Título: Show me Love
Genero: Yaoi
Parejas: Yamada Ryosuke / Nakajima Yuto (YamaJima)
Extensión: OneShot
Autora: Ayaa
Show me Love
Yamada Ryosuke se consideraba un chico común, dentro
de lo posible. Le gustaba tener orden y limpieza en sus cosas, hacer ejercicio
y mantener un balance alimenticio que le permitiera no tener grasa de más.
Hacía ejercicio cada mañana, preparaba su desayuno y mientras bebía café le
gustaba mirar por la ventana de su departamento, era como darle los buenos días
al resto de la ciudad mientras observaba los diferentes movimientos que esta
mostraba a una hora tan temprana como las seis de la mañana.
Lavaba y planchaba él mismo, le gustaba hacerse cargo
de sus cosas aunque contaba con la posibilidad económica para contratar a
alguien. En su trabajo normalmente hacían todo por él, elegían su ropa, lo
peinaban y le decían si debía sonreír o mostrarse serio. Ser modelo no era
trabajo fácil, pero dentro de todo Ryosuke amaba lo que hacía, era lo mejor que
sabía hacer y no iba a renunciar por nada del mundo a ello.
Su sueldo era bastante bueno, pero a pesar de ello le
gustaba ahorrar, tenía una cuenta en el banco la cual no dejaba de aumentar.
Estaba consiente que si en algún momento decidía retirarse, con aquello podría
vivir cómodamente. Sabía conducir pero no tenía auto, esto por dos sencillas
razones. Uno; odiaba el tráfico. Dos; No deseaba ser visto tan fácilmente por
alguna fan psicópata. De esas ya tenía suficiente.
Tal vez por eso a Ryosuke no le gustaban tanto las
mujeres. Todo comenzó gracias a su madre, una persona compulsiva y
sobreprotectora que no lo dejaba ni ir al baño a solas. Después vino su primera
novia en secundaria, la cual fue un completo fracaso ya que ni siquiera los
besos eran agradables. Luego vinieron unas tres novias más en el bachillerato y
una más en la universidad. Con estas cuatro ultimas no disfruto en lo absoluto
del sexo. Tal vez en el momento había sido placentero pero al final ninguna de
las dos partes terminaba satisfecha, siempre le decían que era un chico lindo
pero que eso no era suficiente. El tenía ganas de decirles que no era
suficiente con que estuvieran guapas y de buen cuerpo si no tienen cerebro,
pero siempre se guardaba sus comentarios y sonreía gentilmente mientras
terminaba de vestirse y se marchaba.
Siempre igual. Llevaba unos tres años sin ningún tipo
de relación emocional ni sexual y sentía que así estaba bien, cada que tenía
ganas se masturbaba sin problema, pero las películas pornográficas poco ayudaban,
fue entonces que descubrió que las mujeres no lo excitaban tanto como a él le
gustaría, pero a pesar de ello tenía miedo de buscar otro tipo de placer,
sentía que no tenía que apresurar las cosas y que seguiría sus instintos ante
cualquier persona que despertara un verdadero sentimiento de afecto y deseo
sexual, sin importar su género.
Bajo esa premisa, la vida emocional del famoso modelo
Yamada Ryosuke transcurría sin problemas. A su manera era feliz.
Tras seguir la rutina de cada mañana, bajó al
estacionamiento del edificio en donde vivía y el auto de la agencia ya lo
esperaba con su asistente y chofer a bordo.
-Buenos días Yamada-kun-
-Buenos días-
-¿Listo para un largo día
de trabajo?-
Ryosuke sonrío, estaba acostumbrado al exceso de
positivismo de su asistente así que no respondió con sarcasmo.
-¡Por supuesto!-
-¡Bien! Porque hoy
iniciaremos con una sesión para la revista “Person” y de ahí sigue la prueba
final de vestuario y ensayo para el desfile del viernes. Después hay una
pequeña sesión con la revista “Seventeen” y terminamos con una entrevista para
la revista “Mode Up” que incluye una sesión fotográfica-
Ryosuke soltó un silbido mientras observaba como su
asistente, una joven de treinta años, soltera y no muy atractiva, cerraba su
pequeña agenda y lo miraba esperando no recibir ninguna objeción.
-Esta bien, entonces
vayamos al primer lugar-
Sonrío lo mejor que pudo, concentrado en pensar que
amaba esto y que sería divertido de alguna manera.
–Supongo que no voy a tener
un día libre pronto, ¿Cierto?-
Su asistente soltó una risita y le dijo.
-¡Claro! Después del
desfile. He guardado un par de días así que no te preocupes-
¡Un par de días! Aquello era más que perfecto, lo
mejor que su ahora bella y encantadora asistente pudo lograr.
-¡Gracias!-
Siguiendo la meticulosa agenda, Ryosuke llegó a la
primera sesión fotográfica, lo peinaron, vistieron y enfocaron al menos unas
treinta veces. Nunca las contaba, era mejor disfrutarlo a pensarlo demasiado.
Solo tenía que escuchar bien las indicaciones del fotógrafo, sonreír o no en
caso de ser necesario, mirar de acuerdo al tema de la fotografía e ir a
cambiarse de ropa y peinado una vez más.
Al terminar, su asistente le entrego un té verde que
siempre preparaba en el mismo termo, unos bocadillos ligeros como fruta y
sándwich de pepino y Ryosuke los comía y bebía mientras iban en el auto hacia
el siguiente lugar. Si había tráfico podía comer con un poco más de calma y
hasta descansar otro poco, pero si no, debía devorar todo aquello como una
aspiradora y salir rápido del auto en el segundo que éste se detuviese.
Ocurrió lo segundo esta vez y Ryosuke llegó para el
ensayo y prueba de vestuario para el desfile. El diseñador superviso como el
traje se acoplaba a la perfección en el cuerpo de Ryosuke, se encargo de que el
peinado y maquillaje fuese el correcto y se maravillo al ver la naturalidad con
la que Ryosuke se desplazaba por la pasarela. Aquello duró tres horas, entre
ajustes de iluminación, sonido y cambios de vestuario.
-¡Perfecto Yamada! ¡Eres el
mejor que tengo en mi lista especial!-
Le dijo el diseñador mientras le daba un delicado
golpe en el trasero. Ryosuke se ruborizó pero no se molesto, estaba
acostumbrado y no consideraba aquello como acoso sexual.
-Gracias. Supongo que
estamos listos para el viernes-
-Bueno, faltan dos días
pero todo esta en su lugar ahora. Espero verte en la fiesta de clausura-
Ryosuke sonrió. Nunca asistía a esas fiestas pero
tampoco negaba las invitaciones.
-Claro-
Después de aquello siguió otra sesión fotográfica que
no fue tan extensa como la primera, después de todo solo aparecería en un par
de páginas. De ahí lo llevaron hacia el último trabajo del día. Miró su reloj,
eran las seis de la tarde. Su estomago reclamaba por algo de comer y su
asistente escuchó ese grito desesperado en forma de gruñido.
-Te tengo una ensalada y
algo de fruta-
-Solo quiero la fruta-
Respondió rápidamente, tomando la manzana y el
botecito de fresas que su asistente le ofrecía.
-¿Seguro?-
-Si, esto es lo último así
que podré llegar a comer algo a mi departamento sin problema. Tu puedes comerte
la ensalada, ya que sé que no has comido-
Aunque en realidad él quería comer algo preparado por
él mismo al menos una vez al día. Le cansaba la comida de los conbini.
-Que considerado-
Sonrió su asistente mientras se dedicaba a comer de
inmediato la ensalada.
-Es bueno saber que eres
una persona amable, ojalá y mis antiguos trabajos hubieran sido así-
Ryosuke sonrió y mordió su manzana.
Finalmente llegaron al último lugar. Ryosuke entró y
como de costumbre se presentó con los miembros del staff que estaban reunidos
en el estudio, unos acomodando luces, cables, computadoras, cámaras, lentes,
vestuario, maquillaje y bocadillos.
-Buenas tardes a todos
¡Cuento con ustedes!-
Hizo la acostumbrada reverencia y todos respondieron
al unísono con un “¡Contamos contigo!”
Miró a su alrededor y observo las sonrisas de unos
cuantos. Buscó con la mirada al fotógrafo pero no lo encontró así que le
preguntó a la chica encargada del vestuario.
-¿El fotógrafo no ha
llegado?-
-Si, solo que lo han
cambiado, éste es nuevo y bastante joven, es amigable así que no te preocupes-
Ryosuke parpadeó un par de veces. No se esperaba
llegar y encontrarse con un fotógrafo nuevo y que además era joven. De pronto
sintió curiosidad así que preguntó.
-¿Qué tan joven es?-
-Mmm… no estoy segura pero
parece de tu edad-
Aquello lo sorprendió aún más y eso se reflejo en la
forma en la que levantó las cejas y abrió los ojos.
-Aquí esta el pantalón y la
camisa, volveré en un par de minutos-
Ryosuke asintió y comenzó a quitarse la ropa. Mientras
se ponía la otra ropa no dejaba de pensar en ese nuevo fotógrafo. ¿Cómo es que
alguien tan joven se convertía en fotógrafo profesional? Debía ser bastante
bueno o tener muchas influencias.
Terminó de vestirse y se miró al espejo, lucía
cansado y hambriento, pero aún así se esforzó en sonreír y comenzó a peinarse
un poco, al menos aquello simplificaría un poquitín el trabajo a la persona que
fuese a peinarlo después.
Pasaba tranquilamente el cepillo por entre su cabello
cuando la puerta se abrió de golpe. Pensó que se trataba de la encargada de
vestuario así que no le dio mucha importancia, hasta que una voz masculina lo
sorprendió.
