miércoles, 5 de mayo de 2010

Mi melodía eres tú [Cap. 1]

Capitulo 1

“Aquella tarde, como de costumbre, caminaba por aquella calle solitaria pero con un aire de elegancia, a decir verdad el caminar por aquí me retrasa un poco, pero solo paso para escuchar aquella hermosa melodía mientras me pregunto quién es la persona que toca algo tan hermoso, fue entonces cuando te vi desde aquella ventana que normalmente estaba cerrada, anhelo tanto poder conocerte mejor…”

-Daiki… Daiki despierta-
Una voz lo llamaba a lo lejos mientras caminaba sin rumbo por aquella calle de nuevo, poco a poco esa voz comenzó a llamarlo con demasiada insistencia, hasta que sintió un dolor en la cabeza.
-¿Eh?-
-Siento que la clase no sea tan dinámica Arioka-kun, pero trate de mantenerse despierto-
Al abrir los ojos, levanto perezosamente la cabeza solo para encontrarse con el molesto rostro de su profesor, el cual acababa de golpearlo levemente en la cabeza con un libro para que despertara.
-Lo siento…-
-No se preocupe, me encargare de que lo sienta aún más en el examen-
Y así, el profesor dio media vuelta y continuo con su clase. Fue entonces que la pequeña risita de su compañero llamó su atención.
-Deja de reírte Yama-chan, ¿Por qué no me despertaste?-
En ese momento el chico dejo de reírse y le respondió en voz baja.
-Trate de hacerlo, pero simplemente no respondías, ¿Acaso no dormiste bien anoche?-
-Si dormí bien… solo que nunca es suficiente-
Respondió Daiki con la mirada perdida en su libro de texto, Ryosuke lo observo confundido y continuo prestando atención a lo que el profesor decía.

En cuanto la clase termino, Daiki se levanto de su lugar y aprovecho la oportunidad para estirar sus brazos y piernas un poco.
-Iré a la cafetería por algo de comer, ¿Vienes?-
Le preguntó Ryosuke con un aire de entusiasmo.
-No, ahora no, te alcanzo más tarde-
-De acuerdo…-
Y sin más, Ryosuke dio media vuelta y salió del salón, últimamente a Daiki no le agradaba mucho estar con Ryosuke, desde que este tenía nuevos amigos se sentía ligeramente excluido, así que prefería quedarse solo la mayor parte del tiempo.

Minutos después, decidió salir del salón, tal vez dar una vuelta por la escuela le ayudaría a distraerse y a olvidarse de que moría de sueño. Mientras caminaba, no dejaba de pensar en aquella melodía, y es que unos cuantos días atrás, había tenido que tomar un atajo obligatorio, puesto que unos tipos molestos lo estaban siguiendo, y sin pensar se metió en una calle diferente solo para perderlos, al caminar por aquella calle, se dio cuenta de que se había metido en una de las zonas mas o menos lujosa, muy rara vez se metía en esa calle, no tenía mucho que hacer por ahí, no conocía a nadie y ver tanto lujo a veces lo abrumaba. Pero no tenía alternativa, era eso o volver al camino en donde aquellos sujetos seguro lo estaban esperando, ni siquiera los conocía, pero de que les daba por agarrar a alguien para molestar no lo soltaban hasta cansarse, y al parecer Daiki era su elección de esta semana.
Así que sin más remedio, caminó a través de aquella calle, observando las casas, no se veía a nadie afuera, solo algunos autos lujosos, estaba comenzando a hartarse hasta que una hermosa melodía llamó su atención, resonaba por toda la calle, era la melodía proveniente de un piano, hermosa, suave, pero con un sentimiento que no alcanzaba a describir, entre melancolía y soledad, pero sin dejar de cautivarlo, deseaba saber de donde provenía aquel sonido, así que comenzó a caminar lentamente en dirección a donde el pensaba, provenía aquella melodía. Unos cuantos pasos más adelante y ahí estaba, frente a una casa que lucia igual de lujosa que el resto, grande, como de unos tres pisos, con fachada sencilla pero sin dejar de ser elegante, con la puerta color negro, enormes ventanas con cortinas color crema, la casa de un color gris, cualquiera hubiese pensado que eran colores lúgubres, pero no lo eran, ya que le daban el toque de elegancia exactos, pero la casa era lo que menos le importaba a Daiki en esos momentos, lo único que deseaba saber era quien era la persona que podía crear un sonido tan bello. Sin darse cuenta, se quedó recargado en la pared, junto a la ventana, para así poder escuchar mejor aquel sonido tan agradable. En cuanto termino, Daiki escuchó unos pasos, al parecer alguien se acercaba y el estaba muy sospechosamente fuera de aquella casa, así que para evitarse cualquier tipo de problema, decidió que era hora de marcharse, pero sabía que volvería, estaba hipnotizado por aquel bello sonido, aquella melodía que tenía un poco de soledad y melancolía. Así, los días pasaron y Daiki siempre llegaba puntual, puesto que al parecer esa persona tenía un horario fijo y solo tocaba exactamente a las cuatro con diez minutos de la tarde, nunca se retrasaba ni adelantaba, siempre era igual.

