Part
II
Cuando
llegó a casa se sentía realmente agotado, sin energías, así que se desplomó en
el instante en que la puerta de la entrada se cerró detrás de él.
Un
par de sirvientes acudieron en su ayuda y su madre apareció corriendo.
-¡Yuya!-
Antes
de poder decirle a su madre que se encontraba bien y que lo único que
necesitaba eran unos segundos para ponerse de pie, su madre se precipitó guiada
por la desesperación de ver a su hijo tan débil y ordenó.
-Llévenlo
a su habitación inmediatamente, necesita descansar. Asegúrense de que las
cortinas estén cerradas-
-Mamá,
tranquila… no es para tanto, solo me sentí un poco mareado, estoy bien-
Logró
decir tras zafarse del agarre de los sirvientes, les agradeció por la ayuda y
con un gesto les indicó que podían retirarse. Su madre seguía ahí, mirándolo
como si temiera que su hijo fuera a desaparecer de un momento a otro.
-¿Seguro
que te encuentras bien? Lo mejor será que esta noche no nos acompañes, solo
deberías ir a cazar y volver a casa-
Yuya
sonrió, sabia que tenía que tranquilizar a su madre. Además, se sentía bien
ahora, solo había perdido sus energías por un breve instante, estaba seguro de
que no volvería a suceder.
-No
madre, quiero ir con ustedes. Estaré bien. Además mi padre me ha dicho que esa
cena es muy importante. Es la reunión más importante del siglo y no pienso
perdérmela-
Su
madre lo miró con preocupación. Esperaba que al menos creyera en sus palabras,
en parte estaba convencido de que tal vez no tuviera oportunidad para
presenciar una reunión de esa magnitud entre los hijos del Sol y los hijos de
la Luna. La otra parte era que deseaba ir porque Inoo Kei estaría ahí.
-De
acuerdo, pero por ahora quiero que estés en tu habitación descansando. Nos
iremos al anochecer así que no hagas nada más que descansar. ¿Entendido?-
Yuya
asintió. Comprendía bien la preocupación de su madre, después de todo no debía
ser fácil tener un hijo tan débil como él, aunque estaba seguro que ya no lo
era tanto como cuando era un niño. Se había esforzado en mantener un cuerpo
sano y equilibrado, sabía que estaría bien.
Con
pasos lentos subió las escaleras rumbo a su habitación. Atravesó los inmensos
pasillos de aquella mansión y con cada paso que daba, la sonrisa que se
dibujaba en su rostro se hacía más amplia. Sabía que lo vería de nuevo. Estaba
dispuesto a descansar las siguientes horas hasta sentirse completamente
recuperado. No podía dejar que esa estúpida debilidad suya se interpusiera con
su oportunidad de ver a Kei de nuevo.
--
Todo
en la mansión Inoo estaba listo. Se decidió que la velada se llevaría a cabo en
el lujoso y amplio jardín. Los trabajadores colocaron carpas blancas las cuales
llevaban impresas un gran escudo de un sol y una luna. Colocaron lámparas
elegantes que proporcionaban una tenue luz en diferentes rincones. Las copas
estaban en una larga mesa mientras esperaban ser llenadas con champagne. En la
cocina todo estaba listo, ya solo quedaba esperar la hora indicada para servir
los deliciosos platillos.
-¿Estás
nervioso?-
Le
preguntó su abuelo mientras ambos observaban desde el balcón principal como los
sirvientes terminaban de adornar las mesas con delicados adornos florales de
rosas blancas.
-Un
poco, siento que estoy por entrar a un mundo nuevo-
Respondió
Kei mientras se ajustaba por tercera vez el moño de su esmoquin.
-No
es un mundo nuevo, es tu mundo. Y no vas a conocer a ningún extraterrestre,
verás que todos son tan normales como tu-
Kei
tuvo que reconocer que su abuelo hacía cuanto podía para relajarlo y hacerlo
sentir mejor, así que le sonrió aliviado y entró de nuevo.
-¿No
tienes más preguntas para antes de la cena?-
La
voz de su abuelo sonaba seria, seguramente quería asegurarse de que su nieto no
pareciera un tonto que no conoce su lugar.
-Descuida,
creo que ya manejo bien la información que me proporcionaste, voy a estar bien
y no voy a dejarte en ridículo. Lo prometo-
Dicho
esto, salió de la habitación y se puso a caminar por el largo pasillo. Pensó en
entrar a la biblioteca, pero a escasos minutos de que los invitados llegaran no
le sería posible leer nada. Continuó caminando, bajó las escaleras y sus pasos
lo llevaron al piano que se encontraba en el salón principal. Tal vez sería
buena idea tocar un poco, eso siempre lo relajaba. Así que sin pensarlo mucho,
se dirigió al piano, cuidó de no arrugar su fino traje al sentarse, levantó la
tapa que cubría las teclas y tras un suspiro comenzó a tocar.
--
-Estoy
bien madre, he descansado y no estoy mareado-
Se
quejó Yuya mientras terminaba de anudar la corbata que su madre le había
elegido.
-Será
mejor que vayas a cazar antes de ir a la cena, ya hablé con tu padre así que
considéralo una orden. Cuando termines, el chofer te estará esperando para
llevarte a la cena. ¿De acuerdo?-
Yuya
se giró para mirar a su madre, la cual le sonreía suplicante. No le quedaba
opción, tenía que aceptar. Además, necesitaba energías extra si es que iba a
salir todos los días a la luz del sol. Al menos ese era su plan.
-Esta
bien, iré a cazar y después iré a la cena. Lo prometo-
Su
madre lo abrazó con ternura y besó su mejilla.
-Gracias.
Ya verás que te será muy útil-
-Solo
que tengo una condición-
La
madre parpadeó confusa, esperando escuchar la condición de su hijo. Mientras
que Yuya sonreía ampliamente como quien acaba de tramar algún plan malévolo.
-¿Cuál
es tu condición?-
-Que
me prestes el auto deportivo. No quiero chofer. Iré a cazar y llegaré a la cena
por mi cuenta-
La
madre sonrió aliviada, por la sonrisa que Yuya había esbozado había pensado que
tal vez su hijo tendría otra clase de petición.
-De
acuerdo, ya sabes conducir así que no hay problema. ¿Algo más?-
Negó
con la cabeza. Poco después su madre se retiró. Yuya se giró y volvió a
contemplarse en el espejo, al parecer todo estaba en su lugar, tomó el abrigo
que estaba sobre la cama, se lo puso y antes de salir un brillo plateado brilló
en sus ojos, era hora de ir a cazar. Pero antes, tenía algo que hacer.
--
Los
invitados llegaban y Kei los saludaba junto a su abuelo mientras era
presentado. La mayoría eran familias adineradas y por ahora todos eran hijos
del Sol. Lo supo porque si miraba con atención podía distinguir un ligero
brillo dorado en sus miradas. No podía esperar a que llegara la oportunidad de
conocer a los hijos de la Luna, pero al perecer estaban todos retrasados.