-Ah, tu debes ser el
modelo… ¿Cómo era?-
Ryosuke miró sorprendido a aquel alto y delgado chico
que se asomaba por la puerta. Lo observaba fijamente a través del espejo
mientras dejaba de cepillarse el cabello lentamente.
Aquel joven salió un poco solo para leer la hoja de
papel pegada a la puerta.
-Yamada-san, ¿Cierto?-
Ryosuke tragó saliva y asintió con la cabeza.
-Si… ¿Y tu eres?-
-Mi nombre es Nakajima, soy
el fotógrafo a cargo. Quise venir a presentarme antes de iniciar. Mucho gusto.-
Ryosuke hizo todo lo humanamente posible para hacer a
un lado su sorpresa, se giro y levantó de la silla para saludar con propiedad.
-Mucho gusto-
-Sé que soy joven, pero
confía en mi, sé mi trabajo y lo haremos bien-
Ambos se miraron fijamente a los ojos. Ryosuke miró
con cuidado su rostro, esa mirada amable, su nariz, sus labios y sus lunares.
Era apuesto, lo admitía, pero nada se aceleró ni despertó en su interior así
que todo estaba bajo control.
-Descuida… Nakajima-san
¿Cierto?... Ah, lo haré bien, trabajaremos bien hoy-
Ryosuke se reverenció de nuevo y Nakajima hizo lo
mismo.
-Bien, entonces espero que
estés listo en cinco minutos, no tenemos mucho tiempo y aún falta la
entrevista.
-¡Si! ¡Estaré listo
pronto!-
Al decir esto, las chicas que lo arreglarían entraron
al mismo tiempo que Nakajima salía. Ahora se sentía en confianza, estaba seguro
de que todo iba a salir bien. Suspiró profundo y se puso en manos de esas tres
chicas. Una lo peinaba, otra lo maquillaba y la otra se encargaba de ajustar
los detalles de la ropa.
Estaba listo e inusualmente nervioso. Respiró
profundo y se colocó en su lugar frente a la cámara. Los asistentes de Nakajima
ajustaron la iluminación, midieron la intensidad de la luz, retocaron un poco
su peinado y ajustaron su camisa.
-¿Listo?-
Ryosuke asintió con la cabeza. Nakajima sonrió y se
colocó detrás de la cámara.
-¡Dame una pose seria y
reservada!-
Ante la orden de Nakajima, obedeció sin más. Esto
sucedió una y otra vez, como de costumbre no llevó la cuenta pero mientras la
voz de aquel joven fotógrafo entraba en su cerebro su cansancio desaparecía.
Tenía ganas de más y más.
Después de unas cuantas fotografías con poses serias,
y de expresiones calculadoras, como si fuera un orgulloso millonario, venía la
parte alegre e infantil. Esto era lo que mejor se le daba, y lo que disfrutaba
más. A decir verdad no esperaba divertirse, pero lo hizo. Algo había en aquel
fotógrafo, en Nakajima, que lo relajaba más que el resto. Le hablaba con un
tono especial, o al menos así lo sentía, además de que siempre sonreía al
terminar de tomar una foto. Poco a poco y sin darse cuenta, el corazón de
Ryosuke daba un brinco al ver esa sonrisa, se sonrojaba un poco pero de
inmediato recordaba lo que debía hacer.
Esto continuo durante tres horas, hasta que la sesión
terminó y ahora todos aplaudían por el buen desempeño demostrado.
-¡Buen trabajo,
Yamada-kun!-
Lo felicitó Nakajima mientras esbozaba esa peculiar
sonrisa que una vez más le provocó una sensación extraña.
-Igualmente. ¡Gracias a
todos! ¡Buen trabajo!-
Ryosuke se esforzó por referirse a los demás, pero
tan solo los miró de reojo, ya que por alguna razón sus ojos deseaban seguir
observando a Nakajima.
Una atmosfera diferente lo invadió, se sentía
ridículo al pensarlo así pero era como una clase de magia especial que lo
rodeaba, no encontraba manera de apartar los ojos de él. El hecho de que
Nakajima también lo observara fijamente aumentaba esa extraña sensación.
Pero el hechizo terminó en cuanto su asistente se
acercó a él y le habló como de costumbre.
-Ya puedes ir a cambiarte,
entre más te apresures más rápido podrás estar en casa-
Ryosuke miró a su joven asistente y sintió como si de
pronto hubiese regresado a la tierra después de un largo viaje a otro mundo.
Respiró profundo y trato de volver a la normalidad lo más rápido posible.
-Si, iré a cambiarme.
Estaré listo en quince minutos-
Su asistente asintió y se marchó, probablemente para
preparar la camioneta para que en cuanto el saliera pudiesen salir de
inmediato.
Ya en el camerino, se miró al espejo fijamente. Lucía
bastante normal, no había cambiado nada en su cuerpo ni en su rostro, a
excepción de una pequeña sonrisa y un peculiar brillo en la mirada.
“-¿Qué es esto?-“
Se preguntó mientras se acercaba más hacia el espejo.
Cerró los ojos, respiró profundo y volvió a abrirlos. Al mirarse todo estaba
igual, nada había cambiado. Físicamente podría estar normal, pero por dentro se
sentía inestable, como si todos sus huesos, órganos y músculos se hubiesen
vuelto de gelatina y en su estomago se hubieran aparecido unas manos que tenían
la misión de hacerle cosquillas pero que tan solo lograban hacerle sentir algo
extraño. De pronto recordó algo que había leído hace mucho tiempo, no recordó
en donde pero citaba más o menos así: “No entiendo porque dicen que nos
enamoramos con el corazón, eso es mentira, en realidad nos enamoramos con el
estomago puesto que es ahí donde se albergan todas esas mariposas que
despiertan justo cuando encontramos a ese alguien especial.”
Y ni hablar de su pulso, el cual estaba inusualmente
acelerado, sentía que por sus venas había dejado de transitar sangre y en su
lugar era algún liquido caliente.
¿Qué le estaba pasando?
Todo el día había estado en perfecto estado, sin
ningún cambio. Pero ahora… ahora no estaba en perfecto estado. ¿A que podía
deberse? ¿Estaba enfermando? ¿Acaso iba a morir?
Mientras cavilaba todo esto en su cabeza, alguien
toco a la puerta, seguramente era su asistente. Le sorprendió pensar que ya
habían pasado los quince minutos.
Se miró y notó que aún no se había cambiado, así que
rápidamente se despojó de la camisa y del cinturón de su pantalón. Necesitaba
cambiarse lo más rápido posible.
Volvieron a tocar y Ryosuke respondió un poco
nervioso mientras buscaba su ropa.
-Ya me falta poco-
No hubo respuesta, no escuchó la voz de su asistente
en lo absoluto. Lo que escuchó fue la puerta abrirse lentamente.
Aún semidesnudo, miró hacia la puerta y antes de
poder decir cualquier cosa, se quedó sin aliento. Podía asegurar que sus
pulmones se quedaron paralizados, su pulso se aceleró y sus ojos se abrieron
tanto que casi se salían de sus orbitas.
-Ah, lo siento. Como
dijiste que ya faltaba poco creí que estabas vestido-
Quien se disculpaba y desviaba rápidamente la mirada
era Nakajima. ¿Por qué? ¿Qué hacía ahí?
-Ah no, no, no, no. Yo lo
siento… es… es que yo… yo….-
Tartamudeaba mientras seguía buscando su ropa lo más
rápido que podía. De pronto la encontró y tomo su camisa, se la puso, aclaró su
garganta para hablar y dar a entender que ya no mostraba más piel de la que se
necesitaba.
-Creí que era mi asistente,
no pensaba tardarme pero no encontraba mi ropa y…-
Se excusó con torpeza. Desconoció por completo esa
parte de él y le pareció más que absurdo. Aún así sintió que sus piernas se
derretían en cuanto Nakajima lo miró y le sonrió tranquilamente.
-Debí anunciarme, lo
siento. Solo quería invitarte a cenar. Todos iremos a un lugar cerca de aquí y
me preguntaba si sería posible que nos acompañaras-
Y así fue como Ryosuke conoció la desilusión. Por
alguna razón había pensado que se trataba de una invitación más… íntima, pero
al parecer simplemente se había dejado llevar.
-Ah… lo siento, es que ya
me están esperando y…-
-Los demás me dijeron que
si te invitaba me dirías que no, pero supongo que tenía que intentarlo-
Sonrió Nakajima mientras se rascaba tímidamente la
nuca con una mano y la otra la metía en el bolsillo de su pantalón.
¡Que condenadamente sexy se veía!
Ryosuke intentó calmarse, no era normal ni propio de
él sentirse de esa forma, tenía que ser como siempre. Era imposible sentirse
así por alguien a quien acababa de conocer.
-No es que no quiera ir…
pero ya estoy cansado y me gustaría estar en casa. Tal vez para la próxima-
Y sonrío lo mejor que pudo. Deseo con todas sus
fuerzas lucir amable y cero engreído, después de todo era fácil ser mal
interpretado por ser modelo.
-Imagino que has tenido
mucho trabajo el día de hoy. Lo siento, no quise molestar-
Y fue así como Nakajima se dio media vuelta,
dispuesto a marcharse. Fue entonces que Ryosuke sintió la necesidad de
detenerlo, de decir cualquier cosa.
-¡No me molestas! En lo
absoluto…-
Nakajima se giró y lo miró con una radiante sonrisa.
-Espero que para la próxima
no me rechaces-
No podía verse en ningún lado, y sin embargo Ryosuke
estaba seguro de que su rostro estaba tan rojo como un tomate.
Deseaba con todas sus fuerzas que Nakajima no lo
notara, pero tal vez era un deseo imposible de cumplir debido a la obviedad que
presentaba.
