viernes, 14 de mayo de 2010

Mi melodía eres tú [Cap. 3]

Capitulo 3

El resto del día transcurrió sin mayor contratiempo, sus clases pasaron de forma normal, aunque no podía sacarse algo de la cabeza.
-”Acaso… ¿Tanto lo lastime que tuvieron que venir por el? ¿Y que hace alguien como el en esa escuela tan común y corriente?”-
Estas preguntas no dejaba de pasar por su mente, y antes de que las clases terminaran, tenía una clase libre, así que decidió probar suerte, tal vez si pasaba por el salón de música podría encontrarse con la persona que tanto buscaba.
Mientras más se acercaba, su corazón latía con más fuerza, pero el no escuchar ningún sonido lo preocupaba un poco, sin embargo decidió no perder la esperanza. Al llegar al salón abrió la puerta, pero no había nadie, absolutamente nadie, solo en enorme piano y las sillitas para los alumnos, esto era deprimente, ¿Por qué no era sencillo encontrar a esa persona? ¿Acaso se negaba a encontrarse con el?
Un poco desanimado se acercó lentamente al piano y se sentó en el banquillo, levantó la tapa y tocó suavemente una de las teclas, aquel sonido resonó por toda la habitación.
Disfrutó tanto de aquel sonido, que volvió a hacerlo, esta vez con una tecla diferente, al mismo tiempo que cerraba los ojos, se sentía tan bien, aquel sonido le recordaba tanto la felicidad y tranquilidad que le daba escuchar la melodía de esa persona.
Todo hubiese seguido igual de no ser por que alguien abrió de golpe la puerta, Daiki abrió los ojos y ahí estaba el chico que acompañaba a Inoo.
-Ah… perdón… creí que eras otra persona-
Se disculpó Yuto.
-¿Otra persona?-
Preguntó Daiki muy interesado en saber si acaso ese chico llamado Yuto sabía o conocía a la persona que el buscaba.
-No, no es nada, perdón por molestar-
Y sin decir nada más el chico salió, dejando solo a Daiki con esa pequeña duda, se hubiese animado a seguirlo de no ser por que su siguiente clase comenzaría pronto y debía marcharse.

Al salir de la escuela, tomó como de costumbre el mismo camino, pero extrañamente sentía que alguien lo seguía, así que lo más discreto que pudo se giró para ver si en verdad alguien lo estaba siguiendo, y de verdad se llevó una gran sorpresa, Yuto caminaba tranquilamente detrás de el, pensó que tal vez era simple casualidad, pero pasaba más el tiempo y Yuto seguía detrás de el, esto comenzaba a desesperarlo y en cuanto pudo giró en una esquina solo para perder a Yuto un poco, se refugió detrás de una pared y observó como el chico continuaba con su camino con la misma tranquilidad.
-”Así que después de todo era solo una coincidencia”-
Pensó Daiki mientras volvía a emprender su camino, pero curiosamente ahora parecía que era él quién seguía a Yuto, eso si que era todo un lío. Decidió no darle mucha importancia, tal vez en algún lugar Yuto cambiaría de rumbo y Daiki podría continuar tranquilamente con su camino. Pero de pronto comenzó a preocuparse un poco más al notar que estaban cada vez más cerca, y para terminar, su sorpresa aumentó cuando Yuto se detuvo justo frente a aquella casa.
-”¿Pero que rayos? No puede ser…”-
Así, con toda aquella impresión, decidió esconderse un poco para no ser visto, detrás de un auto, desde ahí pudo observar como Yuto tocaba el timbre y segundos después salía un señor ya de edad avanzada, al parecer se alegraba de ver a Yuto y con muy buena cara lo dejó pasar.
-”Entonces… él si conoce a esa persona… ¿Pero”-
Una idea loca atravesó su cabeza en ese momento.
-”Acaso esa persona es… no, definitivamente no puede ser”-
Un poco confundido salió de su escondite y se acercó a la casa, la observó fijamente, de inmediato su mirada se quedó clavada en aquella ventana, miró su reloj, ya era hora de que aquella persona comenzara a tocar el piano, espero y espero, los minutos pasaron, pronto media hora ya había transcurrido.
-”¿Acaso hoy no va a tocar? ¿Y si”-
Pensaba de nuevo, pero negándose a aquello sacudió con fuerza la cabeza y miró de nuevo fijamente a aquella ventana, después de otro rato más decidió marcharse.

