sábado, 16 de noviembre de 2013

Heart by Heart [Cap. 3]

Capitulo 3
Sanando y luchando

Terminó de cenar y subió a su habitación, Keito iba detrás de él como siempre, esta vez aquello no le molestó debido a que tenía asuntos importantes que hablar con él, necesitaban hablar de cómo saldrían de ahí.
-Terminaron tus doce horas de plazo y espero que tengas una buena idea-
Yuto tomó asiento detrás de su pequeño escritorio y le hizo a Keito la seña de que podía tomar asiento frente a él.
-Hay una forma, pero no deja de ser arriesgado-
-Sé que sería arriesgado desde el momento en que se me ocurrió-
Dijo Yuto con una sonrisa dibujada en el rostro, lo cual le indicó a Keito que podía continuar.
-Como sabrá, la servidumbre solo sale una vez por semana y se turnan para hacerlo, todos están contados y registrados, yo soy el único que no tiene autorización de salir puesto que debo estar a su servicio las veinticuatro horas sin falta-
Explico Keito, tratando de no sonar nervioso.
-¿Entonces?-
-Bueno, solo hay una forma de salir por la puerta sin ser notados-
Yuto recargo ambos codos sobre la mesa y se acercó más. Sentía que venía algo interesante de escuchar y estaba ansioso por saberlo.
-¿Es ahora cuando propones que nos disfracemos como si fuésemos un empleado más?-
Keito se quedó callado un segundo.
-No va a ser fácil, no es solo ponerse la ropa, también es necesaria una identificación la cual tiene registrada la huella dactilar de cada empleado, llevan un registro detallado-
Yuto se recargó por completo en el respaldo de la silla, meditando, dándole vueltas a lo que Keito acababa de decirle, resultaba muy extraño que fueran tan meticulosos con la seguridad. ¿Por qué?
-Bueno, esta claro que la solución no es pasar como parte de la servidumbre-
Keito tragó saliva, frotó sus manos en el pantalón para eliminar el sudor que estas provocaban, entonces dijo.
-Yo puedo… entrar en el sistema…-
La sorpresa se reflejó en el rostro de Yuto, no se esperaba escuchar algo semejante.
-¿Puedes? ¿Cómo? ¿Cómo es que un simple mayordomo puede…?-
Pero la respuesta llego con tan solo mirar a Keito, era evidente que no era un simple mayordomo.
-¿Qué eres en realidad?-
-Era, ahora si soy un simple mayordomo-
Dijo con una sonrisa en el rostro, la cual mostraba pequeños rastros de nostalgia.
-Supongo que no me lo dirás, entonces no perderé el tiempo en preguntar-
Keito no dijo nada, así que Yuto prosiguió.
-Haz lo que necesites hacer, si en algo puedo ayudarte, no se… lo que sea, solo dilo-
-Soy yo quien lo va a ayudar a usted, no tienen porque invertirse los papeles ahora-
Yuto lo miró con cierta intriga, pero algo le decía que podía confiar en él.
-Esta bien, entonces hazlo-
Keito se levantó de su asiento y se reverencio.
-Aún no estoy muy seguro si es una buena idea… podría perder más que mi empleo-
-Descuida, no haré nada estúpido que amerite que pierdas tu empleo-
Por primera ocasión, Yuto fue capaz de ver la sonrisa en el rostro de Keito, fue entonces que este habló con seguridad.
-Voy a necesitar su huella dactilar para infiltrar los datos al sistema, solo así logrará salir-
Yuto pareció interesado.
-Bien. ¿Cómo-
Justo en ese momento Keito se acercó a él, tomó su mano con delicadeza y del bolsillo sacó un cojín con tinta negra, presionó con cuidado el dedo índice de la mano izquierda de su amo para después dejarla grabada en una especie de credencial.
-Listo, esto será más que suficiente-
-¿De dónde sacaste eso? ¿Qué es?-
Preguntó intrigado mientras limpiaba su dedo con un pañuelo que el mismo Keito le había entregado.
-Este es el material que usan para las credenciales de los trabajadores, en estas se registran los datos del empleado y es lo que les permite la salida, entre otras cosas, teniendo esto ya puedo hacer todo lo demás-
Yuto no dejaba de mirar asombrado a Keito, no se imaginaba que resultara ser tan inteligente y astuto.
