Capitulo 2
Pianista
Justo a las siete de la mañana tocaron a su puerta con demasiada
insistencia. Intentó ignorar aquello pero fue imposible, así que con pereza y
aún con los ojos cerrados salió de la cama, atravesó el departamento y llegó a
la puerta, la cual abrió sin fijarse de quien podía tratarse.
-Inoo-san, ¿Por qué no está listo? Debemos partir ya-
Abrió bien los ojos y reconoció a su manager.
-Ah… ¿Para qué?-
-Hoy tiene el concierto con la orquesta de Osaka, no puedo creer que lo
haya olvidado-
La voz de aquel hombre sonaba desesperada.
-Si, ya me acordé, iré a cambiarme-
Sus ojos estaban hinchados, se preocupó al verse en el espejo, no podía
salir así. Suspiro, lavó su rostro y dientes, eligió cuidadosamente su ropa y
tomó sus gafas obscuras.
-Ya preparé sus cosas-
Le dijo el manager mientras sostenía una pequeña maleta.
-De acuerdo, vámonos-
Su voz sonaba cansada, era de esperarse, solo había dormido tres horas, y
las consecuencias de haber dejado salir aquellas lágrimas se reflejaba en sus
hinchados ojos.
Poco después ya se encontraba en el avión que lo llevaría directo a Osaka.
Aprovechó el viaje para dormir un poco. Al llegar, una camioneta lo esperaba,
la cual lo llevó al hotel donde se hospedaría dos noches.
-El ensayo será a partir de las tres de la tarde hasta las diez de la
noche-
Le indicó su manager-
-De acuerdo, eso quiere decir que tengo tiempo libre-
-Si quiere salir a recorrer los alrededores no hay ningún problema-
Inoo suspiró y dijo.
-Dormiré un poco, quiero ir a mi habitación-
Dicho esto, miró el hotel y antes de entrar, una vez más pudo ver un auto
negro estacionado frente a éste.
-No puede ser-
Se dijo en voz baja mientras los observaba. Sabía que era inútil hacer
algo, así que solo se giró y entró al hotel.
Cuando llegó a su habitación lo primero que hizo fue tumbarse sobre la
cama, hundió su rostro en la almohada y cerró los ojos. No pasaron ni cinco
minutos cuando su teléfono comenzó a sonar.
-¿Si?-
Respondió de inmediato, pensando que podría ser algo importante, sin
embargo, al escuchar aquella voz no pudo evitar el sonreír.
-¿En donde estás? ¿Por qué no me abres?-
-Chinen, no estoy en casa-
-¿En dónde estás?-
-Tengo una presentación con la orquesta de Osaka así que tuve que viajar
hasta aquí-
-¿Qué? ¡No sabía nada de eso!-
Reclamó el menor con un grito.
-Lo siento, olvidé comentarte-
-¿Cuándo es el concierto?-
-El domingo-
-Perfecto, ese día Yama-chan estará libre, sin duda iremos a verte-
Inoo sonrió.
-No tienes que venir, es solo un concierto-
-Jamás me pierdo tus conciertos, estaré ahí, dime en que hotel te
encuentras-
Inoo comenzó a dictarle la dirección a Chinen, al igual que del lugar en
donde sería el concierto y el horario.
-Ahí estaremos-
-Gracias-
La llamada terminó, volvió a recostarse sobre la cama y poco a poco cerró
los ojos, esto solo dio pie a que los recuerdos reprimidos regresaran poco a
poco, a pesar de ser dolorosos, los disfrutaba de alguna manera.
---
-Su profesor de Inglés ha llegado, Yuto-sama-
Odiaba ese honorifico, en verdad le causaba nauseas, fue inevitable mirar a
Keito con desprecio.
-Ya voy-
Se puso de pie y dejó el periódico sobre la pequeña mesa de aquel jardín.
Entró a la casa y se dirigió a la biblioteca, antes de entrar miró hacia atrás
y ahí estaba Keito, siguiéndolo.
-No es necesario que entres-
-Debo hacerlo, es mi deber estar con usted a cada minuto-
Yuto suspiró con fastidio, no le agradaba en lo absoluto la idea de tener a
Keito siguiéndolo a todas partes, detrás de él a todo momento, era demasiado.
¿Por qué?