-Ellos
siempre llegan cuando la Luna está más alta-
Le
susurró su abuelo, al parecer le había leído el pensamiento o su expresión
delataba su preocupación por los invitados que faltaban. La segunda idea le
pareció más convincente.
Respiró
profundo y continuó sonriendo y saludando con cortesía a cada persona que se le
ponía enfrente. Hasta que de pronto comenzaron a llegar. No estaba totalmente
seguro pero algo en su interior se lo decía. Ya había saludado a suficientes
hijos del Sol como para comenzar a notar la diferencia, estas personas que iban
llegando tenían una energía diferente, además, cuando al fin uno de ellos lo
miró, pudo observar un destello plateado en su mirada. En definitiva eran
ellos. Los hijos de la Luna.
-Es
un placer tenerlos aquí esta noche-
Saludó
su abuelo con la misma cortesía que había empleado con los otros invitados.
-El
gusto es de nosotros. Parece que será una velada tranquila. Perdona nuestra
demora-
-Descuida,
los estábamos esperando, pronto servirán la cena. Él es mi nieto Kei-
Kei
les sonrió amable, se reverencio ante ellos y su abuelo continuo con la
presentación.
-Ellos
son la familia Takaki, los representantes de la Luna-
-Es
un gusto conocerlos-
Saludo
Kei, por un instante su corazón latió más rápidamente, ellos eran los padres de
Yuya Takaki. Pero a él no lo veía por ninguna parte.
-Es
un placer conocerte. Nuestro hijo no debe tardar, no se encontraba bien esta
tarde por eso está retrasado-
Explicó
la elegante dama, quien al parecer era la madre de Yuya.
-Espero
que no sea nada grave-
Dijo
su abuelo ya que Kei parecía incapaz de decir algo. El saber que él no se
encontraba bien lo había dejado con la garganta seca. Estaba preocupado.
Una
sonrisa acompañada de otra reverencia y los Takaki se alejaron. Kei tuvo que
saludar a más gente, pero ya no era completamente consiente de lo que hacía, su
mente se encontraba divagando sobre como podría encontrarse Yuya. Era extraño que
le preocupara tanto pero así era y solo podía pensar en verlo y comprobar con
sus propios ojos que se encontraba bien. Quería verlo.
Cuando
al parecer fue presentado a todas las personas que asistieron, Kei se tomó un
respiro y se alejo un poco mientras sostenía una copa de champagne , estuvo por
dar el primer trago cuando una voz lo distrajo, ocasionando al mismo tiempo un
extraño escalofrío por su columna vertebral.
-Hola-
Y
ahí estaba, usando un elegante traje, como todo un niño rico. Le sonreía de una
forma que solo le erizaba más la piel. El peculiar brillo en sus ojos lo
desconcertó, ya que además de la luz plateada que reflejaba, había algo más,
algo que Kei no logró saber pero que le aceleraba el corazón sin razón
aparente.
-Hola…-
Le
respondió tratando de sonar natural. Aunque estaba seguro de que no lo había
logrado.
-¿Te
sorprendí?-
-No,
solo que creí que… llegarías más tarde. Eso me dijeron tus padres-
Yuya
sonrió y metió ambas manos en los bolsillos del pantalón. Para desgracia de
Kei, ahora lucía condenadamente sensual, algo que le dolía admitir ya que se
trataba de un chico, uno igual que él.
-Bueno,
debí llegar más tarde, pero ellos no saben que estoy aquí puesto que debería
estar en otro lugar. Solo he venido por ti-
-¿Has
venido por mi?-
Kei
aún sostenía la fina copa de cristal entre sus manos, trataba de no parecer
nervioso pero sus manos comenzaron a temblar un poco.
-Quiero
mostrarte algo. ¿Vienes?-
Y
sin más, con toda la naturalidad del mundo, como si fuera algo que hacía todo
el tiempo, le extendió la mano mientras sonreía. Kei estaba seguro de que su
corazón se había detenido en ese momento, tragó saliva con dificultad y por
mero impulso se bebió el contenido de su copa de un solo trago.
Yuya
no dijo nada, solo lo siguió observando, esperando una respuesta. Kei sintió
como el liquido le dejaba cierta sensación de calor por la garganta, tiró la
copa y esta cayó sobre el suave pasto recién podado evitando así que se
rompiera, sin importarle nada y tras suspirar profundamente, decidió tomar la
mano de Yuya. Aquello había requerido más valor del que nunca antes había usado
en su vida, pero se sentía bien. Ese contacto cálido lo hizo sentir feliz, como
si no hubiera mejor sensación que aquella, como si pudiera volar a su lado y
estaba dispuesto a hacerlo.
-Será
un viaje divertido-
Le
dijo Yuya mientras lo llevaba a uno de los muros que rodeaban el jardín, con
agilidad comenzó a trepar, no era muy alto, pero aún así Kei dudó en seguirlo.
-Anda,
no está tan alto y yo te atraparé si caes-
Esas
palabras hicieron sonrojar a Kei, por alguna razón no quería que Yuya pensara
que era un debilucho y que necesitaba protección ante todo, así que con
agilidad comenzó a trepar también por aquel muro.
Cuando
aterrizó lo hizo con un movimiento grácil y casi sin hacer ruido, dejando a
Yuya sorprendido.
-No
pareces de la clase de chico muy atlético, me parece que te subestimé-
Kei
se arregló el saco y sacudió sus rodillas.
-Mi
abuelo se la ha pasado insistiendo en que haga un sin fin de actividades
físicas, así que tengo algo de condición. Saltar este muro no ha sido nada-
Presumió
con orgullo mientras sonreía y le sorprendió ver que Yuya hacía lo mismo.
-En
cambio mis padres se han encargado de que me ejercite lo menos posible, esto de
tener un cuerpo débil es un verdadero incordio-
De
pronto Kei recordó las palabras de la señora Takaki.
-Me
han dicho que no te encontrabas muy bien, ¿Es cierto?-
Yuya
suspiró y antes de responder caminó hacia su elegante auto deportivo color
blanco. Kei observó sorprendido.
-Sube,
no podemos perder mucho tiempo. Hablaremos todo lo que quieras en el camino-
---
Pasaron
aproximadamente quince minutos desde que se había subido al auto de Yuya. Este
le había contado que desde pequeño su cuerpo había sido débil y que por esa
razón sus padres lo protegían demasiado. De cómo con el tiempo aprendió a
hacerse fuerte y de lo que le costó salir a la luz del sol por primera vez.
-Yo
creí que ustedes no salían a la luz del sol, pero resulta que tú eres especial-
Yuya
sonrió con amargura ante el comentario de Kei.
-No
soy especial, solo soy diferente al resto. Pero ya estoy mejorando, solo debo
acostumbrarme-
-¿Y
a dónde vamos ahora?-
Preguntó
Kei mientras miraba por la ventana. Yuya había conducido hacia la carretera que
llevaba a una zona llena de árboles y naturaleza por doquier.