Al ir caminando por uno de los pasillos de la escuela, sin darse cuenta, Daiki chocó con alguien, provocando que solo fuese el quien cayera al suelo.
-Lo siento, ¿Estas bien?-
Escuchó Daiki, torpemente se puso de pie, ignorando por completo la mano de la persona que se ofrecía a ayudarle.
-Estoy bien, gracias-
Dijo un poco molesto mientras sacudía su pantalón, después alzo la mirada y se encontró frente a un chico más alto que el, aquel chico le sonreía amablemente.
-Debes de tener más cuidado-
Le dijo a Daiki, y sin más, le alborotó los cabellos y continuo con su camino, en cambio, un poco molesto Daiki no pudo evitar el comentar en voz baja.
-El que debe de tener más cuidado eres tú-
Y completamente seguro de que no había sido escuchado, se dispuso a continuar caminando, pero entonces escuchó de nuevo la voz de aquel chico.
-Te recuerdo que el que caminaba distraído eras tu y no yo, por eso eres tu quien debe de caminar con más cuidado-
Sorprendido, Daiki se giró para ver al chico, el cual seguía caminando, dándole la espalda, entonces no pudo evitar el sentirse completamente avergonzado y tonto, y estaba a punto de volver a su camino, cuando escuchó otra voz.
-Inoo-chan! Al fin te encuentro, te estaba buscando-
Lo más discreto que pudo, Daiki se giró solo para ver que se referían al chico de hace un momento, esta vez acompañado de otro chico casi igual de alto que el.
-¿Qué ocurre?-
-En cuanto me entere que venias a esta escuela no pude creerlo, así que te he buscado para comprobarlo y ahora te tengo aquí, y yo-
-Tranquilo Yuto, una palabra a la vez, te invito a almorzar y podrás decirme todo lo que quieras-
-De acuerdo-
Asintió el chico, ambos estaban a punto de irse, pero Inoo sintió la curiosa mirada de Daiki.
-¿Tú también vienes?-
Al ser torpemente descubierto, Daiki se giró rápidamente y se fue casi corriendo del lugar.
-¿Qué pasa Inoo-chan? ¿Lo conoces?-
-Un poco, pero mejor luego te cuento-
Y con una sonrisa dibujada en los labios, Inoo se dio media vuelta y comenzó a caminar, detrás de el iba Yuto quien no dejaba de decirle lo feliz que estaba de que ahora estaban en la misma escuela.