La clase terminó y Yuto estaba cansado, demasiado. Era extraño, tal vez la
presencia de Keito lo cansaba de más, así que se levantó y se dirigió a la
puerta.
-Yuto-sama, aún le faltan dos clases-
-Quiero ir a mi habitación, me siento mal-
Dijo Yuto mientras miraba a Keito.
-¿Necesita que llame al medico?-
-No, solo quiero descansar, me duele la cabeza-
Keito miró a Yuto, estaba preocupado, así que lo siguió.
-Quiero estar solo, puedo llegar a mi habitación por mi cuenta-
Tras aquella orden, Keito no hizo más que dejarlo, lo miró subir las
escaleras. Después de haberles indicado a los profesores que Yuto no tomaría
sus clases, se fue al jardín.
Yuto entró en su habitación, cerró la puerta y al estar frente a la cama
simplemente se dejó caer. Se sentía tan pesado y a la vez tan vacío. No lograba
comprender absolutamente nada. Aquel señor era todo un misterio, si no era su
padre ¿Entonces quien era?
Trato de pensar que habría allá afuera, sobrepasando aquel inmenso terreno.
¿Qué clase de mundo giraba más allá? Quería saberlo, necesitaba saberlo. De
pronto, como un relámpago que surca el cielo en plena tormenta, una alocada
idea apareció en su mente.
-Tengo que lograr salir, aunque sea por un instante-
Ese sentimiento lleno de curiosidad incrementaba a cada segundo. Pero era
algo que no podría hacer solo, iba a necesitar apoyo, un cómplice, alguien que
guardara su secreto sin importar nada, sin temerle a nadie. Pero, ¿Quién?
Justo en ese momento alguien tocó a la puerta, y sin esperar respuesta
entró.
-¿Necesita algo, Yuto-sama?-
Claro, ahí estaba la respuesta. Lentamente se reincorporó y se levantó de
la cama.
-Si, llegas en un buen momento, acércate y cierra bien la puerta-
Keito no entendió muy bien las intensiones de su joven amo, pero sin más
remedio, obedeció.
-¿En que puedo servirle?-
Preguntó con la mirada baja mientras mantenía su porte firme y elegante.
-Antes de empezar con los detalles, necesito que me jures que no dirás
nada, a nadie. Eso incluye al señor Kentaro. Seguramente le pasas un informe
detallado de cada una de mis actividades ¿Cierto?-
Keito guardó silencio, pero su mirada lo relató.
-Debes jurar que este será un secreto entre tu y yo, no suelo pedir ayuda
pero no puedo hacerlo solo. En cambio yo prometo dejar que me sigas a todas
partes y hacer todo lo que esté en esa agenda tuya me guste o no-
Keito parpadeó conmocionado.
-Es muy observador amo-
-Como sea, ¿Puedo contar con tu palabra?-
Keito dudó, no estaba seguro de que debía hacer, pero la mirada insistente
de Yuto, tan seguro y firme lo dejó sin alternativa.
-Le doy mi palabra-
-Quiero que lo jures, por tu vida-
Keito tragó saliva, era más complicado de lo que imaginaba.
-Juro por mi vida que guardaré su secreto y lo ayudaré-
Yuto se acercó a él mientras esbozaba una sonrisa triunfal, lo rodeó y
analizó.
-Voy a confiar en ti Okamoto, mi vida depende de esto-
-¿A qué se refiere?-
-Tú sabrás bien mi situación, soy una mente vacía, no tengo recuerdos más
allá de estar aquí durante tres años, mi vida se reduce solo a eso, tres años
de encierro y manipulación, no puedo leer el periódico completo ni ver la
televisión, solo puedo escuchar cierto tipo de música y comer ciertas cosas.
Desconozco cual es mi comida favorita y mis pasatiempos, soy un completo
desconocido para mi mismo, ¿Patético no te parece?-
Keito no respondió.
-Es probable que tu sepas algo…-
-Amo-
Lo interrumpió abruptamente.
-Yo no sé absolutamente nada de usted salvo mis obligaciones a su servicio,
todos aquí están igual-
Yuto dudó, sin embargo no quería discutir sobre eso.