-Ya
estamos cerca, será rápido-
Kei
quiso hacer más preguntas, pero tenía la impresión de que Yuya deseaba
sorprenderlo o algo parecido, así que guardó silencio y continuo mirando por la
ventana. De alguna manera disfrutaba sentir esa curiosidad, deseaba que el
mayor lo siguiera sorprendiendo.
Poco
después Yuya estacionó el auto y ambos descendieron.
-¿Me
dirás en donde estamos?-
-Eso
no es lo importante, disfruta del espectáculo, te gustará-
Yuya
le guiñó el ojo y Kei pudo sentir como sus mejillas enrojecían un poco. Para
despejar su mente de tan vergonzoso estimulo se obligó a mirar a su alrededor.
Se
encontraban en un campo extenso, tranquilo y solitario. La brisa nocturna
acarició su rostro y la imponente luna iluminaba todo a su paso.
Kei
observó como Yuya se alejaba lentamente mientras miraba fijamente al cielo y le
sorprendió notar como sus ojos se volvían completamente plateados, ya no solo
era un simple destello como el que había observado anteriormente en los
invitados a la cena, los ojos de Yuya estaban completamente bañados de una
cálida luz igual que la luna.
De
pronto, Kei creyó saber lo que iba a presenciar a continuación, estaba casi
seguro del porqué Yuya lo había llevado a ese lugar.
Pero
antes de poder seguir pensando en ello, un destello en el cielo llamó su
atención, se trataba de una estrella fugaz la cual caía casi directo hacia
ellos. Era la primera vez que Kei presenciaba algo semejante, sabía bien como
lucían las estrellas fugaces, pero jamás había visto que éstas cayeran directo
hacia las personas.
Estaba
a punto de entrar en pánico cuando el cuerpo de Yuya comenzó a emitir una
cálida y resplandeciente luz plateada. Éste miraba fijamente al cielo, como si
con la mirada atrajera aquella estrella. Y de pronto un gran resplandor ocurrió
sin aviso alguno.
No
hubo ningún sonido extraño, ni explosión. Tan solo una cálida luz que
desaparecía poco a poco, fue entonces que Kei comprendió por completo lo que
sucedía, así era como Yuya se alimentaba de estrellas. Estrellas fugaces.
Las
atraía con la mirada antes de que cayeran en algún otro lugar del espacio y
después su cuerpo las absorbía. Era asombroso, tan mágico e increíble que para
Kei era difícil de creer aún.
Lo
mismo ocurrió una y otra y otra vez hasta que al parecer no quedaron más
estrellas fugaces.
Tras
haber consumido la última estrella, los ojos de Yuya volvieron a la normalidad
lentamente y con una amplia sonrisa se giró para ver a Kei, quien continuaba
observándolo con evidente sorpresa en la mirada.
-¿Sorprendido
o asustado?-
Le
preguntó Yuya mientras se acercaba a él.
-Creo
que un poco de ambos, pero todo bajo control-
Respondió
Kei mientras se esforzaba por sonreír para parecer tranquilo y relajado.
-¿Te
asusta saber ahora como es que obtengo mi energía? ¿Me tienes miedo ahora?-
Kei
pudo ver preocupación en la mirada de Yuya y sin darse cuenta ya le estaba
sonriendo despreocupadamente.
-No
me asusta y no te tengo miedo. Fue fantástico. Es mejor que ver cualquier
película de ciencia ficción, esto es cien porciento real y es hermoso. Esa
cálida luz, tus ojos plateados, la energía que sentí… no sé… estoy fascinado…-
Yuya
suspiró aliviado y caminó hacia donde se encontraba Kei.
-Puedes
venir de nuevo cuando quieras-
Kei
sonrió y asintió con la cabeza. Yuya continuó acercándose a él hasta que estuvo
tan cerca como lo había estado cuando se conocieron esa tarde en la escuela.
El
corazón de ambos latía a un ritmo acelerado. Los ojos de Yuya continuaban
brillando pero esta vez de una forma diferente. Kei tragó saliva con
dificultad, respiró profundo y preguntó aquello que se le vino a la mente.
-¿Puedo
tocarte?-
Preguntó
con voz temblorosa y sintiendo su estomago tan revuelto que por un segundo
pensó que tal vez podría vomitar. Pero eso no sucedió.
Yuya
sonrió y asintió levemente con la cabeza. Ahora que veía a Kei fijamente a los
ojos se convencía de que lo necesitaba cerca, a su lado. Ignoraba la razón, era
una fuerza extraña que lo empujaba y él simplemente se dejaba llevar.
Lentamente
Kei levantó su brazo derecho, estiró un poco sus dedos y con la punta de estos rozó
suavemente el rostro de Yuya
-Hace
un momento, cuando tus ojos se volvieron color plata, pensé que jamás
encontraría en los ojos de nadie una luz tan hermosa y cálida-
Y
era verdad, a pesar de que había notado el mismo resplandor plateado en los
ojos de otros hijos de la Luna, en ninguno había encontrado esa calidez que
emitía Yuya.
Era
especial, de eso no le quedaba duda alguna.
Aquello
provocó que algo en el pecho de Yuya brincará, una emoción nueva, alegría plena
e infinita. Así que para complacer a Kei, dejó que sus ojos cambiaran una vez
más.
Kei
sonrió al notar que los ojos de Yuya volvían a ser plateados y con ambas manos
tomó el rostro del mayor.
-Tú
también puedes dejar que el poder del sol que hay en tu interior se manifieste
de la misma manera, inténtalo-
Dijo
Yuya mientras sonreía gentilmente. Kei cerró los ojos y encontró esa luz en lo
profundo de su ser, no necesito el mayor esfuerzo. Era como si todo este tiempo
tan solo hubiese necesitado de la suave voz de Yuya para encontrarla. Suspiró y
la liberó.
Para
Yuya, ese destello radiante color dorado en la mirada de Kei fue alucinante, de
inmediato supo que esa era la luz que necesitaba para sobrevivir, más allá del
poder de las estrellas, la luz del sol que irradiaba en los ojos de Kei
desbordaba energía.
Ambos
continuaron mirándose fijamente, como si fuesen Sol y Luna una vez más,
comunicándose con la mirada, diciéndose aquello que aún no podían formar con
palabras.
Las
manos de Kei seguían tomando el rostro de Yuya, y las manos de Yuya se posaron
sobre la cintura de Kei.
Sentían
que debían acercarse más, lo necesitaban y eso hacían. Ahora estaban tan cerca
el uno del otro que sus narices rozaban una con la otra. La suave respiración
de Yuya caía sobre el rostro de Kei.
Anhelaban
continuar.
Necesitaban
hacerlo.
Y
eso harían.
Pero
una peculiar melodía comenzó a sonar en el bolsillo de Kei y aquello bastó para
romper con la atmosfera que se había creado entre ambos.
El
brillo de sus ojos se apagó rápidamente y con nerviosismo sacó el aparato de su
bolsillo, después respondió mientras se giraba para alejarse de Yuya. No sin
antes mirarlo con timidez.
-¿Si?...
Ah… es que salí un momento… ¿Qué? Ah… si, enseguida estaré ahí… si… si…-
Yuya
suspiró con cierta frustración.