Después de haber corrido como un tonto avergonzado por casi toda la escuela, al fin se detuvo cerca de los jardines, y sin más que hacer y completamente agotado, se dejo caer en el suave pasto, con la mirada fija en el despejado cielo de aquella mañana.
-¿Pero que demonios me pasa? ¿Por qué tuve que salir corriendo?-
Se dijo en voz baja mientras cubría sus ojos con su brazo, poco a poco comenzó a quedarse dormido, era extraño, los últimos días por más que dormía no lograba quedar satisfecho, siempre andaba con mucho sueño y cansancio, no encontraba una explicación lógica para esto así que solo se limitaba a dormir en cuanto tenía oportunidad, estaba a escasos pasos de caer en un profundo sueño cuando algo lo despertó, lograba escuchar no muy lejos el sonido del piano, al principio pensó que tal vez podría ser todo producto de su imaginación, así que pensó en no darle demasiada importancia, pero aquella melodía no dejaba de sonar cada vez más real, hasta que de repente, Daiki la reconoció, era aquella melodía que escuchaba a diario en aquella calle elegante, no cabía duda, aquella soledad y melancolía que tanto lo hipnotizaban eran inconfundibles, era la melodía que tanto amaba escuchar, y ahora alguien la estaba tocando muy cerca de el, de seguro era algún alumno o alumna, tenía que averiguarlo, se moría por conocer a esa persona, así que sin más, se puso de pie de un solo salto.
Corrió lo más rápido que sus piernas se lo permitían, haciendo a un lado a toda le gente que estorbaba, ganándose unos cuantos reclamos, a los cuales no les dio importancia, sabia que el único piano que había en la escuela estaba en el segundo piso, en el salón de música.
Mientras corría, una emoción extraña le recorría todo el cuerpo, estaba cada vez más cerca de conocer a esa persona, no le importaba nada más, así, continuo corriendo, en cuanto llegó al segundo piso aquella melodía dejó de escucharse, pero estaba convencido de que llegaría a tiempo, así que incremento la velocidad.
Al fin llego al salón de música, pero ya no se escuchaba nada, no le dio mucha importancia y abrió la puerta de golpe, estaba agitado y sudaba un poco, al parecer no había corrido lo suficientemente rápido, el salón estaba vacio, completamente vacio, nadie se encontraba ahí, decepcionado entró al salón, cerrando la puerta tras de si, caminó lentamente y se acerco al enorme piano color negro, se acerco al banquillo y lo toco delicadamente, estaba tibio, sin duda alguna alguien había estado ahí sentado tocando el piano, al menos estaba seguro de ello, aunque le hubiese gustado más ver a esa persona. De pronto comenzó a sentirse sumamente cansado, todo el cuerpo le pesaba demasiado, después de todo había utilizado su poca energía en correr con todas sus fuerzas, así que sin mucho que hacer, retrocedió unos cuantos pasos hasta que no pudo avanzar más puesto que topo con la pared, se recargo en ella y lentamente se deslizó hasta quedar sentado en el suelo, entonces, nuevamente, comenzó a quedarse dormido, solo, en aquel salón de música, en donde había estado aquella persona que tanto anhelaba conocer.

Las horas pasaron, de pronto Daiki escucho muchas voces, lentamente abrió los ojos, aún estaba en el salón de música, completamente solo, pero al parecer las clases ya habían concluido, intentó despertar por completo, sacó su teléfono móvil del bolsillo del pantalón y miró la hora, exactamente acababan de finalizar las clases, esta era la primera vez que se quedaba tan profundamente dormido y no entraba a las ultimas clases, bueno, sabía que podía decirle a Ryosuke que le prestara los apuntes, así que sin más que hacer, se puso de pie lentamente, se estiró un poco y salió del salón de música, después caminó hacia el salón de clase.
Al llegar ya no había nadie, ni siquiera Ryosuke estaba ahí para esperarlo, hecho el cual no le sorprendió, después de todo el chico debía tener cosas más importantes que hacer, así que sin más tomó sus cosas y se marcho del salón, miró su reloj, si se daba prisa llegaría a tiempo para escuchar aquella melodía en la calle de siempre, así que llenándose repentinamente de energía caminó más de prisa, estaba a punto de salir cuando alguien lo llamó.
-¡Dai-chan!-
Le hubiese querido no hacer caso y seguir con su camino, pero esa voz era de Ryosuke y no pudo ignorarlo, así que sin más se detuvo y se giró para verlo. El chico se aproximaba a el con su uniforme del equipo de futbol.
-Dai-chan ¿En dónde estuviste todo este rato? Quise esperarte pero tengo practica con el equipo y tuve que venir, ¿Ocurrió algo?-
Daiki pudo percibir la preocupación de su amigo, así que le respondió de la forma más tranquila.
-No te preocupes, solo me quede dormido, eso es todo-
-¿Dormido? ¿En dónde?-
La cara de asombro de Ryosuke le causo un poco de gracia a Daiki.
-Ehm… en el salón de música-
-Escucha Dai-chan, ¿No crees que esto ya es demasiado?-
Daiki miró un poco confuso a Ryosuke, entonces, de repente, recordó que tenía prisa.
-Lo siento Yama-chan, me encantaría seguir esta conversación pero tengo algo importante que hacer, nos veremos mañana-
Y sin más, Daiki se dio media vuelta y salió corriendo, solo tenía diez minutos para llegar a la hora en la que aquel espectáculo musical daba inicio.