-Voy a creerte. El punto es que, quiero salir de aquí-
La voz de Yuto resonó en cada rincón de aquella habitación, su mirada firme
decía que no aceptaría un no por respuesta, estaba decidido a realizar su
cometido a toda costa.
-¿Salir? ¿A dónde? ¿Cómo?-
Cuestionó Keito con preocupación, la garganta se le secó de inmediato e
intentaba tragar saliva.
-Bueno, para eso estás tú, tendrás que ayudarme a salir, solo quiero saber
que hay más allá de esto, quiero conocer, ver, escuchar, solo eso. No pido más-
Keito desvió la mirada, sabía bien que eso estaba mal, sin embargo no podía
negarse, lo había jurado.
-Si no me ayudarás al menos no le digas a nadie, puedo arreglármelas solo…-
Dijo Yuto ante el silencio de Keito. Éste lo meditó un poco más, estaba decidido,
se jugaría el pellejo con tal de cumplir su palabra.
-Esta bien amo, le ayudaré-
Yuto sonrió aliviado, era la primera vez que sonreía estando dentro de esa
casa.
-Muchas gracias, Keito-
-Pero… solo será una vez. ¿De acuerdo?-
-Eso no te lo puedo asegurar, pero descuida, prometo no ser imprudente. Ve
a averiguar como podrás sacarme de aquí, mientras yo iré a cabalgar un poco,
también necesito pensar-
Keito se reverenció y salió de la habitación. Su mente era un caos. ¿Cómo
iba a ayudarle? ¿Qué podía hacer?
Yuto se cambió de ropa, se puso unos botines de piel y salió rumbo a los
establos, cabalgar siempre lo relajaba, aún dentro de aquella prisión.
---
Después de una larga y merecida siesta, se dirigió al lugar de ensayos, se
presentó ante el director de la orquesta y sus participantes.
-Muchas gracias por estar aquí, Inoo-san-
-Es un placer-
Respondió Inoo mientras respondía a la reverencia iniciada por el director,
este dio la orden y el ensayo dio inicio. La participación de Inoo sería en un
par de solos, solo eso, sin embargo eras las dos piezas más importantes del
concierto.
Antes de que llegara la hora de su aparición, tomó asiento y observó desde
el inicio, esperando la señal para subir al escenario.
Intentaba despejar su mente, pero resultaba complicado, sus sueños no eran
agradables desde hace mucho tiempo, pesadillas, sueños confusos, inquietantes y
dolorosos, sentía que le habían arrancado una parte importante de su
existencia, sin embargo no podía probarlo ante nadie, así que solo se resignaba
a pensar que aquello estaba perdido, extraviado, desaparecido… muerto.
Si, había muerto, la razón de sus sonrisas, de sus sueños e ilusiones,
aquella persona por la cual había estado dispuesto a darlo todo, hasta la vida
misma, había desaparecido y muerto, no había quedado ni rastro de su
existencia, absolutamente nada, más que el recuerdo en su cabeza y en su
corazón.
Cerró los ojos un instante, las notas de los violines lo envolvió en una
nostalgia que creía olvidada. La muerte no era solo el final para una persona,
también cambiaba por completo la vida de quienes habían conocido a esa persona,
quienes lo habían apreciado y amado. Así es, el había amado a esa persona, con
todo su ser, con todas sus fuerzas, en contra de todo, y sin embargo aquello no
pudo ir en contra del destino, en contra de la vida misma, puesto que esta le
había arrebatado a su ser más amado.
Aún recordaba ese día como si lo viviera una y otra vez, como una película
que no dejas de ver por muy mala y aburrida que fuese, solo que esto no era ni
malo ni aburrido, era doloroso y triste, demasiado.
Abrió los ojos al escuchar la voz del director, era hora de subir al
escenario. Se acercó al piano, cada piano era tan diferente, guardaba una
historia, lo sabía. Colocó sus dedos sobre aquellas frías teclas, miró las
partituras solo un segundo, después miró al director y se dejó llevar, guiado
por aquellas manos que se movían de arriba hacia abajo, en círculos grandes y
pequeños, de un lado hacia otro, como si bailaran.