-¿Entonces si será necesario el disfraz?-
Preguntó con cierta diversión.
-Bueno, supongo que una huida no esta completa sin un disfraz, pero de eso también puedo encargarme-
Quería preguntar más detalles, deseaba saber todo lo que Keito tenía planeado ahora, pero pensó que sería bueno descubrirlo poco a poco conforme las cosas se dieran.
-Por ahora solo debe esperar a mis indicaciones, no conozco el sistema de seguridad de aquí por lo que tendré que estudiarlo un poco-
-De acuerdo, tomate el tiempo que necesites pero que no sea demasiado-
Le advirtió Yuto.
-Mientras yo cumplo mi parte, será mejor que usted vaya a dormir ahora, ya que debe cumplir con sus clases del día de mañana y necesita estar en su mejor condición, tengo una agenda repleta de obligaciones así que deberá estar listo a primera hora-
Yuto frunció un poco el ceño ante las indicaciones de Keito, sin embargo un trato era un trato y ahora que su sirviente parecía estar cumpliendo la parte de su trato, él debía hacer lo mismo.
-De acuerdo, me iré a dormir ahora-
Fue así como Keito se reverenció, se acercó a la puerta y antes de marcharse dijo con su tono habitual de voz.
-Buenas noches, amo-
Odiaba esa palabra, lo enfermaba, pero aquella vez no provocó tantos estragos en él como en anteriores ocasiones, lo que más ocupaba su mente en esos momentos era la noticia de que pronto sería capaz de salir,

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Regresó a Tokio sin contratiempos, estaba cansado pero no lo suficiente para no notar que aquel auto no estaba frente al edificio donde vivía, aquello era extraño.
-¿Acaso se habrán rendido al fin?-
Se pregunto mientras inevitablemente sonreía y entraba, presionando el botón del elevador.
Cuando estuvo dentro de su departamento, dejó su pequeña maleta a un lado, se dirigió a la cocina y abrió el refrigerador, el cual se encontraba vacío a excepción de una botella de vino y un par de botellas de agua.
-Tan vació como yo-
Sin más remedio, cerró el refrigerador, pero antes de rendirse recordó que en la alacena tenía guardadas un par de sopas instantáneas.
-Ya que no hay otra cosa, esto es mejor que nada-
Así pues, calentó un poco de agua y espero a que su comida estuviese lista. Mientras esperaba, se sentó sobre la cama y dejó salir un suspiro tan pesado que incluso dolió un poco.
-¿Qué voy a hacer ahora? Cada día es más difícil intentar sobrevivir… a veces la música no es suficiente, y sin embargo es lo único que me queda… lo único-
Era cierto, después de lo sucedido su único refugio de aquella cruel realidad era la música que podía tocar, crear, imaginar y plasmar, no había nada más, y sin embargo aún se sentía tan vacío. Olvidar no era nada fácil, más aún cuando las circunstancias no te dejan otra alternativa.
Al levantarse miró de reojo su calendario de escritorio, el cual se la pasaba por todos los muebles menos en el escritorio, esta vez estaba en su mesita de noche. Lo tomó y observó fijamente.
-Otro año… que rápido-
Así es, el único día marcado en ese mes no le traía los más gratos recuerdos, después de todo era el día en que lo había perdido todo, aquello que más amaba se había ido para siempre en un día como aquel.
-Es mañana… pero ni siquiera tengo un lugar al cual llevarte flores…-
Dejó el calendario de nuevo en su lugar, se levantó y recordó la vieja foto que había encontrado, la cual ahora estaba en su agenda de bolsillo. Tomó aquella libreta y buscó aquel preciado recuerdo, el único táctil que le quedaba. Hace tanto que no veía aquel hermoso rostro, aquella radiante sonrisa.
Sus piernas perdieron la poca fuerza que le quedaba y se dejó caer al suelo de golpe, la tortura era demasiado para soportarla más, cuando creía que al fin lo había superado, que podía continuar con su vida con normalidad aparecía cada detalle, cada momento, todo guardado perfectamente en su mente.