-¿Te sientes bien?-
Preguntó Nakajima con un poco de preocupación. De
inmediato Ryosuke se giró y al fin pudo ver en el espejo su reflejo totalmente
sonrojado. ¡Que ridículo!
-Ah… si, si, es que suele
pasarme de vez en cuando, no es nada… grave-
Si tan solo tuviera algún poder mágico para
desaparecer, o algún súper poder para abrir la tierra y ser tragado por ella,
lo haría sin dudar. Pero no era más que un simple mortal, uno que además se
moría de vergüenza delante de un chico a quien a penas conocía. Eso si que era
gracioso si se le veía desde otra perspectiva, pero desde el punto de vista de
Ryosuke era, sin lugar a dudas, el momento más incomodo de su vida.
-Bien, me iré para que
termines de cambiarte. De verdad espero que puedas acompañarnos la próxima vez,
ya que a partir de ahora cada que seas llamado para la revista, yo tomaré las
fotos-
Y así, como una amable sonrisa, Nakajima se fue.
Ryosuke intentó respirar con normalidad. Con un pañuelo se limpió el sudor de
la frente y aún con el corazón acelerado y el estomago revuelto, buscó el resto
de sus cosas.
Una hora más tarde ya se encontraba en su
departamento. Todo tal cual lo había dejado esa mañana, limpio y ordenado. Como
de costumbre, dejó su abrigo en el armario, se dirigió a la cocina y abrió el
refrigerador. Moría de hambre y aún no tenía idea de que preparar.
Buscó en los cajones de verdura y encontró
champiñones, tomates y cebolla. Miró hacia otro lado y encontró queso.
-Perfecto-
Se dijo con satisfacción, tomó los ingredientes y
cerró el refrigerador. De la alacena tomó un paquete de pasta y comenzó a
cocinar.
Prepararlo todo siempre lo relajaba, sentía que era
como tomar terapia para eliminar el estrés. Cocinar siempre lo ponía de buen
humor y lo desconectaba del mundo entero, tan solo existían los ingredientes y
el procedimiento. Todos sus sentidos estaban puestos en sus manos. Ryosuke era
feliz mientras cocinaba, después de modelar, era lo que más le gustaba hacer.
Cuarenta minutos más tarde, todo estaba listo. Una
deliciosa pasta con salsa de tomate y champiñones, un poco de pan integral y
para darse gusto una copa de vino tinto.
Mientras comía sonaba por todo el departamento un
disco de jazz que había comprado recientemente. Comió tranquilo y sin
preocupaciones. Estaba por terminar cuando de pronto sonó su teléfono, acababa
de recibir un mensaje de texto.
Tomó el aparato y notó que no conocía el número, pero
sentía curiosidad así que se decidió a leerlo.
Abrió el mensaje y leyó:
“¡Hey,
Yama-chan!
¡Salud!
Todo el
mundo se esta divirtiendo mucho. Debiste venir.
Tal vez
vayamos al karaoke un rato ¿Seguro de que no quieres alcanzarnos?
Bueno, fue
un placer conocerte y trabajar contigo.
¡Sigamos
trabajando juntos!
Nakajima
Yuto”
Las mejillas de Ryosuke se tornaron rojas una vez
más, pero esta vez no importaba, nadie podía verlo. Sintió el corazón latirle
en la garganta y de nuevo esa sensación extraña en el estomago. ¿Cómo había
conseguido su número?
Bueno, tal vez la revista lo tenía y se lo habían
proporcionado. Ahora eso ya no importaba.
Terminó el último bocado, dio un trago a su copa de
vino y se levantó de la mesa, dejo su plato en el fregadero y se fue a la sala,
en donde se dejó caer en el suave sillón.
Miraba fijamente aquellos kanjis y emoticones
graciosos mientras sentía algo cálido expandiéndose por todo su cuerpo. De
pronto notó que había archivos adjuntos así que deslizó su dedo por la pantalla
para mirar más abajo del mensaje y había un par de fotos. La primera mostraba a
todos los miembros del equipo levantando su tarro de cerveza y sonriendo
mientras seguramente gritaban “Salud” con todo su animo. La otra foto era de
Nakajima, quien sonreía a la cámara e intentaba mostrar su tarro de cerveza.
Ryosuke pudo observar que tenía las mejillas rojas,
tal vez se encontraba ligeramente ebrio y esta idea lo hizo sonreír. Quería
verlo, saber como se comportaba y que clase de chistes tontos contaba. Si se
quejaba de algo o si era de los que se esfuerzan por mantener un ambiente
divertido todo el tiempo.
Con un suspiro miró el reloj, eran las diez con
treinta minutos. No muy tarde pero si la hora en la que solía irse a dormir
después de tomar un baño. No podía permitirse un desvelo ya que seguramente al
día siguiente tendría un día agitado y necesitaría estar al cien.
Pero quería ir, quería preguntarle a Nakajima en
donde estarían y así poder alcanzarlos, divertirse un rato y verlo un poco más.
Fue entonces que cayó en la cuenta de que parecía una colegiala en plena
primavera.
Tontamente enamorado.
Alejó de inmediato esa clase de pensamientos y se
dispuso a responder el mensaje.
“Gracias por
la invitación. En verdad se están divirtiendo.
Me
encantaría poder estar ahí, pero es tarde y mañana tengo una agenda bastante
apretada. ¡De verdad lo siento!
Creo que por
hoy he tomado suficiente alcohol. (Y
adjuntó una fotografía de su copa de vino)
Sigan
divirtiéndose y si van al Karaoke, pueden cantar “Shake it off” de Taylor Swift
por mi.
Hasta
pronto.
Yamada
Ryosuke.
P.D
¿En verdad
vas a llamarme “Yama-chan”?
Con una extraña sensación de nerviosismo, envió el
mensaje y dejó su teléfono sobre la mesa.
Para despejarse un poco, pensó que sería una buena
idea lavar el sartén, platos y demás cosas que había usado para cocinar y
cenar. Así que eso hizo.
El CD de jazz había terminado y su departamento quedó
en silencio. Ya estaba por terminar cuando su teléfono sonó. De nuevo un
mensaje había llegado.
De prisa se enjuagó y secó las manos. Salió de la
cocina y tomó su teléfono con nerviosismo. Tragó saliva con dificultad y abrió el
mensaje.
“¿Eso es
vino?
¡Vaya! Que
elegante~
Entiendo que
tengas cosas que hacer mañana. Está bien.
De verdad
espero que para la próxima puedas acompañarnos.
¿Te molesta
que te llame así?
¡Tu puedes
llamarte como quieras!
Justo acabo
de elegir la canción que cantaré esta noche. Ten por seguro que pensaré en ti
en cuanto llegue mi turno y tal vez me arrepienta porque mi inglés es muy malo.
Hasta luego.
Buenas
noches.
Nakajima
Yuto”
La fotografía adjunta era de la pantalla con el menú
de canciones y justo estaba seleccionada la canción que le había mencionado
anteriormente. Sabía que era absurdo, tonto e infantil, pero no podía evitarlo.
Se sentía feliz, torpemente feliz.
Quiso responderle algo, pero pensó que tal vez sería
incomodo para él, después de todo se estaba divirtiendo. Tal vez enviarle un
mensaje en otra ocasión no estaría mal.
Fue así como, sonriendo, se dirigió al baño, preparó
el agua caliente, su pijama y disfruto de quince minutos más de relajación.
Ya en la tina, cerró los ojos y disfrutó de la sensación
que los mensajes de Nakajima le provocaron. Esa felicidad tan espontanea y
simple lo llenó por completo. Hace mucho que no lograba sentirse así, era como
magia fluyendo a su alrededor.
Después recordó el aspecto de Nakajima, sus largas y
delgadas piernas, su mirada distraída, su torpe sonrisa, su voz, su cabello
negro azabache y los lunares que saltaban a la vista, uno debajo de su ojo
izquierdo, otro en la mejilla y uno más en el cuello.
Se sonrojó al imaginar otros lugares en los que podría
encontrar más lunares. Soñó que los contaba y marcaba con un beso cada uno.
-¡Pero que cosas estoy pensando!-
Exclamó para si mientras se hundía por completo en la
tina, pensando que tal vez el agua fuese capaz de alejar esa clase de
pensamientos de su mente.
Ya con la pijama puesta y el cabello seco, acomodó su
cama, como de costumbre, apagó la luz y se dispuso a dormir. Pero el sueño
tardó en llegar, no supo cuanto tiempo pero estaba seguro de que ya era muy
tarde.
Evidentemente, sus sueños también fueron invadidos
por esa extraña sensación, todo lo que su mente creaba dentro del mundo de los
sueños estaba relacionado con Nakajima Yuto. Lo cual lo mantuvo sonriente toda
la noche.
El día siguiente no presentó ningún cambio
importante. Siguió su rutina de ejercicios, desayunó y cuando su asistente pasó
por él, se marchó a trabajar. Tal y como esperaba, tenía una agenda bastante
apretada, pero mantenerse ocupado le ayudaba a no pensar tanto en su reciente
enamoramiento adolecente.
Lo llamaba así porque así lo sentía. No tenía lógica
ni fundamentos, lo mantenía como tonto cuando pensaba en él y con toda
seguridad no tenía ningún futuro.
Tal vez pasaría en unos cuantos días, como si fuese
un resfriado, eso no le importaba mucho, simplemente estaba disfrutándolo de
alguna manera, después de todo no le hacía ningún daño y resultaba extrañamente
divertido.
Poses, cambios de ropa, grabación de comerciales, más
cambios de ropa, sonrisas, miradas seductoras, entrevistas y más cambios de
ropa. Ese fue el día de Yamada Ryosuke. Bastante ocupado para pensar en nada
más.