Solo en momentos así todo se borraba, cuando tocaba podía crear su propio
mundo dentro de aquellas notas, dentro de su mente. Deseaba ser feliz, anhelaba
serlo desde lo más profundo de su alma, sin embargo su felicidad ya había
muerto, pero dentro del mundo que creaba con su propia música todo era
diferente, creaba lo que tanto anhelaba y todo se enlazaba a la perfección con
cada nota, resultando así una melodía perfecta y emotiva. Para cualquier
espectador era imposible no sentirse conmovido por aquella música, siempre el publico
explotaba en llanto y aplausos después de cada función, se decía que era su
don, su magia. Sin embargo el lo llamaba su maldición, solo lograba que la
gente sintiera de forma superficial sus emociones, llorando al terminar y
aplaudiendo eufóricamente, aquello no significaba que lo comprendieran del
todo, tan solo les había gustado la pieza, no podían entender el verdadero
mensaje.
Las horas transcurrieron, con modificaciones, regaños y demás, todo para
los miembros de la orquesta, excepto para él. Cansado y con hambre, Inoo se
despidió de todos, con la promesa de verse al día siguiente para el último
ensayo.
-Inoo-san, tengo algunas sugerencias para usted, los del hotel están
dispuestos a preparar lo que usted desee-
Le indicaba su manager mientras caminaban de regreso al hotel.
-No quiero nada de eso, iré a buscar un lugar tranquilo, sabes bien que
odio los lujos, me provocan dolor de cabeza-
-¡Lo siento! ¡Olvide eso!-
Se disculpó su manager de forma exagerada.
-No importa, solo vuelve al hotel y descansa, me gustaría estar solo-
-Que mal que quieras estar solo, porque no vamos a dejar que cumplas con tu
cometido-
Inoo miró a su derecha y ahí estaba Chinen, con una pequeña maleta en la
mano, junto a el se encontraba otro chico un poco más alto que él, de cabello
castaño y sonriente, su nombre era Yamada Ryosuke.
-Chinen, Yamada… ¿Qué hacen aquí-
-Sé que dijiste que el concierto sería el domingo, pero decidimos llegar
antes-
Explicó Chinen, al parecer Yamada solo se limitaba a sonreír de forma
relajada.
-¿Acaban de llegar?-
-Si, justo íbamos a registrarnos-
-No hace falta, pueden quedarse en mi habitación, es demasiado grande para
mi solo-
Yamada miró a Chinen y este último le sonrió, al parecer se comunicaban con
tan solo una mirada, lo cual era lógico y obvio, eran novios y aquella era la
razón.
-Bueno, no queremos interrumpir cualquier tiempo de concentración que
llegases a necesitar, así que preferimos pedir una habitación para nosotros,
aún así agradecemos tu oferta-
Inoo entendía, así que no dijo más y espero a que ambos terminaran su
registro y llevaran sus maletas a su habitación.
Tras un recorrido no muy largo, los tres llegaron a un pequeño restaurante,
nada lujoso, muy común. Ordenaron por su lado un montón de platillos, al
parecer Inoo no era el único que moría de hambre y se sentía capaz de devorar
lo que fuese, Yamada se sentía de la misma forma, todos excepto Chinen, el
siempre comía poco, decía que debía cuidar su peso dado que ya le habían tomado
las medidas para el vestuario y no quería que, llegado el día de la función,
tener que pasar por la vergüenza de decir que nada le quedaba.
-Exageras, no es posible que subas tanto de peso en una noche, deberías
dejar de preocuparte por esas cosas y comer lo que se te antoje-
Le dijo Yamada mientras se preparaba para empezar a comer un pedazo de
carne bien cocida y jugosa.
-Tu dices eso porque no te importa engordar, aunque eso signifique perder
tu empleo-
Yamada era un modelo, tendía a engordar con facilidad si se descuidaba, por
ello hacía ejercicio todos los días sin falta, salía a correr por las mañanas,
iba al gimnasio, practicaba futbol y por las noches volvía a correr. Los fines
de semana iba a saunas para quemar un poco de grasa extra y después nadaba,
aquello también resultaba muy benéfico.