-Incluso el día de tu muerte…-
Las ardientes y dolorosas lagrimas comenzaron a surcar su rostro, podía sentirlas y aún así era incapaz de limpiarlas, no podía moverse, su mirada no podía apartarse de aquella vieja fotografía.
-Regresa… por favor regresa…-
Cuanto más sumergido estaba en su desesperación, el timbre sonó. No quería moverse, no quería que nadie lo viera en ese estado tan deprimente, pero al parecer la persona que tocaba era insistente y no se iría tan fácilmente.
Con un pesado suspiro se levantó, con la manga de su camisa limpió las lágrimas y guardó aquella foto en su bolsillo del pantalón. Sin preguntar quién tocaba simplemente abrió la puerta, de alguna forma conocía esa manera insistente de tocar el timbre.
-¿Qué tanto haces que tardas tanto en abrir?-
-Nada, estaba en el baño. ¿Qué haces aquí si acabamos de despedirnos?-
Aquel ser de nombre Chinen Yuri entró sin más, se quitó los zapatos y dejó las bolsas de compra que llevaba sobre la mesa del comedor.
-Supuse que comerías ramen de nuevo, nunca me equivoco-
Bufó el menor mientras observaba el ramen que Inoo había dejado en la estufa.
-No tiene nada de malo, me gusta-
-Bueno, igual ya está batido así que no lo comerás de todas formas-
Dijo Chinen mientras hacía a un lado aquella olla y apagaba la estufa, acto seguido comenzó a guardar varías cosas en el refrigerador, como verduras, carne y unas botellas que al parecer eran sazonadores.
-No tenías porque comprar todo esto-
Chinen salió de la cocina y se detuvo justo frente a Inoo.
-¿Estabas llorando de nuevo verdad?-
Los ojos de Inoo se abrieron sorprendidos mientras el menor lo miraba de forma acusadora.
-Sé que día es mañana, por eso estoy aquí. Te haré compañía para que no pienses en cosas estúpidas-
Dicho esto Chinen volvió a la cocina y comenzó a preparar algo que Inoo no logró saber. Se sentó en una silla del comedor y suspiró.
-De nuevo te estoy causando problemas, lo siento mucho. Pero estaré bien, lo he estado todo este tiempo así que no tienes porque preocuparte más por mi-
Chinen no le dijo nada, simplemente continuó cocinando y de alguna forma Inoo comprendió el significado de aquello, conocía bien esa parte del menor. Cuando no decía nada significaba que no importaba lo que le dijera, no iba a cambiar de opinión y que todo lo demás sería inútil.
-Dices que te esforzarás en olvidarlo, en seguir adelante y continuar con tu vida, pero yo no veo que te esfuerces ni un poco-
La voz de Chinen era fría, más de lo habitual cuando lo regañaba. Inoo se quedó en silencio, solo mirando fijamente al suelo mientras escuchaba como Chinen continuaba cocinando.
Minutos más tarde el menor puso un regocijante plato de fideos con verduras frente a el.
-Come antes de que se enfríe-
Inoo sonrió, tomó los palillos y agradeció por los alimentos. Justo antes de comenzar se sorprendió al ver que Chinen también tenía un plato frente a él.
-Esto si que es raro-
Comentó mientras sonreía antes de introducir una gran cantidad de fideos en su boca.
-No pasa nada si como un poco de esto, no digas que es raro que me veas comer, hoy estoy haciendo un gran esfuerzo y solo por ti-
Inoo miró a Chinen unos instantes y continuó comiendo, sentía claramente que el menor estaba molesto, tenía que disculparse, pero lo haría después de comer.

Cuando terminaron de lavar los platos y de limpiar la mesa, Inoo se acercó a Chinen y apoyó ambas manos en sus delgados hombros, mirándolo fijamente a los ojos.
-Antes has dicho que no me esforzado ni un poco para salir adelante y superar todo esto y, tienes toda la razón-
La voz de Inoo sonaba un poco quebrada, Chinen lo observó fijamente esperando escuchar más.