-Debemos
volver, ¿Cierto?-
Kei
miró a Yuya con cierta vergüenza.
-Si…
mi abuelo está un poco furioso…-
-Entonces
no lo hagamos enojar más, es hora de irnos-
Sin
más que hacer, ambos volvieron al auto y emprendieron el camino de regreso a la
mansión Inoo.
En
el auto, ambos no saben que decir. A Inoo el corazón le late tan fuerte que no
es capaz de escuchar sus propios pensamientos. A Takaki lo invade un extraño
nerviosismo e inquietud, quiere decir algo, pero no sabe qué.
De
pronto y por mero impulso, Yuya enciende la radio y comienza a sonar Maps de
Maroon5.
-Me
gusta esa canción-
Comenta
Yuya aleatoriamente, en realidad no la ha escuchado lo suficiente para decir
que le gusta pero siente la necesidad de decir lo que sea.
-Si,
a mi también me agrada-
En
cambio, lo que Kei aporta es sincero, le gusta esa canción desde que salió y
durante un tiempo no dejaba de escucharla, no es fan de aquella banda pero esa
canción si que le gusta.
-¿Qué
clase de música sueles escuchar?-
Pregunta
Kei aprovechando que al fin han podido romper el hielo. Yuya agradece que el
chico este dispuesto a continuar la conversación, así que responde.
-Me
gusta más el rock, pero en general trato de escuchar de todo un poco-
Kei
sonríe. Yuya lo mira de reojo, sabe que es un turno de preguntar.
-¿Y
tú?-
-Crecí
escuchando música clásica, debido a mi abuelo, por lo que no tengo mucho
conocimiento sobre otros géneros o bandas, pero lo que más suelo escuchar es
pop, al menos lo que ponen en la radio-
Kei
se siente un poco avergonzado, pero al parecer Yuya no se burlará de él por
eso. Es así como ambos encuentran el camino para una larga y amena
conversación. Películas, libros, comida, deportes, gustos culposos, en fin, lo
más general que se les pudo ocurrir. Algo fuera de lo fantástico de su origen.
-Sabía
que te habrían educado de una forma estricta pero jamás imaginé que fuese para
tanto-
Comenta
Yuya tras enterarse que Kei practica diferentes deportes, habla más de cinco
idiomas y que sus notas son excelentes, entre otras cualidades.
-Todo
este tiempo creí que mi abuelo lo hacía para que algún día estuviera a la
altura de la familia, para que cuando heredara todo fuese la persona indicada,
ahora creo que todo esto tenía otro propósito-
Yuya
sonríe y le dice.
-Conocer
a los humanos mucho más que ellos mismos en cualquier aspecto. ¿Me equivoco?-
Kei
sonríe amargamente y responde.
-No,
no te equivocas. Pero a mi no me interesa tanto eso…-
“Lo
que me interesa más es saber sobre los Hijos de la Luna… sobre ti…” Le hubiese
encantado responder aquello, pero no se sentía tan valiente, así que solo se lo
guardo para sí. Después de un rato de silencio se dedicó a observar como ya
estaban acercándose a la mansión.
-Espero
que tu abuelo no te regañe tanto, si lo hace no dudes en decirme, yo podré
explicarle que te he secuestrado-
Yuya
sonríe ampliamente, Kei se ruboriza un poco, lo sabe ya que los pómulos le
arden un poco.
-No
creo que tenga tiempo de enfadarse conmigo ahora y para mañana lo habrá
olvidado, así que no te preocupes-
Así
es como ambos llegan a la mansión, bajan del auto y caminan hacia el jardín, en
donde todos brindan con las elegantes copas de cristal llenas de vino tinto y
otras con champagne.
Kei
visualiza a su abuelo y decide que debe acercarse a él.
-Debo
irme, gracias por el paseo y… el espectáculo-
Yuya
suelta una carcajada. Él mismo había usado ese término y resultaba divertido
escuchar a Kei decirlo.
-Cuando
gustes puedes acompañarme de nuevo-
Le
guiña el ojo y camina en dirección a sus padres, quienes conversan con otras
personas.
Kei
observa fascinado un poco y recuerda que debe ir con su abuelo antes de que
éste se pueda molestar más.
El
resto de la velada transcurre sin más contratiempos, Kei conoció a todos los
presentes, se presentó y se comportó como su abuelo esperaba. Al menos así el
anciano olvidaría el pequeño detalle de que había desaparecido en plena cena.
Mientras
escuchaba como su abuelo conversaba con unas personas, miró de reojo hacia
donde se encontraba Yuya, quien iba acompañado de sus padres y conversaban
amenamente con otras personas. Era increíble ver cómo tanto hijos del Sol como
de la Luna convivían tranquilamente. Tras presenciar aquello le pareció
increíble que en algún momento hubiesen sido enemigos. De alguna forma agradecía
que ahora ya no lo fueran y que pudieran cenar y convivir amenamente.
Pronto,
las personas comenzaron a despedirse, los primeros fueron los hijos del Sol, a
quienes se les veía más agotados que a los hijos de la Luna. Aquello resultó
obvio para Kei, él mismo ya se sentía cansado, aunque lo suyo tal vez se debía
a la cantidad de cosas que había descubierto y conocido en una misma noche.
Mientras
despedía a la gente, estrechando manos y sonriendo, el matrimonio Takaki se
acercó a él.
-Ha
sido un placer conocerte, espero que ya estés acostumbrado a nuestra presencia-
Dijo
el señor Takaki mientras sonreía y le estrechaba la mano a Kei.
-Descuide,
terminaré de acostumbrarme muy pronto. Ha sido un placer conocerlos-
La
señora Takaki le sonrió y dijo.
-Nuestro
hijo se ha retirado antes y al parecer no pasó a despedirse. Discúlpalo-
Muy
lejos de molestarse, lo que Kei sintió fue decepción y tristeza. Había esperado
poder verlo por última vez esa noche. Pero lo que mostró fue una sonrisa.
-Descuide,
seguramente mañana lo veré en el instituto así que no hay problema con ello-
Los
Takaki se reverenciaron y sonrientes se alejaron. Kei continuo despidiendo
gente, estaba cansado de tanto sonreír, pero así debía ser, después de todo
debía mostrar cortesía.
Cuando
al fin no quedó nadie, respiró profundo y observó como los sirvientes
comenzaban a recogerlo todo.
-Todo
ha salido de maravilla. Has hecho un buen trabajo, Kei-
Le
dice su abuelo con una sonrisa de satisfacción dibujada en el rostro.
-Me
alegra que pienses eso-
-Será
mejor que entremos ahora, mañana tienes deberes y yo también, así que no hay
que retrasarnos más-
Kei
le echa un vistazo al jardín y algo llama su atención, esta seguro de que vio
algo moverse entre los rosales que rodean la mansión y aquello lo intriga.