-Claro que me importa, pero por una vez que coma así no va a pasar nada, a
ti tampoco de hará mal-
Fue entonces que ambos comenzaron una discusión que a fin de cuentas no iba
a llevarlos a ningún lado, y sin embargo Inoo disfrutaba de escucharlos, no
porque le gustara verlos pelear, si no por que eran una pareja tan normal como
cualquier otra, el hecho de que ambos fuesen hombres no significaba nada, se
querían y discutían como cualquier pareja lo haría, al final terminaban la
discusión con una rabieta escandalizada por Chinen, pero estaba seguro de que
al día siguiente estarían completamente normales, siempre era así. Los
envidiaba, el en algún momento tuvo esa felicidad y ahora… había desaparecido.
-¿Seguros de que pueden quedarse aquí hasta el domingo? ¿No tienen ensayos
o trabajo?-
Preguntó Inoo, al parecer la discusión comenzaba a subir de tono y creyó
que era necesario intervenir de forma discreta, simplemente cambiando el tema.
-Yo no tendré ensayos hasta el lunes, por ahora solo arreglan unas cuantas
cosas administrativas como poner a la venta los boletos y todo eso-
-¿Sabes que debes apartar el mío verdad?-
Le preguntó Yamada con una sonrisa.
-Obviamente, aunque siempre te duermes-
Aquello pareció un reproche, pero era tierno de ver algo así.
-¿Y tu Yamada?-
-Bueno, se supone que debería estar relajándome un poco, la próxima semana
viajaré a Londres para un desfile y una sesión especial de la próxima
temporada, también me han pedido grabar unos cuantos comerciales, pero por
ahora estoy bien de tiempo-
-No tenían porque venir con tanta anticipación-
Les dijo Inoo después de escucharlos.
-Claro que teníamos, no creas que solo venimos por ti, nosotros también
queremos unas pequeñas vacaciones-
Explicó Chinen después de sonreír para Yamada.
-De acuerdo, como ustedes digan-
Después de aquello la cena continuo, tocando temas graciosos y amenos, de
alguna forma Inoo agradecía desde el fondo de su corazón que ellos estuviesen
ahí, así no tenía tiempo de pensar ni recordar nada, lo cual era bueno.
---
Al caer la noche Yuto cenaba en silencio, como siempre, toda la servidumbre
estaba alrededor del comedor, casi pegados a la pared, observándolo
discretamente, aquello le quitaba el apetito.
-Creo que con la presencia de Keito me basta, todos pueden retirarse ahora-
Ordenó Yuto, después de tres años ahí aún le costaba dar ordenes, sentía
que hacía el ridículo al hacerlo.
Sin más, sin una sola respuesta, todos comenzaron a retirarse en orden,
hasta que en aquella gran habitación solo quedaban Keito y Yuto.
-¿No le agrada la presencia de la servidumbre, amo?-
Y de nuevo aquella palabra, al escucharla dejó a un lado los cubiertos.
-¿Será mucho pedir que no me llames así?-
Keito parpadeó, parecía confundido.
-Olvídalo, creo que si es mucho pedir, esta bien, solo… ah…-
No encontraba como explicarse, todo en su cabeza era un gran lío, no sabía
como explicarle a Keito que se sentía incómodo, al grado de querer vomitar, con
tan solo escuchar la palabra “amo”.
Desistió de aquel intento, respiró profundo y continuo comiendo, como
siempre, nada extraordinario, por muy lujosa que era aquella comida, no
satisfacía en lo absoluto su gusto, no era suficiente.
-¿Cuál es tu comida favorita?-
Le preguntó a Keito mientras cortaba un poco de su filete de pescado
finamente acompañado de otras cosas que desconocía el nombre.
-¿Mi comida favorita? ¿Por qué lo pregunta?-
-No se, simple curiosidad supongo, igual si no quieres no me respondas, yo
no tengo un platillo preferido, no se que es lo que más me gusta, pero supongo
que eso tu si lo sabías-
-¿Saber que? ¿Cree que yo sé cual es su comida favorita?-
Yuto terminó el último bocado y miró a Keito.
-Sería magnifico si supieras tanto, pero me refiero a que sabes que estoy
tan vacío que ni siquiera sé que comida me gusta-
Keito parpadeó y bajó la mirada.
-No sabía tanto, lo único que se de usted es que… no tiene buena salud
mental-
Para Yuto fue inevitable no soltar una gran y estruendosa carcajada, era la
primera vez que reía tanto, al menos así lo sintió.
-¿Así que todos aquí creen que estoy loco? ¡Por Dios! ¡Eso si que es
gracioso!-
-N-no precisamente loco, si no delicado-
Yuto miró a Keito con seriedad con un toque de tristeza y anhelo.