-Siempre has llegado en el mejor momento, tienes una especie de sensor o yo que sé, pero siempre has estado aquí en el momento indicado. Tu me conociste cuando estuve con él, tu fuiste testigo de aquella felicidad que con nadie más era capaz de compartir, tu estuviste ese día en que lo perdí todo y has evitado que cometa estupideces. Eres la clase de amigo que no merezco, pero te estoy profundamente agradecido por todo lo que me has dado, porque eres lo único que me queda y no quiero que te sientas molesto conmigo por mi falta de motivación para seguir adelante. Te prometo, en verdad, que voy a salir de esto, el tiempo sigue su curso y… él no va a regresar… no puedo seguir aferrado al recuerdo de una persona que ha muerto… voy a esforzarme de todas las formas posibles-
Chinen sonrió al mismo tiempo que bajó la mirada, delicadamente tocó el pecho de Inoo con su mano y lo empujó suavemente para alejarlo.
-Sabes bien el porqué siempre he estado ahí y lo estaré-
Ambos se miraron fijamente, el silencio los envolvió. Inoo fue incapaz de cambiar el tema, era como estar atado de manos, era algo que siempre trataba de ignorar al estar junto a él.
-Bueno, ya te alimenté así que puedo volver a casa, seguramente Ryosuke está esperando mi llamada y no quiero preocuparlo, te veré luego-
Sin más, Chinen se marchó, dejando un silencio sepulcral de nuevo, además de un extraño vacío en su interior.

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Dos días completos transcurrieron, Keito se infiltró en el sistema, falsifico un par de identidades y se las ingenio para engañar al sistema de vigilancia. Ahora el problema consistía en cubrir la ausencia del joven Nakajima.
Miró su reloj, ya era hora de ir a despertar a su joven amo. Frotó sus cansados ojos, los cuales ya eran acompañados por un par de sombras bien pronunciadas. Acomodó bien su corbata antes de salir y emprendió el camino.
-Buenos días, amo-
Lo saludo enseguida tras atravesar la puerta.
-Buenos días-
Lo saludó Yuto con un ligero fastidio.
-Tengo excelentes noticias para usted-
Dijo Keito ignorando la mala cara de su joven amo.
-¿Mas lecciones de francés?-
-No exactamente, además hoy le toca repasar su inglés-
Yuto frunció el ceño y miró a Keito con furia, sin embargo no le dijo nada.
-¿Cuáles son tus excelentes noticias?-
Preguntó Nakajima mientras se acomodaba el sencillo suéter tejido color gris que una sirvienta le había elegido.
-Ese color le va bien-
Lo alago Keito con una sonrisa satisfactoria.
-No creo que hayas venido solo a decirme lo bien que me queda todo lo que la servidumbre elige para mi, así que di de una vez lo que tengas que decir, asegúrate de que sea en verdad importante-
Keito sonrió una vez más y se acercó a su amo, diciéndole muy cerca del oído.
-Ya casi está todo listo amo, solo falta un detalle-
En ese instante el corazón de Yuto dio un vuelco de felicidad, esa si que era una gran noticia, de pronto se sintió un poco arrepentido por haberle hablado de esa forma a Keito.
-¿De verdad? ¿Lo dices en serio? Tan solo han pasado dos días, creí que te tomaría más tiempo-
-Usted ha depositado toda su confianza en mi, así que me aseguro de cumplir lo antes posible-
Yuto sonrió ampliamente.
-¿Qué es lo que hace falta?-
-Idear la manera de que no se den cuenta de su ausencia-
-¿Y cómo lo hacemos?-
Preguntó con insistencia, estaba desesperado, quería salir cuanto antes de aquella casa y los obstáculos no dejaban de aparecer.
-Me he dado cuenta que el alcance de la vigilancia tiene un limite, ese se encuentra en el área donde suele ir a cabalgar, como sabrá cuenta con un amplio terreno para cabalgar sin preocupaciones, kilómetros y kilómetros, sin embargo la única vigilancia que hay ahí es la del limite-
Yuto trataba de procesar lo que Keito exponía, llegando rápidamente a una conclusión.
-¿Quieres mentir diciendo que me iré a cabalgar? Eso solo nos dará unas cuantas horas-
-Es lo único que puedo conseguirle fuera de esta mansión, amo-
Keito parecía angustiado, sabía bien que no era lo que su joven amo esperaba pero era todo lo que podía hacer.