-Iré
enseguida, quiero disfrutar un poco de aire fresco para relajarme, tú ve a
descansar-
-Bien,
pero no tardes demasiado. No quiero que tengas problemas para despertar mañana-
Y
así, su abuelo se aleja para entrar en la mansión. Kei mira de nuevo a su
alrededor y discretamente decide acercarse hacia el rincón en donde creyó ver
algo moverse. Tal vez sea un sirviente que limpia, aunque no le parece
probable. Piensa que también podría tratarse de algún animal, aunque eso
tampoco es probable.
Con
cautela pega su espalda en el frío muro de la mansión, si es algún ladrón al
menos ya tiene protegida la espalda.
Contiene
la respiración mientras sigue avanzando cuando de repente siente que alguien lo
toma por el brazo. El corazón se le acelera, siente la adrenalina fluir por
todo su cuerpo y siguiendo su instinto se prepara para defenderse y golpear si
es necesario.
Eso
hasta que escucha esa suave y peculiar voz.
-Kei,
soy yo-
Justo
a tiempo, si no hubiese hablado seguramente ya le hubiera golpeado la cara y
aquello iba a ser una verdadera lastima, más por el hecho de que le encantaba
aquel rostro. Obviamente se trataba de Yuya.
-¿Qué
demonios haces aquí? ¡Ya todos se han ido!-
Por
más que ha intentado sonar molesto, es evidente que esta feliz de verlo.
-Solo
me escabullí, no podía irme así nada más-
-¿Cómo
que así nada más?-
Pregunta
Kei, pero la respuesta le llegó de una forma inesperada. Directo en los labios.
Al
principio le sorprendió sentir los labios de Yuya sobre los suyos, tan húmedos,
fríos, suaves y… dulces. Simplemente se dejó de llevar casi de inmediato.
Era
la primera vez que Kei era besado por un chico, pero se trataba de Takaki Yuya
y eso definitivamente ya lo hacía especial. Era consiente de que le había
atraído por una extrañaba razón desde el primer momento en que lo vio y ahora
simplemente estaba respondiendo a aquello que era inevitable.
La
respuesta de Kei no solo fue en besarlo también, sino en enredar sus dedos
lentamente en el cabello de Yuya, mientras este lo tomaba de la cintura y lo
acercaba más a él.
Sus
labios jugaron al mismo ritmo, en cuanto sus lenguas se encontraron aquello no
hizo más que añadirle algo electrizante y especial al momento. Kei suspiraba
dentro de la boca de Yuya y viceversa.
Aquello
pudo continuar durante más tiempo, pero ambos necesitaban un momento para
recuperar el aliento. Se alejaron lentamente, no lo deseaban pero lo hicieron
de todas formas. Se miraron y sonrieron.
-Si
así te despides de todo el mundo creo que tienes un problema-
Bromeó
Kei, quien ahora rodeaba el cuello de Yuya con ambos brazos, mientras las manos
de éste continuaban posadas sobre sus caderas.
-Eso
me han dicho-
Yuya
sonrió y le guiñó un ojo. Aquello volvía loco a Kei, más de lo que se esperaba.
-Te
veré mañana-
Kei
sonrió. Ambos se separaron con pesar y con una sonrisa picara Yuya se alejó, no
sin antes darle un pequeño y fugaz beso de nuevo en los labios. Aquello era
como un sueño para Kei, haber besado a Yuya resultó ser una sensación única y
especial que deseaba repetir durante toda su vida. No había nada que pudiera
derribar aquella felicidad.
Nada.
O al
menos eso pensó.
Cuando
decide entrar a la mansión, alguien se hace a un lado sigilosamente para evitar
ser visto, lo cual logra y con preocupación observa como el joven Kei se aleja.
-Esto
lo debe saber el amo…-
Y es
que aquel fiel mayordomo sabe que aquello no es natural ni tampoco aceptable,
deduce que el joven Kei necesita ser reprendido y corregido por su abuelo así
que no duda en ir a la biblioteca, en donde sabe que el anciano se encuentra
leyendo tranquilamente antes de ir a dormir.
---
Después
de haber tardado en conciliar el sueño, Kei despierta como cada mañana, se
alista para ir al colegio y una vez que todo esta en su lugar, se mira en el
espejo por última vez.
Nada
en él ha cambiado, aparentemente. Pero sabe que si. Siente que no puede dejar
de sonreír. Parece un protagonista de algún manga shojo que seguramente esta
rodeado de corazones por doquier.
Con
un brusco movimiento de cabeza, aleja esa absurda imagen de su mente, nunca ha
estado enamorado pero siente que aquello que experimenta no esta muy alejado
del concepto. Antes de salir de su habitación intenta reflexionar. Sabe bien
que ambos son hombres, sean del Sol o de la Luna, son hombres. Siente que no es
correcto, que algo debe estar mal.
Pero
solo basta recordar la sensación que experimentó al estar cerca de Yuya, su
mirada, su tacto… aquel beso. Y entonces todo es claro, decide que no debe
importarle aquello, lo que siente es sincero y con eso le basta. Además, esta
seguro de que el mayor piensa igual.
De
nuevo sonriente, sale de su habitación y se dirige al comedor, el desayuno esta
servido y él ya esta ansioso de poder partir rumbo al colegio. Extraña a Yuya.
Lo cual es absurdamente ridículo y cursi pero así se siente y no puede
evitarlo.
Mientras
desayuna, solo, el mayordomo se acerca a el y le dice con un tono más frío de
lo habitual.
-Antes
de que parta al colegio, su abuelo lo espera en la biblioteca. Dice que desea
hablar con usted-
Aquello
extraña a Kei, esta seguro de que su abuelo debe estar satisfecho y saltando de
alegría por la exitosa cena de anoche. Pero el tono del mayordomo le hace
pensar lo contrario.
Con esa
inquietud termina su desayuno y se dirige a la biblioteca, en donde su abuelo
lee cómodamente el periódico mientras toma una taza de café.
-¿Querías
hablar conmigo de algo?-
-Así
es, entra y cierra la puerta-
El
tono de voz de su abuelo le dice que algo no anda bien. Un extraño escalofrío
le recorre la espalda y con lentitud hace lo que su abuelo le ha ordenado.
-¿Sucede
algo malo?-
Su
abuelo cierra el periódico y lo deja sobre su elegante escritorio. Suspira y
mira a Kei fijamente.
-Eso
lo sabrás tú-
Kei
no comprende lo que su abuelo quiere decir.
-Si
tienes algo que decir que sea ahora. Basta de rodeos absurdos-
Su
abuelo lo mira y suspira con pesadez mientras se pone de pie.
-La
cena fue todo un éxito y eso merece que te felicite. Además de que gracias a tu
excelente comportamiento con nuestros invitados he de anunciarte que he podido
concretar tu compromiso matrimonial-
Los
ojos de Kei se abren como platos, es tanta su sorpresa que casi deja de
respirar. ¿Cómo que un arreglo matrimonial? ¡Aquello es absurdo! Seguramente su
abuelo está intentando bromear, sin embargo eso no le causa gracia alguna.
-La
familia Isobe han quedado maravillados contigo y complacidos de que su hija
quede comprometida contigo para que dentro de unos años contraigan matrimonio-
A
pesar de ser “buenas noticias” su abuelo no parece nada feliz.