-¿Sabes? Tal vez no tenga recuerdos, tal vez con trabajos sepa quien soy,
pero de algo, dentro de lo poco que sé, estoy seguro y es que no estoy loco,
solo he perdido mis recuerdos, solo sé que he estado encerrado en esta casa por
tres años, antes de eso no hay nada, mi mente esta en blanco y mi cerebro solo
reacciona a reflejos extraños, por ejemplo, el hecho de que no puedo
desperdiciar la comida, aunque no me guste siento que debo comerlo, lo cual
parece tremendamente absurdo sabiendo que si no me lo como no pasará nada, sin
embargo me siento inquieto de tan solo pensar en que se pueda tirar, y en cuanto
intento recordar algo la cabeza me duele y no hay mas, ¿Sabes lo que me pasó la
última vez que intente recordar alguna cosa, por insignificante que fuese?-
Keito lo miró perplejo, estuvo a punto de decir algo pero Yuto habló.
-Estuve hospitalizado casi una semana-
Keito no supo que decir, le parecía una historia triste y lamentable, pero
sabía que no podía hacer nada, no estaba capacitado para aquello, su trabajo
era simple y sencillo, no había otra orden más que cuidarlo, vigilarlo y
realizar un reporte detallado de cada cosa que hacía, solo eso.
-Pero ahora que te has decidido a ayudarme, tal vez pueda encontrar algunos
recuerdos, no tengo idea de donde comenzar pero estoy seguro de que si salgo de
aquí podré encontrar algo-
-No va a ser fácil salir de aquí, estuve observando a detalle como funciona
la seguridad y hay guardias por todas partes, incluso a los alrededores, todo
esta rodeado y monitoreado-
Yuto respiró profundo, se puso de pie y caminó hacía la ventana más
cercana, mirando a lo lejos.
-Entonces… si no podemos salir por la superficie, tendremos que usar algún
camino del subterráneo-
-¿Pretende cavar un túnel?-
Preguntó Keito completamente alarmado.
-No hay más opción, ¿O sí?-
-Le prometo encontrar otra forma, ¿Podría considerar la idea del túnel como
un plan de emergencia en caso de que no haya otra manera de salir?-
Yuto sonrió, se giró para mirar a Keito y le dijo.
-De acuerdo, tienes doce horas para pensar en algo, si no, comenzarás a
cavar-
Dicho esto, salió del comedor con pasos lentos. Con un solo pensamiento
dando vueltas en su cabeza, lo cual encendía una ligera luz de esperanza.
-Al fin voy a salir de aquí-
Se dijo en voz tan baja mientras sonreía, necesitaba ser cauto y andarse
con cuidado, tenía que salir de ese lugar de cualquier forma, se había
propuesto no descansar hasta lograrlo.
---
El segundo día de ensayos ya había iniciado, al parecer todo iba saliendo
bien, en orden, como siempre. Escuchó atento las modificaciones que hacía el
director a la última pieza, en la cual Inoo tocaba el piano, todos tomaron nota
y la practicaron unas cuantas veces solo para dominar los cambios. Para Inoo
era fácil memorizar cualquier partitura, con solo mirarla un par de veces y
tocarla una ya estaba guardaba en su cerebro, todos lo llamaban un don, era
aplaudido y alabado, pero para él no significaba todo aquello, era más bien
parte de él, así había nacido, así había sido siempre, aún en contra de todo lo
que debía de ser, el había elegido la música, siempre fue así y ahora vivía de
ella, para él no había cosa más natural que eso.
-Estamos listos para la presentación de mañana, todos descansen, relajen su
mente y no pierdan la concentración, es todo por hoy-
Todos aplaudieron al unísono, sonrieron, se podía sentir ese nerviosismo en
el ambiente, pero también esa emoción puesto que cada uno de los que estaban
ahí, incluyendo a Inoo, compartían el mismo sentimiento, el mismo amor por la
música.
Sabía que al salir lo estarían esperando Chinen y Yamada, aquello le subió
aún más el ánimo, de algún modo se alegraba de no encontrarse solo ahí.