Yuto lo meditó, normalmente solía ir a cabalgar casi toda la tarde y volvía para la cena, todo el mundo lo sabía y no lo cuestionaban, viéndolo por ese lado sería sencillo cubrirse así.
-Bien, supongo que has hecho todo lo que pudiste. Te felicito, no me has decepcionado-
Sonrió satisfecho a un Keito que parecía desbordarse de angustia en cualquier instante.
-Pues entonces eso es todo lo pendiente amo, el resto esta listo-
-¿Eso quiere decir que podemos salir hoy mismo?-
Keito negó rápidamente con la cabeza.
-El día de hoy ya lo tiene ocupado con diferentes actividades, sin embargo me las he ingeniado para dejarle toda la tarde libre el día de mañana, por ello el día de hoy tendrá más ocupaciones de las rutinarias-
El mayordomo esperaba un grito de desaprobación, una queja, algo. Pero no escuchó nada de eso, al contrario, con lo que se topó fue con una radiante y enorme sonrisa proveniente de su joven amo.
-Keito, ¡Muchas gracias!-
Sus ojos brillaban llenos de ilusión, deseo y felicidad. Esas emociones fueron tan evidentes para Okamoto que no pudo evitar el sentirse de igual manera.
-¿En serio no me contarás que eras antes de ser un mayordomo?-
Preguntó Yuto con interés, sin embargo Keito desvió la mirada.
-Yo no era una persona admirable ni tampoco interesante, dejé lo que hacía debido a que algo salió mal y le hice daño a alguien… eso es todo-
Vaya semejante secreto, parecía algo importante y doloroso para Okamoto, por lo que Yuto no pudo evitar el compadecerlo un poco. Sin embargo también lo envidiaba, al menos recordaba su pasado, por muy doloroso que este pudiera ser estaba consiente de que tenía una vida detrás de lo que ahora era.
-Parece algo delicado así que no voy a preguntarte de nuevo, si algún día quieres soltarlo puedes agendar una platica amena conmigo, después de todo tu llevas el control de eso-
Yuto le sonrió despreocupado y el sentimiento fue fácil de recibir para Okamoto, su joven amo era más considerado de lo que aparentaba.
-Usted parece cargar una pena más grande que la mía, amo-
Tras escuchar aquello, miró de reojo a Okamoto y dejó escapar un pesado suspiro lleno de melancolía, la cual se acumulaba día tras día y a cada momento dolía más en su pecho.
-Más que una pena, me parece un castigo. Al menos tu tienes un pasado el cual recordar, en cambio yo lo desconozco, absolutamente todo. No importa cuanta comida elegante coma en ese gran comedor, jamás seré capaz de asegurar cual es mi platillo favorito o si ya lo he comido antes, lo mismo pasa con la ropa, colores, música, libros, en fin, la lista es demasiado larga-
Mirar la sonrisa fingida de su amo le provocó una punzada en el estomago, no quería verlo así más, por eso había decidido ayudarlo, por eso se estaba esforzando, de alguna manera sentía que si lograba sacarlo de ahí y hacerlo recordar podría resarcir el daño que había causado a otros en el pasado, aunque Nakajima no tuviese nada que ver.
-Usted va a salir de aquí, ya lo verá-
Keito se reverencio, después se alejó lentamente hasta dejar a su amo completamente solo, en aquella habitación que seguía sin ser suya, en una mansión que lo asfixiaba pero sin matarlo.
-Sería mejor morir que continuar viviendo en este lugar, si no logro saber quien soy en realidad entonces buscaré la manera de terminar con esta maldita tortura-
Se dijo en voz baja mientras cerraba con fuerza su puño izquierdo, tragó saliva con dificultad y sin más trató de relajarse, justo ahora solo tenía que salir a desayunar y continuar con esa rutina impuesta en una vida que a cada segundo no le parecía la suya.
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Las flores que había comprado comenzaban a marchitarse, había elegido un florero de cristal muy sencillo pero que le pareció adecuado. Lo colocó en su escritorio y junto a él estaba aquella vieja foto.