-¿Bromeas?
Porque no me parece divertido en lo absoluto-
-¿Acaso
parece que bromeo? Porque estoy hablando muy en serio-
Kei
observa fijamente a su abuelo.
-¿Por
qué haces esto? Nunca antes habías mencionado que tenias intención de
comprometerme con alguien. ¿Por qué hasta ahora? ¿Qué ha cambiado?-
Su
abuelo dio unos cuantos pasos alrededor del lugar en donde Kei se encontraba,
después, mientras regresaba hacia su escritorio soltó sin más.
-Tu
sabes bien la respuesta. No voy a permitir que mi nieto tenga algo que ver con
un hijo de la Luna, y mucho menos con ese mocoso débil de los Takaki-
Aquello
fue como un golpe directo en el estomago. Kei no tenía idea de que su abuelo
supiera lo ocurrido con Yuya.
-Si
pretendías besuquearte con ese tipo, al menos hubieras elegido un lugar más
discreto y lejos de aquí. Porque te han visto y no hay nada que me avergüence
más. En esta familia hay reglas, en nuestra raza hay reglas ¡Y vas a
respetarlas!-
Era
la primera vez que su abuelo le gritaba de esa manera. Como si fuese un
dictador que no sabe hacer más que imponer su autoridad y palabra.
La
sangre de Kei hervía, sus manos temblaban. Deseaba poder hablar, defenderse,
decir algo, cualquier cosa. Pero no pudo hacerlo.
-Que
extraño es escucharte hablar así de aquella familia cuando tú mismo me has
dicho que entre ambas razas ya no hay problemas, que todo está en paz. Entonces
¿Por qué eres tan hipócrita? ¿Qué te hace sentirte superior a ellos?-
Decir
aquello requirió un esfuerzo sobrehumano, su voz temblaba. Pero no podía dejar
que su abuelo se mostrara omnipotente cuando en definitiva no lo era.
-Te
he dicho que hay reglas, Kei. Reglas que vas a respetar. Solo se te permite
estar con los de tu especie. ¡Y no vas a hacer que eso cambie solo porque
resulta que además de un posible traidor también eres homosexual! ¡No voy a
permitir que seas la deshonra de esta familia!-
Y
dando un fuerte golpe sobre el escritorio, su abuelo lo miraba fijamente.
Estaba más que furioso. Kei jamás lo había visto así, pero aquello no
significaba que iba a rendirse y a dejar las cosas así.
-No
vas a controlarme a tu antojo, que eso te quede claro-
Logró
decir aquello con la poca fuerza que le quedaba. Después abandono la habitación
y caminó de prisa hacia el auto que lo esperaba en la entrada. Ordenó que lo
llevaran al colegio cuanto antes. Necesitaba ver a Yuya, lo necesitaba
urgentemente.
---
-¿Te
alimentaste anoche?-
Pregunta
su madre con ese usual tono de preocupación. Yuya termina de masticar, toma un
poco de jugo y responde tranquilamente.
-Lo
hice, y mucho-
-Me
alegra escucharlo. Por cierto, ¿En donde te metiste anoche? Creímos que
llegarías antes que nosotros-
Aquello
lo sorprende, no esperaba que su madre le preguntara aquello. Tampoco es como
si pudiera decirle que se quedó para ver a Kei por ultima vez. Se siente
avergonzado y solo le queda mentir.
-Quería
dar una vuelta, casi no uso el auto y quería aprovecharlo, eso es todo-
Su
táctica para evadir más preguntas de su curiosa madre fue ponerse de pie
rápidamente, diciendo que se le hacía tarde para ir a clases. En parte era
cierto.
-Si
te sientes muy cansado no dudes en llamarme, ¿De acuerdo?-
-Lo
haré madre, lo prometo-
Y
fue así como salió rumbo al colegio. Sin poder ocultar esa radiante sonrisa que
mostró durante todo el camino. Se sentía tan desbordante de felicidad que si
pudiera regalar un poco lo haría, pero aquello era imposible así que solo podía
presumir de ello con una radiante sonrisa y un caminar diferente al habitual.
Podía ponerse a saltar de no ser porque le resultaba bastante vergonzoso y aún
no estaba tan loco.
En
cuanto llegó a su salón, sobre su pupitre encontró una hoja de papel doblada
por la mitad. Miró intrigado a su alrededor y sus compañeros parecían tan
normales como siempre. Dejó su maletín sobre el asiento y tomó la nota, la cual
solo decía:
“Arriba.
Ahora.”
Y
tan solo estaba firmado con dos iniciales: I.K.
Sabía
perfectamente de quien se trataba, y supuso de inmediato a que lugar se
refería, no podía ser otro más que la azotea del edificio, en donde se
conocieron, en donde conversaron por primera vez.
Sin
más que esperar, salió de prisa del aula, ignorando que su profesor estaba por
entrar y comenzar la clase, incluso ignoró que éste lo llamaba. Sentía que
aquello era urgente y aunque no lo fuera, no había mejor excusa para saltarse
la primera clase que verlo a él.
Tras
haber subido las escaleras, se topó con la puerta que daba hacia la azotea, la
abrió de un empujón y ahí estaba. Mirando expectante en la dirección en donde
se encontraba, con una mirada desesperada. Tan solo dio un par de pasos cuando
Kei se acercó casi corriendo hacia él y lo abrazó tan fuerte que casi lo
derriba.
-Vaya,
si así me vas a saludar todas las mañanas creo que tendré que cuidarme para que
no me derribes de un golpe-
Dijo
Yuya con una sonrisa mientras lo abrazaba de vuelta. Pero Kei no respondió. En
respuesta obtuvo un sollozo que parecía comprimido. Eso no podía significar
nada bueno, así que tomo a Kei por los hombros y logró alejarlo lo suficiente
para verlo a la cara.
-¿Pasa
algo malo?-
Kei
solo atinó a bajar la mirada, casi no podía hablar. Estaba asustado,
desesperado y frustrado. Todo al mismo tiempo que no sabía que sentía más.
-Necesitas
tranquilizarte. Respira un poco y cuéntame que te ocurre-
Así
lo hizo Kei.
Ambos
tomaron asiento en el suelo y fue así como Kei le contó todo a Yuya. Intentó no
omitir ningún detalle. Hablaba despacio para no desesperarse de nuevo, mientras
que Yuya lo escuchaba con atención y a cada segundo su expresión se tornaba más
seria.
-Sabía
que esto podía pasar-
Fue
lo que Yuya dijo cuando Kei terminó de explicarle la situación.
-¿Cómo
es que lo sabías?-
-Bueno,
no sabía que nos descubrirían o algo, sabia que si en algún futuro esto
continuaba, tarde o temprano tu abuelo te conseguiría una prometida, incluso yo
tengo una-
Los
ojos de Kei se abrieron con asombro, no esperaba escuchar aquello, sin embargo
Yuya tenía más que decir.