-¿Ya se fue?-
Preguntó Kei desde su cama, Yuto se alejó de la ventana y le respondió.
-Si, ya se fue, ¿Por qué te emocionaste tanto cuando te dije que me estaba siguiendo?-
-Tal vez no te estaba siguiendo, ese es su camino de todos los días-
Afirmo Kei muy tranquilo, Yuto lo miró confundido.
-¿Cómo lo sabes?-
-Bueno, desde hace tiempo, que será… un par de semanas tal vez, el siempre viene a escucharme tocar el piano, lo descubrí un día y… bueno, esto es vergonzoso ¿sabes?-
Yuto lo miró un poco confundido.
-¿Qué? ¿Qué es vergonzoso?-
-Bueno, es que el verlo ahí de pie recargado en la pared, disfrutando mi música, con esa sonrisa tan tranquila, hace que me sienta extraño… diferente, y entonces comienzo a desear estar a su lado, darle las gracias por escucharme y abrazarlo-
-Oh…-
Expresó Yuto con una expresión pensativa ante la ilusión en el rostro de Kei, entonces le dijo.
-Eso quiere decir que ¿Te gusta?-
-Por eso te digo que esto es vergonzoso, pero sí, me gusta-
-Valla, entonces por eso te transferiste a mi escuela, ya comenzaba a dudar que te hubieses cambiado por simple capricho-
Le dijo Yuto con una sonrisa.
-¿Me descubriste?-
Preguntó Kei con una sonrisa traviesa, Yuto solo se limitó a sonreír y a darle una palmadita en el brazo.
-Bien, entonces ¿Por qué no le dices qué eres tú y terminas pronto con todo esto?-
-No quiero hacerlo, no ahora, no lo se… quiero que el me encuentre, por eso la otra vez entré al salón de música solo con la esperanza de que el escuchara y me encontrara, pero no resulto, y hoy el salón estaba ocupado, y cuando subía de nuevo para intentar sacar a esa gente me lo encontré y bueno, el resto ya lo sabes-
Después Kei dejó salir un suspiro.
-¿No crees que estas complicando demasiado las cosas? Aunque ahora que me ha visto entrar a tu casa es seguro que sospeche que eres tu la persona que busca-
-Es probable, pero ¿Acaso eso no hace las cosas más interesantes aún? Si eso sospecha no creo que tenga el valor de preguntare, por lo que no me preocupo-
Dijo Kei en tono muy seguro mientras se cruzaba de brazos.
-¿Y si sí lo hace qué harás?-
Preguntó Yuto curioso.
-Bueno, si lo hace puede que no responda claramente a su pregunta, ya veré como me escapo, tu de eso no tienes de que preocuparte-
-Entonces confío en que lograras lo que te propones, aunque me lo hubieras dicho antes, hoy por poco arruino tus planes-
Confesó Yuto un poco atemorizado.
-¿A si?-
-Hoy te fue a buscar al salón de música al parecer, solo lo encontré sentado en el banquillo, yo entre por que escuché el sonido del piano y pensé que a lo mejor no te habías ido a casa, pero al verlo a él me decepcioné y salí, aunque el me preguntó su yo buscaba a alguien-
-¿Y que le respondiste?-
-Le dije que no era nada importante y me fui-
Kei pareció aliviarse y se relajó un poco.
-Lo importante es que no dijiste que me buscabas a mi-
-Por eso te digo que debiste habérmelo dicho antes-
Reclamó Yuto.
-Lo siento, bueno, ahora ya lo sabes y espero contar con tu ayuda-
-¿Mi ayuda?-
Preguntó Yuto confundido.
-¿En que podría ayudarte yo?-
-Bueno, no se me ocurre nada, pero si acaso el te pregunta el por qué viniste a mi casa puedes decir que me conoces, pero no digas mi nombre, ya sabes, hacerte el desentendido-
-Pero sabes que eso no se me da muy bien…-
Kei suspiró, era cierto, Yuto era demasiado sincero.
-Pues entonces simplemente no le conteste y huye-
Yuto puso cara de aflicción y después suspiró.
-De acuerdo, lo voy a intentar-
-Sé que lo harás bien-
Y así ambos se sonrieron, aunque la risa de Kei era más traviesa y la de Yuto un poco nerviosa, después de todo no estaba muy seguro de poder cumplir con su misión, sin embargo estaba dispuesto a dar lo mejor.