-Ya no voy a llorar más por ti, solo te dejaré aquí con estas flores y voy a continuar mis días con normalidad. Espero que donde quiera que te encuentres me estés observando y estés de acuerdo con esta decisión, supongo que tu también odias verme en este estado ¿Cierto?-
Sonrió melancólicamente, sabía bien que no habría respuesta alguna así que al terminar solo se puso de pie, corrió bien las cortinas y tomó su abrigo, era el momento de afrontar a la vida una vez más, esta vez sin dolor, sin miedo, sin recuerdos.

Sus pasos lo llevaron a un pequeño café, no lo había visto antes por lo que imaginó que debía ser nuevo. Al entrar fue recibido por un cálido y relajante aroma a café americano. Miró a su alrededor y todas las mesas se encontraban ocupadas, por lo que no tuvo más alternativa que ir a la barra, ahí fue recibido y atendido por un joven alto, delgado, de tez ligeramente morena y sonrisa muy graciosa. En su gafete pudo leer “Yaotome”.
-Bienvenido señor, ¿Desea ordenar?-
Inoo sonrió al escuchar la palabra “señor”, no era que fuera tan mayor aunque seguramente su deplorable rostro demostraba todo lo contrario, aún así no le pareció muy adecuado pero el solo pensar en corregir a aquel joven de nombre Yaotome le pareció absurdo, así que no lo hizo.
-Quiero un panini español y un americano doble-
Ordenó Inoo tras haber analizado rápidamente la pizarra del menú.
-Muy bien, enseguida lo tendrá listo-
Aquel chico le sonrió y se alejó rumbo a la maquina de café. Mientras esperaba su teléfono móvil comenzó a sonar, al responder se encontró con la voz de su manager.
-Inoo-san, buenos días-
-Buenos días-
Saludo de vuelta.
-Siento llamarle repentinamente, pero me acaban de informar que usted debe asistir al concierto de caridad que se ofrecerá esta tarde-
-¿Esta tarde? ¿Qué concierto de caridad?-
Preguntó confundido, en el tiempo que llevaba en esa compañía disquera jamás le habían mencionado algo semejante.
-Es que normalmente ya hay una lista determinada de músicos pero el jefe decidió darle un giro drástico y dice que quiere su participación-
Inoo suspiró, odiaba que las cosas salieran así de repente, sin embargo era trabajo y no tenía nada más que hacer.
-¿A que hora es?-
-¿Eso quiere decir que esta de acuerdo?-
Preguntó su manager con exagerada emoción.
-Si-
Respondió un tanto seco.
-Pasaré por usted a medio día, el concierto será a las cuatro-
-Bien, entonces te esperaré-
Al colgar se sorprendió al ver que el chico llamado Yaotome lo observaba fijamente, como si lo analizara.
-Aquí esta su desayuno, señor-
De alguna forma pareció enfatizar la palabra “señor”, lo cual molestó un poco a Inoo.
-Me parece que tenemos mas o menos la misma edad, no deberías llamarme señor-
Dijo Inoo un poco malhumorado.
-¿Ah si? ¿Entonces como debo llamarlo? ¿Señorito? ¿Joven? ¿Alteza?-
Yaotome parecía divertirse con sus propios comentarios, sin embargo Inoo solo pudo mirarlo con cierto resentimiento.
-Disculpa mi rudeza, solo quería bromear un poco contigo, pareces algo destrozado-
Dijo señalando las evidentes ojeras en su rostro, ante lo cual Inoo no pudo evitar avergonzarse.
-¿Y que ganas con bromear conmigo? No me conoces-
-Bueno, creo que no perdía nada con intentar hacerte sonreír, pero si te molesta puedo dejarte tranquilo-
Yaotome estuvo por dar media vuelta cuando Inoo habló de pronto.
-No hay problema, solo que me cuesta sonreír un poco, no es culpa tuya, gracias por el intento-
-Bien, si necesitas algo puedes llamarme, estaré sirviendo unos cuantos cafés-
El chico le sonrió y volvió a su trabajo, en ese momento Inoo pensó que sería agradable visitar el lugar más seguido, le inspiraba cierta confianza y paz que de seguro necesitaba desesperadamente.