-Ha
sido así siempre, para evitar que nos fijemos en alguien más, nos comprometen
desde pequeños, supongo que con ustedes es desde que les dicen la verdad. Y
para serte sincero, no estuve en desacuerdo cuando la conocí, porque nunca me
imaginé que al conocerte pudiera sentir algo tan extraño y especial que
cambiara mi mundo por completo. ¿Sabes a lo que me refiero?-
La
suave voz de Yuya lo tranquilizaba, reflexionó sobre las últimas palabras y se
dio cuenta de que pensaba lo mismo. Si le hubieran dicho de que estaría
comprometido desde antes no se hubiera opuesto, porque tampoco imaginó que
algún día podría sentir algo por alguien, mucho menos por un chico. Pero estaba
seguro de que Yuya era y sería una gran excepción ante toda regla, siempre. Kei
ya había aceptado lo que sentía por él, tan solo bastaba transformarlo en
palabras para transmitirlo limpiamente.
-Yo
tampoco imagine que esto pudiera suceder. Pero… en verdad me gustas…-
Kei
temblaba de nervios, era la primera vez que decía aquellas palabras y no
resultaba nada sencillo decirlas. La voz se le quebró un poco y sus ojos se
llenaron de agua. Sin mencionar que sus mejillas le ardían tanto que
remotamente imagino que podían explotar.
Yuya
sonrió tímidamente, no esperaba escuchar aquello. Notó el nerviosismo de Kei y
él lo sintió igual. El rara vez se ruborizaba pero estaba seguro de que ahora
lo estaba.
Tomó
el rostro de Kei entre sus manos e hizo que lo mirara al fin.
-Tú
también me gustas, y mucho… debo aclarar-
Kei
sonrió al igual que Yuya.
-Esto
es tan… cursi…-
Yuya
soltó una pequeña carcajada ante el comentario de Kei.
-Si,
pero supongo que así son estas cosas del… ya sabes…-
Kei
se sonrojó aún más e ingenuamente preguntó.
-¿Amor?-
Yuya
intentó ocultar su avergonzado rostro cubriéndolo con el antebrazo para después
asentir con la cabeza.
El
ambiente que se había formado entre los dos era tan extraño, como si hubiese
detrás de ellos un fondo rosa lleno de flores y brillitos mientras el viento
soplaba a su alrededor. Todas esas cosas solo estaban en la mente de Kei, pero
lo que era real era el latido de su corazón y el peculiar revoltijo en su
estomago.
-Bueno,
creo que hemos tenido demasiado de este lado cursi por hoy, ¿No crees?-
Yuya
miró a Kei mientras este sonreía, lucía tan adorable.
-Si,
supongo que es suficiente-
Respondió
Yuya mientras intentaba volver a la normalidad.
-Aún
tenemos algo que solucionar-
Retomó
Kei sin mucho ánimo, después de todo no lo hacía muy feliz tener que afrontar
la realidad después de aquel momento tan… ¿Rosa?
Especial
era un mejor termino, por ahora.
-Esta
prohibido, de alguna manera, que nos relacionemos más allá de una cordial
amistad. No entiendo por qué pero definitivamente no estoy de acuerdo. Sé que
si lo comentó con mis padres van a reaccionar igual que tu abuelo. Debemos
encontrar algo, una razón para que podamos estar juntos sin tener que
enfrentarnos a nuestras familias-
Kei
reflexionó las palabras de Yuya. Tenía razón. Aquello no podía solucionarse
como cualquier novela romántica; huir de todo y vivir felices para siempre.
Tenía que haber alguna otra forma. ¿Pero cual?
-Seguramente
cuando llegue a casa mi abuelo tendrá algo más preparado. Tal vez quiera
cambiarme a otro colegio o de país…-
-Esperemos
que no sea tan drástico. Necesitamos pensar en algo que hacer. Debe haber una
manera de hacerles comprender que esto no tiene nada de malo-
Yuya
tenía razón. El problema más grande no era que ambos fueran chicos, sino que
uno era del Sol y el otro de la Luna. Algo que supuestamente no era aceptable.
Necesitaban demostrar que aquello no podía ser así.
-Pensaré
en algo-
Dijo
Yuya mientras abrazaba a Kei, quien en esos momentos sintió cierta protección.
Tenía que confiar en que ambos encontrarían una forma de estar juntos.
-¿Y
si tenemos que huir lejos y cambiar nuestros nombres, a dónde te gustaría ir?-
Preguntó
Kei en tono de broma.
-Bueno,
siempre podemos conseguir un mapa y elegir un lugar al azar, ¿No lo crees?-
---
Después
de haber conversado con Kei, Yuya volvió para la siguiente clase. Pero después
de una hora se sentía extraño. Más débil que el día anterior.
Aquello
no era normal, se había alimentado correctamente, supuestamente debería tener
energía suficiente para continuar sin problemas.
Poco
a poco su vista se nublaba más, resultaba un gran esfuerzo prestar atención a
la clase. Fue entonces que recordó con pesar los días en los que ni siquiera
podía levantarse de la cama.
¿Por
qué tuvo que nacer con un cuerpo tan débil? La frustración no ayudaba, pero era
lo único que le quedaba.
Con
un gran esfuerzo logró resistir hasta el final del primer periodo. Sabía que
necesitaba volver a casa, aunque aquello significara darle la razón a su madre.
No tenía alternativa, no quería que Kei lo viera tan débil y se preocupara. Ya
se inventaría algo después para justificar su ausencia.
Cuando
la mayoría de los alumnos ya habían salido del aula para ir a almorzar a la
cafetería, el tomó su teléfono móvil e hizo la llamada que fue atendida al
primer timbrazo.
-…
Estoy bien, tranquila… solo quiero que envíes por mi… no, no necesito que
vengas… si… si… yo espero-
Y
colgó. Cada vez resultaba más difícil lidiar con su madre, pero de alguna
manera la entendía, seguramente no era fácil vivir con la preocupación de que
tu único hijo muriera de un momento a otro sin darte cuenta. Estaba consiente
de que su vida podría ser corta. Sin embargo ahora tenía una razón más para esforzarse
y prolongarla lo más posible.
---
Al
salir de clases decidió buscar a Yuya, pero al llegar a su clase le informaron
que se había retirado antes. Se preocupó. Sabía que el mayor tenía un cuerpo
débil y seguramente no se había sentido del todo bien.
Kei
quería verlo, pero entendió que no sería muy normal ir a visitarlo, no sabía
como podrían reaccionar sus padres. Además de que no tenía idea de donde vivía.
Fue entonces que cayó en la cuenta de que debió pedirle su número para así
poder contactarlo más fácilmente.
Con
un pesado suspiro decidió retirarse, esperando poder verlo al día siguiente
sano y salvo.
En
cuanto llegó a su casa, todo parecía normal y bajo control. El mayordomo no
hizo más que saludarlo, al menos esperaba que fuese llamado ante su abuelo una
vez más, pero eso no sucedió. Así que subió a su habitación para cambiarse de
ropa. Poco después le informaron que la comida estaba servida, así que bajo de
nuevo.
