar, papeles por revisar, cuentas por elaborar, en fin, era demasiado. No tenía opción, si no quería problemas con su padre debía cumplir con aquella lista de deberes antes de su regreso. Así que sin más, se puso a trabajar.
-No es posible que me deje todo esto a mi…-
Murmuró mientras sentía un gran fastidio, molestia, simplemente odiaba hacer esas cosas, pero lo que a el le gustaba hacer no podía hacerlo, así que resignado continuo trabajando.

Ryosuke ya había dejado a Ryutaro solo, después de haberlo molestado un rato se escapó con la excusa de que tenía trabajo por hacer.
-Supongo que… ya debo ser capaz de moverme-
Murmuro mientras estiraba su pierna y comenzaba a mover en círculos su tobillo, el dolor ya no era tan fuerte, aunque aún estaba presente.
-Creí que vendría… pero es obvio que es algo que no le preocupe demasiado-
Dijo con melancolía, recordando que la noche anterior había esperado a que Kei llegase a ayudarlo como la vez anterior, pero eso jamás ocurrió y tuvo que hacerlo solo, únicamente le pidió ayuda a una criada para que le llevase agua caliente, el resto lo hizo el mismo.
-Quiero verlo…-
Dijo con melancolía mientras sentía un pequeño dolor en su pecho, la ansiedad comenzó a invadirlo e intentó ponerse de pie, y para evitar caerse, se sujetó con fuerza de la pared. Tomó el libro que Ryosuke le había llevado y dijo.
-Tengo que regresarlo, solo eso, después volveré…-
Y guardando el libro dentro de su pantalón comenzó a caminar lentamente, sujetándose a las paredes, haciendo el menor esfuerzo con su pie izquierdo.

Yabu y Yuto paseaban por los alrededores, ya se habían alejado bastante de la casa, pero estaban disfrutando bastante de aquel paseo.
-Hace mucho que no contemplaba este paisaje-
Comentó Yabu.
-Es verdad, yo también extrañaba este lugar-
-Por cierto, ¿En donde estuviste anoche?-
Preguntó curioso, provocando sorpresa en el rostro de Yuto.
-¿Eh? Yo… salí por unos minutos joven Kota, perdón por no haberle pedido permiso-
-¿Fuiste a ver a tu amigo?-
Preguntó con una sonrisa. Yuto simplemente asintió con la cabeza.
-¿Y como esta?-
-Muy… diferente… pero igual de despistado-
Yabu no pudo evitar el soltar una pequeña carcajada ante la mirada perdida de Yuto.
-Interesante, lo veras de nuevo si vamos de visita a casa de Kei-
Yuto se ruborizó de inmediato.
-Como usted quiera joven Kota-
Yabu solo sonrió y continuo con el camino.

Daiki estaba llegando a la casa de Kei, el mayordomo lo recibió y lo dejo pasar, entonces una criada se acercó a el y lo saludó.
-Joven Daiki, buenos días-
-Buenos días, ¿Esta Kei?-
-Si, espere un momento, le avisaré que esta usted aquí-
-Mejor dime en donde esta, quiero sorprenderlo-
Con este comentario la sonrisa de la criada desapareció y le dijo un poco seria.
-Disculpe joven Daiki, pero son instrucciones del joven Kei que lo espere en la sala, iré a avisarle que lo espera-
Y con una pequeña reverencia se alejo, un poco extrañado Daiki se dirigió hacia la sala y tomo asiento en uno de los sillones.
Minutos más tarde la criada regreso y le dijo.
-Dice el joven Kei que vendrá en unos minutos, que si gusta esperarlo mientras toma un poco de té-
-Gracias, esperaré-
Dijo Daiki, estaba extrañado, Kei nunca hacía eso, no podía pensar en una razón.
Mientras esperaba, escuchó como la puerta principal se abría, y de pronto Yabu y Yuto lo saludaron alegremente.
-¡Yabu!-
Exclamó sorprendido mientras se ponía de pie, luego observo como la criada se alejaba, tal vez para avisarle a Kei que también Yabu había llegado.
-Pensé que tal vez estarías aquí-
-Si, siempre estoy aquí-
Dijo con una sonrisa torpe.
-¿Y Kei?-
Preguntó extrañado mientras tomaba asiento frente a Daiki.
-No lo sé, solo dice la criada que vendrá en unos minutos-
-Que extraño, el nunca hace eso, debe estar ocupado-
-Debe ser…-
Dijo Daiki, después pensó.
“-¿Ocupado en que?-”
No podía imaginarse en que estaría ocupado Kei. Tratando de no pensar más en lo mismo, miró a Yuto.
-¿Yuto-kun?-
El chico estaba de pie junto a Yabu.
-Buenos días joven Daiki-
-Vaya, que sorpresa, creciste bastante-
Ante tal comentario Yuto se avergonzó un poco y sonrió. Yabu observó a Yuto y sonrió.
-¿Puedes pedir que traigan un poco de agua?-
Le dijo Yabu, Yuto asintió y se alejó.
-Lo tratas bien-
Le dijo Daiki con una sonrisa.
-No tengo por que tratarlo mal-
Ambos sonrieron y comenzaron a conversar.