-Mañana solo tienes que
presentarte al desfile. Vendremos por ti a las siete en punto ya que te
necesitan ahí para afinar los últimos detalles-
Le indicó su asistente.
-De acuerdo, estaré listo a
esa hora. ¿Algo más?-
-Solo eso, después de
mañana te veré hasta el Martes, ¿Esta bien?-
-Maravilloso-
No quería dar a entender que odiaba a su asistente y
que se sentía feliz de no verla en tres días. Se sentía tal feliz de ver unos
días de descanso tan cerca que dejó salir esa palabra sin pensar.
-Hasta mañana, duerme bien-
Ryosuke sonrió, se despidió y salió de la camioneta
para entrar al edificio.
La cena estaba lista, como de costumbre. Estaba a
punto de tomar asiento cuando su teléfono comenzó a sonar, al parecer alguien
le estaba llamando. Con fastidio tomo el aparato y en el instante en que miró
la pantalla pudo sentir como si algo por dentro se cayera al suelo, sus ojos se
abrieron tanto que en algún momento podrían salir de sus orbitas, después el
corazón le latió más rápido y por ultimo esa sensación extraña regresó a su
estomago. Las extrañas y locas mariposas volaban por todo su estomago, algunas
se fugaron hasta su pecho, revoloteaban tan libres y divertidas, sin tener idea
de todo lo que provocaban en Ryosuke.
Tragó saliva con dificultad y antes de que la llamada
se cortara, deslizó el dedo por la fría pantalla y respondió.
-¿Hola?-
Una suave risa se coló por el auricular entrando por
su oído izquierdo y haciendo eco por su cerebro, esto activo un sin fin de
circuitos que le provocaron una sensación electrizante por las mejillas, el
cuello y sí, por el estomago también.
-¿Estás ocupado?-
Preguntó aquella extraña voz, era la primera vez que
escuchaba la voz de Nakajima por teléfono y le costó acostumbrarse.
-N-no… estaba a punto de
cenar-
-¡Oh! ¡Perdón por
interrumpirte!-
-Ah… no, no pasa nada.
¿Sucede algo… Nakajima-san?-
Usar el “san” fue extraño. Sabía muy bien que tenían
la misma edad, que era un chico que inspiraba confianza, pero aún así lo había
usado porque no estaba seguro si estaría bien llamarlo por su nombre.
-No es necesario que seas
tan formal conmigo Yama-chan, creí que eso era evidente-
Ryosuke comenzó a sentir como le ardía el rostro de
pura vergüenza. Escuchar como le decía “Yama-chan” con tanta naturalidad fue
extraño, pero no le molestaba en lo absoluto, a pesar de que tan solo era una
abreviación de su apellido.
-Es verdad, entonces…
¿Puedo decirte Yuto?-
Preguntó mientras hacía su mayor esfuerzo por sonar
natural y sonriente. Era un verdadero alivio saber que no podía verlo ya que
solo se trataba de una llamada telefónica.
-¡Claro! Si así lo quieres,
por mi no hay problema. En fin, tan solo te llamaba para preguntarte algo. ¿Qué
harás mañana?-
Ryosuke tragó saliva con dificultad y una vez más se
esforzó por responder utilizando un tono de voz relajado.
-Habrá un desfile y estaré
en el lugar desde temprano para el último ensayo y demás preparativos. Al
terminar habrá una fiesta de clausura y-
-Y seguramente no irás,
¿Cierto?-
Aquello lo hizo sonreír, al parecer ya era bien
sabido que nunca se quedaba para esa clase de eventos.
-Aún no estoy seguro-
Respondió para no parecer tan predecible.
-Bueno, espero que te
quedes a esa fiesta de clausura-
La voz de Yuto sonó igual de relajada, pero había
algo diferente, como un extraño mensaje que Ryosuke debía descifrar. Pero aún
así tuvo que preguntar.
-¿Y por qué crees que
debería hacer eso?-
-Bueno, nunca se sabe. Te
veré luego, buenas noches-
-Buenas noches-
Se despidió Ryosuke, un poco extrañado por la forma
en la que Yuto terminaba con la conversación. La llamada terminó y se dispuso a
cenar, mientras en su mente rondaban las palabras “Nunca se sabe. Te veré
luego.”
No estaba seguro de que podía tratarse, pero estaba
emocionado por descubrirlo, así que se dio prisa, tomo su relajante baño y
después se metió en la cama dispuesto a dormir. Aunque una vez más el sueño
tardó en llegar, al final volvió a sonreír mientras descansaba y esperaba con
ansias el inicio de un nuevo y emocionante día. Estaba seguro de que así sería.
Tal y como su asistente le había indicado, pasaron
por él y lo llevaron al lugar en donde se llevaría a cabo el desfile. Nada más
pisar el lugar fue rodeado por el equipo del diseñador, lo llevaron al
escenario y el ensayo dio inicio.
Modelos hombres y mujeres participaban, pero todo
parecía indicar que quien causaba más emoción era Ryosuke, después de todo era
de los más reconocidos.
Luces, música, caminar por la pasarela una y otra
vez. Practicar las diferentes coreografías para cada cambio de ropa, más luces
y más música. Después un breve descanso para comer y recuperar energías. La
hora se acercaba, el tiempo pasaba volando frente a toda esa agitación y
estrés. Todos se aseguraban de que cada pieza estuviera en su lugar, cada luz,
cada sonido, cada modelo, absolutamente todo.
Cuando al fin llegó la hora de comenzar a arreglarse,
los nervios de Ryosuke se dispararon. No tanto por el desfile, sino por lo que
podría esperarle al finalizar el evento. Aún recordaba con claridad las
palabras de Yuto y no podía evitar el sentirse nervioso, ansioso y emocionado.
Todo combinado de una manera peculiar para hacerlo sudar más de lo habitual y
que sus piernas temblasen ligeramente al caminar. Para su fortuna, nadie
parecía notar aquello.
Maquillaje, peinado y el primer cambio de ropa. La
hora del desfile había llegado.
-Antes de comenzar, quiero
agradecer a todos ustedes por hacer esto posible. Hagamos de esto algo
divertido y digno de verse. Cuento con ustedes-
Esas fueron las palabras del diseñador, quien sonreía
con cierta emoción y nerviosismo. Todos aplaudieron para así esparcir la buena
vibra por todo el lugar. Estaban listos. Ryosuke estaba listo, era tiempo de
ignorar ese extraño nerviosismo, se concentró en su papel y se colocó en su
posición para salir a la pasarela, sería el quinto.
La música que sonaba, a pesar de ya haberla escuchado
muchas veces antes, le provocaba cierta tranquilidad, como si desfilara todo el
tiempo y fuera parte de su vida diaria. Se sentía bien, confiado, seguro de lo
que estaba por hacer.
Cuando su turno llegó, se presentó ante los
reflectores con una pose firme, cautivadora. Su mirada firme, una sonrisa
discreta y dio el primer paso, después el otro y así hasta recorrer la
pasarela. Miró de reojo a los espectadores, lució su elegante traje azul
tornasol, desabotonó el sacó para mostrar los detalles del mismo y de la
camisa, continuo mirando a los espectadores y lo vio. Fue un fugaz vistazo pero
fue suficiente. Continuó en su papel como debía ser, dio media vuelta y como
estaba ensayado, volvió al inicio para dar entrada a otro modelo.
Al bajar para cambiarse de ropa lo más rápido
posible, su corazón se agitó. Estaba seguro de lo que había visto. Yuto estaba
ahí, observándolo fijamente en medio de la multitud de espectadores. No pudo
apreciar bien más detalles, solo su mirada y una sonrisa dibujada en el rostro.
Aquello fue suficiente para agitar su corazón y sus nervios, no tenía idea de
que Yuto podía asistir a eventos tan exclusivos, pero tenía que aceptar que en
el fondo le gustaba el hecho de haberlo encontrado ahí sentado, mirándolo
fijamente.
-Voy a retocar tu peinado-
Le dijo la voz de la maquillista y salió de su
ensoñación por un instante. Tenía que concentrarse, aún estaba trabajando y no
debía fallar.
Hizo su mayor esfuerzo para concentrarse, se vistió y
justo cuando llegó la hora de salir de nuevo a la pasarela, lo hizo dando lo
mejor para lucir como debería; espectacular.
Como era de esperarse, fugazmente vio el rostro de
Yuto y su estomago se revolvió un poco, pero se tragó aquellos nervios como
pudo y continuo con su trabajo. Estaba decidido a ser un completo éxito y
aquella sensación no iba a interponerse en su camino.
Además, el saber que estaba modelando las mejores
ropas, con peinados que resaltaban su atractivo y los reflectores sobre él, lo
hacia sentir orgulloso y emocionado, estaba seguro de estarle mostrando su
mejor actitud y apariencia a Yuto, como si con esto pudiese impresionarlo de
alguna manera, aunque no le quedaba claro que pensaba lograr con ello. Ya lo
pensaría después, por ahora solo debía ser el modelo espectacular que todo el
mundo observaba con la boca abierta.
-Yo también puedo hacer que
su corazón se agite-
Murmuró para si mientras salía por última vez a la
pasarela. El desfile estaba por terminar.
Embriagado por la emoción, los nervios y los
aplausos, el desfile terminó y Ryosuke pudo respirar profundo. Tal y como se lo
propuso, fue todo un éxito. Los reporteros con sus cámaras se acercaban a él,
deseoso de poder entrevistarlo y tomarle una buena fotografía. Como de
costumbre, Ryosuke respondió de forma breve y general algunas preguntas.
Se sentía cansado, pero por ningún motivo volvería a
casa pronto, aún había un asunto pendiente.