Esa noche Daiki no pudo dormir en lo absoluto, no dejaba de dar vueltas por toda la cama, la idea de que esa persona pudiera ser Kei lo inquietaba, sin embargo había cosas que podrían encajar.
-”En primer lugar es nuevo, justo cuando el llega escuchó la melodía en la escuela, conoce a ese chico llamado Yuto, al parecer es un niño rico… ¿Pero… y si no es él? Tal vez deba preguntárselo, también ese chico Yuto podría ser de ayuda“-
Pensó, pero aún así el sueño no llegaba a el, estaba nervioso, inquieto, preocupado y ansioso por saber.
Así, la mañana llego al fin, y Daiki apenas había conseguido dormir un par de horas, al mirarse en el espejo notó de inmediato unas ojeras enormes debajo de sus ojos, y con todo el cansancio del mundo logró alistarse para ir a la escuela. De nuevo llegaba temprano, esta vez más temprano, pudo notarlo al escuchar los gritos del equipo de futbol, aún seguían practicando, eso significaba que tenía tiempo libre. Entonces, sin mucho que hacer, entró al salón de clases y dejo sus cosas, no tenía muchos ánimos de quedarse ahí, así que salió. Comenzó a caminar por los pasillos de la escuela, con la mirada perdida, de pronto, cuando menos se dio cuenta, estaba justo frente al salón de música.
De pronto los nervios lo invadieron y los pensamientos de toda la noche volvieron a su mente. Esto realmente comenzaba a inquietarlo demasiado, pero, ¿Por qué darle tanta importancia a alguien a quien no conocía? La respuesta la encontró en segundos, era realmente algo sencillo, deseaba conocer a la persona capaz de tocar algo tan bello y saber la causa de su soledad, por que aquella melodía no transmitía otra cosa más que eso, una soledad acompañada con una pizca de melancolía que sin embargo, tranquilizaban a su corazón y lo relajaban. Así pues, sintiéndose un poco mejor, abrió la puerta, pero de nuevo no había nadie, era lógico, casi no había nadie en la escuela así que era de esperarse que esa persona no hubiese llegado aún. Y al igual que lo había hecho la tarde anterior tomo asiento en el banquillo, pero esta vez solo hizo eso, solo se limitó a rozar con sus dedos la tapa, después escuchó como la puerta se abría, pero no quiso prestar mucha atención, de seguro podía ser cualquier persona menos la que el esperaba ver.
-¿Qué haces aquí tan temprano, Daiki?-
Esa voz, la conocía, por alguna razón no podía olvidarla, así que levantó la mirada y giró la cabeza hacia la puerta, encontrándose con Kei recargado en ella.
-¿Así te llamas cierto?-
Daiki lo miraba sorprendido.
-¿Qué haces aquí?-
-Te vi entrar y me entró curiosidad, eso es todo-
Respondió Kei muy tranquilo mientras Daiki lo miraba no muy convencido de esa respuesta. Sin embargo no dijo nada, así que se puso de pie y camino hacia la puerta, en automático Kei se hizo a un lado, y antes de que Daiki saliese del salón le dijo.
-Me alegra ver que te encuentras mejor-
-Todo es gracias a ti, eres bueno curando lesiones musculares-
Esto provocó que Daiki dejará salir una sonrisa tierna, provocando en Kei unas ganas enormes por abrazarlo, sin embargo se contuvo.
-¿Acaso tu… tocas el piano?-
Preguntó Daiki en voz baja, sin embargo hablo tan bajito que Kei no logró escucharlo.
-¿Qué dices?-
Preguntó.
-Nada, adiós-
Y sin más Daiki salió del salón dejando a Kei ahí solo, de pronto, en el camino, no muy lejos del salón de música se topo con Yuto, con el cual solo cruzo miradas, tenía ganas de preguntarle sobre el por qué había entrado a aquella casa y si conocía a la persona que tocaba el piano, pero le pareció algo tonto y mejor continuo con su camino.
Pero entonces, algo sorprendente ocurrió, justo cuando Daiki daba vuelta en el pasillo para llegar a las escaleras escuchó algo, ahí estaba, esa melodía sonando desde el salón de música, no podía creerlo, ¿Acaso sus sospechas eran ciertas?
Deseaba correr, ir a ese salón y averiguarlo con sus propios ojos, pero no podía moverse, las piernas no le respondían, de pronto, comenzó a sentir el cuerpo demasiado pesado, su vista comenzó a nublarse y después todo se volvió obscuro.

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