Al haber encontrado la cocina, miró a su alrededor, al parecer no había nadie.
-Disculpen…. ¿hay alguien?-
De pronto se escuchó un ruido, al parecer algo se había caído, asustado entro y se dirigió hacia donde pensó que se había escuchado el ruido. Al llegar casi al fondo observó que había una persona sepultada un unos cuatro o cinco costales llenos de verdura.
-¿Estas bien?-
Dijo preocupado mientras ayudaba a esa persona, cual fue su sorpresa al toparse con el rostro de Ryosuke.
-Si… gracias-
Respondió torpemente mientras se frotaba la cabeza.
-Deberías tener más cuidado-
Le dijo serio mientras lo ayudaba a ponerse de pie, Ryosuke al ver a Yuto se sorprendió de inmediato.
-¿Qué… que haces aquí?-
-Vengo por agua-
Le respondió con una sonrisa traviesa, Ryosuke parpadeo un par de veces, se acercó a la mesa y tomó un vaso, lo llenó con agua y se lo dio a Yuto.
-Gracias-
Dijo tomando el vaso mientras rozaba un poco los dedos de Ryosuke.
-De… nada…-
Dijo nervioso.
-Nos vemos más tarde-
Y con una sonrisa, Yuto se dio media vuelta y salió de la cocina, dejando a Ryosuke aún sorprendido y ruborizado.

Después de un gran esfuerzo, logró llegar a la biblioteca, tenía la respiración muy agitada, pero ya estaba justo frente a la puerta, y sin imaginarse que Kei estaría dentro, abrió la puerta con cuidado y la cerro con esfuerzo, dejó escapar un suspiro, estaba realmente agotado, se recargó un poco en la pared para poder descansar y recuperar el aliento cuando escucho la voz de Kei.
-¿Ahora que?-
Asustado, dirigió su mirada hacia el escritorio y ahí estaba, completamente concentrado en lo que escribía, con la mirada distante y un semblante triste.
-Solo vengo a dejar esto, me iré enseguida-
Al escuchar esa voz, Kei se sorprendió y dejó de escribir, indudablemente esa voz era la de Ryutaro.
-¿Qué haces aquí?-
Ryutaro aún seguía recargado en la pared, con la respiración un poco agitada.
-Solo vine a regresar el libro que me prestó, me iré en cuanto lo deje-
-No puedes hacer eso-
Dijo Kei aparentemente molesto mientras se ponía de pie y se acercaba a Ryutaro.
-Pero-
-¿Aun te duele cierto?-
Dijo mientras se detenía justo frente al menor.
-Solo… un poco-
Bajó la mirada para ocultar su avergonzado rostro.
-¿Entonces que haces de pie?-
-Solo vine a dejarle esto-
Dijo sacando el libro y dándoselo a Kei. Este dejó escapar un suspiro y trato de no sonar molesto.
-Debes estar fastidiado de estar encerrado ¿cierto?-
Ryutaro solo asintió torpemente con la cabeza, Kei volvió a suspirar con resignación, se acercó más a Ryutaro y le dijo.
-Bien, pues serás mi compañía por un rato-
Y sin dejar que Ryutaro dijese algo, lo tomó en brazos y lo sentó en una pequeña silla.
-Joven Kei… no-
-¿Quieres otro libro?-
Preguntó con una sonrisa, Ryutaro asintió torpemente, entonces Kei se alejó y fue en busca de otro libro, después volvió y se lo dio a Ryutaro.
-Esto te gustara, ahora solo disfrútalo-
Con manos torpes Ryutaro tomó aquel libro.
-Gracias… joven Kei-
-Con esto me disculpo por no haber ido a curarte anoche-
Sorprendido, Ryutaro miró a Kei, este le sonreía amablemente, después lo vio alejarse de vuelta a su escritorio y miro atento como volvía a su trabajo. Pudo notar como esa sonrisa desaparecía por completo, regresando aquel vacío en su mirada y aquella expresión llena de tristeza.
Ryutaro decidió no decir nada, ya lo haría en otra ocasión, así que se dedicó a leer mientras Kei trabajaba, ambos en silencio.

-Parece que Kei no va a salir…-
Dijo Yabu mientras miraba a su alrededor.
-Eso parece…-
Respondió con tristeza. Yabu observó la expresión de Daiki y decidió hacer algo para animarlo un poco.
-Yo creo que si volvemos más tarde ya estará desocupado, te parece que salgamos a dar una vuelta mientras esperamos-
Daiki sonrió débilmente y asintió, Yabu se puso de pie y le sonrió a Daiki.
-Animo, vamos a divertirnos un poco mientras el se desocupa, ya verás que en cuanto volvamos nos contará que estuvo haciendo-
-Tienes razón-
Dijo Daiki con una sonrisa, se puso de pie y salió junto con Yabu de la casa de Kei.

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