-Nos iremos dentro de
treinta minutos al lugar de la cena, espero verte por ahí-
Le dijo el diseñador mientras se alejaba sonriente
hacia un grupo de reporteros. Fue entonces que Ryosuke recordó algo.
“-…espero que te quedes a
esa fiesta de clausura-“
Yuto le había dicho aquellas palabras la noche
anterior y ahora todo tenía sentido. Desde un inicio sabía que asistiría y que
podían volver a verse.
Una vez más un extraño nerviosismo se apoderó de él,
una felicidad que subía por todo su cuerpo como espuma, tan suave, cálida y
frágil.
No tenía motivos para sentir aquello, continuaba
pensando que se trataba de una simple atracción física, algo que no duraría
mucho, después de todo siempre le pasaba lo mismo. Pero por más que se
repitiera eso en la cabeza, por todo su cuerpo había pequeños cortos circuitos
que le provocaban querer saltar de felicidad por toda la habitación.
-¿No vas a cambiarte?-
Le dijo una de las maquillistas, quien al parecer ya
estaba por terminar de guardar sus cosas.
-¡Ah! Cierto… tengo que
cambiarme para ir a la fiesta, ¿verdad?-
Aquella maquillista lo miró como si fuese un bicho
raro, pero eso a Ryosuke no le importó, tomó un elegante smoking y fue a
cambiarse de ropa.
Treinta minutos más tarde ya estaba en camino a la
fiesta de clausura. En la entrada al lugar había una fila de reporteros y
camarógrafos que al verlo corrieron hacia él. Los de seguridad impidieron que
se acercaran demasiado. Tomaban fotos como si su vida dependiera de ello,
lanzaban preguntas que Ryosuke no lograba comprender ya que todos hablaban al
mismo tiempo.
Es por eso que odiaba ir a esa clase de eventos, no
podía soportar la lluvia de preguntas y de flashes que lo acosaban con tan solo
llegar al lugar. Aún así conservó su radiante sonrisa y continuo con su camino
hasta que logró entrar al lugar, en donde ya no había más reporteros incomodos,
tan solo invitados, los modelos y demás gente del mundillo.
Caminó tranquilamente entre la gente, tomó una copa
de vino blanco de una mesa llena de copas con diferentes licores y continuo
caminando, curioso, mirando discretamente a su alrededor. Buscando.
Tenía que verlo, sabía que lo encontraría ahí, pero
tampoco podía andar por todo el lugar desesperado, gritando su nombre para
encontrarlo más rápido. Aunque esa era una idea bastante tentadora.
Se contuvo de todas formas. Mirando atentamente,
devolviendo algunas sonrisas a quienes lo veían, hasta que al fin lo encontró.
No muy lejos, cerca de la mesa con bocadillos, estaba Yuto, platicando
amenamente con el diseñador y dos personas más que no tenía idea de quienes podían
ser.
Ahora si pudo observarlo más detenidamente. Iba
vestido tan elegante que eso realzaba su atractivo y su evidente altura. Su
delgado cuerpo ya no parecía escuálido, si no un poco más formado, su peinado
era un poco diferente y si, esa sensual sonrisa estaba ahí, iluminando su
maldito hermoso rostro como si con ser guapo no fuera suficiente.
De pronto notó que había dejado de respirar por unos
segundos y recuperó el aliento al mismo tiempo que desviaba la mirada. Tenía
que dejar de sentirse así o terminaría muriendo de algo. Como asfixia o… un
ataque al corazón.
Lo segundo se volvió probable porque ahora Yuto lo
miraba sonriente mientras al parecer cortaba la conversación y se disponía
dirigirse hacia él. Ryosuke, con los nervios apoderándose de su cuerpo, trató
de disimular que no se daba cuenta, desvió la mirada como si buscara algo y
detuvo abruptamente a un elegante mesero para robarle una copa de vino y tomó
de ella, dando un trago que resulto abrumador y solo sirvió para elevar su
temperatura corporal. Estaba sudando y ya sentía la camisa pegada al cuerpo.
Eso definitivamente no estaba bien. ¿Qué le estaba pasando? ¿Cómo es que un
chico podía ponerlo tan nervioso, ansioso y hacerlo actuar de forma tan idiota?
No pudo reflexionar al respecto ya que Yuto, el
culpable de todo, estaba frente a él, sonriente, apuesto y endemoniadamente
sensual.
-Yama-chan, al fin te tengo
frente a mi. Comenzaba a preguntarme cuanto tendría que esperar para verte de
nuevo-
¡¿Qué demonios significaba ese comentario?! Trató de
pensarlo, de encontrarle sentido, uno muy diferente a imaginar que Yuto tal vez
se encontraba igual de ansioso que él. Era una estupidez.
-Tu debes saberlo mejor que
yo, trabajas para la revista, debes saber cuando será la próxima sesión-
Quiso responder relajado y tranquilo, pero su voz
salió agresiva y torpe. Era un completo desastre.
-Me refería a verte en una
situación fuera del trabajo, como ahora. Tenía el ligero presentimiento que no
te quedarías a la fiesta, pero me alegra ver que aquí estás-
Ryosuke dio otro trago de su copa. La sensación seca
que producía el vino blanco no terminaba de agradarle, pero no se había topado
con ninguna copa de vino tinto o algún otro licor. Aún así, la sensación
cautivadora que producía era la que buscaba, necesitaba calmarse y entrar en un
estado de control, de confianza.
-No creerás que me quedé
porque tu lo mencionaste anoche, ¿O si?-
Sonrío aparentando burla, miró descarado a su
alrededor y después a Yuto, quien lo observaba fijamente, como si pudiera leer
su mente.
-No lo había pensado así en
lo absoluto, pero ahora me haces dudar-
Nervioso, Ryosuke bebió el resto del vino blanco y
dejó la copa vacía sobre una pequeña mesa que estaba cerca.
-No tienes nada que dudar,
solo bromeaba-
Sintió sus mejillas arder, se estaba sonrojando y eso
no estaba nada bien. Estaba totalmente fuera de sí.
-Te noto incomodo. Estoy
seguro de que te encantaría estar en otro lugar, lejos de tanta gente. ¿O me
equivoco?-
Ryosuke respiró profundo, eso si que no lo podía
negar así que la respuesta salió espontanea, sin ninguna pretensión.
-Cierto, no me gusta estar
en esta clase de eventos, normalmente voy directo a casa para descansar pero…-
Se detuvo abruptamente en medio de la frase. Estuvo a
punto de decir algo absolutamente vergonzoso. “…pero al verte, pensé que podría
encontrarte por aquí.” Eso es lo que iba a decir, pero afortunadamente razonó
antes y repuso.
-Pero… como voy a tener
unos cuantos días libres, no importará que me desvele un poco-
Yuto sonrió y se inclinó para decirle algo a Ryosuke
en voz baja.
-A decir verdad, he estado
buscando un motivo para irme de aquí. ¿Te gustaría escapar conmigo?-
Los ojos de Ryosuke se abrieron con sorpresa, las
mariposas iniciaron un plan de ataque por todo su estomago y el vino que bebió
pareció subir a su cabeza. Todo esto en un segundo, o tal vez dos.
Miró a Yuto, quien seguía sonriente, fue entonces que
respondió sin dudarlo.
-Me encantaría-
Yuto sonrió aún más, miró a su alrededor y dijo.
-Finge que estamos
platicando de algo muy interesante mientras nos acercamos lentamente a la
salida, nadie notará que nos hemos marchado y después no habrán preguntas
tontas e incomodas-
Aquello resulto ser un plan excitante, como si
huyeran en secreto de alguien. Esto han de sentir los espías cuando están en
una misión, pensó Ryosuke. Pero seguramente esa sensación no tenía nada que ver
con espías, sino más bien con alguna fuga amorosa, cosa que no se cruzó para
nada por la cabeza de Ryosuke, después de todo se negaba a pensar en algo
relacionado con el romance.
Siguieron el plan al pie de la letra. Afortunadamente
ya no había más reporteros en la entrada así que salieron sin ser notados.
-Iré por mi auto, espera
aquí-
Le dijo Yuto mientras se alejaba a pasos apresurados.
Fue entonces que Ryosuke aprovecho a enviar un mensaje de texto a su chofer,
diciéndole que no iba a necesitarlo esa noche.
Un minuto después, Yuto volvió montado en un auto
bastante normal, color negro. No parecía ser del año pero tampoco era viejo. En
definitiva eso no le importaba a Ryosuke, así que no dudo en subir en el
asiento del copiloto y una vez cerrada la puerta, Yuto arrancó.
-Has de tener hambre, ¿Te
gustaría ir a algún lugar?-
-¿Cómo sabes que tengo
hambre?-
Preguntó Ryosuke sorprendido, si tenía hambre pero
pensó que aquello no era nada evidente.
-Quise adivinar, solo lo
sugerí como protocolo, así, si dices que no, te invito un trago, y si dices que
si, pues te invito a cenar. Todo en el mismo lugar que tengo en mente-
La respuesta tan natural de Yuto lo hizo reír. Los
nervios desaparecieron y se sintió extrañamente relajado, como si el hecho de
estar a solas con él fuera suficiente para sentirse en confianza. Así que
siguiendo esa línea, Ryosuke preguntó con curiosidad.
-¿Y que lugar tienes en
mente?-
Yuto pareció pensar bien lo que diría, se quedó
callado un momento. Tal vez porque estaba atento al frente mientras conducía, o
porque le gustaba crear cierto suspenso. Ryosuke no podía saberlo del todo, así
que solo se quedó observándolo fijamente, esperando la respuesta.
-El lugar que viene a mi
mente, no se si sea bueno decirlo, pero tengo que decirlo porque no sé llegar.