En
el comedor solo estaba puesto un lugar, era raro que su abuelo no comiera con
él así que le preguntó al mayordomo.
-¿En
dónde está mi abuelo?-
-Ha
salido poco antes de que usted llegara. Anunció que llegará por la noche para
cenar-
-¿Y
se puede saber a dónde fue?-
-Lo
siento-
Seguramente
si lo sabía pero tenía ordenes de no decirlo. Aquello no extrañó a Kei, así que
comenzó a comer tranquilamente. Trató de no pensar mucho en lo que su abuelo
pudiera estar haciendo fuera. Tal vez solo se tratase de arreglar algunos
negocios, nada importante. Eso esperaba y deseaba.
Al
caer la tarde decidió ir a la biblioteca. No tenía demasiados deberes así que
quería leer un poco. Cuando entró divisó de inmediato aquel libro que su abuelo
le había mostrado, el cual seguía abierto en la misma página.
Guiado
por su curiosidad, Kei tomó aquel libro y lo llevo consigo hacia el sillón más
próximo, lo hojeó un poco, tal vez esperando encontrar algo que fuese útil o
simplemente interesante.
Intentó
leer lo que ahí decía pero le resultaba complicado. Una parte de su mente
parecía comprender pero aún no estaba acostumbrado del todo a esa escritura.
Hasta que de pronto llegó a las ultimas paginas, en donde extrañamente encontró
una pagina repleta de un texto que definitivamente le era imposible leer. Al
pasar la pagina se encontró con algo aún más fascinante, una bella imagen del
sol y la luna plasmados como si tuvieran forma humana, irradiando esa peculiar
luz y rodeados de estrellas. Pero lo que cautivó a Kei fue que ambos seres se
encontraban fundidos en un abrazo tan apasionado, tan romántico. Sin lugar a
dudas ahí había algo diferente. Ahí había amor.
Regresó
la página y miró de nuevo el texto, hizo un esfuerzo por intentar comprender
pero le fue imposible. Entonces se le ocurrió una idea, si él no podía leerlo
seguramente alguien más si. Ese alguien, evidentemente, era Yuya.
Con
precaución miró a su alrededor, la puerta continuaba cerrada y nadie husmeaba
por las ventanas. Al sentirse a salvo, arrancó aquella página y la guardó
rápidamente en su bolsillo del pantalón. Dejó el libro de nuevo en su lugar
justo en la página donde había estado y salió de la biblioteca.
Ahora
una extraña emoción lo invadía por completo, estaba seguro de que aquello podía
servir para algo, tenía la ligera sensación de que en esa página podía
encontrarse la respuesta a lo que tanto deseaba, poder estar con Yuya
libremente.
Continuará...
---
Si, han visto bien. Y si no pues les digo que esto ya no dice TwoShot sino MiniFic...
Ahora pueden protestar, intentar matarme o lo que sea -w-
¡Les juro que intenté terminarlo en este capitulo! Pero... las ideas llegaron y cuando me di cuenta había llegado al limite permitido (por mi) ya que si no lo cortaba ahí iba a ser demasiado texto y tampoco quiero que se agobien leyendo tanto (que de por si esto ya es demasiado u_u)
Como siempre, me quiero disculpar por tardar mucho, justo cuando a penas prometí ya no hacerlo. Pero solo puedo decir que no he tenido días buenos... muchas cosas han cambiado a mi alrededor y me ha sido dificil digerirlo y aceptarlo, estoy en eso -u-
No hace mucho decidí ya ponerme las pilas con esto y no postergarlo más, escribí y escribí en una libreta hasta que pude terminar todo lo importante para este minific, entonces solo quedaba pasarlo a word y es en lo que estoy ahora ^^
Juro que me estoy esforzando para terminar todo, solo tengan paciencia ;3;
Gracias por seguir leyéndome y dándome amor en sus comentarios~ no saben cuanto aprecio eso *u*
Y para terminar, pues... quiero mencionar que el pasado 12 de Septiembre cumplí 5 años de escribir fics... Había pensado hacer una entrada especial y todo pero como ya se pasó la fecha pues ya no vale así que solo lo menciono por aquí xD
Gracias por leerme durante 5 años, aunque algunas personitas acaban de comenzar a hacerlo no hace mucho, igual gracias *O*
¡Muchas gracias!
Ahora si, nos leemos en el próximo capitulo :D
6 comentarios:
Ahhhhhh genial ame el capítulo, pero yo esperaba que fuera el final, pero no importa ya quiero saber que pasara, ellos se aman, estan destinados a estar junto, contiii Ayaa~san
Espero que no haga algo el abuelo
Att: Natarashi
No importa que pareja formes siempre te quedaran genial! Amé este capítulo. Me hubiera gustado que terminara pero la historia tienen tanto para dar que esta bueno que siga.
Muchas felicidades por estos 5 años!!! Te sigo desde hace mucho tiempo y solo puedo decirte que para mi eres la mejor escritora de yaoi *-* lamento mucho no comentarte seguido pero siempre te leeré asi que gracias por todo y solo espero que no te demores mucho con el siguiente cap!
Ysawo
Esta tan interesante que me gusta mucho la idea de que sea un minific, la historia te esta quedando más que genial, estaba tan emocionada leyendo que no sentí que fuera un capitulo largo y cuando llegué al final del capitulo quería más =D
Me encantó la parte donde Kei ve como Yuya se alimenta de
estrellas y la parte del beso ^3^
Gracias por continuar escribiendo y compartiendo tus fics, me encanta la forma en la que escribes, cada vez lo haces mejor y felicidades por tus 5 años como escritora de fics, te deseo lo mejor y que tengas mucha inspiración y tiempo para seguir escribiendo tan genial como lo haces =3
Yuko "I LOVE JUMP"
¡Me dejas así! me encanto, osea todo este tipo de atracción de ellos dos es hermosa, me encanta esta trama tan fantástica es hermosa.
Te odio por cambiármelo a Minific esperaba el final :c pero te perdono por que el capi quedo muy bueno son esos finales de capi que te dejan con ganas de mas.
Felicidades por tus 5 años escribiendo para fans como nosotras <3 espero que algún día escribas un Takayama para mi -si es mi OTP favorita aunque no sea la OTP favorita de mucha gente- o un Takabu -Pero con Yabu de seme-
cuídese y espero conti <3
buenas!!
soy eri-san , me alegro que te gustara el manga, pero te recomiendo muchos otros, que me parecen mejores.. xD la verdad es que quizá mas tarde le de una oportunidad, pero de momentom me parecio bastante soso.
En fin, quieres que nos sigamos? me gustaria mucho ^^tambien tengo un blog de reseñas de libros, memorias lectoras, me gustaria que me siguieras :)
gracias por su tiempo!
Me encantó pero no subiste la tercera parte. La subirás?
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Lo has leído y... ¿Te gusto? ¿No? ¿Sientes que algo faltó?
¡Me encantaría saber tu opinión sobre lo que acabas de leer! ^O^ Así que no dudes en hacérmelo saber, así podré mejorar un poquito más :3
De igual forma: ¡GRACIAS POR LEER!