Después del desayuno, que resultó ser mejor de lo que esperaba, pago la cuenta y regresó a su departamento. Al estar ahí comenzó a buscar sus partituras y alistó lo que pensó que podría necesitar para el concierto de caridad.
Estaba emocionado como de costumbre, siempre el hecho de poder tocar el piano frente a la gente le causaba ilusión. Miró su reloj, faltaba hora y media para que su manager llegase por lo que tomó el teléfono y le envió un mensaje de texto a Chinen, el cual decía:
“Tendré un concierto de caridad esta tarde, acaban de avisarme por lo que no debes reclamarme.
No sé en donde será pero en cuanto me entere te enviaré los detalles.
Espero que tengas un buen día, yo estoy dando lo mejor de mi.”
Debajo del texto adjunto una fotografía que le había tomado a una de las flores que estaban sobre su escritorio. Presionó el botón de enviar y sonrió.
Antes de ponerse a limpiar un poco miró aquella fotografía.
-Creo que puede ser malo que deje esto aquí, no sé si aquellos sujetos aún entran a mi departamento, de igual forma mejor la guardo-
Fue así como volvió a guardar aquella fotografía en su agenda, la cual dejó sobre el escritorio junto a las flores.

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Recibir un mensaje tan temprano solo podía significar trabajo, por lo que tardó un poco en hacer caso del aviso de su teléfono móvil.
-¿Qué harás hoy?-
Le preguntó aquella voz adormilada perteneciente al chico que había pasado la noche a su lado.
-Tengo ensayo para el musical, ya te lo había dicho-
-¿Saldrás temprano?-
-A la hora de siempre. ¿Y tú?-
-Como mañana me iré a Londres hoy solo debo asegurarme de preparar bien mi equipaje-
Chinen se sorprendió y lo miró alarmado.
-¿Te vas mañana?-
Yamada le sonrió y se levantó lentamente, dejando al descubierto su desnudo torso.
-Así es, regresaré en dos semanas. ¿Estarás bien sin mi?-
-Bueno, justo en dos semanas es la presentación del musical, más te vale llegar a tiempo-
-Siempre llego a tiempo-
Chinen observó la inocente sonrisa de Yamada, pudo sentir como este se acercaba lentamente a él hasta acariciarle el rostro con extrema suavidad, solo para depositarle un tierno beso en los labios.
-Pasaré por ti al teatro, ¿Quieres algo especial para la cena?-
-¿Vas a invitarme a un lugar caro?-
Preguntó Chinen con una sonrisa traviesa.
-Con lo poco que comes, no me preocupa invitarte a donde sea-
Se miraron como un par de cómplices y se besaron lentamente. De pronto el teléfono de Chinen comenzó a sonar por lo que el momento fue interrumpido.
-Guardaré el resto para más tarde-
Bromeó Yamada mientras dejaba que su novio atendiera a la llamada entrante.
-Tengo que alistarme para el ensayo de hoy, ¿Te importaría desayunar solo?-
-Ya estoy acostumbrado, aún no soy merecedor de tus delicias culinarias-
Dijo Yamada mientras se vestía y tomaba sus cosas para partir.
-Te veo en la noche-
Se despidió con una sonrisa y un suspiró oculto, Chinen lo observó y tras encapsularse un poco en sus pensamientos decidió apresurarse antes de que se le hiciera más tarde.
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-¿Hikaru?-
-No puede ser, ¿En serio me estas llamando?-
-Deja tus bromas, necesito tu ayuda para algo, es importante-
-¿Algo importante? Creí que habías dejado el negocio-
-Y lo hice, pero hay algo que tengo que hacer y no puedo hacerlo solo, por ahora no puedo contarte detalles, te enviaré una dirección y necesito que me esperes ahí, ¿Entendido?

Sin dejarlo responder, la llamada se cortó.

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Ultimamente este fic me fluye con más facilidad que el resto -.- ignoro la razón pero en fin, aprovecharé esta racha para avanzarlo lo más que se pueda, mientras encuentro el momento de continuar lo pendiente.
Espero y lo hayan disfrutado, aunque creo que es el fic que menos interés ha causado xD