Sin embargo, si llegamos, ya no sería como si yo te invitara, ya que terminaría
siendo muy absurdo y tonto-
Ryosuke intentó darle un sentido a estas palabras,
pero no pudo, tenía que preguntar o su mente terminaría hecha un verdadero lío.
-¿De que lugar me hablas?-
Yuto volvió a quedarse callado, orilló el auto y se
detuvo. Se giró y miró fijamente a Ryosuke, como si intentara leer su mente una
vez más.
-El lugar en donde vives.
Tengo curiosidad, y creo que eres bueno cocinando así que quiero probar-
Ryosuke sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo,
se quedó sin aliento por un segundo y después hizo un esfuerzo por hablar.
-Eh… a… mi… mi… ¿Qué?-
Yuto continuó mirándolo fijamente, esperando una
mejor respuesta.
-¿Quieres ir a mi
departamento?-
Yuto asintió con la cabeza y Ryosuke sintió un vacío
en el estomago bastante extraño. No era decepción, era algo raro, no sabía de
que se trataba.
-Si dices que no, esta
bien, podemos ir a algún restaurant o algo-
Se apresuró a decir Yuto al ver la extraña expresión
en el rostro de Ryosuke.
-Espera… ¿Cómo es eso de
que crees que soy bueno cocinando?-
Yuto soltó una carcajada y Ryosuke esperó por la
respuesta.
-Rayos… no esta bien que
diga cosas así pero… leí algunas entrevistas que te hicieron para la revista y
bueno, en una de ellas mencionabas que te gustaba cocinar así que se quedó
grabado en mi cerebro, eso es todo-
Ryosuke arqueó una ceja mientras miraba incrédulo a
Yuto.
-¿Leíste mis entrevistas?
¿Por qué?-
Yuto lucía nervioso, pero sobre todo avergonzado.
Tamborileó los dedos sobre el volante, se mordió el labio inferior y respondió.
-Bueno, acabo de llegar a
la revista, quería saber con quien trabajaría, que clase de persona eres y si
podía ser cómodo trabajar contigo. Hice lo mismo para los otros modelos, no es
que te haya investigado, digo, es información pública-
Ryosuke sonrió, ver a Yuto así de nervioso y
avergonzado era una imagen bastante diferente a la que se había formado hasta
ahora, porque justo en ese momento lucía bastante adorable.
-De acuerdo, te creo. Ahora
toma la próxima salida, has conducido en dirección contraria-
Sorprendido, Yuto miró a Ryosuke, quien ahora miraba
al frente, mientras sonreía divertido. Yuto hizo lo mismo, arrancó el auto y
siguió la indicación de Ryosuke.
Ahora, cierta sensación de emoción, de aventura, como
si al final del camino le esperara algo emocionante, un gran descubrimiento tal
vez. No estaba seguro pero no podía evitar el sonreír. Era la primera vez que
Ryosuke se sentía así y no iba a desperdiciar su tiempo pensando demasiado
sobre ello, simplemente se dejaría llevar. Cosa que no solía hacer pero algo en
Yuto le invitaba a hacerlo.
Cuarenta minutos más tarde ya estaban frente a la
puerta del departamento de Ryosuke.
-Imaginé que vivirías en un
sitio así-
Dijo Yuto con una sonrisa.
-¿Cómo que un lugar así?-
Ryosuke abrió la puerta e invitó a Yuto a pasar.
Ambos se descalzaron y Ryosuke encendió las luces, dejando a la vista un amplio
departamento perfectamente ordenado y justo al frente unas enormes ventanas que
daban a una vista panorámica de la ciudad.
-A esto-
Señaló Yuto, refiriéndose a todo el departamento y a
la hermosa vista que tenía.
-Bueno, soy modelo y gano bien,
no iba a vivir en un mini departamento en donde la cocina esta pegada a la
habitación que sirve de dormitorio y comedor al mismo tiempo-
Bromeó Ryosuke mientras se quitaba el saco del
smoking y lo dejaba sobre el sillón de la sala.
-¿Tienes algo en contra de
los lugares pequeños?-
Preguntó Yuto mientras exploraba un poco por los
alrededores, acercándose a una de las ventanas para mirar mejor el exterior.
-En lo absoluto, pero si
puedo pagar algo como esto y aún así ahorrar, pues lo haré-
Ryosuke sonaba orgulloso, pero sin intención de
presumir.
-¿Quieres comer algo en
especial?-
Le preguntó a Yuto mientras se arremangaba las mangas
de la camisa y buscaba su delantal color azul marino que siempre estaba colgado
junto al refrigerador.
-¿Qué es lo mejor que sabes
hacer?-
Preguntó Yuto mientras tomaba asiento en un banco de
metal, frente al desayunador. Se balanceó un poco de un lado a otro mientras
observaba como Ryosuke se colocaba el delantal.
-Pues, casi cualquier cosa.
Ya que tu eres quien tiene curiosidad, deberías pedir algo-
Yuto pareció pensarlo un poco, mientras giraba sobre
el banquillo. Ryosuke lo observó con los brazos cruzados, esperando por una
sugerencia, cualquier cosa. Entonces, de pronto Yuto se detuvo, miró fijamente
a Ryosuke y dijo.
-Quiero pizza-
-¿Qué?-
Preguntó Ryosuke con sorpresa y un toque de fastidio.
-Soy malo para pedir
comida, por eso nunca invito a nadie a comer, prefiero que me inviten y me
sorprendan-
Ante el comentario tan natural de Yuto, Ryosuke soltó
una pequeña carcajada, después caminó hacia el refrigerador y miró fijamente lo
que tenía.
Mientras observaba, de pronto escuchó la voz de Yuto
demasiado cerca, al parecer éste había decidido echar un vistazo también.
-Vaya… tienes muchas cosas
verdes y saludables ahí-
-Me gusta tener comidas
bien balanceadas-
Replicó Ryosuke un poco herido por el comentario.
-Olvídalo, esto no va a
funcionar-
Dicho esto, Yuto cerró el refrigerador y por pura
suerte Ryosuke logró alejarse a tiempo, si no la puerta le hubiese golpeado la
cabeza.
-¿Qué pretendes?-
Preguntó un poco molesto, pero Yuto no pudo responder
ya que se había alejado unos cuantos pasos y estaba realizando una llamada
telefónica. Poco después regresó hacia Ryosuke y con una sonrisa le puso el
móvil en el oído y le susurró lentamente.
-Di tu dirección-
Ryosuke lo miró extrañado, por la repentina cercanía
y por la extraña petición. Comenzaba a sentirse tan nervioso por lo primero que
si no hubiese sido por la voz de la persona al otro lado de la línea, se
hubiera quedado más tiempo en aquella ensoñación.
-¿Señor? ¿Podría darnos su
dirección para enviar su orden?-
Ryosuke miró con el ceño fruncido a Yuto y este en
respuesta le guiñó el ojo. Al ver que no tenía alternativa, se puso a dictar
claramente su dirección.
-¿Pizza?-
Le preguntó Ryosuke mientras se sentaba sobre el
sillón.
-Pizza-
Respondió Yuto mientras se sentaba en el sillón de
enfrente.
-Entonces ¿Para qué dices
que quieres que cocine algo si al final cambiarías de opinión?-
Yuto se quedó callado unos segundos mientras bajaba
la mirada y su rostro se ponía ligeramente serio. Era como si meditara su
respuesta.
Ryosuke lo observó fijamente, esperando escuchar
cualquier cosa, tal vez alguna tontería, pero en su lugar lo que escuchó le
provocó un casi paro cardiaco.
-Al
parecer no iba a ser capaz de verte de espaldas, moviéndote de un lado a otro
esparciendo tu encanto por toda la cocina y yo sin poder hacerte nada de lo
mucho que pude haber hecho-
No esperaba ese derroche de sinceridad tan de pronto,
parecía que no había escuchado bien. Tragó saliva, desvió un poco la mirada y
después de un par de segundos volvió a mirar a Yuto, quien lo observaba con una
peculiar sonrisa dibujada en el rostro. Intentó hablar decir cualquier cosa
pero no salió nada claro de su boca. Hasta que logró aclarar su garganta,
encontró valor y preguntó.
-¿Qué?
¿Estás bromeando, verdad?-
La sonrisa de Yuto se expandió aún más y Ryosuke
perdió el aliento y el sentido de la realidad. Esto muy fácilmente podría
tratarse de un sueño, no había otra explicación.
-¿Te
parece que bromeo o te gusta pensar que es así? ¿Qué es lo que quieres
escuchar?-
Ryosuke volvió a tragar saliva, intentó decir algo,
cualquier cosa, pero las palabras no venían a su mente. El shock continuaba
perturbándolo.
De pronto, y rompiendo con la incomoda, pero
emocionante de alguna forma, situación, sonó el timbre.
-¡Debe
ser la pizza!-
Exclamó Ryosuke al mismo tiempo que se ponía de pie
de un salto. Con grandes pasos llegó a la puerta, recibió la pizza y después de
pagar cerró la puerta.
Esos escasos segundos a solas lo ayudaban a tratar de
comprender la situación, tal vez Yuto estaba jugando, probándolo de alguna
manera, tratando de gastarle una broma. Si, tenía que ser eso, no había otra
explicación.
-¡Justo
a tiempo, me muero de hambre!-
Gritó Ryosuke para evadir el tema y cambiar el
extraño ambiente que se había formado entre los dos.
Al parecer Yuto comprendió y caminó detrás de Ryosuke
rumbo a la cocina.
-La
he pedido de lo primero que se me ocurrió, espero no te moleste-
Ryosuke se encontraba de espaldas buscando un par de
platos, cuando de pronto una pizca de valentía y descaró afloró de pronto. Así,
sin más, sin pensarlo dos veces, solo dejó salir las palabras que vinieron a su
mente en el justo momento.