Justo atravesó las puertas de cristal y pudo observar una vez más aquel
auto negro, estacionado discretamente frente al auditorio. Si algo podía
arruinar su buen humor y hacerlo enojar era algo como eso, estaba harto de
sentirse vigilado a cada segundo de su vida, quería ponerle fin, deshacerse de
esos tipos, pero no había forma de hacerlo.
-¿Qué miras?-
Le preguntó la peculiar voz de Chinen, de inmediato desvió la mirada y
fingió su mejor sonrisa despreocupada, después de todo sus amigos no
necesitaban saber que era seguido y acosado por esos tipos.
-Nada, solo me quedé pensando en algo, ¿Quieren ir a algún lado?-
Yamada habló de inmediato, casi gritando lleno de energía.
-¡A la playa!-
-¿Eh?-
Inoo estaba sorprendido, no había pensado que podían ir a la playa, pero
tomando en cuenta de que se encontraban en Osaka y la playa estaba demasiado
cerca, resultaría un desperdicio de tiempo no ir a la playa estando ya tan
cerca.
-De acuerdo, vamos a la playa-
Como si Inoo fuese el líder de la pandilla entre ellos tres, los otros dos
sonrieron y comenzaron a seguirlo.
Arena suave bajó sus pies desnudos, dejó a un lado sus zapatos y tomó
asiento, observando con cierta nostalgia la puesta del sol mientras que Yamada
y Chinen se correteaban a la orilla del mar, lanzándose agua de vez en cuando,
en verdad se estaban divirtiendo y aquello parecía estar bien.
Un suspiro pesado y lleno de amargura salió desde lo más profundo de su
pecho, odiaba esa sensación, pero se encontraba a mitad de esa lucha tan
desesperante, necesitaba olvidar y encontrar algo en lo que mantener su mente
ocupada, alejada por completo de los recuerdos, de la nostalgia y del dolor.
-¿Qué haces ahí? ¡Ven!-
Le gritó Chinen, con esa radiante sonrisa iluminada por los últimos rayos
del sol, era tan agradable tener a un amigo siempre a tu lado, y es que el
pequeño Chinen siempre había estado ahí, lo conocía tanto, lo ayudaba, lo
apoyaba, era una especie de amor fraternal, al menos así lo sentía y agradecía,
sabía bien que si el no hubiese estado ahí cuando más destrozado se sintió en
estos momentos él también estuviese muerto.
-Junto con esa persona…-
Murmuró para si, levantó la vista y le sonrió a Chinen al mismo tiempo que
se ponía de pie.
-¡Un poco de diversión no va a matarte!-
Le gritó Yamada, y tenía razón, por ahora lo único que podía matarlo eran
sus propios recuerdos, y ya era momento de hacerlos a un lado por muy doloroso
que llegase a resultar, necesitaba mirar al mundo con nuevos ojos y con nuevas
ilusiones, si quería seguir vivo necesitaba hacerlo, así que llenando sus
pulmones de aquella cálida brisa marina, corrió hacia donde sus amigos se
encontraba y comenzó a mojarlos dando patadas al agua, lo que no tardó en
convertirse en un divertido juego que no tenía meta, solo divertirse.
Era momento de vivir, y así lo haría.
---
Y al fin el capitulo 2 está aquí!!
Espero que haya sido de su agrado y que poco a poco se interesen por este fic ^^ Una disculpa por publicar hasta ahora, tuve días complicados, exámenes, tareas, algo de vida social xD , en fin, todo se juntó!
Aún así sigo pendiente de mis fics para no fallarles con los capítulos nuevos :D
Gracias por lo que me comentan, aunque sean poquitas no importa ^^ y también gracias por su mensajes, publicaciones y comentarios en la pagina de FB, en verdad me hacen muy feliz!!
1 comentario:
Entrelazado ;w entiendo mucho a yuto!! shdgasgdkasgd no se pero me hice ilusiones de que quería decirle algo a keito no se... xDD (creo que saben de lo que trato de decir lol) bueno ~
no falta mi YamaChii *O* aaawwh!! parejita ya siento los celos de iniito u -u pero mas caps no me quitaran las ansias ;ww asgjdkjasgdg y no te preocupes ayaa xD que eso siempre pasa como estudiante (creo si estas de floja ) okno hahahaha bueno
¡¡nos leemos pronto!! :D
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