Tras haber corrido nuevamente con todas sus fuerzas, llego a tiempo, eran exactamente las cuatro con diez minutos, observó fijamente aquella casa, se recargo en la pared de siempre y segundos después comenzó a escuchar aquella melodía.
No cabía duda de que la había escuchado esa mañana en la escuela, lo que quería decir que, quien estaba tocando ahora iba en la misma escuela que el, esto emocionó un poco a Daiki, ahora estaba dispuesto a averiguar quien era esa persona, al menos sabía en donde podría buscarla mejor, puesto que era demasiado tímido como para tocar en aquella casa y preguntar.
Los minutos transcurrieron y como siempre, la rutina musical termino, era algo tan agradable y relajante, que sin más que hacer, miró por ultima vez aquella casa, y antes de irse pudo alcanzar a ver que alguien estaba observándolo desde la ventana, no pudo distinguir si era un hombre o una mujer, pero de inmediato se sintió avergonzado y se fue a toda prisa de ahí.
“-Había alguien… y me vio…-“
Pensaba Daiki mientras miraba por la ventana del autobús, estaba de cierta forma contento, ahora esa persona sabía que Daiki estaba ahí escuchando su música, ahora solo esperaba que lo reconociera en la escuela y tal vez le hablara.

Después de haber tocado el piano como siempre lo hacia, se puso de pie, estaba seguro de que aquel chico estaba escuchando de nuevo, siempre estaba ahí, y de cierta forma le agradaba, verlo irse con aquella hermosa sonrisa dibujada en el rostro era algo sumamente agradable a su vista, hacia que el corazón se le acelerase y sintiera ganas de salir tras el para agradecerle por ser un fiel seguidor de su música, pero nunca tenia el valor suficiente para hacerlo y solo se limitaba a observarlo desde la ventana.
De pronto, esa tarde, mientras lo observaba, aquel chico lo miro, con aquella mirada curiosa, y al chocar con su mirada pudo observar como aquel chico se ruborizaba ligeramente y se marchaba.
“-¿Me habrá visto? ¿Podrá al fin reconocerme?-“
Pensó aquel joven mientras observaba al chico marcharse, de pronto una voz lo hizo salir de aquellos pensamientos.
-Kei, ¿Terminaste?-
Se giró solo para encontrarse con el rostro serio de su padre.
-Así es, ahora me retiro-
-Espera un segundo, quiero hablar contigo-
Kei miro sorprendido a su padre, era muy rara la ocasión que este pedía hablar con el, debía de tratarse de algo importante.
-¿Qué ocurre padre?-
El señor se acerco y tomo asiento en el pequeño sillón que se encontraba frente al piano.
-Tu madre esta preocupada por ti, dice que has decidido cambiarte de escuela, que has dejado la escuela privada para irte a una pública, yo te pregunto ¿Por qué lo has hecho?-
De pronto, una sonrisa se dibujo en el rostro de Kei.
-Por que hay algo importante que debo hacer ahí-
Su padre dejo salir un suspiro de resignación.
-Sabes que a la escuela que asistas por mi esta bien, mientras no descuides las lecciones con el piano lo demás no me interesa, recuerda que dentro de poco tendrás un recital muy importante-
-Lo se padre-
Respondió Kei volviendo a su expresión de seriedad.
-¿Puedo saber que es lo que buscas en ese lugar?-
Y de nuevo Kei sonrió.
-Como dije, algo importante, se que hay algo muy importante en esa escuela y quiero encontrarlo-
El padre de Kei sonrió, estaba resignado a no preguntar más.
-De acuerdo, solo no preocupes a tu madre-
-Si padre-
Respondió Kei, después observo como su padre se marchaba de la habitación a paso lento. De nuevo Kei regreso a la ventana, ya no podía ver a aquel chico, pero ahora que estaban en la misma escuela haría lo posible por hacer contacto con el nuevamente.
No dejaba de dudar en su precipitada decisión, el haberse cambiado de escuela solo para encontrar a aquel chico no dejaba de ser una idea bastante loca, pero no le preocupaba, estaba realmente interesado en aquel chico, y se llevó una tremenda sorpresa al haber chocado con el esa mañana, estuvo a punto de decirle que era el quien tocaba el piano, pero no había podido, después de un rato, aprovechando el descanso, entro al salón de música y comenzó a tocar, con la esperanza de que este lo escuchase y lo descubriera, pero eso no paso, sin embargo esto apenas era el comienzo y estaba dispuesto a ser descubierto.

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