-Justo
ahora estoy de espaldas, en la cocina… ¿Sigues pensando en eso que me dijiste?
Porque me gustaría que fueses más específico-
Giró la cabeza solo un poco mientras se estiraba para
tomar los platos y pudo observar la expresión llena de sorpresa en el rostro de
Yuto.
-¿Tomo
eso como una invitación?-
Ryosuke tan solo se encogió de hombros y volvió la
cabeza para tomar otro plato.
-No
quiero que te hagas una idea equivocada de mi, así que voy a contener mis
pensamientos-
Esa fue la respuesta de Yuto, Ryosuke se giró, lo miró
fijamente y ladeó un poco la cabeza. Sintió una ligera sensación de decepción
en el pecho, al parecer su fugaz atrevimiento no había servido de nada, aún así
no tenía intención de dejar las cosas así, necesitaba preguntarle a Yuto sobre
el significado de sus palabras.
Ya una vez sentados de nuevo en la sala, uno frente
al otro mientras comían, Ryosuke preguntó.
-¿Me
vas a explicar a que te referías con tus dos extraños comentarios?-
Yuto terminó de masticar, tragó y miró a Ryosuke
fijamente.
-¿En
verdad tengo que hacerlo? Es obvio que me atraes, y más de lo que esperaba. No
creas que me la paso coqueteando con cualquiera que se interpone en mi camino,
tu eres una excepción. Normalmente no soy así-
Ahora ya era el mismo Yuto de antes, su tono de voz
había vuelto a la normalidad, pero esto solo sirvió para alborotar a las
mariposas dentro del estomago de Ryosuke, obligándolo a dejar de comer y a
tratar de no parecer feliz al escuchar aquello. En verdad se estaba conteniendo
para no ponerse a brincar por todo el departamento, aunque eso fuera algo
realmente impropio de él.
-¿Aceptas
que has estado coqueteando conmigo?-
Yuto arqueó una ceja y lo miró fijamente.
-Tu
respondiste igual, así que tu también lo hacías-
¡Claro que lo hacía! No iba a ocultarle la verdad,
así que en forma de respuesta le sonrió lo más inocente que pudo solo para
darle a entender que tenía razón.
Yuto sonrió al ver esto y con calma terminó de comer
su rebanada de pizza.
-¿Quieres
algo de beber? Tengo jugo, o agua-
Ante la invitación de Ryosuke, Yuto frunció en seño
en forma de asco.
-¡No
me apetece en lo absoluto beber agua mientras como pizza! Además, desde que soy
mayor de edad me aseguro de beber jugo lo menos posible. ¿Por qué no mejor
presumes un poco frente a mi y me dices que tienes más de ese elegante vino?-
Ryosuke se sonrojó un poco al recordar aquellos
mensajes de texto.
-No
era mi intensión presumir. Pensé que tal vez no te gustaría-
Yuto volvió a arquear la ceja y dijo en tono burlón.
-Deja
de pensar por los demás y sirve vino, ¿quieres?-
Ryosuke sonrió torpemente, fue a la cocina y poco
después regresó con dos copas servidas con vino tinto.
-Ya
que te has tomado la molestia de traer estas elegantes copas, debemos brindar.
¿No crees?-
-¿Por
qué quieres brindar?-
Yuto lo pensó un poco, miró fijamente a Ryosuke y por
fin dijo.
-Por
hacerme notar que no soy el único que intenta coquetear en esta situación, y
por haber sido el modelo más espectacular del desfile-
Las mejillas de Ryosuke se pusieron rojas, y no había
bebido aún. Estaba tan avergonzado que si fuera posible haría lo mismo que
hacen los avestruces; ocultar el rostro bajo tierra. Pero como eso no era
posible, tragó saliva, brindó y bebió un buen trago.
-Tienes
una forma de brindar bastante peculiar-
Le dijo a Yuto, quien no dejaba de mirarlo fijamente
mientras esbozaba esa mortal sonrisa.
-Lo
sé. Es divertido ver cada una de tus reacciones. Jamás puedo estar preparado
para ver como reaccionarás-
-Dices
eso como si todo lo que has hecho estuviese fríamente calculado desde que nos
conocimos-
Yuto bebió un poco, miró fijamente a Ryosuke y le
dijo con una pequeña sonrisa burlona dibujada en el rostro.
-No
todo, pero si algunas cosas-
Vaya, vaya. Esa si que era una declaración
interesante. Suficientemente interesante para que Ryosuke sintiera curiosidad.
-Ahora
quiero saber-
Dijo mientras sonreía y bebía un poco más.
-Lo
siento, voy a reservarme por ahora esa información. No estoy preparado para
decir demasiado.-
-¿Necesitas
estar preparado? ¿A que viene eso?-
Tal vez el vino lo estaba armando de valor.
Normalmente Ryosuke no era así de atrevido. Pero no se sentía culpable, al
contrario, una parte de él se sentía orgulloso de ver la clase de preguntar
provocativas que era capaz de hacer. Aunque solo una pequeña e insignificante
parte de él se sentía avergonzado.
-Estas
muy curioso esta noche, Yama-chan-
-Y
tu estás en un papel de interesante que me hace ser curioso, Yuto-
Silencio. Se dedicaron a mirarse fijamente, como si
con la mirada pudiesen decírselo todo, o tan solo esperando a que el otro
agregara algo a la conversación para entonces poder responder. Era un misterio.
La mirada de Yuto provocaba en Ryosuke un sin fin de
emociones; nervios, emoción, atrevimiento, miedo y vergüenza. No podía decir
con exactitud cual dominaba, más bien todas se estaban mezclando para dar
origen a un solo sentimiento, del cual no sabía absolutamente nada.
En cambio, Yuto esperaba, tranquilo, ansioso y
curioso por que Ryosuke agregara algo más, aquellas palabras que le dieran el
pase para su siguiente movimiento. Era la primera vez que se sentía tan ansioso
de hacer un movimiento diferente, ya no quería seguir hablando y bromeando,
estaba consiente que algo dentro de él deseaba tocar a Ryosuke, sentir con sus
manos su cálida piel, poder percibir con su olfato el aroma que este
desprendía, poder observarlo más de cerca, para admirar cada mínimo detalle que
nadie, ni si quera la cámara más profesional podría captar.
-¿Sabes
algo?-
Pregunto Ryosuke de pronto. Yuto ladeó un poco la cabeza,
esperando escuchar más.
-No
te conozco, es la segunda vez que te veo… jamás me había acercado así con
alguien y mucho menos con un chico. No se… creo que… estoy enfermo o algo…-
Podía sentir como su lengua se trababa un poco a
consecuencia del alcohol, pero aún así era totalmente consiente de lo que
decía.
Sin esperar respuesta, bebió el último trago. Al
notar que se había terminado, decidió ponerse de pie e ir a la cocina por más
vino. Trastabilló un poco en el camino pero llegó a salvo. Se sirvió un poco
más y justo cuando daba media vuelta para volver a la sala, en donde
supuestamente Yuto lo esperaba, pudo sentir una mano sujetar la suya, justo la
mano que sujetaba la copa. Después otra mano que lo rodeaba por la cintura y en
un abrir y cerrar de ojos ahí estaba, en una cercanía que jamás imaginó, el
rostro de Yuto.
-¿Y
crees acaso que yo me había sentido así antes? En verdad tienes que dejar de
pensar por los demás. Lo digo en serio. ¿Crees que no he sentido que esto es
extraño? ¿Qué es una locura porque solo te he visto un par de veces?
A lo largo de mi carrera he fotografiado a un sin fin
de personas, hombres, mujeres, niños, ancianos, pobres, ricos, de todo y jamás,
jamás me había topado con ese brillo en la mirada, esa sonrisa que congeló mi
respiración en un segundo, esa pasión que desbordas al hacer tu trabajo. Por
primera vez sentí envidia de mi cámara, ya que al parecer ella si es capaz de
capturarte para siempre con esa sonrisa y yo soy solo un instrumento para su
trabajo. ¿Tienes idea de cómo has volteado mi mundo?-
Ryosuke parpadeó nervioso. Escuchó con atención pero
fue incapaz de responder. Le pareció que todo era un sueño extraño, tal vez
efecto del vino, tal vez por los nervios, tal vez por Yuto que estaba tan cerca
que su aroma lo embriagaba aún más que el vino.
Tragó saliva con dificultad, respiró profundo y
respondió torpemente.
-Yo jamás he pensado que
soy el único pero… es difícil pensar en la otra persona cuando mi propio mundo
esta cambiando tan drásticamente-
Silencio. Lo único que podía escucharse eran sus
respiraciones. Inhalar y exhalar.
Lo hacían a un ritmo lento, como si así el tiempo
transcurriese a ese ritmo. Ryosuke tragó saliva, sabía que tenía que decir
algo, cualquier cosa, pero fue Yuto quien habló primero.
-Si te
beso ahora… ¿Podrá empezar algo?-
Ryosuke dejó de respirar por un segundo, sintió como
el calor le subía hasta la cara y se centraba en sus orejas. Remojó sus labios
con nerviosismo, quería responder, decir lo primero que le viniese a la cabeza,
pero Ryosuke no era tan impulsivo, y justo en esa situación se puso a pensar de
más.
No podía decirle que si, pero tampoco quería decir
que no. Quería besarlo, si, lo deseaba más que nada. Pero… ¿Comenzar algo? ¿Qué
“algo”? No estaba seguro de que podría ser. ¿Una relación? ¿Una aventura? ¿Un
juego? ¿Un qué?
Jamás se había planteado algo semejante. Su
experiencia en relaciones le decía que aquello no era normal, pero su corazón
le gritaba que al diablo con la razón.
-Un
beso no tiene que ser el inicio de algo-
Fue lo único que se atrevió a responder al mismo
tiempo que desviaba la mirada.
-Pero
para mi sí-
Sus ojos volvieron a mirar de nuevo el rostro de
Yuto, era como si este lo atrajese con una especie de fuerza magnética
imposible de resistir. En los ojos de Yuto pudo ver un brillo especial, tal vez
la esperanza de una respuesta positiva. O tal vez solo era su imaginación y no
había absolutamente nada de diferente en los ojos de Yuto.
-Tendrás
que ser más especifico-
Lo dijo sin más. Por orden de su alocado corazón
decidió apagar un momento a la razón y no preocuparse más, tan solo soltar todo
lo que le viniera a la cabeza, sin más.
-Quédate
a mi lado-
Ryosuke no supo en que momento dejó de respirar, lo
notó en el momento en que los labios de Yuto se posaron sobre los suyos. Ese
húmedo y frío contacto hizo que millones de pequeños choques eléctricos
recorrieran su cuerpo y sus ojos se cerraran.
En el momento en que abrió un poco sus labios y la
lengua de Yuto se entrelazó con la suya, pudo respirar un poco del aroma que el
alto desprendía, una famosa colonia que le fascinaba pero que no se había
atrevido a comprar hace tiempo. Pensó que podría ser una clase de señal del
destino, después quiso reírse de sí mismo por pensar semejante tontería.
Pudo notar el sabor a pizza y vino tinto y le supo
más delicioso de lo que él mismo había comido. Poco a poco bajó su mano que
sostenía la copa y a tientas logró dejarla sobre alguna superficie, pensó que
podría ser la barra.
Ya con ambas manos disponibles, levantó los brazos
hacia el cuello de Yuto y lo rodeo para así poder acercarlo más a él.
Desconocía por completo esa parte de él, en primer lugar estaba besando a un
chico al que apenas conocía, en segundo lugar, bueno, le encantaba esa
sensación.
Jamás había experimentado algo igual, ese extraño
cosquilleo en el estomago mientras continuaba besándolo y enredando los dedos
en el negro cabello del alto, esa necesidad de sentirlo más cerca, de detener
el tiempo y quedarse así para siempre. Nunca se había sentido de esa forma, tan
completo.
De pronto dejaron de besarse, lentamente. Yuto tenía
ambas manos en las caderas de Ryosuke y con los ojos entrecerrados lo observaba
completamente embelesado.
Ryosuke continuo con ambos brazos alrededor del
cuello de Yuto y no notó que estaba parado de puntillas hasta que el alto se lo
hizo notar.
-¿No
te has cansado?-
Observó la ligera sonrisa burlona que esbozaba Yuto y
notó a que se refería.
-Tengo
condición, no me canso tan rápido por cosas así-
Sonrió tratando de lucir superior.
-Eso
suena interesante y me hace querer saber que puedo hacer para que de verdad te
canses-
Las mejillas de Ryosuke se tornaron tan rojas que
hasta podía sentir el ardor por toda su cara. Yuto soltó una carcajada y junto
su frente con la de Ryosuke, suspiró y dijo con voz suave.
-No
tienes de que preocuparte, para mi también sería la primera vez… tu sabes… con
un chico…-
Ryosuke sonrió y cerró los ojos.
-¿Cómo
sabes que jamás he estado con otros chicos?-
-Solo
lo sé-
Respondió Yuto, después besó la frente de Ryosuke y
se separó un poco más.
-Antes…
dijiste que querías algo… que me quedara a tu lado… pero yo…-
Ryosuke pudo notar como la mirada de Yuto se opacaba
ligeramente, pero pensó que era buena idea ser sincero justo ahora, ese era el
momento para decir lo que en verdad sentía.
-He
tenido unas cuantas relaciones y no ha salido bien. Aunque nunca con ningún
chico…-
Admitió mientras se ruborizaba un poco. Aclaró su
garganta y continuó.
-No
te conozco, es muy poco el tiempo que hemos compartido y sé que esto va a sonar
extraño pero…-
Yuto bajó la mirada, sabía que venía ahora y de
alguna forma lo comprendía. Ryosuke tenía razón en lo que decía, pero de todas
formas no le parecía justo, en algún punto el se sintió correspondido y ahora
sentía que lo habían engañado, pero no era culpa de Ryosuke, era suya por
pensar más allá de la realidad.
-Me
gustas-
Yuto escuchó estas dos sencillas palabras, las cuales
resonaron por toda su cabeza como un eco en una habitación vacía. Sus piernas
flaquearon, su respiración se detuvo unos segundos y miró a Ryosuke con
completa sorpresa.
-¿Qué?-
Fue lo único que fue capaz de decir. Ryosuke le
sonreía de una forma que lo cautivaba aún más. Parecía un sueño.
-Si
crees que es demasiado decir algo así puedo retirarlo…-
-¡No!
No lo retires… solo… repítelo, por favor-
Yuto parecía sorprendido, asustado y nervioso, todo
al mismo tiempo. Ryosuke respiró profundo, sonrió y dijo una vez más.
-Me
gustas-
Precipitadamente, Yuto lo tomó entre sus brazos y le
dijo al oído con voz suave y dulce.
-Me
encantas-
La vida perfectamente controlada de Yamada Ryosuke
cambió. Ya no se despertaba solo, ya no salía solo a correr cada mañana, ya no
tomaba el primer café de la mañana solo, ya no cocinaba solo para él
Nakajima Yuto llegó a su vida para mostrarle, para
enseñarle, lo más elemental que hay en la vida. El amor.
Algo que jamás sintió antes por otra persona en
ninguna de sus relaciones, ese vacío al fin pudo ser llenado.
Yuto tuvo que aprender muchas cosas de Ryosuke, por
ejemplo que este odiaba las visitas inesperadas, el desorden en la cocina y las
llamadas telefónicas a mitad de la cena.
Para Yuto resultaba divertido descubrir todo lo que
era Ryosuke y compartir cada momento.
Era evidente que Ryosuke se ponía nervioso cuando les
tocaba trabajar juntos, nadie sabía de su relación y ninguno sentía deseos de
hacerlo publico. Yuto lo trataba frente a todos como lo haría con cualquier
modelo, pero nadie sabía, salvo Ryosuke, que esas miradas, esas sonrisas, eran
especiales, eran solo para él.
Aquella noche en que inicio todo pasaron horas y
horas conversando, poniéndose un poco al corriente de sus respectivas vidas.
Primero detalles muy generales, después profundizaron un poco más. Hasta que el
amanecer llegó y Ryosuke agradeció que tenía día libre.
-Parece
que el sol nos ha ganado esta vez-
Bromeó Yuto mientras observaba por la ventana como
amanecía en la ciudad.
-No
creo que sea demasiado tarde para irse a la cama-
Ryosuke sonrió, se puso de pie y caminó hacia su habitación,
seguido de Yuto. Después ambos se acomodaron entre las cálidas cobijas y se
quedaron dormidos.
Por primera vez en mucho tiempo, Ryosuke sintió que
estar acompañado era mucho mejor que estar solo, más aún si esa compañía era la
de Yuto.
No podía asegurar que sería una relación perfecta y
de ensueño, pero era una relación con aquel chico alto, delgado y de sonrisa
encantadora, así que nada podía salir mal. Estaba seguro.
FIN.
4 comentarios:
Me pongo muy feliz cada vez que veo que actualizaste =)
Este Yamajima me encanto, me fascino y demás, mientras leía me reí, suspire y grite de emoción, en serio esta realmente hermoso, ahora me he quedado con una sonrisota en la cara y así me iré a dormir tranquila =D
Gracias por compartirnos tus excelentes fics ^^
Yuko "I LOVE JUMP"
Kya!!!!!!!!!!!!! fue hermoso hermoso hermoso lo ame ame!!!!!! de verdad me gusto mucho! estoy feliz de que hayas regresado y mas con mi pareja favorita TwT te amoadoro me ha encantado !! fue realemente hermoso!!!! Gracias gracias por actualizar !!!! ame el fic desde el inicio hasta el final agadsfahjgdfhajda <3
Ayaa-sempai *-----* Me dejaste sin palabras como siempre.
Escribes bellisimo como siempre
con tanto sentimiento en cada una de
tus palabras! Este fic y los otros
son hermosos porque es como si viajaras a un mundo donde tus fantasias son reales. Te quedo muy hermoso gracias por subirlo-
Yamada se enamoro de Yuto de una forma muy linda, ambos desde que se conocieron se que sintieron eso que ambos les faltaba ;uu; fue bellisimo! cuando los dos escaparon, y huyeron al departamento de Yamada, y alli fue donde su historia de amor comenzo >///< Que bonito! :´´DD me has hecho feliz, aunque si le falto lemon D´: Pero aun asi fue divino espero pronto mas fics tuyos u///u Te quiero!
Hacia mucho tiempo que no encontraba un blog que tuviera fanfics tan recientes, por dios ;-; me has hecho entrar en nostalgia y querer abrir mi blog para subir algún YamaJima, eso no se hace(?).
Está todo tan bonito, me ha encantado muchísimo, si lo resumiera en una palabra sería "perfecto", de verdad muchas gracias por compartirlo.
Ahora tienes una lectora más hahahah, estaré siguiéndote los pasos ♥
Publicar un comentario
Lo has leído y... ¿Te gusto? ¿No? ¿Sientes que algo faltó?
¡Me encantaría saber tu opinión sobre lo que acabas de leer! ^O^ Así que no dudes en hacérmelo saber, así podré mejorar un poquito más :3
De igual forma: ¡GRACIAS POR LEER!